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~ Mansión Riddle ~


Anne Gaunt M.
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La marca punzaba en el antebrazo del Dumbledore, sin embargo el joven mago ya se habia acostumbrado a ignorarla, sin embargo no la ignoraba no porque no era leal al bando, sino que siempre que sentia el ardor se encontraba fuera del Mundo Magico de Londres. Pero esa vez coincidia que se encontraba en el Mundo Magico al momento de sentir la llamada. 

Sin esperar mas se fue a uno de los cajones de la habitacion de la Dumbledore y con un movimiento de varita abrio el 3er cajon en donde se encontraba la mascara plateada que cubria la cara del joven mago a miradas indiscretas. 

Dejo la mascara en la cama mientras iba al closet a buscar su tunica, no se tardo mucho en encontrarla. Se puso la tunica encima de su playera negra que llevaba portando y terminando se puso la mascara plateada para asi cubrir el rostro. 

Sin mas preambulo desaparecio para aparecer enfrente de la Mansion Riddle en donde con bastante calma enseño la marca a la reja lo que le permitio la entrada. 

Pudo ver que afortunadamente solo habian llegado 3 personas, dos de ellas con mascara y una de ellas descubierta de mascara. Por un pequeño momento en la mente del Dumbledore paso que era una secuestrada, pero no cuadraba por que se veia un poco interesada en lo que una de las personas estaba por anunciar. 

-Buenas tardes- dijo el dumbledore a traves de la mascara- ¿A que asunto se debe esta llamada?- dijo el mago esperando que llegaran mas personas mientras veia a la joven sin mascara intrigado. 

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Apenas sin tiempo de contestar, @ Maida Black Yaxley  y yo vimos que otra compañera llegaba a la reunión. Ésta venía con la máscara puesta y maldije en voz baja, puesto que apenas conocía a nadie sin ella, con ella ya me era bastante imposible saber con quién estaba hablando. Pelo rojo, capa negra, máscara negra y blanca... Mi cabeza iba a cien mientras yo sonreía para no parecer una mujer despistada.

Su voz... Sonreí de forma más abierta y me acerqué a ella en cuanto se quitó la máscara y su pelo volvió a ser rubia, dejando a la vista a la bella Ada.

-- ¡Ay, qué alegría me da verte, gran dama! -- A punto de darle un abrazo, recordé a tiempo que ella seguía siendo de la realeza francesa mientras yo había perdido mi alto status, con lo que cesé en mi gesto inicial e hice una leve genuflexión de respeto a su linaje. Después, ¡al demonio las reglas de cortesía! La agarré por los hombros y la apretujé contra mí. -- ¡Estás preciosa, @ Ada Camille Dumbledore !

Después, me hice atrás para no dejar de lado a Maida, para incluirla en el círculo que formábamos. Me preguntaba si saldría algún comentario de aquel gesto ante mi familiar. Ay, por eso había dejado de leer los periódicos, por no centrarse en los mensajes sino en los  detalles superfluos. El acto de rumiar sobre si pedirle o no que olvidara eso quedó en segundo plano cuando entró otro enmascarado. ¡Demonios desdentados! Debía pedirle a Arya que sacara un edicto pidiendo que nadie entrara en la Mansión Riddle con máscara o no sería capaz de reconocer a nadie. ¡Ay, no, que era yo la de los edictos y ahora no tenía ese poder!

-- Bienvenido... -- Le miré de forma inquisitiva intentando recordar su rostro apenas visible con la máscara. No, en las pocas veces que había compartido bebida en la taberna, no recordaba aquella silueta en ella. -- No solemos cuestionar el motivo por el cual nos llaman desde arriba. Sólo hay que tener paciencia y esperar. Todo a su debido tiempo. Y... ¿Tú eres...?

Me gustaba saber el nombre de los compañeros con los que hablaba. ( @ Ernest Dumbledore )

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El tiempo había pasado demasiado lento, provocando una sensación de ahogamiento en su presa. Sujetarla por el cuello era la mejor manera de acallar su estridentes gritos, calmando de ese modo sus ganas de arrancarle las venas de un tirón, clavando profundamente sus uñas en la blanquecina piel de aquel hombre. Kyle le miraba absortó en esa imagen grotesca, saboreando cada latido que brotaba de la vena que saltaba de la sien de Hysy. 

