Castillo Evans McGonagall (MM: B 97458)

[Melrose Moody]

Cuando Binny descendió por fin, Richard soltó un suspiro cargado de burla, que nadie oyó. La muchacha sin duda se había robado toda la atención debido a su animado estado y a su habilidosa araña. Richard se había detenido a examinarla más a ella que a su ¿portadora? Puesto que nunca había visto una como esa. A pesar de tener un tamaño considerable, no parecía tener relación con las acromántulas, teniendo las patas más finas.... y a aún así, Richard seguía cuestionándose. Esa araña había levantado dos veces su peso, cuanto menos, lo que significaba que no era una araña común.

 

Por supuesto, la quería para sí.

 

Melrose, por otro lado, sí que se había acercado a la nueva visitante. Había estado comiendo su asado de forma "discreta" con el tenedor, de un plato, pero éste había caído estrepitosamente al suelo cuando la escoba había bizqueado hacia ellos sin control. Sólo entonces se dio cuenta de lo que Bel estaba intentando decir.

 

Esa muchacha, que se veía tan dulce e inocente, era la que le había echado encima a los monos pervertidos. Intentó concentrarse de nuevo en su carne pero ya no podía. Sólo podía pensar en lo estirados que sentía los calzones para comenzar a enfurecerse.

 

Pandora S. Evans McGonagall

Algún otro día~

—¿Qué es lo que sucedió esta vez?

 

Pandora observaba con expresión preocupada el rostro de su viejo amigo. No lo había visto antes de su muerte pero no había sido su culpa. El vínculo de sangre que una vez formaran a través de la magia se había diluido bajo la maldición que la había atacado a puertas de la muerte. Con un poco de suerte, el vínculo en lugar de desaparecer se había reforzado una vez ella había muerto. Por eso había podido sacar el cuadro de la pared como si no fuera nada, aún alcoholizado y solo semi-insconsciente de sus acciones.

 

De sus balbuceos dedujo poco pero cuando el trío de alemanes del cuadro que Pakami había traído consigo a los establos le invitó un par de rondas, ya creyó entender mejor. Él sufría. La indignación de Pandora, manifestada a través del vínculo de sangre que ambos poseían, hizo no sólo que los animales a su alrededor no lo atacaran, si no que sufrieran de similar agitación debido a la conexión todavía existente.

 

—Ya veo.

 

Había empezado con una ronda de cerveza, luego al hidromiel y el whisky de fuego. No sabía en qué momento, había terminado tomando la sangre de uno de los alemanes alcoholizados, lo que conseguía hacer el embriagamiento más efectivo, dopando sus sentidos. En algún momento entre el hidromiel y el whisky, había mandado llamar a Melrose (una agradable muchacha con quien había cogido la costumbre de conversar) a través de Freya. En esos momentos la muchacha bebía alegremente a un lado, tan sólo escuchando los lamentos de los dos que tenía al lado, antes poco menos que un par de conocidos, usando la pandereta para seguirles el ritmo cada que cantaban.

 

Por eso, cuando la elfina de Bel llegó a anunciar que había abierto un portal, fue ella la primera en preguntar.

 

—¿Portal a...? ¿A dónde se supone que vamos?

Editado 19 de Julio del 2018 por Melrose Moody

[Rory Despard]

P-ko, elfina de Bel

Algún otro día~

 

— Esto no va acabar bien- dijo P-ko prácticamente para sí misma, temerosa de que alguno de los presentes la escuchara- tanto alcohol...tanto dolor.

 

A la elfina le aterraba comprobar como frente a sus ojos parecía que retrocedía el tiempo y nuevamente se veía en medio de un lamento colectivo que se materializaba en una canción. ¿No era así acaso como había encontrado a su ama Bel en varios bares en sus épocas "oscuras", sin capacidad de ponerse de pie por sí sola y cantando a voz en cuello canciones de The Smiths?

