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The Pink Palace (MM B: 114055)


Hannity Ollivander Evans
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Nasha Montpellier

 

Farce.

 

Esa única palabra es lo primero que acude a su mente para resumir la escena que está contemplando, provocada por la llegada de su tan querida Smith. En realidad, es la primera vez que la está viendo, porque las cosas entre ambas no habían caminado del todo bien, tras un cierto suceso que volvía a salir a colación, una y otra vez. También era verdad que había tenido que lidiar, desde su vinculación con el anillo de la nigromancia con las secuelas de portar tal poder. Podía decirse que ahora tenía un equilibrio, y sus progresos como talamasquin habían sido considerables en los últimos meses.

 

Pero ni siquiera valía la pena comentar de ellos ante el grupo extraño que está presente en ese jardín.

 

Así que permanece solo un rato más tras el árbol, su vaporoso vestido aunque roza sus tobillos, no representa un problema para su caminar. Quien la viera podría pensar que no son los ropajes más aptos, ni para la actividad que tendrán, ni para el clima que aunque más caluroso, todavía bajo unos varios grados al caer la noche, pero a ella todo eso la tiene sin cuidado.

 

— Estás escuchando lo que acaba de decir, Garry no vendrá, Evans. Y tú tan preocupada por tener que verlo hoy aquí.

 

No se estaba burlando de la mujer que ha llegado con ella ¿o sí? Nasha simplemente no podía evitarlo. La había conocido lo suficiente en el tiempo compartido en la heredad, para saber de las cuotas de dramatismo a las que podía llegar cuando el hermanastro de Yanna estaba involucrado en la ecuación. Incluso en ese momento lo estaba haciendo, a pesar de las palabras que le había dicho mientras volaban en la alfombra voladora de ella, desde Londres hasta Hogsmeade, sobre "haber cerrado ciclos" y que "las cosas no eran como antes".

 

Hasta que no lo vea no lo creeré— comentó, ensanchando la sonrisa y agitando levemente la cabeza a un lado comenzó a caminar— El tipo corpulento ya está viendo para acá así que será mejor que nos unamos al resto.

 

Cuanto más cerca estaba de aquel jardín quemado (¿cuál era la gracia de esa cruz enorme?) todos los presentes le iban resultando más irrevelantes por comparación a Yanna y su impecable disfraz de vikinga. Llevaba el cabello trenzado como ella, pero sus muchas trenzas caían libremente sobre su espalda. Nasha se preguntaba genuinamente como esperaba la mujer enfrentar semejante reto, pero al menos estaba segura que iba ser realmente divertido. Todas las cosas que la involucraban lo eran y eso era quizá, el motivo más poderoso para haberse tomado la molestia de viajar todas esas horas, en compañía de Evans.

 

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  • 3 meses más tarde...

Grelliam M. Ollivander

 

Del humo de aquella llamarada que tostó el suelo de los jardines del Pink Palace ahora solo quedan pequeños halos de humo alrededor de ellos, sobre sus cabezas la oscura y estrellada bóveda celeste se ve ahora empañada por un ligero gris que nubla, apenas, la vista de todos. Aun así, no parece que a nadie moleste, pues dentro de las conversaciones que, aunque demasiado formales en algunos casos, la humareda no es un tema. Quien sabe, quizá alguien prefiere mantener el ambiente así, como alguna clase de ventaja durante la batalla.

 

Es entonces, conforme a que la plática de los que más se conocen comienza a tomar un poco de calor, que los vestigios de humo a su alrededor se convierten más y más en una espesa y calurosa niebla alrededor de ellos, es un cambio apenas sutil, discreto que de apoco se convierte en algo que comienza a subir hasta lo alto para terminar por formar espesas y grandes nubes de lluvia. Podría tratarse solo de una mala casualidad climatológica, o era tal vez que el despejado cielo de los últimos días del verano estaba siendo perturbado por algo o alguien.

 

De un segundo a otro el clima ha cambiado, el viento, aunque no es insoportable a comenzado a soltarse y las nubes suenan, retruenan y se iluminan con algunos relámpagos como si se prepararan para una llovizna. Así continuó hasta que finalmente con un estruendoso ruido un rayo cayó del cielo he impactó justo al centro de la cruz que minutos antes ardía en llamas. Bueno, de algo tendrían que haber servido las clases de meteorología.

 

—Justo al centro-, casi siseo arrastradamente. — Ciertamente, no esperé que funcionara-, explicó sin ganas. La idea original habría sido camuflar su llegada con una distracción, un airecillo leve tal vez, algo que agitara las ramas de los árboles que rodean los patios, sin embargo, el asunto del rayo incluso a él lo ha tomado por sorpresa. —Ah sí, sí, buena tarde-, cortesías, que más daba.

 

Garry está sentado sobre un tronco tumbado en alguna parte del jardín, a varios metros de distancia del grupo ya reunido, tiene la apariencia de haber estado ahí casi todo el tiempo, y probablemente así era, con esa rígida y desgarbada forma que lo hace parecer una estatua, inerte y silencioso. Esta oculto bajo una capa de color marrón gastado, de apariencia pesada y calurosa, la sombra que provoca la capucha sobre su cabeza no deja ver, de su rostro, lo peor de él hasta ahora e inclusive le da el aspecto de ni siquiera mover la boca cuando habla.

