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Mi Edén Salvaje (MM B: 103988)


Melrose Moody
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-A-ah- se queja.


Tiene un rato parado bajo la llovizna de un día por la tarde de invierno, esta vez no le importa mucho el enrojecimiento que el frio causa en la punta de sus orejas, dedos o nariz, el extraño traje para lluvias amarillo pálido le cubre muy bien el rostro y cuerpo de mojarse con agua de lluvia, pero no pueden protegerlo del viento que sopla tras el mago. Frente suyo puede contemplar el muro de ladrillos por donde descaradamente se chorrean ríos de lluvia casi revelando el camino, Ollivander gruñe y es que no ha olvidado las instrucciones que Bel le ha dado para poder entrar, sin embargo, dentro de él, la criatura, se resiste a continuar adelante.


Se ha convertido en un hombre bastante nervioso, él culpará a las fechas, a la luna llena y posiblemente al cambio de hábitos que se ha fijado después de “la boda”. No sabe por qué, pero lo hace. Las calles alrededor suyo siguen tan solas como hace 15min ¿Ya son 15? El tiempo parece no tener piedad del hombre y con un gesto de mal gusto se adelanta un par de pasos para abrirse camino hacia el Edén. Solo por el temblor en sus manos que sostienen su varita es que le ha costado algo más de lo usual dar con la clave y entrar al fin a su destino y despojarse de su abrigo mojado, las botas llenas de fango hacen un mal juego con el traje a rallas del mago y Ollivander no podría lidiar con ello.


Su cuerpo aún permanece frio y su cabello, aunque no esté mojado, se encuentra aplastado por la humedad y de algunos risos cuelga gotas de lluvia que se han colado desde su sombrero. Garry parpadea ágilmente para aclimatar su vista, a pesar de que no esté nublado como afuera, la noche cae sobre el páramo donde se ha aparecido y es incluso algo más oscuro que las calles del callejón. Un aullido se escucha fácilmente a varios metros de distancia suyo, y una larga sonrisa de malicie se dibuja de pronto en su rostro haciendo fea marca en sus cicatrices y mostrando los filosos dientes del mago.
Editado por Sain M. Ollivander

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Todo aquel lugar olía a tierra, a hierba y a flores. Era tan fuerte que no necesitaba un olfato desarrollado para sentirlo, al punto que por ratos parecía marearme. Pero era hermoso, realmente hermoso y como había prometido Melrose, el lugar ideal para escapar de Ottery.


Para desconectar.


No tenía idea de cuánto más Garry tardaría en llegar pero empezaba a impacientarme ¿y si no llegaba nunca? La invitación la había hecho con la suficiente antelación como para que asistiera, pero temía que alguna de sus múltiples ocupaciones terminara por resultarle más interesante. De todos modos, hace mucho que había aceptado ese lado suyo y eso no cambiaba ni siquiera ante el hecho reciente de estar casados.


Tragué saliva algo incómoda al recordarlo, porque lo cierto era que me costaba todavía hacerme la idea de eso.


Continué mi recorrido por los jardines que se encontraban a la espalda de la posada, hasta quedar cerca de la pérgola. Desde allí se observaba con mayor claridad el bosque que la muchacha que me había atendido había llamado Frondoso. De pronto un aullido se dejó oír e involuntariamente me puso en alerta.


- Llegó la visita que esperaba la señorita- musitó la joven antes de girarse- me encontrará en el establo para cualquier cosa que deseen. Mi hermana Anastasia no tardará en guiarle hasta aquí.


Agradecí la gentileza del aviso con una declinación de cabeza, pensando en cuan despistada me he vuelto, para no distinguir a Natalya de su hermana (aunque el hecho de que sean gemelas no ayude). Oh Garry, no he llevado una cuenta exacta del tiempo que llevo sin verlo, pero como casi siempre, siento que ha sido demasiado. Es una de esas cosas que prefiero no admitir en voz alta, pero sé desde hace mucho. El tiempo nunca funciona de la forma que debería hacerlo cuando se trata de él.


