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Santuario de Criaturas Scamander


Zoella Triviani
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La bruja se incorporó mostrando un carácter fuerte que no la hace mostrar debilidad, lo que hizo que el mago admirará su temple, escucho aquel intercambio de broma entre las damas y sospecho que ambas se conocen de más tiempo. La rubia dama utilizo su varita para que la ropa de la chica luciera mejor y eso seguro que la joven le agradecía, no es bueno mostrar rastros que inclinen a los curiosos a entrometerse ofreciendo ayuda que en realidad no se buscaba.

 

@ se acerco un poco más a la criatura y también ella coincidía en que hay que darse prisa antes de que se descongele la criatura y demuestre su descontento por la táctica utilizada por el ojimiel, menciono la alternativa de usar la desaparición conjunta a lo que la rubia bruja respondió con otra idea que seguramente la aristócrata concibió ante la nula habilidad de la aparición y desaparición, aquella tenía cierta pizca de ingenio de una mente bastante abierta, pero el joven mago la miro con seriedad inusual propia de su juvenil edad al descartar su propuesta.

 

--Me temo que no elegante dama, los objetos mágicos se utilizan como es su propósito y no como uno imagina--Dijo parafraseando las palabras del Uzza que le instruyó en la última de sus clases en la universidad. -- la gema es un traslador permanente, es cierto, pero si lo tocamos nos enviara a cualquier parte de Londres, lejos de la criatura, porque su función es alejar para salvaguardar cosas de gran valor, y no se controla a voluntad a donde ese traslador debe enviar a quien lo toque, si así fuera, se podría enviar directamente al Departamento de Seguridad Mágica o el mismo Azcaban ¿verdad? lo que sugiere la señorita es mejor, pero me temo que mi amigo no puede ser de ayuda, ni siquiera a asistido a Hogwarts, y no veo que halla alguien más ¿pueden llamar a alguien? porque si no, mejor es que me prevenga. --Dijo al momento que dio un paso atrás y levanto su varita para cortar el espacio tiempo de arriba abajo con un movimiento firme de su brazo, al momento se abrió un portal mágico en el que se arremolinada una luz verdosa en la oscuridad del interior del portal, si la criatura se descongelaba, mejor llevarla a otro sitio, donde no hubiese gente que saliera herida.

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Ambos magos comenzaron a lanzar ideas al azar para trasladar al felino. Por mi parte, sentía aún el palpitar en mi cabeza junto al dolor disminuido en mi costilla. El joven mago abrió un portal y por mi parte negué con la cabeza - Querido, ¿Como piensas pasar al Nundu por ahí? Mejor hago un traslador - mencioné acercándome a una rama que sobresalía de un arbusto. Con mi varita hice una pulcra floritura para luego acercarme al par a mi espalda.

 

- Toquen el lomo del cachorro - mencioné, acercándome hasta ellos. Toqué el lomo igual y cerré mi mano sobre el traslador. Sentí el conocido tirón en mi ombligo para luego aparecer dentro de la inmensa jaula resguardada donde horas atrás había verificado la cerradura.

 

Caí al suelo, me sentía aún un poco débil por los recientes acontecimientos. Sin embargo, como si nada volví a levantarme. Segundos fueron los que pasaron cuando las semillas de hielo culminaron su efecto. Yo estaba a medio parar y tanto Lucrezia como Anthony estaban bastante cerca del cachorro.

 

Alarmada, les hice seña para que se quedaran quietos mientras tomé la llave africana de mi bolsillo. El Nundu estaba aturdido, observó a todos lados y soltó un inmenso rugido. Con mi mano, les pedí que se movieran lentamente hasta quedar a mis espaldas, y con la otra mano realicé una señal de silencio. Mientras más cautelosos seamos aprovechando su aturdimiento, más rápido saldríamos de sus aposentos.