 

— ¡Grelliam!-, el grito de Yanna pareció más bien un graznido molesto, tan áspero que incluso Quintel pudo sentir una punzada en su propia ya gastadas cuerdas. —¿Que estás haciendo aquí? Y luego con todo esto.

 

—Dijiste que venias a la práctica-, el tono de voz, que no era muy alto de por si, disminuyo aún más a cada paso furioso que Yanna daba hacia él, era un tono constante, monótono bajo, pero increíblemente audible, era una suerte para muchos que Grell no fuera más un profesor de Hogwarts.

 

—Ajá, para que te quedaras en casa-, reclamó dando un puntapié en la espinilla del brujo, por supuesto que, aunque llevaba impulso, el golpe solo se convirtió en solo un toque.

 

—Bueno pues, olvidaste tu varita-, finalmente se movió, lentamente como lo son sus palabras, para entregarle a la hermana mayor la varita con la que él mismo ha armado todo aquel escándalo de los truenos y esas cosas. Que se tratara de la varita de Yanna y no de suya tal vez justificaba también, de algún modo, como es que un simple hechizo de clima había terminado en casi una tormenta.

 

—¿Qué?, no la olvide… yo la…tengo…justo… Guillam-, gruñó entre dientes y en un ágil e inesperado movimiento Yanna tiró a matar, desde el bolsillo de su disfraz directo a la cabeza del moreno, la varita mágica de broma que habían conseguido durante las compras en Sortilegios Weasley un par de meses atrás. Por supuesto que el muchachito no tuvo mayor problema en esquivar el proyectil.

 

—Te dije que no lo notaria-, Hessen negó con fingida decepción en modo de burla.

 

—…

 

No existe ya casi color vivo en los ojos de Garry, aun así, se puede distinguir la diferencia entre uno y otro cuando levanta la mirada hacia lo alto del cielo. De la tormenta que ha provocado no quedan señales, el panorama esta tan despejado como al comienzo de esa noche. Para ser solo un truco de aparición ya se siente muy cansado, sin embargo, tan bien existe algo de satisfacción por volver a trabajar algo de magia después de un largo tiempo.

 

 

@@Rory Despard @

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Había llegado al lugar por medio de aparición, aunque era un método del que ella no disfrutaba, le era útil en los momentos en los que tenía prisa de llegar a algún lugar y en esa ocasión no era diferente, llegó en el preciso momento en el que un rayo surcaba el cielo y caía en el centro de la cruz que habían hecho en el jardín de la edificación color rosácea, pero sin duda, aquel fenómeno era parte de un hechizo meteorológico, aunque se preguntaba ¿a qué se debía la buena puntería?

Sólo había dos personas que ella conocía con aquel conocimiento y eran sus padres, sabía que Garry no asistiría debido a que se encontraba en recuperación y Bel no poseía magia, así que probablemente alguno de los presentes lo había invocado.



Las nubes que habían aparecido en el cielo estrellado a raíz de aquel rayo que surcó el aire desaparecieron para dar paso nuevamente a la vista probablemente más hermosa que había visto en meses, sopló un poco de aire, lo cual hizo levantar un poco su rubio cabello y vestido, se acercó un poco más al lugar mientras el cielo se aclaraba después del espectáculo meteorológico, al parecer era la última en llegar y eso le molestaba en sobremanera, pero la molestia se le pasó en cuanto los vió (separado uno del otro) y a todos los presentes, conocía a todos excepto al hombre alto y corpulento de ojos claros, a las chicas de la heredad (Yanna y Montpellier), a pesar de que él traía una capa y la capucha puesta sabía que era él desde el instante que escuchó a Smith gritarle y reclamar el por qué estabas allí. Era él, el que estaba más próximo a ella era Garry y también Yanna quién no dejaba de gritar por algo de la varita, aún así Hannity no iba a desaprovechar la oportunidad de ver qué él se encontrara bien, así que sin prestar mucha atención en los demás se acercó apresurada a él sin importar lo que los demás pudieran opinar de su falta de educación al no saludar en cuanto había llegado, pero al él estar tan retirado de los demás, eso le daba una ligera ventaja y en ese momento no le interesaba mucho lo que pudieran decir.


-Me alegra verte bien y haciendo magia - lo abrazó fuerte mientras le hablaba, aún no sabía cómo llamarle, pero no era necesario llamarle de ninguna forma, ellos lo sabían.


Se separó de él y se fue acercando a los demás -Buenas noches, disculpen el retraso.


Al haberse reincorporado al trabajo en el hospital le era difícil tener un tiempo libre.


Se acercó a Evans, con tennis la pequeña rubia parecía incluso más baja de estatura que su madre y la abrazo -No sabía que estarías aquí también, me alegra mucho verte.


Parecía que estaban todos ya ahí listos para la práctica, pero se acercaba otra persona más.







Hannah Rambaldi



Era una de las pocas ocasiones en las que la mujer rubia estaba en el apartamento que había rentado en el pueblo, la mayor parte del tiempo estaba de viaje en algunas de sus investigaciones para el departamento de misterios del ministerio.