A diferencia de cuando me encontraba en la posada, el frío allí afuera era mucho peor así que soplé sobre mis manos enguantadas esperando poder darles algo de calor, mientras los mechones de cabello me tapaban cada tanto la vista, agitados por el viento que azotaba con la misma fuerza las hojas de los árboles.


- Mala idea no venir con zapatillas- pensé al observar grandes trechos del camino enlodados posiblemente por causa de una lluvia que debía ser el motivo de que ahora el cielo estuviese tan despejado- igual y estos botines ya están demasiado viejos.


Me agaché un momento para levantar el doblez del pantalón de mezclilla que llevaba ese día y justo cuando terminaba de acomodarlo, escuché con claridad pasos tras de mí.


- Tardaste mucho- dije todavía volteada pero segura de quien tenía atrás- así que ve pensando de qué forma vas a compensármelo.

Editado por Bel Evans McGonagall

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-¿Ehh? ¿Desde cuándo debo pagar mis deudas? - se escuchó meloso arrastrando desganadamente sus palabras -Creí que ese era su trabajo, sanadora- sonríe divertido mientras avanza para colocarse frente a Evans y, aunque aún no pasa, puede sentir bajo su abrigo el apretón de Evans que le ha tomado, con más fuerza de la que el preferiría, para demostrar su réplica al comentario del menor. Ollivander apenas sonríe, en aquella oscuridad no puede vérsele bien, pero a memorizado tan bien los gestos de ella que puede saber lo que hace ahora y está bien para él.


Tratando de no lamentarse por el esfuerzo que requiere se ha puesto a hurtadillas frente a Bel, dejando colgar sus manos desde sus rodillas con pereza y negando suavemente con la cabeza -Se olvido de uno- señalo la manga de su pantalón apenas con su índice -Así parece que sus piernas son asimétricas- murmuro mientras alcanzaba el dobladillo y lo dejaba a la par del otro -Con esa estatura no debe dejar pasar estas cosas, Bel- sonríe con malicie una vez más cuando sus ojos se encuentran con los de ella.


No está seguro de haber estado lejos de Bel por mucho tiempo, sin embargo siente que a pasado lo suficiente para sentirse algo extraño junto a la sanadora, es eso o el repentino recuerdo que ahora están matrimoniados, no es un problema para él, pero Bernadette ha insistido en que debe mejorar sus hábitos si es que quiere honrar el papel de “Marido de Evans”, no entiende aun a que se refiere con esto, pero la respuesta debería estar en los libros que la elfina y Mss H le han regalado para estas Navidades de “Como mantener un matrimonio feliz” y “Hombre o bestia; Guía mecánica para ser el esposo ideal”. Ollivander ni siquiera ha querido imaginarse como es que alguien puede escribir algo tan malo como aquello.


-Entonces ¿Cómo estuvieron las festividades? - su voz era torpe de pronto, como esas veces donde finge interés en algo de lo que realmente no está interesado. Había sido esta la primera Navidad donde estuvieran matrimoniados y ambos habían acordado pasar la noche aun separados “no es algo para perder la cabeza” había argumentado el mago. Ollivander acepto su arrepentimiento de no estar con Evans tras tres horas de ver películas Navideñas muggles con Bernadette y Mss H -Digo, no hubo “drama familiar” en esta ocasión, ¿o sí?- pregunto divertido a las comillas que Bel ponía cuando tiene la confianza de desahogar sus líos familiares con Garry -Lo que fuera no pudo haber sido peor que “cuentos de Navidad” de Sofia Rehi- había entrecerrado los ojos con disgusto -Al menos en verlo en vivo es mejor- se encogió de hombros desviando la mirada escondiendo una sonrisa de medio lado.

