Augurio Itomori´Floyd (MM B: 110920)

[Isabella Hawthorne R.]

La impenetrable oscuridad de la madrugada consumía todo a su paso, incluso la figura femenina que se deslizaba entre los finos troncos de los eucaliptales camuflándose entre ellos, intentando que ningún elfo domestico se percatara de su presencia y le advirtiera a su amo. Las finas hebras de su cabellera rubia platinada salían de la capucha de cuero, la misma cubría por completo tu rostro, dejando a la vista únicamente sus labios pintados de aquel característico color carmín.

 

Sus ojos color plata eran lo único que brillaba bajo la luz de la luna, destilando un sutil y casi imperceptible destello amoratado. Para muchos, incluido su ahijado Anthony, Isabella Hawthorne se había convertido en un montón de cenizas; habían trascurrido casi cinco años de que el rumor de su muerte corriera por las calles de Ottery como el mismo viento, trayendo un sinfín de sentimientos encontrados tanto para las personas que le habían tomado cariño como para aquellos que no habían tenido el placer de acabar con su vida.

 

De su mente habían desaparecido varios fragmentos de recuerdo y eso le impedía acordarse de la ultima vez que había visto a su ahijado, el ultimo recuerdo vívido que tenía de aquel jovencito de cabellos verdes era que iba a casarse; pero un par de meses antes de que dicho enlace matrimonial la banshee había tomado la decisión de desaparecer para <<siempre>> de la vida de todos, a excepción de su esposo, su pequeño niño y su cuñada Kutsy quienes pertenecían a su círculo más cercano. Hubiese deseado poder evitarle aquel sufrimiento a Anthony, pero decirle la verdad implicaba poner en riesgo su vida y ella no podía soportar otra perdida por su culpa.

 

Después de tantos años había tomado la decisión de ponerle fin a aquella mentira, no se dejaba ver por cualquiera, pero pronto volvería a rumorearse que su fantasma estaba rondando otra vez por la comunidad mágica y no podía permitir que aquellos murmullos llegaran a oídos de Rivak, quería ser ella quien le de las explicaciones que él se merecía escuchar.

 

Sus huesudos nudillos golpearon la puerta de madera de aquella cabaña, la cual podía intuir que era del propietario del lugar. Había logrado burlar a los elfos que custodiaban aquel paraíso natural, llegando hasta allí por su propia cuenta sin la necesidad de tomar una carreta parque la dejara allí. Volvió a golpear la superficie rígida con insistencia, pero esta vez propinándole porrazos con los puños cerrados. No podía esperar a ver la reacción del mago, las ansias chocaban contra su pecho y era capaz de derribar la puerta si no se abría pronto.

 

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[Anthony R. Dracony M.]

Las molestas llamadas del elfo a cargo de la reserva, abrumaban al Ryvak, malhumorado había tenido que acudir a esa propiedad en particular pues varios problemas aquejaban en la locación y los elfos preferían que fuese el mago quien tomará las decisiones respecto a la misma reserva.

 

"Encargate de todo"... le había dicho al elfo Toffi y supuso que aquello sería suficiente para sacar de su cabeza el tema de su propiedad, pero el elfo se sentía rebasado por la demanda que requería la fauna abundante que habita la reserva, al menos el abastecimiento de alimento estaba asegurado, el mago había sacado una cuenta en la tienda que provee la comida para las criaturas mágicas y abastecía semanalmente a la reserva, solo que no bastaba solo aquello, Toffi tuvo que llamar al sanador del Departamento de Cuidado de criaturas mágicas, ellas estaban melancólicas y los medicamentos solo ayudaban medianamente, Iker se afanaba a cuidar aquellas criaturas tristes por aquella ausencia del peliverde.

 

Los estragos de la guerra fueron demasiado significativos a pesar de los esfuerzos de Nut y Tizzú, para detener los saqueos, se perdieron gran número de criaturas mágicas y hubo afectaciones por el fuego y explosiones contra la propiedad, frabulentas estrategias que dejaron a crías huérfanas y a parejas disueltas con el consabido trauma a su vida que sentían fuera de sentido.

