C.R.A.A (MM B: 112191)

[Zoella Triviani]

Me levanté de mi silla, para comenzar a caminar por toda la oficina, pensante. El mero hecho de hablar sobre mi padre me causaba nervios, jamás me había atrevido a preguntarle a la gitana sobre ese origen, siempre tomaba una actitud esquiva o solo no decía una palabra y me dejaba hablando sola. Llevaba meses investigando, sobre lo que respecta a la vida de la mujer y sólo registros de diferentes épocas a lo largo de innumerables décadas.

 

No me sorprendía, conocía el gran poder que guardaba La Zingara junto a los diferentes artilugios que escondía en las mazmorras de la mansión Triviani y quien sabe que otras más guardaba en su trastero. Me paseé un poco más por la oficina, en silencio, mientras intentaba maquinar alguna idea para sacar la información de la bruja - El Veritaserum podría funcionar, pero debemos hallar la forma en que nuestra madre logre tomar o comer algo de lo que le demos. Recuerden la desconfianza de la mujer para con todo - acoté, cerrando otro poco la chaqueta de cuero. Observé la espalda de ambos hermanos, y resoplé un poco.

 

Les quería, pero me molestaba un poco que ambos compartieran un padre. ¿a caso los celos eran por eso? durante mucho tiempo anhele el sentir esa cercanía por una figura paterna, figura que en mi juventud fue Eliot, ese mago del que hace mucho no sabía nada. a tristeza inundo mi pecho y me acerque a ambos magos, últimamente me encontraba más sensible a las cosas y eso era algo que poco me caracterizaba.

 

Les miré y solo pude abrazarlos - Siento que no se quien soy, quiero saber el porque de muchas cosas y no encuentro respuesta en ningún lado - les confesé, haciendo un pequeño puchero en mis labios.

 

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[Matthew Black Triviani]

Patricia Triviani

Patricia se había distraído jugando con los controles remotos que había encontrado en uno de los muebles de acero que allí adornaban la pequeña y horrible oficina de los tres hermanos. Levanto la mirada y observo como sus labios se movían, algo de que su madre comiera... No, tomara, algo para que les diga la verdad; Patricia sonrió irónicamente y con algo de cinismo, no sabia que estaban tramando, pero ella quería molestar a la gitana, después de todo debía saber en donde estaba escondiendo las llaves de su nuevo coche, ese asiento necesitaba su lindo trasero abordo y no iba a desperdiciar una oportunidad así.

 

Adiós muchachos, los veo en un rato. soltó sin mirar atrás, dejando que sus cabellos bailaran al son de sus movimientos bruscos y poco femeninos.

 

Saliendo de la habitación, miro ambos lados, y saco de su delantal los controles remotos que estuvo observando hace momentos atrás, no sabia para que lado ir, pero se decidió por la derecha al ver que el hombre al cual le robo la silla de ruedas seguía en el suelo, ahí en el pasillo. Bufó, al ver que los de limpieza no lo habían sacado.

 

Volveré por ti... Adalberto... entrecerró los ojos y con dos dedos de su mano, lo señalo.

 

Se adentro al ala oeste del manicomio y su figura desapareció dando pequeños brincos, entre el abrir y cerrar de las puertas dobles.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Mire el catalogo, debia haber algo que me ayudara....un lugar de retiro y meditacion. Algun sujeto para hablar, alguien que diera el consejo apropiado para mi problema. Ya no contaba con mi mentor, el maestro TeKito to, y supuestamente tenia la fuerza interna para evitar una recaida. Lo que no sabia el maestro nepales es que en Londres pululaban solteras y dispuestas demasiadas chicas hermosas, interesantes y sexys. Como resistir la compulsividad de lanzar el tipico doble sentido soez, algunas veces algo falico y enigmatico que les llamara la atencion y asi calleran en las garras de mi yo pervertido. Si, no quedaba otra, la boda estaba cerca y mejor mantenerme centrado en controlar mi adiccion.

