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Enemigos de ayer y hoy


Juliens
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Vera

Extendió su mano izquierda y dirigió Staff of Mercy a los cimientos, levantando al mismo tiempo la pole hacia los cielos, dispuesta a lanzar las esquirlas de Odín contra la propia creación de los dioses, el Templo Paldadín.

Vera estaba fuera de sí y Hobb se había querado paralizado. Los relámpagos iluminaron el Templo y los truenos resonaron con fuera instantes después. Era como si los mismos dioses se revelaran contra lo que la bruja estaba a punto de hacer.

Entre el fragor de la rugiente tormenta, Vera no escuchó la carrera de pasos que se acercaban a toda velocidad, hasta que una alta figura se abalanzó sobre ella y le arrancó las armas de sus manos.

—¿Estás loca niña? ¿Quieres desatar la ira de los dioses sobre nosotros? —Höōr la zarandeaba con furia, sus ojos ciegos fijados en ella, incriminándola con un gesto riguroso y adusto.

Vera no respondió. Seguía absorta, con la vista fija en la espada y en la leyenda que se cernía sobre ella. Furiosa, se revolvió contra el Aesir y conjuró Fortress sobre sí misma, adquiriendo una fortaleza fuera de lo común. Con toda su energía corporal envolviéndole la piel y endureciéndole su cuerpo a modo de armadura, giró rápidamente sobre Höōr, atacándole con Divine Force. Recuperó el control de la Pole y apuntó al maestro.

—No me dentendrás, Höōr. El Templo ha sido profanado por un Poder peligroso. No dejaré que ese Poder nos destruya a todos. Aunque tenga que matarte.

La bruja no parecía la misma. Estaba poseída por una furia desconocida en ella, casi demente. Los relámpagos y truenos hacían temblar el Templo, como si los mismos dioses quisieran alzarse contra Vera. Mjölnir se agitaba en su pedestal, como si quisiera desprenderse de su lugar seguro.

Vera estaba ajena a todo. Su Pole seguía apuntando a Höōr.

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- Tienes razón Sagis, solo fue una planificación lógica, separar a sus miembros para poder atacarlos por diferentes flancos, fue estratégico, así que quien sea que esta haciendo todo esto, sabe lo que se hace y porque, eso quiere decir que fue planificado y no algo hecho al azar, sabía como actuaríamos y que haríamos, era evidente que lo hizo a propósito, así nos dejaba vulnerables a todos, a ellas en el templo y a nosotras acá - Pronuncie frunciendo el entrecejo mientras pensaba que hacer a continuación -

 

Sonreí cuando me ayudo a poner las frutas en la bolsa, mientras la escuchaba, siempre había sido previsora y llevaba bolsas o bolsitas conmigo, aunque sea para guardar mi libro y mi lapicera, pero en aquel momento la bolsa estaba vacía y nos servía para llevar las frutas, preguntándome porque justo se me había ocurrido llevarla en esta empresa, era como si supiera que algo iba a pasarnos y escuché aquel: ¡cuidado! cuando algunas frutas se me cayeron al ver al dragón, era imponente y me había asombrado tanto de verlo que no me había dado cuenta que las frutas rodaron al piso, hasta que me vi juntandolas de nuevo en la bolsa, aun anonadada y sin saber como explicarle lo genial que era ese animal en sí.

 

- Por las barbas de Merlín Santo, es que no estoy acostumbrada a ver dragones así como así, que hermoso y bello, es tan bonito, no tiene dueño pero es tan bello, desde que deje de trabajar en la oficina de Cuidado de Criaturas que no veo dragones, recuerdo que me quedaba así de asombrada y maravillada, tardaba en hacer fichas o en darles de alta, porque me quedaba muda al verlos, realmente que bonito que es Sagis - Le dije parpadeando asombrada y sonriendo feliz, nada me gustaba más que los dragones, solo que me había dado un susto al verlo aparecer de la nada y obvie decirle que no sabía que tenía uno en su haber -

 

En realidad la idea del dragón se me antojaba de cuento de hadas, aun ahora después de tantos años me asombraba tener esa sensación de que todo lo salido de los cuentos era verdad, quizás fuera una parte muggle mía que aún residía en mí o era la revelación de que había algo más poderoso y fantástico que los cuentos que me contaban de chica y que la magia existía y me había sido regalada a mí, aunque dicho sea de paso yo ya había nacido como bruja, solo que no me había enterado hasta que cumplí los 11 años y me llego la carta de Hogwarts, la misma que me llevo a descubrir que todos mis sueños eran realidad en un minuto.

