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- Mansión Luxure - (MM B: 110324)


Malum Luxure
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La música suave de navidad me ponía nostalgica, había sido un año difícil con muchas cosas ganadas y otras tantas perdidas. Era casi imposible dejar de lado el sentimiento esta noche, todos parecían en lo suyo y yo solamente me llene de nostalgia, lo último que quería era molestar a nadie por lo que me dirigí sigilosamente a la cocina y saque de allí una botella de Champagne fría con dos copas y unas uvas, dirigí mis pasos al jardín y en uno de los árboles me recosté. Me libere de los zapatos y allí abrí la botella. El corcho salió volando hacia más allá del cesped y con un accio lo atrake de nuevo a mi mano.

 

Tome aquel líquido frío con deleite, deje que pasara por mi garganta y cerré los ojos disfrutando el sabor del licor.

 

Suspiré para ahogar lo que sentía, todo el dolor y la alegría. Haber sido nombrada ministra de Francia había sido una de las satisfacciónes más grandes y anhelaba poder seguir con grandes proyectos a Favor de mi amado país, además de establecer una alianza para destruir al inquisidor que pretendía a todos los magos muertos y a la magia desterrada del mundo.

 

En fin tenía qu poner todo en orden en mi corazón de paso, ahora estaba sola también, con mi hijo adoptivo James y ambos debíamos estar bien.

 

Serví de nuevo licor en la copa y bebí de nuevo, recosté mi cabeza en el árbol y disfrute del frío de la noche de invierno.

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Confiaba en tener un buen recibimiento, pero lo que le esperaba fue mucho más de lo que podía imaginarse. Se encontró de frente con una mujer que, sino estaba equivocado, debía de tratarse de su hermana. Había llegado a esa conclusión por una sola razón: el nombre que había utilizado para llamarle. Desde hacía tiempo parecía una costumbre que sus familiares más cercanos se refiriesen al caballero por su segundo nombre, pero aquello no le importa e incluso podía decirse que le gustaba. Sonaba bien. Además era una sencilla forma de comprobar quiénes eran verdaderamente cercanos.

 

¿Siempre estás tan contenta? —preguntó sorprendido.

 

Desde luego, era una persona mucho más fría que su hermana, al menos en lo que a temas familiares se refería. De nuevo, debía de reconocer que no era la persona más familiar del mundo. Seguramente no se mostraba tan cariñoso como debería con sus seres queridos, pero nada podía hacer para evitarlo. Eso iba en su forma de ser. Había alguna excepción, por supuesto, pero no era de aquellos que consideraban a la familia como lo más importante del mundo. Pero para eso estaba allí, para conocerlos mejor y lograr tener un vínculo más especial con todos ellos. Debía ser un buen hijo, un buen hermano.

 

El paso del tiempo le habían convertido en un hombre elegante, competitivo y que buscaba sus propios intereses sin que nadie se lo pudiera impedir. El paso de los años había hecho que su personalidad se fuese oscureciendo, la muestra más clara que confirmaba esa teoría era la Marca Tenebrosa que portaba en su antebrazo izquierdo. Nadie que se interpusiera en sus asuntos podría vivir en paz. Sin embargo, siempre tendría esa parte traviesa y divertida que le acompañaba desde que apenas era un bebé y que nunca podrá abandonar. Siempre será alguien que provoca dolores de cabeza a los demás.

 

Entró y acompañó a la mujer por el interior de la mansión. Hacía tanto tiempo que no estaba allí que no recordaba donde estaban las cosas. Era como un completo desconocido, pero no importaba mucho, estaba seguro de que pronto volvería a ponerse al día con todo. Se dejó conducir hasta uno de los sofás. Eso de sentarse en un sitio cómodo y caliente era de agradecer, fuera hacía frío y no podía negarse a un chocolate caliente. Había pocas bebidas más navideñas que el chocolate caliente, era una de las cosas que más le gustaba tomar en esa época del año. Aunque siempre en su justa medida.