Por una extraña razón en aquel momento se encontraba en casa, tal vez fuera por qué extrañaba a su ahijada o a sus sobrinas y hermanas, por lo que fuera, estaba allí y se había enterado por casualidad al llegar, que iba a haber una especie de práctica de duelo entre los habitantes del Palacio Rosa y algunas otras personas a las que era muy probable que no conociera.


Desde la ventana observaba como aquellas personas se iban reuniendo poco a poco durante el transcurso del atardecer y la noche, no había nada que dijera o impidiera que ella también fuera participe de lo que fuera que se diera en aquel lugar en ese momento.


Desde la ventana de su apartamento había observado todo lo que había sucedido en ese tiempo, cada persona que estaba allí parecía extraña, lo percibía por las formas en las que hablaban o lo que iban haciendo a lo largo de su estancia en los jardines, ¿pero que estaban esperando? ¿Para qué habían hecho todo aquello de figuras extrañas con fuego? ¿Y quién era el de la capucha que había invocado aquel rayo? Se quedó observado como aquella mujer le gritaba al encapuchado y a lo lejos una jovencita iba casi corriendo al encuentro del grupo y se quedaba con quién invocó el rayo.


De inmediato la reconoció, era aquella muchachita que había encontrado a las afueras de Londres moribunda hace tres años, era bueno verla bien. Tomo una capa ligera y bajo de su apartamento, tenía curiosidad de lo que se haría allí y si era posible también quería participar en aquello. La vampiro se acercó a dónde estaban reunidos.


-Buenas noches, espero aún haya lugar para alguien más en esta reunión.




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Genuinamente solo quiere dar media vuelta y volver a su habitación. Es más, está seguro que va encontrar el texto sobre la vida de San Eleusipo más interesante ahora que días atrás. Si ya le había parecido bastante los excesos de la presentación de Smith, es la forma como Garry Ollivander aparece ante el grupo congregado a las afueras de la residencia, dejando caer un rayo mucho más cerca de lo que nunca ha presenciado el fenómeno en su vida, lo que lo termina de convencer.

 

Sabe que todas las familias tienen virtudes y defectos, pero está claro que algunas suman más rarezas que otras, y los Ollivander pertenencen a ese segundo grupo.

 

Lo que le causa más temor, y no puede decirlo en voz alta, es ver como todos los demás apenas parecen sorprendidos por hechos que se han ido suscitando, e incluso ¡hay algunos como la joven morena que se ríen! ¿qué podía encontrar ella de gracioso en los gritos destemplados de la señorita Yanna?. Rory también no puede evitar sentir que se está perdiendo de algo muy importante en la dinámica de esa reunión, pues Hannity Ollivander se ha acercado de forma misteriosa al encampuchado y luego a su madre, en tanto el señor Whisper no deja de susurrar animadamente al oído de Quintell, aunque sus brillantes ojos azules no dejan de observar el punto exacto donde el rayo ha caído.

 

Va hacerlo, retirarse aprovechando el aparente alboroto, pero entonces sus ojos se cruzan con los de Bel, y es extraña la mirada que ella le ha lanzado. Casi como si lo paralizara y lo obligara a recordar que está allí por ella, de modo que no puede hacer otra cosa que tragar saliva y dar un paso adelante, para dar la bienvenida a una bella joven que reconocía como otra de las inquilinas del PP.

 

- Ha llegado en el momento adecuado, señorita- ya teniéndola más cerca es que Rory nota por fin la naturaleza vampírica de la muchacha- recién estamos por iniciar y definir a los integrantes de cada grupo.

 

La mirada del pelirrojo pasó de ella, al rostro de Crouch y luego a la de Quintel, pues era este último quien le había invitado a ese espacio. Con la recién llegada eran nueve en total, o diez...si contaba al misterioso Ollivander, pero preguntarle a Yanna por la participación de su hermanastro no parecía una buena idea. No sabe bien, que más hacer entonces, pero es la mirada de Bel la que otra vez lo atude, y apenas puede dar crédito a lo que ella está diciendo, pues es casi como si hubiera podido leerle la mente, respondiendo a las conjeturas de su cabeza.

 

- Creo que tocarían cuatro por equipo ¿no?- le escucha decir- porque yo no puedo duelear, aunque sí que puedo ser una excelente jurado, y van a necesitarlo, dadas las mañas de Yanna y Nasha.

 

Rory se encontró prefiriendo no saber a qué se estaba refiriendo la mujer con esas últimas palabras, aunque un escalofrío le recorrió la espalda al recordar ciertos sucesos de la navidad pasada.

 

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Ocho, nueve, diez…-, murmuraba mientras contaba la buena cantidad de personas que se habían reunido ahí. —Bien, bien, es un buen numero-, tendría que felicitar al muchacho Guillam después de hoy, aun si terminaba bien o mal aquella noche después de todo no solo había conseguido atraer a las personas suficiente para una buena práctica, si no que también había convencido de participar a personajes con características muy peculiares, no puede asegurarlo, pero su instinto sobrenatural le advierte que las había incluso en aquel pequeño e insípida hombre pelirrojo que parece no ser visto por nadie. Paff, debió teñirse la greña antes de venir para conseguirlo.

 

Bel Evans fue la primera en levantar la voz en el grupo, asiente tras la mención de las artimañas de Smith y se alegra solo por eso de saberse un desconocido también entre todos ellos, aunque de igual manera él también desconoce el alcance de habilidades, mañas y destrezas de los presentes. Quizá eso es lo que hace este evento algo mas real a una batalla de verdad. Hess sonríe entonces con el singular encanto, y continuo tras las palabras de Bel.