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Ah, apenas unas palabras de saludo y ya comienzan sus intentos por molestarme. Niego con la cabeza, ante aquella arremetida y reacciono también de la misma manera que él conoce. Aunque entorne los ojos, la oscuridad de aquel lugar donde no hay farol alguno que alumbre, teniendo uno que guiarse por la luz natural me impide del todo distinguirlo. Es entonces como si tuviera una figura sombría delante de mí, taaaan grande.

 

La figura se mueve de repente y entonces lo siguiente que siento es el tacto de sus dedos ásperos por encima de mis tobillos ¿Cómo ha sido capaz él de notar lo del doblez en el pantalón? Tienen que ser sus instintos "animales" y eso por alguna razón me hace bufar de disgusto. Odio sentirme en desventaja, y ese lugar parece recalcarme eso a cada paso.

 

- ¿Que, que tiene mi estatura?- protesto mientras tanteo en la oscuridad con las manos alzadas notando el mechon blancuzco de su cabello el cual me guía hasta aquellos de colores dispares que lucen más brillantes y maliciosos que nunca- no tiene nada de malo excepto cuando se trate de ver anuncios colocados en un periódico mural en medio de una muchedumbre.

 

Arghh ¡pero que excusa más idi***! pienso nada más terminar de decir aquello, pero ya está demás darle vueltas al asunto. Comienzo a caminar entonces de forma lenta por el sendero que divide aquellos dos bosques que conforman ese lugar. Hay varias cosas que necesito decirle a Garry ¿pero por dónde es que debería empezar? En cuanto intento dar con las palabras adecuadas es él quien de repente continúa la charla con la pregunta más casual del mundo.

 

- Ah, navidad. Digamos que la pasé con un grupo de amigos- el recuerdo de aquella cabaña decorada hasta la extenuación me genera una sonrisa automática- no hubo ningún drama en particular, solo terminé tan bebida que varios episodios son confusos en mi mente.

 

Sabía que cuanto más ambigua fueran mis palabras, mas preocupación generaría a Garry y eso se me hacía una excelente forma de hacerle pagar el tiempo de espera.

 

- Que nochebuena tan muggle la tuya querido, me sorprende las cosas que Bernadette puede obligarte a hacer, debería pedirle consejos al respecto- riéndome del asunto y con la oscuridad persistente no noté una piedra y tropecé con ella, aunque por fortuna no caí de cara gracias a los rápidos reflejos de Garry- aah, gracias por esto. En fin, antes que atente contra mi misma de nuevo, te llamé porque tengo algo muy importante que contarte querido.

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-Solo un poco embriagada, quiso decir- su voz es áspera y trata de no hacer notar el recelo en ella.


Han caminado tan solo unos metros más allá del pergolado, hace tanto frio que el vientecillo que golpea su rostro lastima sus cicatrices, casi le ha costado hacer un gesto ante eso y se pregunta por qué no pueden ir a un lugar más cálido. Sin embargo, el andar es tan casual como si lo hubieran estado haciendo desde hace un rato y solo se detuvieran para ajustar sus agujetas, su cuerpo prontamente recupera ese calor canino que se desprende naturalmente del licántropo y se acerca solo un poco más a Evans para que pueda también beneficiarse.


Suelta ruidosamente una bocanada de vaho dejando ir una fea risa por el comentario de la elfina, sinceramente él también debe preguntarse por que es que teme tanto a la criaturilla. Antes de poder contestar cualquier cosa Bel se encuentra cómodamente colgando entre sus brazos, los ojos de Garry parpadean tan rápido como si encendieran dentro de ellos una llama y destellan sobre el rostro de la mujer.


A Ollivander le a tomado por sorpresa la ligereza con la que ella toma el asunto de su andar descuidado y como aún permanece agradable entre sus brazos. Grelliam exhala con alivio, un golpe en el suelo, no, un golpe en el frio suelo es algo de lo que él no se levantaría con tanta facilidad, y entonces está ahí volviendo a colocar a Evans sobre ella misma mientras continua su parloteo sobre… ¿El que era? Ahora tenía que pensárselo. Él no admitirá a Evans que un nudo se forma casi instantáneamente en su estómago cuando se trata de aclarar temas sobre la familia Evans McGonagall post nupciales.


