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Ficha de Eobard A. Black Lestrange


Eobard Thawne
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La Dirección de la Universidad certifica que Joseph R. Black Lestrange ha aprobado satisfactoriamente la clase de la profesora Gabrielle Delacour, adquiriendo así el conocimiento de Idiomas.

Atentamente
Niko Uzumaki & Leah Ivashkova
Directores de la Universidad

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Ficha y perfil actualizados para agregar conocimiento certificado por la Universidad.

 

Leah Ivashkova

Moderadora Global

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  • 3 semanas más tarde...
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La Dirección de la Universidad certifica que Joseph R. Black Lestrange ha aprobado el curso dictado en el Ateneo del LIBRO DE LA FORTALEZA (Nivel Mágico 5). El alumno queda vinculado al libro y podrá hacer uso de él. Se recuerda que no podrá enseñar sus poderes a nadie, debido al Segundo Contrato, salvo que los Guerreros Uzza lo hayan autorizado.

 

Pedimos a Moderación que quiten al libro de su situación transitoria que se encuentra dentro de la bóveda trastero y de su ficha.

 

Atentamente
Athena Rouvás y Candela Triviani
Directoras de la Universidad

Editado por Candela Triviani

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Ficha editada a pedido de los Directores de la Universidad para regularizar el LIBRO DE LA FORTALEZA. Quitándolo de la situación transitoria que se encontraba. Se agrega también una medalla de 2000 puntos de Experiencia.

 

Saludos.

 

 

Leah Ivashkova

Moderadora de HarryLatino.org

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  • 2 meses más tarde...

Hey-oh. Vengo a hacer unas pequeñas modificaciones a la ficha, en un afán por corregir la línea temporal que Barry se encargó de destruir. Desde ya, muchísimas gracias a quien realice los cambios.

Primeramente, si el título del topic puede cambiar a Ficha de Eobard A. Black Lestrange, por favor. Y ahora, vienen las modificaciones *redoble de tambores* Algunas, más directas que otras.

Dice así:

Rango Social: Unicornios de Plata


Debería ser:

Rango Social: Dragones de Bronce

Dice así:

Aspecto físico
Tiene una estatura de 1.80 m, alta para Norteamérica. Su figura es más bien atlética, de extremidades tonificadas gracias a la práctica de la natación durante su tiempo de ocio. Puede notarse una ligera tendencia esquelética en su pecho, pues sus clavículas se marcan de manera perfecta en su piel, la cual es de una tonalidad casi nívea.

Le gusta utilizar el cabello, castaño oscuro con algunas canas, quebradizo, hasta la mitad del cuello, en ocasiones optando por recogerlo en una única coleta. Sus ojos, rodeados por unas ojeras ligeramente marcadas, son de un color grisáceo, como el mercurio, confiriéndole una sensación de falta de vida. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha. De manera esporádica, su rostro se ve cubierto por una fina barba, del mismo tono que su cabello.

Tiene tres tatuajes en total. La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, oculta a personas ajenas al bando mediante un encantamiento, a menos que él desee que sea visto. Una Rosa de los Vientos, con sus puntos cardinales, en el omoplato derecho. Finalmente, en el pecho, situado a la altura del corazón, el símbolo de la Solntsevskaya Bratva.

Cualidades psicológicas
Hace gala de una paciencia flexible a la situación, siendo poco tolerante ante el lento proceder de las cosas, o más cauto si se trata de algo delicado. Tiende a ironizar y mostrar una actitud burlona, con el objetivo de romper el hielo; en el fondo, se preocupa por su círculo interno de personas de confianza, estando dispuesto a auxiliarles hasta dónde alcance su habilidad. Fuera de ello, cuando se trata de crear discordia o provocar un ligero desorden, jamás deja pasar la oportunidad.


Debe ser:

Aspecto físico
Tiene una estatura de 1.80 m, que en ocasiones es contraproducente para su agilidad. Su figura es más bien atlética, de extremidades tonificadas gracias a la práctica de la natación durante su tiempo de ocio. Puede notarse una ligera tendencia esquelética en su pecho, pues sus clavículas se marcan de manera perfecta en su piel, la cual es de una tonalidad casi nívea.

Le gusta utilizar el cabello, castaño oscuro con algunas canas y quebradizo, hasta la mitad del cuello; en ocasiones, lo recoge en una sola coleta. Sus ojos, rodeados por unas ojeras ligeramente marcadas, son de un color grisáceo, como el mercurio, confiriéndole una sensación de falta de vida. Posee una tenue cicatriz en la mejilla derecha, que se extiende hasta la mandíbula. Su rostro llega a estar cubierto por una poblada barba cana, la cual decide eliminar cada cierto tiempo, siendo sus avistamientos poco comunes.

Tiene tres tatuajes en total. La Marca Tenebrosa en su antebrazo izquierdo, oculta a personas ajenas al bando mediante un encantamiento, a menos que él desee que sea visto. Una Rosa de los Vientos, con sus puntos cardinales, en el omoplato derecho. Finalmente, en el pecho, situado a la altura del corazón, el símbolo de la Solntsevskaya Bratva.

