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Ottery Fitness (MM B: 111388)


Valeskya Granger
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En mi afán de evitar estar en la mansión semi destruida a la que todavía llamaba hogar, pero que causaba tata impotencia y lástima verla en aquel estado, que prefería simplemente, andar por otros rumbos que me hicieran rememorar los lazos familiares, y de forma más o menos objetiva, nuestras relaciones familiares tuvieron un considerable desarrollo en el Callejón Diagón, lugar en el que me encontraba ahora. La tarde estaba nublada e invitaba más a un café que a ir al lugar en donde me dirigía. Miré a lo lejos antes de entrar al local; quizás podría ir a la tienda de chocolates de Valeskya, con suerte no estaría tan abandonada.

 

Abandonado estaba aquel gimnasio que en su momento fue el más moderno y concurrido de todo Ottery, hoy en día era un desperdicio de infraestructura y aparatos. En el vestíbulo solté un breve suspiro, aquel local tendría que haber significado para la familia la salvación de la Mansión, recordaba que en más de una charla familiar, tuvimos la esperanza de comprar una nueva propiedad y no tener que pasar por la reparación, y al final todo había quedado en nada; sin reparación y sin ninguna nueva mansión, claramente. muy dentro de mí, temía que la familia se terminara dispersando por el mundo ante esa vicisitud.

 

Al llegar a la cocina recordé cuando por culpa de unas galletas, terminamos mi hermana y yo inconscientes en el suelo. Pensar en aquel sueño tan vívido, que juraba había sido una epifanía, una señal de que debía salir en búsqueda de algo que había negado que necesitaba y que quería. Pero me irritaba un montón pensar en aquello, así que salí de aquel lugar, tratando de pensar en cómo reactivar aquel lugar. Ya estábamos en la primavera, y era el momento ideal para convencer a los magos y brujas de llegar al verano con el cuerpazo de Dios griego que todos querían (?)

 

Y en el área de la piscina, una figura femenina y solitaria, nadaba. Al parecer alguien quería llegar al verano con buenos brazos. De alguna manera yo siempre terminba en el mismo lugar que Valeskya, pero era alguien de lo más creativa para imaginar maneras de ganar galeones, aunque significara algo ilegal, o medio matarnos; yo todavía la culpaba de aquellas galletas. Me apresuré a ir a los vestuarios y aparecí un traje de baño, verde, corto, pero no tanto como para asustar (?) a mi querida y para nada inocente hermana. Al volver a la piscina con sumo silencio, tomé carrera y salté para entrar al agua, innecesariamente haciendo un escándalo en aquel pacífico lugar.

 

-Hola, hermanita. ¿Cómo vas?   

 

 

@ Valeskya Granger

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Tenía tanto tiempo que no disfrutaba de nadar tranquilamente, el agua cristalina, el silencio roto por la música que ambientaba el lugar, que casi podría sentirse como una especie de sirena (?). Aunque el gusto no le duró mucho tiempo, ya que mientras nadaba, alcanzó a ver una silueta que se acercaba hacia la alberca y que no le dio tiempo de reaccionar, ya que mientras se detenía, un chorro de agua la cubrió de manera violenta. Comenzó a maldecir en voz alta y rápidamente se dio cuenta de que se trataba de Joaquín.

 

- Siempre tan oportuno ¿eh? ¿No encontraste acaso otra forma más violenta y desagradable para hacer tu llegada? –

 

Soltó un tanto molesta la ojivioleta, mientras que usaba todo su autocontrol para no lanzarle hacia él y golpearlo con toda su fuerza. Lo observó con furia y se dirigió a la orilla hasta quedar sentada en el borde de la piscina; lo cierto es que fuera de su llegada tan poco agradable, era una especie de alivio que él estuviera allí, al menos tendría con quién platicar acerca del futuro de ese negocio. No dijo nada, solo se quedó respirando profundamente, tratando de que controlarse, aunque le estaba resultando bastante complicado.

 

- ¿Qué es lo que te trajo acá? ¿Te entró la vena trabajadora? – Valeskya levantó las cejas y dijo mordazmente. – O quizás deberías tonificar ese cuerpo, que buena falta te hace. –

 

El soltar aquel comentario, la hizo sentir levemente aliviada.