Solo asintió en respuesta.

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"Otra diferencia" anoto mentalmente cuando pese al frío que recorre el lugar la piel de Garry se siente cálida, tanto que pocas ganas dan de zafarme de ese agarre que ha servido para no caer y lastimarme por descuidada. Él ya debe haberse fijado ¿o no? sobre el hecho de que no llevo el morral de siempre, de hecho, ni siquiera la varita.

 

Así que de cierta manera, estoy más indefensa de lo que nunca he estado en mucho tiempo.

 

No es una elección casual. Pero en vista que él todavía no se ha percatado, permanezco callada, segura de que tendré que darle las explicaciones correspondientes cuando él se fije. Una vez, merced a aquellas manos soy devuelta a mi posición inicial, tanteo en esa misma oscuridad para no soltar su mano y me aferro con fuerza a ella, a esos dedos ásperos y cálidos a la vez que me transmiten seguridad.

 

Es del modo que quiero que sean las cosas.

 

- De seguro te aliviarás de escucharlo, pero el asunto no tiene nada que ver con la familia Evans McGonagall- exhalo suavemente antes de continuar y levanto la cabeza para poder observarlo- o bueno, no tiene que ver porque no es un asunto del que si quiera tengan conocimiento.

 

Un nuevo aullido se deja oír proveniente del bosque, pero no solo es eso. Podría ser porque solo estamos los dos, o porque llevo ya demasiado tiempo en esa oscuridad que mis sentidos parecen afinarse, y entonces soy capaz de oír el ruido quedo de pisadas de algún roedor, y también el suave ulular de alguna lechuza. E incluso el sonido de agua corriendo, aunque sea imposible saber de que parte.

 

- Durante mucho tiempo pensé que Baker era "nuestro lugar"- las últimas palabras salieron con mayor énfasis del que en principio hubiera querido- pero el incidente con Lady de unas semanas atrás me reveló que no era así. He de confesar que había comenzado, por una misteriosa razón, quizá el buenísimo té que prepara Mrs. H, a sentir a ese lugar como un hogar...

 

Apreté con fuerza la mano de él que todavía sujetaba, mientras recobraba el aire para terminar de contarle el motivo de esa reunión.

 

- Ya sé, como dices, puedo llevarme fácilmente por las emociones. Como sea, seguiré visitando Baker, pero quiero que vuelva a quedarme claro que ese lugar no es más que nuestro espacio de trabajo. Especialmente TU espacio de trabajo- podía sentir como cierto nerviosismo se extendía por mi cuerpo a la par de la aceleración del pulso- entonces, pensé en que quizá...como sé que el Castillo Evans puede resultar muy fastidioso ya sea por lo amenazante de su estructura o mis propios familiares- reí ante lo último- pensé que podríamos tener algún otro lugar donde convivir. Nada ostentoso, solo un pequeño lugar, en el cual pueda sentirme a gusto a esperarte cuando te ausentas.

 

Sí. De alguna manera parte de nuestra relación se había basado en esperarle y protestarle a su regreso. Aunque por primera vez, estaba admitiendo que contra mis amenazas usuales, estaría allí esperando por él, con la promesa de que sin importar el tiempo que pasara, no se atreviera a abandonarme del todo.

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Existe un largo silencio entre ellos que es necesario justo ahora, ahora mientras la sanadora se aferra de su mano, él casi puede sentir su propia áspera y seca piel tallarse contra el toque suave de ella. El recuerda entonces otros tiempos donde no prefiere el tacto, su piel es tan grosera con el toque que Ollivander siente lo más cercano a vergüenza, “es la naturaleza de la condición” se dice algunas veces, aunque no siempre sosiega la culpa del mago. Hoy no es la excepción, los fríos dedos de ella lastiman las grietas que surcan los nudillos del hombre, pero no objetará, prontamente el calor entre ambos es igual y las manos de Evans lo cuidan del viento.


