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Mi Edén Salvaje (MM B: 103988)


Melrose Moody
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Fruncí el ceño ante su respuesta y quise devolverle de inmediato el paraguas puesto que aquel mago era un total desconocido para mi, y que me lo regale así nada más me parecía muy raro, además nadie había tenido antes esas atenciones conmigo, menos si acababan de conocerme. Sin embargo me quedé mirando cómo dejaba que la lluvia le caiga sobre su rostro y me pareció tierno ya que un hombre con ese monumental cuerpo normalmente preferiría un vaso de wisky en frente de una chimenea en su mansión o castillo. Y es que el ojigris me pasaba por unas dos o tres cabezas más y sus brazos, que pude divisar a través de su ahora empapada camisa, eran musculosos y fuertes a simple vista. Tenía mucho que presumir.

 

- Bueno, eso pude notarlo- sonreí sin dejar de mirar sus ojos que realmente hipnotizarian a cualquiera empezando por el color. Di un leve suspiro antes de dejar de mirarlo.

 

Cada vez me costaba más ignorar el frío que sentía y maldije en mis pensamientos el hecho de ser tan frágil. Pronto mi piel se erizó y sentí cómo comenzaba a temblar de frío, aún no era notorio pero yo ya lo estaba sintiendo.

 

-Hola Brendon- dije aún con la sonrisa en mis labios cuando él me develó su nombre - Oh, pues en efecto, creo que ya empecé a enfermarme, a veces reniego un poco por esta fragilidad de mi cuerpo -proseguí- pero te aseguro que mi espíritu es mucho más fuerte y peligroso que esté conjunto de piel y hueso- solté una pequeña risa tímida y me abracé con uno de mis brazos. Eso debió llamar su atención porque de inmediato buscó un refugio, lo deduje por sus palabras.

 

-Tranquilo, es una Posada, al entrar me dieron un mapa, creo que lo tengo aquí- busqué en los bolsillos de mis jeans y luego de encontrar el pequeño pergamino pude ver donde estábamos ubicados- Los hospedajes deben quedar más al fondo- estiré un poco mi cuello para seguir el sendero con mis ojos y luego volví a mirar a Brendon.

 

-Salí de mi casa justamente porque estaba aburrida allí todo el tiempo, quise dar un paseo y aún no quiero volver- sus dientes blancos relucian rodeados de aquella barba tupida.

 

-Creo que será mejor que busque la Posada- murmuré mirando mis pies descalzos- No sé si está con alguien más, pero ya que me prestó su paraguas, lo mínimo que puedo hacer es invitarlo a que me acompañe, por lo menos lo que dure la caminata- me volví a sonrojar y empecé a seguir el sendero.

 

Caminamos un par de minutos más por la senda hasta llegar a un galpón, inmediatamente estaba la puerta y detrás se encontraban los funcionarios del local, en el segundo piso se encontraban las habitaciones. Todo muy rústico, hermoso y acogedor.

 

-Voy a ver si puedo tomar una ducha caliente porque siento mucho frio- le expliqué al mago. Mis temblores ya eran mucho más marcados para ese entonces y mis labios se volvieron de un color morado pálido- puede hacer lo mismo y luego nos encontramos de nuevo aquí para seguir la plática, si gusta, claro- le sonreí otra vez con las mejillas rosadas- por cierto, mi nombre es Ania.

 

Cerré el paraguas y entre al lugar dejando un pequeño charco de agua tras cada paso.

 

-Buenas, disculpe, quisiera alquilar una habitación, sólo será una noche- en realidad sólo quería bañarme pero no estaba segura si me prestarian el baño, muy probablemente no, así que hice mi pedido.

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No había obtenido su nombre, pero, que lo invitara a buscar la posada a su lado eclipsaba ese hecho. Al nórdico le brillaron los ojos en cuanto sacó el mapa y sonrío con algo de malicia cuando empezaron a caminar. Claro, sin que ella lo viera. No tenía idea de lo que la ninfa pensaba de él pero no lo arruinaría por algo tan simple. Trato de guardar silencio y de tener las manos en la espalda para dejarle concentrarse en el mapa. Tenía los pies descalzos y a Brendon le picaban las manos por cargarla y no dejar que su pies se ensuciaran, pero ella lo había dejado bien en claro, es más fuerte y peligrosa que ese lindo conjunto de piel y hueso.

