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Centro de Reclutamiento de la Orden de Arqueomagos (MM B: 112993)


Mackenzie Malfoy
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-Curioso. - Mencioné y observe como un ser creado de fuego nos acompaña e intente crear uno, aunque extraño fue que no se creó lo que deseaba y sí un ave de aire. - Esa voz desea un objeto que entregue a su lugar de origen. - Cerraba los párpados. - Y sí desea es verdad que la puedo invocar porque está ligado a mí, ese objeto maldito es un legado familiar. - Cerre el puño y la creación elemental duplicó su tamaño.

 

En ello me percate que respondía a mis emociones y al instante está de desvaneció con solo mi pensamiento, era singular mi vinculación o eso pensaba, en la tierra de los muertos me comentaron que estaba conectado a una serpiente de las sombras y quizás por mi naturaleza esa águila sea también mi vínculo.

 

-@@Sombok ¿Quién eres? ¿Dónde sacas ese poder infernal? - Ello lo decía por la criatura y su poder de mantenerla, en cambio no podía hacer, quizás sea por la influencia del objeto y canalizando un poco mi poder comienzo a crear una sombra que se expande de mi mano, de ésta prolongación sale el objeto, pero éste se encuentra sujeto por serpientes de sombras.

 

Ante un chasquido las serpientes de desvanece y el objeto cae al suelo.

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El objeto cae al suelo al desvanecerse las serpientes de la sombras. Algo había cambiado en @ en el momento en el que me encontraba en el circulo de piedras, lo veo más puro, y vulnerable como un niño, como si deseara seguir por el camino de la arqueomagia dejando todo su pasado atrás; su aura emite una energía curiosamente lumínica y potente, los entes egipcios desaparecieron de la escena.

Miro al objeto en el suelo y la serpiente negra y fosforescente aparece velozmente en la escena y se enrosca en él. Para mi curiosidad despliega unas pequeñas alas.

-Este objeto será desterrado de la tierra y parte de la maldición sera eliminada de tu sangre, pero tienes un largo camino por recorrer para seguir purificando tu sangre y purgar ese legado maldito que se te ha dado-. Vocifera la serpiente

La serpiente alada levanta vuelo y se dirige hacia el centro de Stonehege. A lo lejos se observa un destello azul, y volvemos a la calma y oscuridad de la noche.

La energía se equilibra y la paz remonta al lugar.

-Siento que nuestra tarea aquí esta hecha, tal vez debamos volver con @@Mackenzie Malfoy e informarle todo lo acontecido-. Les comunico a los dos magos que tengo en frente.

Sobreviviente mercenario de Latinhogwarts. Poseo conocimientos sobre magia antigua actualizada a este espacio tiempo.
"Deja que la magia empiece"
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Al sólo pensamiento se crea un portal,esté seguía desprendiendo un aura de muerte y allí lo comenzaba atravesar,al momento de hacerlo escucho un leve siseo y quizás era algo que estaba pronto a descubrir, al llegar al otro lado observó a @@Mackenzie Malfoy , no estaba del todo seguro que ella se encontraba realizando o si @@Sombok llegaría por el portal que aún estaba abierto, mi poder se había incrementado algo. En ese instante una lechuza asiática ingresa y me deja una carta,era de esa escuela y con el logotipo en su sello. En ese instante se crea en mi rostro una sonrisa.

 

"Al parecer fui aceptado para seguir un estudio en idiomas,bueno en realidad es develar si poseo ese don de hablar y entender a las serpientes." Era lo que pensaba y quizás era igual a mi ancestro quien dominó ese arte y era conocido por ser un mago tenebroso.

 

Sin embargo, ante la ausencia de mi objeto mi visión era mas clara y quizás por ello ahora observó en el local cómo mis portales había creado ciertas grietas en el tiempo y estas las comienzo a cerrar, sabía si no lo hacía un evento trágico podía pasar y eso ya me lo había advertido el Uzza,era una desgracia que el líder de la orden del nos se encontraba bajo las sombras y solo se le veía en cuestión académica.

