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- Mansión Luxure - (MM B: 110324)


Malum Luxure
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La pelirroja sintió la perturbación de aire, se apresuró a aprontar su varita, había desaparecido a sus criaturas de sombras. En verdad no se sentía con ánimos de seguir siendo interrogada por el Lúxure por lo cual no pensaba tenerle la paciencia que antes si él se atrevía una vez más a interferir en sus asuntos.

 

Pero el enojo se convirtió en sorpresa al reconocer la figura de pie frente a ella. ¿Qué es lo que él hacía allí? No podía entenderlo, como que la imagen estaba fuera de contexto para ella. Suspiró tratando de que sus ideas tomaran una forma coherente.

 

—Buenas noches Datura —dijo con una voz que apenas reconocía como la suya —no temo andar sola en esta vida —se sorprendió por la realidad que implicaba aquella frase, su boggart se había hecho realidad. ¿Qué más podía temer en este mundo? Nada.

 

—Yo ya me estaba marchando —respondió con un deje de disculpas, ni sabía a dónde iría ahora en realidad, seguro que a su local, a juntar las cosas que pudieran haber quedado y organizar el cuidado de las criaturas, con tres elfos menos, se mordió el labio y levantó la cabeza que había inclinado agobiada por sus pensamientos.

 

—¿Qué haces tú acá? —le preguntó mientras guardaba su varita en el bolsillo interno de su capa, no creía que la fuera a necesitar contra él.

 

Se sentía como si estuviera aún en una pesadilla, donde las escenas se habían ido sucediendo: la noticia de la muerte de Seba, informar a sus elfos y a su familia, su entierro bajo uno de los árboles en la Dumbledore, el cumplir el pedido de su sobrina Ariane de buscar a Ada, el encuentro con Demian Lúxure y ahora la aparición misteriosa de Datura. No, sentía que debía pellizcarse para obligarse a despertar, todo aquello junto no podía ser real, debía seguir durmiendo. Nada tenía lógica ni sentido en realidad, nada.

 

@@Datura

Editado por Darla Potter Black
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Tras hacer la reverencia me enderece escuchando con atención cada palabra, al parecer había tenido un día complicado y era notable que llevaba algo de prisa, sin embargo no la dejaría salir sin antes hablar y relajarse un poco con ella.

 

-Traigo unas cosas a mi habitación- La verdad era mi primera vez en aquel castillo, sin embargo era verdad lo que decía. -Pero aguarda un poco, acompáñame unos momentos- era evidente había mucho por contarse y conocía de años a Darla por lo que me di cuenta de su sentir en esos momentos.

 

​Mi varita desapareció en el aire haciendo aparecer un baso mas flotando en el aire, la botella se acerco para servir un poco en el nuevo baso, el cual flotaba enfrente de Darla esperando a que lo tomara -Y que agradable sorpresa verte, te mire en la Dumbledore pero no quise...-​ me había quedado sin palabras, hice una seña con la mano para que me acompañara a los sillones frente al fuego de la chimenea.

 

Espere ella tomara asiento para poder hacer lo mismo, mirar el fuego siempre me tranquilizaba y relajaba -Estos son los momentos cuando te das cuenta quienes te apoyan- solo podía imaginar lo que pasaba por su mente, tome un trago de mi baso para refrescarme la garganta -Y por supuesto, aquí estoy, se te las puedes arreglar sola, pero nunca cae mal una mano de confianza-

 

Aguarde unos momentos en espera de alguna respuesta, por suerte la había encontrado justo antes que se fuera, la suerte como siempre me acompañaba dándome la oportunidad de convivir unos momentos.

Editado por Datura

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Las palabras de él la sorprendieron ¿su habitación? no recordaba que alguna vez le hubiera hablado de la familia Luxure, pero ellos habían llegado a Ottery luego de que la pareja terminara. Darla suspiró, considerándolo unos segundos. ¿Qué pasaría si Demian regresaba? bueno, ella había sido invitada, él no tendría ni el más mínimo derecho a recriminarla y si lo intentaba ella no dudaría en convocar a los demonios para enfrentarlo. Miró a Datura y asintió suavemente.

—Está bien, solo un rato no hará daño supongo —respondió tomando el vaso que flotaba frente a ella, observó el liquido que se había vertido en su interior, hacía mucho tiempo que no se daba espacio para solo estar sin hacer nada, bebiendo con amigos.

 

Levantó la vista sorprendida, había estado en la Dumbledore, no debería extrañarle, ella sabía que era de la familia, pero hacía ¿cuánto? seis o siete años que él se había vuelto a desaparecer tras que ella le contara que tras dos años en que ella pensaba que él había muerto, alguien más había llegado a su vida. Que ironía, y ahora el que había muerto era quien había llenado su vida durante esos siete años. Lo que no le dijo fue que ella sabía que él había regresado en ese tiempo, los elfos les habían visto cuando le dieron noticias de su sobrina desaparecida también, había sido en unos jardines pertenecientes a la familia Potter Blue, un bello parque público.