 

- ¿Tienes idea de lo que ha pasado acá? Con suerte y el agua de la piscina no es de color verde – Dijo mientras hacía una mueca de asco. – En fin ¿crees que Ottery Fitness tenga salvación? –

 

Le preocupaba el estado de aquel lugar, sin embargo, no era nada que no se pudiera solucionar con dar un poco de mantenimiento. Tenía fe, más ahora que había vuelto, esperaba que su regreso a Londres se prolongara mucho más de lo que tenía planeado hacer, que hubiera un motivo que la mantuviera ahí, pero no sabía qué era. Muy a su pesar disfrutaba las charlas con su hermano, era de los pocos seres vivientes (?) con los cuales había convivido últimamente, así que, al menos para pelear, era bastante entretenido.

 

- ¿Qué te parece un día de spa en este lugar como un regalo? – Dijo al cabo de unos minutos. – No para ti, obviamente. Un masaje, una comida en el restaurante, nado, hacer algo de ejercicio… en resumen, un día para cuidarse y olvidarse de las cosas que ocurren en el mundo mágico y muggle. Sin duda es algo que yo disfrutaría.-

 

Estaba sumida en sus pensamientos, sin darse cuenta de que el pelinegro apenas y le prestaba atención, ya que se encontraba disfrutando del agua helada. Aunque no le preocupaba el hecho de que la hubiera escuchado o no, ya que no era la primera vez que la ojivioleta hablaba en voz alta, sin dirigirse a nadie en particular.

 

- O quizás, un concurso para ver quién tiene el mejor cuerpo… algo como fisicoculturismo o como se pronuncie eso… y claro que eso tampoco te incluiría, Joaquín. – Continuaba murmurando, como si estuviera loca. – El punto es atraer gente sin tener que hornear galletas e intentar matar a alguien por accidente o ese sería nuestro fin. – Finalizó.

 

@ Joaquín Granger

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Uno de los mayores placeres que podría obtener de mi hermana, era escuchar ese tono irritado cuando hacía algo para que ella reaccionara así, aunque en varias ocasiones parecía que mi simple presencia era suficiente para molestarla. Y como era natural, no contuve para nada la carcajada cuando me preguntó por mis modos violentos de hacer la entrada a la piscina. De cierta manera, la risa también aliviaba las tensiones, y eso era una cuestión personal, es decir, algunas personas, como ella, preferían nadar con música ambiental, otros, como yo, preferíamos reír a carcajadas.

 

-¡¿Cómo te atreves?! -exclamé, un tanto indignado ante su comentario sobre mi falta de tonicidad muscular- Soy lo más deseable que hay por aquí, estoy, como siempre, en perfecto estado. Muérete de la envidia.

 

Lo cierto es que enseguida me preguntó si sabía lo que había pasado allí, y mi comentario no tuvo mucho efecto. Sin embargo, su preocupación por el estado de aquel lugar estaba más bien, fundada. Pero la respuesta no era nada complicada: No nos comprometimos lo suficiente. Ser un Granger era todo un orgullo para mí, los quería muchísimo a todos y sabía que podría contar con cualquiera de ellos si algo pasaba, pero nuestros planes familiares no prosperaban, y en mi opinión, cuando intentamos reparar la mansión por nosotros mismos, fracasamos espectacularmente, teniendo un agujero gigante en media mansión y un agujero negro en el sótano. Quizás que el agua estuviera verde por descuido de nosotros, era mejor a que estuviera cristalina con la mejor intención...

 

-Volví hace muy poco tiempo, pero creo que no me equivoco al decir que faltabas tú. Eres como un chicle unificador de la familia, aunque seas una odiosa, ellos no lo notan. Además nos falta disciplina para cumplir los objetivos familiares. Míranos, nos fuimos hace un año dejando una mansión que es peligro de derrumbe y un altísimo riego mágico. Nunca podríamos ser Ministros de Magia, pero creo que podemos salvar el gimnasio, solamente hay que ser creativos.