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Observo que el portal creado por @ es abierto con su mente y poder de concentración. Del vórtice se emana un aura de muerte; sensación necesaria para traspasar el umbral pues es un recordatorio de que una parte de nosotros ha muerto en este lugar y volvemos siendo personas diferentes, con las ideas mas claras.

Atravieso el portal sin antes agradecerle a Sebastian y a su murciélago blanco, por su gran aporte, se muy bien que nos volveremos a cruzar en un futuro.

En un abrir y cerrar de ojos vuelvo a estar en el anticuario de Florencia. La bruja @@Mackenzie Malfoy se encuentra sumergida en unos pergaminos muy antiguos ubicados en su vetusto y elegante escritorio. Al lado mio Demian, contiene una sonrisa radiante al leer una carta que una lechuza oriental le acaba de enviar. Me sorprende como le ha cambiado el rostro en toda esta experiencia, se lo ve menos turbado y con una energía que fluye libremente por su ser, sin duda ese objeto le restaba al mago.

Suspiro de un alivio y me dirijo a la Malfoy, a quien le cuento toda la aventura. Es extraño, pero encontrarme en aquel lugar con esas personas quien hace no mucho tiempo eran completamente desconocidos, me genera una sensación cálida de hogar y familiaridad.

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Era curioso como @@Sombok era muy afín a la Malfoy, en ello pensaba que éste tipo de Magia le hacía a fin a su maestro; por suerte aquel que me enseñaba era del mundo de los muertos y estaba dispuesto a corroer toda la esencia vital de la energía para usarla como poder, ésto era mi legado y poco a poco lo comprendía, admito que aún no era suficiente para controlar el objeto de Apófisis, pero eso no quiere decir que algún día vuelva por él, así como una vez mi ancestro uso la espada del nigromante para perturbar y destruir un templo de arqueomago egipcios.

 

Sin embargo, por ahora debería disimular y aparentar ser un aprendiz inconciente de sus habilidades, no obstante esa experiencia me hizo liberar un curioso poder. En ese momento centre mi poder en mi palma de la mano y ésta comenzó emanar destello de un aura oscura que se volvió en un arco de energía. En eso supe que lo devía usar y al tocar el borde, flecha se crea y la lanzó, en eso esta viaja entre dimensiones y termina impactando en la pared y se desvanece, cuando se va deja un símbolo antiguo de la arqueomagia. Acto seguido desaparece mi arco y caigo desmayado.

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Un sutil gesto se dejo ver en su rostro, el peliverde llega a ser cauto cuando se trata del interés primordial que tiene en su vida: la magia ancestral, sea para estudiarla, buscarla o proteger los sitios donde emanaba prolifera en los tiempos en que eran los más propicios. Percatarse de que la joven Maestre de Arqueomagia estuviese enterada de sus dos grandes pasiones, le llenan de agradecimiento por reconocer su dedicación a ellos.

 

 

El Ryvak ha desarrollado ese hábito de guardar el secreto de cuanto sabe sobre la Arqueomagia y no divulgar ninguna de sus actividades a los conocidos o seudo-familiares, sabe perfectamente que es primordial resguardar la existencia de la Orden de Arqueomagos, por ello hasta entablar conversación sobre su dudas con la experimentada Maestre, cuida bien de que sea a solas.

 

 

No por ello deja de otorgar muestras de camadería hacia otros magos como los que se encuentran con @@Mackenzie Malfoy inclina la cabeza y brinda a los dos una despedida así como el deseo de que les sea provechosa la visita a Stonehege. Para el peliverde, no había pasado desapercibido aquel colgante y el peligro que representaba, pues le rodeaba oscura voraz con fascinación por absorber

 

 

Los dos magos se marcharon usando un útil portal y de esa manera quedaron ellos en el despacho para tener una charla a solas, se pensaba mucho las cosas el Ryvak, pero era por su deseo de tomar las mejores decisiones y no solo sucumbir a su impulsividad nata, lo cual es algo que personalmente se está encargando con fiera determinación de dominar.