 

Darla siguió al mago hacia la sala que él le señalaba, ésta resultaba más acogedora que aquella a la que le había invitado Demian, por lo menos no había un sonido de vaudeville. Eso le recordó que el Luxure le había preguntado por Datura, ¿sería acaso por lo que él estaba allí? Era extraño, o quizás una simple coincidencia, tomó asiento en uno de los sillones frente a la chimenea, aflojando con su mano libre la capa sobre el vestido verde.

 

—Así es —murmuró pensativa, a su lado habían estado todos aquellos que sabían que su deseo de silencio era una máscara impuesta por su momentánea debilidad. Sonrió ante las palabras de Datura —me alegra saber que a pesar del tiempo y la distancia aún me consideras alguien de confianza para tí —comentó con una sonrisa sincera en su apagado rostro y extendió el vaso hacia él, en señal de brindis —por las vueltas de la vida y de la muerte.

Editado por Darla Potter Black
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No estaba seguro de que le ocurría pero no debía de ser del todo bueno cuando sus ojos cambiaban de color ¿o sería mi imaginación? Existen los metamorfomagos que juegan con eso pero ella parecía descontrolada, se acercó más a mí y en un susurro apenas alcanzó a decir que lo sentía ¿qué cosa?

 

Pero ya no tuve mucho tiempo para procesar la idea, ella me había abrazado con una fuerza que no había esperado de tan frágil que lucía y la respuesta a sus cambios la tuve dos segundos después. Abrí los labios pero no logré emitir sonido cuando sentí la punzada en el cuello. Fue como si de golpe todo cobrara sentido ¿cuánto hacía que no se alimentaba esta mujer? Y lo más importante ¿sabría detenerse a tiempo?

 

Podía sentir como mi sangre corría en un sentido que no era el habitual, o más bien era bebido por la pelirroja, sin darme cuenta ya no era yo quien la sostenía en su debilidad sino que apoyé mis brazos sobre sus hombros, o eso creía, no estaba seguro, la visión se me había vuelto gris y solo sentía el aroma de sus cabellos, ¿cómo podía tener el aroma sabroso de los duraznos maduros mezclado con el de las flores de cerezo?

 

Cerré los ojos, era inútil mantenerlos abiertos si no podía ver, era como si soñara más bien, ¿era su mano la que acariciaba mi cabeza o la de otra pelirroja cuyo rostro vino de pronto a mi mente? Sentí que las rodillas me temblaban pero hice un esfuerzo y abrí mis ojos para encontrarme ante una suplicante mirada, de Shelle que me decía que no tema y que le había salvado la vida. Respiré profundo, intentando que mi cerebro coordinara mis palabras mejor que mis manos sobre su cuerpo.

 

—Su… pongo —volví a tomar aire logrando enfocar mis ojos en los de ella —que… —¿por qué demonios intentaba armar una frase? —de nada… —y apreté mis brazos alrededor de ella, intentando no caer.

 

 

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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"la confianza ganada no se pierde a pesar de la distancia y años" pensé después de que Darla hiciera su comentario, en esos momentos una sonrisa ilumino su rostro haciéndome recordar viejos tiempos, -por las vueltas de la vida y de la muerte.- menciono extendiendo su vaso hacia mi, devolví la sonrisa y pude observar el relejo del fuego en sus ojos -Sin muerte no hay vida... por el ciclo de la vida- extendi mi brazo, haciendo que nuestros vasos chocaran haciendo un "tink" resonara en la aviación.

 

Tome un largo trago, se podía sentir como el ambiente iba cambiando y una sensación de tranquilidad comenzaba a surgir, me acomode para poder ver el fuego junto con ella -Quizas ya lo sepas, yo creo todo es una prueba y solo queda tomar las cosas lo mejor posible, sin dejar de percibir que es lo que debemos aprender de cada situación- en esos momentos recordé la perdida de un ser querido y como pensé no le gustaría a el me viera triste.

 

Me puse en pie para poder aproximarme un poco al fuego de la chimenea, había traído conmigo varios artículos peculiares sin registrar, sin embargo como me encontraba en confianza sabia nada grabe pasaría, con un chasquido de mis dedos apareció una pequeña bolsa negra de piel en mi mano libra (adentro venian unos polvos especiales fabricados por mi), pose por unos momentos el vaso sobra la reposera de la chimenea.