 

Claro, ella no estaba allí en ese momento, y tampoco era una canción de ese horrible y deprimente grupo muggle inglés la que entonaban, pero que se juntaran era ya solo cuestión de minutos, y entonces ¿debía ella acompañarlos para evitar que las cosas se desbordaran?

 

Era una elfina libre, pero incluso con ello, no recordaba cuando había sido la última vez que se había negado a obedecer una orden de Bel.

 

¿Y cómo era que Melrose había acabado allí? Solo en un segundo vistazo la elfina se había percatado de la presencia de la mujer, que sujetaba una pandereta con la que alegremente le seguía el ritmo a los otros dos.

 

Cuando la canción cesó, y escuchó a la propia Melrose preguntar a donde se dirigían, es que decidió alzar su aguda voz por encima de la del resto de presentes.

— La ama Bel indicó que, que, que - era imposible, sujetando su delantal no tartamudear, invadida por los nervios como se encontraba en esos momentos- los espera en el negocio El Refugio Mágico.

@ @@Pakami Gryffindor

[Patrick Colt]

- ... es la única forma, mi señor -

- ¿La única? -

- Eso me temo... - el segundo elfo asintió suavemente, con su mirada fija al oro de esa alma negra y corrupta que escuchaba con atención -. Desde adentro no pudo desde hace muchos años, y esa fórmula que dejaron en la punta de la rosca por ahora es intocable -

El ex-Ángel Caído parecía entenderlo, pero no lo asimilaba. Apartó la mirada de la escena y llevó su torso desnudo al umbral de la ventana. El espesor de las nubes en la noche de Julio mostraban el lienzo rojo de un diluvio venidero. El frío se coló nuevamente en el interior de aquella habitación rocosa y envolvió a ambos elfos con sus dedos.

Morgan y Jacaré se estremecieron por algo diferente a la presencia de su amo, después de tanto tiempo.

- La pusieron a ella ahí, a la cabeza - Jacaré retomó las razones -, y un círculo de amigos hacen con ella lo que quieren, la mayoría de ellos por conveniencia.

- El resto olvidó el lazo amistoso que inicialmente los unió al ver que disponían indirectamente del poder que ella les otorga - Morgan concluyó.

<< Y tiene sentido >> se obligó a pensar. ¿Qué sentido tenía oponerse a los motivos si el simple hecho de haberlo sacado del camino era uno de sus intereses más anhelados? A él, al Cardenal de la Muerte, quien por años otorgó glorias a ese grupo de ingratos.

Tomó la máscara con su mano y la alzó a la altura de su mirada, dejando que el oro de sus ojos la bañara de ese refinado resplandor. El gesto lastimero del titanio reflejó al asesino un rostro lacerado, demacrado no solo por el frío sino también por el paso de los años y por el cúmulo de batallas que habían estallado a lo largo de los siglos. Batallas que él había terminado con el poder de su katana.

- Quizás va siendo hora que juegue mi última carta - y dejó caer la máscara al vacío - prepara una carta anónima... y envíasela - sonrió despacio -, quizás no confíen pero ella sabrá de quién se trata.

Dentro de su pecho se agitó despacio, porque sabía que era su hija a quien aquél demonio, intentaría engañar.

[Albus Severus Black]

Por cosas de su familia muggle, Albus habia tenido que salir de pronto de la mansión dejando a su familia mágica en medio de una parrillada y de una persecución de un extraño bromista.

 

Fue y realizó aquello tan urgente que debia hacer y se apresuró en volver de nuevo a la mansión. Apenas volvio, noto que la mansión estaba callada. --donde estaban todos?-- fue lo que el se preguntó. Miro por algunos pasillos y no vio a nadie. Pensó que cuando se fue, todos estaban en el patio, en el area de piscina y parrillera.

 

El joven saco entonces de su chaqueta algo que habia traído del mundo muggle. Lo miro atentamente y subió a su habitacion a guardarla. Estando en su intimidad, guardo aquello con cuidado y salio de allí a buscar a los demas.