 

-- Antoni, ya estamos solos. Quizás ahora podamos hablar tranquilos. Me parece que tienes mucho que contarme. ¿Quieres un te?

 

 

Aquellas palabras sonaron a una amable invitación que recibió muy bien calmando sus ansias y respondió con voz tranquila ya que su petición fue escuchada y aceptada, lo cual agradecía el joven mago desde su fuero interno.

 

--Si, por supuesto, me encantaría té de frutos rojos del bosque, es mi preferido, muchas gracias y de antemano me disculpo si no logro expresar coherentemente lo que deseo participar te, lo he pensado mucho y creo que hay un motivo especial que hace muy imperioso que lo confíe a tu saber.--El ojimiel ocupa un asiento cercano a la bruja mientras ella se servía una taza de té y la bebía de inmediato para recobrar la calma.

 

La tela de su traje es ligera en la parte superior, por eso mismo el Ryvak viste una capa negra sobre su hombro izquierdo, la cual le proporciona el calor necesario a su espalda ademas de ser útil por su bolsillo interno donde el ojimiel guarda objetos de importancia como el pergamino que en ese momento saca de el y que esta enrollado y sujeto con una cinta carmesí, en ella el muchacho ha anotado las reliquias mágicas que el antiguo inefable busco y/o rescato de manos codiciosas y ansiosas de poder, un poder mágico que no podrían manejar ya que data de milenios de historia, la lista nombra y especifica los sitios donde se colocaron dichas reliquias para su resguardo seguro en este tiempo, y el peliverde lo entrega a la Maestre seguro de que determinara si los sitios elegidos son adecuados, a sabiendas que de ser requerido, se pondrían nuevos hechizos de ocultamiento y protección.

 

--Aquí se encuentran las nuevas locaciones, espero que sean las correctas, de no ser así, indiqueme a donde desea que mueva las reliquias, será un placer ayudar en ello.--Respiro tranquilo al hacer entrega de la lista, ella sabría mejor que hacer con el registro. Después de esa acción tan elocuente de la confianza que tiene hacia la Arqueomaga, el peliverde se recarga sobre el respaldo del asiento, solo una pausa antes de iniciar el relato que le tiene un tanto intranquilo, pero no mucho, solo algo que sospecha es de cuidado.

 

--Pienso que es mejor si principio con lo que me preocupa, es una experiencia que hace poco tuve, el destino me condujo a una encrucijada y al defenderme de un oscuro fui embutido de magia oscura, aquel mago que maquino todo, lo hizo para librarse de la subyugación de la magia y el poder que otorga una ancestral daga...una daga que proviene de los tiempos de Merlin cuyo intelecto y habilidad, forjo para someter a un mago oscuro especialmente maligno y que obliga al mago oscuro rendirse a las ordenes de quien posee la daga, hice indagatoria sobre la misma es por ello que he tardado en comunicarme. La daga ha pasado de mano en mano, tanto de muggles, como magos, tanto unos como otros han acabado mal, quienes han escuchado de ella le buscan ambicionando el poder que pasa del mago oscuro atrapado en la daga al que la obtiene al quitar la vida del individuo que la posea, unos solo obtienen control del mago que ha recibido el poder de magia oscura de la daga, hasta que el oscuro logra arrebatar la daga y que pierdan el control sobre el oscuro...no la llevo conmigo, desde que me hicieron tomarla,la envié através de un vórtice al sitio donde habita mi padre adoptivo, él resguarda la daga con sequitos de su ejército.

