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Natural Poison (MM B: 112609)


Hessenordwood Crouch
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Bel Evans Ollivander
Había pasado tanto tiempo desde la última vez que me había convertido en un caberú, que el golpe a los sentidos fue potente y devastador. Los olores se multiplicaban y me ponían enferma, la sangre entremezclándose con aquel pútrido olor proviniente de esas aguas estancadas e incluso el olor a moho y humedad. Lo peor era que Hess no colaboraba para nada, dificultando el proceso para ayudarlo a salir de ahí.
No era mi voluntad herirlo, pero en aquella disputa para liberarlo del lazo del diablo que lo tenía atado, resultó imposible no rasguñar su pierna. Y podía estar equivocada, por causa del laberinto a los sentidos que era ese espacio, pero la sangre de él...
Tenía un sabor especial.
Había estado tan convencida de la cobardía de Crouch que me sorprendió verlo dispuesto a frenar esa cosa. Era extraña su seguridad, pero aun así, dándole el voto de confianza, me moví sin prisa, pero con absoluta eficacia, para recuperar la varita de Garry, que el hombre había sido enfático en que debíamos recuperar para que no cayese en manos de aquel ser sobrenatural. Era realmente agotador, mantener la cabeza a flote e impulsarme con las patas para avanzar en las oscuras aguas, y a la vez, mantener la varita sujeta en el hocico, así que concentrada en la tarea, dejé de prestar atención a lo que el mago estaba haciendo, y solo rogaba porque lo estuviese haciendo bien.
Cuando por fin llegué al pie de las escaleras, y sacudí mi cuerpo por entero para deshacerme del agua en el pelaje, comprobé con pánico, que él todavía seguía abajo ¿qué era lo que había pasado? La oscuridad era densa, pero como buen animal convertido a hábitos nocturnos por necesidad, podía apreciar la figura de Hessenordwood, y la combinación de hechizos con la que finalmente conseguía hacerse del tiempo para emprender la huida.
Con tan solo los primeros pasos, era evidente que él no estaba viendo, con la claridad que yo tenía, ese sendero. Fuera por la falta de luz o porque el ser estuviese distorsionando la realidad en su cabeza, aprovechando sus propios pensamientos, me mantuve a pesar de su indicación en el mismo punto y solo cuando llegó hasta allí comencé a ir por delante de él, para guiarlo hasta la trampilla, durante unos segundos que se sintieron enteros con aquel ser pisándonos los talones. La inyección de adrenalina, generada del miedo fue tal, que a pesar de sentir verdadero dolor en las extremidades, también me alcanzó la fuerza necesaria para saltar hasta el primer piso, donde había dado inicio la inusual aventura.
Yo no tenía fe en lo que Crouch estaba haciendo a continuación, con aquel rústico pentagrama dibujado para sellar la trampilla, así que el que funcionara fue otra sorpresa, y nuevamente, me encontré pensando en su sangre, que había alcanzado a probar al morderlo. Y es que para hacer que la protección funcionara, con unos trazos tan simples, la única explicación estaba en que no era tanto el hechizo, como el poder de la sangre con que era aplicado, lo que le traía la verdadera fuerza.
¿Podía ser por su condición de sangre pura? ¿O era esto otro asunto más que debía sumar a la lista de misterios que rodeaban al mago? Soltando la varita, me acerqué para observarle mejor. Las pupilas del hombre no lucían el color azul que le había visto al inicio, sino un tono más blanquecino, y la atención de esos ojos se mantuvo puesta en la trampilla, hasta que esta dejó de recibir golpes provenientes de abajo. Tenía un intenso color febril en las mejillas, producto del desgaste físico, pero incluso con todo ese cansancio encima, se las arregló para soltar sus impresiones respecto a la transformación que había presenciado.
No sabía de las razones por las qué a él le parecía que eso no iba conmigo, pero tampoco tenía apetito para indagarlo. Y aunque resultaba tentadora la idea de solo irme del local en mi forma animaga sin tener que dar mayores explicaciones, sabía que todavía finiquitar ese asunto, y conversar los detalles de lo que tendríamos que hacer después, era un asunto impostergable.
El único problema era que mis ropas habían quedado destrozados, en esas podridas aguas, y ahora...ahora no tenía qué ponerme.
Tenía que solucionar el asunto ya, y recordando que había visto entre las cajas del mezanine una de batas de laboratorio, comencé a avanzar por las escaleras en dirección al recinto, dejando allí que Hess divagara sobre tomar una taza de té. No sabía si podía verme desde donde se encontraba, pero al menos con esa distancia de por medio, me sentía menos avergonzada de llevar a cabo la transformación, que de por sí, siempre resultaba un proceso algo doloroso.
¡ No quiero un té, Crouch, lo que necesito con urgencia es un cigarillo!— grité desde allí para que me escuchara, mientras retiraba unas cajas desde donde, antes de volver a mi forma humana, había alcanzado a oler el intenso olor del tabaco— y usted debería tomar uno también, le va venir bien para esa tembladera que trae en el cuerpo.
Ya la noche había caído, y con un cielo nublado, eran escasos los rayos de luna que se filtraban rompiendo con ese uniforme tono oscuro. Sosteniendo el paquete de cigarrillos entre mis manos, coloqué la cajetilla en uno de los bolsillos de la bata y vi la débil iluminación de la llamarada del encendendor, prendiendo el cigarro y dibujando formas extrañas en el reflejo de sombras sobre la pared, sombras que se entremezclaban con los viejos fantasmas, que había creído ya superados del todo, pero que aquel ser había que hecho que volvieran a mí, tan próximo y visibles, que parecía que podía decirles adiós con la mano.
Había que investigar a ese ser del subterrráneo, tan igual que investigar a Hessenordwood Crouch, que a pesar de todo, seguía sin ganar mi confianza a pleno. Pero sabía, desde el fondo de mi corazón y aunque me costara aceptarlo, que inmiscuirme más a profundidad en todo eso podía costarme demasiado, empezando por la cordura y estabilidad que durante meses me había esforzado en construir. Podía hacerme cargo del negocio, pero no de esa clase de magia, porque a pesar de su componente maligno, encontraba en ella un punto que la hacía fascinante y seductora.
Por eso, la única alternativa segura era derivar el asunto con quien, ya en el pasado, había sabido cumplir tan bien con la misión encomendada, cuando precisamente, tampoco me había visto con las fuerzas para asumirla personalmente.
Y ese no era otro más que el predicador Rory Despard.
Con eso en mente, descendí con la misma premura con que había subido. En ese periodo, Hessen se las había apañado para curar la herida que se había autoinflingido, y acomodar un poco su traje, que de todos modos, se había echado a perder con el agua y el barro. Ya no lucía impecable y con tan solo verle, supe que requería de un descanso, como el que también yo sentía que merecía.
— Le diré lo siguiente que vamos a hacer, así que escuche atento. No sé si vaya a gustarle mi idea, pero le voy adelantando que nada de lo que pueda decirme cambiará mi decisión de llegar hasta las últimas consecuencias sobre este asunto y deshacernos de esa cosa maligna— el cigarrillo iba componiéndome el cuerpo, pero aun así, no evitó que temblara levemente al comunicar lo que había pensado hacer — ¿recuerda a ese muchachito pellirojo del día de los entrenamientos en los terrenos del Palacio Rosa? Voy a pedirle que me reemplace en estas labores. Rara vez me niega un favor, así que todo lo que necesito es que me de su palabra de que lo hará sentir cómodo con el trabajo ¿de acuerdo?
Iba tener que ser muy cuidadosa con la información brindada a Rory, para no espantarlo del asunto, y a la vez, explicarle por qué me era tan necesario que el asunto fuese manejado con la mayor discreción posible. Pero con suerte, tras un baño y un sueño reparador en el Castillo Evans McGonagall, confiaba en que la tarea no me resultara tan engorrosa.
Otro día le prometo que tomamos esa taza de té...quizá en... la Heredad— alcancé a decirle, antes de dar media vuelta para salir del local, sonriéndole de forma simpática por primera vez en esa reunión— tómelo como una devolución al favor de haberme protegido allá abajo. ¡Hasta entonces, señor Crouch!
A cambio de una insondable sensación de incertidumbre, la visita había recuperado para mí, la posibilidad de retomar la cercanía con Garry, de una manera que no había contemplado hasta entonces. Aun así, no podía hacerme muchas expectativas, puesto que todavía latía fuerte en mi interior, la pesada intuición de que lo vivido no había sido más que el preludio a un desastre mayor.