 

Quizás el más afectado era el pequeño unicornio baby, que intentaron más de una vez de robar delante de las "mismas barbas" de los elfos, solo la orden del ojimiel, les hizo enfrentar a los individuos que lo amenazaron, usando su magia elfica obedeciendo la orden de resguardarlo de todo mal, aquellas experiencias traumatizantes le tenían en una delicada situación física y emocional al pequeño unicornio y ni todos los cuidados y atenciones mejoraban su salud...

 

Ryvak apareció en el interior de la caballeriza, en uno de los box hallo a Nut al lado del unicornio postrado en el suelo, ofrecía alimento que tenía en la palma de su mano, le rogaba acercando a la boca del unicornio mientras acariciaba la crin, sus ojos negros como la noche derramaban lagrimas silenciosas que corrían por su cara afligida, la elfina dejo de lado su puesto de guardiana de la reserva, preocupada por la pequeña criatura que parecía haber perdido su razón de vivir...

 

Aquel cuadro era deprimente, Ryvak se acerco, llamo al pequeño unicornio por su nombre:-- Joie...-- ¡Que lejos estaba de verse alegre! la criatura apenas movió el cuello y abrió los ojos pesadamente... miraba fijamente al Ryvak pero no reaccionaba, tal vez pensaba que era parte de sus sueños. A Ryvak le estrujo el corazón verlo tan decaído, inmóvil como si estuviera en sus ultimas exhalaciones de aliento...

 

La vista de su pequeño amigo le entristecía mucho más de lo que está...debido a la ausencia de motivos, la lejanía y desaparición de personas de su estima, las perdidas, el constante peligro, todo aquello pesa en su alma y le afligen al mago. Lentamente se acerca, se inclina y acaricia al unicornio, este se estremece, Anthony continúa acariciándolo y mientras el ojimiel piensa... ha querido cerrar su corazón a las emociones, pero hay una franja abierta aún...los recuerdos le son dolorosos y no los ha logrado desechar por completo, sobre todo sobre aquellas personas tan significativas para él...

 

Fueron días de prodigar cuidados a la pequeña y frágil criatura, hasta que al fin, se levanto y dió sus primeros pasos vacilantes, sus delgadas patas temblaban pero su vivaz mirada, era signo inequívoco de que está bien, la elfina Nut miraba aliviada al unicornio baby, su sonrisa llorosa lleno su cara cuando el unicornio baby se volvió lila...¡Joie estaba feliz! Nut se aferro a quedarse con la criatura para cuidarlo, no quería que tuviese alguna recaída, el Ryvak se siente agotado y se marcha a su cabaña personal, podía haberse marchado al hotel, pero la cabaña es muy cómoda y tiene una conveniente piscina techada con agua termal y al ojimiel le atrae relajarse en sus aguas.

 

Recargado sobre una de las paredes interiores de la piscina entrecierra los ojos y dormita, entre sueños escucha los golpes en la puerta principal de la cabaña, despierta y vuelve a oír que tocan con insistencia, --Tizzu-- Llama el mago, aunque sale de la piscina y se coloca una bata encima...--Tizuu, ven ahora mismo-- Reclama impaciente, no tiene humor para recibir a inversionistas molestos que desean asociarse para crear una franquicia como le adelanto Tofi anteriormente, el que llama, parece que va a derrumbar la puerta, así que Dracony atiende lo más rápido que puede, su sorpresa es mayúscula al ver a la rubia platinada que lleva una capa con capucha de cuero y se "congela" al reconocer a su madrina @...

[Isabella Hawthorne R.]

Lograr acercarse hasta aquel lugar le había costado más trabajo del que Hawthorne podía llegar a admitir, pero lo había conseguido, por fin había reunido el valor necesario para enfrentar a aquel muchacho de cabellos verdes al que le debía más que una simple explicación; porque lo había dejado solo por mucho tiempo estando consiente que ella misma le había jurado jamás abandonarlo.