 

Respire profundo, aquella pausa en mi exposición de esa experiencia, solo era para dejar expuesta la situación en que me he sumergido, creo que internamente sabía que diría la Arqueomaga, pero deseo escucharlo de sus labios para asegurarme de elegir con conocimiento sobre lo acontecido y el posible desenlace de aquello. Luego bebí un poco de té, notaba resequedad en mi boca y el beber el delicioso té, alivio esa sensación así como escuchar a la joven bruja.

 

Mi vista iba hacia abajo debido a esa sensación que me acompaña desde que ocurrió aquel acontecimiento, me preocupaba por si eso obstaculizaría mi sincronicidad...que he dejado de lado un tanto, al concentrarme un poco más hacia la búsqueda de magos con la chispa de la arqueomagia, así que era para mi tema muy importante. La escuche con atención y guarde muy bien de sus palabras que me aclaran un tanto mejor lo acontecido y de como esta al momento mi persona.

 

Después de esto platique más animadamente, deje la taza de té sobre el escritorio, entusiasmado al relatarle con lujo de detalle sobre el joven mago que supongo posé la chispa sobre la arqueomagia, dejando claro a la Maestre, que aún no le participo a dicho joven, de que pueden iniciarlo en la Orden (para él está claro que solo la joven puede dar ese veredicto) así que habla de la singular vida del joven y como casualmente el Ryvak presencio interés y potencial en el joven amigo.

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La Malfoy se encuentra hablando seriamente con @. Como ellos son miembros oficiales de la Orden, decido no interrumpirlos. Le hago una seña a @ para que venga a la habitación contigua. Ahí el mago crea una flecha de energía oscura e impacta contra la pared. La misma en dicho trayecto desaparece y aparece alternadamente, dando la sensación de que va pasando entre dimensiones, por un segundo pude ver a la flecha con una forma compleja, como un frac tal que se desliza en espiral, siendo su trayectoria parte de la misma flecha, como si fuera un objeto 3D.

-Increíble Demian! - Quedo sorprendido por los poderes incrementados del mago.

La sorpresa se vuelve mayor cuando mi amigo Luxure cae rendido de boca al piso.

Inmediatamente lo vuelco hacia arriba y me alivio al ver que respira. Le impongo las manos en su cabeza, precisamente en la coronilla y en su tercer ojo y mis manos se tornan de un color turquesa, intensamente brillante.

Cierro mis ojos y me doy cuenta como la flecha creada por Demian abrió un portal a la quinta dimensión. En mi mente veo mándalas al principio y luego un fondo blanco, un poco distorsionado. Ahí se presentan dos seres que distingo como mis padres, aquellos que no veo desde que me dejaron en la otra escuela.

Mi madre una bruja Amazona, y mi padre un Chaman Licantropo. Ambos lucen ropas tribales y proyectan una sonrisa en su rostro.

- Hola hijo! Veo que has despertado tus poderes de arqueomago. -Dice dulcemente mi madre.

- Has seguido tu intuición y por eso has llegado a este lugar en Florencia para conectarte con los poderes que tienes en tu sangre. - Complementa mi padre.

-Nosotros estamos viviendo en una montaña sagrada, que por el momento no te podemos revelar la ubicación, pero cuando estés listo te recibiremos con los brazos abiertos. - Dicen al unisono, como si su voz fuera una.

- Cuando? - Pregunto

- Has de aprender muchos conocimientos en tu nueva escuela para aplicar a tus futuras aventuras... Estas donde tienes que estar.

- Hemos venido a decirte que cuides a Demian Luxure , tienes un potencial compañero y aliado de aventuras, con muchas contradicciones en su sangre y antepasados... Tan solo fluye en esta nueva etapa.

Dicho esto una chispa me obliga a abrir los ojos. Demian se esta despertando. Me pregunto si habrá visto a sus padres al igual que yo...

Por mi parte un éxtasis de felicidad invade mi cuerpo por la visión que acabo de tener. Muchas preguntas surgen a medida que ciertas certezas se asumen.

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  • 6 meses más tarde...