 

El gusto será todo mío señor Whisper-, le guiño al moreno junto a él antes de darles la espalda para continuar queriendo reconocer los grupos de personas. —Hannah Rambaldi, bienvenida, igual usted, señora Hannity-, saludó a las últimas en llegar. —Me imagino entonces que el señor Ollivander no jugará tampoco-, sin el mayor esfuerzo alzó la voz, estirándose aun mas (como si fuera necesario) para alcanzar a distinguir, por sobre los demás, la forma que a lo lejos hace Garry que, si bien se había puesto de pie para (tal vez) alejarse del encuentro, finalmente había quedado atrapado entre los brazos de su hija y después de eso no se volvió a mover ni un centímetro, no obstante, el brujo tampoco se había acercado más al grupo. —Una disculpa otra vez por lo de su brazo señor, pero veo que se encuentra mucho mejor, eso es bueno, quizá después pueda enseñarme ese izquierdazo, si ese mismo que lo hizo pedazos-, sonrió satisfecho y continuó recorriendo la mirada, tratando de reconocer rostros.

 

Yanna ahora se ha ido a enroscar en el cuerpo de la pequeña mujer que llega con Evans, no saber quién es esa pequeña bruja, pero a diferencia de los demás, su esencia es mucho más clara ante sus ojos que los del resto, posiblemente se encontraría con ella después de hoy, esta casi seguro de ello. Aun así, lo que más le llama, o más bien, lo que Hess no pasa desapercibido es como los ojos filosos de Smith declaran por ella la frívola desconfianza que tiene por el Crouch, sobre todo después de lo de la broma de la barita, pero lo que sea que esa otra persona, Nasha, le ha dicho parece distraerla lo suficiente como para que Semith deje de prestarle atención a él. Quintel, por otro lado, esta mucho menos inquieto que de costumbre, con su juvenil rostro alegre no se aleja más allá de un par de pasos de Benjamín, en cuanto a Hannah, la última de las inquilinas del Palacio de la que solo medio sabe de su nombre por la carta del casero informando sobre el nuevo inquilino, no tiene más noción de lo que es o lo que hace que lo que sabe también de la heredera de los Ollivanders. Igualmente, pinta como un elemento interesante para la batalla de hoy.

 

Para los que no me conocen, mi nombre es Hessenordwood Crouch, un placer-, la galantería inconsciente es mas un defecto de su ser humano. —Sabemos que lo que hacemos aquí, o eso quiero creer, así que no perderé más de su tiempo en introducciones, armaré los equipos de cuatro para comenzar de una buena vez, ¿os parece? -, ¿quién mejor para dividir equitativamente los equipos que el ciego que apenas es capaz de distinguir la ropa que lleva puesta? durante la noche, si no fuera por las formas humanoides, estaría perdido en esta batalla. —Si, bien, entonces, arrojaré los lazos al azar. Uno, dos…tres-, con una floritura, que casualmente combina con la mezcla inusual que es el porte de Hess entre lo salvaje y elegante, los destellos de su barita salieron de uno en uno como bengalas hacia el cielo, pero solo con dos colores; unos rojos (o quizá azules) y otros verdes (aunque bien podrían ser violeta, Hess no estaba seguro) y fueron cayendo luego uno tras otro sobre los participantes, incluyendo a Bel y a Garry, aun si no fueran a participar, seria divertido causar riña entre los moderadores del duelo.

 

Contemplo el trabajo realizado, daría unos minutos más antes de comenzar solo para intentar descifrar que maldito color le ha tocado a él, aunque más sencillo habría sido buscar a aquellos que tuvieran los tonos más parecidos. Después de reconocerse entre los equipos, el duelo finalmente daría comienzo.

 

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Hannah Rambaldi



Estaba demasiado interesada en aquella reunión que sin quererlo sonrió a manera de asentimiento ante las palabras de los señores Despard y Crouch, a lo poco que había investigado sobre los otros inquilinos del palacio, sabía que el pelirrojo era un predicador católico, el señor Wishper y el chico moreno a su lado eran una especie de mentor y pupilo, pero del señor Crouch no sabía gran cosa, por no decir que no sabía nada, ¿eso debía preocuparle? No, en absoluto, pero así como miraba a todos y los analizaba se daba cuenta de que en realidad no estaba tan alejado lo que decía la mujer que estaba a lado de la pequeña rubia, la peliblanca y la chica morena parecían de cuidado y estar en contra de alguna de ellas pudiera ser un inconveniente.


Algo que la seguía dejando inquieta era el hecho de saber quién era el hombre encapuchado y la mujer a la que la chica más joven de aquel extraño grupo de práctica había abrazado. ¿Sería que por fin había encontrado a sus verdaderos padres? Probablemente. Había hecho muy bien en llevarle en aquel viaje en el tiempo después de su recuperación, aunque seguía lamentando el hecho de no haberla transformado cuando la muchachita había estado agonizando. Hubiera sido una excelente vampiro con habilidades superiores a las de muchos otros...