Como en los viejos tiempos, la escuela que le llevará por las sendas más sinuosas y oscuras que se atreviera a caminar dentro y fuera de Londres. Ayr, Escocia se abría paso tal y como lo hace un navío en aguas desconocidas, desplegando sus velas al viento, dejándose para si esa sed de beberse la sangre de los caídos. Los que le acompañaban era los tres hombres que marcaron un antes y un después en su existencia, danzando en sus espaldas los tatuajes que les mantenían más unidos que los lazos de sangre que provenían del legado de cada uno de ellos. 

Cuatro fuerzas, cuatro guerreros que se elevaban por todo lo alto. Espadas que chocaban dentro del campo de batalla y ahí delante de ella, la quimera anhelante por lanzar el primer zarpazo—Seamos honestos con todo lo que buscamos obtener, perdimos mucho en el camino—intervenía desafiante Drew. Aquel par de ojos azules pegaban como un mazo en la sien del recién capturado— Sabe lo que debe saber, no diría lo mismo de ti—le miraba con cierto recelo. Captando a medias la idea que comenzaba a tomar forma en la cabeza de la Nigromante.

— Cada uno pierde o gana como mejor le conviene, ¿no lo crees?—respondía acariciando la máscara que portaba. Jamás la uso como un medio para esconderse, sino todo lo contrario deseaba que cada que una de sus victimas la mirará, plasmará en el lienzo blanco el horror de la mueca que les quedaba al abandonar el plano terrenal. Era dueña de cada una de sus elecciones, fallos o errores, jamás de los achacaba a nadie. 

El arrepentimiento no cabía dentro de su modo de vida, rebelde desde la cuna y voluntariosa como ella sola. La noticia de que una persona muy querida para ella, escalo dentro de la Marca Tenebrosa a un puesto de importancia, si que le regodeaba sobremanera. Satisfecha por saber que el sitio que era su hogar desde que nació, no quedaba a la deriva por ningún motivo—Nunca me retractó de mis decisiones y esta no será la excepción—asintió tajante rozando con las yemas de sus dedos el tatuaje que tenía impreso en la nuca. El ardor siempre era intenso y palpable, como un crio que busca los brazos de su madre cálidos y protectores. 

Para ella la Marca era mucho más que un bando, llevaba tatuado en lo más profundo de su sistema cada una de las enseñanzas que le legará su padre Crazy, Misty su madre adoptiva y su maestro Glenin Black. Cada uno de ellos supo como inculcarle el amor a algo que iba más allá de una señal en el cielo, el siseó de una serpiente que buscaba comunicarse con los miembros de la casa de Slytherin, trayendo consigo todo un legado que llevaría en su espalda con orgullo.

Asomándose entre las sombras, dejaba de lado al sujeto que le quitará el tiempo. Ahora la presa no era más que un peso muerto, aguardando el momento justo para extenderle sus felicitaciones a Sagitas, la flamante lugarteniente de la Marca Tenebrosa. Hysy no gozaba de una pizca de paciencia, pero era mucho mejor ser cautelosa y no lanzarse al ruedo sin pensar antes en las consecuencias que podría acarrear aparecerse en los terrenos de la Mansión Riddle. 

@ Sagitas Ericen Potter Blue

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Me distraje.

Mejor dicho, mientras esperaba que el hombre enmascarado me dijera su nombre, la marca de mi clan se movió. Sabía lo que significa, algún Senescal de Caronte estaba cerca; el tatuaje del barco que se iba formando en mi hombro izquierdo se balanceaba levemente. He de decir que, seguramente, ni Ada, ni Maida ni el hombre enmascarado que aún no conocía, se darían cuenta del movimiento de aquel tatuaje, no visible con el ropaje que llevaba puesto, una blusa gris perla bajo una rebeca oscura. Pero yo sí, la noté y lo supe.

Era ella.

Sonreí un poco a los tres que habían llegado y me disculpé, rozando el antebrazo de Ada en gesto de disculpa.

