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Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
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@ Helike R V PB  entró en la sala, encontrándose con @ Mael Blackfyre  a quien seguramente no conocía...que yo supiera, llevaba más bien poco tiempo en Ottery. Negué ligeramente con la cabeza, indicando a la vampiro que, de momento, era mejor esperar. 

 

Tenía la sensación de que Mael se ponía nervioso, no estaba seguro del motivo...no encontraba lo que fuera que necesitara para llevar a cabo sus comprobaciones, y eso lo desesperaba. O a lo mejor era yo. Claramente no nos gustábamos, lo que quedaba claro a pesar de la "cordialidad profesional". Menos mal qeu no trabajábamos en el mismo departamento.

 

Alcé las cejas mientras le veía revolver hasta darse por vencido. 

- Soy más útil aquí con usted que arriba con mi hermana. Mi fuerte no es la sanación. - contesté, ya que por un momento desvió la conversación hacia @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue , que seguramente volvía a dormir (o era vigilada por alguno de los elfos) dado que Sagitas había regresado a la sala. - mi madre es más que capaz de ayudarla sin que estorbemos. Pero gracias por el ofrecimiento.

 

Si, lo admitía...no era el mejor en el campo de la sanación. Bastante me costaba aplicar los conocimientos de los Libros sin Primeros Auxilios...prefería no estorbar, a no ser que fuera totalmente necesario.

 

Por un momento, me perdí de la conversación de Sagitas con Mael, ya qeu un elfito venía derecho hacia mi con un pergamino. Cuando lo leí, entendí que era una invitación a un evento, relacionado con el ministerio italiano. Demonios...no me gustaba meterme en política, y no era precisamente sociable, menos en los últimos tiempos. Y me invitaban a mi?

- Que? - murmuré, alzando de nuevo la vista hacia los presentes, con Sagitas pidiendo un café y ofreciendo algo de beber a Mael - Claro, es cierto. Eso trataba buscaba cuando me marché. Todos somos sangre limpia, niños y adultos. Y Babila fue registrado tal como mandaba el primer edicto el mismo día de su publicación - terminé, cruzándome de brazos. Aun me molestaba hablar de aquello, pero delante de él no iba a volver a discutir con Sagitas.

 

- Quiere alguna prueba para asegurarse?

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Traté de no desesperarme por mi debilidad manifiesta. Cuando Sean había cargado el embarazo de Leslie supuse que también cargaría con todos los efectos posteriores y no solo con la bebe y el parto, pero al parecer el hechizo no era tan especifico, porque tenia ese grado de debilidad que no sentía desde que había dado a luz a SJ. Deje que mi madre me alimentara y tratara de calmarme y la idea de que la pequeña Leslie fuera traída a mi lado fue lo único que me mantuvo anclada a esa cama, mi madre había salido a seguir atendiendo a su visita, me daba mala espina. El olor que despedía el joven no era 100% agradable y eso solo significaba problemas, solo esperaba que estos fueran fácil de lidiar o al menos que no representaran complicaciones adicionales para la familia. 

Harpo entro en la habitación con una bandeja grande con un juego de café, biberones y extractores, me ayudo a armarlo y caballerosamente miró a un lado mientras lo acomodaba en mi pecho y gruñía por el dolor de la succión. Había olvidado lo que era amamantar y lo incomodo que podía llegar a ser pero definitivamente el dolor del peso de mi pecho se había disminuido y los tres biberones que el elfo de mi madre me había proporcionado se iban a ir junto a la cafetera con el elfo:

-Pronto traeremos a los niños Ama Perenela - me dijo mientras se dirigía a la puerta, le sonreí al elfo y lo detuve antes de que saliera:

-¿Puedes traerme una taza de chocolate caliente? ¿Con muchos malvaviscos flotando? ¿y galletitas de chocolate? - le dije con ojitos esperanzadores, no había tenido antojos durante el embarazo pero definitivamente eso no significaba que no fuera a obedecer los deseos de mi cuerpo, el elfo solo asintió - ¡Oh! y asegúrate de que vengan SJ y los Gemelos cuando traigan a Leslie. Los necesito a todos a salvo 

Esperaba que el elfo me hubiera escuchado, cerré momentáneamente los ojos sintiendo como los alimentos que me había hecho comer mi madre me nutrían y al mismo tiempo me dejaban agotada, esperaba descansar un poco mientras alimentaban a la pequeña y traían los niños... ¿En que momento se había complicado por completo mi vida? Por fortuna siempre contaba con mi familia.

 

@ Sagitas Ericen Potter Blue  @ Matt Blackner  @ Helike R V PB   @ Mael Blackfyre

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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  • 2 semanas más tarde...