Sus pensamientos fueron interrumpidos por la galantería del señor Crouch. Escuchó como sería la repartición de los equipos, una especie de listones salieron de la varita de Crouch, era, si no se equivocaba una especie de colores tornasol (o al menos eso le parecía a ella) pero que no había ninguna razón en equivocarse en los tonos, pues eran completamente diferentes unos de otros. Hannah al igual que los demás presentes se acercó hacia Crouch y al tiempo de varios de los presentes tomó un lazo de color (que en ese momento se veía) verde, espero que todos tuvieran el suyo para reunirse con el equipo que le correspondía.







Hannity Ollivander



Estar cerca de su familia le hacía sentir tranquila y aún más sabiendo que ninguno de sus padres se enfrentaría a aquel duelo, al estar segura de que Bel no estaría, había dado por hecho,incluso antes de que el hombre de ojos claros lo dijera, que Garry tampoco estaría involucrado en aquello.


Se quedó un poco perpleja de escuchar que Crouch le había hecho daño en el brazo al Ollivander y ahora era que entendía que era lo que le hablo pasado a Garry después de que le había dicho a ella que no había sido nada, movió la cabeza en forma de desaprobación.


No había pasado por alto la llegada de quién la había salvado y había hecho mucho más por ella, de hecho le sorprendía aquello, puesto que no había pensado en ella desde que había llegado a ese tiempo, suponía que aquella mujer había viajado nievamen el tiempo y no la vería más.


Una tímida sonrisa se dibujó en su rostro al verla, aunque algo que cuchicheaban Montpellier y Smith la distrajo, volteó a verlas que reían y puso atención a lo que decía quien decía llamarse Hessenorwood Crouch, no estaba segura si lo había visto en algún lugar, pero parecía que él a ella sí. Mole dió mucha importancia y se unió al grupo de los primeros en tomar el lazo, lo conoservo apretado en la palma de su mano izquierda, aquella de la quemadura y espero a que todos tuvieran su lazo para formar los equipos correspondiente.




Editado por Hannity Ollivander

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Benjamin Whisper

 

Benjamin no recuerda mucho sobre los Crouch, excepto viejas reuniones de su padre con un par de coetáneos suyos de la época de Hogwarts. La tendencia en muchas familias mágicas a ampliar lazos con sangres limpias de otros países ha generado innumerables bifurcaciones, pero le resulta por demás interesante las circunstancias que pueden haber empujado a ese hombre a tener un trabajo independiente, en lugar de uno vinculado a alguna de las instituciones mágicas de renombre. Aunque podía ser un juicio precipitado, no teniendo mayor información, cree que tiene que tener más hermanos sobre los que haya quedado la lógica de carga de mantener las redes que sostienen a toda élite mágica de prestigio.

 

¿O es que este Crouch sería un rebelde? Cuanto menos, a Benjamin le sorprende que teniendo semejantes modales, pueda congeniar tan bien (aparentemente) con la hermanastra de Grelliam Ollivander, que parece estar en la antítesis de ese hombre, y de su propio hermano, a quien por fin ha conseguido ver, aunque le ha quedado claro que no podrá entablar una conversación decente con él.

 

Igual hay mucha gente interesante reunida allí y podría encontrar beneficioso algún intercambio, menos porsupuesto, con la molesta pareja de Yanna Smith ¿es que no podían conseguirse un cuarto?

 

Pensé que nunca tendría que volver a toparme con el francés cajún en mi vida— murmuró, apenas al oído de Quintel que aunque no permanece quieto en un solo punto, ha mostrado la suficiente consideración para permanecer cerca de él— que molesto acento.

 

Acento, modales, Benjamin no deja de considerar de lo más vulgar la presencia de aquella joven morena y la hermanastra de Garry Ollivander. La pareja no puede ser más inusual, y el mago no quiere ni imaginar cómo es que pudieron conocerse, pero agradece que Crouchs a través de ese raro mecanismo de los listones ponga fin al espectáculo y pueda dar inicio de una vez al entrenamiento.

 

Su lazo es verde, y apenas puede ocultar su enfado, al notar que sus compañeros van a ser nada menos que el pastor insignificante y la afrancesada. Que la última miembro sea la joven Rambaldi apenas le levanta el ánimo. ¿Cómo concebir una estrategia con semejante personas? Del otro lado de la escena, ver que Quintel parece muy entusiasta junto a su equipo solo incrementa su malhumor. Se obliga pues, a mirar a otro lado, y se detiene en Bel Evans, que parece dubitativa sobre ir o no a sentarse junto a su ex marido. Los gestos de la mujer son tan transparentes que Benjamin encuentra risible el asunto, mas cuando finalmente la ve dirigiéndose hacia él, y recogiendo del suelo la varita de broma ¿qué pensaba hacer con ella?

 

No alcanza a notarlo, porque la voz de Montpellier lo devuleve al duelo que está a punto de comenzar.