 

 

- No es a la única que asusto, creo que mi corazón volvió a latir fuertemente, por merlín, Sherlyn, casi mas me matas de un susto, ¿estás bien? ¿qué te paso? estábamos acá con Sagis por subir al dragón, es increíble, ¿puedes creerlo? tiene un dragón y es una pasada, lo siento, es que hacía tanto que no veía uno que es increíble ¿a que sí? - Les dije entusiasmada y feliz, mientras miraba a Sherlyn para cerciorarme de que nada malo le pasara -

 

 

Escuché su "Luna vamos" y sin pensarlo dos veces me subí al lomo del dragón, mientras alzaba la varita y decía un "evanesco" tras otro, viendo como las flechas se paraban al desvanecerse, no le dije en aquel momento que estaba feliz de que fuéramos un equipo y que pudiéramos trabajar tan bien juntas, pero cuando el dragón sobrevoló los cielos, me agarré de su cintura sintiéndome feliz y alegre, hasta grite un poco y todo, era una sensación única, solo comparable con volar en escoba y en aquel momento me alegré que me siguiera hasta allí y de poder vivir esa aventura juntas, al menos, ahora tendría algo que contar en casa, ¡¡¡había volado en un dragón!!! y me parecía la mejor cosa que había hecho en la vida, por lo menos, de momento eso era lo que pensaba mientras sobrevolábamos los cielos al lomo del majestuoso becerro de mi amiga Sagis.

 

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Aunque siente dolor, y por un momento se queda paralizado, entiende lo que está sucediendo. Están siendo atacados progresivamente, hay algo ajeno al Templo que intenta destruirlos. Aunque está débil tiene la energía suficiente para luchar contra lo que sea que intenta acabar con ella.

No va a pelear contra Vera, aunque está dispuesto a hacerlo en caso de que sea estrictamente necesario, pero debe detenerla. Por el momento no cree que sea necesario atacar a nadie salvo a quien, en ese instante, es responsable de todo lo que está sucediendo.

Invoca un Aspis Uther y activa su movimiento especial Tonde Protectione. Tiene en la mano un escudo que está compuesto por acero sagrado y por parte de su propia energía. Respira, y con su mano buena, lanza el escudo con todas sus fuerzas. Este sala disparado como si de un boomerangs se tratara y en el momento en que golpea el hielo regreso. El hielo se destruye en el momento en que el escudo lo toca. Vuelve a lanzarlo, una vez, dos veces, tres veces.

Cada golpe lo cansa, lo debilita. Al ser el escudo una arma que contiene parte de su energía esta se consume conforme más golpes acierta. La espada desaparece.

**************************************************


TERCERA FASE

TEMPLO PALADÍN

Arthas Menethil


Arthas Menethil, el traidor de la Orden de la Mano de Plata que asesinó a su mentor Uther El Iluminado, nuevamente se enfrenta a los paladines. El ahora Caballero de la Muerte maneja la espada Agonía de Escarcha y puede invocar sirvientes inferi. Su objetivo es robar el Mjölnir.

ISLA AVALON

 

Némesis


La Sacerdotisa Oscura, una vieja enemiga de la Orden de Avalon, se manifiesta en la Isla. Puede maldecir y corromper con sus oraciones profanas, invocar espíritus malignos y controlar animales y criaturas mágicas sin el más mínimo respeto por la vida. Su objetivo es robar Excallibur.

LA FORTALEZA ERRANTE

 

Vashyah


La Ángel Caído irrumpe en la Fortaleza Errante. Fue expulsada de la Corte de Ángeles y planea que ésto haya valido la pena, cuando logre tomar posesión del Necronomicón. Tiene poderes demoníacos y toda una legión de demonios bajo su control.

Editado por Hobbamock Graves

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Darla negó con la cabeza, al escuchar las palabras de la pelinegra y de sus labios salió un murmullo apenas audible.