 

Tendremos que acompañar esas tazas con un buen alimento, ¿no? ¿Qué te apetece? —le preguntó con curiosidad. Pero claro, no podía ser cualquier cosa. Tenía que ser algo que fuese típico de la época. —¿Nubes de azúcar, bastones de caramelo, turrón de chocolate? ¿Qué quieres? —cuando le contestase, se lo pedirían a los elfos domésticos. Era tan sencillo como eso. Ninguno de los alimentos sugeridos era un alimento sano, pero... ¡Era Navidad! ¿Qué importaba todo aquello? Eran fechas para volver a comportarse como un niño pequeño, donde cualquier cosa puede ilusionarte y hacerte feliz.

 

Había pasado tanto tiempo que posiblemente nada volviese a ser exactamente igual. Todo cambiaba, nadie podía hacer nada para remediarlo. El tiempo era el verdadero enemigo de todo el mundo y siempre ganaría. No había forma de combatirlo. El australiano era un político que buscaba conseguir poder. Seguramente las travesuras del pasado se habían quedado atrás para siempre, pero eso no significaba que no pudiera hacerlas. Simplemente, ahora serían diferentes. Le encantaría mantener una conversación interesante con su hermana y lo mejor era empezar por:

 

¿Qué le has pedido a Santa Claus? ¿Has sido buena este año? —inquirió como si lo que tuviese en frente siguiese siendo una niña pequeña. Y no, su hermana había crecido. —¿Aún se le deja un vaso de leche y galletas? —y justo que lo decía. —Creo que no te lo he ofrecido, pero si quieres otra de las cosas que podemos pedir a los elfos son galletas cookies. Ahora mismo mataría por ellas... —evidentemente exageraba, pero se le había hecho la boca agua solo de pensar en ellas. Podía verse feliz comiendo una cookie gigante.

 

 

@@Agatha Andrómeda Abbott

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La fiesta se estaba poniendo interesante, mi hermanito @@Danny Lestrange brillaba de alegría y eso era sumamente interesante, podría ser su primera navidad real o en familia, esperaba que conservara un bonito recuerdo, que se divierta y tenga mas trato con la familia, se sienta cómodo en la casa con la gente.

 

-Es tu casa hermanito...has lo que tu quieras.- Le comente con una sonrisa al pasar por su lado.

 

Vi a mis niños andar por la casa, la fiesta era para ellos, para contagiarles el espíritu navideño, darles amor y unión, quizá bellos regalos y el placer de verlos sonreír, compartir un momento y se transforme en un precioso recuerdo, @@Agatha Andrómeda Abbott @@David James Dumbledore se habían escapado a la cocina...que tramarían estos niños?, esperaba que no sea una travesura aunque no estaba tan segura, luego les echaría un ojo por que lo creía necesario. Mi muñequita @@Veronica Prince Rambaldi estaba sumamente encantadora, me ponía muy contenta tenerla en la casa.

 

-Cariño dos de tus hermanos están en la cocina...los otros corriendo por ahí.- Busque con la mirada a Dam y Alex que jugaban cerca del árbol.- O lo que tu desees hacer mi vida.- Le dije con ternura, algo que solo tenia con mi familia.

 

En aquel momento la entrada de dos invitados hizo que en mi rostro se pintara una enorme sonrisa, no podía creer lo que veía, @@Rory Despard entraba divina del brazo de @@Hessenordwood Crouch tan bello a mis ojos por que simplemente adoraba al padrino de Damian.

fui a ellos con una velocidad alucinante, no los veía hace tanto que lo primero que hice fue darle un abrazo a ella y luego uno a el con un beso en la mejilla.

 

-Bienvenidos!...pase por favor esta es su casa.- Tome con mis manos la de cada uno de ellos llevándolos mas hacia el salón. -Es un regalo para mi su presencia.- Deje fluir mi emoción sincera.

