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Ficha de Eobard A. Black Lestrange


Eobard Thawne
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Edito: Dejen el título del topic así por el momento

 

¡Hola! Vengo a realizar una modificación muy radical. Pido disculpas al mode que tenga que leer todo el discurso que puse (?) Primeramente, me gustaría que en el título del topic figuré el nombre de mi personaje, el cual quedará como Joseph R. Black Lestrange. Como también incluiré familia adoptiva, les dejo el registro y la bóveda. Bueno, sin más preámbulo, les dejo cómo quedaría la nueva ficha:

 

 

Datos personales

Nombre del personaje: Joseph Ryan Black Lestrange

 

Sexo: Masculino

 

Edad: 28 años (24 de Enero de 1990)

 

Nacionalidad: Estadounidense

 

Familias

  • Familia Black Lestrange
  • Familia Triviani
Padres sanguíneos: Mía Black Lestrange y Hivolt Palmer*

 

Padres adoptivos: -

 

Trabajo: Departamento de Cooperación Mágica Internacional. Empleado.

 

 

Poderes Mágicos

Rango Social: Unicornios de Bronce

 

Bando: Mortífago

 

Rango dentro del Bando: Base

 

Puntos de poder en objetos: 50

 

Hechizos adicionales: -

 

Puntos de poder en criaturas: 0

 

Criaturas controlables en asaltos y duelos: -

 

Habilidades mágicas: -

 

Conocimientos Especiales:

  • Artes Oscuras
  • Encantamientos
  • Pociones
Medallas:

 

T.I.M.O. (Título Indispensable de Magia Ordinaria): 2000 puntos

Título Obtenido: E.X.T.A.S.I.S. (Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas), "Magia Avanzada": 4000 puntos

 

Total de puntos de experiencia en medallas: 6000 puntos

 

 

Perfil del personaje

Raza: Humano

 

Aspecto físico

Mide en promedio 1.77 m, siendo una altura razonable para el país en el que se crió. Presenta una complexión semi atlética, esto debido a la práctica de la natación en sus tiempos libres. Su cabello, en su juventud de un tono paja, poco a poco fue oscureciéndose, hasta adoptar una tonalidad castaña oscura. Además, se caracteriza por ser quebradizo. Sus ojos son de un color grisáceo, como si no hubiese vida dentro de ellos. Unas definidas ojeras, alrededor de sus globos oculares, le dan un aspecto mayor del que en realidad ostenta. Los trajes y las gabardinas constituyen su vestimenta favorita, optando por usar colores grisáceos o oscuros. Por otro lado, en el ámbito casual, tiene un gusto adquirido por las playeras polo de manga larga y las botas de caza. Debido a problemas de visión, heredados, se ve forzado a portar lentes. El tatuaje de la Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo tiene un hechizo para evitar que sea visto por personas ajenas al bando, salvo que él decida mostrarlo.

 

Cualidades psicológicas

Tiene un pésimo temperamento, aunque en el fondo posea una paciencia infinita, sólo hace gala de ésta con personas de su entera confianza. Usualmente, emplea tonos sarcásticos, y tiende a ironizar con frecuencia al resto de las personas. Sumado a su pésimo sentido del humor, da la apariencia de no ser una persona precisamente agradable. No obstante, y gracias a las experiencias vividas en el pasado, ha aprendido a ser un poco más cauto. Ante la idea de tomar parte en una batalla o ayudar al círculo de personas que le importan, no rechazará el desafío.

 

Historia

Nació a principios del año 1990, en el seno de la acaudalada familia Palmer, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resulta de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Palmer. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Palmer, quien era un congresista del MACUSA con tendencias anti no-maj. Con su madre en camino a Inglaterra, y la aparente estabilidad en el mundo tras la caída del Señor Tenebroso, Hivolt optó por enviarlo a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando tuvo la edad suficiente.

La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elementales, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una no solicitada reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes.

 

Conociendo a Anna Loring

A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Anna Loring*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su tercer año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2003-2004. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Joseph siempre terminaba por transfigurar el objeto en cuestión en distintas cosas, excepto lo solicitado.

Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a relacionarse, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Palmer se atrevió a confesarle los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania.

Raymond fue el último en llegar, maldiciendo por lo bajo mientras se acercaba al lugar de reunión con su interés sentimental: El punto medio del puente Hohenzollern. Eran las siete de la tarde, pero aún se podía observar a uno que otro muggle en el paso peatonal.

 

Llegas tarde. saludó la chica con una sonrisa, despegándose del barandal para recibir al recién llegado.

 

Llevaba el cabello castaño recogido en una coleta, la cual reposaba sobre su hombro derecho. Lucía, además, un vestido de noche azul marino, a juego con sus ojos. Remataba, con unos tacones, que daban la apariencia de estar hechos de hielo, puesto que a la vista parecían de un material cristalino.

 

Sabes que el tiempo y yo nunca hemos sido los mejores amigos.

 

Joseph intentó relajar el ambiente, dejando escapar uno de sus comentarios más habituales en Ilvermorny. Vestía un traje gris Oxford, bajo el cual portaba una camisa azul cielo, y unos mocasines azabaches. Anna se tapó la boca con una mano, dejando escapar una risa nerviosa. Palmer, cuyos nervios lo traicionaban, decidió ser el primer en romper el hielo. Del bolsillo lateral del saco, sustrajó lo que parecían ser espigas de trigo.

 

Te traje un obsequio. comentó, deslizando los dedos de su mano izquierda sobre las espigas. De a poco, comenzaron a ensancharse, como si algo estuviese creciendo en su núcleo. Adquirieron una tonalidad verdosa, y del tallo comenzaron a emanar pequeños botones de flor, de un tono marrón. Agh, demonios. Sabes que nunca se me dio bien la transmutación de seres vivos. Confiaba en que se convirtieran en claveles.

 

Le entregó el fallido intento de flores a la Loring, haciendo una mueca de incomodidad en el proceso. La castaña tomó el ramo, profiriendo un suspiro como de ternura al hacerlo. Entonces, deslizó uno de sus dedos sobre la mejilla del muchacho. Él sintió un leve escalofrío, al notar que los dedos de Anna estaban helados. Aquel detalle siempre le había agradado de la muchacha.

 

De hecho, me preocupa un poco. Pero, confío en que al final de este ciclo sepas, al menos, realizar transformaciones orientadas a objetos.

 

Ambos sonrieron al pasar por el inesperado silencio. Después de año y medio siendo compañeros, y amigos, se habían acostumbrado a los enormes lapsos de estudio en la biblioteca, donde reinaba una incansable falta de sonidos. Se giraron hacia el río, apoyándose en el barandal. La vista del Rin era impresionante. Ahí fue donde Joseph aprovechó para sostener la mano de la joven.

 

Siempre quise venir a Alemania en esta época del año. El clima... es mucho mejor que el de Norteamérica. Aunque, tampoco me molesta el calor de tu mano. el castaño agradeció que la penumbra ocultara el rubor de su nariz al escuchar a Loring. Y, acabo de recordar. Mañana es tu cumpleaños.

 

Gracias por recordarme que envejeceré un año más. Pero, no, al punto. Te imaginarás que no te privé de la comodidad de tu hogar esta noche sólo para demostrar mis dotes en Transformaciones. continuó, contemplando la sonrisa de Anna. ¿Sabes? Siempre he creído, somos como fuego y hielo.

 

La referencia hacia el gusto de la joven por las bajas temperaturas no pasó desapercibido. Aunque sabía que no era como tal una mención hacia ello, sino que ambos, de cierta forma, se neutralizaban. La paciencia de una, la imprudencia del otro; el pésimo sentido del humor con la seriedad en momentos cruciales. Estaban conectados, a su manera.

