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Castillo Evans McGonagall (MM: B 97458)


Syrius McGonagall
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Matt Ironwood.

 

La llegada de Melrose los distrajo, la bruja se acercaba a ellos con uno de los fantasmas intrusos flotando cerca de ella y con una canasta cargada con algo que desde la distancia el ojiazul no podía distinguir.

 

Pero el misterio no tardó en desvelarse, solo bastó con que la mujer abriera la boca y les ofreciera una fresas recién recogidas de los terrenos. El Ironwood sonrió ante la invitación y se acercó hasta la bruja para saludarla - ¿Como estas Mel? - abrazó a la mujer mientras esperaba que P-ko cogiera sus fresas.

 

-Tiene que llevarme un dia a conocer la huerta familiar - los retó guiñando un ojo mientras se alcanzaba una pequeñas, rojas y prometedoras fresas del canasto que la mujer ofrecía.

 

Se llevó una a la boca y sintió como el dulzor estallaba en su boca y el jugo se expandía, una delicia de la estación que prometía un clima más cálido.

 

-Deliciosas - opinó mientras se lleva la siguiente a los labios y escuchaba las tribulaciones de la pequeña elfina.

 

Observó a los fantasmas mientras trataba de ocultar una sonrisa, pese a que sentía la angustia y enojo de p-ko la situación le causaba gracia al castaño. No parecían ser entes peligrosos o agresivos, simplemente estaban en la suya, es más ni siquiera comían o bebían no suponen ningún gasto. Pero bueno, quizás convivir con aquella veintena de hippies le haría cambiar de opinión.

 

-Bien, empecemos - se aclaró la garganta mientras daba un aplauso para llamar la atención - Muchachada - se acercó hasta la piscina - ¿Quien los invitó al castillo? - les preguntó - Díganme su nombre, ¿quien es?, ¿está aquí? - se giró para abarcar todo el patio con la mirada mientras trataba de mantener la voz firme y con el tono como él llamaba de "FBI" y también para evitar que el rostro lo traicionara y no soltara la carcajada, la situación lo podía.

 

 

 

@ @@Rory Despard

 

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Había pasado casi demasiado tiempo desde que Lily pisara aquellos terrenos tan queridos para ella por lo que seguida de Max condujo su andar por el imponente camino rural hacia las puertas de entrada de la blanca casona ( n/a ya sé que es castillo pero no supe como ponerlo en esta narrativa).

 

- ¿Cuál es el plan?- murmuró el joven tras de ella, logrando que se sobresaltara un poco y regresandola a la realidad apabullante.

 

- No hay ningún plan, hijo - respondió sopesando su larga melena azabache - Hemos vuelto de Escocia y eso es todo lo que necesitan saber, además - añadió - Ni bel ni madre están, así que no creo que nadie haga preguntas, y antes de que digas algo sobre el cuadro de los ancestros, no, no le debo explicaciones. - terminó tajante, dirigiendo sus orbes zafiro hacia las puertas antes de que su nívea diestra las tocara.

 

Max solo se limitó a encogerse de hombros y resoplar, sabiendo que era inútil tratar de discutir con aquella bruja necia. No obstante, se limitó a seguirla percibiendo tal y como ella la tensión y porque no, la diversión (?) en el aire de aquel lugar.

 

- ¿No nos invitaron a la fiesta? - murmuró en un amago ofendido y divertido a la vez, haciendo referencia a las voces lejanas que parecían provenir del jardín.

 

- No creo que sea una fiesta - comentó antes de que Pallas se hiciera presente.

 

- Amos, que alegría verlos de nuevo - musitó la elfina haciendo una pequeña y pulcra reverencia - No es una fiesta -agregó con los ojos plateados abiertos en su esplendor - Unos fantasmas invocados por no sé que familiar han estado volviendo a P-ko loca desde hace un mes, y nadie sabe como correrlos de la piscina ni del castillo - completó antes de murmurar - ni han querido ...

 

Aquello se antojaba en algo normal para el castillo, sin embargo, la curiosidad logró que Lily sonriera aliviada ante aquella dosis de normalidad.

 

- Gracias, Pallas - musitó, convocando a Evenstar en su siniestra mientras dirigía su andar hacia el jardín - Max, es tu elección si vienes o vas a mi habitación, aunque por cierto, ya es hora de que tengas la tuya propia, aunque primero tendré que hablar con Mavado, P-ko o alguien - comentó casi para sí antes de salir de nueva cuenta al aire libre.