 

En medio de todo eso había sentido una presencia, el golpe en la puerta, no quería dejar a los invitados y mas a Garry por que me debía una charla de por que se había perdido tanto, Damian reconoció al licántropo y vino corriendo seguido por su pequeño hermano a su encuentro con un brillo en sus ojos rojos.

 

-Padrino...viniste.- El adolecente demonio hizo lo mismo que su madre, envolvió al hombre en un abrazo.

 

Mientras que Alex quedo mirando a la dama frente a él con un gesteo de timidez pestañeando sus gemas verdes, tan idéntico a Mefistófeles cuando quería resultar encantador, lo que me dio la oportunidad de ir a la puerta y encontrarme con ese peculiar personaje, le quede mirando seriamente pues no le conocía.

 

-Hola?.- Mi cara reflejaba el desconcierto ante mi encuentro con @@AZRAEL Licaón

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Bel Evans Ollivander

 

Dulce y sumamente familiar. Esto debe ser a lo que llaman una fiesta selecta y privada, supongo, pero siendo mi primera visita ¿en serio quieres que nos metamos en problemas? sonaba a un regaño, mas la sonrisa amplia mostraba que también veía lo divertido que podía ser escabullirse para explorar la casa, aun si por el momento no nos moviésemos más allá de la chimenea, para arroparnos con su calor ven, inclínate un poco, que afuera estaba haciendo un frío de los demonios, y eso no te hace bien con las manos calientitas que acababa de colocar cerca del fuego, y no llevando un zapato de tacón, tuve que ponerme de puntillas para tapar con mis manos sus orejas, que estaban prácticamente congeladas recuérdame luego ir por una bebida caliente.

 

En la amplitud del salón, eran fácilmente distinguibles los integrantes de la casa, y los reencuentros efusivos se hacían notar. Al acercanos al árbol, profusamente adornado, distinguí un par de cartas colocadas entre las ramas, y aspiré solo por unos instantes, la agradable fragancia de las hojas del pino, mientras Garry dejaba los regalos para los dos hijos de Lady al pie del árbol, junto con muchos otros regalos más de la familia.

 

Los elfos no dejaban de ir de un lugar a otro, procurando que nada faltase a familiares ni invitados.

 

Lady apareció entonces, flotando como una mariposa entre los diversos grupos que se habían formado en la sala, supervisando cada uno, hasta que llegó a nosotros. Había esperado una muestra de afecto mayor con Garry, dada su cercanía con él, pero el encuentro terminó de forma sorpresiva cuando recibí un abrazo también. No podía asegurarlo, pero incluso Garry estaba particularmente curioso de tal recibimiento.

 

Mucho más cuando los dos hijos de la matriarca Luxure se nos acercaron, y quedamos junto a ellos, en tanto ella seguía su recorrido, esta vez hacia la puerta para recibir al sombrío tipo que había visto de pasada al entrar. Los dos poseían un encanto genuino, tenían rasgos físicos un tanto distintos, pero sus ojos eran portadores del mismo brillo especial, insondable y misterioso que tenían los ojos de su madre.

 

Espero que la estén pasando bien y que obtengan todos los regalos que pidieron.

 

No tenía muchas palabras para decir. Las edades de ambos diferían pues el ahijado de Garry era mayor, y su hermano en cambio era apenas un infante, que no dejaba de observarme con atención, y de quien desconocía hasta el nombre, pues había olvidado preguntárselo a Lady.

 

Tener hijos, que desafío susurré a Garry, recordando de pronto el pacto que había hecho a cambio de quedarme sin magia incluso tener con quién ya es un reto las palabras salieron alternadas a risas y me tomó un buen rato parar de reír la verdad es que sigue siendo un tanto extraño para mí tener niños cerca, pero al menos ya no duele como lo hacía antes.