 

Bajando las escaleras vio a uno de los tantos elfos que tenían los integrantes de su familia. El no sabia identificar de quien era este asi que solo le preguntó -- donde estan todos? Quien es tu amo?--

[Melrose Moody]

Luego del accidente con la araña y Binny Evans, Melrose se había tornado un tanto más cautelosa con los extraños. Sabía que no era para tanto, que habían cosas peores que no habían hecho mella en su natural concepto de las cosas pero los calzones estirados eran un duro recuerdo. El asado, sin embargo, había estado muy bueno, lo que le hacía sentir a Edward Evans McGonagall casi como un hermano mayor o quizá un compañero de manada en hermandad. Era difícil decidir entre uno y otro pero la bestia en su interior parecía estar de acuerdo. Era similar al estatus que recibía Richard Stark en su cabeza y por las mismas razones: le había mostrado su amabilidad sin pedir nada a cambio (amabilidad por supuesto, que implicaba buena comida).

 

Bel Evans McGonagall, quizá por extensión debido a Edward o incluso antes de eso, también era parte de su círculo en calidad de tía bonachona, guapa y borracha. Era el poder que tenían ese tipo de personas sobre ella y por eso, eran a lo que Melrose más temía a pesar de que no se hubiese sentado a pensarlo o se hubiese detenido a analizar su propio proceder. Las personas amables trepaban en su interior y se quedaban allí. Se convertían en su familia y si algo le había enseñado su vieja manada es que a los tuyos hay que protegerlos.

 

Hasta la bestia gruñía con asentimiento en su interior como si tuviese una voz propia.

 

Por eso, había acudido ese día. En su interior, no sentía todavía proximidad a esa persona, pero quería disfrutar un poco más con toda esa buena gente. Un rayo de luz iluminó la noche en los jardines Evans McGonagall cuando lanzó un llamado de Lumus solem al cielo.

 

Era el cumpleaños de Kutsy Stroud y quería celebrarlo. Tenía un buen vino, algo de fruta y mucho pan, queso y cosillas para picar sobre una gran mesa cubierto con un mantel blanco.

 

Esperaba a todos y cada uno de ellos, mientras apiñaba troncos secos y pequeñas varillas que harían las veces de luces de bengala una vez hubieran encendido la fogata.

 

Tenía una sonrisa calma en el rostro y su habitual semblante relajado. Era un buen día como cualquier otro y nada malo le pasaría. Así era como siempre pensaba Melrose y hasta ahora, jamás el pensamiento le había fallado más que una vez así que ¿Qué importaba una vez entre tantas?

 

@@Kutsy Stroud Lenteric @@Syrius McGonagall @ @@Albus Severus Black @@Laimi Evans @@Lillian Potter Evans @@Binny Evans @@Jank Dayne @@Ania Evans Weasley @@Junnyco Wright @Scavenger Weatherwax

Editado 4 de Agosto del 2018 por Melrose Moody

[Albus Severus Black]

Los dias habían pasado en él castillo Evans McGonagall.. A mi particularmente se me habían pasado n una misión de trabajo bastante exigente de la que recién volvía. Apenas di mi informe en la oficina, me fui a descansar.

 

Tenia una propiedad en Italia pero no queria tener que desaparecer aquellas tres o cuatro veces normales que ameritaba llegar a la toscana. Así que decidí quedarme en mi casa materna. Apenas llegue se me informó de un evento que habría por él cumpleaños de uno de nosotros, de uno de mis familiares.

 

Subí, me di un baño riquisimo y baje ya mas relajado. Allí estaba Melrose que era quien tenia la iniciativa de este compartir. Habia una mesa con ricos pasapalos! Ya me acercaría a jartarmelos todos! Me encantaban estas cosas.

 

--melrose donde están todos? Me dijeron que habia un cumple pero de quien es? -- pregunte y le di un abrazo. Mire al cielo y vi un lumus maravilloso, esta era la señal de que todos debían llegar hasta aquí.