 

Me haré cargo de ella— alzando apenas el mentón señala a Hannity Ollivander— siendo un entrenamiento, mejor si cada uno toma uno.
Antes de que siquiera haya terminado de hablar, ve que tanto la bruja morena como el pastor han lanzado ya sus dos primeros hechizos. La primera ha lanzado un Incárcerus dirigido a Quintel, con el objetivo de maniatar los pies de su muchacho y hacerlo perder el equilibrio, y con las otras dos cuerdas atar sus manos a la espalda y su boca impidiendo que pueda hablar (algo que realmente ni siquiera es tan necesario en él). Pero lo realmente sorprendente, es comprobar, viendo los síntomas de falta de respiración en Hessenordwood Crouch, que el pastor ha usado contra el mago un cinaede ¿Cómo aquel mocoso podía tener poderes uzzas? No queriéndose quedar atrás, aun cuando los otros tres no han dicho nada sobre su idea, decide atacar y piensa entonces en un crece uñas para provocar fallas en la puntería de Hannity que podían hacerle hasta perder la varita, si no detenía el hechizo a tiempo.
Dejarlo sin respiración desde el comienzo, que letal, pastor Despard— balbuceó hacia el joven cuyas orejas se pusieron de inmediato tan rojizas como su cabello.
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Rory
7PP- 100 PV
Nasha
8 PP- 100 PV
Ben
8 PP- 100 PV
@ @Hessernordwood Crouchs

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Hannah Rambaldi


No vió en realidad en que momento todos sus compañeros de aquel extraño grupo al que pertenecía para este ejercicio habían lanzado sus hechizos, todos parecían muy concentrados, pero Hannah estaba observando todo lo que podía y todo lo que pasaba, quienes harían de jueces comenzaban a platicar, o eso parecía ya que el hombre seguía con la capucha y solo se veía hablar a la mujer con un poco de incomodidad.


Trataba de grabarse cada uno de los movimientos de ambos grupos y como había tomado cada quien a un integrante contrario para atacar, ella sólo veía a quien sería la retadora, la mujer peliblanca con traje de vikinga que había escuchado gritarle al encapuchado, parecía no tener un buen manejo de la varita o tal vez, se puede imaginar ella que, de la magia tampoco, aunque quizá solo sea un truco para distraerle y ella no estaba dispuesta a dejar que eso sucediera.


-Incendio- la mujer rubia había lanzado su primer hechizo en contra de la mujer comenzando a quemar una de aquellas botas que llevaba, no quería parecer grosera ni mucho menos, pero no pudo evitar decir - Espero que puedas controlar el fuego antes de que se dañen tus lindas botas y no sea como el reconocimiento de una varita de juguete o tendrás muchas complicaciones en este duelo.


La mujer parecía de armas tomar y era lógico que contestará algo, así que espero el contraataque tanto físico como verbal mientras miraba al joven pelirrojo con aquel hechizo de magia que Hannah sabía que era superior. -Quién viera al jovencito tímido con semejantes poderes y conocimientos, cualquiera diría que su aspecto no tiene ninguna relación con su poder...


En el poco tiempo que tenía entre un hechizo y una defensa veía como es que los otros correspondían a los ataques de los adversarios y la chica más joven del grupo había levantado la varita a gran velocidad al ver que el hombre maduro levantaba la varita hacía ella y está pronunciaba protego y posteriormente diciendo en voz alta rictusempra si el hombre al que lo mandaba, tal como se veía, era astuto no dejaría que el hechizo hiciera su efecto, pero al ver toda la batalla se podía decir que nada se sabía aún de lo que podía pasar en aquella práctica.


A Hannah le faltaba aún mucho por aprender, pero para eso estaba allí, para hacerlo, en los tiempos que se vivía y en la posición en la que ahora estaba el aprender a defenderse no era una opción, habían pasado los tiempos en los que el no atacar y darse la vuelta habían quedado atrás, ahora todo era diferente y está era una buena oportunidad para aprender.



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Bel Evans Ollivander

 

Sentir los brazos de Hannity envolviéndome me sacó del aturdimiento en que había quedado sumida por causa de la súbita aparición de Garry. Pocas fueron las palabras que alcanzó a susurrarme, apenas un saludo discreto, que sin embargo, transmitía toda la calidez de su corazón. Al poco rato de separarnos, una última persona se hizo presente, una mujer cuyo apellido (Rambaldi) evocó en mi interior épocas casi olvidadas, y que de inmediato fue recibida por el predicador Despard.

 

No dejaba de pensar en como eran diferentes todos los que estaban allí reunidos, como una representación de la inagotable variedad que podía otorgar la vida, y en el hecho de que, a pesar de todo lo que podía haber dicho a Montpellier, ella llevaba razón en que ver a Garry había sido la principal entre todas mis motivaciones para estar allí, excepto que había tenido que tenerlo ahí mismo para saberlo con certeza.

 

El jardín tenía un extraño brillo azulado, y las luces de la casa la hacían resaltar. No había imaginado que la residencia de Crouchs pudiese tener semejante aspecto, pero la verdad era que el hombre no dejaba de ser una auténtica caja de sorpresas, desde el primer día que nos habíamos cruzado en Natural Poison. El entrenamiento estaba por comenzar, y necesitaba aclarar que no iba participar del mismo, así que aproveché para acercarme un poco más al grupo y la curiosidad era tanta, que sin quererlo, al mirar directamente a los ojos de Despard, parte de sus pensamientos se filtraron directamente a mi mente.

 

El anillo de legeremancia en mi mano derecha brilló tenuemente, debido al uso que acababa de darle. No fue mucho lo que dije, pero alcanzó para despejar las dudas del pelirrojo, y para que finalmente, a través de un extraño mecanismo de lazos, se decidieran los equipos. Lo que no había esperado era que un lazo verde también fuera a parar conmigo. Vaya y si estaba bromista aquel sujeto.