 

No necesitaba decirle más, porque sabía que él lo había entendido perfectamente. Y no queriendo que alguna clase de tristeza contagiara el ambiente festivo, rápidamente cambié de tema.

 

Yo creo que debes ir viendo que bebidas tomarás. Dejaré que escojas mi bebida, así que no desaproveches la oferta.

 

@@Hessenordwood Crouch @@Lady Luxure Grindelwald @todes

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Le responde con una sonrisa. No dice nada más, solo lee los labios de su hermana y le hace una seña cuando ella va a recibir a los invitados. Danny sabía que como parte de la familia él también tenía responsabilidad de recibir a las personas pero eso no era lo suyo. Si socializar le causaba incomodidad, ir a recibir y ser cortés en ese tipo de situaciones le generaban ansiedad, y no era sencillo.

"Entonces haré lo que yo quiera"

Le responde en voz baja después de echar un vistazo a su alrededor. Había personas que jamás había visto en su vida, una que otra a la que quizá había observado en alguna ocasión pero en general no había nadie con quien Danny pudiese platicar con confianza. Todos solían formar parejas o grupos, tal como pasaba en la escuela, y el chico era incapaz de meterse para formar parte de las conversaciones.

"¿Quién es ese...?"

Murmura al ver a Lady caminar hacia Uriel. Había algo raro que le llamaba la atención de ese personaje pero no podía entender qué era. Pero finalmente no quería interrumpir no nada, por lo que se la pasa dando vueltas por ahí con las manos en los bolsillos, alcanza un par de caramelos y se sienta en un sillón a comer uno. Luego mira a su alrededor en busca de alguien con quién platicar.


@@Ada Camille Dumbledore
@@Lady Luxure Grindelwald
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El ambiente familiar era ameno a pesar de la cantidad de personas que pasaban desapercibidas para su conocimiento. Ella se sentía feliz. Feliz y a la vez con ganas de llorar, porque se le había cumplido su único deseo, su querido hermano estaba en casa allí, con ella. Por unos cuantos minutos bajó la mirada y las lágrimas casi se hicieron presentes en sus ojos, pero tuvo cuidado de sacar un pañuelo y secarlas, cuidando con esmero el poco maquillaje que se había colocado. Su sonrisa tembló durante un minuto, pero se mantuvo. Ante el súbito comentario de este, simplemente lo rodeó con sus brazos, apoyando la barbilla en su hombro, susurrando. - Yo siempre voy a estar contenta, que no lo demuestre es otra cosa. Pero si estoy feliz, es porque estás aquí con nosotros, conmigo pequeño tonto. - Se apartó de el suavemente y le miró divertida, sonriendo como un ratón. - Aunque te ves un poco mas viejo Jaymie ¡Nunca dejas de fruncir el ceño! - Desplegó el abanico con gracia y lo usó para ocultar una pequeña risita.

 

Su atención volvió a el, a aquella figura masculina en la que se había convertido. Su hermano si que había crecido. Ahora tres dedos mas alto que ella, aunque, si lo pensaba bien, siempre le sacaba un par de centímetros de estatura ¡Y habían nacido el mismo día! Qué injusta vida. Seguía siendo tan serio y gruñón como lo recordaba, pero ahora vestía mas elegante, mas formal. Un momento ¿Qué era eso? ¿Arrugas? Un par de rayitas poco visibles en la frente, seguro que de tanto enojarse. A veces era un poco desesperado y medio perfeccionista.

 

Salvo por eso, el resto cambió poco. Talvéz su espalda era mas ancha, su cuello mas grueso y la voz mas severa. Los ojos eran los mismos, la barbilla era mas cuadrada y masculina y sus manos mas venosas. Y claro, el desordenado cabello ahora era una pulcra pista de baile que brillaba. Le gustaba ese aire señorial que emanaba. Estaba segura que a su lado, ella seguía pareciendo esa adolescente traviesa e ingenua, simplemente porque pocas veces se comportaba seria ¡Bendita propuesta! La comida siempre era bienvenida y mas los dulces. Hora de asaltar la cocina.