 

Por su parte, Max solo rodó los ojos antes de convocar con su varita las llaves de la habitación materna y subir los escalones de dos en dos hacia el segundo piso.

 

 

La elfina por su parte siguió a su ama, no fuera a ser que necesitará ayuda ella contra aquellos seres fantasmales.

 

Caminando con garbo, la sacerdotisa dejó los tenis dentro de la casa para así tocar el siempre vivo y refrescante césped con los pies descalzos en un arrebato de espiritualidad.

 

- ¡Buenas tardes, familia! - exclamó, levantando la diestra para llamar la atención de las personas congregadas alrededor de la piscina mientras el dulce aroma de las fresas -que algunos ya comían - inundaban su sentido olfativo.

Editado por Lillian Potter Evans

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Mel saluda a Matt con una sonrisa, correspondiendo el abrazo y poniendo cuidado en no dejar caer el cesto.

 

—Sin duda —replica, un tanto anonadada por el guiño.

 

Le gustaba ese huerto y compartirlo con otros miembros de la familia sonaba bien, así que lo dijo con franqueza y extendió los brazos para que pudiera tomar las fresas a placer. Jonathan mientras tanto parecía divertirse con el discurso de P-ko, aunque Mel ya le había dicho varias veces que debía evitar atormentar a la pobre elfina. Jonathan quiso señalarle que los karaokes de medianoche no eran más que inspiración pero dado que Mel no cediera en ese punto, se fue hacia donde se encontraba Fucsia. Mientras atendía a sus palabras, pues P-ko realmente quería que los fantasmas se fueran, tomó asiento al borde de la piscina, dejando el cesto un poco más atrás sobre el pasto verde. De esa forma, alcanzaba a tomar algunas fresas mientras remojaba sus pies en el agua.

 

Casi había olvidado que Matt era de la oficina de investigaciones federal en América. Era divertido verlo ahí, enfrascado y pareciendo tan serio frente al "problema" (aunque a Mel le latía que la clave estaba en el "pareciendo"). De hecho, antes de que Lillian llegara, había estado a punto de reírse a mandíbula batiente. A ella la conocía también gracias a un evento al que Richard la había llevado, en el casamenteras Evans hacía mucho tiempo y si algo había aprendido de esa sorprendente familia era que sus miembros iban y venían a su antojo pero rara vez olvidaban una cara. Aprovechó el hecho de no haberla visto en mucho tiempo para distraerse de lo que había estado a punto de hacer:

 

—Bienvenida Lillian —saludó, con una expresión cálida en el rostro.

 

No tenía con ella la suficiente confianza para tirarle una fresa y que la tomara para comerla, así que empujó el canasto en su dirección para indicarle que podía tomar las que quisiera. Mientras tanto, ella misma se encargó de tomar una de las grandes y la paladeó con deleite. Sabía y olía a una mezcla de verano y primavera. Sol, quizá y también cuidados.

 

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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P-ko, elfina de Bel

 

A P-ko le ganaban dos sensaciones opuestas en esos momentos: De un lado preocupación porque Kutsy pudiese terminar haciendo tan buenas migas con los fantasmas como las había terminado haciendo (para su pesar) Melrose Moody. Por el otro lado, sentía alivio por el aplomo con que Matt estaba asumiendo la situación, tomando en consideración su petición.

 

Y es que ¿por qué tenían muchos magos esa horrenda costumbre de menospreciarlos? No es que P-ko creyese que lo hiciesen adrede, claro que no, mucho menos los Evans, pero a veces, en situaciones como esa se preguntaba si realmente ellos serían capaces de ver un poco más allá, hacia sus privilegios.

 

Si lo pensaba mejor, le sobraban dedos en las manos para contar a las personas que le habían hecho sentir como una igual en toda la vida que llevaba.

 

La llegada de la señorita Lils entonces, fue un respiro de aire fresco para ella, tanto que dejó de ver con desaprobación a Melrose chapoteando al borde de la piscina, e instó con un gesto a la recién llegada para que también probase las fresas.

 

Mientras tanto, los fantasmas habían detenido el intercambiar guirnaldas entre ellos, y en su lugar, se acercaron a cada uno de todos los presentes, para observarlos de cerca. Durante un minuto que se sintió como más tiempo, P-ko los vio negando con la cabeza, hasta que casi la totalidad de ellos, volvió a sus ukeleles para entonar una canción que iba sobre la llegada de la primavera.