 

Quería poner toda mi atención en el espectáculo que pronto daría comienzo, pero a medio camino de regreso al punto donde había estado, di media vuelta y avancé en dirección a Garry. Era complicado describir la clase de sensaciones que me había despertado el verlo nuevamente, pero si el primer paso lo había dado él llegando hasta allí, yo no podía ser menos. Así que no me detuve, hasta que lo tuve apenas a un palmo de distancia, y agachándome un momento para recoger la varita de broma que Yanna le había aventado, la agité en el aire, provocando que un chirrido saliese de ella.

 

Un ruido lo bastante molesto como para que él se animara a levantar la cabeza.

 

¡Vaya aparición! No has perdido un ápice de tu grandilocuencia querido — expresé con la misma ligereza informal de los tiempos más familiares, aunque estaba bastante lejos de sentirme de esa manera— ¿será que te arrimas y me haces un espacio? He extrañado tenerte a mi lado.

 

Estábamos realmente cerca, pero eso no alcanzaba a completar el vacío que se levantaba entre los dos, reflejo de todo lo que habíamos vivido desde nuestro último encuentro en la heredad. Saqué entonces de mi bolsillo, aquel lazo verde, y con la vista vuelta al jardín comprobé que en el interín de aquel intercambio, el enfrentamiento había dado inicio. Hannity acababa de defenderse con un protego de un ataque enviado por Benjamin Whisper, un hombre que recordaba vagamente de mis épocas en el cuartel auror, y el corazón se me encogió al notar que el tipo, bastante astuto y con evidente experiencia en esos lances, había optado por un intercambio de daños lanzando un sectusempra, justo antes de que Hannity lanzara un rictusempra. Ambos hechizos habían dado en el blanco, pero mientras Whisper simplemente reía, y ello le impedía poder lanzar rayos o cualquier hechizo que requiriese puntería, Hannity comenzaba a desangrarse por causa de todas las heridas que aquel maldito ataque le había provocado.

 

¡Es un entrenamiento! Como puede ser capaz de algo así— se suponía que tenía que alentar a mi equipo que era el verde, pero la indignación por el ataque a mi hija era superior a mí— un hechizo más y podría dejarla fuera de combate...

 

Con todo, confiaba plenamente en las capacidades de Hannity y que encontraría la forma de reponerse. Whisper, no podía saber si por consideración o simple condescencia había desistido de lanzar un nuevo ataque hacia ella y había optado en cambio por un Finite Incantatem que ponía fin a aquellas raras contorsiones, que resultaban el doble de extrañas proviniendo de él que solía mostrar tan impecable apariencia.

 

@ @@Hessenordwood Crouch

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  • 2 meses más tarde...
¿Una cena formal?-, la voz de Hessen se escucha un grado más aguda por encima de lo normal, verdaderamente impresionado por lo que sus oídos han escuchado. —¿Esperas que...tu estas esperando que le presente una cena formal a la hija de Ollivander?-, finalmente salió del armario, medio vestido, con el cabello aún estropeado y sin pantalones aún, pisando el suelo en calcetines. —¿Realmente conoces a estas personas? Son todas raras y hacen cosas extrañas también. A Grelliam ni siquiera le gusta comer, no cuando es una persona al menos-,hizo un gesto cómo si eso de pronto tuviera algún sentido coherente para él. —No, no voy a llegar con él diciéndole “la cena formal para su hija está lista señor”-, es demasiado exagerado al hablar y moverse como para creerlo verdaderamente molesto por esto. —Además, la niña es una veinteañera o algo así...- detuvo abruptamente sus pensamientos que van en paralelo con esta discusión y un negocio que tiene que cerrar esta tarde con la señora de un viejo colega americano, y es que la idea de decir que la hija de Ollivander es apenas un par de años menor que él es...más extraña de pronto. —No Renzo, busca algo mejor ¿quieres?


—Señor pero…


Solo hazlo-, colgó la videollamada. —¿Y bien? ¿Te gusta esta?-, Hess se giró para encontrarse con el muchachito Quintel asomando su cabeza desde uno de los sillones de la sala donde lleva cómodamente toda la mañana leyendo algunos de los libros que Hessen consiguió la noche anterior en una mano de póker con un antiguo cliente que ha querido verlo una vez más para hacer nuevos tratos con él.


Te ves gordo con esa corbata-, respondió con una sonrisa y sonido algo más parecido al silbido de un ave, a Hess casi le sorprendió como su voz hizo eco en el ático que ocupa por piso.


Si pues… copié el estilo a tu papá-, defendió de mala gana su vanidad herida mientras volvía al armario.


Benjamín no es mi…-,


Oye, tú eres una especie de persona joven ¿no?- interrumpió. Nunca han hablado de esto libremente, pero al demonio no se le ha podido escapar la peculiar naturaleza de Quintel y la magia tan antigua que emana de él como un viejísimo y buen cuidado recipiente. —Necesito que me ayudes con algo.


¿No puedes organizar una fiesta de cumpleaños para la señora Hannity? ¿Tu? ¿que justo hay cosas tiradas por tu piso de la última a la que asististe?-, se burló mientras le arrojaba una servilleta con un número de teléfono y un beso pintados con lápiz labial.