-- Lo siento, permitirme unos minutos. Hay alguien fuera que no se decide a entrar y... Parece que el resto se retrasa, así que salgo un momento. No tardo. -- Se lo dije a los tres presentes y casi escapé de su lado. Esperaba que no se enfadaran por ello.

Caminé de prisa, tanto que olvidé ponerme la capa con la que había entrado, en la que estarían los guantes, tan necesarios en el exterior. El otoño había llegado a Ottery y había arrastrado el aire gélido que cortaba la piel si te quedabas mucho tiempo a la intemperie. Sin embargo, no lo noté, aún no. Buscaba, más por instinto que por certeza, si había alguien fuera del entorno de la mansión Riddle. Esperaba que los compañeros de bandos se acercaran a saber la noticia de primera mano, de la misma voz de Arya, pero mientras llegaban...

Me alejé algo más y me froté los brazos, ahora sí que notaba el error de salir ligera de ropaje. Intenté recordar su nombre de mortífago. Era de los pocos que me sabía. Tomé aire y el frío entró de lleno en mis pulmones, haciéndome jadear.

-- ¿Hisy? ¿Eres tú? -- ¡Pero qué tonta era, esperando a alguien que, tal vez, no volviera con nosotros! La echaba de menos. -- ¿Estás aquí?

 

@ Juv Macnair Hasani

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La voz de Sagitas la alertó tras sentir como el navío que llevaba tatuado sobre su costilla flotante se movía incesante. La conexión entre los Senescales de Caronte, no podía ser rota o anulada por ninguna clase de magia o acción. Aprendió de Asra que la lealtad era mucho más que una simple palabra, para una mujer como Hysy significaba una máxima que trascendía todo razonamiento existente en el mundo.

— Aún no me ha olvidado y agradezco eso...—terció una lóbrega sonrisa que quedó detrás de la máscara que portaba. Confiaba en la mujer que iba a su encuentro, pero no podía decir lo mismo de los que le vieran husmeando dentro de esos terrenos— Supe que es Lugarteniente, no podía dejar de venir a extenderle mis más sinceras felicitaciones—le hablaba con total sinceridad. La mujer delante de ella retrataba lo que era una verdadera amiga, dispuesta a dar la cara por los que amaba y apreciaba profundamente— Lamento presentarme de este modo, pero entenderá mis razones—volvía a sentir el barco moverse sobre su nívea piel.

— Debí informarle de mi repentina desaparición, pero no suelo dar cuenta de mis actos. Nunca lo he hecho, puede que me rija por la rebeldía que desde siempre me gano una que otra regañina de parte de mi padre Crazy—recordaba los dolores de cabeza causados a su progenitor por su modo de ser y comportarse. Siempre yendo a su aire, evitando que cualquier cosa le afectará más de lo debido. El sentirse en casa era catártico, pensarse el volver a estar dentro de ese recinto, si que era como un golpe directo al estomago.

— No deseo interrumpir la reunión del bando, yo solo vine por usted. Importunar con mi presencia no es mi intención, conozco cuál es mi sitio actualmente dentro de las filas oscuras—su voz sonaba desprovista de toda clase de emoción o sentimiento. Desde hacia varios años perdió la capacidad de transmitir con sus palabras lo que realmente pensaba, prefería dejarle esa ardua tarea a sus siniestras acciones. El matar era un modo efectivo de comunicar lo que le disgustaba en cierto modo— Pensaré en volver, aunque no se cuando lo haga—se mostraba seriamente reflexiva.

Toda su vida estuvo consagrada al bando tenebroso, desde antes de llegar al mundo mágico lo tenía incrustado en su adn. El caminar por sendas diferentes, no le calzaba del todo y era mejor pensarse bien el siguiente paso que daría, ante todo pensaba en las consecuencias que eso podría desatar. Mirando a la Potter Black, respiraba aliviada— Una promesa es una promesa—soltaba como dejando caer un peso enorme. La loza que soportó durante las últimas semanas se transformó en un montón de tierra inservible ante los ojos de ambas. 