 

Volvi a mirar y casi en la parte mas baja de la ultima pagina me parecio encontrar algo interesante. Al menos esta vez no era un Spa. Sonrei y bueno, ya que era para tratar adicciones pues estaria bien ahi. Deje una nota en la mesa para que pensasen que habia desaparecido sin dejar rastro y me dirigi al lugar. Ya en la verja del centro solo me quedo llamar a la puerta...

 

-Alguien???...vengo a tratar un asunto de adiccion??

[Zoella Triviani]

Un par de horas después, Matthew había salido mientras Patricia se apoderaba de la luz, dejándome a solar con Jeremy. Sin más, me levanté para dejar un casto beso sobre los labios de mi hermano junto a una despedida. Salí de la oficina y me dirigí al patio, últimamente había comenzado una adicción por los porros, más cuando las cosechas del sótano estaban teniendo un total éxito y debíamos ver la efectividad de la mercancía.

 

Un par de horas más tardes, acomodé la chaqueta del rubio que cubría mi desnudo torso y lancé lo que quedaba del chusto para adentrarme al edificio a mis espaldas. Caminé por los largos pasillos hasta que un elfo llegó a jalarme por la chaqueta - Señorrita, hay un señorr en rrecepcións - Me soltó para luego salir corriendo por el lado contrario. Con mis pies descalzos, mi poca ropa y la cabeza sin ninguna peluca que cubriera mi calvicie me acerqué hasta la recepción del lugar.

 

- ¿De que clase de adicción estamos hablando? - pregunté, mientras terminaba de acercarme por la espalda del hombro. AL girarse, me encontré con nada más y nada menos que Sean Linmer, aquel mago con el que mantengo una cierta alianza para lograr encontrar los Fragmentos.

 

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[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Me detuve un momento tratando de mirar mas alla de donde estaba, pero nada, todo parecia estar extrañamente en slencio. Bueno de extraño no tenia nada, supuestamente era un rincon de reposo, asi que era requisito indispensable el silencio. Como no admitia un no por respuesta me apresure a escalar la verja y saltar al prado verde de las instalaciones, bien por mi. Ahora quien sabe y me podria pasar por uno de los pacientes. Sin mas comence a cominar notando la excelente distribucion florar del jardin....casi me recordaba el modesto patio de mi maestro. Y asi estaba concentrado en ver donde poder sentarme y relajarme oyendo caer el agua de una fuente cuando una voz que me parecio conocida me saco de mi interiorizacion del medio que me rodeaba.

 

-Zoella???- dije mientras me giraba. Vaya sorpresa mas agradable. Si no pensaba que tuvieramos mas sitios en comun que el de robar aqui y alla y quien sabe si uno mas intimo donde pudiera examinar de cerca ese escote....o esa corta falda..aunque bueno ahora mismo llevaba una chaqueta. -Ahhh la adiccion si....pues digamos que tengo dificultades para interiorizar que tengo pareja firme....lo que me hace que este detras de cuanta falta...o escote pase cerca de mi. De hecho ahora mismo tienes toda mi atencion.

 

Y sin mas mi mirada bajo con cierto descaro de su rostro al escote.

 

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[Zoella Triviani]

El mago no tardó en reconocer mi voz, y al girarse su vista recorrió parte de mi descubierto cuerpo A diferencia de esta vez, el escote era diferente, la chaqueta sin abrochar dejaba descubierto un poco el valle de mis pechos hasta mi abdomen, cortando la vista de piel una vez se llegaba al short que utilizaba. Una sonrisa apareció en mi rostro en cuanto el castaño se perdió en aquella larga porción de piel. Coloqué una mano en mi cintura, mientras me recargué en una sola pierna e incliné mi cabeza mordiéndome el labio, inconscientemente.

 

- ¿Adicción a las mujeres? Esto no será sencillo - acoté, mientras me giré un poco - sígueme - le pedí, mientras me encaminaba por el largo pasillo del centro asistencial. Mis descalzos pies tocaban el frío suelo a la par que de fondo un grito se escuchó. Por mi parte seguí caminando, en silencio hasta llegar a una de las primeras puertas que se observaban. La abrí y me adentré a mi oficina esperando que el mago me siguiera.