Cualidades psicológicas
Hace gala de un temperamento flexible a la situación en la que se encuentra, con una aparente paciencia infinita como fachada. Es burlón por naturaleza, y disfruta con creces el ironizar cuánto le es posible. Disfruta de ser la manzana de la discordia, y jamás se pierde una oportunidad para crear un altercado, recompensándose a sí mismo con un asiento en primera fila para observar el desastre. Se trata de una persona codiciosa, ególatra, interesada, y con poco respeto hacia quiénes le rodean, con la clara excepción de su familia y su círculo más cercano.

Dice así:

Conociendo a Anna Loring
A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Anna Loring*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su tercer año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2003-2004. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar el objeto en cuestión en distintas cosas, excepto lo solicitado.
Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a relacionarse, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesarle los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania.
Aldrich fue el último en llegar, maldiciendo por lo bajo mientras se acercaba al lugar de reunión con su interés sentimental: El punto medio del puente Hohenzollern. Eran las siete de la tarde, pero aún se podía observar a uno que otro muggle en el paso peatonal.

Llegas tarde. saludó la chica con una sonrisa, despegándose del barandal para recibir al recién llegado.

Llevaba el cabello castaño recogido en una coleta, la cual reposaba sobre su hombro derecho. Lucía, además, un vestido de noche azul marino, a juego con sus ojos. Remataba, con unos tacones, que daban la apariencia de estar hechos de hielo, puesto que a la vista parecían de un material cristalino.

Sabes que el tiempo y yo nunca hemos sido los mejores amigos.

Eobard intentó relajar el ambiente, dejando escapar uno de sus comentarios más habituales en Ilvermorny. Vestía un traje gris Oxford, bajo el cual portaba una camisa azul cielo, y unos mocasines azabaches. Anna se tapó la boca con una mano, dejando escapar una risa nerviosa. Thawne, cuyos nervios lo traicionaban, decidió ser el primer en romper el hielo. Del bolsillo lateral del saco, sustrajó lo que parecían ser espigas de trigo.

Te traje un obsequio. comentó, deslizando los dedos de su mano izquierda sobre las espigas. De a poco, comenzaron a ensancharse, como si algo estuviese creciendo en su núcleo. Adquirieron una tonalidad verdosa, y del tallo comenzaron a emanar pequeños botones de flor, de un tono marrón. Agh, demonios. Sabes que nunca se me dio bien la transmutación de seres vivos. Confiaba en que se convirtieran en claveles.

Le entregó el fallido intento de flores a la Loring, haciendo una mueca de incomodidad en el proceso. La castaña tomó el ramo, profiriendo un suspiro como de ternura al hacerlo. Entonces, deslizó uno de sus dedos sobre la mejilla del muchacho. Él sintió un leve escalofrío, al notar que los dedos de Anna estaban helados. Aquel detalle siempre le había agradado de la muchacha.

De hecho, me preocupa un poco. Pero, confío en que al final de este ciclo sepas, al menos, realizar transformaciones orientadas a objetos.

Ambos sonrieron al pasar por el inesperado silencio. Después de año y medio siendo compañeros, y amigos, se habían acostumbrado a los enormes lapsos de estudio en la biblioteca, donde reinaba una incansable falta de sonidos. Se giraron hacia el río, apoyándose en el barandal. La vista del Rin era impresionante. Ahí fue donde Eobard aprovechó para sostener la mano de la joven.

Siempre quise venir a Alemania en esta época del año. El clima... es mucho mejor que el de Norteamérica. Aunque, tampoco me molesta el calor de tu mano. el castaño agradeció que la penumbra ocultara el rubor de su nariz al escuchar a Loring. Y, acabo de recordar. Mañana es tu cumpleaños.

Gracias por recordarme que envejeceré un año más. Pero, no, al punto. Te imaginarás que no te privé de la comodidad de tu hogar esta noche sólo para demostrar mis dotes en Transformaciones. continuó, contemplando la sonrisa de Anna. ¿Sabes? Siempre he creído, somos como fuego y hielo.

La referencia hacia el gusto de la joven por las bajas temperaturas no pasó desapercibido. Aunque sabía que no era como tal una mención hacia ello, sino que ambos, de cierta forma, se neutralizaban. La paciencia de una, la imprudencia del otro; el pésimo sentido del humor con la seriedad en momentos cruciales. Estaban conectados, a su manera.

Y, ¿cuál de los dos sería yo? inquirió, acercándose a Thawne, quien dirigió su atención a los orbes que le devolvían la mirada.

Podemos averiguarlo.

Expulsión de Ilvermorny
Entrados en términos de una relación sentimental que parecía tener tintes de prevalecer hasta el final de los tiempos, Eobard A. Thawne y Anna Loring se convirtieron en la noticia al arribar, semanas más tarde, al segundo trimestre de su quinto curso, ya como pareja. La suerte parecía favorecer a ambos, sobre todo al hijo de Hivolt.
Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Anna, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Aldrich. Con todo, mantuvo su relación con la Loring, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso.
Ahora, su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones acaloradas con el profesor, el señor Frage*. Mientras que el pupilo proponía darle uso a las artes oscuras, verlas sólo como un punto distinto al de la magia convencional, el otro insistía en desecharlas, tachándolo incluso de seguidor de la oscuridad.
La tensión aumentó, al confrontar a una persona que no era de su total agrado. Bartholomew Garrick*, un joven mestizo, cuya familia era famosa en el noreste de Estados Unidos por la producción en masa de artículos de Quidditch profesional. Debido a que compartía la opinión del profesor Frage, a menudo se encontraba en desacuerdo con el Thawne, llegando incluso al punto de batirse en duelo con él a escondidas de los profesores.
Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando lo que parecían ser flechas elaboradas con magia oscura misma. Cuatro de ellas terminaron en la túnica del Garrick, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al blanco, razón por la cual la molestia del rival de Aldrich no había cedido.
El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso.