 

Acaban de fijarse y quien nos invitó no es ninguno de los presentes — indicó Fucsia que no se había movido del lado de Mel— aunque ella— señaló a Lils directamente con su largo dedo índice color perla— tiene exactamente la misma nariz que él.

 

¿Quién él?— preguntó de inmediato P-ko asombrada de que por primera vez, quizá animados por la presencia de tantos vivos, estuviesen dando más información.

 

Encantador Belluci, por supuesto ¿no te lo habíamos dicho ya elfina?

 

P-ko suspiró cansada. Nada nuevo. Otra vez ese nombre, que ella había buscado hasta desfallecer en los registros de la familia. Sabía que el origen de los Evans McGonagall venía de la unión de las antiguas familias Evans Snape y McGonagall Belluci, pero ni siquiera los cuadros del pasadizo familiar conocían al hombre que los fantasmas señalaban como el anfitrión que los había invitado.

 

— Joven Matt, el problema es que no existe nadie con ese nombre aquí ¡Fucsia, deja de intentar coger el canasto!

 

Tenía que admitir que esa fantasma y su capacidad de mover levemente las cosas le sacaba de quicio.

 

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Una genuina sonrisa se extendió por sus labios no llegando hasta sus siempre tristes ojos, sin embargo, adoptando una expresión cálida y seria a la vez correspondio el saludo que la Moody le brindaba.

 

- Tanto tiempo - respondió observando la cara nueva ante ella. Aquel chico que parecía increpar a uno de los fantasmas le recordaba por demás alguno de los agentes de migración muggle con los que se había topado y a los que había tenido que confundir, no obstante, trató de componerse y presentarse.

 

- Soy Lily, hija de Pad - comentó en dirección al muchacho, extendiendo la nívea diestra en señal amistosa. Ni siquiera sabía que tanto conocimiento tenía aquel joven de la familia, y quizás no importara el hecho de que mencionará el nombre de su madre, pero aquella explicación sirvió para su propia paz mental.

 

Después del breve saludo, observó las fresas en el canasto y sin importarle ser imprudente tomó una, engolosinandose de un bocado el fruto mientras escuchaba a P-ko y la canción primaveral de los fantasmas con guirnaldas.

 

- ¿Disculpa? - aquella aseveración proveniente de un ente muerto la había descolocado, tomando en cuenta que probablemente estuviera en uno de los viajes astrales a los que todos los de su grupo parecían adeptos. - ¿Quién es él, exactamente? - la pregunta brotó de sus labios movida por la curiosidad de información mientras con la siniestra tocaba su respingada nariz.

 

Todo apuntaba a que alguien llamado Belluci los había invitado, de la fecha a esa convocatoria no estaba del todo clara, podían haber pasado décadas o quizás milenios y como ellos no habían querido trascender, quizás les hubiese parecido buena idea hacer fiesta justo ahora, pero ¿porque?

 

Esas y más preguntas se arremolinaban en su jet lageada cabeza, no obstante siguió prestando atención a lo que aquellos hippies decía.

 

- ¿Fucsia, serías tan amable de darme el canasto? - pidió antes de que P-ko mandara todo a volar - Y entonces porque según ese fantasma - continuó apuntando al que le había mencionado anteriormente - dice que me parezco al tal Belluci, P-ko, sabemos que parte de mis rasgos son heredados de mi padre y otros tanto de madre y el abuelo, no creo que se estén inventando cosas, ¿o si? ¿Que ganarían?

 

Esperaba que todo aquello tuviera una rápida solución porque si solo era un engaño ella personalmente se encargaría de mandarlos a todos a trascender de inmediato.

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Matt Ironwood.

 

 

Saludó a la mujer que acaba de llegar y se presentó ante ella para después intentar nuevamente regresar a su papel. Al menos en aquella ocasión los fantasmas parecían estar más dispuestos en colaborar con las inquietudes de la familia.

 

Y hablando de incomodidades, la inspección cara a cara que los fantasmas realizaron a todos los presentes y que pareció extenderse más de lo necesario fue un claro ejemplo. Después de haber examinado a cada uno de los Evans y demás invitados, uno de ellos se dignó a contestar develando un nombre completamente ajeno para el castaño.