 

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  • 3 meses más tarde...

La puerta principal necesitaba algo más de un truco simple de magia para ceder esta vez, Hess la empujó apenas con la suficiente fuerza para que aflojara y les diera acceso finalmente al local que, en demasiado poco tiempo, ha adquirido una apariencia abandonada y lamentable. 

Bien dicen que las cosas se parecen a su dueño, ¿no es así?-, echó un vistazo hacia atrás, Garry aun sigue de pie en la acera de enfrente, con la pálida mirada puesta en el interior, pero ningún gesto atraviesa su rostro, ni con el fastidio de su asistente. —Venga ya, entra o te ensolaras, pescaras un resfriado, te envenenaras o alguna de esas cosas que haces sin previo aviso-, Hess negó, no era una queja como tal, pero era casi increíble lo rápido que Garry se conseguía meter en problemas.

El licántropo entró detrás de él después de un rato, tan silencioso como siempre, Hessen casi choca con él al retroceder de las raíces que han crecido de más por los caminos y casi provocan que se ensucie los zapatos. El lugar está revuelto por donde se le viese, no hay ni un rincón intacto, hay plantas creciendo desordenadamente por todas partes, han tomado cada forma extraña e incluso se han mezclado entre ellas. Es un poco aterrador, algo así como un Frankenstein de vegetales, pero (no para sorpresa de Hess) Garry parece bastante contento con lo que ven sus ojos.

Fuera de eso, todo es normal, a pesar del abandono, no todo se ha echado a perder.

Parece que al Natural Poison no le está yendo nada bien-, menciona mientras revisa el puñado de correspondencia que se les ha acumulado a los pies de la entrada principal. —¿No estarás pensando en venderlo? Podrías cambiar el giro del negocio a algo…más comercial.

¿Qué pasó con Bel?-, la cabeza de Garry se asoma desde el otro lado del salón donde tiene a un grupo de gnomos rodeándolo dispuestos a no dejarlo que el mago se entrometa en su nuevo hogar. A este tipo de problemas son a los que se refiere Hess, ¿de donde demonios habían salido esas cosas? Él ni siquiera había imaginado antes que podían aparecer estas criaturas en lugares como estos.

No parecía muy interesada luego del…-, ¿cómo llamarlo? —La cosa que estaba...en el muro de abajo-, no necesitó de más explicaciones, Garry pareció entenderlo, y arrepentirse de eso también.