Nueva Orleans y el encuentro con William Clayton
Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó los últimos cuatro años, en los que habría terminado sus estudios, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.

Llegó con bastantes horas de antelación, hospedándose en un hotel turístico que le ofrecía vista al lago Pontchartrain. Se deleitó con las luces citadinas, llegando a tener que admitir que los muggles no tenían mal gusto en algunas cosas. Una vez llegada la noche, decidió vestir un atuendo acorde a la ocasión: Mardi Gras.
Debido a que no era un experto en pasar desapercibido, su vestimenta consistió en una camisa de flores hawaianas, además de unos pantalones cortos caqui que le llegaban a media pierna. Sumado a esto, un par de tenis deportivos que emulaban la vestimenta playera de los habitantes.

En serio te ves increíble.

La chica había hecho un gran esfuerzo por pasar desapercibida con la ropa muggle. Enfundada en una blusa roja con diseños florales, y falda marrón, ofrecía un aspecto más natural que Eobard. Habían acordado reunirse en el bar del hotel. Ahí, compartían un whisky mucho menos fuerte que el elaborado por la comunidad mágica.

Usted no se queda atrás, señorito. comentó Anna Loring, esbozando una sonrisa burlona que pronto fue difuminada por un corto beso. Te verías menos raro en Hawaii, desde luego.

Tenía todo lo que deseaba en ese momento. Una vida relativamente normal, y un posible futuro con la chica. El momento era perfecto. Exceptuando por una persona, cuya ausencia habría causado que la suerte de Eobard tomara un rumbo distinto. De cabello crespo y castaño, fornido, vestimenta del clásico cowboy, el vampiro William Clayton* disfrutaba de una bebida sanguinolenta en el mismo sitio en el que la pareja se encontraba. Vio en la joven, una oportunidad de saciar al fin su sed de sangre, pues pretendía realizar un ritual que consistía en convertir a una humana de la forma más sanguinaria posible para acabar con su agonía.

Vaya, vaya...No es usual ver gente de su tipo en esta época del año. se acercó a la mesa del Thawne, haciendo que la pareja se sobresaltara. Descuiden, soy amigo. Mi nombre es Maxwell.

Mentía, y el joven se dio cuenta de ello. ¿Qué diablos quería? Imaginaba un sinfín de cosas, pero su intervención sólo podía implicar problemas. Tomó la mano de su novia instintivamente, dirigiendo una mirada inquisitiva al vampiro. Definitivamente, había algo en él que no le agradaba.

Perdone, no sabemos de qué habla. Ahora, si nos disculpa.

En parte, su salida estaba planeada. Tanto su acompañante como él, se levantaron y rápidamente abandonaron el lugar de esparcimiento. Iban tarde para la celebración de aquel día, y por ninguna razón querían perdérsela. William se limitó a levantar su copa en torno a la salida, con una media sonrisa impresa en sus labios.

Qué sujeto tan extraño, ¿no crees? inquirió Anna, horas más tarde, mientras disfrutaban de un espectáculo de luces. El muelle se encontraba medio vacío, así que tenían privacidad suficiente para realizar muestras de afecto. Opino que le falta un tornillo.

El chico emitió una risa con desdén, negando con la cabeza. Aquel sujeto, le había puesto los pelos de punta. Nada de lo que había visto hasta ese momento, ni sus incursiones en el uso de la magia oscura, lo habían consternado tanto como esa presencia. Miró a su acompañante, dándole un beso en la frente.

¿No es obvio? Le gustaste. Quería impresionarte.

Loring, consciente de la molestia de su novio, apretó su mano, situándose frente a él. A espaldas de la chica, bastantes fuegos artificiales hacían que el cielo fuera de tonalidades de azul, hasta algunas más exóticas como el rojo o el amarillo. Tiró de él, hasta que ella quedó recargada en el barandal.

Pero, tu eres mi pareja. Hay que intentar olvidarlo, disfrutar de estas vacaciones. Nos las merecemos. y, al ver que Eobard planeaba replicar, colocó el dedo índice izquierdo sobre los labios del joven. Te las mereces, créeme. Sé que algún día volverás a la escuela.

Y, así fue. Se dedicaron a olvidarse de todo aquello que les afligía, y disfrutaron de las celebraciones nocturnas. Entrados en ambiente, se marcharon a una de las orillas del Pontchartrain, sin saber que el vampiro les había seguido de cerca, decidido a un banquete final. Habían encendido una pequeña fogata a un par de metros de las olas, cuando notaron su presencia.

¿Acampando a la luz de la luna?

Ambos se levantaron, con varitas en mano. El fuego iluminó las rudas facciones del vampiro, que parecía deleitarse con la reacción de ambos. Extendió los brazos, como invitando a los dos presentes frente a él a atacarle con su mejor hechizo. A la brevedad, se encogió de hombros, decidiendo atacar a Eobard primero.