 

- No seas tacaño ¿Porqué no probar un poco de todo? Aprovechemos ahora antes de que el viejo tío Garry ataque la despensa. Ya sabes lo que le gusta el azúcar, aunque... aquí entre nos... - Desplegó un poco el abanico para colocarlo al frente de su boca, usándolo como una mampara perfecta para ocultar el chisme entre los dos, hablando bajito - ... Te aseguro que ni comiéndose toda el azúcar del mundo, se le quita lo huraño. - Acompañó lo dicho con una risita disimulada mirando al frente, justo a donde su madre se reunía con los demás. Plegó de nuevo el abanico con un coqueto movimiento, pues una idea le rondaba la cabeza. Una jugosa y genial idea. - Ven conmigo. -

 

Sin decir nada aún, le tomó de la mano y aprovechando la distracción de la familia, se llevo a su hermano a la cocina en una rápida carrerita.

 

Los tacones resonaban en el silencioso pasillo que a veces era transitado por elfos domésticos con bandejas en la mano. Le importaba poco, con la diestra sujetaba el abanico y una parte de los pliegues del vestido para poder correr con mas facilidad. Con la otra sujetaba a su hermano. Parecían unos adolescentes escapándose de sus padres. Tras cruzar otro pasillo, entraron al sitio que querían.

 

A esas horas la cocina era un sitio lleno de energía. Una larga mesa servía a veces para armar platos y otras para la alimentación de quienes trabajaban. Varios elfos se veían activos, mas ella no les prestó mucha atención y se sentó a la mesa, halando a su hermano para que se sentase junto a ella. Sonreía divertida como una niña traviesa. - Espero no te moleste si hablamos aquí. No me siento muy cómoda rodeada de tantos familiares ¡Apenas conozco a menos de la mitad! Además estamos cerca de la despensa... Jijijiji ya sabes lo que eso significa. - De todos los elfos, uno era muy cercano a la damita. Al verlos, llevó un par de tazas con chocolate caliente a la mesa, dejó también un plato con galletas y otros dulces variados e indicó a los demás que salieran. Sabía que necesitaban un poco de privacidad y por ahora los preparativos ya estaban listos para la noche. En cuanto a ella, fuera del lugar de recepción familiar, sintiéndose mas cómoda, tomó una galleta y se la obsequió a su hermano sonriente.

 

- Bueno, respondiendo a tu pregunta, si, he sido buena y aplicada este año ¡Y me he graduado! Y... la verdad, lo único que le pedí a Santa ya se me cumplió. Le pedí que vinieras y has venido. - Ella sonrió con alegría cerrando los párpados, sostenía una galleta recién horneada con forma de botita. Tras ello, le dio un mordisco y no pudo evitar soltar un gemidito de placer. - ¡Están buenísimas! - Nadie que la viera, diría que esa chica ya era una joven graduada, pues se comportaba bastante como una niña. Tomó una de las tazas y bebió un sorbo despacio, cuidando de no quemarse, pero al retirar la taza, tenía un pequeño bigote marrón de espuma. - Pues mejor date prisa o voy a acabármelas. Le pedí a el que me horneara algunas por si venías. - Habló divertida alzando la galleta. La verdad era, que su elfo mas cercano no había horneado algunas, para ser mas exactos, habían cuatro tarros grandes, llenos hasta el tope por pedido de ella. Eran una pequeña provisión por si las moscas. Ahora planeaba enseñárselas, pero primero, la merienda. - Ya no me has escrito ni nada ¿Qué hay de ti? ¿Que tanto has hecho, desde la última vez que nos vimos? - le observaba con atención y bastante curiosidad. El abanico reposaba a un lado de las tazas. - Mamá me dijo que estabas metido en algo de política o algo asi... Pero nunca me contó detalles... - Los lagos azules reflejaban sobre ellos, el tranquilo rostro de su hermano gemelo.