Sus pulmones queman. Cada célula de su cuerpo exigía oxígeno, un elemento tan vital pero escaso en ese preciso momento. Las manos que apretaban su cuello no aflojaban ni por un segundo, sin importar su desesperada lucha. Su mente comienza a divagar, sin ser capaz de recordar lo que sucedía hace minutos atrás ni el porqué se encuentra en aquella situación. Todos sus pensamientos se ven reemplazados por el instinto de supervivencia que le exigía mantenerse respirando. Pensamiento que pronto es reemplazado. Miedo.

Su visión se vuelve borrosa. A pesar de ello, puede reconocer a su atacante ¿por qué no podría? ¿qué tan difícil era reconocer su propio rostro, su propia voz y sus propias manos? La oscuridad poco a poco se va apoderando de su ser, su voz interna preocupada por el oxígeno lentamente comienza a disminuir. No logra observar la sonrisa que nacía en el rostro del atacante. Solo escucha una frase antes de dejar de luchar. Una lágrima por el sobreesfuerzo cae por su mejilla. Una lágrima que no logra sentir. Ya no tenía nada. El silencio es lo único que queda.

Una suave luz golpea su rostro, por lo que sube la sábana para cubrirse. Sabe que es su elfo quien ha abierto las cortinas de la habitación para despertarlo e iniciar un ocupado día. También sabe que lo anterior había sido otro sueño más. Aprovecha la protección de la sábana para secarse la lágrima que aún se mantiene débilmente en su sien. Se estira perezosamente pero no se levanta. No tiene ganas de hacerlo. Suspira. Reúna fuerzas que piensa no tener y se levanta de cualquier forma. Sabe que no le hará ningún bien quedarse en la cama autocompadeciendose, es un día ocupado. Todos los días lo eran.

La mañana y la tarde pasan más lento de lo que deseaba. Sabe que no tiene sentido seguir posponiendo el análisis de aquél sueño. Su trabajo a lo largo del día ha sido, por decirlo menos, mediocre. Había encontrado un par de errores que, por suerte, encontró revisando una segunda y tercera vez. No puede continuar así. Toma una pluma y comienza a escribir un par de cartas para reagendar las reuniones que tenía agendada. Por suerte, ninguna reunión era muy importante o urgente, solo eran reuniones protocolares por su trabajo en el SMS. Un par de buenos vinos servirían como disculpa suficiente.

Ordenando sus asuntos simplemente gira sobre sus talones y desaparece causando que un par de papeles revoloteen en el lugar. Su elfo se acerca a corregir aquel desorden, no se preocupa por la desaparición de su amo ya que lo conoce tan bien para suponer cuál sería su destino. Tampoco le fue difícil notar el nivel de distracción durante el día, así como el rostro cansado que había mostrado durante la última semana. Sabe que algo le pasa a su amo, también sabe que tarde o temprano encontrará una respuesta por sí mismo. Así había sido a lo largo de estos años.

Ningún habitante de aquel pequeño pueblo ignora la presencia del recién llegado. Todos se acercan, con menor o mayor grado de calidez, a saludar al mago. Siente un leve malestar en su estómago, reflejo de su sentimiento de culpa. Pocas veces visitaba aquel pueblo y casi siempre que lo hacía era algo más que una simple visita. Saca de su monedero de piel de Moke un par de golosinas y se lo regala a los niños que alegremente se acercaban a recibirlo. Con mayor dificultad de la que esperaba, se acerca a la tienda donde su maestro se encuentra.

El olor a incienso invade sus fosas nasales. No reconoce la hierba o la mezcla de éstas. Recuerda que al principio aquel aroma no le terminaba de gustar, ahora era tan familiar y cálido que no podía evitar sentirse a gusto y calmado. Sin embargo, aquella calma se desvanece al ver el rostro de su maestro. Una nubosidad blanquecina cubría ambos ojos, un signo claro de cataratas. Aquella vista le estremece. El tiempo era imparable, olvidarlo solo hace que el alma se retuerza de dolor cuando aquella verdad desatendida golpeara su rostro.