 

Era un i******, estaban en una situación precaria y ella posiblemente podría estar enferma. Pero no podía evitar verla, como todo hombre inteligente y como cualquier hombre cínico. La ropa mojada podría ser una molestia, pero a Brendon no le molestaba en absoluto en ese instante. Una parte de él le decía que estaba mal, era la parte que estaba aprendiendo a ser caballerosa, pero la otra sin duda estaba encantada. Él sin embargo debe verse como todo menos alguien atractivo. Rogaba que esa posada hubiera una ducha y alguien que pudiera hacer un milagro con su ropa.

 

En pocos minutos llegamos a la posada, abrió la puerta para ella mientras examinaba el lugar, bien hecho para tal Edén. Por lo visto ella haría lo que pensaba, se adelantó y pidió una habitación, la vio mientras se alejaba mientras el nórdico se acercaba a la recepción. Sonriendo por su nombre. Ese había sido un logro.

 

—Una habitación por una noche. —Le dijo al mago— ¿Creen que pueden hacer algo por esta ropa?

 

—Podemos lavarla y secarla para usted. —El mago le sonrío pero Brendon apenas se inmutó.

 

—¿Y la ropa de esa bruja? —Brendon señaló la espalda de Ania mientras subía las escaleras.

 

—Podemos hacer lo mismo. —El mago lo miró nervioso— También tenemos vestidos, acordes al paisaje, claro.

 

Una ves más el perfil de maniático. Comprarle un vestido y enviárselo a su habitación era demasiado, pero era algo que quería hacer. Ya estaban ahí, ya tenía su nombre y con eso bastaba. Lo medito por un momento.

 

—Seca su ropa y envía uno de esos vestidos, el que creas que más le guste a una dama —Frunció el ceño por un segundo—Soy pésimo con las cosas de mujeres. —El mago detrás del mostrador rió pero en cuanto vio que Brendon no le acompañaba dejó de hacerlo— Si tienen, manda a mi habitación una botella de whisky de fuego.

 

Era un Edén, lo dudaba. Pero aún así el muchacho asintió.

 

—Y a la de ella, chocolate caliente y galletas.

 

Y con eso tomó la llave para subir a su habitación, se estaba arriesgando pero no podía mantenerse tan quieto por mucho tiempo. Se echó a reír mientras subía, al menos la bruja interesada le había dado la oportunidad de algo.

 

 

@@Ania Evans Weasley

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Subí las escaleras y tras cada paso susurraba -Tergeo- y el rayo que salía de mi varita absorbia el agua que dejaban mis pies descalzos.

 

Ya adentro de mi habitación, busqué rápidamente la ducha, me quité la ropa que traía puesta y me entregué a aquella sensacion de bienestar y comodidad que me daba el agua tibia sobre mi piel nivelando mi temperatura corporal. Cierro mis ojos y mi mente empieza a recordar todo lo que acaba de pasar con el enigmático mago -Aunque oportuno- susurré para mi y luego de unos largos minutos giré la manija de la ducha.

 

-Bueno, creo que Brendon tendrá que esperar que mi ropa se seque porque no pienso ponerme de vuelta toda empapada, tendré que pedir que me lo laven...- cuando salí del baño alguien tocó a mi puerta - No puede ser él- dije un poco asustada y sorprendida.

 

-¿Señorita Ania?- escuché a alguien del otro lado - Le traigo su vestido...

 

- Yo no pedí ningún vestido- respondí alzando la voz para que me escuchara.

 

-El señor Brandon lo encargó para usted.

 

No lo podía creer, era demasiado -Aunque una vez más muy oportuno- volví a decir en voz baja mientras habría la puerta. Yo estaba envuelta con las toallas de color beige, de todos modos me daba vergüenza que me vean así, en mi interior sólo pedía al cielo que me hubiera mandado un vestido lindo.

 

-Disculpe, antes de que se retire, por favor, ¿puede poner a mi cuenta el vsetido?- Si bien el detalle de Brendon era muy bonito y le agradeceria cuando lo vea de nuevo pero no podía permitir tantas atenciones de un desconocido.

 

- No se preocupe señorita, ya está pagado.

 

-Bueno, gracias de todos modos- solté un suspiro, estaba un poco frustrada, no quería parecer una mujer superficial o a quien pueden conseguir por un precio, apenas lo había conocido, insisto.

 

Cerré la puerta y me puse aquel vestido que por cierto me quedaba perfecto, su color violeta contrastaba muy bien con mi piel. Era sencillo pero muy hermoso, me llegaba hasta las rodillas y me sentía muy cómoda con él. - Al menos tiene buen gusto- susurré.