 

@@David James Dumbledore

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Uriel Luxure con @@Lady Luxure Grindelwald , otros.

 

El egipcio observó lo poco se podía observar desde su posición, escuchando claramente las voces de algunos integrantes a los cuales reconoció. A pesar, que la marioneta no mostró alguna emoción, el nigromante que se encontraba a la distancia y en un lugar seguro creo en su rostro una sonrisa, y su mirada se encontraba en aquella instancia observando un amanecer en compañía de alguien más. Y comunicándose por medio de su alma, expresa a la matriarca con firmeza.

 

-Busco Alaric Luxure.- Hace pausa. - Además, de tomar la posesiones de Demian Luxure. -

 

Y apoyándose esa marioneta en su bastón. Despliega su mano izquierda, y de ella se comienza a crear unas pequeñas chispas de un rayo helado. Y haciendo que el mismo se desprenda hacia el firmamento, este comienza a crear una nevada, el hielo que comenzaba a caer como copos de nieve, el mismo era creado por almas que se encontraban sufriendo por el mundo, esas agonizantes y en penas. Y al dejar cubierta por completa la mansión de esos copos de nieve, incluso su cuerpo. Termina de conjurar aquel Hielo del Averno un poder conferido a esa marioneta.

 

-Ya que soy su único heredero. - Afirmó. - Y deseo tomar aquello que me fue conferido. - Sentencia. - Y mirándola fijamente. - Y por eso, si me disculpa y espero no interrumpir nada, haré toma de ello. - En eso evocó que no se presentó. - Y si se pregunta quien soy, es sencillo. Mi nombre es Uriel Luxure. -

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Planeando el secuestro de la Matriarca.

Misión: Infiltración a la Mansión sin ser detectados.

Te dije que era más fácil quebrarle el cuello al viejo y buscar nosotros mismos soltó, sin una pizca del malestar que sintió minutos atrás . Al fin me entiendes agregó, cuando vio que ella se ponía de pie.

 

Pero Orianthi no hizo nada de lo que se imaginaba. Se detuvo en seco y se debía a que no recordaba donde había escondido la llave de la entrada secreta a la Mansión Luxure. Mantenía la esperanza de que ella no fuera su familiar y así se pudiera marchar de vuelta a la comodidad de sus aposentos, juró algún día asesinar a su hermana, y pensaba seriamente si aquella era la oportunidad perfecta, después de todo ¿Quién sabría que fue él? sabia esconder su desorden.

 

Vámonos, echaba de menos esto. Black cerro los ojos por un par de segundos y dejo que la gélida brisa lo acariciara . Viví muchos años en la cercanía de esta Mansión, podemos entrar con un portal, por el sótano y subir hacia la sala principal en busca de Lady y ahí secuestrarla, pedimos rescate y nos vamos. comentó su plan en voz alta, estaban delirando, pero después de todo ellos eran así.

 

Existían peligros de los cuales no había hablado, Oriánthi debía estar preparada para ellos, era su hermana, no podía esperar menos que excelencia de la Black. Fulgura Nox conjuró un portal, lejos de ser un circulo perfecto, un espiral se creó de la misma nada frente a ellos, el cual atravesaron y dieron al sótano.

 

@Oriánthi (tu faking mención no sale, infeliz).

Editado por Matthew B. Triviani

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Sonreí ante las palabras de mi madre y asentí, aún no me hacía a la idea de tener tantos hermanos, había pasado mi vida como hija única y ahora había de todas las edades, obviamente mi madre era generosa de corazón y de alma. Negué divertida mientras la veía actuar como una verdadera anfitriona, no conocía a nadie más allí, salvo al joven Danny, con quién me había topado en los jardines a mi llegada a la Mansión. El resto de los misterios eran un misterio para mí.