 

Y, ¿cuál de los dos sería yo? inquirió, acercándose a Palmer, quien dirigió su atención a los orbes que le devolvían la mirada.

 

Podemos averiguarlo.

 

Expulsión de Ilvermorny

Entrados en términos de una relación sentimental que parecía tener tintes de prevalecer hasta el final de los tiempos, Joseph R. Palmer y Anna Loring se convirtieron en la noticia al arribar, semanas más tarde, al segundo trimestre de su quinto curso, ya como pareja. La suerte parecía favorecer a ambos, sobre todo al hijo de Hivolt.

Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Cait, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Raymond. Con todo, mantuvo su relación con la Loring, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso.

Ahora, su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones acaloradas con el profesor, el señor Frage*. Mientras que el pupilo proponía darle uso a las artes oscuras, verlas sólo como un punto distinto al de la magia convencional, el otro insistía en desecharlas, tachándolo incluso de seguidor de la oscuridad.

La tensión aumentó, al confrontar a una persona que no era de su total agrado. Bartholomew Garrick*, un joven mestizo, cuya familia era famosa en el noreste de Estados Unidos por la producción en masa de artículos de Quidditch profesional. Debido a que compartía la opinión del profesor Frage, a menudo se encontraba en desacuerdo con el Palmer, llegando incluso al punto de batirse en duelo con él a escondidas de los profesores.

Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Joseph había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando lo que parecían ser flechas elaboradas con magia oscura misma. Cuatro de ellas terminaron en la túnica del Garrick, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al blanco, razón por la cual la molestia del rival de Raymond no había cedido.

El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso.

 

Nueva Orleans y el encuentro con William Clayton

Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó los últimos dos años, en los que habría terminado sus estudios, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.

 

Llegó con bastantes horas de antelación, hospedándose en un hotel turístico que le ofrecía vista al lago Pontchartrain. Se deleitó con las luces citadinas, llegando a tener que admitir que los muggles no tenían mal gusto en algunas cosas. Una vez llegada la noche, decidió vestir un atuendo acorde a la ocasión: Mardi Gras.

Debido a que no era un experto en pasar desapercibido, su vestimenta consistió en una camisa de flores hawaianas, además de unos pantalones cortos caqui que le llegaban a media pierna. Sumado a esto, un par de tenis deportivos que emulaban la vestimenta playera de los habitantes.

 

En serio te ves increíble.

 

La chica había hecho un gran esfuerzo por pasar desapercibida con la ropa muggle. Enfundada en una blusa roja con diseños florales, y falda marrón, ofrecía un aspecto más natural que Joseph. Habían acordado reunirse en el bar del hotel. Ahí, compartían un whisky mucho menos fuerte que el elaborado por la comunidad mágica.

 

Usted no se queda atrás, señorito. comentó Anna Loring, esbozando una sonrisa burlona que pronto fue difuminada por un corto beso. Te verías menos raro en Hawaii, desde luego.

 

Tenía todo lo que deseaba en ese momento. Una vida relativamente normal, y un posible futuro con la chica. El momento era perfecto. Exceptuando por una persona, cuya ausencia habría causado que la suerte de Joseph tomara un rumbo distinto. De cabello crespo y castaño, fornido, vestimenta del clásico cowboy, el vampiro William Clayton* disfrutaba de una bebida sanguinolenta en el mismo sitio en el que la pareja se encontraba. Vio en la joven, una oportunidad de saciar al fin su sed de sangre, pues pretendía realizar un ritual que consistía en convertir a una humana de la forma más sanguinaria posible para acabar con su agonía.

 

Vaya, vaya...No es usual ver gente de su tipo en esta época del año. se acercó a la mesa del Palmer, haciendo que la pareja se sobresaltara. Descuiden, soy amigo. Mi nombre es Maxwell.

 

Mentía, y el joven se dio cuenta de ello. ¿Qué diablos quería? Imaginaba un sinfín de cosas, pero su intervención sólo podía implicar problemas. Tomó la mano de su novia instintivamente, dirigiendo una mirada inquisitiva al vampiro. Definitivamente, había algo en él que no le agradaba.

 

Perdone, no sabemos de qué habla. Ahora, si nos disculpa.

 

En parte, su salida estaba planeada. Tanto su acompañante como él, se levantaron y rápidamente abandonaron el lugar de esparcimiento. Iban tarde para la celebración de aquel día, y por ninguna razón querían perdérsela. William se limitó a levantar su copa en torno a la salida, con una media sonrisa impresa en sus labios.

 

Qué sujeto tan extraño, ¿no crees? inquirió Anna, horas más tarde, mientras disfrutaban de un espectáculo de luces. El muelle se encontraba medio vacío, así que tenían privacidad suficiente para realizar muestras de afecto. Opino que le falta un tornillo.

 

El chico emitió una risa con desdén, negando con la cabeza. Aquel sujeto, le había puesto los pelos de punta. Nada de lo que había visto hasta ese momento, ni sus incursiones en el uso de la magia oscura, lo habían consternado tanto como esa presencia. Miró a su acompañante, dándole un beso en la frente.

 

¿No es obvio? Le gustaste. Quería impresionarte.

 

Loring, consciente de la molestia de su novio, apretó su mano, situándose frente a él. A espaldas de la chica, bastantes fuegos artificiales hacían que el cielo fuera de tonalidades de azul, hasta algunas más exóticas como el rojo o el amarillo. Tiró de él, hasta que ella quedó recargada en el barandal.

 

Pero, tu eres mi pareja. Hay que intentar olvidarlo, disfrutar de estas vacaciones. Nos las merecemos. y, al ver que Joseph planeaba replicar, colocó el dedo índice izquierdo sobre los labios del joven. Te las mereces, créeme. Sé que algún día volverás a la escuela.

 

Y, así fue. Se dedicaron a olvidarse de todo aquello que les afligía, y disfrutaron de las celebraciones nocturnas. Entrados en ambiente, se marcharon a una de las orillas del Pontchartrain, sin saber que el vampiro les había seguido de cerca, decidido a un banquete final. Habían encendido una pequeña fogata a un par de metros de las olas, cuando notaron su presencia.

 

Vaya, vaya, ¿acampando a la luz de la luna?

 

Ambos se levantaron, con varitas en mano. El fuego iluminó las rudas facciones del vampiro, que parecía deleitarse con la reacción de ambos. Extendió los brazos, como invitando a los dos presentes frente a él a atacarle con su mejor hechizo. A la brevedad, se encogió de hombros, decidiendo atacar a Joseph primero.

 

* * *

¿Qué...Qué diablos? agitó los brazos, balbuceando, mientras recuperaba la visión. Oh, no...

 

Se levantó con algo de dificultad, sujetándose el costado derecho. El golpe le seguía resonando por todo el cuerpo, como si cada que se moviera, recibiera una descarga eléctrica. La fogata estaba apagada, y el cielo estrellado comenzaba a menguar. Definitivamente, aquel movimiento había sido preciso y letal.

 

Muy listo, pero veremos quién ríe al último.

 

Siguiendo las instrucciones en el pequeño pedazo de papel que había entre la arena, llegó al centro de operaciones del vampiro: un club nocturno llamado El Caballero Negro. Era una trampa, eso no iba a negarlo. Pero, en ese momento, sólo le importaba poner a salvo a su novia. Había una dupla masculina custodiando la entrada, pero lo dejaron pasar apenas detectaron su presencia.

 

Intermitentes luces neón lo deslumbraron apenas las puertas se cerraron. Había bailarines por todas partes, y a juzgar por los pasos, se trataba de no-maj. Ahí, en el centro, donde parecía provenir toda la música, estaba aquel sujeto que le estaba causando dolores de cabeza a un nivel cósmico.