 

Retrocedió un par de pasos, manteniendo la mirada clavada a la puerta, conteniendo el impuso para salir corriendo por donde había llegado, después de todo nadie la había visto llegar hasta ahí. Su bien desarrollado oído le permitió percibir aquellos firmes pero fatigados pasos que se acercaban hasta la puerta, el corazón le dio un vuelco y sintió como cada uno de sus músculos se tensaban, dejándola paralizada a un par de metros de la entrada, como si se tratara de una estatua de cera.

 

-Demasiado tarde para huír-. Se mofó su propia voz dentro de su cabeza, aquella había sido la responsable de guiarla hasta allí, recordándole lo cobarde que había sido por renunciar a las personas que mas quería y permitir que aquel par de ineptos lograran su cometido. ¿Cómo había permitido mantener aquel oscuro y cruel secreto vigente por tanto tiempo? Quizás porque pensaba que su muerte les traería un poco de tranquilidad, pues sabrían dónde encontrarla y tendrían un lugar en donde llorar y dejarle flores.

 

El pomo de la cerradura se giró lentamente seguido por el rechinido de las bisagras de la pesada puerta de madera al abrirse para darle la bienvenida. Ocultó su rostro entre las palmas de sus manos, como si se tratara de un juego para niños y, cuando el silencio volvió a reinar entre ellos despegó sus dedos meñiques para empezar a descubrir su semblante, en el cuál se reflejaba una ligera sonrisa que poco a poco se fue ensanchado.

 

—¿Qué pasa, Ryvak? — Inquirió al mismo tiempo en el que fijaba aquellos obres color plata sobre los ambarinos del joven… porque ya no era el niño que ella recordaba, había crecido tanto que hasta la había superado en altura. — Parece que haz visto un fantasma —. Elevó aún más las comisuras de sus labios, formando aquella sonrisa torcida que la caracterizaba. — Calma… las niñas muertas no pueden sonreír.

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[Anthony R. Dracony M.]

Ryvak solo suponía que fuera alguno de aquellos inversionistas de quienes le hablo el elfo Tofi, aunque no deseaba hablar con ellos, acudió al llamado a la puerta de su cabaña con la firme determinación de gritarles lo tontos que les creía y azotarles la puerta en sus caras que esperara lastimara más que sus narices....

 

Era por esa razón que solo se colocó la bata de baño, realmente no iba a perder mucho tiempo en despacharlos con un buen palmo de narices y luego regresaría a continuar con su relajante baño en la piscina de agua termal...si, aquel había sido el plan del Ryvak... abrió la puerta, pero en su lugar se encontró con lo que primero pensó que era una broma, alguien seguro tomo la apariencia de la Hawthorne... porque era imposible que ella en verdad estuviese frente a él...

 

Después de todo, sobre la hermosa bruja de cabello platinado, se cree que había muerto y como el peliverde nunca la volvió a encontrar, creyó aquel rumor que iba de boca en boca entre los magos y brujas de Ottery, tampoco en el extranjero nunca hubo noticias de la matriarca de la familia Ravenclaw... así que por eso, la presencia de la bruja, mantuvo al mago en aquel estado de incredulidad ante lo que veía con sus ojos miel (de los cuales duda que le estaban mostrando la realidad.. podía tratarse de alguna cosa mágica que nublaba o engañaba su sentido de la vista)...

 

--¿Qué pasa Ryvak?-- Escucho la voz que recordaba sobre ella, su madrina, aunque no entendía como es que ella sabía sobre el apellido que se creo (Para no tener que explicar porque no conoce a los integrantes de la Tonks, su supuesta familia, agregando que desea crearse una mejor imagen en la comunidad mágica).

 

El tiempo se le antoja de mucha duración... recuerda aquel día que fue a buscarla al castillo de la Ravenclaw, luego otros dos años sin verla hasta que por un afortunado accidente, llego sin memoria y su madrina le ayudo a recuperarla... ahora él tiene 19 años cumplidos, y ladea la cabeza por si es un espejismo...