* * *

¿Qué...Qué diablos? agitó los brazos, balbuceando, mientras recuperaba la visión. Oh, no...

Se levantó con algo de dificultad, sujetándose el costado derecho. El golpe le seguía resonando por todo el cuerpo, como si cada que se moviera, recibiera una descarga eléctrica. La fogata estaba apagada, y el cielo estrellado comenzaba a menguar. Definitivamente, aquel movimiento había sido preciso y letal.

Muy listo, pero veremos quién ríe al último.

Siguiendo las instrucciones en el pequeño pedazo de papel que había entre la arena, llegó al centro de operaciones del vampiro: un club nocturno llamado El Caballero Negro. Era una trampa, eso no iba a negarlo. Pero, en ese momento, sólo le importaba poner a salvo a su novia. Había una dupla masculina custodiando la entrada, pero lo dejaron pasar apenas detectaron su presencia.

Intermitentes luces neón lo deslumbraron apenas las puertas se cerraron. Había bailarines por todas partes, y a juzgar por los pasos, se trataba de no-maj. Ahí, en el centro, donde parecía provenir toda la música, estaba aquel sujeto que le estaba causando dolores de cabeza a un nivel cósmico.

Esto es una sorpresa, debo admitirlo, pero una buena. William se levantó del asiento que ocupaba, acomodándose el abrigo de piel marrón. A su lado, aparentemente dormida, estaba la prometida del Thawne. Quise hacerlo por las buenas, créeme. Pudieron haber cooperado.

Claro, cooperar con un desconocido que presenta un particular interés por mi chica, ¿cómo no se me había ocurrido?

Molesto, Aldrich se cruzó de brazos, esperando una buena explicación para todo eso. Algunos de los clientes los miraban extraño, debido a que habían alcanzado tonos de voz perfectamente audibles. El vampiro rió, metiendo una mano en su bolsillo mientras se aproximaba al visitante.

Podemos hablar esto. Nadie tiene que salir herido.

Colocó una mano sobre el hombro del joven, como haciéndole saber que no se detendría para responder a su ataque, si decidía iniciar las hostilidades. Uno de los empleados se acercó, cargando a la durmiente para llevarla al espacio personal de William.

Muy bien, habla. Y más vale que tengas una buena razón para molestarnos. Eobard se volvió, dando la espalda al hall, aún atestado para ser casi las seis de la mañana. La oficina tenía un gran ventanal, desde el cual se podía ver prácticamente cada rincón de negocio.

El vampiro, quien se encontraba sentado, con los pies sobre el escritorio, profirió una ligera risa. Buen hombre de negocios, tenía que encontrar una forma de llegar a un acuerdo que le beneficiara ampliamente. Le echó un vistazo a Anna, que levitaba, aún bajo los efectos de cualquiera que fuera lo que la mantenía dormida.

Bien, comenzaremos por presentarnos, porque sí, soy hombre de palabra. Mi nombre es William Clayton, y soy lo que llamarías un vampiro.

Aquello tomó por sorpresa al joven norteamericano, quien esperaba que la confrontación comenzara en ese preciso instante. Desorientado, decidió ganar algo de tiempo; si iban a presentarse, al menos procuraría obtener toda la información para poder rastrear a Clayton apenas salieran de ahí.

Ah, eres uno de ellos, ¿eh? Bueno, mi nombre es Eobard Thawne. asintió a manera de saludo. Un simple turista que ha venido a pasar las vacaciones con su novia.

Directo a los negocios, ¡eso me agrada! Mira, lo pondré sencillo: Escuché de un ritual que permitirá mantener una dieta poco sanguinaria, pero requiere de una humana sana y joven, la cual convenientemente se encuentra aquí.

Se deleitó con la expresión de asco del Thawne, quien había metido la mano en los pantalones cortos para buscar su varita. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba al lado del castaño, observando la pista de baile desde su mirador personal. Eobard decidió dar un par de pasos hacia atrás.

Ella no se lo merece. De todas las personas que pudiste haber elegido...

William negó con la cabeza, torciendo sus labios hasta formar una tétrica sonrisa. Aquella situación era tan fácil para él; la dieta animal ya no lo satisfacía ni un poco, pero su consumo humano se basaba en la belleza de la persona en cuestión. Extendió ambos brazos, como intentando procesar algo muy complejo.

Tienes razón, pude haber elegido a alguien más. Sucede que, me parece una chica muy atractiva.

Fue la gota que colmó su vaso de paciencia. Si había algo que difícilmente toleraba, eran esas miradas sugestivas. Enarbolaba su varita, por lo que fue fácil concentrar ese creciente desagrado por la persona que tenía frente a él. Un rayo de tonalidad oscura fue emitido de la punta de su objeto mágico, impactando directamente en el pecho del vampiro.

Recibió una especie de descarga de adrenalina, en la cual alcanzó a ver como su acción, que sin duda había sido obra de magia oscura, causó que William quebrara el cristal, precipitándose hacia su asiento personal. Estaba decidido a acabar con aquello en ese momento, por lo que no dudó en saltar desde ese segundo piso, para poder confrontarlo.

Eres un tonto, Eobard Thawne. Pero, algún día, cobraré la deuda que acabas de contraer conmigo.