 

Esto es una sorpresa, debo admitirlo, pero una buena. William se levantó del asiento que ocupaba, acomodándose el abrigo de piel marrón. A su lado, aparentemente dormida, estaba la prometida del Palmer. Quise hacerlo por las buenas, créeme. Pudieron haber cooperado.

 

Claro, cooperar con un desconocido que presenta un particular interés por mi chica, ¿cómo no se me había ocurrido?

 

Molesto, Joseph se cruzó de brazos, esperando una buena explicación para todo eso. Algunos de los clientes los miraban extraño, debido a que habían alcanzado tonos de voz perfectamente audibles. El vampiro rió, metiendo una mano en su bolsillo mientras se aproximaba al visitante.

 

Podemos hablar esto. Nadie tiene que salir herido.

 

Colocó una mano sobre el hombro del joven, como haciéndole saber que no se detendría para responder a su ataque, si decidía iniciar las hostilidades. Uno de los empleados se acercó, cargando a la durmiente para llevarla al espacio personal de William.

 

Muy bien, habla. Y más vale que tengas una buena razón para molestarnos. Ryan se volvió, dando la espalda al hall, aún atestado para ser casi las seis de la mañana. La oficina tenía un gran ventanal, desde el cual se podía ver prácticamente cada rincón de negocio.

 

El vampiro, quien se encontraba sentado, con los pies sobre el escritorio, profirió una ligera risa. Buen hombre de negocios, tenía que encontrar una forma de llegar a un acuerdo que le beneficiara ampliamente. Le echó un vistazo a Anna, que levitaba, aún bajo los efectos de cualquiera que fuera lo que la mantenía dormida.

 

Bien, comenzaremos por presentarnos, porque sí, soy hombre de palabra. Mi nombre es William Clayton, y soy lo que llamarías un vampiro.

 

Aquello tomó por sorpresa al joven norteamericano, quien esperaba que la confrontación comenzara en ese preciso instante. Desorientado, decidió ganar algo de tiempo; si iban a presentarse, al menos procuraría obtener toda la información para poder rastrear a Clayton apenas salieran de ahí.

 

Ah, eres uno de ellos, ¿eh? Bueno, mi nombre es Joseph Palmer. asintió a manera de saludo. Un simple turista que ha venido a pasar las vacaciones con su novia.

 

Directo a los negocios, ¡eso me agrada! Mira, lo pondré sencillo: Escuché de un ritual que permitirá mantener una dieta poco sanguinaria, pero requiere de una humana sana y joven, la cual convenientemente se encuentra aquí.

 

Se deleitó con la expresión de asco del Palmer, quien había metido la mano en los pantalones cortos para buscar su varita. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba al lado del castaño, observando la pista de baile desde su mirador personal. Joseph decidió dar un par de pasos hacia atrás.

 

Ella no se lo merece. De todas las personas que pudiste haber elegido...

 

William negó con la cabeza, torciendo sus labios hasta formar una tétrica sonrisa. Aquella situación era tan fácil para él; la dieta animal ya no lo satisfacía ni un poco, pero su consumo humano se basaba en la belleza de la persona en cuestión. Extendió ambos brazos, como intentando procesar algo muy complejo.

 

Tienes razón, pude haber elegido a alguien más. Sucede que, me parece una chica muy atractiva.

 

Fue la gota que colmó su vaso de paciencia. Si había algo que difícilmente toleraba, eran esas miradas sugestivas. Enarbolaba su varita, por lo que fue fácil concentrar ese creciente desagrado por la persona que tenía frente a él. Un rayo de tonalidad oscura fue emitido de la punta de su objeto mágico, impactando directamente en el pecho del vampiro.

 

Recibió una especie de descarga de adrenalina, en la cual alcanzó a ver como su acción, que sin duda había sido obra de magia oscura, causó que William quebrara el cristal, precipitándose hacia su asiento personal. Estaba decidido a acabar con aquello en ese momento, por lo que no dudó en saltar desde ese segundo piso, para poder confrontarlo.

 

Eres un tonto, Joseph Palmer. Pero, algún día, cobraré la deuda que acabas de contraer conmigo.

 

Apenas pudiendo levantarse, debido a la caída, el mago encaró a Clayton, quien apenas y lucía un débil hilo de sangre deslizándose de su labio. Los gritos y el desplazamiento de masas no se hicieron esperar, generando un total descontrol en todo el lugar. Apuntó su varita nuevamente al vampiro, esperando poder atacarlo con la misma magia. La molesta iluminación le impidió reaccionar al golpe en su mandíbula que le había propinado el dueño.

 

Como dije, soy un hombre de negocios. se inclinó para palparle la mejilla a su contrincante, quien se había desplomado debido al dolor.

 

Se escucharon varios crac en simultáneo a las afueras del club nocturno. Por las ventanas, ya entraban los primeros rayos de sol. Era la señal de que el vampiro debía huir. Dedicó una mirada triste al hueco que había dejado en su mirador antes de retirarse por la puerta trasera. Su aparente ritual tendría que esperar.

 

Por otra parte, Joseph intentó arrastrarse hacia los restos del asiento del sobrenatural, esperando poder desfallecerse ahí, pareciendo ridícula la idea de ser encontrado en una posición extraña. Las puertas se abrieron de par en par, y se escucharon pasos rápidos, que cada vez iban resonando con mayor intensidad en sus oídos. No alcanzó a distinguir mucho de aquellas figuras, pero sí captó una sola palabra, que sin duda significaba peligro.

 

MACUSA.

 

¿Black Lestrange?

 

Joseph Ryan Palmer, se le encuentra culpable de violar el Estatuto Internacional del Secreto. Al ser una falta grave a los acuerdos internacionales, deberá someterse al exilio de la comunidad mágica.

Sí sabes que te van a perseguir ahí a donde vayas, ¿cierto?

 

Hivolt se tapó la mano para toser. Acto seguido, le dedicó una sonrisa triste a su hijo, quien se encontraba al pie de su cama. En su hombro derecho, sostenía el asa de lo que parecía ser una pequeña mochila de supervivencia. Tras el juicio, en el que había condenado las acciones de su propia sangre, había caído en una terrible enfermedad aún no diagnosticada.

 

Cuento con ello, y lo sabes. Pero no podía irme sin despedirme de ti. respondió Joseph, tendiendo su mano derecha para estrechar la de su padre.

 

El apretón fue más emotivo de lo usual. No habían sido tan cercanos desde la expulsión del castaño, pero irónicamente, la afección hacía del congresista una persona más sensible con su único hijo. Notó que no era todo lo que tenía que decir, pues aún estaba reteniendo su mano.

 

Black Lestrange. Reino Unido. Es ahí donde debes ir.

 

Estás delirando. ¿Por qué habría de ir a ese territorio? No hay nada para mí...

 

Su padre levantó el dedo índice para pedirle silencio. Ryan se sintió ruborizado, pues aquel ademán, no lo había visto desde hacía varios años, cuando más pequeño solía interrumpir al Palmer cuando anunciaba algo durante las cenas familiares. Sacó un pequeño rollo de papel, atado con un listón azulado, el cual le ofreció al muchacho. Lo aceptó, con cara de poco entendimiento de la situación.

 

Hay cosas de las que nunca te conté, como tu verdadera familia. Búscala. Busca a Mía, ella te contará el resto.

 

Aquellas, fueron sus últimas palabras. Con la vista clavada en el techo, poco a poco fue cerrando los ojos, hasta adoptar una posición que hacía parecer que se encontraba durmiendo. La tensión de su mano en la de su hijo cesó, por lo que el último Palmer sabía que no había vuelta atrás. Salió de la habitación, guardando la información recibida en uno de los bolsillos de la mochila, y sin atreverse a observar el cuerpo.

 

Sé que pretendes irte, pero voy a tener que detenerte, aunque eso me cueste mi matrimonio.