 

-- Parece que haz visto un fantasma, calma… las niñas muertas no pueden sonreír.

 

Abrió más la puerta haciéndose a un lado y dejar libre paso a la mujer, no dijo nada aunque su mirada le sigue fijamente, su rostro muestra un gesto de enfado contra la bruja @ ...

[Isabella Hawthorne R.]

Enarcó una de sus cejas, la cual era un par de tonalidades más oscuras que su cabello rubio claro, casi platinado que la caracterizaba. No esperaba aquella reacción por parte del joven, quizás estaba tan perturbado y confundido que no había podido modular ninguna palabra; sí, eso debía ser, después de todo ¿por qué estaría tan molesta con ella? Fijó su mirada en la de él cuando se movió a un costado para que pudiera acceder a la cabaña, tratando de penetrar sus pensamientos, pero no lo logró, después de todo no era una legemerante.

 

Quizás aquella no era la mejor forma de presentarse y comunicarle la noticia de que estaba viva, quizás lo mejor que podía haber hecho era mandar a Hugo, aquel elfo domestico que a la única persona que le rendía obediencia era a ella y que el joven Ryvak conocía a la perfección, o tal vez una simple lechuza. Pero no, se trataba de Isabella Hawthorne y nada relacionado con aquella bruja de labios rojos y mirada cristalina terminaba siendo predecible.

 

Se mantuvo de pie en frente de la puerta por unos insufribles minutos, con el único objetivo de obligar al peliverde a hablar, pero no lo había conseguido; después de todo conocía a su ahijado, y el silencio terminaba siendo su mejor aliado. Bufó con desgano, avanzando por uno de sus costados para ingresar en aquella morada. La calidez que emanaba el fuego de la chimenea impacto contra su cuerpo, haciendo que sus nievas mejillas se cubrieran por un velo rosáceo producto del calor; el aroma a canela impregnaba sus fosas nasales, seguido de aquel característico olor a pan recién horneado ¡cómo se le antojaba una taza de café en esos instantes!

 

Sus ojos recorrieron cada rincón de la sala, admirando desde los muebles que cubrían la amplia habitación hasta llegar a perderse en las lenguas de fuego que estaban contenidas dentro de la estufa de piedra. Chasqueó la lengua, en un intento por romper el silencio incomodo que se había formado, al parecer el anfitrión no estaba de humor para visitas ese día. —Sí, soy yo, Anthony… Soy Isabella Hawthorne —. Pronunciar su nombre jamás le había costado tanto como aquel día, como si cada letra le costara salir por su garganta, para que al final, su boca se invadiera de un amago sabor.

 

—No es un engaño, realmente soy yo—. Se volteó para mirarlo, intentando nuevamente descifrar aquella mirada ambarina; en su ausencia había permanecido más cerca de él de lo que jamás había estado, cuidando cada uno de sus pasos entre las sombras, percatándose de que nadie nunca se tomara el atrevimiento de dañar un solo cabello de su cabeza. —Quería ser yo personalmente quien te de la noticia de mi regreso, pero… si no estás de humor para compartir la cena, será mejor que me retire.

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[Anthony R. Dracony M.]

Se siente molesto... un enfado que no sabe de donde surge realmente... entonces materializa y sujeta su varita, un pase rápido por enfrente de su persona y transforma la bata de baño por unos pantalones de cuero negro y una musculosa negra que deja al descubierto sus hombros, aún no gesticula palabra alguna, es como si ... ver a la Hawthorne lo regresara tiempo atrás... algo que no interpreta adecuadamente y eso lo confunde.

 

Con dificultad traga saliva, ella sigue tan bella como la recuerda, sus movimientos elegantes y seguros... sus labios rojos que sonríen... tal vez sea que él está soñando... tomar un baño en las aguas termales, siempre le transportan a sueños placenteros...