Ya veo-, finalmente una de esas criaturas había conseguido trepar por el cuerpo del brujo y comenzó a tirar de su cabello. —Y ¿n-no hay nada que puedas hacer tu aquí?-, Hess lo observó detenidamente, no parecía encontrar las palabras correctas, pero si no encontraban como hacerse cargo de los negocios de la familia, en poco tiempo tendrían problemas para mantenerlos en pie. El despacho en Baker era el primero en la lista de Crouch, por el bienestar de todos, claro.

Podríamos traer al jardinero de la heredad-, respondió en cambio, casi sorprendido de lo mucho que está arriesgando su propio trabajo con esa opción. —Él podría atender los viveros, solo haría falta alguien que se hiciera cargo de la fabricación de pócimas, aunque prescindir de eso, por ahora, es una posibilidad...

Me referia a que te hagas cargo tu-

No me gustan mucho las plantas-

Eres bueno con ellas-, al fin pudo sacarse la criatura de la cabeza.

Hess no dijo nada al respecto. Fue como una victoria para Ollivander.

Debo terminar la contaduría, ¿dónde dijiste que está el... ah si, ya lo vi, gracias-, el demonio redireccionó los pasos hacia el mezzanine. —Trata de no...-, ¿meterse en problemas? Esto no le había funcionado hasta ahora. Finalmente comienza a resignarse. —Trata de no ensuciarte demasiado, no te pienso subir al auto si lo llenas de tierra-, aun así, sentía que le estaba pidiendo demasiado.

Garry en cambio se encaminó hasta el taller de elaboración de pociones con el gnomo malhumorado acomodado bajo el brazo. Ahora, aquel espacio que antes había relucido, se mostraba algo deplorable, pero encantador con todas esas enredaderas envueltas entre los taburetes y mecheros. Una mezcla extraña entre metales, mangueras, frascos, calderos y demás herramientas enterradas debajo de toda esa vegetación que había crecido salvajemente, resulta bastante cómoda, como algo más familiar.

Y luego, un recuerdo ensombreció su mente.

Metió la mano a uno de los bolsillos del abrigo y consiguió un pequeño frasco de un cristal tan delgado que contenía una porción exacta de cinco gotas de la sangre de aquel mago extraño que se había metido a su casa en busca de… ¿qué era lo que buscaba? Lo que sucedió con Bel ahí también había sido inesperado, era más bien como si todo eso hubiera sido un sueño, o un recuerdo ajeno. Y tal vez así habría sido. Un feo sentimiento lo acorraló, depronto no puede pensar mucho más en esa noche, o en ese muchacho, o en lo que puede pensar Bel de él ahora que ha vuelto a verlo después de tanto tiempo y, en realidad, él no parece haber cambiado en absoluto. 

El gnomo lo mordió en la mano, pero Garry solo ajustó el agarre bajo el brazo.

Utilizó el colgante del frasco para colocarlo en el cuello, ahora colgaba como un dije junto algunos otros talismanes, algunos de orígenes muggles. Luego se apartó de allí hasta llegar a la sección de libros.
 

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  • 3 semanas más tarde...

No sabía qué habia pasado, no lo entendía y no lo quería creer. ¿Cómo fué que había terminado en un lugar desconocido para ella? Un lugar que había sido peor que en alguna de sus peores pesadillas.

 

Por las calles de Londres una figura pequeña caminaba enfundada en una capa negra, con la capucha sobre la cabeza, eso hacía menos fácil el hecho de que alguien la reconociera, si es que alguien podía hacerlo después de que su aspecto ya no era como antes, aquella joven de elegantes vestidos y  con gran belleza, habia pasado a ser una joven con un aspecto enfermizo, pálido,  aunque aún era hermosa, no proyectaba nada de lo que algún día fue.

 

La gente caminaba temerosa de lo que pudiera pasar, lo cual era en cierta forma normal después de todo lo que había pasado desde el inicio del estallido de guerra. Al entrar al callejón Diagon, lo unico que buscaba era una seña de que alguno de los negocios del Ollivander estuvieran abiertos o que por lo menos hubiera alguna seña de que alguien se encontraba allí. 

Primeramente fue a Baker street, se quedó recargada en la pared de frente por largo tiempo, pero no por que quisiera ver si alguien entraba o salía, no, se había percatado desde su llegada de que el lugar estaba abandonado, pero no podía dejar de pensar en lo que había pasado cuando fué allí con el joven Despard. 

 

Al cabo de una hora, la rubia siguió su camino, dirigiendose al otro negocio de Ollivander, el Natural Poison, la última vez que lo había visitado fue cuando inició la aventura con Despard y culminó en Baker. Tardó en llegar más  de lo que en realidad hubiera hecho, pero se sentía agotada, probablemente por todos los pensamientos que se arremolinaban en su cabeza, si era verdad, lo último que  recordaba había sido la celebracion de su cumpleaños en el Pink Palace, ¿por qué no recordaba qué había pasado después de su intromisión en el palcio de Garry? O ¿qué pasó después de esa velada de cumpleaños en donde el Ollivander aún sabía quién era ella?

 

Había tantas cosas que no entendía y necesitaba respuestas, no quiso ir a la heredad a buscarlas, sabía que  en algún momento tenía que volver, pero ese no era el lugar en el que, por ahora, quería estar, a pesar de lo mucho que extrañaba el lugar y sus habitantes.