Curioso, él podría usar una analogía parecida cuando se trata de “describir su relación” con Evans.


Entonces ella hace eso que Ollivander aún no ha decidido si es algo bueno o malo, pero que le divierte muy en el fondo, y lo ve venir con anticipación porque ella desvía siempre la mirada y arruga el entrecejo, no molesta, más bien pensativamente y dejándose llevar, como si merodeara sin permiso los pensamientos del hombre, en voz alta habla las ideas del mago. Eso es un fenómeno fascinante en Evans, lo ha guardado y capturado en algún rincón de su cabeza es tan emocionante cuando ella lo hace, el “adivinar”, no, el predecir sus pensamientos, que Ollivander podría escribir un capítulo entero de un libro sobre solamente ese gesto de Evans, ¿Qué nombre tendría ese capítulo?


Garry no puede dar una respuesta hablada ahora, ni tampoco la expresa en el rostro, a pesar de lo mucho que le gusta ver a Bel ordenar sus ideas antes de exponerlas y que, al final de cuentas, salen tan prontas unas tras otras que tropiezan entre sí y confunden al mago con facilidad. Sin embargo, asiente apenas.


El aullido que ha interrumpido la conversación de la mujer y los pensamientos de Garry ha conseguido un escalofrió que recorre todo el cuerpo del hombre, y él con debilidad sucumbe entre la mescla extraña de sentimientos que lo invaden. Ollivander ha lidiado con esto más tiempo del que piensa podría soportar, él no se considera una persona cobarde, pero a pesar de ello, su piel palidece ante la idea de ceder su mente a la criatura. Con una fuerte exhalación deja escapar el miedo entre el vaho que sale de su boca y con un gruñido y pupilas contraídas el espectro no puede evitar sentirse excitado en el interior del hombre, este es un escenario bastante conveniente para él.

Ahora podría quejarse con Evans de no cargar sus artimañas en sus bolsillos.


Para su suerte, la voz de Evans lo regresa desde lo más profundo de su mente hasta el páramo, ella continúa hablando y él se siente desconectado de ella a pesar del agarre, a pesar de las palabras que salen de boca de Evans no alivian el sentimiento y Ollivander pronto cree que ha sucedido algo que él no puede arreglar.


No” piensa para sí mismo, el negocio en Baker no había sido más que un experimento más de Ollivander, uno que había resultado extraordinariamente divertido, pero de algún modo dañino para ambos y es que en cada caso existía algo que los cambiaba, no a ellos individualmente, si no a ambos como uno solo, no solo era con Lady, él lo había visto también en Yammamba, y en algunos otros que no se esfuerza por recordar ahora.


Baker había conseguido muchas cosas de ellos dos, no necesariamente buenas, no, el callejón Baker no era su hogar tampoco.

Entonces recordó el mensaje que ha recibido días atrás sobre su regreso a la hacienda de los Tonks, los ratos merodeando por el castillo Evans, su “tiempo fuera”…su exilio…


La risa de Evans es de pronto un alivio más. El enjambre que se arremolinaba en su cabeza paró de pronto de zumbar en sus oídos. Y una burla se atrapa entre sus dientes “ ¿Nada ostentoso?” se pregunta a si mismo mientras sin mucho esfuerzo echa un vistazo a su alrededor, realmente se siente nervioso en ese lugar, claramente se ha preocupado en pensar que es algo “ostentoso” para Evans. Pero es, en cambio, la última frase de ella la que consigue casi rotundamente petrificar al hombre.