 

-Muéstrame lo que deseo- agarre un puñito de los polvos y los arroje al fuego, mi deseo era que Darla viera lo que tanto esperaba, aguarde unos momentos a que hicieran efecto los polvos -No es mucho pero es lo que puedo hacer, recuerda que solo es por unos momentos y que todo tiene un comienzo y fin- al terminar la oracion en el fuego comenzaron a verse imágenes sumamente claras.

 

Tome mi vaso y volví a tomar asiento a un lado de ella, estaría ahí para apoyarle en dado caso que lo necesitara, extendí el brazo hacia ella para hacer un nuevo brindis -Por los que siempre permanecerán con nosotros, aunque su presencia no sea como la acostumbramos-.

Editado por Datura

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Asintió a las palabras de Datura, la vida era un ciclo, un círculo perfecto. El sonido de las copas chocando la trajo de vuelta a la realidad y vació el vaso de un sorbo, hacía años que no hacía fondo blanco. El líquido primero se sintió sobre su lengua, dejando el sabor juguetón y ardiente para luego bajar por su garganta, fogoso, casi como si bebiera fuego líquido que sacudía cada una de sus células, sus ojos tuvieron un destello esmeralda y luego volvieron a su tono castaño. Aún no pensó en el fondo de su mente.

 

Se preguntó que podría aprender y lo que vino a su mente no le gustó, porque eso demostraba que no había aprendido nada en esos siete años. Había sido menos mujer de lo que él se merecía. Su mano se cerró sobre el vaso y tuvo que refrenarse para no quebrarlo clavándose los vidrios en su palma.

 

—Supongo de sí —susurró intentando que Datura no notara su turbación, ella no era ni la sombra de la mujer que él había conocido, la Darla que había sido su novia había desaparecido hacía mucho tiempo. Suspiró y observó al mago que se ponía en pie y se acercaba a la chimenea.

 

Le sorprendió lo que él hacía y en cierta forma la conmovió, revolviéndole hasta las entrañas. Darla había estudiado artes oscuras y maldiciones y entre los objetos que había traficado junto con los libros había algunas pequeñas pociones y objetos, pero aquello. Se inclinó hacia adelante susurrando embelesada.

 

—Entiendo —las imágenes se sucedían, rápidas, mezcladas, pero totalmente reconocibles para ella. Su rostro casi tomó el color del reflejo del fuego, quizás en un rubor que hubiera subido a sus mejillas si no fuera lo que era.

 

Varios locales, San Mungo, los Jardines Sumaes, su hogar en House of Books, el jardín que ella había encontrado, un par de lágrimas corrieron por su mejillas mientras veía el jardín que habían adquirido primero, luego los establos y finalmente el bosque en cuyas entrañas habían soñado construír una cabaña, para vivir junto a sus elfos como una familia, ya no apegados al local. El Kiosko que él mantenía con Akiza, las visitas a Ranas Lunares. El plan de que la boda fuera en marzo y toda la maldita guerra y peste que había sobrevenido después hasta arrastrarlos lejos el uno del otro. Un gemido escapó de sus labios y cerró los ojos, la voz de Datura la trajo nuevamente a la realidad.

 

Extendió su brazo y con una voz ahogada le pidió que llenara su vaso.

 

—Por ellos y por los que quedamos teniendo que conformarnos con los recuerdos y lo que pudo ser.

Editado por Darla Potter Black
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EL vaso de Darla se había vaciado, por lo que de un solo trago desaparecí el contenido del mío, la botella comenzó a flotar y llenarlos nuevamente, "dos brindis de tres" pensé mientras observaba nuestros vasos llenos y la botella flotar a una bandeja con hielo, sus palabras en los brindis me dejaban ver lo que sentía en esos momentos, no la iba a dejar así mientras estuviera en mis posibilidades.

 

Estaba atento a sus movimientos y expresiones -Lo mas hermoso de todo esto es que ahora todo el tiempo están con nosotros- extendí la mano entregándole la bolsa de piel negra -Le darás un buen uso y serás responsable, estoy seguro- sonreí mientras la guardaba entre sus pertenencias, saque de mi bolsillo un pañuelo de seda negra y con delicadeza limpie sus lagrimas.

 

Comprendía y sabia que hay cosas que tenemos que hacer solos, el tiempo siempre daba una respuesta aunque no fuese la que estamos esperando,-Por una evolución personal buena y satisfactoria- dije alzando el vaso hacia la chimenea y después estirando el brazo a Darla.

 

Si bien ya no éramos las personas que solíamos ser en el pasado, nuestro presente reflejaba parte de aquello, seguía disfrutando de su compañía y como siempre un agradable momento surgía, nos habíamos apoyado en todo momento y este no seria la excepción.