 

Llegó al local y a pesar de lo abandonado que parecía estar, había alguien dentro, no sabia si era Ollivander, o tal vez Quintell, quien era el que más,  además de su padre, sabía del cuidado de las plantas. Abrió la puerta con algo de esfuerzo, entró y comenzó a llamar a nadie en específico.

 

-Hola, ¿hay alguien aquí?

 

El lugar se había llenado de enredaderas y el color verde habia llenado las paredes y el piso dando una apariencia al bosque circundante de su querido y extrañado hogar.

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  • 3 semanas más tarde...

Las puertas del local se abrieron nuevamente.

Él, que ha estado toda la mañana ahí metido, no se lo espera tan pronto. El lápiz (porque tanta magia ahí puede llegar a averiar su portátil) con el que ha estado rápidamente llenando el papel con la suma de las cifras totales de las bóvedas de los Ollivander se detiene abruptamente rompiendo finalmente con el hilo de las deudas del mes que está por resolver. Quizá no era tan brillante, pero la contaduría se le acomodaba bastante bien. Apenas puede escuchar la voz que viene del piso de abajo, ha estado tan concentrado en cuadrar las cuentas bancarias de Ollivander que por un instante el sonido de abajo casi pasa desapercibido como si se tratase de alguna corriente de aire que se ha colado desde la puerta principal.

Gruñe por lo bajo, desde su pecho, no hay nadie ahí además que lo vea arrugar apenas el entrecejo de todas formas, así que puede bajar la fachada un momento para renegar por haber perdido la cuenta que llevaba con buen ritmo hasta ahora. Supone que gracias a esto ahora perderá también el almuerzo que ha programado con la recepcionista del despacho médico por donde ha pasado esta mañana para rellenar el exotico botiquín de Garry. 

Se las arregla para que nada de su molestia se refleje en su rostro impecable, ha practicado esto por años, por lo que no es problema, y deja las cuentas para terminarlas después. Ha consultado la hora en el reloj de muñeca y, después de todo, parece que lleva ya demasiado tiempo ahí metido, así que si aquello no era más que un producto de su subconsciente pidiendo un respiro, bien podría tomar una pausa para descansar la vista un rato, por lo que abandona finalmente el escritorio para asomarse sobre la orilla del mezzanine y ver de qué se trata aquello que lo ha interrumpido.

Por un instante casi ha olvidado también que no ha llegado hasta ahí él solo, no esta vez. Y es que Garry ha comenzado a querer salir algo más de casa, solo un poco cada vez más lejos, sobre todo desde que aquel muchacho de oscura mirada se ha colado a su residencia. Hessen aún no descifra si es porque nuevamente no quiere quedarse en ese lugar él solo o simplemente porque lo que sea que se ha hablado en ese despacho, entre ellos dos, ha movido algo en la curiosidad del Ollivander sobre lo que pasa fuera del Ottery. 

Y era algo mas menos bueno, salvo porque descuidarlo, o simplemente perderlo de vista, hasta ahora, sólo sabía causarle problemas. 

Así que es casi una sorpresa para el demonio encontrarse entonces con la hija de su principal en la planta baja y no con el mismo Grelliam atrapado bajo un lazo del diablo o humeando los laboratorios de pócimas. 

Señora Ollivander-, llama cuidadosamente desde el mezanine medio piso arriba, solo por si ella no se ha dado cuenta de su presencia ahí. Hay algo en ella que le resulta familiar (seguramente por el parentesco que tiene con Garry) y es esto mismo lo que orilla al mago a ser cauteloso cerca de ella. —Qué inesperado placer, no sabíamos que se estuviera quedando en Londres por mucho tiempo-, ¿no había estado ella en la fiesta de los Moody también? —Hessenordwood Crouch, por si no me recuerda, realizó la administración de la familia, señora, su familia-, para entonces ha bajado los escalones para encontrarse con ella y estrechar su mano.

Su vista no es exactamente la mejor hoy (supone que con el tiempo ha estado empeorando) y aun así puede notar en Hannity algo diferente al último par de veces que se ha encontrado con el bonito pero agotado rostro de ella. Por supuesto que en ambas ocasiones las cosas no habían sido del todo...ordinarias tampoco, sobre todo aquella primera vez que la vio, tan aferrada al brazo de aquel que cree que es su padre, aun en la inconsciencia, ella parecía dispuesta a dar todo de sí para recuperar al muchacho de aquello que lo había corrompido y sin darse cuenta se maldecía a sí misma, como todo ahi adentro, con tal sacrificio.

Una acción algo inutil-, piensa para si mismo. —Un desperdicio de buena voluntad-, con un gesto agradable borró esa imagen de ella de su mente. 

Pero dígame, mi señora, ¿hay algo que pueda hacer por usted?-, le sonrió suavemente, como si tuviera de pronto toda la disposición de hacer lo que ella le pidiese. 

@ Hannity Ollivander Evans
 

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El Natural Poison siempre le había gustado, había sido el lugar en donde había preparado pociones antes y después de haber aprobado el curso de estas, en cierta forma le entristecía y le gustaba a partes iguales el aspecto de abandono que tenía el lugar, las plantas a su alrededor, o mejor dicho, enredadas en todos los rincones del lugar le daba un aspecto más natural y es que a ella le gusta tanto ver que el color verde predominaba en pisos y paredes.

Aún nadie contestaba a su llamado, así que, probablemente, era mejor que ella comenzara a indagar que era lo que había en ese piso y si alguien se encontraba en el lugar, probablemente en el laboratorio de pociones o el invernadero, había dado unos pasos para adentrarse en el lugar, pero de repente escuchó ruido.