 

—Su nombre es Legión… —fue casi como si hubiera subrayado la palabra nombre, porque somos muchos… sonó el recuerdo de aquella voz en su mente, recordándole quién era aquel demonio, o mejor dicho aquellos demonios, ni un aquelarre podía enfrentarse a Legión si no estaba unido y sus fuerzas no llevaban el suficiente poder para destruírle.

 

Sacude la cabeza, ante la pregunta de si quiere el necromicón. Es una buena pregunta pero Legión no suele ir tras de objetos, va tras almas, ella no tiene ¿o sí? De pronto se da cuenta que está rodeada de humanos, licántropos, seres que tienen un alma, algunos pura, otros no tanto, es un banquete, como lo sería para ella si deseara saciarse de sangre. Se estremece cuando un escalofrío recorre el centro de su espalda. Sin embargo Madeleine concuerda con el mago, y la Potter Black desea de todo corazón que así sea, es más fácil proteger un objeto que un alma corruptible.

 

Observa de pronto a la bruja de las cicatrices guardar su espada, no conoce el arma que lleva, si tiene más poderes de los que a simple vista imagina. Pero lo que hace luego la sorprende, hasta que recuerda el objetivo y lo ve con sus propios ojos. Sus “fantasmas” podrían ser más crueles que los que acaban de invocar, sobre todo si considera que no serían solo los de Darla sino los que rodean a su alter ego y madre creadora, Scarlet. La vampiresa carga con más muertes y recuerdos que lo que la Potter Black podría imaginar. Lástima, aún no domina esa magia, pero sí puede hacer algo más para ayudarles.

 

Extiende su zurda e invoca a su sombra mediante el umbra. Aún no puede dominar criaturas de las sombras, pero sí puede poseer y puede duplicarse, su sombra la observa, siente el contacto de su mano en la de ella y luego ve hacia el frente y se lanza tras los espíritus invocados para enfrentarse a los demonios tras levantar una de las espadas caídas del lugar.

 

No está segura, pareciera que el aire vibrara, con tantos demonios, criaturas, invocaciones, no le sorprende pero algo ha cambiado, lo puede sentir, gira para todos lados, ha invocado sus dagas tras pensar en ella, Kansho aunque no está segura qué podría hacer exactamente contra los demonios con ella, pero no puede evitarlo, prefiere prevenir que curar. Pero ¿qué opciones le quedan? Puede recurrir a su velocidad aunque jamás se ha puesto a considerar si el Phanton es más rápido que los demonios, obviamente, salvo aquellos que se vuelen corpóreos, utilizar el Control Corporal para dominar su torrente “sanguíneo” tampoco cree que sea una opción del todo práctica, quien sabe, podría igual intentarlo. Su sombra al menos, la está pasando bien, destruyendo criaturas con la espalda mandoble de la armadura.

 

Ya pasó antes por el hecho de poseer un objeto con el Escendia, pero ahora casi todo parece estar poseído allí, ¿les podrá hacer creer que no? Quizás el Ilusionismo sí funcione con los demonios menores ¿lo habían utilizado en el pasado contra ellos? Rebuscó en su memoria, tratando de recobrar lo que habían borrado por más de seis años. Sí podría hacerlos explotar con Fragoquinesis, eso era más que evidente, pero terriblemente asqueroso y la sangre de demonio no solo era mal oliente, también quemaba y lo que era peor, la mancha en la ropa, y los agujeros, jamás salían.

 

Pensó unos segundos y luego comenzó a proyectar una imagen en la mente de uno de los demonios, pero se encontró con una sorpresa, había algo más ahí. Abrió los ojos, no era tan débil, no era tan “pequeño” como a simple vista pudiera parecer. El veneno viene en frasco chico, pensó mientras recordaba la imagen inocente de una niña con una muñeca medio destruída en una mano y un puñal manchado de sangre en la otra. Su respiración se agitó mientras continuaba intentando meter una idea de que iba perdiendo y tenía que retroceder a aquellos demonios. Maldita locura la de ella.