Apenas pudiendo levantarse, debido a la caída, el mago encaró a Clayton, quien apenas y lucía un débil hilo de sangre deslizándose de su labio. Los gritos y el desplazamiento de masas no se hicieron esperar, generando un total descontrol en todo el lugar. Apuntó su varita nuevamente al vampiro, esperando poder atacarlo con la misma magia. La molesta iluminación le impidió reaccionar al golpe en su mandíbula que le había propinado el dueño.

Como dije, soy un hombre de negocios. se inclinó para palparle la mejilla a su contrincante, quien se había desplomado debido al dolor.

Se escucharon varios crac en simultáneo a las afueras del club nocturno. Por las ventanas, ya entraban los primeros rayos de sol. Era la señal de que el vampiro debía huir. Dedicó una mirada triste al hueco que había dejado en su mirador antes de retirarse por la puerta trasera. Su aparente ritual tendría que esperar.

Por otra parte, Eobard intentó arrastrarse hacia los restos del asiento del sobrenatural, esperando poder desfallecerse ahí, pareciendo ridícula la idea de ser encontrado en una posición extraña. Las puertas se abrieron de par en par, y se escucharon pasos rápidos, que cada vez iban resonando con mayor intensidad en sus oídos. No alcanzó a distinguir mucho de aquellas figuras, pero sí captó una sola palabra, que sin duda significaba peligro.

MACUSA.

 


Debe ser:

Conociendo a Eleanor Wells
A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Eleanor Wells*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su tercer año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2003-2004. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar el objeto en cuestión en distintas cosas, excepto lo solicitado.
Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a relacionarse, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesarle los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania.
Aldrich fue el último en llegar, maldiciendo por lo bajo mientras se acercaba al lugar de reunión con su interés sentimental: El punto medio del puente Hohenzollern. Eran las siete de la tarde, pero aún se podía observar a uno que otro muggle en el paso peatonal.

Llegas tarde. saludó la chica con una sonrisa, despegándose del barandal para recibir al recién llegado.

Llevaba el cabello castaño rojizo en una coleta, la cual reposaba sobre su hombro derecho. Lucía, además, un vestido de noche azul marino, a juego con sus ojos. Remataba, con unos tacones, que daban la apariencia de estar hechos de hielo, puesto que a la vista parecían de un material cristalino.

Sabes que el tiempo y yo nunca hemos sido los mejores amigos.

Eobard intentó relajar el ambiente, dejando escapar uno de sus comentarios más habituales en Ilvermorny. Vestía un traje gris Oxford, bajo el cual portaba una camisa azul cielo, y unos mocasines azabaches. Nora se tapó la boca con una mano, dejando escapar una risa nerviosa. Thawne, cuyos nervios lo traicionaban, decidió ser el primer en romper el hielo. Del bolsillo lateral del saco, sustrajó lo que parecían ser espigas de trigo.

Te traje un obsequio. comentó, deslizando los dedos de su mano izquierda sobre las espigas. De a poco, comenzaron a ensancharse, como si algo estuviese creciendo en su núcleo. Adquirieron una tonalidad verdosa, y del tallo comenzaron a emanar pequeños botones de flor, de un tono marrón. Agh, demonios. Sabes que nunca se me dio bien la transmutación de seres vivos. Confiaba en que se convirtieran en claveles.

Le entregó el fallido intento de flores a la Wells, haciendo una mueca de incomodidad en el proceso. La castaña tomó el ramo, profiriendo un suspiro como de ternura al hacerlo. Entonces, deslizó uno de sus dedos sobre la mejilla del muchacho. Él sintió un leve escalofrío, al notar que los dedos de Eleanor estaban helados. Aquel detalle siempre le había agradado de la muchacha.

De hecho, me preocupa un poco. Pero, confío en que al final de este ciclo sepas, al menos, realizar transformaciones orientadas a objetos.

Ambos sonrieron al pasar por el inesperado silencio. Después de año y medio siendo compañeros, y amigos, se habían acostumbrado a los enormes lapsos de estudio en la biblioteca, donde reinaba una incansable falta de sonidos. Se giraron hacia el río, apoyándose en el barandal. La vista del Rin era impresionante. Ahí fue donde Eobard aprovechó para sostener la mano de la joven.

Siempre quise venir a Alemania en esta época del año. El clima... es mucho mejor que el de Norteamérica. Aunque, tampoco me molesta el calor de tu mano. el castaño agradeció que la penumbra ocultara el rubor de su nariz al escuchar a Wells. Y, acabo de recordar. Mañana es tu cumpleaños.

Gracias por recordarme que envejeceré un año más. Pero, no, al punto. Te imaginarás que no te privé de la comodidad de tu hogar esta noche sólo para demostrar mis dotes en Transformaciones. continuó, contemplando la sonrisa de Nora. ¿Sabes? Siempre he creído, somos como fuego y hielo.

La referencia hacia el gusto de la joven por las bajas temperaturas no pasó desapercibido. Aunque sabía que no era como tal una mención hacia ello, sino que ambos, de cierta forma, se neutralizaban. La paciencia de una, la imprudencia del otro; el pésimo sentido del humor con la seriedad en momentos cruciales. Estaban conectados, a su manera.

Y, ¿cuál de los dos sería yo? inquirió, acercándose a Thawne, quien dirigió su atención a los orbes que le devolvían la mirada.

Podemos averiguarlo.