Me sentía incómodo en aquella mansión. Especialmente por la cruzada de palabras que había presenciado, por la asquerosidad del joven presente a mi lado, por la aparición de aquella bruja en malestar y porque no me gustaba para nada tener que contener mis emociones. Antes de mi llegada a Ottery no me había sucedido nunca con tanta intensidad, pero en ésa comunidad mágica, llevaba todo más a flor de piel y los enojos e incomodidades me desencajaban de mi estabilidad.

Miré a Matt fijamente. ¿Qué le ocurría al muchacho? Pero por suerte, la matriarca de la Potter Black regresó a nosotros confirmando que la bruja se encontraba mejor. Y respondía las dudas que el otro joven no me había dicho. Asentí a sus palabras, ya que no podía corroborarlo allí. Asentí con la cabeza para que vieran que iba en modo amistad. Nada de lo malo que estuviera pensando Matt. Por eso desde ése instante, me dirigí especialmente a él.

No, señor Matt. No será necesario… —fruncí el entrecejo. Y me calmé. No podía decirle nada—. Verá, haré de cuenta que la señora Ministra no se encuentra aquí y le diré mi punto de vista —con un movimiento de mi varita, aquellos papeles y objetos que había desacomodado, se volvieron a ordenar. Me acomodé con ellos, me puse derecho y lo miré—. Mi trabajo se enfoca en el ambiente educativo. El edicto actual nos obliga a conocer el estatus de sangre de los integrantes de nuestra comunidad para saber dónde específicamente pueden estudiar. No tengo nada en contra de nadie, asi que puede relajarse un poco y dejarme trabajar. ¿Si?

Le guiñe un ojo y me giré a Sagitas.

Gracias, señora ministra pero debo ir a otros hogares. Como bien sabe, algunas personas están ignorando los edictos y se saltean la parte de registrarse y ése tipo de burocracia. No tengo mucho tiempo de tomar algo. Pero aceptaré ésa taza de café luego de su victoria en éstas elecciones —le dirigí una sonrisa (claramente falsa) y me di la vuelta—. Espero que la jovencita se mejore. Gracias por abrir la puerta de su hogar —les dije. Porque en caso de que supieran lo que estaba pensando tal vez no les gustaría ver como sus puertas volaban en miles de pedazos y los miembros quedaban colgados desde sus tobillos completamente heridos y desarmados. Era mi manera de calmar la tormenta.

Les agradecí y me encaminé a la puerta, directamente a los jardines, para retirarme de la Potter Black e irme de allí.

 

@ Sagitas Ericen Potter Blue  @ Matt Blackner  @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue  @ Helike R V PB

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Definitivamente, Mael y yo no íbamos a ser buenos amigos. Desde luego no nos imaginaba tomándonos una cerveza de mantequilla después de una larga jornada ministerial. Sentía su aversión hacia mi, seguramente un sentimiento parecido al que yo podía tener por él, ya que no me gustaba desde que lo había visto entrar en el despacho de Sagitas para la entrevista gracias a la cual había conseguido su puesto. 

 

Parece que optó por dirigirse a mi, seguramente porque era el que más hostil se mostraba hacia él, aunqeu según dijo, solo quería comprobar qeu todo era correcto en la PB para poder administrar de forma adecuada donde debería estudiar cada miembro de la comunidad. Al final, optó por irse, ya que no éramos los únicos a los que debía visitar.

 

Seguí su movimiento con la mirada, hasta quedarme mirando la puerta. De forma inconsciente mis dedos se rozaron, y de nuevo sentí la viscosidad del alcohol que poco antes se había derramado del vaso, en el jardín. Estaba a solas con Sagitas y Helike en la misma habitación, y el silencio me zumbaba en los oidos. Apreté el puño y simplemente, utilicé la aparición para salir de la sala.

 

El pobre Harpo se sobresaltó, poruqe aparecí detrás de él. Traté de disculparme con él, diciéndole que ya no había visitantes en la PB, mientras me acercaba hasta Elentari. Solo Sagitas y yo podíamos aparecernos cerca de ella, o con ella en brazos. La niña me miró, asustada. Ella también había sentido a Mael y tampoco le gustaba. Por su cara, me di cuenta que estaba a punto de llorar, mientras Freyja mantenía el pelaje erizado, probablemente alerta por el miedo de la niña. 

- Ya...ya está...no pasa nada... - murmuré mientras la tomaba en brazos. Los pucheros se hicieron más intensos, y antes de qeu comenzara a llorar empecé a mecerla, creando esferas brillantes a nuestro alrededor, que cambiaban poco a poco de color, para que desviara su atención hacia ellas.