“Solo un pequeño lugar, en el cual pueda sentirme a gusto a esperarte cuando te ausentas”


Parpadea rápidamente, ese gesto del que Bel y Mss H se ríen petulantemente cuando confunden al mago con cuestiones “ordinarias y sentimentales”, él asegura que no frecuenta el gesto, pero Miss H siempre suelta una carcajada a sus espaldas cuando Bel imita a un dramático Garry. Su boca se a abierto para replicar, protestar, apaciguar o lo que sea que pueda decir ahora, en cambio se cierra con un leve temblor en su mandíbula. Aquella oración o algo parecido a ello lo ha escuchado tantas veces de Evans, pero hoy, hoy ha roto en Ollivander algo que él no consigue darle forma. No es que no lo notara realmente, quizá era más sencillo, menos lioso si no lo pensaba, el modo en el que había arrastrado a Bel a su vida y la habría descuidado tan duro todo ese tiempo del que ella hablaba, él “hacia un bien a ambos” ¿no era así?, ¿Por qué de pronto no se siente justificado?


-¿Este…paramo es el lugar que ha escogido?- hay decisiones que Bel toma y él no puede entenderlas, tal como esperar a Ollivander cuando se ausenta. Su voz no vacila cuando habla y aun así sabe que algo no está bien.


Garry no se considera un hombre cobarde, no lo hacía hasta en el momento en el que ha decidido que Bel Evans no puede salir de su vida…jamás.

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Debe ser la quietud de la noche, o la lejanía del bullicio cotidiano, la que parece contribuir a que aflore mi espíritu más reflexivo. Ese que normalmente aparco para las noches de insomnio, en donde no dejó de esnifar rapé e imaginar mirando el techo de mi habitación, todas las docenas de posibilidades a las que le cerré la puerta para quedarme solo con una elección.


¿Qué es lo que hace que generemos conexión con otros? No debo ser ni de lejos la primera en preguntármelo, pero ahora siento una urgencia de encontrar una respuesta válida a ese cuestionamiento. Con la fuerte impresión de tener lejos al bando, a los amigos de la adolescencia y hasta a mis propios familiares, es como si todas mis sensaciones y pensamientos por entero se concentraran en Garry y el derrotero que nuestras vidas han tomado desde aquellos remotos tiempos de relación profesora/alumno, madrina/ahijado, de compañeros de trabajo, de aventuras y ahora, en teoría, marido y mujer, aunque esta última siga pareciéndome perturbadora, porque es como si no encajara con todas las demás.


La cadena de pensamientos se rompió cuando lo vi parpadear, dado que el brillo de aquellos ojos de iris dispares era una de las pocas cosas que podía reconocer. O talvez sea que a fuerza de costumbre reconozco alguna que otra seña, sobre todo como cuando en momentos como esos una frase lo ha descolocado y no le alcanza el tiempo para camuflar hábilmente sus emociones.


Por ahora mi recorrido se ha detenido en su boca, en el labio inferior que tiembla ligeramente, en su incapacidad de articular una respuesta que le parezca satisfactoria a todo lo que le he dicho. ¿Tanto lo ha impactado lo que acabo de decirle? Deseo como en tantas otras ocasiones poder meterme en su cabeza y tener una respuesta, una respuesta concluyente, pero en cambio él solo se decide a hacer una pregunta bastante simple


- No, verás que aunque lo quisiera, la dueña no tiene pensado vender este lugar- el sostenerle de nuevo la mirada implicaba sentir nuevamente un ligero cosquilleo expandirse por cada parte de mi cuerpo- solo pensaba en que tuvimos muchos comienzos, pero el más significativo fue en un lugar parecido a este ¿lo recuerdas?


Cada vez parecía más lejana la noche en el Bosque Cuerno de madera a la que me estaba refiriendo, y por eso mismo recordarla me alegraba el corazón. Nunca le había preguntado a Garry si a él también le había parecido especial aquella noche y un escalofrío me recorrió ante la posibilidad de que él ahora dijese que no estaba de acuerdo, y que consideraba la clase de la Academia, la infame noche de los strippers con los días de la semana, o el todavía peor encuentro en los Baños Averiados de la Academia (donde lo había desconocido y había amenazado besarlo) como nuestro comienzo más significativo.