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No era muy comprensible la reacción de la rubia bruja pero evitando que se enfrascaran en un alegato que en nada ayudaría, la joven bruja llamada Zoella, paro aquel intercambio entre la ojiazul y el mago con una estrategia más eficaz (Que el ojimiel no propuso debido a que no está familiarizado en crear trasladores como los funcionarios de transportes que si que saben sobre ese tema).

 

El peliverde la miro mientras la joven tomaba una rama y tras pensar en el hechizo pertinente, una luz azulada recubrió la rama, el traslador estaba listo, no había duda de que la joven sabe lo que hace. Nos indicó tocar el lomo de la criatura y el traslador realizo lo que se esperaba, trasladarnos a donde se encontraba la jaula destinada a la criatura salvaje, que es enorme para darle el suficiente espacio para hallarse cómoda pero en cautiverio, habiamos llegado justo a tiempo, el hielo se retiraba finalmente del cuerpo del nundu que parecía despertar del momentáneo letargo anterior, era una oportunidad única de sentir la suavidad de su pelaje, por eso alargue el tiempo de tocarlo hasta que las señas que nos dirigía Zoella, nos recordaba de lo peligroso que resultaba permanecer al lado de la criatura.

 

Pase saliva en seco, lentamente levante mi mano del lomo de la criatura que estaba aturdida, su potente rugido me hizo llenarme de nervios...¿sería prudente volver a usar la varita?...la indicación de Zoella era que no, más bien nos apuraba para movernos cautelosamente despacio, sin movimientos bruscos, no lo tenía enfrente gracias a Merlín, así que deslice mis pasos lo más suave de que fui capaz, sintiendo el correr de la adrenalina que me invitaba a correr...pero mejor era colocarnos a la espalda de la bruja como ella pedia y guardar silencio hasta que lograramos salir de la jaula.

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<¡Se la lanzo, SE LA LANZO!> exclamó en su mente la voz más irritada de Lucrezia, esa que siempre lograba acallar para dar continuidad a sus formas parsimoniosas y altaneras. La corrección que aquel mago de horrible - así lo veía ella - cabello verde hizo que sus pensamientos se alteraran aunque su semblante no lo expresase. La sola idea visual de lanzarle la Gema de la Desaparición a Antoni y que éste apareciera en medio de una aldea de caníbales que se limpiaran los restos de carne entre los dientes con el filo de sus huesos le parecía completamente viable y agradable. Sin embargo, su necesidad de mantener la compostura la detuvo de realizar tan impulsivo acto; el mejor castigo para aquel impertinente mago sería, sin dudarlo, la indiferencia que ahora denotaba la Médici.

 

La blonda italiana ignoró por completo el portal que había invocado Antoni para transportar al Nundu, sabiendo de su incapacidad para movilizar a la joven criatura y al resto de los presentes al mismo tiempo. Al parecer la inteligencia del mago no era tan infalible como quería aparentar corrigiendo a una bruja que la superaba en edad y preparación. Ante la negativa de Zoella de utilizar la vía propuesta por Antoni, Lucrezia le regaló a este último una sonrisa superada. Caminó junto a la bestia congelada, notando los cada vez más distinguibles signos de descongelamiento, y se paró a su lado para seguir las indicaciones de la Triviani.

 

- Es lo que pasa cuando corriges a alguien superior a ti. - murmuró estando cerca de la mortífaga, lanzándole una fugaz y maliciosa mirada a Antoni. - Vamos.

 

Al tocar el lomo de la criatura, tal cual había indicado Zoella, la aristócrata tendió su brazo izquierdo y pronunció un apenas perceptible pero claro <Accio>. La capa de invisibilidad, que había quedado tendida improvisadamente sobre el césped, se elevó en el aire y llegó hasta su mano segundos antes de que el traslador se activara. Tomó con firmeza la sedosa tela con sus dedos y cerró los párpados, esperando ser tragada por la magia de aquel artilugio de transporte. Dicho y hecho, la presión en su estómago se hizo sentir con impresionante rudeza y la atmósfera que la rodeaba cambió radicalmente.