 

A mitad de las escaleras de caracol que daban a la estancia, y a la entrada principal, se encontró con quien durante muchos años había pensado que era su madre. La pelirroja, considerablemente más joven que Hivolt, le impidió bajar otro escalón más. Se le veía sumamente molesta.

 

No vas a detenerme. Sabes a dónde tengo que ir. Mi padre se habría sentido defraudado de saber que impediste que su hijo tuviera la vida que merecía.

 

Parecía que había dicho las palabras justas, pues inmediatamente, la mirada de la mujer se había horrorizado. Se mordió un labio, como debatiéndose entre lo que debía hacer. Aquel día, una escolta de aurores del MACUSA irían a escoltarlo para su exilio, previo acuerdo establecido en su juicio.

 

Date prisa. Estarán aquí en cualquier momento. No vuelvas, bajo ninguna circunstancia.

 

Se hizo a un lado para que pasara. A Joseph le pareció un poco rudo irse de esa manera, por lo que se detuvo a los pocos pasos de la puerta. Escuchó los sollozos de la viuda, sabiendo que aquella era una decisión muy difícil para ella. No obstante, la vida como un Palmer ya no le correspondía a él. Abrió la puerta, deslizándose con una rapidez impresionante por el montículo donde se erigía la mansión.

 

La noticia de su escape no sorprendió al gobierno mágico norteamericano, quien giró una orden de aprehensión, y una recompensa a quien pudiera dar información de su paradero. Tuvo que colarse en el Boston muggle, donde adquirió algunas de sus costumbres básicas; al menos las suficiente para pasar como tal. Consiguió un pasaporte creíble, y finalmente se dirigió a la terminal aérea, el Logan International, cuyos transportes le parecían bastante toscos a comparación de las escobas o los trasladores.

 

Bastó un poco de persuasión, seguido de una gran cantidad de dinero nomaj bastante convincente, para poder comprar un boleto de avión en el último vuelo de aquella tarde. Los últimos días de Enero parecían plagados de tránsito entre los distintos países. Incluso ahí a donde planeaba comenzar la búsqueda de sus orígenes. Echó una última mirada a la ciudad antes de abordar aquel monstruo metálico con destino a Reino Unido.

 

 

Adoptando a una aprendiz

Por alguna razón, estaba disfrutando aquel paseo por la exposición de Criaturas Mágicas. Debía admitirlo, era muy diferente a la que estaba acostumbrado en Norteamérica. Y no sólo por los ejemplares mostrados, sino por el ambiente que emanaban las personas; más relajado.

 

Se había quedado buen rato observando la sección de los cangrejos de fuego, pues sus caparazones le atraían demasiado. Más de uno mataría por las joyas de dichos entes. Para su buena suerte, había dejado atrás su hábito de cazarrecompensas.

 

Una vida tranquila, al fin.

 

Habían pasado dos años desde su llegada al Reino Unido. Tras los horrores vividos en el 2009, la persecución por parte del MACUSA, y su enfrentamiento con William Clayton, lo que más añoraba era un ritmo de vida menos acelerado. A sus veintiún años, le sorprendía haber llegado a tal edad, siendo que los cazadores de su clase usualmente no vivían más allá de un año o dos de haberse iniciado en el negocio.

 

Un grito fue lo que le sacó de su ensimismamiento. La voz sonaba de mujer, y parecía preocupada. Prestó más atención a lo que sus oídos captaban, y descubrió que buscaba a su hija. Entre tanta gente, se habría extraviado. Consideró seguir en sus asuntos, pero hubo algo que le impidió hacerlo.

 

Dos sujetos de mala pinta. El clásico atuendo de sospechoso muggle, con boina oscura, lentes polarizados, y abrigos de piel. ¿De verdad el ser un malhechor está tan estereotipado en Inglaterra?. Los acompañaba una niña, la cual parecía no estar ahí por gusto. Algo no cuadraba. Y, como notaron que el castaño les observaba, emprendieron la marcha.

 

-Maldita sea, Palmer. Debes aprender a controlar tus instintos.

 

Se bebió el café que había comprado minutos antes. Su instinto de cazarrecompensas, activo de nuevo. Los alcanzó en un pequeño claro abandonado, lejos de la feria de Criaturas, que aquel año había tenido lugar en Nottinghamshire. El bosque de Sherwood era famoso gracias a cierto personaje de cuentos muggle llamado Robin Longstride.

 

-Si la sueltan, puede que vivan suficiente como para ser vendidos al mejor postor.

 

Recargado en uno de los troncos, observó a los dos pobres diablos. Mantenían a su rehén sujeta con cuerdas, lo suficientemente apretadas para que impidiera moverse. Parecía que intentaban desaparecerse a través del uso de un traslador. Se volvieron, observando a su perseguidor. Tres varitas surgieron de la mano de sus dueños.

 

Consciente de que intentarían matarlo, decidió hacer uso de una barrera de magia oscura. Formada de lo que aparentaba ser niebla gris, ahí impactaron los hechizos que los dos sujetos le habían lanzado. Utilizó el mismo escudo como arma, lanzándolo contra los dos rivales, en espera de reducir su campo de visión.

 

Acto seguido, le lanzó un encantamiento aturdidor al que tenía cerca, tomando su varita mientras el hombre caía. Con el otro, tuvo que ser un poco más rudo, puesto que le lanzaba maldiciones asesinas a diestra y siniestra, las cuales impactaban en los troncos cercanos. De milagro, no hirió a la rehén. Teniéndolo de espaldas, lo apresó con una cadena oscura, la cual surgió de la punta de su varita. Lo lanzó contra una de las copas de los árboles, sabiendo que el impacto sería suficiente para que se desmayase.

 

-Hey... ¿Estás bien?

 

Tras dispersar la niebla, se acercó a la cautiva jovencita, liberándola de sus ataduras al hacer un ligero movimiento de su varita. La guardó poco después, no queriendo hacerla sentir aún en peligro. Había algo en ella, que le recordaba a él, pero no sabía qué.

 

Sin esperar una respuesta de su parte, la tomó del hombro izquierdo, y ambos se desaparecieron, pasando a ser parte del relativo espacio-tiempo.

 

Época actual

La vida con Cyrsse como hija adoptiva le había sentado de una forma extraña. Admitía que no estaba listo para ser un padre, y mucho menos, un protector. Se había asegurado de entrenarla de todas las formas posibles, pues sabía que la naturaleza de su trabajo, aunque ya retirado, la ponía en riesgo tanto como a él.

 

Un último trabajo saltó a la vista. Para buena o mala suerte, tenía que ver con una pista que acercaba al castaño más a conocer a su verdadera familia, los Black Lestrange. Salió del apartamento que compartía con Cyr, prometiendo a la pequeña que regresaría. No obstante, eso jamás sucedió. Resultó ser una trampa para capturar al infame cazador, valiéndose de un contacto falso que tenía información sobre el paradero actual de sus verdaderas raíces. Joseph sobrevivió al encuentro, pero pagó un precio alto: Debido al creciente interés en su persona por parte de otros mercenarios, decidió quedarse en el extranjero durante seis años, particularmente, en Alemania, en recuerdo de Anna.

 

Finalmente, retornó a Reino Unido, a mediados de 2017, decidido a encontrar a su familia. Cyrsse se había marchado, sin dejar ninguna nota atrás, evitando así que el castaño pudiese remotamente recordarla. Entonces, ingresó al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, bajo la promesa de completar al fin su educación, como Hivolt lo hubiese querido. El Sombrero Seleccionador, desde luego, se sintió ligeramente ofendido al asignar a un alumno mucho mayor que el resto de los habitantes del castillo. Finalmente, fue asignado a Slytherin.