Alzó la cabeza en dirección al ruido de alguien que se escuchaba en el mezzanine y fue mucha su sorpresa al ver que quien se asomaba por ahí no era Garry ni Quintell,  sino el  nuevo administrador de La Heredad, o eso era lo que había escuchado el día la fiesta en la mansión Moody después de aquella donación tan generosa por parte de su familia en el que el nombre que había resaltado era el de él.

Había escuchado todo lo que él decía con atención, sus palabras, su presentación, cómo olvidarse de el hombre elegante y que parecía un tanto encantador, estrechó su mano antes de responderle.

-Señor Crouch ¿Cómo olvidarlo? Es un gusto saludarle nuevamente- intentó sonreír a pesar de la molestia que empezaba a causarle la mano izquierda -He regresado a Londres por cuestiones laborales y si todo marcha como hasta ahora,  mi estadía en el país será bastante… prolongada.

Hablaba sin emoción, a pesar de que nunca imaginó ser la encargada del departamento de Cooperación Mágica Internacional Francés y probablemente a cualquiera le emocionaría el empleo, pero a ella no le importaba mucho en ese momento, había muchas otras cosas que eran de su interés, como saber el por qué había aparecido en otro lugar sin saber qué había pasado.

¿Qué podía hacer él por ella? Se descubriría pronto…

-Señor Crouch,  me gustaría, si es posible y si usted fuera tan amable, saber qué es lo que ha pasado con Garry, mi padre.- Hizo una breve pausa para analizar el rostro de Crouch, el tono tranquilo y pausado que había empleado también dejaba ver que no aceptaría una negativa en cuanto al tema -Y también, me gustaría preguntarle, ¿qué sucedió después de la reunión en su piso en el palacio rosa…?

No le daría más información, al menos no por ahora, además Cassian le había dicho que la persona que la había llevado a Armenia era cercana, no tenía razones para sospechar de Crouch, pero tampoco tenía confianza de él.
 

@ Hessenordwood Crouch

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Supo responder a Hannity con una sonrisa que parece genuina, es encantador como la mayoría de sus gestos de mercadotecnia, pero ciertamente, y aunque no es muy claro ni para él aun el porque, le preocupa un poco algo de esta declaración que Hannity hace ahora, sobre quedarse en Londres por un tiempo más largo. Es malo solo porque se imagina que la presencia de ella, así como lo es la de Bel Evans, interfieren en sus planes con Grell, porque aun en sus mejores intenciones hacia con el patriarca de la familia, ellas son bastante...problemáticas, tanto o más quizá de lo que pudiera ser el mismo Ollivander. Al menos así es para el demonio.

De todas formas, con el sentimiento modesto que le dedica a ella, le deja entender que prolongar su estadía en Londres suena como una maravillosa idea. -Encantador-, apenas puede mascullar mientras se intenta convencer a sí mismo de esto. Quien sabe, con algo de suerte  las cuestiones laborales de la señora Hannity no le dan el tiempo para inmiscuirse en lo que sucede entre el Ollivander y él. 

No tiene que darme explicaciones señora-, dice en cambio. —Estoy seguro de que el señor estará encantado con su visita aquí-, de esto tampoco está tan convencido, pero se asegurará de que ella se lo crea.

Pero antes de que el mago pueda hacer o decir algo más que mantenga satisfecha a la bruja sin tener que ahondar en temas menos cómodos, es ella la que ha decidido tomar su palabra y exigir en cambio algunas explicaciones. Ella no puede tomarlo del todo por sorpresa; los interrogatorios por parte de la familia de Grell. Lejos de molestarse, Hessen es comprensivo con ellos, hasta cierto punto, sobre todo una vez que ha conocido más de cerca el comportamiento del licántropo.
De igual manera, no siempre puede responder a todas sus preguntas.

Esta no es una visita casual entonces, ¿me equivoco?-, la fachada se mantuvo impecable, aunque ella ha movido algunas piezas en el tablero inesperadamente Hessen no se siente acorralado (todavía) por Hannity. —No, eso no ocurre en estos lugares ¿cierto? No hay… visitas casuales, todo siempre es...tan calculado-, la sonrisa se mantenía. —Me gusta eso.

Pareció pensar sus opciones de respuesta para ella, sin embargo, ya sabe cual es su tarea aquí. 

¿Qué es lo que ha pasado con Garry?-, repite casi con una expresión de sorpresa, como si ella no estuviera viendo algo que siempre ha sido evidente. —Ah señora Hannity, me he hecho esa pregunta desde el mismo día en el que conocí a su padre-, fingió la desconsolación. Luego él tarareó una negativa. —Me temo que tendrá que ser más específica con su pregunta, señora-, su sonrisa esta vez casi se torció. —Pero debo advertirle que, evidentemente, todo lo relacionado con Grelliam es de índole, pues, clasificado, por supuesto-, lo suelta tranquilamente, como si no hubiera nada alarmante en manejar asuntos privados dentro de la familia, sobre todo una tan extraña como Ollivanders. —Usted debe comprender que ese es mi trabajo aquí-, concluyó con la misma gracia que ha mantenido todo este tiempo con ella. —Sobre lo que sucedió en la reunión en mi piso...bueno, siendo prudentes, puedo decirle que está cuestionando también a la persona equivocada-, no es como si tampoco tuviera esta informacion, mas bien no tiene autorización (profecionalmente hablando) para hablar libremente de lo que sabe al respecto.