 

Alguien había llamado a la puerta y cuando ingresó la expresión de sorpresa que compartieran mi madre y Danny me hizo olvidar de mis hermanos jugando en la cocina. De repente había venido a mi mente la advertencia de Kaonashi del peligro que corrían. Me acerqué discretamente, alisando mi vestido pero buscando en realidad mi varita. Las palabras del mago llegaron hasta mí al presentarse, se había autodenominado único heredero de Demian Luxure.

 

Me acerqué a mi madre, sintiendo un frío helado en todo el cuerpo, parecía que había empezado a nevar. La preocupación me invadía una vez más, era normal que en invierno nevara, más en navidad, pero era tan helada esa noche que las angustias parecían multiplicarse.

 

--Madre, ¿está todo bien? --pregunté segundos después que el hombre se presentara a sí mismo como Uriel Luxure.

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Grelliam M. Ollivander

 

Permaneció junto a ella todo este tiempo, como si no encontrara acomodo en cualquier otro lugar de la espaciosa sala. Frente a ellos el árbol navideño luce radiante, con todos esos colgantes, luces y detalles desde la base hasta la punta. Ciertamente no le causa mucha emoción, y el brujo piensa que es algo ridículo ver el vestir un pino de esa manera, sin embargo, también cree que si no fuera por toda esa capa de adornos que lo cubren seguramente las ramas secas del pino le estarían causando una inusual picazón en el cuello y los puños de las mangas de la camisa.
¿No podía haber sido el único Ollivander en la historia con una especie de anafilaxia por las cortezas secas y la viruta de madera o si? De algún lado tuvo que haberlo heredado. Gracias a Merlín Grelliam nunca estuvo interesado en el proyecto familiar, sabe lo que “tiene” que saber sobre armar y desarmar varitas (no porque hubiera querido), pero no es un apasionado con ellas tampoco.
No quiero beber chocolate, Bel Evans-, responde distraído mientras nuevamente se inclina hacia Bel en busca de sus cálidas manos sobre sus orejas aún congeladas. En realidad Garry no ha perdido calor, su cuerpo siempre es de un tibio agradable y por alguna razón el muchacho tirita a menudo como si hubiera nieve sobre sus hombros. —Pero me parece que vi pasar a un elfo con un trago espeso parecido al maíz caliente, hay que encontrar a esa criatura-, consiguió hacer un breve gesto de ansiedad para enfatizar su necesidad. Sin embargo, antes de que puedan aceptar hacer cualquier cosa, Lady finalmente aparece en el salón acompañada de algunos de sus hijos.
Debe ser por mera intuición que ninguno de los dos se mueve cuando la ven llegar, seguramente para esperar poder saludar a la anfitriona de la fiesta como es debido, aunque lo cierto es que la mente del brujo no es tan rápida para procesar mejor lo que en su estómago se asienta con pesadez con algo que debe ser un sentimiento híbrido entre yerro y nostalgia, y es que no es hasta que la tiene a pocos metros de distancia que finalmente se da cuenta del tanto tiempo que no se han visto.
Verla y escucharla (ahora acompañada de su familia) era casi tan bueno, tan reconfortante como una primera vez.
Hay poco tiempo desde que ella arribó hasta que con el mismo encanto con el que saluda a todos los alcanza también a ellos dos. Apenas puede sentir el peso de Lady sobre sus hombros, el beso en su mejilla en cambio deja un calor agradable que se extiende por el rostro del brujo. Corresponde el abrazo de ella aunque es más lento para mover sus brazos alrededor de su torso, como si quisiera recuperar en uno solo todos los apapachos que no se han dado durante todo ese tiempo ausente, y porque el muchacho está de alguna forma seguro de que sus encuentros futuros no volverán a ser algo así de fácil.
Siempre es un placer, Lady-, respondió mientras es tirado del brazo por la bruja junto a Bel adentrándolos mas al salón.