 

La rubia se presenta como si él necesitará recordar su nombre... él tiene la costumbre de solo decirle "Queridísima"... se remoja los labios y baja la mirada unos segundos, duele en su corazón ese apelativo con que la describe, porque no ha dejado de sentir por ella ese cariño, solo que hay algo que frena su actuar...

 

Ryvak no se decide, para él es muy complicado cuando la relación debe ser directa, es diestro para las relaciones superficiales, donde despliega gentileza, respetuosa amabilidad con la certeza que no tendrá que volver a tratar a las personas. Su garganta sufre con aquella rara sensación... Issy toma la palabra ya que él se ha mantenido pensativo.

 

—No es un engaño, realmente soy yo—. Ella se volteó para mirarme, nuestros ojos cruzaron mirada... en su ausencia había llorado por todo lo que "no fue"... esos sueños rotos que hirieron mi persona... aunque ahora por primera vez veo claramente que me lastimaron más por mi culpa, por creer que merecía algo más... la escuche tratando de no juzgar su proceder —Quería ser yo personalmente quien te de la noticia de mi regreso, pero… si no estás de humor para compartir la cena, será mejor que me retire.

 

Su mente repasa el nombre de los elfos en la reserva, elije a uno de ellos --Lioh -- El elfo aparece tras un leve Puff, sus ojos aceitunados miran al amo y a la bruja, el amo no suele llamarlo... a Tofi es a quien le habla más... Lioh está visiblemente desconcertado, tarda en hacer una pronunciada reverencia y responder -- A sus órdenes mi señor ¿qué desea el amo? -- El peliverde junta sus labios que forman una fina línea... tal vez no deba cambiar su plan, solo... adelantarlo un poco.

 

--Ve con Elian, que se encargue de traer la cena, vuelve, que quiero sirvas mi té. -- El elfo desapareció y yo gire mi cabeza para hablarle:

-- Yo voy a beber té, me gusta mucho el de frutos rojos ¿quieres té o prefieres otra bebida? Los elfos pueden ir y venir a mi hotel, tiene un restaurante y un bar, así que solo tienes que elegir. Pasó muchisimo tiempo, ¿Cómo es que sabes el apellido que me invente? @

[Isabella Hawthorne R.]

Su semblante volvió a tornarse inexpresivo por consecuencia de la actitud que había tomado el muchacho. Podía llegar a entender su molestia, pero no comprendía aquella indiferencia que le dedicaba por primera vez en su vida, después de todo ella estaba parada ahí frene a él, despojada del temor que la invadía incesante cada vez que se acercaba a una persona tan significativa.

 

Recordaba la primera vez que había visto a Anthony, tan solo e indefenso por las calles del Diagon intentando comprar un par de peras en una de las verdulerías más famosas de la zona; la pequeña criatura apenas era capaz de asomarse por encima del mostrador y había sido ella quien fingió estar a cargo de él ante aquel mercader, quien se negaba a venderle aquella deseada fruta. A partir de ese momento supo que nadie lo cuidaría mejor que ella, le había tomado tanto cariño que en innumerables ocasiones había tenido el impulso arrebatado de querer adoptarlo, pero sabía que no era lo correcto.

 

Movió su cuerpo, intentando despegar la suela de sus zapatos que se habían clavado al suelo de la cabaña y, justo en el mismo instante en que estaba por atravesar el umbral de la puerta por el que había ingresado para regresar a su hogar, la voz apaciguada y grave de su ahijado la detuvo. A simple vista, nada del pequeño de mirada dulce quedaba en él, había crecido tanto que era como si se hubiese topado con una persona completamente diferente; o quizás a la única a la que el tiempo le había trascurrido de forma diferente había sido a ella.

 

Cinco calamitosos años desde su partida, los cuales habían transitado en un abrir y cerrar de ojos, los desafortunados acontecimientos pasaron como una película de terror frente a sus ojos y, cuando el aterrador espectáculo finalizó, llegó a pensar que el tiempo se habría detenido también en la comunidad mágica; más no fue así… La realidad la había golpeado tan duro que quería salir corriendo nuevamente ya nada era como lo recordaba, las familias que ella había conocido se habían destruido y esas personas habían forjado otros vínculos completamente ajenos a la realidad que antes vivían.