 

 

-Señorita Ania- otra voz llamó a mi puerta y está vez abrí sin pensarlo ya que era una mujer y yo estaba vestida.

 

- Si, ¿en que le ayudo?

 

- Le traigo su chocolate

 

-Déjeme adivinar, ¿Brendon?

 

-Sí- la chica dejó la bandeja sobre la mesita al lado de mi cama - con permiso.

 

-Propio, pero antes, dígame ¿cuál es su habitación?

 

-Tome, éste mapa la guiará.

 

Agarré el pequeño pergamino y luego tomé la taza para salir en busca de Brendon.

 

-Tantos mapas para una simple posada- caminé unos cuantos segundos hasta encontrar su puerta -Brendon- lo llamé luego de dar un par de golpes con los nudillos de mis dedos -Soy Ania.

 

@@Brendon Ravenclaw

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Vaya que le estaba gustado la lluvia de la ducha, no quería ser maleducado con la madre naturaleza pero ya estaba necesitando algo como eso. Algo de agua tibia sobre su cuerpo. Pasó tiempo en ello, gritó un par de veces desde la ducha para que dejaran su ropa sobre la cama, aún no quería salir de allí. Aunque tenía presente que dejar esperando a Ania sería una falta de respeto de su parte y un gran error.

 

Salió de la ducha y tomó una toalla para secarse el cabello y la cara. Miró su habitación, la posada sí tenía whisky de fuego, un alivio para el nórdico. Tomó un vaso del whisky y desnudo se sentó sobre la cama. Su ropa estaba sobre ella perfectamente puesta y sus zapatos no tenían rastro de lodo. Colocó las piernas sobre la cama y se recostó del espaldar mientras bebía. Le gustaba el lugar, tal vez volvería a venir con mejores ánimos la próxima vez, a conocerlo de verdad y no a conquistar a alguien. Miró al ventanal y notó la hermosa lluvia golpearlo. Tal vez podría conquistar a la madre naturaleza, sin duda le daría hijos a ella.

 

Un golpe pequeño pero decidido lo saco de sus pensamientos ¿Ania? Se miró el cuerpo y maldijo por lo bajo.

 

—Dame un segundo, Ania. —Le habló a través de la puerta.

 

¿Como es que ya estaba lista? No importaba, Brendon debía vestirse rápido. Con torpeza logró colocar bien su pantalón y bóxer. Se colocaba la camisa mientras trataba de meter sus pies en lo zapatos, después de varía maldiciones ya se estaba abotonando la camisa. Dejó un par de botones sin abrochar mientras miraba la corbata. Al diablo la corbata. Acomodando un poco su cabellera abrió la puerta para la bruja.

 

—Lamento la demora, me estaba vistiendo. —Como si los sonidos y quejidos ya no le hubieran hecho saber a la bruja eso.

 

Lejos de su pensamiento pesimista se dio cuenta que vestía un vestido morado que le sentaba bien a su figura. Se veía realmente hermosa, pero su rostro mostraba algo de disgusto. Bueno, él ya sabía que había sido demasiado, pero no pudo evitarlo. Negar el hecho de que quería consentirla solo empeorará las cosas. Y afirmarlo de seguro será un suicidio. El nórdico la miró como un penitente mientras abría la puerta para que entrara.

 

—¿Sucede algo? No te veo muy feliz. —Brendon frunció los labios— ¿Fue lo que te envié?

 

No quería rodeos sobre eso, si algo le disgustaba debía decírselo y él pararía de hacerlo. No le gustaba incomodarla, o hacer algo que no le gustase. Después de todo, él se conocía pero ella no lo hace. Podría dudar de lo que quisiera del nórdico.

 

 

@@Ania Evans Weasley

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El ojigris aún no terminaba de vestirse, me ruboricé imaginando el cómico acto de vestirse a la apurada mientras lo escuchaba a penas detrás de la puerta, su voz a pesar de que era obvio que intentaba suavizarla para que no lo oyeran, era grave y con un poco de ingenio pude adivinar sus palabras. Pobre hombre, y pobre yo porque no sabía cómo mirarlo.

 

-Si, tranquilo, tómate tu tiempo- dije desde afuera y bebí otro sorbo de mi delicioso chocolate -esta muy rico- susurré y me pasé la punta de la lengua por mis labios.