 

@

[Melrose Moody]

—Oh, Albus —replicó Mel mirando que se acercaba hacia el lugar en donde ya había terminado los preparativos. Se correspondió el abrazo a modo de saludo, recordando cómo solía hacerlo con sus amistades en Escocia, donde había tenido un trato menos formal con los demás, eso le agradó—, apenas he avisado a todos, aunque creo que algunos ya seguro lo sabían. Sírvete lo que gustes.

 

La mesa estaba llena de comida de diversos tipos. Mel se había tomado además el trabajo de agregar un poco de yesca y papeles arrugados abajo de la pila de troncos de la fogata, para poder encender una mecha. Prendió entonces el fuego con su varita y después de insistir por un rato, el fuego se extendió lamiendo los troncos.

 

—Espero que puedan llegar temprano, puesto que lo más probable es que la reunión dure toda la noche —explicó de forma animada.

 

Al menos, eso era lo que ella esperaba. Se la había pasado bien el otro día, a pesar de que la broma había conseguido amilanarla. Fuera dicha la verdad, lo que más había quedado en su mente era la buena comida pero no podía eso hacer que olvidara que también había sido el ambiente cálido de los Evans McGonagall.

 

—¿Saben si estarán todos presentes? —preguntó entonces de paso— Elegí este momento porque pensé que sería bueno hacerlo luego de los horarios de trabajo y sabiendo que mañana es día libre, al menos en el ministerio —aclaró, esperaba no haberse equivocado—. Aunque imagino que algunos estarán fuera "de misión" —a pesar de que buscó en su mente a qué podía hacer eso referencia, no se le ocurrió, pero sabía que era algo que antes había hecho a menudo ¿rondas? ¿Pero para qué las había hecho?

 

@@Albus Severus Black

[Agnes Lynn]

Va la mitad del camino cuando algo la obliga a mirar hacia arriba, justo a tiempo para ver un chorro de luz cernirse sobre el castillo, no muy lejos de lo que piensa es la entrada. Está acostumbrada a ver cosas mucho más dramáticas, y con un peor significado, flotar encima de Ottery, así que la visión de esa luz no hace más que causarle una sonrisa.

 

Es la primera vez que pisa el castillo, lo cual es… bueno, es esperado, porque Scavenger no es ella sin ser un poco antisocial. De los miembros de la familia a los que conoce puede intuir que los Evans son honestos, leales, valientes; atributos que no hacen más que ahondar el respeto que ya siente por ellos.

 

Tiene poco más de un año que llegó a Ottery, pero aún no se acostumbra a sus castillos, el camino que la lleva a la entrada del Evans McGonagall está adornado por piedras y plantas. Su relación con la familia le permite aparecerse dentro del mismo, pero al ser esta la primera vez, quiere hacer las cosas bien, entrar por la puerta delantera.

 

No tarda mucho en llegar a la entrada, motivada por la luz en el cielo y su curiosidad, empuja la reja que señala el inicio de la propiedad con fuerza. En retrospectiva, si quería disfrutar de la vista, debió de haber planeado su visita en el día. Las sombras de la noche oscurecen los terrenos, impidiendo que pueda disfrutar del paisaje al completo. Hace una nota mental para regresar a esta parte del castillo en cuanto la mañana llegue.

 

La luz a la distancia, y un poco el instinto, la guían hacia lo que parece ser un jardín. Con alivio, nota que hay dos personas presentes, dos personas que ya tiene el gusto de conocer. Melrose está presente, y ella no puede recordar que alguna vez el tema de las familias haya salido en presencia de la mujer, porque el verla ahí es una muy buena sorpresa; desde que se cambió de trabajo, su contacto con Mel ha sido casi nulo, y no puede negar que extraña trabajar tanto con ella como con Ellie.

 

También se encuentra presente Albus, a él lo conoce más de vista que otra cosa, lo ha visto por ahí en esos lugares que ambos frecuentan, de vez en cuando. Su presencia en el castillo no hace más que reforzarle que su percepción de los Evans es la correcta.