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Entrecrucé las manos y me senté, con cierta elegancia, en el borde del sofá. Intentaba disimular que el ambiente era tenso y que, encima, se me olvidaba que Matt era Patriarca y que... ¡Oh, por la Diosa Madre! Creo que se me encendió la cara con la idea tan brillante que había cruzado mi mente, pues sonreí. Aunque intenté disimular, supe que la sonrisa no desaparecía, a pesar de lo que sucedía en el salón.

Matt me miraba feo, como si aún estuviera enfadado por el trámite de Babila, que es lo que acababa de mencionar en este momento. Y yo no podía dejar de reír. No quería enfadarlo, no me reía de él sino de mi idea, que cada vez más me encantaba.

El Sr. Mael también se despidió de nosotros, aunque no lo vi contento. Su rostro era algo furibundo y sus palabras también. Y yo, sin embargo, volví a sonreír de forma abierta. ¿Por qué no lo había pensando antes? Reconozco que perdí lo que me decía sólo por estar siendo feliz como la trama que me estaba montando en mi cabezota, pero asentí y le dije que muchas gracias por su visita, sin saber bien si él había conseguido lo que quería o si volvería a pasarse por la Potter Black.

De repente, me levanté como un resorte y di una palmada en el aire.

-- ¡Mañana tenemos visita! Vendrá una prima galesa a vernos. Espero que todos la atendáis muy bien. Se quedará en casa un buen tiempo.

Sonreí y sólo me encontré con Heliké en la sala. ¿Cuándo se había ido Matt. Salí corriendo en su búsqueda y gritando, como no podía ser de otra manera.

-- ¡Maaaaatt! ¡Perenelaaaa! ¡Harpoooooo! Escucharme. Que mañana viene mi prima Ericen a quedarse en la casa, va a vivir aquí durante un tiempo.

Y sonreía, buscando a todos. Bueno, sabía que Perenela estaba en su cuarto, después subiría. 

¿Pero dónde se había metido Matt? 

-- ¿Maattt? ¿MAAAAAAATTTTTT?

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Desperté de golpe sentándome en la cama ¿Cuánto tiempo estuve durmiendo? Me froté los ojos despejándome la vista de la niebla que enturbiaban mis sentidos. Me acomodé en la posición para estar semisentada y me fije que Harpo había dejado la bandeja con una taza de chocolate grande con los malvaviscos y galletas, la taza estaba caliente aun así que tome con cuidado la taza y le di un pequeño sorbo.

Revisé todo alrededor esperando ver a los niños durmiendo a mi lado o Leslie estar en alguna cuna, pero estaba sola ¿Habrían traído a los niños?  Abrí la boca para llamar al elfo pero me silencié. No quería interrumpir a mi madre con su visita, ya bastante había hecho con desmayarme en la escalera. Alcancé mi varita y le mande un pequeño mensaje a mi madre @ Sagitas Ericen Potter Blue :

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¿Y mis hijos?

volví a acomodarme en las almohadas y cerré los ojos un poco mas ¿Por qué me sentía tan cansada?

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Menos mal que hacía tiempo, habíamos descubierto que aquellas esferas de luz le gustaban. Supongo que era el brillo, o el cambio de colores, pero esas luces siempre hacían reir a Elentari, y cuando se calmaba, incluso, podía llegar a quedarse dormida. Al menos había evitado el berrinche por culpa de Mael. 

- Ves? no te va a pasar nada. - dije, sonriéndole. Aun era muy pequeña como para intentar hacerle entender que era la empatía, o como podía controlarla. No iba a hacerle lo mismo qeu Jack me hizo a mi de niño. 

 

De pronto, sonrió y desvió la vista hacia la puerta. Fue apenas un par de segundos antes de que Sagitas comenzara a gritar, llamándome, aunqeu no entendí que trataba de decir.

- Abu! Abu! - comenzó a decir. 

 

La puse en el suelo y, con la "velocidad" de sus pasitos, se encaminó hacia la puerta para ver que le pasaba a Sagitas. La adelanté en un par de zancadas y asomé la cabeza desde la barandilla

- Eh! estoy arriba! por qué gritas? - tomando a la pequeña en brazos de nuevo, los dos aparecímos en la entrada, detrás de mi madre. Dejé a la niña en el suelo, que corrió para agarrarse a ella. 

- Aqui! Abu! - dijo, mientras daba pequeños saltitos. 

- Quien vienen de visita? - pregunté, receloso.

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  • 3 semanas más tarde...