@ Sagitas Ericen Potter Blue

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El recibimiento por parte de mi querida Tía @ Sagitas Ericen Potter Blue  no podía haber sido mejor, ella era parte de mi familia de sangre y una persona muy querida para mí, sentir se cercanía era maravilloso y no me era incomodo estar así con quienes quería, era algo que me agradaba. 

 

- Tu siempre tan dulce tía Sagitas, me encabta haberte encontrado aquí y en el ceno de nuestra familia, Francia me trae muy ocupada pero ni eso me podrá alejar de estar cerca de ti... Ahora que estas libre deberíamos tomarnos unos días e irnos a las playas de la costa azul se que seguro lo vas a disfrutar. 

 

Me lleve la mano delicadamente a la boca para reírme y observe a Maida a quien no había saludado. 

 

-Maida que gusto verte, que bueno podernos encontrar, ¿no crees? 

 

Le pregunte en un gesto de amabilidad, me agradaba poder compartir allí con ellas, otra presencia se acercó, reconocí su voz de inmediato y sonreí de forma torcida blanqueando los ojos, aproveche que Sagitas se disculpo para salir al encuentro de alguien. 

 

- Hermano estamos en familia, puedes deshacerte de la máscara,  nos ha llamado nuestra nueva lider, venimos a presentarle nuestros respetos y a recibir nuevas órdenes... 

 

Mire hacia @ Maida Black Yaxley  y sonrei, ella me agradaba mucho.  Tome del brazo a @ Ernest Dumbledore  y lo acerque para que saludara a la Black. 

- Ella es Maida Black Yaxley una gran colaboradora de la marca, este caballero es mi hermano señorita Yaxley, no se si se conocen pero estoy segura que congeniaran bien. 

 

Dije mientras les sonreía a ambos. 

 

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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¿Cómo podría describir alguna vez, lo que sentía al percibir el tatuaje de la marca tenebrosa escocer en su piel? No, jamás sería molestia ante el ardor intenso y doloroso que provocaba ser convocada por uno de sus congéneres...era excitación, la llamada de la sangre y oscuridad tan arraigados en ella que resultaba abrumador siquiera pensar en ignorarlo. Ese era el pensamiento al que Kamra había estado dándole vueltas los últimos 5 minutos entre su desaparición del Palacio Ashryver y la caminata por los terrenos de la Mansión Riddle. Sus zancadas se comían rápidamente la distancia entre ella y la entrada de la fortaleza oscura. La mujer de ojos dorados detuvo su avance de manera abrupta, los sentidos vampiricos realzados recogiendo el retazo de una conversación que se estaba manteniendo muy cerca de su locación actual. 

Kamra llevaba echada por encima de su cabeza una pesada capucha de la capa color violeta que colgaba de sus hombros, con el rostro oculto debajo de la máscara color marfil impediendo exitosamente que alguien le reconociera...o pudieran adivinar la mueca de repudio que esa mínima porción de conversación le había causado. Las dos siluetas que antes habían estado a unos 50 metros no se percataron de su llegada hasta que estuvo acechando a una de ellas por detrás, prácticamente respirando sobre su cuello cuando susurró - Este no es el lugar para un desertor...a menos que busque acabar con su existencia así de rápido - Kamra chasqueó sus dedos, el sonido saliendo fuerte y mezclado con el roce característico de metal contra metal debido a los accesorios de sus uñas.

Reconozco que debes tener valor para volver, pero ha sido algo est****o - la risa ronroneante de Manon, como era conocida dentro de las filas mortifagas, bien podría haber sido un gruñido de advertencia hacia Hysy cuando deslizó su varita de ébano africano fuera de la funda en su costado - ¿Porqué la toleras aquí? - se dirigió a Sagitas con un tono plano y tenso mientas con un ademán de la varita hacía desaparecer su propia máscara, revelando un rostro que podría no ser conocido por la intrusa ex miembro de las filas tenebrosas - Tú más que cualquier otra debería saberlo...Semper Fidelis - prácticamente escupió las últimas palabras con todo el desprecio que recorría su anatomía. 