La voz no le sale. En realidad, ni siquiera era capaz de formular una frase aunque su garganta se humedeciera. La sonrisa inmaculada de su maestro le recuerda otra verdad: no se ha rendido al tiempo porque, para empezar, nunca luchó contra él. Aceptar al tiempo era distinto a rendirse ante el tiempo y la entereza que demostraba a pesar de su marchito cuerpo, resulta el ejemplo claro de aquella diferencia.

Maestro, — saluda con una cortesía poco natural.— perdóneme por no visitarlo tan seguido como se lo merece.

La reverencia que hace Goderic no dura demasiado, pues su maestro lo detiene. Luego de unos momentos de plática liviana y casual que resumía los años separados en experiencias más que nada graciosas, es su maestro quien saca el tema. El mago no sabe si es porque siempre que realiza una visita tiene preocupación o es porque su maestro le conocía lo suficiente como para reconocer en su rostro y voz alguna inquietud. Sonríe culpable.

Desde el momento en que había retomado su camino en la Orden Oscura, Goderic lo supo. Llegaría el día en que le pesaría esa decisión. «¿Te arrepientes?» Esa era la pregunta que se hacía continuamente y la respuesta variaba según el día e incluso la hora. Sabía, o creía saber, que era una herramienta que le ayudaría a conseguir sus propósitos; que no había artes malos ni buenos. Sí, lo entendía pero ¿podría mantener aquél sútil y delicado equilibrio? ¿No estaba sobrealimentando al lobo negro y dejando desnutrido al blanco?

Sé lo que te preocupa. Cada vez te haces más fuerte pero, como todo en esta vida, temes a la dualidad. El hacerte más fuerte te hace más vulnerable a la vez. Sin embargo, debes recordar que el poder que manejas no es peligroso por invocar fuerzas demoníacas, es peligroso porque tú le das el poder de ser peligroso para ti.

» La oscuridad no se apodera de ti por ocupar un tipo de magia, es lo que haces con esa magia lo que te acerca o mantiene a raya a la oscuridad. Ambos sabemos que tienes claro estos hechos ¿para qué venir a mi? ¿quieres que te dé una respuesta que solo tu puedes encontrar? ¿quieres que te diga unas palmaditas en la espalda y te diga que todo estará bien? Pues eso no lo haré. Creo que estás listo para que puedas confiar en tus propias decisiones. Cuestionate todo lo que necesitas cuestionarte, no importa las veces que haga falta. No temas cambiar de opinión y corregir tus acciones. Solo así no te perderás en la oscuridad. Solo así podrás ser tú mismo.

» Confío en ti, estás listo. Por lo mismo... ve a hablar con Mackenzie Malfoy. No, no temas al apellido. Ella te podrá explicar algunas cosas, cosas que yo no sé mucho. No le digas nada. Creo que ella sabrá reconocer en ti la
chispa que yo veo. Eso espero. Ahora vete, este saco de huesos necesita descansar.

De pronto, la la imagen de su maestro se vuelve un mar caótico. Su rostro sereno se va entremezclando con el resto de la tienda. Reconoce que ha sido transportado, no sabe si fue forzado a usar la desaparición o había algún elemento que funcionase de translador. Quizás el jarro de greda del cual bebía té y que aún sigue en su mano. Observa su entorno y reconoce encontrarse fuera de lo que parecía un negocio, reconoce estar en Italia gracias a la vista del Duomo de Florencia.

«Bueeeno... ya que estamos aquí».

Entra con cuidado, aunque le parece un poco desubicado hacerlo a aquella hora, casi entrando en la noche ¿quizás estaría pronto a cerrar? Además, siente que la situación es un poco extraña ¡ni siquiera sabe qué decir al encontrarse con la bruja! Quizás debería inventarse una historia interesante o fingir la necesidad de usar el baño. No lo sabe. Lo único que sabe es que debe reunirse con la ex viceministra de magia por una razón que desconoce y en un horario más bien inadecuado.