Demasiada discreción era lo que se tenía al trabajar con Hessenord, no era la característica de él que Garry más apreciaba, pero era convenientemente buena en estos días. 

Se movió en su lugar, como si dudara por un instante en su siguiente movimiento; hacer pasar a Hannity al mezanine, lejos de toda esa tierra y plantas que ensucian sus zapatos o mejor mantenerse ahí, lejos del sótano, lejos de los invernaderos, lejos de Garry.

Es bastante particular en realidad-, por un momento parece finalmente haber salido del guión. —Quiero decir, lo que sucede entre ustedes, Hannity-, bajo la mirada echando un vistazo a la bruja de pies a cabeza, tratando de ver más allá de esa piel pálida, de esos ojos que le recuerdan de alguna manera a los de Grell. —Entre usted, Bel Evans y él-, parece estar sopesando alguna idea inconclusa en su cabeza. Si es algo bueno o malo es difícil saberlo con gestos tan practicados. —Sabe, si usted quiere, yo podría intentar…-, antes de que pueda terminar de insinuar lo que sea, un extraño ruido se escuchó desde la trastienda. 

A Hess casi se le escapa exhalar con cansancio, tan descuidadamente, delante de la hija de Ollivander. Y aprovecha entonces para retroceder sus intenciones, porque interesarse en la naturaleza de Hannity no tenía que ser para nada algo bueno. Ya suficientes problemas tiene respondiendole a un solo Ollivander.

Ese debe ser él-, dice, recuperándose en fracción de segundo, nuevamente con la sonrisa en el rostro. —¿Por qué no va a buscarlo allá atrás?-, ojeo nuevamente el tiempo en su reloj y se alarmó. —Hágame el favor de convencerlo de salir del agujero donde se ha metido ahora y que mejor nos acompañe a cenar. Yo invito-, le guiñó a la muchacha y en lugar de esperar alguna negativa de ella se echó de vuelta escaleras arriba en busca de los libros de contaduría. —Ah, y Hannity, tenga cuidado con las crías de sauce del corredor, siguen algo molestos por el abandono-, se escuchó desde arriba.


@ Hannity Ollivander Evans

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  • 2 semanas más tarde...

De alguna manera las palabras y gestos amables de Crouch no terminan de convencerla del todo, hay algo que pareciera que oculta entre todas esas atenciones, pero ¿qué es? No tiene tiempo en reparar en ello o de hacer suposiciones, hay cosas que para ella son más interesantes y más urgentes de saber, así que no le dedica más tiempo a crear imágenes que pueden ser falsas.

Lo escucha hablar y por supuesto que aquello no era una visita casual, de haber sido así hubiera ido a la Heredad a buscar a su padre como lo habría hecho hacía mucho tiempo, en aquellas veces que aún no conocía la verdad, en los tiempos que no había intrusos en sus vidas y que en cierta forma, muy a la manera de todos los Ollivander, incluida su madre, habían sido felices.

-En algo tiene usted razón señor Crouch, esto no es una visita casual- en su pálido rostro se dibuja una fina sonrisa condescendiente -Aunque tampoco ha sido calculado, no imaginé que a quién encontraría aquí fuera a usted en primera instancia, pero claro, que distraída- chasqueó sus dedos como si de repente todo fuera más claro -usted es el administrador de todos los bienes de mi padre, un error mío el no recordarlo.

El tono apesadumbrado al final le da un cierto toque, en realidad no lo había visto de esa manera sino hasta ese momento, Hannity quería,  o mejor dicho, necesitaba saber era todo lo relacionado con Garry, aquel cambio dramático que había visto en él durante la fiesta de los Moody, de no saber quién era ella a de repente invitar al Ryddleturn a la Heredad era algo muy opuesto uno de lo otro, pero su malestar aumento al escuchar que todo lo relacionado a Ollivander era clasificado, aquello le molestó bastante aunque el tono cordial y las facciones aún  encantadoras que tenía Hannity suavizaron en gran  medida su molestia -Lo entiendo perfectamente señor Crouch, pero espero que usted también entienda y comprenda mi preocupación por él,  es mi padre y me gustaría saber la verdad acerca de su estado.

Quería saberlo ¡Todo! ¿Acaso era tan difícil? 
Sí, lo era, ella lo sabía,  pero no pararía hasta que tarde o temprano tuviera la información que  ella necesitaba, sin embargo la conversación tomaba un giro muy diferente, hasta llegar a un punto que le intrigaba y le daba miedo a la vez, él contestaba la otra pregunta que la rubia le habia hecho ¿Qué había pasado después de aquella reunión en el Pink Palace? Parecía que no sabía nada de ello, le hacía creer como si todo hubiera terminado normal y de alguna manera ella se hubiera metido en problemas al grado de llegar a otro lugar presa de un hechizo desmemorizante, pero sabía que eso no había sucedido, así como sabía que Crouch tenía respuestas mucho más  allá de un “esta cuestionando a la persona equivocada" 

Lo siguiente no lo entiende en realidad, ¿a qué  se refiere con que lo que pasa entre ellos, los tres Ollivander, es bastante particular? Ella sabe, muy en el fondo, que nada de lo que ha pasado con ellos hasta ahora es algo fácil  de entender, de hecho, hay muchas cosas que ella misma no comprende pero sabe que aquello es una realidad, su realidad, que lo reveló aquel pozo en Egipto y lo que dijo quien poseía a su padre era verdad. ¿Qué había detrás de todo aquello que pronuncia Hessenord?