 

En innumerables ocasiones estuvo a punto de tomar su varita y borrarle el recuerdo a todos los que la habían visto, se negaba a creer que las personas habían cambiado, o que aquel amor que los mantenía unidos simplemente se esfumó, sin dudas se había perdido de todo lo relevante dentro de su entorno cercano, pero siempre había estado al pendiente de Anthony; al fin y al cabo, él era la principal razón de su regreso.

 

Pestañeó varias veces dispersando la bruma de recuerdos que había invadido su mente, volviendo su atención a la criatura de grandes ojos oliva que la miraba con desconfianza, al parecer Ryvak no acostumbraba a recibir visitas a altas horas de la noche. —Té está bien —. Se limitó a contestar manteniendo rígida postura que había adoptado sintiendo cada uno de sus músculos tensos.

 

Transcurrieron un par de minutos antes del esperado retorno del elfo, quien había posicionado una tetera de porcelana con sus perspectivas tazas en una mesa muy cerca de la chimenea rodeada por un par de sillones. Cerró los ojos por un momento, al escuchar el <<paff>> que emitía la criatura al marcharse, y suspiró expulsando la tensión que se había quedado guardada dentro de su pecho.

 

— Lo sé porque, cariño… —. Hizo una breve pausa para desenvainar la varita de espino que estaba sujeta a su muslo y, con una pequeña floritura las cortinas entreabiertas se cerraron. Acortó la distancia que los separaba y enmarcó su rostro con ambas manos, acariciando la tersa piel de sus mejillas con la punta de sus finos y largos dedos. — Porque jamás me he alejado de ti —. Masculló, en un susurro a penas audible al mismo tiempo que sus ojos color plata comenzaban a llenarse de lágrimas.

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[Anthony R. Dracony M.]

Sus ojos miel escudriñaban la figura de la bruja pero no había algo que le atrajera... tal vez por los años transcurridos y que tenía unos meses que el Ryvak había levantado de nuevo una fortaleza alrededor suyo... se cerró como una ostra y no pensaba en ser como antes, cuando buscaba anhelante el cariño de los demás, ahora eso no importaba...

 

Dracony esquivó una nueva mirada penetrante que la Hawthorne dirigía hacia él... no sabe si con alguna intención más allá de observar cuanto ha cambiado... la estatura que ha ganado no es el mejor ejemplo, pero no solo ha cambiado fisicamente y tal vez por eso mismo él no tiene algún recuerdo que quiera vivenciar, no cuando para él son dolorosos y no está en animo de volver a sufrir por el pasado.

 

Ryvak se cuido de expresar sus sentimientos en aquel ayer donde al menos sabían uno del otro... era un secreto que no quiso expresar y tampoco hoy estaba dispuesto a hacérselo saber... pero es como un líquido corrosivo bullendo en su pecho...

 

-Té está bien-- Eligió la bruja de cabellera platinada, Ryvak ladeo su cabeza mientras aguardaron por la bebida, Lioh regreso y dejo el servicio de té sobre la mesa, por fortuna los elfos de la reserva se ocupan bien de la propiedad y saben ser bastante discretos sin cuestionar al mago, cosa que agradece de lo distantes que son... una conducta que agrada al mago.

 

Dracony pudo asir la taza y tomar un poco de té, su favorito... descanso la taza sobre el platito de porcelana y miró a la joven de piel marmoleada para estudiar su reacción ante su pregunta hacia la joven de labios carmesí, las palabras a veces ocultan la verdad pero no el lenguaje corporal... está atento para interpretar lo que muestre... ¡y realmente le toma por sorpresa!