Hola... ¿buenas...tardes? — dice luego de armarse de valor.

Solo quedaba improvisar.


@@Mackenzie Malfoy

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El tiempo no era lo más adecuado para ir al encuentro de un posible aspirante a la orden de arqueomagos, todo era complicado debido a la guerra, pero Ryvak intentaba hallar a Axel entre los valientes magos que resistian el embate del conflicto bélico. Era casi imposible pasar desapercibido al ir preguntando por el joven en los distintos locales que aún frecen sus servicios, los curiosos y otros "preocupados" ciudadanos, adivinaban que algo diferente "impulsaba" al peliverde a indagar sobre aquel castaño que hacía muchas lunas nadie había visto por los lugares habituales por los que solía ir... era extraño...

 

El ojimiel paro a escasas dos cuadras de donde sabe se encuentra el local donde Mackenzie suele encontrarse, pero Ryvak no tiene información sobre su primo lejano. Exhala el aire y se recarga sobre el muro de aquella edificación, tal vez no está colocando bien sus prioridades... tal vez los tiempos no sean adecuados para continuar como aquella vez en que se reunió con la Maestre...

 

En la Escuela de Arqueomagos de Florencia, también la situación es distinta y hace bastante que Ryvak Dracony no tiene reunión con Viviana, su guía y consejera...

 

Está indeciso de que hacer, pero debe tomar una postura y se pregunta si mejor marchar de nueva cuenta a Florencia.

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Los papeles se amontonaban en el despacho de Mackenzie Malfoy. Una pila de gruesos tomos de páginas amarillentas y desgastados lomos, que llegaba hasta casi la cintura de la bruja, se mantenía en precario equilibrio junto a un escritorio de caoba con incrustraciones de oro y ébano, repleto de pergaminos extendidos y libros abiertos, dispuestos en todas las direcciones. Los estantes de madera, que cubrían casi por completo dos de las paredes de la estancia, estaban removidos y desordenados, varios compartimentos secretos abiertos de forma descuidada, algunos libros fuera de su lugar, otros medio abiertos o posados horizontalmente, como si se hubieran dejado así provisionalmente, delatando que su último lector aún no había terminado de consultarlos.

 

La bruja, que rondaría el último tramo de la treintena, se encontraba de pie junto a la balconada cubierta de gruesos cortinajes verdes y unos tenues visillos que aún dejaban ver unas espectaculares vistas al Duomo de Florencia. Caminaba despacio, a un lado y a otro, ensimismada en la lectura del libro que portaba abierto en sus manos y su varita se movía con rapidez por toda la estancia, abriendo y cerrando cajones para extraer de ellos extraños objetos, notas, pergaminos y hasta algún recuerdo polvoriento, que volaban desde todas las direcciones de la habitación hasta depositarse en el lugar escogido por la bruja, ya fuese la mesa más próxima, el propio suelo, su escritorio o sus mismas manos. En alguna ocasión, cuando el espacio de uno de esos lugares se agotaba irremediablemente, la bruja se acordaba de hacer retornar de vuelta a su sitio algunos de aquellos objetos, por el mismo procedimiento de agitar la varita con descuido y seguir caminando con la vista fija en las páginas del libro, nota o pergamino de turno, pero con el mismo ensimismamiento consciente que hacía bien patente que la mente de Mackenzie se había separado hacía mucho de un cuerpo, que a pesar de su buena figura, lucía descuidado y olvidado, probablemente desde hacía varios días.

 

Poco tenía que ver aquella arqueomaga con la política que el mundo conocía. Mackenzie jamás se hubiera permitido tamaño desorden en la Mansión Malfoy o en su antigua oficina del Ministerio de Magia. Y pocos eran los que la habían visto con unos vaqueros raídos, una camiseta ajustada y unos cabellos tan llenos de polvo que había optado hace horas por abandonar los encantamientos para mejorar su aspecto y atarlos, en cambio, en una improvisada coleta.