 

- Antes de empezar con cualquier cosa, debes firmar un tratado de especial confidencialidad - comencé, sentándome en la silla detrás del escritorio para abrir una de las gavetas y sacar un contrato junto a una pluma - Todo lo que aquí dentro veas o escuches será totalmente ignorado por tus ojos, no soltarás prenda de nada de lo que aquí veas o hagas. Y permitirás que una vez tu tratamiento culmine, nosotros los dueños, borremos los recuerdos de lo que aquí adentro sucedió, sin embargo, conservarás los resultados del tratamiento - finalicé, estirando en su dirección el contrato junto a la pluma sobre la mesa.

 

En mi rostro una sonrisa algo coqueta apareció, mientras esperé a que el castaño emitiera palabra alguna o firmara el contrato

 

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[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Con su tipica capacidad de resumen las palabras de Zoella dejaron en claro cual era el asunto. Mi adiccion a las mujeres...aunque eso ahora mismo carecia de sentido. Mas que dejar de un lado la belleza del jardin y el prestar atencio a sus palabraas pase a disfrutar los retazos de deliciosa piel desde el valle de sus pechos hasta su vientre....dejandome imagina y posiblemente aposta como se veria sin esa chaqueta....de que color seria el pinaculo de sus pechos, si solo bastara con el aliento para animarlos o seria lo propio el uso de esa herramienta comun para al habla. Si, comenzaba ya a divagar...

 

Y asi estuve hasta que se giro y me pidio que la siguiera. Acaso tenia opcion??. Si, si la tenia pero me picaba demasiado la curiosidad de que mi terapueta comenzara un pocible tratamiento potenciando lo que se permetiria sanar. Despues de un tiempo llegamos a la oficina donde tome asiento ante una señal de Zoella...que comenzaba a explicarme lo del contrato.

 

-Entiendo lo de la confidencialidad...aunque tanto secretismo pues resulta deliciosamente sospechoso. Eso si me resulta altamente ofensivo que piense que yo soltaria prenda por ahi....yo no soy chivato-dije sonriendo mientras me reclinaba al asiento.- En fin....digamos que si garantiza el resultado, pues ya tiene mi firma...-Seria asi tan facil el firmar..no pondria peros???...para que...serian trabas innecesarias. Asi que tome la pluma y estampe la firma...-bien ya soy oficialmente un paciente.

 

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[Zoella Triviani]

La sonrisa en mi rostro aumentó en cuanto el castaño afirmó que daría su firma. Me recliné hacia el frente, justo como él, acortando un poco la distancia que separaba nuestros rostro. Lo miré a los ojos, y relamí mis labios mientras me quedaba un poco en silencio. Que firmara era parte fundamental para nuestro negocio, además de que podríamos usar su cuerpo para experimentar a nuestro favor, pero claro, eso era una resolución bastante pequeña dentro del contrato, donde con palabras de un abogado mágico que pagamos, ocultamos ciertas cosas dentro del contrato.

 

- A mi me ofende que puedas creer que te dije chivato - solté, con fingida inocencia mientras realicé un pequeño puchero. Coquetear me era casi imposible, más cuando durante años se hizo una actitud que permaneció en mi día a día durante la estadía del burdel en Italia. Me alejé, y terminé de estirar el contrato en su dirección - Sólo firma, son cosas que nuestro abogado nos pide, es una manera de encubrir cualquier problema ocasionado por los pacientes - objeté, incitándole a que dejara su firma sobre la hoja de pergamino.

 

Crucé mis brazos frente a mi pecho, con total intención de encender ciertas teclas dentro del cerebro del castaño. Tratarlo iba a ser una tarea tortuosa, más cuando la psicóloga del centro había pedido unas repentinas vacaciones, dejándonos a mis hermanos y a mi a cargo del tratamiento de los pacientes. Viéndolo desde el punto de vista externo, era bastante irónico que tres hermanos, con grandes problemas mentales administren un centro de rehabilitación.