 

Grande fue su sorpresa al descubrir que la profesora de su séptimo curso era, nadie más y nadie menos que, su propia madre. La profesora Mía Black Lestrange, quien ya era una hechicera talentosa. Tras las pruebas a las que expuso al castaño, y a algunos de sus familiares, fue que se dio este interesante encuentro, en el que por fin madre e hijo volvieron a coincidir. Concluida la misión iniciada hacía casi diez años, el joven decidió cambiar su apellido de crianza, Palmer, por aquel que le correspondía por derecho de nacimiento. Sumado a esto, su residencia se trasladó a la casona de la familia, a las afueras de Ottery St. Catchpole.

 

Naturalmente, influenciado por la familia, que al igual que los Palmer, había aportado notables miembros a la comunidad mágica, decidió ingresar a las filas de la Marca Tenebrosa. Siendo un aspirante prometedor, se enfrentó a una serie de pruebas, demostrando su capacidad y lealtad a la causa.

Tras meses de arduo trabajo y dedicación al bando mortífago, fue incluido en la nueva generación, recibiendo el tan ansiado tatuaje en su antebrazo izquierdo. Actualmente, le presta sus servicios de cazarrecompensas a quien lo requiere.

 

Su primer empleo ministerial, fue en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, donde desempeñó una ardua labor durante algunos meses. No obstante, uno de los casos, relacionado con la visita a una mansión infestada de plagas, cambió su idea de utilidad a la dependencia. Finalmente, solicitó un cambio a Cooperación Mágica Internacional, donde labora actualmente.

 

 

 

Pertenencias

 

Objeto Mágico Legendario: -

 

Objetos Mágicos:

 

Objeto: Varita Mágica

Clasificación: AA

Puntos de poder: 20

 

Objeto: Miniatura Leprechaun

Clasificación: AA

Puntos de poder: 20

 

Objeto: Caramelos Petrificantes

Clasificación: A

Puntos de poder: 10

 

Pociones Mágicas: -

Criaturas Mágicas: -

Criaturas en la Reserva: -

Libros de Hechizos: -

Poderes de Criaturas: -

Consumibles en batallas: -

 

 

Elfos:

  • Horace: Elfo doméstico personal. Le conoció a su llegada al Reino Unido, descubriendo al ente mientras vagaba por un departamento muggle aparentemente abandonado. Es esbelto, de ojos color esmeralda, además de poseer algunos mechones de cabello rubio. Usualmente viste con una toga de color turquesa.

 

Licencias, Tasas y Registros

 

Licencia de Aparición: Aprobada

 

Licencia de Vuelo en Escoba: Aprobada

 

Registro de XXX: -

 

Registro de Elfos: Horace

 

Personajes secundarios: -

 

 

Otros datos

  • La descripción de su varita es: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Treinta y ocho centímetros, inflexible.
  • Encuentra los deportes muggle un tanto bárbaros, pero eso no impide que le agraden, llegando incluso a practicar la natación.
  • Su equipo de quidditch favorito, es el Puddlemere United. En el caso del soccer muggle, desarrolló predilección por el Tottenham Hotspur y el Real Madrid.
  • La práctica de la Aparición Conjunta usualmente le genera nauseas.
Cronología de cargos:

06 de Junio 2017 - 11 de Agosto 2017: Academia

07 de Septiembre - 07 de Enero 2018: Dpto. de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. Empleado.

07 de Enero - Actualidad: Dpto. de Cooperación Mágica Internacional. Empleado.

 

Marca Tenebrosa:

28 de Julio 2017 - 28 de Septiembre 2017: Aspirante

28 de Septiembre 2017 - Actualidad: Mortífago Base

 

 

Premios y reconocimientos:

Caballero de Walpurgis Destacado, Agosto 2017: GHfyIsG.gif

Caballero de Walpurgis Rolero, Agosto 2017: t9f8QPK.gif

 

 

Links de interés

Link al perfil de Comprador MM: 316

Link a Bóveda Personal: Bóveda N° 110224

Link a Bóveda Trastero: -

Link a Bóveda de Negocio: -

Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda N° 78195

Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda N° 78361

Si se preguntan por qué dejé el campo de "Padres Adoptivos" vacío, es debido a que no logré contactar con la persona que me adoptó, así que queda pendiente y eso. Igual, como no se actualizan las edades, decidí que ya fue su cumpleaños este año :P Cualquier percance, me mantengo atento a hacer los cambios pertinentes.

 

¡Muchas gracias de antemano a quien lea y modifique! Saludos.

 

Deja chocolates y una malteada. (?)

Editado por Eobard Thawne
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Ficha actualizada a petición del usuario. Próximos cambios en un mes, 13/02/2018.

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Estimado Eobard Black Lestrange:

Se le informa que la compra realizada en el Magic Mall el 13.01.2018 ha sido debidamente certificada, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. La certificación corresponde a:

Puntos en criaturas: --
Puntos en objetos: --

Se solicita a moderación que se actualice la ficha y el perfil con las modificaciones.

 

Nota a Moderación: el usuario no puede seguir realizando compras en ninguna de las plantas que componen el Magic Mall hasta no tener su Bóveda Trastero debido a que ha hecho adquisición del primer Libro de Hechizos.

Emmet Haughton Gaunt

Logia Eligentium

Concilio de Mercaderes

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

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Crazy Awards 2018:

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Ficha actualizada a petición del Banco de Gringotts para añadir bóveda de un negocio propio:

 

Bóveda N° 110912 Negocio Quick Labs

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Ficha actualizada para añadir bóveda trastero a nombre de Joseph R. Black Lestrange:

Link a Bóveda Trastero: Bóveda Nº 111034

Esta información debe ser copia exacta de la vertida en en el índice de bienes, por lo que se ruega al usuario no hacer modificaciones en formato y contenido del campo de pertenencias.

Cualquier información extra que desee agregarse deberá ir al campo Otros Datos, de la ficha de personaje.

Atentamente,

Mr Zurin

Moderador Global de HarryLatino.org

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  • 3 semanas más tarde...

¡Hola! ¿Qué tal? Tenía planeado hacer estas modificaciones hace un tiempo, pero ya todos conocen la historia. Mi proyecto de usar a otro personaje no funcionó, así que volvemos a las raíces. Voy a requerir las siguientes actualizaciones:

  • Modificar el nombre del topic a Ficha de Aldrich Black Lestrange
  • Por ende, el nombre del personaje, será: Eobard Aldrich Black Lestrange
  • En el rubro de Padres sanguíneos, modificar "Hivolt Palmer", por Hivolt Thawne*

Veo que al actualizar mi apartado de historia, no se copió bien, o eliminaron formato, no sé :huh: Pero, no me aparecen los guiones que normalmente indicarían diálogo, así que les dejó el campo completo de "Historia" para que no haya pierde.

Nació a principios del año 1990, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resulta de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con tendencias anti no-maj. Con su madre en camino a Inglaterra, y la aparente estabilidad en el mundo tras la caída del Señor Tenebroso, Hivolt optó por enviarlo a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando tuvo la edad suficiente.
La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elementales, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una no solicitada reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes.

Conociendo a Anna Loring
A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Anna Loring*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su tercer año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2003-2004. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar el objeto en cuestión en distintas cosas, excepto lo solicitado.
Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a relacionarse, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesarle los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania.
Aldrich fue el último en llegar, maldiciendo por lo bajo mientras se acercaba al lugar de reunión con su interés sentimental: El punto medio del puente Hohenzollern. Eran las siete de la tarde, pero aún se podía observar a uno que otro muggle en el paso peatonal.

Llegas tarde. saludó la chica con una sonrisa, despegándose del barandal para recibir al recién llegado.

Llevaba el cabello castaño recogido en una coleta, la cual reposaba sobre su hombro derecho. Lucía, además, un vestido de noche azul marino, a juego con sus ojos. Remataba, con unos tacones, que daban la apariencia de estar hechos de hielo, puesto que a la vista parecían de un material cristalino.