 

Pero la pelinegra ya estaba pensando cuando yo lo mencioné. Parecía realmente comprometida con la causa, una vez más, y las ideas que soltó se me hicieron realmente buenas. No significaban un gran gasto para el negocio al evitarnos una compensación económica como premio, y eran propuestas llamativas que seguro atraerían unos cuantos curiosos al local. Aunque mucho me temía que antes de empezar por cualquier cosa, teníamos que limpiar las ventanas. Me llamaba demasiado la atención que los elfos no hubieran mantenido aquel local limpio; no quería ni pensar que fuera por mantener la mansión en pie.

 

-Tus ideas son muy buenas -asentí- es impresionante como pasas de idear algo relajante como un día de spa completo, a imaginar algo tan estimulante -«para mí»- como un concurso de fisicoculturismo -no pude evitar una turbia sonrisita.- Te propongo ir más allá: El azar. Imagina que por cada compra que hagan en otros locales, por ejemplo, si compran unos inciensos en Catemaco's, les das un boleto de lotería, o un cartón para raspar, y pueden ganar el día de spa, y si eres mejor chocolatera que repostera, puede ser lo mismo con tu tienda de chocolates. Podemos organizar el concurso para promocionar y dar muestras gratis -me acerqué a su oído y dije en vos baja- y si no vemos mucho interés, en esas muestras gratis podemos poner un pequeño embrujo para impulsarlos "jugar"

 

 

 

@ Valeskya Granger

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- Tienes mente para los negocios, Joaquín, me sorprende que hasta ahora no hayas abierto alguno en el callejón… aunque la verdad creo que así como estamos ahora, que apenas y podemos a mantener a flote lo que tenemos actualmente, no dudaría ni por un instante que las ganas se hayan esfumado ¿o me equivoco? -

 

Exclamó Valeskya genuinamente sorprendida por la forma en la que había acomodado su idea para hacer algo mucho más atractivo para el resto, ligando todos los negocios para que de una manera u otra, empezara a haber afluencia de magos y brujas que se mostraran interesados por alguno de los tantos negocios de los Granger. Aparte para ella, su hermano había mencionado la palabra mágica: “azar”, porque ¿a quién no le interesa lo que está por venir? Todos, en algún momento de sus vidas, toman decisiones, arriesgando poco o mucho, a cambio de un porvenir, dejando las cosas al azar, porque al final, la esperanza siempre existía en una mayor o menor proporción. Esa era una de las tantas cosas por las cuales la ojivioleta siempre se había sentido atraída por las inquietantes nieblas del futuro.

 

Volviendo al tema con su hermano, la Granger esperaba que él pudiera interpretar que su comentario había sido un halago, muy a manera de ella y que no podía esperar más, menos en un momento en el que su llegada había sido, aparte de improvisada, desagradable. La joven pelinegra desvió su mirada hacia los grandes ventanales de la piscina, el tiempo se veía estupendo, tal y como se había planeado, encantado para mostrar siempre un clima y paisajes agradables, sin importar cómo se encontraba realmente el exterior de Ottery Fitness.

 

- Podrías buscar entre tus conocidos a gente que quizás se interesaría venir por acá o invitar a alguna de tus citas. – Dijo en tono desagradable. – Pero lo cierto es que utilizando una plataforma cristalina sobre la piscina, perfectamente podría ser un escenario para una fiesta o simplemente se puede rentar para una albercada o como se llame…. Una de esas reuniones improvisadas o no se… –

 

Habló distraídamente, sin mirar a su hermano y sin más se volvió a lanzar al agua. Dio unas cuantas brazadas para llegar al otro extremo.

 

- Se me apetece algo para beber ¿Champaña? ¿Vodka? ¿Jugo? – Apenas terminó de hablar cuando uno de los elfos inmediatamente apareció, como si estuviera espiando la conversación. La ojivioleta alzó una ceja y estuvo a punto de decir algo, pero se contuvo. – Lo que Joaquín elija estará bien para mí también. – Dijo secamente.

 

- Lo cierto, es que también necesitamos un barista ¿has visto la clase de espectáculo que puede armar, aparte de las bebidas? Hay muchas cosas que se pueden hacer, solo falta poner en orden las ideas y así….- Se volvió a sumergir y nadó hasta el otro extremo. – Y por cierto, no envidio tu cuerpo, hay mejores. –

 

Dijo tajantemente e inmediatamente se arrepintió, sabía que quizás estaba desatando la caja de pandora con su comentario. La Granger inhaló profundamente y se preparó para asumir las consecuencias (?).