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La certeza de que el ataque a la isla tenía la finalidad de robar la espada me hizo inclinarme más en el dragón. La criatura, como si me hubiera leído la mente, aceleró el vuelo y temí que Luna o Sherlyn se cayeran de la montura. Mientras surcábamos el cielo oscuro y malévolo que nos rodeaba, sentí como las espinas carmesí volaban hacia nosotros. Aquello, lo que fuera, nos atacaba. Seguro que la destreza del dragón nos protegía. Y la magia de Luna; nuestra hermana hacía desaparecer las que se acercaban demasiado.

 

Luna tenía razón cuando dijo que quien fuera, lo tenía planificado. Quien fuera, conocía al clan y la fuerza de la unión. No tenía tiempo de reflexionar sobre ello porque ahora la prioridad era reunirnos con nuestras compañeras, con Scavenger, Lillian, Xell... ¿Habría llegado alguien más en nuestra ausencia? Ojalá... Cuántos más fuéramos, más posibilidades de luchar contra aquello, lo que fuera..., quien fuera... Luna ahora guardaba silencio. ¿Estaría saboreando el vuelo? Como fuera, se acababa. Se veía la pirámide cada vez más cerca.

 

Ni lo pensé. Me tiré prácticamente del animal en cuanto llegamos a la zona de la entrada, en vuelo, cuando aún planeaba. Murmuré un "Aresto Momentum" que me hizo llegar al suelo sin un rasguño. Lo que vi me dejó helada. El templo estaba invadido por aquellas púas por todas partes: las paredes parecían de rojo sangre debido al fulgor de aquel color bajo la luz que entraba por la cima de la pirámide. Hice una invocación del fuego Beltane en el suelo para poder avanzar sin peligro. Allá donde lo había tocado, las púas parecían marchitarse y, frágiles, se deshacían en un polvillo grisáceo que caía al suelo. Caminé hacia las voces de mis Hermanas con la varita en alto. Parecían en peligro. Cuando las vi, me di cuenta del poder que tenía aquello o aquel que había provocado aquello: Lily estaba poseída, como los animales que nos habían atacado al principio.

 

Suspiré.

 

-- Ni se te ocurra darle la espada, Xell. -- Había un claro tono de amenaza, no hacía mis sobrinas sino hacia el ser que pudiera estar dominándo a Lily. -- ¡Y bájate del altar! ¿Cómo se te ocurre pisotearlo, mujer?

 

Me acerqué un poco más. Scavenger intentaba hacer reaccionar a Lily y había usado un hechizo purificador. Para asegurarme de que ella estaba allá, aún, utilicé un efecto útil como la Lectura de las Auras. No salió como esperaba. Bueno, sí... Noté a mi sobrina allá, sufriendo, bajo el dominio, ahora débil aunque aún presente después de la intervención de Scavenger. Lillian luchaba por volver, tal vez ahora le sería más fácil.

 

Pero noté algo más. Esta lectura me sorprendió al ver, al notar, al presentir aquella aura maligna que se acercaba. Por un momento, pude hasta distinguir una silueta de una mujer oscura y bella, atrayente en su poder maldito, impactante en una aura poderosa. Parpadeé con brusquedad y todo desapareció. Sin embargo, ya sabía que algo humano, o en algún momento humano antes de su corrupción, avanzaba hacia el templo, acompañada de los animales salvajes de la Isla.

 

-- Hay que proteger la entrada -- murmuré entre dientes. -- Besto Hipogrifo...

 

Sabía que el animal podría parar, o al menos detener, a los animales que se acercaban. Ahora, aquella mujer oscura, fuera quien fuera... Ya era otro cantar... ¿Quién sería? Tal vez algún libro del templo pudiera informarnos pero... No tenía tiempo para una lectura amena en estos momentos...

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Sentí miedo al ver la transformación de la prima Lillian. Fue muy sutil aquel cambio en el que ella me pidió la espada y su voz se iba haciendo más autoritaria. Extendió las manos hacia mí y usó un tono apremiante para que le cediera la espada que agarraba en mis manos. Por un instante, me engañó. Confiaba en ella, ¿por qué no? Era una Hermana en el Clan y un familiar de la Potter Black. Pero algo en ese apremio me hizo dudar.

 

Retiré la mano que alargaba hacia ella y apreté el pomo de la espada contra mi pecho.No sé qué fue lo que me hizo sospechar; Scavenger también parecía sentir algo en aquella voz que empezó a sonar falsa a mis oídos. Aquel gemido lastimero sonó a mentira, sobre todo cuando dijo que "fuera buena" con la varita en la mano, en una posición claramente amenazadora.