-¿Intentar…?- repitió la última palabra pronunciada por el hombre antes de ser distraída por aquel ruido que desconcierta a ambos,  no terminó de saber qué podía intentar hacer él o sus verdaderas intenciones, de hecho no obtuvo esta vez ninguna respuesta, para ella, coherente a sus interrogantes.

Antes de que Crouch comenzara a subir las escaleras hasta el mezzanine Hannity lanzó una ligera amenaza, sin hacer que sonara como tal, al hombre que le pedía que buscara a su padre para ir a cenar -Esta conversación no termina aquí señor Crouch- le sonrió  y giró  en sentido contrario a él, en dirección  a la fuente del sonido donde esperaba encontrar a su padre, escuchó la advertencia de Hessen desde arriba acerca de los sauces corredores, pero aquello no le parecía tan importante ahora.

¿Qué tantas criaturas habían habitado el local durante el abandono? 
Era algo difícil de saber, sobretodo sabiendo que algunas criaturas disfrutaban de la hierba crecida, los lugares húmedos y que había toda clase de plantas creciendo sin control en el lugar. Trataba de pisar en algún hueco sin vegetación,  lo cual parecía imposible de hacer ya que eran muy pocos los lugares en el suelo sin ella. Como había dicho Crouch, las crías de sauce corredor andaban por todo el piso, corrían furiosos tratando de encontrar un espacio sólo para ellos, se veían tan tiernos a pesar se lo peligrosos que podían resultar, pasó  lejos de ellos para evitar que la persiguieran, encontró gnomos buscando algo entre las hierbas, parecían planear algo contra alguirn, lo cual los mantenía lo suficientemente ocupados como para que prestaran atención en ella.

Llegó hasta el taller de elaboración de pociones, su lugar favorito en  el local de Ollivander, en el hay una especie de biblioteca, la cual también tenía aquel toque verde y lo vio, estaba enfrascado en la lectura de un libro que al parecer tenía runas, ella no había tenido oportunidad de estudiarlas. En uno de sus brazos, con un agarre fuerte, tenía un gnomo que luchaba desesperadamente por al fin soltarse, pero sus intentos eran en vano. Ahora sabía contra quien era que las criaturas del pasillo intentarían atacar. Sonrió ver a su padre tan concentrado, ignorando las pataditas y mordidas de la criatura.

Hannity tocó el marco de la puerta tres veces para llamar la atención  de su padre, se recargó en el marco de la puerta  con los brazos cruzados, en cuanto  él volteó ella lo miró sonriendo -¿Así que es aquí donde te escondes?

Entró hasta donde él estaba parado, no le dio tiempo de nada, ni siquiera de esperar aquel largo abrazo que ella le proporcionó, estaba feliz de verle y no había manera de que ella lo ocultara, de alguna forma sabía que aquella vez no era como en la mansión de los Moody, esta vez él sabía quién era ella. -Me alegra verte bien, pero ¿qué  tal te encuentras, papá?

Se sentía extraño volver a decir esa palabra, pero era algo que ahora era una realidad para ambos.

 

@ Hessenordwood Crouch
 

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Murmuró algo inentendible, los tres golpecillos sobre la madera lo desconcentran, hoy en día era difícil mantenerse concentrado en una sola cosa, así que está por maldecir a hessen por su interrupción, no obstante,e l desenfreno que son nuevamente sus pensamientos e ideas lo llevan a cavilar rápidamente en qué Hessenordwood es muchas cosas, menos tal vez tan compasivo con él para interrumpirlo con aquella suavidad si no están en público. Supondría entonces que está acompañado de alguien más o que las cuentas de la contaduría han resultado mejor que lo estimado, en cualquiera de los casos, posponer su intento de ignorarlo es lo único bien que puede hacer ahora. El libro se cierra con un chillido de la criatura bajo su brazo que protesta y arrastradamente se gira para encontrarse con su futuro interlocutor.

Yo no me escondo-, responde, incapaz de reconocer a la persona del otro lado de la habitación, están muy lejos y aunque está en sus cinco sentidos (mejor que otras veces) su traicionera cabeza no está pensando en recordar el nombre del bonito rostro que tiene enfrente. —Quizá solo no me has buscado bien-, dice, pero antes de que pueda protestar algo más aquella otra persona se dirige a él con gran velocidad. Si tiene la intención de atacar o no, es demasiado lento para evitarlo.

Siseó dolorosamente, no es un dolor físico real, él cree que sí, que su cuerpo un reciente un tacto tan suave y gentil como el de ella al abrazarlo.

¿Qué  tal te encuentras, papá?

Ah, Hannity…-, la boca se le seca. —…Eres tú-, ¿cómo es que puede alejarse tanto en tan poco tiempo? ¿Cómo es que puede olvidar tan rápido el dulce aroma de su presencia? Es que la extraña, a menudo, tanto, que resulta mejor, conveniente, olvidarla pronto. —Estoy bien, si-, se remueve en el abrazo, primero para escapar, luego se da cuenta que es mucho más agradable quedarse ahí para ella. —Hace mucho calor en Londres últimamente, eso es bueno-, continúa. —Me pregunto si…-, el gnomo protesta ante la incomodidad, no quiere soltarlo, pero ahora Hann es lo que más importa. —Me preguntaba si el cambio de estación traería algo también bueno consigo-, tarareó, no se siente bien luego de que se apartan nuevamente, aunque tiene una visión más clara del rostro traslúcido de Hann. —Tal parece que si.

Hay una idea, algo que Hessenordwood ha tratado de sacar a flote con respecto a Hannity últimamente, pero que evidentemente él ha estado evitando. ¿Qué es lo que era?