 

@ Joaquín Granger

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-Los negocios llevan tiempo, de hecho, sabes que soy socio de Ollivander's, un negocio sin pérdidas en un mundo mágico, y así y todo no le dedico lo que requiere; supongo que me descanso en que Ariane lo mantiene en perfecto estado sin mí. Pero en cuanto se canse y me quite de la sociedad, y si nuestra idea del azar va bien, quizás pruebe suerte con un casino... Aunque se me ocurre que lo mío son las ideas para revivirlos, no fundarlos. -Ariane también tenía cabeza empresarial, había conseguido introducir al mercado accesorios y un servicio de personalización de varitas

 

Había tomado una copa de champaña, más que nada porque la última vez que había bebido con Valeskya había sido aquella bebida de color claro y burbujeante, y nos había ido bien, pero no podía negar que la idea de un trago muy dulce con vodka sonaba de lo más tentador, viendo a través de los enormes ventanales el día tan hermoso que hacía cada día, a cada momento en aquel gimnasio; quizás al rato me animara a algo así. Alcancé otra copa a mi hermana e hice chocar los cristales a modo de brindis, para luego sentarme en el borde de la piscina y metiendo los pies dentro.

 

-Obviando el hecho de mis conocidos o las citas, puesto que no tengo ni unos ni las otras, puedo dejar algo de publicidad en Ollivander's; ustedes, el resto de los Granger, son las personas sociables y las que podrían montar una fiesta llena de éxito, a la que por supuesto asistiré -Aquello no era una excusa, de aquel lugar sólo me relacionaba con mi familia, si me veían con alguien más, seguramente fuera un bocadillo y estaría hipnotizado.

 

Ya lo veía, una plataforma cristalina sobre la piscina, con luces de colores que salieran del agua, y por supuesto en el resto de esa habitación, una barra inmensa, quizás con decoraciones en neón, y tres o cuatro baristas profesionales, alguien que se encargara de la música y encantar aquellos ventanales para que mostraran la misma vista que uno tendría en una de las lujosas azoteas de fiesta de los grandes rascacielos en varias metrópolis del mundo. Con aquello en mente, el concurso de fisicoculturismo sonaba de lo más atractivo, y en mi mente, sería todo un éxito si los demás conseguían invitados.

 

-Valeskya, ¿recuerdas si el gimnasio abre por las noches? No nos podemos permitir horas muertas, podemos volver esto un club nocturno, tu idea de la plataforma cristalina y los baristas son una maravilla, con un montón de luces y una vista en los ventanales más fiestera, podríamos ganar unos cuantos galeones. Te propongo usar el concurso de fisicoculturismo como una prueba para aquello. Yo me ocupo de los baristas, nada que un embrujo, una poción o hipnotizarlos no resuelva, quizás podamos ir juntos, me da la impresión de sabes quienes son los mejores, -di un sorbo a la champaña- incluso puedo permitirles que me usen de modelo para promocionarlo todo, cartelería en el aburrido Callejón funcionará. -Di otro sorbo,- a no ser que quieras proponer a algunos de tus conocidos con mejor cuerpo... Todos querremos saber mas de quienes han estado fugazmente en tu vida -solté una risita y miré al techo tratando de maquinar nuevas cosas.  

 

 

@ Valeskya Granger

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  • 2 semanas más tarde...

Brindar con su hermano no era la idea que traía en mente desde que había llegado a Ottery Fitness, sin embargo, no era algo que le pudiera desagradar; además todo se trataba de hablar de negocios últimamente. No había pasado desapercibido el hecho que había mencionado a Ariane, cosa que no solía hacer, no al menos con tanta naturalidad como lo había hecho hasta ahora. Valeskya supuso que quizás ambos ya habían dado un cierre definitivo desde hacía bastante tiempo ya; anotó mentalmente ir a visitar a la joven bruja un día de estos, seguramente sería bastante alentador conversar con alguien más que estuviera involucrada en la vida del Granger… o quizás podría encontrar más armas para seguir fastidiándolo.