- ¿¡Es esto lo que debemos esperar de los nuevos líderes!? - el acento escoces de Kamra se acentuó mientras enseñaba los dientes en una mueca lupina de puro desafío e ira - No hay lugar para sentimentalismos, y ella decidió no tener un lugar aquí, de todos modos - escencialmente y muy arraigado en ella se encontraba la profunda creencia de que no existían puntos medios, no en los asuntos que realmente importaban...así que Kamra no sintió ninguna lastima cuando pronunció un incárcerus hacia Hysy. 

¿A caso estaba exagerando? Podría ser cierto, y era de su conocimiento que trataba con una hechicera hábil, pero no estaba en la naturaleza de Kamra retractarse ni avergonzarse de sus acciones, mucho menos cuando trataba con gente tan desdichada. El hechizo no era más que su manera de tantear por sus propios medios el tipo de bruja que era - Kamra Ashryver, por cierto. 

@ Ericen  @ Juv Macnair Hasani  @ Malum Luxure  @ Lisa Weasley Delacour  @ Leslie Ashryver PB (yo las convoco xd sorry si hay algún error de tipeo, me duelmo) 

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Sonreí, con algo de tristeza, cuando  su voz sonó potente, aunque para decir que no le había olvidado. Negué con la cabeza, eso era algo imposible.

-- Sí, me ascendieron a LT, aunque no sé si es un papel que me queda grande. Sobrellevar el trabajo de un bando es inmenso y... -- No, debía dar explicaciones de eso a nadie, sólo a Arya y a Elvis; era impensable hacerlo con una persona que se había ido del bando. En mi interior, esperaba su regreso de un momento a otro.

La sonrisa se modificó un poco, intentando reflejar algo de positivismo.

-- Uff, hablas con alguien que es conocida como la más cabezota del reino. Así que no me debes ninguna justificación por tu salida, aunque reconozco que a más de uno nos sorprendió tu marcha, @ Juv Macnair Hasani

No, no había recriminación. Sólo uno mismo sabe porqué hace las cosas, cuando salir y cuando volver, sin necesidad de darme explicaciones. Sin embargo, noté dureza en su voz, enfado tal vez, firmeza en sus palabras. Eso me dolía un poco, algo que no quería mostrar

-- Esta es tu casa y lo sabes, no podrás abandonarla mucho tiempo, siempre recordarás que tu sitio está aquí, aunque ahora estés intentando alejarte. Sé que volverás con nosotros. Conmigo. Y yo necesito una voz amiga aquí dentro; sabes que valoro mucho tus consejos.

Me había sincerado, no podía dejar que se marchar de allá sin decírselo.

-- Sabes que no sobras. Tal vez la situación sea algo diferente de lo pensado, pero somos los mismos compañeros que dejaste al irte.

Mi voz había sonado suave y acompañadora, no quería perder su presencia de nuevo. Sin embargo, la frialdad de un susurro deshizo mi trabajo alentador hacia mi amiga. Un miembro del bando, femenino, enfundado en una capa violeta, destruía el apego que intentaba fortalecer de nuevo con ella con aquella simple y despreciativa palabra: "desertora".

Le gruñí:

-- Sigue tu camino, mujer. -- Intentaba darle un nombre a la mujer enmascarada, aunque hasta que no se la quitó, no reconocí que era @ Kamra Ashryver D.  -- No eres quien para insultar a mi amiga con tu desprecio.

He de reconocer que no me esperaba que se rebelara contra mi deseo y atacara a mi amiga. Con un leve parpadeo, sólo pensando en ello, pues no necesitaba usar la varita para invocar las necrohands, hice que una de las manos interceptara las cuerdas que había lanzado contra Juve y que se enroscaran entre los dedos de una de ellas, interrumpiendo su camino.

-- ¿Cómo te atreves...? -- volví a gruñir. --  Tú lo has dicho, no hay lugar para sentimentalismos. Vete a la reunión con el nuevo líder si no quieres que mi otra mano te abofetee por tu desfachatez. -- Aunque no llegué a decirle si sería con la otra necrohand o con mi misma mano desnuda, tal era mi enfado. --  Ella es mi hermana de bando y de clan y no consentiré que la ningunees por una mala decisión en caliente. Procura tener a alguien que confíe en ti cuando tú cometas algún error delante de mí, porque puede que te trate con la misma dureza que estás tratando tú a una... compañera.