 

Justo cuando tomé el siguiente trago se abrió la puerta y apareció Brendon con su camisa semiabierta y su cabello aún húmedo pero siempre con aire de elegancia, o así es como yo lo veía.

 

-Disculpa si interrumpo su tranquilidad- comencé y tras una breve pausa asentí ante sus últimas palabras- efectivamente - mis ojos se encontraron nuevamente con sus Orbea grises- no es que me moleste que me regalen vestidos o chocolates, al contrario, es muy bonito detalle. Sin embargo, es un poco extraño que un desconocido se tome tantas molestias por alguien que apenas acaba de conocer- bebí un poco de chocolate- por esa razón es que quiero que le pido por favor que me diga cuánto le cobraron por el vestido y el servicio a la habitación - terminé con seguridad y tomé otro poco de mi chocolate que estaba terminando.

 

-Y espero que no me tome a mal, no quiero que gaste demás su dinero- le di una de mis mejores sonrisas suavizando mi mirada y esperé que entendiera lo que quería decirle. No estaba enojada, increíblemente no me sentía incómoda por aquellas atenciones. No sabía qué pensaba de mi ahora Brendon, no sabía si lo ofendi, no tenía idea de si seguir la plática en su habitación o invitarlo a otro lugar, no sabía nada. Pero esperaba no incomodarlo o aburrirlo o asustarlo. Terminé mi chocolate.

 

-Tendré que pedir más después- susurré para mí aunque bien el nórdico pudo escucharlo, quien sabe...

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Siguió abotonando su camisa mientras soltaba una risa floja ¿Gastar demás su dinero? Ignoró de forma impecable el perfil de acosador e inclusive se preocupo por la billetera del nórdico, tenía que ser un chiste. En Suecia, a pesar de vivir en una casa pequeña y humilde Brendon siempre disfrutó de lujos que los saqueos y banquetes le daban. En aquel tiempo habría gastado todo su dinero con seguridad de que al otro día saldría y haría el doble. Pero en Londres todo era distinto, pertenecía a familias a las que le sobraba tal dinero. Las que jamás caerían en banca rota o dejarían su vanguardia. Podría darse mil y un lujos y aún así le sobraría para más.

 

—Ania. —Negó con la cabeza riendo mientras pronunciaba su nombre— El vestido era una opción, también mandé a secar tu ropa y compré eso por comodidad, si no lo querías simplemente debías de dejarlo. Creí que estarías más cómoda con uno.

 

>>Con respecto al chocolate, tenías tanto frío allá afuera que creí que te gustaría algo como eso. —Metió las manos en los bolsillos— Es cierto que soy un desconocido y que no deberías aceptar los regalos gracias a eso, pero no tengo más deseo hacía ti que no sea conocerte y no quiero hacerlo mientras estás incomoda.

 

El Ravenclaw se alejó de la puerta, dejándola abierta pues sería horrible espantarla. Se acercó a un sillón y se dejó caer en el, la miró con una sonrisa, se veía perfecta, aunque prefería la primera imagen que tuvo de ella.

 

—El dinero nunca va a ser problema, tal vez te moleste, pero no permitiré que me pagues absolutamente nada de dinero. —Ladeó la cabeza— No quiero insultar tu independencia, pero tampoco insultes mi caballerosidad.

 

Debería de contarle algo y así dejar tanta formalidad, no le molestaba ser caballeroso con la ninfa pero lo más sensato era que conociera al mago y no lo que el mago aparentaba.

 

—La verdad es que mi día no iba muy bien hasta que te vi, estabas tan en paz en esa roca que mi pensamiento más egoísta quiso pertenecer a ella. —El nórdico bajo la mirada sin ganas de ocultar el acento— Soy nuevo en esta parte del mundo, estoy muy lejos de casa e intenté conocer a alguien, ese alguien me llevó de cierta forma a ti. —Volvió a mirarla— Y ahora solo quiero conocerte, llámame loco, pero tienes algo que realmente atrae.

 

Con eso quizás se hacía una idea de lo que quería de ella. Estaba casi seguro que no se equivocaría al conocerla, no parecía ser de esas que obtenías fácilmente o se llenaban el ego con halagos. Podría estarse equivocando, pero hasta ahora no lo había hecho.

 

—Por cierto, te ves preciosa. —Enarcó una comisura del labio— ¿Deseas el otro chocolate? ¿O no me dejarás comprártelo?

 

La había escuchado perfectamente.