Casi es una sonrisa la que gesticula cuando coinciden con Lady en que se deben una charla para después, aun cuando Garry no sabe muy bien que tanto debe explicarle a ella. Como sea, entiende que como anfitriona debe atender al resto de invitados lo que es un consuelo temporal para los ahora ajetreados pensamientos del brujo. No obstante, la ausencia de Lady es amortiguada por los niños de Luxure.
Ah, joven maestro Damián. Es que ya había pasado demasiado tiempo, ¿verdad?-, apapacha al niño hasta que finalmente el ya casi adolecente se aleja de él. Es extraño y piensa que es alguna habilidad demoníaca heredada por los padres al muchacho, porque ¿no ha pasado realmente tanto tiempo sin verse o si? —Es casi una pena que haya crecido tanto tan rápido...-, igualmente tuvo que agacharse para que sus miradas quedarán al mismo nivel. —Si hubiera permanecido tan pequeño como su hermano Alexander, lo hubiera escondido entre los pliegues de mi abrigo y lo hubiera llevado a casa-, amenazó, por supuesto que no lo hace de corazón, aun así el gesto demasiado rígido del licántropo tampoco ayuda a mejorar las cosas. —Hay una pócima muy interesante que Bel Evans ha añadido al regalo que le trajimos-, se incorporaba nuevamente para saludar al menor de ellos y de paso, vagamente, presentarles a la bruja junto a él. —Hazme feliz y búscala, enséñale a Alexander tu talento nato para los brebajes, Damián.
La amplia sonrisa que el menor le dedica deja a Garry solo ligeramente preocupado, quizá era demasiado pronto para mal influenciar al niño, después de todo no se han visto en un tiempo, no obstante, él considera que no hay nada de malo si de pronto los invitados flotan por la habitación por beber del ponche de frutas.
El par de niños finalmente desapareció del campo visual, pero aún puede escucharlos al pie del árbol tratando de buscar el obsequio. Perezosamente Garry vuelve su atención a Bel y no esta seguro de sí su expresión es de molestia o preocupación, pero ella le auxilió en la elaboración del pequeño suministro de pociones (supone que para asegurarse de que sean todas inofensivos), así que atina a pensar que si está molesta por algo debe ser porque Grell ha chismeado el contenido del obsequio antes de abrirlo habiendo convertido en una pérdida de tiempo todo el proceso de envolver regalos.
—Los niños son todo un problema-, añade a los comentarios de ella. Las risitas de Bel aún se escuchan amortiguadas, aunque van perdiendo emoción. —A menudo no suelen ser tomados tan en serio-, justificó desinteresadamente la oración anterior. En lo particular lo único que le molesta de los niños es que hay que estar constantemente cuidando de ellos. —Y sus cuerpos son incómodamente pequeños-, concluyó girándose para encontrarse con Bel.
Desde ahí puede ver hacia el exterior de una de las ventanas cubiertas de escarcha y nieve. Que él recuerde, no había pronósticos de nevadas para esta noche, ¿o si? Tal vez solo se trataba de algún truco mágico sobre las ventanas de la mansión, tal como el techo encantado de Hogwarts. Lo que sea, le provoca un escalofrío que no gesticula realmente y su mirada desabrida contempla el pecoso rostro de Bel.
¿De verdad? No creo que quieras beber algo de mi elección-, sus cejas se alzaron apenas sorprendido y luego arrugó el puente de la nariz. Él no es entre ellos el del mejor gusto, lo que fuera que al licántropo le pareciera bueno seguramente Evans encontraría desabrido o de mal gusto. —Que arriesgado de tu parte, Bel Evans-, pero se mueve de todas formas hasta donde pueden encontrar alguna variedad de alimento y bebidas. —Puede ser que no, pero ¿hay algún otro rostro que te resulte familiar aquí?-, curiosea finalmente, con la vista y atención puesta mejor sobre los diferentes bocadillos dulces y salados que en los demás invitados reunidos en el salón.

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