 

Sus dilatadas pupilas volvieron a recibir la luz solar cuando se incorporó. Observó a ambos lados de la posición en la que había aparecido en busca de sus acompañantes, esperando que éstos hubieran seguido a pie juntilla las indicaciones de la miembro del Concilio. El instantáneo alivio que se apoderó de ella una vez los rastreó fue quebrado al instante cuando el estruendoso rugido del Nundu atravesó el aire con irreverencia. Levemente de cuchillas, con las piernas arqueadas, Lucrezia comenzó a caminar con medido cuidado hacia donde se encontraba Zoella, a quien intuía en la situación más difícil. Su nerviosa mano intentaba mantener cautelosamente elevada su blanca varita. Se movía de costado, como un cangrejo.

 

- Zoella, sal primero, yo me ocupo de distraerlo. Deberás cerrar la jaula. - le susurró con un tono suficientemente apaciguado como para que el intuitivo oído del Nundu no la detectara. - Todavía puedo resistir un par de arañazos.

 

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La imponente criatura olisqueaba para encontrarnos, yo no podía apartar la vista de ella, tampoco me animaba a moverme o hablar para saber si mi amigo Alukar se había sumado a trasladerse con nosotros a dejar a la criatura, agudice el oído para poder escuchar...creo que en eso él me tiene ventaja, porque según una ocasión me dijo Reacon, que sus sentidos están más desarrollados que los humanos y aunque Reacon me asegura que soy un paladin (¡Quien diablos sabe que es ser un paladin! XD!) yo me siento como un humano y si me descuido un segundo, el segundo en resultar herido sería seguramente yo...

 

Los segundos se arrastran mientras la distancia a la salida de la jaula se ve como si estuviese a un kilómetro de distancia...cerré mi boca, tenía que calmarme y pensar, no podíamos quedarnos sin hacer nada y con las manos palpe si la puerta estaba cerca mientras mentalmente repasaba los recursos que tenía...si, podía cerrar la jaula y usando mi amuleto contra defensas carcelarias será muy útil para escapar de aquí en una pieza...

 

Miro a los más cercanos y dentro de mi rango de visión, para ver si están bien y que hacen...espero que no sea ninguna locura, siento en la garganta como si tuviera una esfera macisa que me impide respirar libremente, pero hay que concentrarse y vencer los instintos primitivos para gobernar los y hacer uso de ellos de forma inteligente, después de todo es como los desafios que nos preparan en las clases de la universidad mágica para vincularnos a los libros de hechizos eso es! ... es solo un reto más...

 

Veo entonces a la rubia llegar a nosotros y aclara que puede encargarse de distraer el nundu o dar tiempo para que salgamos...si, me parece bien, pero decido quedarme, en los retos es mejor hacer les frente. ^_^

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El nandu era una bestia impresionante realmente se necesitaba mantener a raya en la jaula Antoni y Zoella estaban atrapados era momento de que hiciese algo para ayudar corro dentro de la jaula y me tropiezo (piernas no me fallen a hora).

 

Me pongo de pie con el cuerpo adolorido e intento frenar al nandu corriendo en dirección asía donde esta me planto de enfrente lo cual no le hace gracia y trata al instante de atacarme da un zarpazo y me tumbo asía un lado para evitar que me pesque pero la criatura no se iba a detener solo con eso, ruedo asía adelante con rapidez para agarrarme de una de sus patas al instante el nandu se zangolotea para tratar de darme un mordisco me agarro firmemente a su pelaje dando saltos para evitar que me ensarte con las garras de su otra pata no durare mucho así pero espero que le dé tiempo suficiente a Antoni y Zoella para hacer algo en ese momento con sus garras logra agarrarme por la ropa y me avienta por los aires como un muñeco de trapo sinceramente no esperaba un mejor resultado pero al menos el nandu ya tenía la atención centrada en mi muchos dirían que mis decisiones son suicidad pero yo pienso que es mejor morir a perder la vida el nandu me seguía observando listo para atacar en eso momento mi principal objetivo era no morir.