 

@@Ania Evans Weasley

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Lo miré fingiendo indignación mientras él se reía. Apenas lo conocía pero cuanto más lo hacía más me perdía en todo lo que representaba, pero hacia todo lo que estaba en mi alcance para disimularlo.

 

- Bueno pues para mi no fue una opción ya que mi ropa todavía estaba mojada cuando llegó el mago con ésto- señalé mi vestimenta- Pero sí, debo admitir que una vez más tu encargo llegó justo a tiempo- le sonreí y asentí mientras escuchaba sus palabras.

 

- Bueno, Brendon, eso me alegra, también quiero conocerte, tal vez nos volvemos buenos amigos después de todo- le sonreí mientras él se alejaba y se sentaba en su sillón. Entré a su cuarto y me senté en el borde de su cama.

 

-Oh, tampoco pretendo ofender tu caballerosidad, Brendon, si lo hice en algún momento lo siento.

 

Lo miré atenta mientras me comentaba un poco lo que hacía en el lugar antes de conocernos y un momento me ruboricé con sus palabras, maldije por dentro ya que estaba consiente de mis mejillas rosadas y me aclaré la garganta antes de tomar las palabras.

 

-Si quiero otro chocolate, pero no lo pagarás tú, si quieres puedes pedirlo por mi- sonreí.

 

- En cuanto a mi- proseguí- estoy aprovechando el poco tiempo que me sobra antes de entrar a trabajar en el Ministerio de Magia, ya me postulé. Y además como ya te había dicho, estaba aburrida en mi casa y decidí salir a dar un paseo porque volví del mugglelandia- sonreí- hace poco, y quería saber cómo iban las cosas en Ottery. Entré a éste negocio y me gustó el paisaje, todo muy tranquilo, el agua...-me levanté y me acerqué a la ventana para mirar la lluvia- me gusta mucho el ambiente de este negocio la verdad -suspiré y me callé mirando cómo el viento movía las copas de los árboles.

 

@@Brendon Ravenclaw

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Buenos amigos, era muy temprano para decidir aquello ¿Es que acaso no el nórdico no le parecí atractivo? El aire ingles le había quitado rudeza e interés. Desde que llegó había visto a personas de todo tipo y raza, como si la sexualidad aquí no se resumiera solo en un par de categorías. Era altamente intimidante que decidieras salir con alguien pero esta podría terminar siendo una chupa sangre o alguien que se convierte en lobo. Se miró el cuerpo mientras ella apreciaba la lluvia, era lo más pasable de Ottery teniendo en cuenta que el no se convertía en nada.

 

Era un simple humano con algo de instinto animal que seguía las ordenes de un dios y que algún día esperaba morir en batalla e ir al Valhalla. Sus raíces eran muy latentes, pero a pesar de que Londres era un mundo lleno de diversidad no encontraba a nadie con sus ideales, inclusive podrían llamarlo loco.

 

Dirigió su gris mirada a Ania, ella no parecía una vampiresa o alguien que se convertiría en un monstruo al llegar la noche. Mas le gustaba verla como una ninfa. Apreciando la lluvia con ese vestido y aquel rostro concentrado, lo único bestia en aquella habitación era él, que no dejaba de mirarla. Se había disculpado por ofender su caballerosidad e inclusive le había contado de su trabajo, entonces... ¿Por qué no estaba conforme? ¿Tenía impaciencia? Tal vez quería saber más de sus gustos que de su vida laboral. Brendon se levantó y metió una vez más las manos en sus bolsillos, se acercó a Ania por la espalda hasta quedar solo a dos pasos de ella.

 

—¿Por qué no puedo pagarlo? —Miró por el ventanal por encima de su coronilla, ella era tan pequeña— Estoy aprendiendo a ser caballeroso y con eso no me ayudas.

 

Y no era una mentira, sí lo estaba aprendiendo. Pero lo seguiría siendo aunque ella pagara su chocolate.

 

—Mugglelandia...—Dijo la palabra con gracia y miró la nuca de la bruja— Yo nací y me crié en Suecia, ''Mugglelandia'' fue mi hogar hasta hace poco. Vivo con mi padre y él me alentó a conocer personas, invité a salir a una bruja muy indecisa y ella me trajo a este hermoso lugar. Pedí también esta habitación por una noche y no sé si haya lo que pienso, pero deberías concederme el honor de cenar conmigo esta noche.

 

Ella le había pedido caminar junto a ella, él le pedía una cena de vuelta. Algo bastante justo.