He estado ocupado-,


Ya lo noté-,


¿Puedes o no?- Quintel rió divertido mientras se recostaba de nuevo sobre el sillón.


Supongo que algo puedo pensar. Pero te va a costar como tiempo extra-,


Aprendes tan rápido-, felicitó al niño. —Tenemos un trato.


-- -- --



El Pink Palace tiene un salón en el primer piso bastante amplio y abierto, el piso de madera y los espejos a dos lados de los cuatro muros da la impresión de que es un viejo salón de baile en desuso por mucho tiempo, pero fuera de eso se encuentra en perfectas condiciones. Podrían fácilmente y sin problema caber un grupo de tres o cuatro mesas acomodadas en forma de una para hacer sentir a todos que se acompañan en el sitio.


La iluminación también es perfecta, hay incluso un par de luces extra a los costados para darle un ambiente más íntimo al salón cuando la noche de fiesta avance. Con largas cortinas adornadas con plantas y luces puede arreglarse los pequeños detalles que hay en los muros.


El sitio es simplemente perfecto para que una muchachita de la clase de Hannity Ollivander, tan elegante pero también sumamente discreta, festeje su cumpleaños en compañía de su familia y amigos.


Es tan perfecto que por eso mismo es una sorpresa para Hessenord que existiendo aquel espacio tan particular en el Pink Palace, la amplia sala de su piso se vea acomodada tan agradablemente para recibir a un grupo de colegas.


El piso de Hessen debe ser uno de los más pequeños de todo el Pink Palace, no tiene ningún hechizo de extensión o puerta interespacial oculte que guarda más cosas de las que realmente le caben, son solo algunos metros cuadrados de planta abierta donde, desde la entrada, fácilmente puedes tener vista a todo, excepto al medio armario y desde luego el cuarto de baño. Es un hombre ordenado también, minimalista en cuanto a la decoración y el resto de su estilo de vida (al menos en la intimidad de su piso). El desorden ahí dura solo los días más agotadores, pero nada de unas cuantas horas.


Hessenorwood no ocupa realmente más que eso, a pesar de ser un hombre grande, considera que puede darse lujos y gustos fuera, en cualquier otro rincón del mundo y luego, después de todo eso, puede volver al acogedor rincón que se ha conseguido en el Pink Palace.


Hoy en cambio hay solo una gran sala en el piso, demasiado amplia pero sigue siendo cómoda, como la sala de estar de casi cualquier mansión en Ottery, la cocina/bar ocupa la otra mitad del piso, es sobrio, mas de lo habitual y el demonio, de todo lo malo, rescata que al menos así se tiene una mejor vista por el traga luz que corre desde la mitad de su techo hasta la terraza que da a los patios laterales del multipisos.


Sin duda Quintel ha convertido su pequeño piso en un pub londinense y Hess cree que es malo solo porque sabe quienes son los invitados esta noche.


¿Dónde están mis cosas Guillam?-, masculla mientras el menor toma el maletín de Hessen y lo guarda dentro de una alacena, lo único que ha quedado casi intacto es la lujosa cocina del licenciado y eso solo porque Quintel consideró que Hessenordwood Crouch debe tener un gusto tan exquisito en licores por los nombres en las botellas, las cuales reconoce de la misma cantina de Benjamin. —Mi cama estaba justo ahí esta mañana, y el librero, ¡¿dónde quedó el expediente de la señora Luxure?!


No quieres saber-, respondió gesticulando y a señas. —Tu piso es ideal para un evento, tienes su una de las mejores vistas de todo el palacio y además es un buen momento para que tu…


Si, pero ¡¿por qué aquí?!-, metió sus propias manos entre las señas que Guillam le hacía intentando de explicar sus razones.


Te ayudará con ellos, trabajas mucho con Ollivander y todos ahí sospechan algo de ti de alguna manera, excepto... bueno Ollivander.


Trabajo para él, es lo único que me debería importar...


Pero está convaleciente, el trato siempre es con los demás-, Hessen sisea una maldición sin desear realmente daño al muchacho, después de todo tiene razón, él mismo le había comentado algo de eso a Guillam alguna de las tardes donde Smith lo corre (o no lo deja entrar) a la heredad por hacer movimientos extraños con el oro de su hermano.


Y Hess no puede decir que no lo ha intentado, pero es que por alguna inefable razón él simplemente no puede intentar llevarse mejor con ellos, por más que a Hess le guste el señor Grelliam.


Pero ellos son… tan…-


¿Oíste eso? ya debieron haber llegado-


Hessen no discute más con el muchacho que corre a abrir la puerta. Casi se siente más impresionado por la verdadera habilidad de Quintel para haberse deshecho de todas sus cosas en solo unas horas que en los invitados que están por llegar.


Definitivamente tendrá que cambiar su dirección después de esta noche.


Lejos de ahí, Yanna espera afuera de la mansión de los Ollivander. Sobre la moto voladora equipada para llevar a un par de pasajeros con ella. La invitación de Quintel no decía nada sobre festejar a Hannity, mas bien habían quedado en hacerlo parecer una reunión casual; "es solo algo tranquilo en el piso de Hess", murmuró ásperamente a Yanna esa misma tarde.

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