Sabes que el tiempo y yo nunca hemos sido los mejores amigos.

Eobard intentó relajar el ambiente, dejando escapar uno de sus comentarios más habituales en Ilvermorny. Vestía un traje gris Oxford, bajo el cual portaba una camisa azul cielo, y unos mocasines azabaches. Anna se tapó la boca con una mano, dejando escapar una risa nerviosa. Thawne, cuyos nervios lo traicionaban, decidió ser el primer en romper el hielo. Del bolsillo lateral del saco, sustrajó lo que parecían ser espigas de trigo.

Te traje un obsequio. comentó, deslizando los dedos de su mano izquierda sobre las espigas. De a poco, comenzaron a ensancharse, como si algo estuviese creciendo en su núcleo. Adquirieron una tonalidad verdosa, y del tallo comenzaron a emanar pequeños botones de flor, de un tono marrón. Agh, demonios. Sabes que nunca se me dio bien la transmutación de seres vivos. Confiaba en que se convirtieran en claveles.

Le entregó el fallido intento de flores a la Loring, haciendo una mueca de incomodidad en el proceso. La castaña tomó el ramo, profiriendo un suspiro como de ternura al hacerlo. Entonces, deslizó uno de sus dedos sobre la mejilla del muchacho. Él sintió un leve escalofrío, al notar que los dedos de Anna estaban helados. Aquel detalle siempre le había agradado de la muchacha.

De hecho, me preocupa un poco. Pero, confío en que al final de este ciclo sepas, al menos, realizar transformaciones orientadas a objetos.

Ambos sonrieron al pasar por el inesperado silencio. Después de año y medio siendo compañeros, y amigos, se habían acostumbrado a los enormes lapsos de estudio en la biblioteca, donde reinaba una incansable falta de sonidos. Se giraron hacia el río, apoyándose en el barandal. La vista del Rin era impresionante. Ahí fue donde Eobard aprovechó para sostener la mano de la joven.

Siempre quise venir a Alemania en esta época del año. El clima... es mucho mejor que el de Norteamérica. Aunque, tampoco me molesta el calor de tu mano. el castaño agradeció que la penumbra ocultara el rubor de su nariz al escuchar a Loring. Y, acabo de recordar. Mañana es tu cumpleaños.

Gracias por recordarme que envejeceré un año más. Pero, no, al punto. Te imaginarás que no te privé de la comodidad de tu hogar esta noche sólo para demostrar mis dotes en Transformaciones. continuó, contemplando la sonrisa de Anna. ¿Sabes? Siempre he creído, somos como fuego y hielo.

La referencia hacia el gusto de la joven por las bajas temperaturas no pasó desapercibido. Aunque sabía que no era como tal una mención hacia ello, sino que ambos, de cierta forma, se neutralizaban. La paciencia de una, la imprudencia del otro; el pésimo sentido del humor con la seriedad en momentos cruciales. Estaban conectados, a su manera.

Y, ¿cuál de los dos sería yo? inquirió, acercándose a Thawne, quien dirigió su atención a los orbes que le devolvían la mirada.

Podemos averiguarlo.

Expulsión de Ilvermorny
Entrados en términos de una relación sentimental que parecía tener tintes de prevalecer hasta el final de los tiempos, Eobard A. Thawne y Anna Loring se convirtieron en la noticia al arribar, semanas más tarde, al segundo trimestre de su quinto curso, ya como pareja. La suerte parecía favorecer a ambos, sobre todo al hijo de Hivolt.
Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Anna, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Aldrich. Con todo, mantuvo su relación con la Loring, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso.
Ahora, su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones acaloradas con el profesor, el señor Frage*. Mientras que el pupilo proponía darle uso a las artes oscuras, verlas sólo como un punto distinto al de la magia convencional, el otro insistía en desecharlas, tachándolo incluso de seguidor de la oscuridad.
La tensión aumentó, al confrontar a una persona que no era de su total agrado. Bartholomew Garrick*, un joven mestizo, cuya familia era famosa en el noreste de Estados Unidos por la producción en masa de artículos de Quidditch profesional. Debido a que compartía la opinión del profesor Frage, a menudo se encontraba en desacuerdo con el Thawne, llegando incluso al punto de batirse en duelo con él a escondidas de los profesores.
Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando lo que parecían ser flechas elaboradas con magia oscura misma. Cuatro de ellas terminaron en la túnica del Garrick, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al blanco, razón por la cual la molestia del rival de Aldrich no había cedido.
El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso.

Nueva Orleans y el encuentro con William Clayton
Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó los últimos dos años, en los que habría terminado sus estudios, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.

Llegó con bastantes horas de antelación, hospedándose en un hotel turístico que le ofrecía vista al lago Pontchartrain. Se deleitó con las luces citadinas, llegando a tener que admitir que los muggles no tenían mal gusto en algunas cosas. Una vez llegada la noche, decidió vestir un atuendo acorde a la ocasión: Mardi Gras.
Debido a que no era un experto en pasar desapercibido, su vestimenta consistió en una camisa de flores hawaianas, además de unos pantalones cortos caqui que le llegaban a media pierna. Sumado a esto, un par de tenis deportivos que emulaban la vestimenta playera de los habitantes.

En serio te ves increíble.

La chica había hecho un gran esfuerzo por pasar desapercibida con la ropa muggle. Enfundada en una blusa roja con diseños florales, y falda marrón, ofrecía un aspecto más natural que Eobard. Habían acordado reunirse en el bar del hotel. Ahí, compartían un whisky mucho menos fuerte que el elaborado por la comunidad mágica.

Usted no se queda atrás, señorito. comentó Anna Loring, esbozando una sonrisa burlona que pronto fue difuminada por un corto beso. Te verías menos raro en Hawaii, desde luego.

Tenía todo lo que deseaba en ese momento. Una vida relativamente normal, y un posible futuro con la chica. El momento era perfecto. Exceptuando por una persona, cuya ausencia habría causado que la suerte de Eobard tomara un rumbo distinto. De cabello crespo y castaño, fornido, vestimenta del clásico cowboy, el vampiro William Clayton* disfrutaba de una bebida sanguinolenta en el mismo sitio en el que la pareja se encontraba. Vio en la joven, una oportunidad de saciar al fin su sed de sangre, pues pretendía realizar un ritual que consistía en convertir a una humana de la forma más sanguinaria posible para acabar con su agonía.

Vaya, vaya...No es usual ver gente de su tipo en esta época del año. se acercó a la mesa del Thawne, haciendo que la pareja se sobresaltara. Descuiden, soy amigo. Mi nombre es Maxwell.

Mentía, y el joven se dio cuenta de ello. ¿Qué diablos quería? Imaginaba un sinfín de cosas, pero su intervención sólo podía implicar problemas. Tomó la mano de su novia instintivamente, dirigiendo una mirada inquisitiva al vampiro. Definitivamente, había algo en él que no le agradaba.

Perdone, no sabemos de qué habla. Ahora, si nos disculpa.

En parte, su salida estaba planeada. Tanto su acompañante como él, se levantaron y rápidamente abandonaron el lugar de esparcimiento. Iban tarde para la celebración de aquel día, y por ninguna razón querían perdérsela. William se limitó a levantar su copa en torno a la salida, con una media sonrisa impresa en sus labios.

Qué sujeto tan extraño, ¿no crees? inquirió Anna, horas más tarde, mientras disfrutaban de un espectáculo de luces. El muelle se encontraba medio vacío, así que tenían privacidad suficiente para realizar muestras de afecto. Opino que le falta un tornillo.

El chico emitió una risa con desdén, negando con la cabeza. Aquel sujeto, le había puesto los pelos de punta. Nada de lo que había visto hasta ese momento, ni sus incursiones en el uso de la magia oscura, lo habían consternado tanto como esa presencia. Miró a su acompañante, dándole un beso en la frente.