- ¿Si te dije que solo quería escapar un rato de todos para verte? Fue también por eso que vine hasta aquí, y o pensé que no sé, si estabas de acuerdo con la idea de tener un lugar juntos, pues este lugar podría darnos algunas ideas.


No había dicho gran cosa, pero esperaba escuchar lo que él tuviera para decirme ahora. Quizá me estaba volviendo más descarada (podría ser que todo lo vivido durante el matrimonio influyera) pero me sentía más libre para confesar a Garry (y hacerle responsable en el proceso) que lo extrañaba cuando pasábamos mucho tiempo separados.


Aunque ese "mucho" comenzara a ser un periodo muy irregular que en ocasiones podían ser solo unos cuantos días...lo que me llevaba a sospechar que no éramos del todo conscientes de los cambios que se habían operado en nuestro relacionamiento para llegar a momentos como el que tenía lugar en ese instante, en donde todo se reducía a pasar un momento junto al otro.

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Toma con algo más de fuerza el agarre que existe entre ellos, apenas se siente el apretón y es lo suficientemente celoso como si Evans fuera a soltarle en cualquier momento y hullera lejos de su lado sin querer siquiera saber más del licántropo, aun su mente analógica trata de encajar las piezas que no dan forma a lo que siente ahora, “No, Grelliam” murmura a sus adentros, inundando con voz áspera las paredes de su mente ahora repletas de pensamientos que van y vienen. Ollivander siente que en cualquier instante perderá su conciencia dentro de él mismo y la criatura solo se regocijaría en su agonía.

 

Pero, a pesar de su “auto-pena”, puede ver en ella un rostro de una charla tan casual, y a Ollivander le cuesta trabajo mantener el gesto sin expresión y se ablanda después de los recuerdos de Bel y el oscilar de los ojos castaños que pasan por todo el rostro de Garry con descaro como si desearan encontrar algo diferente en él esta vez, ¿Realmente puede recordarlo? Si, no, tal vez, ninguna es la respuesta y tampoco puede decidir. Los recuerdos que fortalecen el enlace con ella parecían estropeados dentro de su cabeza, como si la criatura se esforzara, en cada transformación, borrar cualquier rastro de Bel Evans que habitaba en el mago.
“¿Celoso?” Garry pensaba y la criatura de voluntad ajena solo se desaparecía de sus pensamientos tras un gruñido de irritación.
Entonces Ollivander volvía a sonreír para Evans.
Un par de pasos lo acercan un poco más a ella, no están tan juntos como en el instante en el que detuvo su caída, pero si lo suficiente para sentir la respiración de la sanadora golpear entre el pliegue de su camisa y la piel de su cuello. Rara vez es difícil saber lo que ella está sintiendo y aun así él no puede procesarlo con la misma rapidez con la que cambia sus síntomas, “Fascinante” piensa mientras una vez más el pulso de Bel hace el tic-tac doble de una aceleración inusual.
-El edén es un buen lugar- eleva la mirada por encima de la sanadora, y el paisaje que contempla casi parece sacada de un libro de antologías. Su boca es una ligera línea delgada en su rostro y se camuflajea fácil entre sus cicatrices –Pero Bel, no es el escenario realmente lo que importa…- sus ojos no se encuentran con los de ella, el entrecejo del hombre se arruga apenas en un esfuerzo casi sobre humano de resistirse a la atracción que le causa el rostro ajeno -El mundo podría estár en llamas y yo estaría cómoda y felizmente muriendo en su regazo, mi querida- sisea sus palabras, realmente hoy no desea ser dramático -Estaré en mi hogar cada que consiga volver a su lado después de una noche de luna llena, si camino con usted por un páramo extraordinario o un callejón sucio, si puedo sostenerla cuando cae…- exhala rendido al impulso de encontrarse con su mirada -Incluso lo estaré mientras recuerde su nombre, Bel Evans, aunque no esté usted ahí- se encoge de hombros.
No existe en sus palabras ninguna sílaba de duda, de nervios ni vergüenza. Solo es el rostro serio de Ollivander de boca delgada y mirada adormecida contemplando su reflejo tostado en los bonitos pardos de Evans.