Lo sabía, tal vez había sido dura en mis palabras, pero si algo había aprendido del antiguo líder, @ Aaron Black Yaxley , "Caelum", era que no había lugar para la piedad cuando hablaba, aunque mis actos sí podían serlo si eran para el bien del bando. Y sabía perfectamente que Juv, aún fuera, nunca nos traicionaría ni revelaría nada a nadie, que preferiría morir antes de desvelar datos de nuestro bando. Porque era su bando y seguro que volvería en cualquier momento con los suyos. Estaba segura. Si no lo estuviera, no le estaría dando la mano en la entrada de la Fortaleza. Creía en ella.

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Aléjate de esa ventana ¿Qué crees que haces? no me avergüences así...

La mano pálidas de Sybilla se aferró a mi capa antes de que pudiera esfumarme. La miré por sobre el hombro con recelo y sus ojos lo dijeron todo. Aaron se había marchado y sus palabras aun hacían ruido en mis oídos, desvié mis orbes en dirección a la palma de la mano, ardía como el mismísimo demonio y la herida aun no cerraba, me aparté de la ventana y suspiré enseñando la fina cortada de la que aun brotaba sangre y empapaba la venda con aire inquisitivo, como si mi tía tuviese todas las respuestas a mis problemas y los del resto del mundo. 

―El pacto que hicieron era algo imposible y ambos lo sabían, tu sangre y la suya no deben ni pueden mezclarse. No sé cuánto demorará en cerrarse, cosa tuya y del cónclave, busca en sus libros. 

Era cierto que un guardián e Isthar no podían tener relación directa, pero Black y yo nos habíamos conocidos en otras circunstancias, mucho antes de saber que él era una reencarnación ya estábamos vinculados. Le quería demasiado como para haberme negado a la sucesión, aunque ante la mirada de muchos mi ascenso no era más que el comienzo de una revolución ―incitada por la muerta de Elvis― pronto descubrirían mucho del antiguo Líder en mis acciones. 

Decidí quedarme unos minutos más sola, ya que cuando la vampiro abrió la puerta para salir el bullicio que me llegó indicaba la cantidad de personas que habían acudido al llamado. Las piernas me temblaron ¿Sería lo suficientemente buena? el alma se me había partido cuando no obtuve respuesta por parte de Pik más vislumbrar el orgullo en aquel par de ojos que me analizaban intentando dilucidar si escaparía o no de la habitación me daba cierto coraje. Abroché el emblema de los Macnair para ajustar la capa verde oscuro que cubría mis hombros como símbolo de aceptación a mi destino, en breve cruzaría aquella puerta, atravesaría un pasillo e ingresaría en una habitación repleta de gente, conocida y no tanto. 

¿Cómo lo haría?

Todo vaso, copa, espejo o compuesto de cristal que había en aquel cuarto estalló en cientos de pedazos. Lluvia plateada cayó al suelo con el compás de mi andar. Sí, era dramática, pero no solo eso, sino que además era Macnair e hija de Pik, la peor combinación de la historia. Más mi forma de llamar la atención fue certera. Todos los presentes me miraban entre confundidos y molestos por su bebida derramada, con un chasquido hice que los elfos residentes en las ruinas Riddle sirvieran a los huéspedes algo un poco más fuerte y entoné la voz más grave que encontré.

―Buenas tardes, me alegro haya acudido a mi llamado― La finalidad de la entrada explosiva había sido conseguir unas cuantas gotas de sangre ―están aquí para reafirmar su fidelidad al bando, a Aaron... a mi, grandes cambios se avecinan, puedo verlo. Y la grandeza está hecha para nosotros, los Mortífagos.

Alcé la mano con que sostenía la varita dentro de la capa y la afinqué en el antebrazo izquierdo. El ardor en ese instante fue doblegando a cada uno de los presentes en efecto dominó, aquel que no estuviese seguro de sus convicciones podía marcharse sin reproches, los que quedásemos trabajaríamos para alcanzar la gloria que alguna vez sonrió al bando. 