Me quedé un poco estática por decirlo de alguna forma. Me había pillado todo de improviso. El funcionario, Sagitas, mi cuñada... Negué con la cabeza y como pasaba por ahí Galadriel, mi elfina le pedí una botella de whisky de fuego y un vaso con mucho hielo. Y por supuesto, Sagitas bajaba y volvió a subir nuevamente en busca de Matt, supongo... Fruncí el ceño, furiosa. 

Aunque el funcionario aún parecía estar esperando no sé qué cosa y cuando habló con Sagitas pareció que se había ido nuevamente. Volví a renegar nuevamente. Tomé el vaso con hielo y me serví abundante alcohol. En ésta ocasión subí por las escaleras con el vaso en mano hasta llegar a la zona de los pasillos en dónde estaban las habitaciones (espero no meter la pata, cualquier cosa, avisarme xDD)

Capté las últimas palabras de Matt...

- Visita, ¿quién nos visita? -pregunté confundida a los presentes, mientras veía a nuestra pequeña Elentari yendo a los brazos de su abuela.

(sorry por el rol escueto 😅)

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  • 2 semanas más tarde...

Para mi sorpresa, la voz de Matt llegó desde arriba, cuando yo le creía allá abajo, en la sala de la chimenea. Pero no, estaba en el borde de las escaleras y con la niña caminando (¡por fin!). Iba a gritarle que tuviera cuidado con la cría, que se podía caer, cuando la recogió del suelo y la subió a sus brazos, con fuerza pero con ternura.

-- Grito porque quiero, no sabía dónde estabas -- le dije al hueco de la escalera.

Ya no estaba allá; a Matt le gustaba hacer eso, empezar un diálogo en un lado y seguirlo en el otro, para marearme, seguro. Sin embargo, a la niña le encantaba y, en cuento tocó el suelo, Elentari alcanzó mi posición, gritando mi nombre con la torpeza típica de un infante. Me agaché a recogerla yo, ahora, dándole un par de besos sonoros en las mejillas.

-- ¡Abu está aquí contigo, mi amor! -- He de reconocerlo, soy una madraza, ¿o tal vez la forma correcta de decirlo es "abuelaza"?

Me puse a bailar con ella en los brazos, arrancándole esas risotadas que son tan valiosas para una abuela cuando sentí una voz en eco. Me llegaron a la vez la pregunta de Matt y la de Heliké, las dos iguales a pesar de estar muy distantes el uno del otro.

-- ¡Demonios! ¿Y de dónde salió Heliké? Pensé que te habías ido a la cama.

Me llegó en ese momento un mensaje escrito con prisa en el que reconocí la letra de mi hija Perenela. Eso es que no se encontraba lo suficientemente bien como para unirse a nuestro grupo. Y era mejor que descansara.

-- Nos visita Ericen, mi prima de... de Escocia. -- contesté, dándole la niña a su padre. -- Ahora bajo y os lo explico.

Aparecí de repente en la puerta de Perenela y llamé con los nudillos. 

-- Cariño, ¿puedo pasar? Tus hijos están en la "Ojo Loco", descansando, al cuidado de Xell, así que no te preocupes para nada por ellos.

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A Elentari siempre le hacía reir que nos apareciéramos. Tal vez porque había aprendido a disfrutar de la idea de aparecer por sorpresa en otro sitio. O a lo mejor, porque cuando se lo hacíamos a Sagitas, ella se volvía confusa, y le divertía provocar esa sensación. Se me escapó una sonrisa al ver como corría hacia su abuela para que la cogiera y le hiciera dar vueltas. Que habríamos hecho sin ella? No lo sabía, pero seguramente poca cosa. Aprendía sobre la marcha, y sin su ayuda, en más de una ocasión el pánico habría hecho estragos en mi.

 

Mientras ellas reían, la voz de @ Helike R V PB llegó desde la entrada de la biblioteca, preguntándose lo mismo que yo. La miré un momento, encogiéndome de hombros como respuesta...yo tampoco sabía quien venía, y hacía tiempo qeu no era común que recibiéramos visitas.

 

Al final, Sagitas dijo qeu se trataba de su prima escocesa. Raro, nunca había oido de ella. Pero tomé en brazos a la pequeña, pues debía ir a atender a @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue  antes de contarnos más.

 

Asi que ahí estaba, solo con ellas. Menos mal qeu Freyja gruñó a mis pies, seguida por Fenrir. Automáticamente, Elentari pidió bajar con ellos.

- Está bien...salgamos al jardín. - acepté, mientras la dejaba en el suelo y correteaba junto a los lobos. Fenrir siempre se mantenía a su lado, como había hecho tantas veces con Ithilion, para servirle de apoyo y vigilar que no se hiciera daño.

Editado por Matt Blackner

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