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Primero está la comodidad, que surge de forma tan espontánea que resulta imposible no querer prolongar un poco más la compañía. Luego, cada vez más habituada empiezas, de a pocos a confiar. Allí es donde opera el verdadero cambio: la confianza siempre ha sido para mí una vía unilateral, porque cuando decido confiarme en alguien lo hago por entero.

 

Por eso mismo es tan difícil cuando sucede, pero si sucede, resulta satisfactorio, completamente satisfactorio. Al menos hasta que te cuestionas si le resultas a la otra persona igual de confiable.

 

No son pocas las veces que observo a Garry sonreir, esa sonrisa que no hace más que marcar más todavía esas cicatrices en su rostro, pero que por cada vez que sucede, me hace sentir que los lazos invisibles que nos unen se estrechan más.

 

"No es el escenario lo que importa" le escucho decir, y aunque no respondo, niego levemente con la cabeza ante esa afirmación que no comparto. No obstante, son las razones que da para explicar aquello las que me descuadran porque están lejos de lo que podía haber imaginado.

 

¿Cómo negarme a que de la misma manera que él cuando estamos a solas el mundo parece completarse? ¿o en las pequeñas tardes en que lo único que estamos es estar al lado del otro en silencio o ensimismado en lo suyo? Las palabras son hasta dulces y esa dulzura alcanza a sus ojos que no parecen tener el reflejo travieso o petulante de la mayoría de ocasiones.

 

- Es difícil regañarte o contradecirte cuando haces uso de tus encantos- bromeo intentando alejar ese cosquilleo que me recorre la piel y que nada tiene que ver con las sensaciones que normalmente él me despierta- pero ya me dirás si mantienes tu idea de que el escenario no importa, cuando tienes ante ti a media familia Evans en una cena formal.

 

Se siente tan bien estar a su lado, que comienzo hasta a sentirme culpable por lo que voy a decirle en ese momento. Porque sé lo que piensa al respecto, aunque nunca toquemos mucho el tema dado que ese lado de él siempre se lo reserva para sí mismo.

 

- Yo sé lo que piensas al respecto. Dirás que es mi terquedad, y no pienso negártelo, pero hace unos meses, comencé a entrenarme en un tipo de magia...especial. De hecho, ahora mismo estoy aquí porque necesito seguir aprendiendo, y pensé que tú podrías ser mi mejor maestro.

 

Solté por fin su mano. Respiré hondo intentando darme valor.

 

- Yo he sido una chica de ciudad toda mi vida. Amante del bullicio de calles atestadas, acostumbrada al calor de una chimenea y una comida caliente sobre la mesa, rodeada de familiares. Amo Londres con todo mi corazón y viajar es sinónimo para mí de incomodidad y problemas- confesar aquellas cosas un tanto "negativas" de mí misma me hizo ruborizarme de inmediato aunque dudaba que él fuera capaz de notarlo- lo más cercano a bosques y espacios naturales salvajes lo tuve en los Terrenos de Hogwarts y mentiría si digo que me siento a gusto en ellos- el viento comenzó a soplar más fuerte y me hizo consciente del descenso de la temperatura- más quiero que eso cambie, necesito que cambie. Al menos eso dijo la maestra y le creo. Estoy tan apegada a mi humanidad que abrazar la libertad de...un estado animal...no me es posible todavía. No mientras no aprenda a amar y deje mi temor a ese espacio, espacios como esto, vivos pero descontrolados a la vez.

 

<<Me convertiré en una animaga Garry>> susurré finalmente.

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