¿No es obvio? Le gustaste. Quería impresionarte.

Loring, consciente de la molestia de su novio, apretó su mano, situándose frente a él. A espaldas de la chica, bastantes fuegos artificiales hacían que el cielo fuera de tonalidades de azul, hasta algunas más exóticas como el rojo o el amarillo. Tiró de él, hasta que ella quedó recargada en el barandal.

Pero, tu eres mi pareja. Hay que intentar olvidarlo, disfrutar de estas vacaciones. Nos las merecemos. y, al ver que Eobard planeaba replicar, colocó el dedo índice izquierdo sobre los labios del joven. Te las mereces, créeme. Sé que algún día volverás a la escuela.

Y, así fue. Se dedicaron a olvidarse de todo aquello que les afligía, y disfrutaron de las celebraciones nocturnas. Entrados en ambiente, se marcharon a una de las orillas del Pontchartrain, sin saber que el vampiro les había seguido de cerca, decidido a un banquete final. Habían encendido una pequeña fogata a un par de metros de las olas, cuando notaron su presencia.

¿Acampando a la luz de la luna?

Ambos se levantaron, con varitas en mano. El fuego iluminó las rudas facciones del vampiro, que parecía deleitarse con la reacción de ambos. Extendió los brazos, como invitando a los dos presentes frente a él a atacarle con su mejor hechizo. A la brevedad, se encogió de hombros, decidiendo atacar a Eobard primero.

* * *

¿Qué...Qué diablos? agitó los brazos, balbuceando, mientras recuperaba la visión. Oh, no...

Se levantó con algo de dificultad, sujetándose el costado derecho. El golpe le seguía resonando por todo el cuerpo, como si cada que se moviera, recibiera una descarga eléctrica. La fogata estaba apagada, y el cielo estrellado comenzaba a menguar. Definitivamente, aquel movimiento había sido preciso y letal.

Muy listo, pero veremos quién ríe al último.

Siguiendo las instrucciones en el pequeño pedazo de papel que había entre la arena, llegó al centro de operaciones del vampiro: un club nocturno llamado El Caballero Negro. Era una trampa, eso no iba a negarlo. Pero, en ese momento, sólo le importaba poner a salvo a su novia. Había una dupla masculina custodiando la entrada, pero lo dejaron pasar apenas detectaron su presencia.

Intermitentes luces neón lo deslumbraron apenas las puertas se cerraron. Había bailarines por todas partes, y a juzgar por los pasos, se trataba de no-maj. Ahí, en el centro, donde parecía provenir toda la música, estaba aquel sujeto que le estaba causando dolores de cabeza a un nivel cósmico.

Esto es una sorpresa, debo admitirlo, pero una buena. William se levantó del asiento que ocupaba, acomodándose el abrigo de piel marrón. A su lado, aparentemente dormida, estaba la prometida del Thawne. Quise hacerlo por las buenas, créeme. Pudieron haber cooperado.

Claro, cooperar con un desconocido que presenta un particular interés por mi chica, ¿cómo no se me había ocurrido?

Molesto, Aldrich se cruzó de brazos, esperando una buena explicación para todo eso. Algunos de los clientes los miraban extraño, debido a que habían alcanzado tonos de voz perfectamente audibles. El vampiro rió, metiendo una mano en su bolsillo mientras se aproximaba al visitante.

Podemos hablar esto. Nadie tiene que salir herido.

Colocó una mano sobre el hombro del joven, como haciéndole saber que no se detendría para responder a su ataque, si decidía iniciar las hostilidades. Uno de los empleados se acercó, cargando a la durmiente para llevarla al espacio personal de William.

Muy bien, habla. Y más vale que tengas una buena razón para molestarnos. Eobard se volvió, dando la espalda al hall, aún atestado para ser casi las seis de la mañana. La oficina tenía un gran ventanal, desde el cual se podía ver prácticamente cada rincón de negocio.

El vampiro, quien se encontraba sentado, con los pies sobre el escritorio, profirió una ligera risa. Buen hombre de negocios, tenía que encontrar una forma de llegar a un acuerdo que le beneficiara ampliamente. Le echó un vistazo a Anna, que levitaba, aún bajo los efectos de cualquiera que fuera lo que la mantenía dormida.

Bien, comenzaremos por presentarnos, porque sí, soy hombre de palabra. Mi nombre es William Clayton, y soy lo que llamarías un vampiro.

Aquello tomó por sorpresa al joven norteamericano, quien esperaba que la confrontación comenzara en ese preciso instante. Desorientado, decidió ganar algo de tiempo; si iban a presentarse, al menos procuraría obtener toda la información para poder rastrear a Clayton apenas salieran de ahí.

Ah, eres uno de ellos, ¿eh? Bueno, mi nombre es Eobard Thawne. asintió a manera de saludo. Un simple turista que ha venido a pasar las vacaciones con su novia.

Directo a los negocios, ¡eso me agrada! Mira, lo pondré sencillo: Escuché de un ritual que permitirá mantener una dieta poco sanguinaria, pero requiere de una humana sana y joven, la cual convenientemente se encuentra aquí.

Se deleitó con la expresión de asco del Thawne, quien había metido la mano en los pantalones cortos para buscar su varita. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba al lado del castaño, observando la pista de baile desde su mirador personal. Eobard decidió dar un par de pasos hacia atrás.

Ella no se lo merece. De todas las personas que pudiste haber elegido...

William negó con la cabeza, torciendo sus labios hasta formar una tétrica sonrisa. Aquella situación era tan fácil para él; la dieta animal ya no lo satisfacía ni un poco, pero su consumo humano se basaba en la belleza de la persona en cuestión. Extendió ambos brazos, como intentando procesar algo muy complejo.

Tienes razón, pude haber elegido a alguien más. Sucede que, me parece una chica muy atractiva.

Fue la gota que colmó su vaso de paciencia. Si había algo que difícilmente toleraba, eran esas miradas sugestivas. Enarbolaba su varita, por lo que fue fácil concentrar ese creciente desagrado por la persona que tenía frente a él. Un rayo de tonalidad oscura fue emitido de la punta de su objeto mágico, impactando directamente en el pecho del vampiro.

Recibió una especie de descarga de adrenalina, en la cual alcanzó a ver como su acción, que sin duda había sido obra de magia oscura, causó que William quebrara el cristal, precipitándose hacia su asiento personal. Estaba decidido a acabar con aquello en ese momento, por lo que no dudó en saltar desde ese segundo piso, para poder confrontarlo.

Eres un tonto, Eobard Thawne. Pero, algún día, cobraré la deuda que acabas de contraer conmigo.

Apenas pudiendo levantarse, debido a la caída, el mago encaró a Clayton, quien apenas y lucía un débil hilo de sangre deslizándose de su labio. Los gritos y el desplazamiento de masas no se hicieron esperar, generando un total descontrol en todo el lugar. Apuntó su varita nuevamente al vampiro, esperando poder atacarlo con la misma magia. La molesta iluminación le impidió reaccionar al golpe en su mandíbula que le había propinado el dueño.

Como dije, soy un hombre de negocios. se inclinó para palparle la mejilla a su contrincante, quien se había desplomado debido al dolor.

Se escucharon varios crac en simultáneo a las afueras del club nocturno. Por las ventanas, ya entraban los primeros rayos de sol. Era la señal de que el vampiro debía huir. Dedicó una mirada triste al hueco que había dejado en su mirador antes de retirarse por la puerta trasera. Su aparente ritual tendría que esperar.

Por otra parte, Eobard intentó arrastrarse hacia los restos del asiento del sobrenatural, esperando poder desfallecerse ahí, pareciendo ridícula la idea de ser encontrado en una posición extraña. Las puertas se abrieron de par en par, y se escucharon pasos rápidos, que cada vez iban resonando con mayor intensidad en sus oídos. No alcanzó a distinguir mucho de aquellas figuras, pero sí captó una sola palabra, que sin duda significaba peligro.