 

- ¿Prima Lily? - repetí la pregunta de Scavenger, retrocediendo unos centímetros sobre la losa del altar. Éste no era mucho más grande; si retrocedía, caería al suelo, sobre las espinas carmesí que brillaban muy amenazadoras.

 

Me di cuenta entonces que éstas estaban en todas partes menos allá, en el altar. La Espada de Excalibur debía de ser tan pura que mantenía esa zona libre de ellas. No sabía qué hacer, por ello solté un gritito de alegría al sentir la voz de Sagitas, aunque me estuviera riñendo.

 

- ¡Sagis! ¡Gracias a la Diosa que te ha traído de vuelta! - Sabía que ahora todo iría mejor. - No era mi intención pisar el altar...

 

Me senté en él y balanceé los pies con precaución. Las espinas carmesí parecían crecer en busca de ellos, hasta que acercarba la punta de la espada. Retrocedían, se pudrían. No podían con la magia de nuestra Reliquia. Toqué el suelo con ella y abaniqué a los lados, abriendo un camino libre de puntas hirientes y peligrosas. Así, despacito, me acerqué en dirección a las otras chicas.

 

- ¿Dónde está Luna? - Pregunté al no verla. - ¿Qué tal está Lilliahn? - Cuantas excusas para no preguntar lo que más quería, cómo salir de ésta...

Editado por Xell Vladimir Potter Black
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Vera

 

Cuando la espada desapareció, Vera se desplomó exhausta. Todavía tenía con ella todas las armas que había invocado y las miró confundida. Observó a Hobb, que parecía agotado, con el escudo Aspis Uther todavía en la mano. Sin duda había sido él quien había hecho desaparecer la espada, pero la mente de Vera estaba sumida todavía en una especie de neblina que confundía sus pensamientos, como si acabara de salir de un sueño que vagamente recordara.

 

—¿Qué ha pasado? Me siento aturdida. —Al decir aquellas palabras, se sintió egoista. Ella se quejaba por un leve mareo y Hobb estaba exhausto y sin energía. Debía de haber lanzado aquel escudo varias veces contra la espada.

 

Olvidándose de sí misma por el momento, apuntó con su varita a Hobb para reestablecer sus energías con un par de Episkey. Vera estaba segura de que la dolencia que padecía el mago iba mucho más allá de lo que aquel hechizo podía curar, pero al menos le mejoraría la pérdida de fuerzas. Ojalá pudiera hacer algo por él. Se sentía impotente cada vez que veía a Hobb enfermo.

 

Vagamente, comenzó a recordar retazos de lo sucedido. Las imágenes le venían a la mente y se volvían a ir, pero logró captar lo suficiente de aquellos recuerdos.

 

—¿De verdad he querido destruir el Templo? —Se estremeció.

 

Ahora se daba cuenta de que en realidad la espada sólo había sido un ataque más de aquella energía oscura que estaba atacando el templo. Se sintió avergonzada de su reacción y de haber sido tan débil como para que aquel poder se apoderada de ella para tentarla.

 

Iba a preguntarle a Hobb si sabía qué era lo que estaba provocando los ataques a un Templo inexpugnable, cuando una sombra pasó ante ellos, con la rapidez de un relámpago. Vera miró en la dirección en la que se había alejado y, de pronto, la sombra se transformó ante ellos, convertida en una figura tan tangible que parecía de carne y hueso, aunque para los sentidos de Vera, era obvio que era un espíritu.

 

—Soy Arhtas Menethil, también conocido como el Caballero de la Muerte. Y vais a darme lo que es mío —Apuntó con la Espada Agonía de Escarcha a Mjölnir, en el mismo momento en que Vera descargó su Pole contra la figura de Arthas, deviando su hechizo del martillo sagrado.