 

El Ironwood se giró para observar a los demás por si alguien reconocía de quien hablaban pero no encontró más que rostros de desconcierto en el pequeño grupo. Fue P-ko la que se adelantó y habló primero explicando que ese nombre ya había sido dicho con anterioridad pero no sonaba familiar para nadie, ni para los retratos de antiguos miembros ni siquiera apareciendo en los registros familiares.

 

Aquello desconcertó aún más al ojiazul, si p-ko la persona que más conocía aquella familia era incapaz de dar con el sujeto ¿Como podían seguir investigando? Observo a Lillians Evans la mujer que acaba de llegar y según señalaron los fantasmas tenía una nariz parecida a Encantador Belluci, la nariz de aquella mujer no era peculiar, simplemente una regular facción, otra pista que llevaba a un callejón oscuro el mago suspiró.

 

-Este tal Encantador Belluci - comenzó diciendo cuando se decidió hablar - ¿Es posible que puedan haber entendido mal su nombre? ¿Cuando les invitó? - se aventuro a cuestionar, no se le ocurría otra cosa que seguir interrogando a los fantasmas, solo ellos tenían la respuesta a todo aquel asunto, ni los retratos, ni los registros, ni la memoria de los presentes guardaban la solución, solo la peculiar mente de un grupo de hippies.

 

@@Lillian Potter Evans @@Rory Despard

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A Mel le parecía que las preguntas parecían acorralar un poco a los fantasmas. No era que lo expresaran en sus rostros laxos si no más bien el cómo se comportaban. Fucsia había estado empujando el canasto (o haciendo el ademán en un proceso muy pero muy lento típico de un fantasma sobre otros objetos) y Jonathan había vuelto a su lado, flotando de cabeza en el aire y soplándole en al oreja de rato en rato para fastidiarla. Mel por momentos reía y por momentos se exasperaba. La conversación no parecía llevar a ninguna parte.

 

Jonathan, además, le dejó muy en claro que ella no tenía rasgo alguno de Encantador, lo que tenía total sentido porque era el cariño y la amistad lo que habían hecho que la familia la tomara bajo su ala y no el parentesco sanguíneo. Además, estaba bastante claro que los fantasmas estaban siendo lentos en rebelar información de forma deliberada: Mel sospechaba que pese a su incesante parloteo y aparente estado de perpetua felicidad, se aburrían y el castillo les gustaba más de lo que estaban dispuestos a admitir.

 

—Yo creo que Lillian tiene razón, no ganan nada, excepto...

 

Había estado a punto de decir "hacer tiempo" pero se vio interrumpida por un severo codazo de Jonathan en las costillas que hizo que en lugar de terminar la frase, tomara aliento de forma repentina y sonora, pegando un notorio respingo. El fantasma pareció encontrar eso sumamente divertido y fue a desternillarse de risa sobre el agua por unos sólidos cinco minutos. De todas formas, no hizo falta, porque Matt dijo un poco de lo que ella misma se preguntaba "¿Cuándo se les había invitado?"

 

Aparte de eso no hizo más que agitar la varita para componer el desorden que se había generado hasta ese momento en el patio. Los hechizos de limpieza no eran su fuerte y usualmente usaba pociones pero había aprendido algunos debido a Richard en Luss, severo casero que esperaba que todo el trabajo de limpiar lo llevaran a cabo ella y su prima. Había sentido un poco de pena por P-ko: la expresión de la elfina hablaba a kilómetros, aunque le parecía algo tirante y hasta demasiado defensora de un status quo un tanto desfasado.

Editado por Melrose Moody

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- ¿Excepto? - siguió tratando de no perderle el hilo a Mel aunque quizás se refiriera ...

 

No obstante, seguía firme en mandarlos a trascender rápidamente si todo aquello no servía más que para quitarles el tiempo, además el que les preguntarán hace cuánto se les había invitado de nada servía a menos que elucidaran quién y en dónde se había efectuado dicha invitación.

 

Tarde se había dado cuenta que Max ya no se encontraba en los terrenos de esa propiedad por lo que aún con Evenstar en su siniestra resoplo observando a su alrededor. Mel parecía haber hecho buenas migas con un fantasma que hacía muecas y cosas solo para ella, P-ko parecía al borde de un colapso, Kutsy seguía en la alberca algo ensimismada, y solo la sacerdotisa y el Ironwood parecían querer acabar con todo aquello.

 

Sin embargo, un movimiento por demás exagerado de Mel así como la risa chillona y estridente de Jonathan <único fantasma que había optado por presentarse a regañadientes> le distrajeron, llamando su atención.