MACUSA.

¿Black Lestrange?

Eobard Aldrich Thawne, se le encuentra culpable de violar el Estatuto Internacional del Secreto. Al ser una falta grave a los acuerdos internacionales, deberá someterse al exilio de la comunidad mágica.

Sí sabes que te van a perseguir ahí a donde vayas, ¿cierto?

Hivolt se tapó la mano para toser. Acto seguido, le dedicó una sonrisa triste a su hijo, quien se encontraba al pie de su cama. En su hombro derecho, sostenía el asa de lo que parecía ser una pequeña mochila de supervivencia. Tras el juicio, en el que había condenado las acciones de su propia sangre, había caído en una terrible enfermedad aún no diagnosticada.

Cuento con ello, y lo sabes. Pero no podía irme sin despedirme de ti. respondió Eobard, tendiendo su mano derecha para estrechar la de su padre.

El apretón fue más emotivo de lo usual. No habían sido tan cercanos desde la expulsión del castaño, pero irónicamente, la afección hacía del congresista una persona más sensible con su único hijo. Notó que no era todo lo que tenía que decir, pues aún estaba reteniendo su mano.

Black Lestrange. Reino Unido. Es ahí donde debes ir.

Estás delirando. ¿Por qué habría de ir a ese territorio? No hay nada para mí...

Su padre levantó el dedo índice para pedirle silencio. Aldrich se sintió ruborizado, pues aquel ademán, no lo había visto desde hacía varios años, cuando más pequeño solía interrumpir al Thawne cuando anunciaba algo durante las cenas familiares. Sacó un pequeño rollo de papel, atado con un listón azulado, el cual le ofreció al muchacho. Lo aceptó, con cara de poco entendimiento de la situación.

Hay cosas de las que nunca te conté, como tu verdadera familia. Búscala. Busca a Mía, ella te contará el resto.

Aquellas, fueron sus últimas palabras. Con la vista clavada en el techo, poco a poco fue cerrando los ojos, hasta adoptar una posición que hacía parecer que se encontraba durmiendo. La tensión de su mano en la de su hijo cesó, por lo que el último Thawne sabía que no había vuelta atrás. Salió de la habitación, guardando la información recibida en uno de los bolsillos de la mochila, y sin atreverse a observar el cuerpo.

Sé que pretendes irte, pero voy a tener que detenerte, aunque eso me cueste mi matrimonio.

A mitad de las escaleras de caracol que daban a la estancia, y a la entrada principal, se encontró con quien durante muchos años había pensado que era su madre. La pelirroja, considerablemente más joven que Hivolt, le impidió bajar otro escalón más. Se le veía sumamente molesta.

No vas a detenerme. Sabes a dónde tengo que ir. Mi padre se habría sentido defraudado de saber que impediste que su hijo tuviera la vida que merecía.

Parecía que había dicho las palabras justas, pues inmediatamente, la mirada de la mujer se había horrorizado. Se mordió un labio, como debatiéndose entre lo que debía hacer. Aquel día, una escolta de aurores del MACUSA irían a escoltarlo para su exilio, previo acuerdo establecido en su juicio.

Date prisa. Estarán aquí en cualquier momento. No vuelvas, bajo ninguna circunstancia.

Se hizo a un lado para que pasara. A Eobard le pareció un poco rudo irse de esa manera, por lo que se detuvo a los pocos pasos de la puerta. Escuchó los sollozos de la viuda, sabiendo que aquella era una decisión muy difícil para ella. No obstante, la vida como un Thawne ya no le correspondía a él. Abrió la puerta, deslizándose con una rapidez impresionante por el montículo donde se erigía la mansión.

La noticia de su escape no sorprendió al gobierno mágico norteamericano, quien giró una orden de aprehensión, y una recompensa a quien pudiera dar información de su paradero. Tuvo que colarse en el Boston muggle, donde adquirió algunas de sus costumbres básicas; al menos las suficiente para pasar como tal. Consiguió un pasaporte creíble, y finalmente se dirigió a la terminal aérea, el Logan International, cuyos transportes le parecían bastante toscos a comparación de las escobas o los trasladores.

Bastó un poco de persuasión, seguido de una gran cantidad de dinero nomaj bastante convincente, para poder comprar un boleto de avión en el último vuelo de aquella tarde. Los últimos días de Enero parecían plagados de tránsito entre los distintos países. Incluso ahí a donde planeaba comenzar la búsqueda de sus orígenes. Echó una última mirada a la ciudad antes de abordar aquel monstruo metálico con destino a Reino Unido.

Época actual

Se había dedicado a trabajar para el mejor postor durante el 2011. ¿Personas molestas, seguridad privada? Mientras pudieran pagarle, aceptaba las encomiendas. Un último trabajo surgió, el cual lo convocaba en Irlanda. Resultó ser una trampa para capturar al infame cazador, valiéndose de un contacto falso que tenía información sobre el paradero actual de sus verdaderas raíces. Eobard sobrevivió al encuentro, pero pagó un precio alto: Debido al creciente interés en su persona por parte de otros mercenarios, decidió quedarse en el extranjero durante seis años, particularmente, en Alemania, en recuerdo de Anna.

Finalmente, retornó a Reino Unido, a mediados de 2017, decidido a encontrar a su familia. Entonces, ingresó al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, bajo la promesa de completar al fin su educación, como Hivolt lo hubiese querido. El Sombrero Seleccionador, desde luego, se sintió ligeramente ofendido al asignar a un alumno mucho mayor que el resto de los habitantes del castillo. Finalmente, fue asignado a Slytherin.


Grande fue su sorpresa al descubrir que la profesora de su séptimo curso era, nadie más y nadie menos que, su propia madre. La profesora Mía Black Lestrange, quien ya era una hechicera talentosa. Tras las pruebas a las que expuso al castaño, y a algunos de sus familiares, fue que se dio este interesante encuentro, en el que por fin madre e hijo volvieron a coincidir. Concluida la misión iniciada hacía casi diez años, el joven decidió cambiar su apellido de crianza, Thawne, por aquel que le correspondía por derecho de nacimiento. Sumado a esto, su residencia se trasladó a la casona de la familia, a las afueras de Ottery St. Catchpole.

Naturalmente, influenciado por la familia, que al igual que los Thawne, había aportado notables miembros a la comunidad mágica, decidió ingresar a las filas de la Marca Tenebrosa. Siendo un aspirante prometedor, se enfrentó a una serie de pruebas, demostrando su capacidad y lealtad a la causa.
Tras meses de arduo trabajo y dedicación al bando mortífago, fue incluido en la nueva generación, recibiendo el tan ansiado tatuaje en su antebrazo izquierdo. Actualmente, le presta sus servicios de cazarrecompensas a quien lo requiere.

Su primer empleo ministerial, fue en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, donde desempeñó una ardua labor durante algunos meses. No obstante, uno de los casos, relacionado con la visita a una mansión infestada de plagas, cambió su idea de utilidad a la dependencia. Finalmente, solicitó un cambio a Cooperación Mágica Internacional, donde labora actualmente.

 

 

Y, bueno, creo que sería todo por el momento. ¡Gracias a quien realice modificaciones!

 

Edito: También, suprimir la familia Triviani :( Por el momento, me quedaré sólo con la BL.

Editado por Joseph R. Black Lestrange
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La Dirección certifica que Joseph R. Black Lestrange, ha aprobado satisfactoriamente el EXTASIS de la clase de Duelo Avanzado, adquiriendo así el status de Graduado del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Atentamente
Niko Uzumaki & Anne Gaunt
Directores de Hogwarts.

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