Expulsión de Ilvermorny
Entrados en términos de una relación sentimental que parecía tener tintes de prevalecer hasta el final de los tiempos, Eobard A. Thawne y Eleanor Wells se convirtieron en la noticia al arribar, semanas más tarde, al segundo trimestre de su quinto curso, ya como pareja. La suerte parecía favorecer a ambos, sobre todo al hijo de Hivolt.
Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Nora, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Aldrich. Con todo, mantuvo su relación con la Wells, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso.
Ahora, su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones acaloradas con el profesor, el señor Frage*. Mientras que el pupilo proponía darle uso a las artes oscuras, verlas sólo como un punto distinto al de la magia convencional, el otro insistía en desecharlas, tachándolo incluso de seguidor de la oscuridad.
La tensión aumentó, al confrontar a una persona que no era de su total agrado. Bartholomew Allen*, un joven mestizo, cuya familia era famosa en el noreste de Estados Unidos por la producción en masa de artículos de Quidditch profesional. Debido a que compartía la opinión del profesor Frage, a menudo se encontraba en desacuerdo con el Thawne, llegando incluso al punto de batirse en duelo con él a escondidas de los profesores.
Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando lo que parecían ser flechas elaboradas con magia oscura misma. Cuatro de ellas terminaron en la túnica del Garrick, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al blanco, razón por la cual la molestia del rival de Aldrich no había cedido.
El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso.

Nueva Orleans y el encuentro con Henrick Ducard
Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó los últimos cuatro años, en los que habría terminado sus estudios, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio.

Llegó con bastantes horas de antelación, hospedándose en un hotel turístico que le ofrecía vista al lago Pontchartrain. Se deleitó con las luces citadinas, llegando a tener que admitir que los muggles no tenían mal gusto en algunas cosas. Una vez llegada la noche, decidió vestir un atuendo acorde a la ocasión: Mardi Gras.
Debido a que no era un experto en pasar desapercibido, su vestimenta consistió en una camisa de flores hawaianas, además de unos pantalones cortos caqui que le llegaban a media pierna. Sumado a esto, un par de tenis deportivos que emulaban la vestimenta playera de los habitantes.

En serio te ves increíble.

La chica había hecho un gran esfuerzo por pasar desapercibida con la ropa muggle. Enfundada en una blusa roja con diseños florales, y falda marrón, ofrecía un aspecto más natural que Eobard. Habían acordado reunirse en el bar del hotel. Ahí, compartían un whisky mucho menos fuerte que el elaborado por la comunidad mágica.

Usted no se queda atrás, señorito. comentó Eleanor Wells, esbozando una sonrisa burlona que pronto fue difuminada por un corto beso. Te verías menos raro en Hawaii, desde luego.

Tenía todo lo que deseaba en ese momento. Una vida relativamente normal, y un posible futuro con la chica. El momento era perfecto. Exceptuando por una persona, cuya ausencia habría causado que la suerte de Eobard tomara un rumbo distinto. De cabello crespo y castaño, fornido, vestimenta del clásico cowboy, el vampiro Henrick Ducard* disfrutaba de una bebida sanguinolenta en el mismo sitio en el que la pareja se encontraba. Vio en la joven, una oportunidad de saciar al fin su sed de sangre, pues pretendía realizar un ritual que consistía en convertir a una humana de la forma más sanguinaria posible para acabar con su agonía.

Vaya, vaya...No es usual ver gente de su tipo en esta época del año. se acercó a la mesa del Thawne, haciendo que la pareja se sobresaltara. Descuiden, soy amigo. Mi nombre es Maxwell.

Mentía, y el joven se dio cuenta de ello. ¿Qué diablos quería? Imaginaba un sinfín de cosas, pero su intervención sólo podía implicar problemas. Tomó la mano de su novia instintivamente, dirigiendo una mirada inquisitiva al vampiro. Definitivamente, había algo en él que no le agradaba.

Era una plática privada, quizá vería más gente aquí, si no fuera tan extraño. Ahora, si nos disculpa.

En parte, su salida estaba planeada. Tanto su acompañante como él, se levantaron y rápidamente abandonaron el lugar de esparcimiento. Iban tarde para la celebración de aquel día, y por ninguna razón querían perdérsela. Henrick se limitó a levantar su copa en torno a la salida, con una media sonrisa impresa en sus labios.

Qué sujeto tan extraño, ¿no crees? inquirió la Wells, horas más tarde, mientras disfrutaban de un espectáculo de luces. El muelle se encontraba medio vacío, así que tenían privacidad suficiente para realizar muestras de afecto. Opino que le falta un tornillo.

El chico emitió una risa con desdén, negando con la cabeza. Aquel sujeto, le había puesto los pelos de punta. Nada de lo que había visto hasta ese momento, ni sus incursiones en el uso de la magia oscura, lo habían consternado tanto como esa presencia. Miró a su acompañante, dándole un beso en la frente.

¿No es obvio? Le gustaste. Quería impresionarte.

Eleanor, consciente de la molestia de su novio, apretó su mano, situándose frente a él. A espaldas de la chica, bastantes fuegos artificiales hacían que el cielo fuera de tonalidades de azul, hasta algunas más exóticas como el rojo o el amarillo. Tiró de él, hasta que ella quedó recargada en el barandal.