 

 

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No se molesta por la respuesta de Ellie, ni siquiera por su tono. Si se molestara por detalles como esos, en una situación de peligro como la que estaban ya habría muerto hace tiempo. Sin embargo, su mente se centra en la pregunta de la Karkarov. No está seguro si el ilusionismo pueda funcionar en la legión, podrían intentarlo para dar una orden diferente a la que recibieron pero no está seguro sobre cómo funciona esto de los demonios ¿eran simplemente generales y ellos su ejército o existía alguna magia o feromona que les obligaba a actuar? Si fuera lo segundo, duda que el ilusionismo sirva demasiado. Responde a Emily con un gesto cabeza que fácilmente se puede interpretar como un «No lo sé».

Observa a Madeleine colocarse en cuclillas y colocando sus manos en el suelo. Recuerda inevitablemente el pasado, donde debía colocar la varita en el suelo para conjurar un hechizo en particular. Inmediatamente después Goderic entiende lo que está pasando. La bruja utilizaba sus conocimientos en ocultismo y demonología para invocar espíritus y almas en pena. La temperatura baja inmediatamente en la mazmorra y su piel se eriza. No le teme aquellas criaturas, después de todo están controladas por una de sus compañeras, pero la energía que les rodea inevitablemente le causa aquellas reacciones.

El mago sabe que si el objetivo del ente que está a cargo del ataque busca el Necronomicon, tendrán que esforzarse más. No es que no lo estuvieran haciendo pero se habían limitado por sus temores. Por lo mismo, centra su psiquis en uno de los demonios menores pertenecientes a la legión. Siente resistencia por su objetivo, revelando que, probablemente, también sean capaces de utilizar poderes psíquicos. La lucha entre dos mentes es algo sin duda etéreo y difícil de explicar y comprender pero real.

Goderic sabe que debe colocar una barrera en su propia mentes. Sabe que, de poseer conocimientos de oclumancia podría resultar más fácil cerrar aquel nexo psíquico que acababa de abrir. Sin embargo, no lo posee. El mago no lo sabía pero dentro de una legión habían subgenerales y una jerarquía que les permitía organizarse de mejor forma en sus ataques y, para su mala suerte, había decidido atacar a uno de esos subgenerales por lo que su ataque más que fructífero sufrió un efecto rebote. Siente como si su cuerpo ya no fuera su propiedad, tampoco su alma. Todo le pertenecía a Vashyah. No sabe quién es, solo sabe que es su dueña. «Mátalos»

A su orden, ama Vashyah

El mago levanta su varita y apunta hacia la bruja más cercana. Cuando está a punto de atacar, la conexión psíquica se rompe. No sabe quién ni cómo, pero alguien había interrumpido la conexión (ya fuera de forma consciente o no) atacando al demonio. No se preocupa de quién lo había ayudado, probablemente algún espectro de Ellie o alguno de sus compañeros, podría ser incluso su sombra que había invocado minutos antes para aumentar sus números.

Respira profundo para recuperar su fuerza mental. Sin embargo, sabe que debe informar a sus compañeros por lo que grita aquella información con la poca fuerza que le queda. Toma una poción revitalizante para recuperar energía.

¡No usen ilusionismo contra los demonios, ellos también cuentan con poderes psíquicos!

Luego les comentaría sobre Vashyah, aunque duda que el nombre de su enemigo fuera relevante.
Editado por Goderic Slithering

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Kaori M.

Ella también pensó en el Necronomicón, seguramente su presencia en la fortaleza atraería a mas seres como ese que intentaba robarlo. Lo que en verdad le preocupaba era si podían protegerlo, ahora al parecer era un solo demonio con toda su legión, pero quizá solo estaban probando sus defensas, quizá todo eso era para probarlos y ver si eran lo suficientemente fuertes como para representar algún peligro para los planes que tuvieran.

Mientras ella analizaba la situación las serpientes que había invocado fueron desapareciendo una a una, su fuerza se había mermado considerablemente, pero tenía que ayudar de alguna forma, tan solo debía recuperar un poco las energías. Sus compañeros ya se habían puesto en la dura tarea de frenar el paso de aquellos seres, usando de una forma impresionante los poderes de las sombras, pero los miembros de la Legión eran demasiados y ella no podía seguir ahí de pie sin hacer nada.