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Por ahora no percibo lo que hace la miembro del Concilio, yo creo que al contrario, ella espera ser la última para luego usar la llave, la que encontramos en la reserva y que de seguro resguardara a la criatura en esta jaula. Las acciones que ejecutamos por ahora, es de tener cuidado para salir inlesos y por supuesto, no crear sufrimiento a la criatura, tal vez piensan exhibirla como parte de las atracciones del tour especial...vaya idea genial! solo que la escapatoria de la criatura no debe haber estado planeada en el programa.

 

Algo imprevisto ocurrió de pronto (debí imaginar que algo así pasaría al estar mi amigo presente!)

 

Abro los ojos de sorpresa...mis brazos caen a los lados mientras con la boca descajada miro a mi amigo Alukar correr y como la criatura lo mira...¡increíble! Alukar es un mago de impulsos suicidas! ¡mira que ponerse al alcance de sus garras y sus fauces! es impresionante y la escena me recuerda al gato de mi amiga cuando juega a atrapar pájaros...su cabeza gira lo necesario mientras sus felinos ojos mantienen el contacto con la "presa" la criatura manotea tratando de atraparlo...¡rayos! ¡que nervios!

 

"El entrenamiento y los errores son los mejores maestros de la vida..."--Palabras de una de mis profesoras que me dan pauta a intentar ayudar a mi amigo y a los demás, después de todo llevo los objetos mágicos obtenidos de los libros de hechizos, mi varita muevo y dirijo a los ojos de la criatura las Arenas del Hechicero para cegarla por unos minutos mientras podremos salir más fácil, llamo con un ademán a Alukar, la criatura puede oirnos pero si no hablamos le costará un poco más, de mi bolsillo saco el frasco inrrompible que llevo con las semillas de fuego y lo estrello contra las rejas al costado de la jaula para que el ruido le haga voltear hacia ese lado y tengamos vía libre para avanzar en dirección a la puerta, un Accio y recupero mi útil frasco, solo espero que aprovechen las jóvenes a salir mientras yo llego hasta Alukar le tomo por el hombro y uso un Salvaguarda Mágica para volvernos intangibles y a pesar de que el nundu varias veces atraviesa nuestros cuerpos, estos son intangibles y no llega a lastimarnos, así llevo a mi amigo a través de los barrotes de la jaula para ponerlo a salvo.

 

@ @@Lucrezia Di Medici Di Médici

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Tanto Anthony como Lucrezia siguieron mis indicaciones al pie de la letra. El Nundu aún aturdido no lograba enfocar su vista dándonos tiempo a salir a salvos. Pocos metros les separaba a los magos de la entrada, yo por mi parte aún me encontraba quieta frente a la bestia. Pero, como las cosas nunca me salen como deben apareció el mismo mago que aturdió al cachorro.

 

En cuestión de segundos el mago fue lanzado metros más allá y la bestia iba en su búsqueda cuando chocó contra la misma reja de donde había salido Anthony con el mago en brazos gracias al Salvaguardar Mágica.

 

Lo que no quería era dañar al animal, que fue cegado gracias a Anthony. Un gran grito salió de mis labios cuando vi a la criatura chocar contra la jaula, giré y tomé a Lucrezia de su brazo para salir por la reja de la jaula. Juntas empujamos la pesada puerta y tomé la llave africana, cerrando así la jaula.

 

Me desplome en el suelo, agitada y cerré mis ojos con fuerza. Por fin había guardado a la bestia en su hábitat, aunque salí con heridas graves. Subí mi blusa y tres cicatrices bajaban de mi pecho a mi abdomen. Gruñí por la marca rosa y miré a Lucrezia - Ayúdame, vamos a la enfermería. Necesito arreglar esta costilla. En el camino te contaré una anécdota parecida a esta -

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