The Hipster Coffee (MM B: 113133)

[Eobard Thawne]

Mientras aguardaba a que la ayuda llegara al negocio familiar, esferas acuosas de diversos tamaños y colores comenzaron a inundar el techo, como si se tratase de una exposición de arte abstracto; sin duda, la máquina mezcladora estaba peor de lo que creía, y había creado combinaciones de líquidos fuera de lo habitual. Confiar en que el contacto entre estos cuerpos de agua era inofensivo, fue su primer error. 

Dos esferas, una de tonalidad avellana y otra más turbia, como si fuera esencia de gurdirráiz, colisionaron, desembocando en una corriente de agua que empujó ligeramente al castaño, quien ya blandía su varita, hacia la barra de caoba. 

⎯⎯¡Aries! Gracias a Horace que te ha encontrado. También es un gusto verte de nuevo, sobre todo después del asunto de la guerra. Ojalá fuera en mejores condiciones, literalmente. ¿Cómo estás, te parece buen momento para retomar esta inversión?

Con una cabezada, señaló hacia el desastre que se cernía sobre sus cabezas; casi por instinto, realizó una floritura con el fragmento de nogal negro, para reducir la velocidad de movimiento del agua, pero sólo era una solución temporal. Planeaba discutir una forma de resolver eso entre ambos, cuando una tercera voz entró en el juego. Rebuscó rápidamente entre sus memorias, pero no tenía registro de ella. 

⎯⎯Buen día. Hum, digamos que sí, pero no creo que tiente a la suerte de probar un sabor aleatorio ⎯ se giró para responder a la joven pelirroja, ladeando ligeramente la cabeza en ambas direcciones ⎯. El local estuvo... inhabilitado por los estragos de la guerra hace años, y estos híbridos de máquina mágica-muggle resienten el desuso. Ahí el por qué nos vemos ante un extraño caso de inundación. 

Apretó ligeramente el puño con el que sostenía la varita mágica, como si temiera que el hechizo dejara de surtir efecto. Si bien, los encantamientos no se le daban mal, la ralentización del movimiento sólo era un efecto temporal. 

⎯⎯En cuanto resolvamos esto, la casa invita la primera ronda de infusiones, o de café. 

[Noeline Malfoy McFarlan]

La situación no era la más halagadora para aquel local, el abandono era evidente y ambos caballeros parecían estar buscando una solución. Las máquinas más allá de ellos parecían cobrar vida propia, pero no la más agradable, lucían un poco... Torció el gesto, no lo podía contener. Pero enseguida se dio cuenta e intento formar una ligera sonrisa y alisar su ceño, a la vez que escuchaba las palabras de aquel que parecía ser el propietario.

–¿La guerra?– Soltó la pregunta sin poder contenerse. Tenía poco menos de un año que había regresado a Europa luego de casi una década de haberla abandonado y de estar perdida en algunos rincones lejanos del mundo sin noticia alguna de su lugar de origen. Desde que regresara a sus oídos habían llegado comentarios de algunas agitaciones en el mundo mágico, agitaciones que había asumido que sólo eran movimientos ideológicos no que se pudieron describir como guerra. Las personas más cercanas de su familia también se habían encontrado en situaciones bastante similares, por lo que no era un tema recurrente en su círculo más cercano.

–Eso me gustaría– comentó ante la posibilidad de una bebida gratis. –Si pudiéramos tener un café irlandés sería estupendo.– Y se dirigió a una de las mesitas, el libro sería una buena compañía durante la espera.

 

@ Eobard Thawne  @ Ky.

[Darla G Dumbledore]

Tenía pocas opciones en el mundo mágico, la idea principal de la pelirroja era poder retirase una vez que supiera que su cuñada estaría bien sin ella. Gracioso, siempre encontraba algún alma perdida que proteger y demoraba su partida. Suspiró mientras se envolvía en su capa, caminando por el callejón, con sus cabellos ocultos y de u n color más oscuro del habitual.

Así perdida en sus pensamientos dio de repente con una vitrina a través de la cual pudo observar una mesa de caoba sobre la cual se observan diversas máquinas. Se detuvo con curiosidad, las máquinas poseían etiquetas, eran brillantes, seguramente de acero, pero la barra se veía relativamente vacía. Sus ojos se elevaron y observó los menúes de las infusiones, cafés y tés, o más bien era como un cuadro que representaba un mapamundi y el origen de cada infusión.

—Hummm… interesante, quizás podría sacar alguna idea —murmuró mientras enfilaba sus pasos hacia el ingreso, sacudió levemente sus pies para despejar la tierra que pudiera haber en la suela de sus zapatos de tacón alto.

Cuando ingresó se dirigió directo a la barra, echando la capucha de su capa hacia atrás y aflojando un poco la misma, dejando a la vista un vestido gris. Se detuvo finalmente frente a una máquina que ofrecía té la variedad le atrajo especialmente: té negro ceylon con esencias naturales de rosa francesa y vainilla. Como si la máquina le leyera la mente una taza apareció en el lugar y la manija se bajó, sirviendo la infusión.

Darla tomó la blanca porcelana que contenía la aromática infusión y se dirigió hacia una de las mesas y se acomodó en el asiento de roble, desabrochando su capa, y dejándola en la silla junto a ella. Sus ojos se cerraron por unos breves instantes, dejando que el aroma del té llenara sus fosas nasales. Era un momento realmente placentero, como hacía tiempo no se permitía tener.

@ Eobard Thawne