Pero, tu eres mi pareja. Hay que intentar olvidarlo, disfrutar de estas vacaciones. Nos las merecemos. y, al ver que Eobard planeaba replicar, colocó el dedo índice izquierdo sobre los labios del joven. Te las mereces, créeme. Sé que algún día volverás a la escuela.

Y, así fue. Se dedicaron a olvidarse de todo aquello que les afligía, y disfrutaron de las celebraciones nocturnas. Entrados en ambiente, se marcharon a una de las orillas del Pontchartrain, sin saber que el vampiro les había seguido de cerca, decidido a un banquete final. Habían encendido una pequeña fogata a un par de metros de las olas, cuando notaron su presencia.

¿Acampando a la luz de la luna?

Ambos se levantaron, con varitas en mano. El fuego iluminó las rudas facciones del vampiro, que parecía deleitarse con la reacción de ambos. Extendió los brazos, como invitando a los dos presentes frente a él a atacarle con su mejor hechizo. A la brevedad, se encogió de hombros, decidiendo atacar a Eobard primero.

* * *

¿Qué...Qué diablos? agitó los brazos, balbuceando, mientras recuperaba la visión. Oh, no...

Se levantó con algo de dificultad, sujetándose el costado derecho. El golpe le seguía resonando por todo el cuerpo, como si cada que se moviera, recibiera una descarga eléctrica. La fogata estaba apagada, y el cielo estrellado comenzaba a menguar. Definitivamente, aquel movimiento había sido preciso y letal.

Muy listo, pero veremos quién ríe al último.

Siguiendo las instrucciones en el pequeño pedazo de papel que había entre la arena, llegó al centro de operaciones del vampiro: un club nocturno llamado El Caballero Negro. Era una trampa, eso no iba a negarlo. Pero, en ese momento, sólo le importaba poner a salvo a su novia. Había una dupla masculina custodiando la entrada, pero lo dejaron pasar apenas detectaron su presencia.

Intermitentes luces neón lo deslumbraron apenas las puertas se cerraron. Había bailarines por todas partes, y a juzgar por los pasos, se trataba de no-maj. Ahí, en el centro, donde parecía provenir toda la música, estaba aquel sujeto que le estaba causando dolores de cabeza a un nivel cósmico. ¿Por qué no, simplemente, se habían marchado a su habitación tras el encuentro con el vampiro?

Esto es una sorpresa, debo admitirlo, pero una buena. Ducard se levantó del asiento que ocupaba, acomodándose el abrigo de piel marrón. A su lado, aparentemente dormida, estaba la prometida del Thawne, sobre un sillón de piel. Quise hacerlo por las buenas, créeme. Pudieron haber cooperado.

Claro, cooperar con un desconocido que presenta un particular interés por mi chica, ¿cómo no se me había ocurrido?

Molesto, Aldrich se cruzó de brazos, esperando una buena explicación para todo eso. Algunos de los clientes los miraban extraño, debido a que habían alcanzado tonos de voz perfectamente audibles. El vampiro rió, metiendo una mano en su bolsillo mientras se aproximaba al visitante. Dio un silbido, como convocando a alguien.

Podemos hablar esto. Nadie tiene que salir herido.

Colocó una mano sobre el hombro del joven, como haciéndole saber que no se detendría para responder a su ataque, si decidía iniciar las hostilidades. Uno de los empleados se acercó, cargando a la durmiente para llevarla al espacio personal del vampiro. Consciente de que Nora estaba bajo alguna especie de hechizo, o poción, no tenía muchas opciones, más que acompañarle.

Muy bien, habla. Y más vale que tengas una buena razón para molestarnos. Eobard se volvió, dando la espalda al hall, aún atestado para ser casi las seis de la mañana. La oficina tenía un gran ventanal, desde el cual se podía ver prácticamente cada rincón de negocio.

El vampiro, quien se encontraba sentado, con los pies sobre el escritorio, profirió una ligera risa. Buen hombre de negocios, tenía que encontrar una forma de llegar a un acuerdo que le beneficiara ampliamente. Le echó un vistazo a Nora, que levitaba, aún bajo los efectos de cualquiera que fuera lo que la mantenía dormida.

Bien, comenzaremos por presentarnos, porque sí, soy hombre de palabra. Mi nombre es Henrick Ducard, y soy lo que llamarías un vampiro.

Aquello tomó por sorpresa al joven norteamericano, quien esperaba que la confrontación comenzara en ese preciso instante. Desorientado, decidió ganar algo de tiempo; si iban a presentarse, al menos procuraría obtener toda la información para poder rastrear a Ducard apenas salieran de ahí.

Ah, eres uno de ellos, ¿eh? Bueno, mi nombre es Eobard Thawne. asintió a manera de saludo. Un simple turista que ha venido a pasar las vacaciones con su novia.

Directo a los negocios, ¡eso me agrada! Mira, lo pondré sencillo: Escuché de un ritual que permitirá mantener una dieta poco sanguinaria, pero requiere de una humana sana y joven, la cual convenientemente se encuentra aquí.

Se deleitó con la expresión de asco del Thawne, quien había metido la mano en los pantalones cortos para buscar su varita. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba al lado del castaño, observando la pista de baile desde su mirador personal. Eobard decidió dar un par de pasos hacia atrás.

Ella no se lo merece. De todas las personas que pudiste haber elegido...