 

Pero, hoy en día ¿que era común y que no?

 

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[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Hice caso omiso a la vocesita en mi cabeza que siempre era suspicaz y no pocas veces me habia librado de mas de un aprieto. Pero ya lo reconocia yo, era un adicto y que podria hacer mi indefenso yo contra ese puchero a modo de reproche que el bello rostro de Zoella me regalaba...pues solo disculparme de usar un termino tan malsonante como lo de chivato. O que hacer cuando al inclinarse para verme estampar la firma de reojo podria ver mas alla de los contornos de sus pechos que momentos antes me habia mostrado la chaqueta que llevaba puesta. Y asi con otra variedad de señales que como conocedor del arte de la seduccion me empujaban a no ser racional. Contacto visual, mojarse los labios con la lengua en un tipico gesto de..."esta delicioso y lo quisiera probar". Si, estaba camino a la perdicion sin duda y disfrutaba con ello.

 

-Ya esta...listo- dije dejando la pluma a un lado.

 

No habia mas escapatoria. Al parecer estaba en sus manos, aunque ahora me caia la duda de si era ella la que me atenderia o solo seria la dueña del centro cubriendose la espalda con artilugios legales ante cualquier desenfreno. En fin, que esta no era diferentes a otras muchas situaciones donde uno acababa pisando suelo peligroso y escapando por la ventana ante la inminente llegada del....si....bicho con cuernos al que a veces se le decia marido.

 

-Y ahora que.....un recorrido por las instalaciones??...me explicaran el regimen del lugar???....-dije sonriendo...suponiendo que eso seria lo normal....aunque tal vez con las adicciones que se tratasen aqui se usasen metodos mas revolucionarios.

 

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[Zoella Triviani]

Largos segundos pasaron en los que el mago observó mi rostro, el escote pronunciado que ocasionaba el cruce de mis labios y mis pequeños gestos sugerentes, hasta que firmo. Con lentitud observé su mano ondear en una elegante firma sobre la blanca hoja de pergamino. Un punto fue marcado luego de firmar y soltó la pluma sobre la hoja para pasar a observarme. Me coloqué de pie y sonreí, estiré mi mano hasta observar la pequeña firma sobre la hoja, olí un poco aquella tinta negra y caminé hasta el archivador, lugar donde aperturé una nueva historia con el simple movimiento de mi dedo. Sean Linmer se leía en la lengüeta de una carpeta, carpeta donde se alojaría toda la historia medica del castaño.

 

Me giré, sonriendo traviesa en su dirección, me acerqué hasta quedar de pie a un lado de su silla y estiré mi mano par estrecharla con él - Excelente decisión, Señor Linmer - solté, para inclinarme en su dirección levemente - ¿Recorrido? No entra dentro de nuestro protocolo de bienvenida, pero supongo que puedo hacer ciertas excepciones con un colega - Solté mientras tomaba mi varita que descansaba sobre el escritorio. Me alejé un par de pasos del mago y con una floritura cambié mis ropas a un par de jeans rasgados en los muslos y una blusa mostaza de mangas hasta los codos, y como siempre un prominente escote resaltado con un largo collar de plata. Mi cabeza calva y en mis pies un calzado de tacón de agujas negro.

 

- ¿Vamos? - Pregunté al ojiazul mientras dejaba la varita sobre el sofá de la oficina y me encaminaba hasta la puerta de salida. La abrí y salí mientras sentía el cuerpo de Sean seguirme de cerca. Mis pasos empezaron a tomar rumbo a la sala común, lugar donde todos los internados se entretenían con la tv muggle y un par de juegos que se esparcía a lo largo y ancho de la sala - El Centro de Rehabilitación de para Adictos Anónimos se caracteriza por nuestros tratamientos experimentales y especializados a cada mago y bruja que acude a nuestros servicios - relaté, mientras me detenía frente a la reja de separación de la sala de entretenimiento del pasillo donde estábamos.

 

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