Editado por Datura

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La Potter Black se sorprendió con el gesto de su acompañante, observó unos segundos la bolsa que le entregaba y luego puso su mano bajo ella, sosteniéndola sin hacerla suya aún —¿estás seguro de lo que estás haciendo? —preguntó, viéndolo a los ojos con seriedad. Asintió mientras le dejaba hacer, ella no estaba segura de si le daría un buen uso, tenía planes, era verdad, pero lo que ahora pretendía era algo que no sabía si había alguien con quien se pudiera compartir. Quizás, una vez que se encontrara en camino... ya vería.

 

—Gracias —dijo volviendo a sonreír quedamente, aún sorprendida que su rostro pudiera reflejar una sonrisa luego de todo lo que había pasado, pero el delicado y caballeroso gesto de él al secarle las lágrimas y el que le diera aquellos polvos, eran un gesto que ablandaba la dureza de su alma.

 

No pudo evitar sonreír más ante su brindis, ella sí pretendía una evolución, claro que ahora, con lo que él le había dado y la idea que había comenzado a germinar en su mente ya no estaba segura en qué o hacia qué sería dicha evolución. Sus ojos se tiñeron por unos segundos con la oscuridad propia de su clan, los ojos volvieron a recuperar su color para cuando él se había girado y chocaban sus vasos.

 

—Por nuestra evolución —respondió la pelirroja para agregar luego de volver a vaciar su copa —¿por qué nunca me hablaste de tu vínculo con los Luxure? supongo que por ello el tal Demian me preguntó por tí —se mantuvo pensativa, recordando la extraña charla que había mantenido con el egipcio, la molestia que había sentido se había ido transformando en calma junto a Datura.

 

De pronto una idea loca le vino a su mente y observó al mago. ¿En qué habían coincidido la última vez que habían estado juntos, antes de su desaparición o no lo habían hecho? Casi ya no daba importancia a esas cosas pero le resultaba llamativo el encontrarlo allí, aunque no podía negar que había sido relajante y agradable.

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  • 3 semanas más tarde...

De a poco, la bruja recobraba el calor de su cuerpo y el dulzor de aquella sangre sanaba sus heridas internas provocadas por el veneno del lycan. Al ver lo que había hecho, la bruja mantuvo en sus brazos a aquél hombre cuyo cuerpo se había debilitado.

 

Cruzó el brazo de Gabriel por sus hombros e intentando sostenerlo lo dirigió hacia una puerta cercana donde se percibía una habitación. Sosteniendo el peso de su cuerpo en sus hombros, logró recostarlo en el único módulo de un sillón de pana color hoja y se quedó contemplando la mirada perdida del mago.

 

¿Cuánta sangre había bebido? Esperaba que no fuera un familiar muy cercano a Lady o la asesinaría. Ya se había metido en bastantes problemas al beber sangre de licántropo, solo esperaba un poco más de paz en aquella noche tan bulliciosa.

 

Se arrodilló junto al mago y sacó un pequeño paquete donde tenía un chocolate y se lo ofreció al joven.

 

–Come, te hará bien algo dulce– dijo acercando la pequeña barra a sus labios.

 

 

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Podia sentir cómo me ayudaba a sostenerme, pasé mi brazo por sobre ¿sus hombros? no estaba seguro, mi brazo buscó sostenerse y una suavida mullida y acogedora sostuvo mi mano mientras me dejaba llevar. Me sentía algo mareado y en realidad no estaba seguro de qué había pasado ni a dónde íbamos, hasta que sentí que me dejaba sobre algo más mullido y cómodo. No era una cama, un sillón de alguno de los salones seguramente.

 

Aún estaba con los ojos cerrados, me pesaban un poco los párpados pero comenzaba a ceder el mareo. Si esta belleza siempre desmayaba a los demás tras desmayarse ella era un peligro andante. Bella, pero peligrosa. Fui consciente que medio esbocé una sonrisa con la idea, recordando su cuerpo en mis brazos y luego sobre la cama y me di cuenta que sonaba más pervertido, incluso para mí, de lo que en realidad era.

 

Escuché sus palabras y el roce de algo dulce en mis labios, por lo cual abrí mis ojos mientras tomaba su mano con el chocolate, ahora ya podía verla en colores y no todo en blanco y negro como antes.

 

--¿Cuándo vinieron los dementores? ¿tú eres uno? quiero mi beso --murmuré y jalando de ella suavemente me acerqué y besé sus labios, lo cual seguramente me llevaría a que terminara estampado contra algún lado pero valía la pena, aunque imaginara sus cabellos borgoñas de un color más rojo y seguramente el sabor de otros labios que había sentido muy cerca pero no como los que besaba en ese momento, eché hacia atrás la cabeza y con un tono algo divertido mientras tomaba el chocolate agregué --sí, muy dulce, una delicia --y me preparé para lo que viniera.

 

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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