 

Con soltura, se posiciono al lado de Mel, pasando un brazo por aquellos hombros enjutos de forma amistosa y así acercarla más a la piscina, esperando que aquella táctica funcionará, tomando en cuenta que Jonathan parecía querer llamar la atención de aquella bruja todo el tiempo.

 

- ¡Querida! - comentó casual, sonriendo - Si estos fantasmas no nos quieren decir quién es el tal Belucci, ¡ni hablar! - mencionó - Hay que dejarlos ser, de todas formas si nadie sabe quien es ese mago es porque de seguro no fue nadie importante, es más, ni siquiera creo que existiese - terminó antes de observar por el rabillo del ojo la reacción de Jonathan.

 

Un delicado movimiento de su varita basto para que sendos vasos con agua mineral y limón apareciesen delante de ellas en su afán por aparentar que aquello seguía siendo trivial para cualquier miembro de la familia.

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P-ko, elfina de Bel

 

El tema de la nariz de la señorita Lils rondó la cabeza de P-ko un buen tiempo, durante el cual los fantasmas habían seguido haciendo de las suyas, en la piscina y los espacios aledaños a ella. Cierto era que el que compartieran el rasgo fuera algo fortuito ¿pero no había escuchado alguna vez decir a Boss Elessar que había rasgos físicos muy característicos de la familia? Sobretodo cierto tipo de narices.

 

La propia nariz respingada de Bel, su ama, por ejemplo, era muestra de ello (y herencia de su abuela, según Boss). Si en el caso de Lils, eso estaba vinculado a los Belucci...

 

El problema era que al tan mentado Encantador no lo conociese nadie. Cuando de nuevo está prestando atención a algo más que sus pensamientos, es que nota que Melrose está terminando de limpiar con ayuda de su varita, todo el lugar, y que Jonathan vuelve a estar allí intentando no solo llamar, sino tener toda su atención, algo que la muchachita Moody parece ni notar.

 

Pero Lils si que lo ha notado. P-ko apenas se contiene divertida de ver por primera vez al fantasma con un gesto amargo en el rostro, arrugando el entrecejo, mientras las dos mujeres beben del agua mineral. Ella no va admitir que verlo allí contrariado le produce una leve mejoría de humor, pero antes que pueda decir algo más, el fantasma que toca la pandereta (que si mal no recuerda todos llaman Floor), avanza hasta Matt. Su mirada se dirige apenas una fracción de segundo hacia Jonathan, antes de finalmente hablar.

 

Nosotros lo conocimos como Encantador. Nunca hubo otro nombre— confesó, mientras dejaba su pandereta a Fucsia, y acomodaba en un gesto de nerviosismo el cuello de camisa floreada— les prometo hermano, que no estamos mintiendo con esto. Y la invitación fue muy clara "14 de febrero del 2002".

 

No dijo más, y alzó la mano para saludar a todos, para luego llevársela al pecho.

 

— Y estamos en esa fecha ¿verdad?

 

 

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No estaba segura de aquello ¿Encontraría a alguien conocido en casa? La última vez que había puesto un pie allí, solamente había intercambiado algunas preguntas con Bel sobre algún antepasado muy antigüo del cual, obviamente, yo no sabía nada. Aún sin estar convencida de que aquello era una buena idea, caminé decididamente hacia el jardín, trataría de pasar desapercibida y con un poco de suerte, entraría en casa para buscar a Irri o pedirle a P-ko que la busque por mí. Si lo pensaba más detenidamente, probablemente ni siquiera me correspondía un lugar en aquel castillo.

 

Apenas había dado unos pasos en el jardín, cuando el ruido inundó mis oídos ¿El castillo estaba de fiesta? No había escuchado nada tan animado en la casa familiar desde hacía tanto...

 

Movida más por la curiosidad que por el deseo, me acerqué a ver mejor lo que pasaba. Lo que parecía ser una docena de fantasmas habían inundado la piscina. Habían magos, elfos y demás junto con ellos. Definitivamente tenía que ser algún tipo de celebración. No reconocí a nadie salvo a P-ko y tal vez a una bruja llamada Mel, Meg.... no estaba del todo segura, solamente la había visto una vez en casamenteras hacía tanto tiempo atrás.

 

Me quedé parada dónde estaba, sin saber si avanzar o salir corriendo, dividida entre la curiosidad y el deseo de no ver a nadie.

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