 

 

@@Ania Evans Weasley

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Era increíblemente placentero mirar aquel paisaje que nos pintaba la bella naturaleza de la magia dentro de la basta tierra que nos rodeaba en ese momento. Y es que era literal. El negocio está ubicado en el subterráneo y todo lo que se podía observar allí era creado con magia.

 

Las gotas de lluvia se rompían contra el cristal de la ventana y a lo lejos el viento bailaba con los árboles su canción brindandonos todo un espectáculo a Brendon, que en ese momento estaba detrás de mi, pude sentir cuando se acercó y una leve curva se posó en mi comisura y se acentuó cuando escuché sus palabras.

 

- ¿No te parece que te ayude bastante dejando que me prestes tu sombrilla, que me pagues un vestido y el primer chocolate caliente? De hecho no hacia falta ni el vestido ni el chocolate - dudé un poco en decir lo siguiente porque tampoco quería darle muchas alas, pero lo consideré por las atenciones que había tenido conmigo hasta ahora- con tu sombrilla y el trato que me diste desde un principio pude notar tu caballerosidad. No se nota que eres un aprendiz en la materia - Seguía mirando por la ventana mientras lo escuchaba de nuevo.

 

Solté una breve risa floja al escuchar mi palabra en su boca, no creí que él lo diría pero sonaba más cómico de sus labios que de los míos. Todo lo que me estaba contando era interesante hasta que me dijo que había invitado a otra mujer. En ese momento mi cabeza dio mil vueltas pensando en ella y en qué había hecho mal y peor, qué había sido de ella, fruncí un poco el ceño y sus últimas palabras me devolvieron a la realidad.

 

-Una cena- susurré más alto de lo que quería y me giré buscando sus ojos, me acomodé el mechón de cabello detrás de la oreja- Quise decir- me aclaré la garganta- que te concederé ese honor, además no tengo nada mejor que hacer y ya que ambos estamos interesados en conocernos -levanté las cejas- que mejor manera, ¿no?- le sonreí y no pude evitar la pregunta que salió casi como un vómito de mis labios.

 

-¿Qué pasó de la bruja?- lo miré inquisitivamente- disculpa, es que no entendí, ¿la dejaste sola y viniste a saludarme?

 

@@Brendon Ravenclaw

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Se echó a reír ¿De verdad no aparentaba ser un aprendiz? Entonces estaba manipulando la situación muy a su favor, Brendon tenía raíces muy duras, varías veces tenía gustos muy rústicos y pensamientos inapropiados. Muy inapropiados para la fina Londres, Brendon era una maquina para cometer pecados y para ser bastante cruel si quería. Pero estando en una tierra extranjera debía cohibirse de todo aquello, de los pecados de lujuria y soberbia, de las peleas y los bares. De su comportamiento impulsivo y su falta de tacto, o en muy poco tiempo terminaría en alguna prisión mágica.

 

Admitía que había practicado mucho para ese día, no quería espantar a la bruja con alguna tontería de su imprudencia. Pero la bruja había sido excesivamente aburrida, cuando la conoció tenía altas expectativas sobre ella pero todas cayeron por suelo cuando notó que las cosas que buscan eran banales e innecesarias en una cita.

 

Pero Odín le había sonreído dándole una segunda oportunidad, Ania no había mostrado ni un gramo de superficialidad y hasta se había mostrado independiente. Algo así quería para su día, algo como ella. A quien había encontrado bajo la lluvia y le preocupaba si su cabello ya no se manejaba. Alguien real entre tanta finura inglesa. Enarcó una ceja y sonrío en cuanto nombró lo de la cena ¿Tan buena la había parecido la idea? ¿Tanto como para restarle importancia con su segundo comentario? No pudo evitar el descaro.

 

—Pues haré que sea lo mejor que hagas en días. Así me aseguro de no haber pasado desapercibido. —Bajo la ceja y alzó un poco el mentón mientras la miraba. Pero su expresión cambió totalmente en cuanto preguntó sobre la bruja, estaba muy desinteresado sobre el tema.

 

—Resultó no ser lo que esperaba pero aún así decidí cumplir mi palabra y pasar la mayor parte de mi día junto a ella. —Tomó de su cabello y lo amarró para despejar un poco su rostro— Se encontró a un par de amigos, así que sola no la dejé, además, le regalé mi saco para que se cubriera de la lluvia. De seguro lo entenderá.

 

La miró a los ojos.

 

—¿Eso te preocupa?

 

 

@@Ania Evans Weasley

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