 

Su mirada miel no puede continuar impasible ante @ quien le sujeta con suavidad el rostro, las niveas manos de ella le acarician al igual que su suave voz...--Porque jamás me he alejado de ti -- Anthony le mira... se siente tonto... nunca nadie le ha enseñado sobre percibir sentimientos... tampoco sobre como crear vínculos, lo único que sabe es lo que aquel profesor castaño le dijo: "Siempre podemos hacer cosas para cambiar. Los lazos se pueden volver a formar, los objetos a recuperar y los sentimientos a cambiar"

[Shena Cindy de Ryvak M.]

Elfina Iker

 

Sus tiernos y grises ojos se fijaron en su compañera elfina, Not estaba algo inquieta cuando regreso al cuarto de la cabaña que compartían para descansar. Se acerco a la elfina de ojos negros como la noche, aunque su dulce mirada notaba una alegría diferente en su compañera, deseosa de enterarse, pregunto sobre lo que había pasado.

 

Eso fue suficiente para que la elfina le confiara su aventura y de como fueron ayudadas las criaturas y que ya están fuera de peligro y sanas, pero su alegría era mayor por que el amo, había considerado que Nut cumplió con su deber y que aquel incidente con los extraños que lastimaron a las criaturas, fueron unos oportunistas, Iker abrazo a Nut, no dijo nada, solo le mantuvo entre sus brazos hasta que dijo con voz alegre:

 

--Hoy fue un gran día y mañana lo será aún más, pondremos más defensas y cuidaremos entre ambas a todas las criaturas, hay que dormir para muy temprano iniciemos con esos preparativos ¿de acuerdo?

 

La respuesta afirmativa fue recibida entre sonrisas y ambas elfinas se acostaron para dormir, contentas de contar una con la otra y en una labor que ambas disfrutaban sobremanera.

[Anthony R. Dracony M.]

De una gran zancada, el mago llegó a la ventana de aquella cabaña, retiro la cortina para mirar fuera... había huido nuevamente, el latir apresurado de su corazón era señal inequívoca de aquella ansiedad que le robaba la calma, no veía nada ni a nadie afuera, eso lo sabia bien, nadie iba a la reserva...

 

El latir apresurado de su corazón es señal de que no iba bien el curso de su vida, estaba ocultandose cuando lo que más necesitaba era hablar, Anna Riddelthorne se lo había aconsejado: "No te guardes tus temores, debes confiar los mismos a alguien de tu confianza, entonces podrás ver la forma de liberarte de ellos..."- ¡Si, claro! como si fuese tan fácil...- Aventó furioso la tela de la cortina... ese era el problema, no tener alguien a quien decirle aquel gran pesar que lentamente lo va llevando al "fondo donde se asfixiará"...

 

Se retira de la ventana y va de un lado a otro de la habitación, sus piernas sienten cansancio de ese ir y venir sin ir a ninguna parte, tal vez por eso es tan fatigoso, pero no puede detenerse, no mientras siga necesitando ayuda... su mente va de una persona a otra, algunas que no son posible ver por el lugar a donde se encuentran, otras porque desconoce en donde hallarlas, algunas más porque no cree que deba acudir a ellas... si supieran esto sobre él, lo que le atormenta, lo que está en su oscuridad del alma... no, no puede confesar su sentimiento, pero lo requiere...

 

Se detiene y pasa su mano por la frente y después la nuca, lo está enloqueciendo aquel sentimiento, empujándolo a pensamientos tan negativos como aquel sentimiento... entonces llega un nombre "salvador" Reacon... sacude su brazo y su varita se desliza a su mano diestra, un movimiento con ella, luego pronunciar el hechizo para atraer pergamino y pluma... la magia es un consuelo en su triste vida.

 

Desliza una silla del sencillo comedor para sentarse y comenzar a escribir, la mano con la pluma se desliza con sorprendente rapidez... ¡necesitaba contar tanto! confesarse con su padre adoptivo parece ser el escape que requería, va explicando al vampiro que le atribula y mientras va dando los motivos, la tristeza hace que lagrimas llenen sus ojos, estas corren por su rostro y cae sobre el pergamino... no puede concluir la carta, se desploma sobre la mesa mientras el llanto le hace estremecer su cuerpo.