Observando como Madeleine invoca algunos espíritus, el ambiente en el lugar se vuelve aun más frio y su piel se eriza cuando uno de ellos pasa junto a ella, ese ese frio lo que la hace tener una idea un poco loca, pero que quizá les diera un respiró. Había pasado horas y horas leyendo en la biblioteca, memorizado algunos rituales, pero de ahí a hacer alguno había mucho camino por recorrer, quizá Kaori aun no estaba lista para hacer lo que tenía pensado, pero por el momento no veía otra salida.

Mientras todos estaban ocupados lidiando con esos seres la pelinegra busco algo filoso y un lugar lo suficientemente despejado como para dibujar rápidamente con su propia sangre dos círculos, uno más pequeño que otro, en el centro estaba una representación del viento, las pestes y las plagas, todo lo que Pazuzu representaba. Cuando se puso en pie luego de poner dentro de los dos cirulos el nombre del demonio que deseaba invocar, no ocurrió nada.

Miró a su alrededor y todo permanecía igual. Volvió a recorrer el dibujó con la mirada pensando que quizá algo había fallado, cerró los ojos recordando lo que había leído, algo se le estaba escapando, algo estaba haciendo mal. Al cabo de un rato los volvió a abrir y repitió en su mente el hechizo para invocarlo, pero no fue hasta que una de las criaturas salió despedida por los aires, muy cerca de donde ella estaba, haciendo que las luces del lugar cambiaran de dirección y la sombra de Kaori tocara el circuló que su invocación funciono.

Sintió como si algo dentro de ella se estremeciera, como si ahora estuviera conectada con aquello que deseaba invocar, por tan solo un instante sintió miedo de lo que estaba haciendo, más luego recordó porque lo hacía y este desapareció. Su propia sombra ahora formaba el pentagrama que había hecho y en medio de este estaba Pazuzu, esperando a que ella le diera alguna indicación.

—Vamos… a trabajar. Ayúdanos a acabar con la legión de Vashyah… usa el poder del viento y la peste contra ellos— pidió.

 

No sabía por cuanto tiempo podría mantener la invocación, pues al haber invocado las criaturas de sombras con anterioridad su energía se había mermado considerablemente, pero el tiempo que estuviera bajo su mando tenía que valer la pena.

Editado por Roxanne W.

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El nauseabundo olor que inunda su nariz y el descenso de la temperatura le afectan más de lo que quisiera. Tiene ganas de pedir un descanso, como si se tratara de un simple entrenamiento, pero sabe que no puede. No puede dejar de defenderse de las criaturas que los atacan, al menos no hasta que haya una señal de que encontrarán la forma adecuada de pararlos.

 

En ese momento necesitaban crear algún tipo de distracción que llamara la atención de los demonios y le diera al grupo un respiro, reagruparse y poder pensar entre todos qué debían hacer para controlar la situación. Por eso mismo era que quería una confirmación de si el ilusionismo podía servir en ellos, para hacer que las criaturas se ataquen unos contra otros o que se replegaran durante unos instantes.

 

Justo cuando iba a intentarlo, la voz de alerta de Goderic la descoloca por unos instantes, diciéndole adiós a su idea de crear ilusiones para los demonios. Su otra idea era incendiarlo todo, pero duda que eso de un buen resultado y, además, es poco probable que alguien apoye esa idea, por lo que no la dice en voz alta. Definitivamente el cansancio le estaba pasando factura, después de todo, era solo una humana.

 

—Es un buen momento para ser oclumante —comentó Emily, sin intención de sonar sarcástica. Lastimosamente, ella no era una.

 

Tampoco podía ayudar llamando a más demonios, como Madeleine, a quien debe recordar luego pedirle que le enseñe los libros de demonología que ha estado estudiando con Kaori. Pero sí que puede desviar la atención de los demonios que iban a tras sus compañeras que sí tenían la habilidad de invocar los propios. Ve a Kaori dibujando círculos con su propia sangre y está en lo correcto al pensar que necesita concentración.

 

Cada que un demonio intenta acercársele, Emily o su sombra -separada de su cuerpo gracias al umbra- lo evitan. Le da cierta emoción cuando nota que la invocación da resultado. Solo allí se le acerca a la bruja.

 

—Si vienen por el necronomicon tenemos que encontrar la forma de salir de aquí ya.

 

"Y asegurarnos de que siga en su lugar" sería la siguiente parte de su frase, pero es bastante obvia su intención.

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