Henrick negó con la cabeza, torciendo sus labios hasta formar una tétrica sonrisa. Aquella situación era tan fácil para él; la dieta animal ya no lo satisfacía ni un poco, pero su consumo humano se basaba en la belleza de la persona en cuestión. Extendió ambos brazos, como intentando procesar algo muy complejo.

Tienes razón, pude haber elegido a alguien más. Sucede que, me parece una chica muy atractiva.

Fue la gota que colmó su vaso de paciencia. Si había algo que difícilmente toleraba, eran esas miradas sugestivas. Enarbolaba su varita, por lo que fue fácil concentrar ese creciente desagrado por la persona que tenía frente a él. Un rayo de tonalidad oscura fue emitido de la punta de su objeto mágico, impactando directamente en el pecho del vampiro.

Recibió una especie de descarga de adrenalina, en la cual alcanzó a ver como su acción, que sin duda había sido obra de magia oscura, causó que Ducard quebrara el cristal, precipitándose hacia su asiento personal. Estaba decidido a acabar con aquello en ese momento, por lo que no dudó en saltar desde ese segundo piso, para poder confrontarlo.

Eres un tonto, Eobard Thawne. Pero, algún día, cobraré la deuda que acabas de contraer conmigo.

Apenas pudiendo levantarse, debido a la caída, el mago encaró a Henrick, quien apenas y lucía un débil hilo de sangre deslizándose de su labio. Los gritos y el desplazamiento de masas no se hicieron esperar, generando un total descontrol en todo el lugar. Apuntó su varita nuevamente al vampiro, esperando poder atacarlo con la misma magia. La molesta iluminación le impidió reaccionar al golpe en su mandíbula que le había propinado el dueño.

Como dije, soy un hombre de negocios. se inclinó para palparle la mejilla a su contrincante, quien se había desplomado debido al dolor.

Se escucharon varios crac en simultáneo a las afueras del club nocturno. Por las ventanas, ya entraban los primeros rayos de sol. Era la señal de que el vampiro debía huir. Dedicó una mirada triste al hueco que había dejado en su mirador antes de retirarse por la puerta trasera. Su aparente ritual tendría que esperar.

Por otra parte, Eobard intentó arrastrarse hacia los restos del asiento del sobrenatural, esperando poder desfallecerse ahí, pareciendo ridícula la idea de ser encontrado en una posición extraña. Las puertas se abrieron de par en par, y se escucharon pasos rápidos, que cada vez iban resonando con mayor intensidad en sus oídos. No alcanzó a distinguir mucho de aquellas figuras, pero sí captó una sola palabra, que sin duda significaba peligro.

MACUSA.

Dice así:

 

Otros datos

Otros datos:
  • La descripción de su varita es: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Treinta y ocho centímetros, inflexible.
  • Encuentra las actividades deportivas muggle un tanto exageradas, pero ha desarrollado un gusto por la natación.
  • Es un ávido fan del quidditch británico, teniendo como equipo predilecto al Puddlemere United. En el ámbito no mágico, sus equipos de soccer favoritos son el Real Madrid y el Tottenham Hotspur.
  • La práctica de la Aparición Conjunta le genera náuseas.
  • Usualmente lleva un anillo, en forma de rayo, en el dedo índice de la mano derecha.
Cronología de cargos:

Ministerio de Magia
  • 07 de Septiembre 2017 - 07 de Enero 2018: Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Empleado.
  • 07 de Enero - 07 de Marzo: Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Empleado.
  • 07 de Marzo - 07 de Abril: Magic Mall, Empleado.
  • 07 de Abril - Actualidad : Gringotts, Duende.
Marca Tenebrosa
  • 28 de Julio 2017 - 28 de Septiembre 2017: Aspirante
  • 28 de Septiembre 2017 - 06 de Mayo 2018: Base
  • 06 de Mayo - Actualidad: Tempestad
Premios y Reconocimientos


Debe ser:

Otros datos

  • La descripción de su varita es: Nogal negro, núcleo de pelo de unicornio. Treinta y ocho centímetros, inflexible.
  • Encuentra las actividades deportivas muggle un tanto exageradas, pero ha desarrollado un gusto por la natación.
  • Es un ávido fan del quidditch británico, teniendo como equipo predilecto al Puddlemere United. En el ámbito no mágico, sus equipos de soccer favoritos son el Real Madrid y el Tottenham Hotspur.
  • La práctica de la Aparición Conjunta le genera náuseas.
  • Usualmente lleva un anillo, en forma de rayo, en el dedo índice de la mano izquierda.
  • Es ambidiestro, aunque gusta de usar la mano derecha como dominante.

Cronología de cargos:

Ministerio de Magia

  • 07/09/2017 - 07/01/2018: Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, Empleado.
  • 07/01/2018 - 07/03/2018: Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Empleado.
  • 07/03/2018 - 07/04/2018: Magic Mall, Empleado.
  • 07/03/2018 - Actualidad : Gringotts, Duende.

Marca Tenebrosa

  • 28/07/2017 - 28/09/2017: Aspirante
  • 28/09/2017 - 06/05/2018: Base
  • 06/05/2018 - Actualidad: Tempestad

Hogwarts

  • 26/07/2018 - 25/10/2018: Tutor
  • 25/10/2018 - Actualidad: Profesor de Magia Avanzada

Premios y Reconocimientos

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