 

—¡Melrose, Albus!— exclama a modo de saludo. A lado de ellos hay una mesa con bebidas y alguna que otra cosa. —No me imaginaba encontrarlos por aquí. Que grata sorpresa. ¿Interrumpo algo?

 

@ @@Albus Severus Black

[Albus Severus Black]

Melrose me saludo con cariño.. Viniendo de ella era mucho porque siempre pensé que era mas.. Seca. --ojala vengan todos, hace tiempo que no comparto con todos.. No hablamos desde hace un buen rato. -- le dije. Voltee a la mesa y ella me dijo que podía agarrar lo que deseara.

 

--ven conmigo.. Tomemos algo si?-- le dije a la chica y tomandola de la mano la lleve a la mesa. Al llegar allí le serví un vaso con una de las bebidas que alli había, una de las que ella misma habia traído. Mientras hablábamos se apareció un personaje que solo habia visto algunas veces.

 

Tanto él nombre como su apellido siempre me habian gustado, esa combinación de eses, de equis, me encantaba. -- hola Scavenger como estas?-- le pregunte. -- tu eres una Evans McGonagall también? -- pregunte con sorpresa.

 

Yo sabia que mi familia sanguínea era la mejor de todo él mundo entero pero en verdad que cada uno de sus integrantes la hacia mas interesante! -- ven por aquí Scavenger, ven y toma lo que desees, es mas toma esto-- le dije dándole mi vaso que ni lo habia probado.

 

@@Scavenger Weatherwax @

[Rory Despard]

Llevaba días pensando en eso, en de qué manera podía componer aunque fuera en parte los ánimos de Kutsy. No era que ella hubiese necesitado decirme algo. La realidad era que ni siquiera la vida nos dejaba compartir de la forma como lo habíamos hecho antes, y es que ni siquiera pasaba ya en el Castillo Evans McGonagall el tiempo que solía pasar antes.

 

Eran las facturas de la vida de casada que había aceptado meses atrás.

 

No era un pensamiento que compartiría con ella o diría a alguien más en voz alta, pero verla sin Ethan era para mí como verla incompleta. Ellos dos, ocupaban un lugar lado a lado en mi corazón, y aunque fuera tremendamente egocéntrico afirmarlo, estaba segura que ni ellos mismos se extrañaban de la forma como yo extrañaba verlos juntos.

 

Sin embargo, la vida me mostraba con ellos, como lo había hecho antes con tantas otras cosas, que aunque doliese uno debía dejar paso a los cambios. Así que allí, en el balcón del castillo que permitía una privilegiada de los terrenos de la familia, me prometí a mí misma que haría lo que hiciese falta para ver a la fantástica mujer de oscura cabellera lo más feliz posible.

 

Especialmente porque ese día no era uno cualquiera sino su cumpleaños.

 

¿Qué debía hacer? Inquieta, me removí pensando en que le había mandado un mensaje y sin embargo no había planificado nada. Pero entonces una enorme luz iluminó el cielo oscuro y al bajar la vista distinguí a Melrose Moody junto a lo que parecía un enorme mesón repleto de cosas.

 

¿Sería que ella también había recordado el cumpleaños de Kutsy? Sonreí alegre y conmovida ante el gesto. Ese día de la parrilla improvisada realmente me había perdido de muchas cosas persiguiendo demencialmente a la maldita araña de Binny, pero en el poco tiempo que había alcanzado a compartir el tema de reunirnos para el cumpleaños de mi ahijada era una de las cosas que se había repetido constantemente.

 

Y Melrose no lo había olvidado.

 

No estaba particularmente arreglada. El cabello recogido en un moño del que varios mechones escapaban rebeldes me hacía lucir particularmente desastrosa, pero la playera era fresca y los jeans sueltos y cómodos. Decidida a unirme al resto, fui por unas sandalias y estaba ajustando la delgada correa que los sujetaba cuando unos delicados golpes, que reconocí al instante, se dejaron oír del otro lado de la puerta.

 

- ¿Kuts? Pasa querida.

Editado 8 de Agosto del 2018 por Bel Evans McGonagall