- ¿Los Granger sociales? – Estuvo a punto se escupir el contenido de aquella copa y soltó una risotada exagerada. – Joaquín ¿en qué mundo vives? Si fuéramos personas sociales y exitosas, nadie de la familia se hubiera largado de Londres a la primera oportunidad.-


Las últimas palabras habían salido con un tono de bastante amargura, pero no porque tuviera resentimiento contra alguien de su familia, sino porque al final de cuentas, en el mundo mágico era difícil sobresalir, a menos que trabajara en el Ministerio o estuviera involucrados en actos ilegales. Ambas cosas ya le resultaban poco atractivas: estar trabajando en el ministerio durante algún tiempo, solo le recordaba toda la burocracia que podía esconderse tras una simple oficina, lo sabía a la perfección; por otro lado, los actos ilegales, implicaban bandos y eso significaban problemas innecesarios.

Nunca había hablado con su hermano de esa etapa, resultaba demasiado arriesgado involucrar los nombres de personas que al igual que ella, habían elegido algún bando de acuerdo a sus ideales. Simplemente había desistido de luchar por lo que ahora consideraba una causa perdida, así que solo se limitaba a vivir una aburrida vida. Abrió los ojos y observó al pelinegro mientras continuaba hablando, hizo un esfuerzo sobrehumano para enfocarse en lo que tenía que decir acerca de la fiesta y todo lo demás.

- Qué rápido olvidas los detalles esenciales, hermanito. – Dijo al cabo de unos instantes. -  Recuerda que este es un lugar que todo el tiempo está abierto. El punto es, - Le dio un sorbo a la copa. – Que convertir este lugar en un club nocturno quizás no sea una buena idea, recuerda que también Fiamma tiene un negocio similar… el karaoke.- Solo de pensar en la última vez que habían estado allí, hacía que la cabeza le diera vueltas. – Sería como quitarle la idea o algo similar, así que en lo que quizás esté de acuerdo, es que se podría rentar para diversos eventos o convertirlos en un bar nocturno, solo en ciertas ocasiones. –


Valeskya no tenía escrúpulos cuando se trataba de fastidiar a alguien, siempre y cuando no se tratara de alguien importante para ella y Fiamma era este caso, lo cual la detenía para secundar las opciones que su hermano había dado.

- Todo lo que dices suena coherente a excepción de que tú seas un modelo o la imagen que promocione un concurso de fisicoculturismo ¡JAMÁS! – Exclamó esto último con voz exagerada. – Y por cierto, qué pésima estrategia de querer inmiscuirte en mis asuntos al preguntar si conozco personas con mejor cuerpo, aparte de que eso habla de lo poco que me conoces.-  Dijo con soberbia la Granger.


Nunca había sentido especial atracción por los cuerpos masculinos impresionantes o especialmente llamativos; la bruja ojivioleta se preguntó en realidad qué era lo que le atraía de los chicos a los que había conocido y sin duda podría tratarse de cualquier cosa, menos físico. 

- Ay hermanito, si supieras… - Suspiró y rió, fingiendo un aire de misterio que nada tenía que ver.- El punto es, que no es mala idea que traigas un poco de atractivo para este lugar. O quizás… podrías preguntarle a Ariane si conoce alguno.- Exclamó mordazmente.
 

@ Joaquín Granger

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  • 2 años más tarde...

El proyecto del gimnasio familiar había sido buena idea en su momento y tuvo sus épocas de gloria, pero ahora lucia bastante solo e incluso ya solo lo usaba la familia la mayor parte del tiempo. Era por eso que había instalado su consultorio esotérico justo en uno de los rincones de la cafetería. Era la parte más práctica del local para ello, pues ahí podía preparar el té para las lecturas de posos, en una de las mesas tenía su bola mágica y en otra tenia el tarot. Además ese espacio tenía suficiente privacidad y las luces podían regularse de manera independiente al resto del gym

 

Aquel día en particular tenía una consulta y había querido hacerla ahí para revivir un poco el negocio, así que cito a su clienta en su local y tenía todo listo para su llegada.  Además no era cualquier clienta, ella era especial pues formaba parte del cerrado círculo de la Granger al que solo pertenecían familia, algunos amigos y por supuesto sus compañeros de la Marca. Prendío unas velas aromáticas, se arreglo un poco la vestimenta que emulaba un poco a Trelawney, y se sentó a esperar.

 

@ Ada Camille Dumbledore

 

 

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