Sybilla me miraba, podía sentirla, al final de la multitud, poniendo los ojos en blanco y dejando en claro que me consideraba una exagera. Pero con sus contradicciones hacia mi y todo, siempre era la primera en apoyarme. 

@ Aaron Black Yaxley  @ Ericen  @ Rhiann Macnair R.  @ Maida Black Yaxley  @ Kamra Ashryver D.  @ Ada Camille Dumbledore  @ Ernest Dumbledore  todos /o/ 

 

 

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— Tienes agallas—la voz de Hysy era como un sopló gélido. Aquel que quedaba encapsulado detrás de la máscara que portaba—¿Traidora?, perdona mi sorpresa al responder—indicó con aire arrogante. El lienzo blanco jamás le jugaría sucio al bando que era para ella algo más que un tatuaje o el ardor en la piel al ser musitado el maleficio Morsmordre. Sus ojos estaban cubiertos por una pantalla rojiza, dejando sumida en un profundo misterio ese par de gemas de dos tonalidades.

— Manon, ¿no?—se dirigía a ella con un tono mordaz— El día que sea capaz de traicionar a  la marca, lo creas o no. Yo misma acabaré con mi vida, nací con estos ideales desde que mi madre me engendro en su vientre—explicaba sin hacer demasiado hincapié en los detalles— Lo que se hereda no se hurta y creo que es una lección que debes aprender—le dedicaba una ligera cabezada. 

Se estaba atreviendo atacar a una leyenda dentro del bando que hasta hace unos días era su hogar, ahora era como un navío que iba a su aire— Creo que necesitas prácticar un poco más—apretando su surda invocaba su varita oscura como el ala de un cuervo. Las cuerdas que iban por ella, quedaron reducidas a un simple espejismo en la mente de ambas, gracias a la intervención de Nemetona. Su compañera y hermana por elección, respetaba demasiado a esa mujer que siempre había sido un ejemplo para la rubia—Te lo agradezco—le dedicaba una reverencia a su ex compañera de bando. Confiaba en las palabras de Ericen, para ella era sensato haberse tomado un tiempo fuera. 

Pero debía reconocer por mucho que le costará aceptarlo, que la marca era algo más que un sitio de convivencia para los que apoyaban los ideales oscuros— Tienes potencial y valor para plantarme la cara. No vine a causar ninguna clase de daño, solo deseaba extender mis sinceras felicitaciones a la nueva Lugarteniente de la marca tenebrosa—consideraba incensario tener que explicarse. Pero los modales no eran algo que se le pasaran por alto a Malfoy, elegancia ante todo y decoro a la hora de lidiar con los nuevos vástagos de la marca tenebrosa.

— El respeto se gana y creo que me he ganado el mío con creces, no dudo que tu accionar sea justificado en parte. Pero ten en cuenta una cosa, soy la hija de un ex-líder de la Marca, dudo que estuvieras al tanto de ese pequeño detalle—encogiéndose de hombros, notaba con las Necrohands invocadas por Sagitas, le protegieron de quedar atada. Admiraba la destreza de la bruja para reaccionar ante una situación como esa, jamás se espero desatar una mini batalla con su presencia dentro de los terrenos de la Riddle. 

— Hysy jamás dejará de ser parte de la marca tenebrosa, conozco mejor que nadie la fortaleza oscura y todos los terrenos que componen ese sitio que defiendes con uñas y dientes—aseguraba sintiendo su varita arder en su surda— Puedo matarte si lo deseo, aunque no posea los hechizos de bando. No juegues con tu buena suerte, no creo que te agrade ser la nueva obra maestra que engalane al lienzo blanco—sonreía dejando esa mueca resguardada tras su máscara— Es momento de que me vaya, ha sido un placer volver a verte, amiga mía—se despedía con una venia hacia Ericen.

Enfilando sus pasos lejos de los terrenos de la Riddle, desapareció en medio de un vórtice formado por varios cráneos que abrieron sus bocas expulsando un trueno, para luego desvanecerse.

@ Ericen @ Kamra Ashryver D.

Editado por Juv Macnair Hasani

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