 

Se acercó al escritorio y, dejando el libro abierto a un lado, comenzó a garabatear unas apresuradas notas.

 

Perú, clavo perfectamente tallado de 18 centímetros fosilizado en roca. Entre 75.000 y 100.000 años. Siglo XVI.

 

Francia, piedras talladas y monedas. 15 metros de profundidad en estructura calcárea. Alta carga de magia antigua. 300 millones de años. Siglo XVIII.

 

Escocia, cadena de oro con animal tallado. 200.000 años. Siglo XIX.

 

Springfiled, martillo de cuarzo de gran belleza. Poderes lumínicos. 1 millón de años. Siglo XIX.

 

Nevada, tornillo con punta afilada, encontrado en feldespato. Incorpora potente maldición. 21 millones de años. Siglo XIX.

 

Illinois, pieza extraña de una aleación de cobre desconocida. Corroída, redonda y con aristas. Espesor uniforme. Aparente moneda con la efigie de cara femenina coronada, con detalles grabados al ácido (?). En el anverso, figura de animal, parecido a un caballo y leyenda en escritura desconocida. 30 metros de profundidad. 150.000 años. Siglo XIX.

 

Bohemia, pieza cúbica incalificable pero de indudable manufactura mágica, en bloque de carbón terciario. Siglo XIX.

 

México, jarrón de hierro. 300.000 años. Siglo XX.

 

Texas, cuchillo fósil de 140 millones de años. Encantamientos activos. Potente carga mágica. Siglo XX.

 

Egipto, jeroglífico de Abydos, aparatos voladores. Datación desconocida. Contaminado.

 

 

Se giró en redondo cuando oyó una voz varonil saludándola. Tan absorta como estaba en aquellas notas, no se había percatado de la llegada del hombre que la miraba desde la entrada.

 

—¡Goderic, qué sorpresa verte por aquí!

 

La genuina sorpresa por tan inesperada visita casi logró que Mackenzie se olvidara de saludar.

 

—Buenas tardes y perdona este desorden. —La bruja no pudo disimular una punzada de vergüenza mientras señalaba con gesto compungido el caos que reinaba en el despacho en aquellos momentos. Se apresuró a mover la varita de forma apresurada, para hacer algo de sitio en un diván junto a una mesa bajita. —Siéntate y cuéntame qué te trae por aquí. ¿Quieres tomar algo?

 

Apartó dos libros abiertos en la mesita para hacer hueco a unas viandas, mientras se preguntaba cuál sería el motivo de la visita del antiguo líder de la Orden del Fénix. Aunque en los últimos tiempos se habían cruzado ocasionalmente, hacía años que la bruja no había hablado realmente con el mago. Tampoco era que hubieran tenido una relación muy íntima en el pasado, pero sin duda alguna, no era alguien desconocido para Mackenzie, ni mucho menos. Esperaba que la Orden del Fénix no la reclamara en aquellos momentos en los que estaba a punto de emprender un proyecto que había venido posponiendo durante años.

 

Se recostó en el diván, relajándose con un whisky de fuego en la mano, mientras esperaba la respuesta de Goderic y seguía a medias soñando con el proyecto que la tenía absorbida desde hacía un tiempo. No podía dejar de dirigir la vista a los libros que había apartado a un lado, encima de la mesa. Uno era el Critias, de Platón y narraba una guerra sucedida en tiempos de leyenda, entre una Atenas prehelénica y la Atlántida. El otro, la historia de otro mundo perdido, el Shambala.

 

Una figura se dibujó afuera del despacho, a través de los visillos de la balconada. Era Anthony. Se preguntó si vendría a ver a Viviana. Hacía poco, su madrina le había comentado que no sabía nada de él.

 

@@Goderic Slithering @@Anthony Ryvak Dracony

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firma
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Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
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