¿Te quedas a cenar cariño?
 

@ Hannity Ollivander Evans

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Se sentía bien estar de nuevo allí,  ver a su padre que, a simple vista, se miraba bien y más  lucido que aquella vez en la fiesta de la familia Moody, aunque a ella aún le intrigaba el cambio que hubo en él esa noche, de no reconocerla a hacerlo por un comentario que tenía parte de la ideología de su madre. ¿Cómo era que tenía aquellos cambios? Pero sobretodo,  aún no sabía qué tanto había afectado al brujo la intromisión de aquello que había poseído su cuerpo y mente. Después de ello no se le había permitido verlo, pues era Yanna  quien lo había cuidado hasta su recuperación.

Su padre tenía razón, el cambio de estación había traído cosas buenas, le daba un nuevo empleo, la oportunidad de volver a su país, aunque aquello no le garantizaba que las cosas que habían sucedido en Armenia no sucedieran allí también,  sobretodo si era verdad eso de que quién la había llevado era cercano, pero lo que mas valoraba de ese tiempo, lo más importante para ella, era que de una manera,  una muy diferente, estaba de nuevo con sus seres queridos, en especial sus padres.

El gnomo que aún sostenía Garry en su brazo seguía haciendo todo lo posible por soltar su agarre, Hannity lo miró y éste sacó su lengua haciéndole caras a la rubia, para finalmente enseñarle los dientes afilados. 

—¿Te quedas a cenar cariño?

Su mirada gris regresó al Ollivander  y recordó que Hessenordwood le había pedido convencer a su padre de salir de donde estuviera para acompañarles a cenar,  sonrió y asintió -Será un placer.

Sacó su varita que traía en el arnés de su brazo izquierdo y con un Petrificus totalus paralizó al gnomo, le tomó de un brazo mientras él la miraba con odio al momento de que la rubia lo colocaba en una de las mesas donde se cortaban los ingredientes, parecía un adorno bastante feo.

Estira su mano para ofrecerla a Garry -¿Nos vamos? El señor Crouch debe estar esperandonos

Se escuchaban pasos que se acercaban a donde ellos estaban, pero una extraña sensación que recorría todo su cuerpo le hizo detenerse y empuñar la varita con fuerza -Creo que no es el señor Crouch, papá. 

Miró  al Ollivander,  qué tantas cosas podían haber habitado aquel lugar durante su abandono.
 

@ Hessenordwood Crouch

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  • 3 semanas más tarde...

Esos no son pasos, Hannity-, dice, ahogando un quejido. —Son golpes.

No, en definitiva no estaban solos. Ni se trataba de Hessenordwood como ella dice. Pero ni el mismo Garry podía explicarle a Hannity todo lo que en este lugar se guardaba, si no había sido este sitio el origen del caos, al menos sí de su propagación. El licántropo tembló ante esta idea que de pronto lo debilita tanto cómo para poder hacer algo al respecto, pero al menos aún podía mantenerse de pie, aunque no lo suficiente para impedir que Hannity se enfrentara a aquello que siente que se acerca a ellos. 

Puede escucharlo, a lo lejos aquellos golpes pesados y profundos que provienen desde la trampilla que da al subterráneo del local. Y cada uno de esos golpes que da aquello, criatura o lo que fuera, le duele, le estrangula lo más profundo de las entrañas, no sólo lo debilita sino que comienza a hacerse de él desde su interior. Siente que podría devolver el estómago en cualquier momento y solo por eso no puede evitar tampoco que Hannity se acerque a ver qué es eso que tanto le está haciendo daño.

Finalmente no puede contener más la conciencia, se abraza con fuerza su abdomen con uno de sus brazos y con el otro se aferró a la orilla de la mesa de trabajo donde Hannity ha dejado al gnomo petrificado. Y tras un extraño alarido que no es realmente ruidoso escupe una gran cantidad de sangre por la boca que tiene una peste terrible, como si hubiera estado echada a perder. Apenas puede tomar aire antes de volver a expulsar sangre de su boca. 

He-Hess-, sisea como un lamento.

Antes de que pueda caer inconsciente al suelo, el demonio está ahí para atraparlo con suavidad. Ha aparecido ahí silenciosamente como si se tratase de la sombra de Garry, como si no hubieran estado ellos dos separados todo este tiempo realmente. Al pálido hombre le hace falta solo una veloz mirada evaluadora antes de fijar sus helados y blancuzcos ojos a Hannity.

Los golpes se escucharon nuevamente de fondo, aunque con menos fuerza luego de la presencia del demonio en la habitación. 

Es tiempo de irse-, masculló algo que no pareció querer dirigir a Hannity. —Vara de cristal-, mientras aún sostenía el peso de Grelliam sobre uno de sus brazos había preparado su varita y equipada con la magia uzza proyectó un portal conjurando el fulgura nox. —Adelante-, le indica a ella para que lo cruce, no hay tanto encanto en su voz esta vez, mas bien suena bastante apurado.

El otro lado del portal que se puede apreciar es un lugar incierto, es Inglaterra, pero está mas que convencido de que ella no podrá reconocer esta habitación de hotel. Aunque no le importa ahora. 

Acérqueme el asiento más pronto que encuentre una vez que cruce-, seguramente para dejar el cuerpo de Garry descansando ahí. —No dejaré que el portal se cierre, pero vuelva pronto. Aún hay una cosa que tengo que hacer.
 

@ Hannity Ollivander Evans

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