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· Quimera Lab · (MM B: 114262)


Frankie Triviani
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Por las respuestas que Eva me daba podía darme cuenta, a grandes rasgos, de su carácter mesurado. Me había hablado de límites mágicos, algo en lo que particularmente yo no creía porque, ¿quiénes establecían éstos límites? Aquéllos que se creían con el poder suficiente para marcarlos, obstaculizando el acceso a la magia para mantener el control sobre los egos y el poder sobre las hordas. Mi trabajo favorecía al descubrimiento, al entendimiento, ayudar a la magia a restaurar y crear, jamás me había creído capaz de controlarla; que mi madre lo usara para otros fines era otra cosa, ella era solo un medio para el logro de mis propósitos.
La prudencia era buena, y Eva daba entender que la tenía y al escucharle hablar sobre seres poderosos capaces de ir mas allá de los límites mágicos me indicaba que había crecido subyugada a ellos. Seres que podían darle lo que quería y aún así ella había venido a buscar alternativas. La curiosidad comenzó a incrementarse en mi interior, y cuando la chica comenzó a responder mis preguntas, no solo mi curiosidad se disparó sino también mi interés. Casi me relamía los labios cuando comencé a sacar una muestra de su sangre, pinchando su dedo pulgar con la lanceta. Sangre de semidiós, un lujo que no me había permitido jamás.
Alcé la mirada hacia ella mientras exprimía su dedo sobre un pequeño tubo en el que recogí la muestra. Entendí sus palabras, no obtendría más información si yo no le daba una garantía. No había hecho comentario alguno cuando había descubierto su procedencia ni su herencia genética; me había percatado que ella había estado esperando alguna respuesta o reacción de mi parte pero no hubo ninguna. Mi expresión era inescrutable, a veces reflexiva, y cuando sonreía al tener contacto con sus ojos era mas bien condescendiente.
No obstante, y para ser completamente sincera, me hallaba sorprendida y muy entusiasmada por tan inesperada revelación, pero ésto no se debía por haber descubierto la existencia de semidioses, sino por la oportunidad de obtener la sangre de una... o dos, y analizar toda una nueva rama de información que podía añadir a mis investigaciones. Le dí a Eva una pequeña tira de algodón para poner en su dedo, así como una bandita. Examiné la muestra a contra luz, verificando el color y la textura a simple vista.
—Voy a ser completamente sincera contigo, Eva —comencé, mientras seguía examinando el contenido del pequeño tubo de forma visual —. Aquí jamás habían venido a buscar lo que tu estás buscando, ya que no es precisamente a lo que nosotros nos dedicamos —confesé, bajando la mirada hacia ella —, mi intención al traerte aquí era averiguar si podía ofrecerte algún otro tipo de servicio porque la duende que tenemos por secretaría no iba hacerte jamás un reembolso, pero...
Hice énfasis en la última palabra, antes de que ella irrumpiera en algún tipo de queja o se abalanzara sobre mí con reproches por la falta de profesionalidad de nuestra secretaria. Regresé a mi asiento, sin cortar el contacto visual con la semidiosa por más de un par de segundos y manteniendo un gesto sereno.
Voy a ayudarte —le anuncié, dibujando una sonrisa en mis labios —, y por supuesto voy a decirte porqué —agregué, sintiendo la necesidad que el trato entre nosotras fuese suficientemente claro para que no hubiese desconfianza y malos entendidos —, pero antes...
Tal vez hacerlo frente a ella no era lo más conveniente pero estaba ansiosa por degustar lo que tenía en mis manos. Le quité la pequeña tapa al tubo de la muestra y me lo llevé a los labios, bebiéndome todo el contenido. El sabor de la sangre impregnó mis papilas gustativas, haciéndome disfrutar el sabor y la textura antes de resbalar por mi garganta con una sensación cálida. Mis pupilas centellearon ante el delicioso rastro que dejó en mi boca.
Lo siento, mi condición vampírica es otra de mis afortunadas herramientas dentro de mi profesión —le expliqué, relamiendo mis labios mientras analizaba todo lo que su sangre me había mostrado —. Por supuesto que no mentías acerca de tu ascendencia divina, tu sangre tiene propiedades que te diferencian de un ser mágico normal. Puedo advertir su humanidad, al igual que sus propiedades mágicas... la diferencia radica en una pequeña característica que me resulta muy interesante y, para ti, muy beneficiosa en lo que deseas conseguir: tu sangre es metamórfica.
Coloqué el tubo vacío de la muestra sobre la mesa. En ese preciso instante Grunthorpe volvía a entrar en la sala con dos vasos de café que tenían impresos el eslogan de alguna cafetería de Diagon; le extendió uno a Eva y el otro lo puso frente a mi, tras lo cual desapareció. Mi mirada seguía clavada en Eva.
No me extraña, si me lo preguntas —continué, recargándome en el respaldo de la silla y juntando las yemas de mis dedos y colocando los codos en los descansa brazos —, si tu padre es quien dices, es natural que poseas y hayas heredado esa característica suya en tu sangre para cambiar su forma o para no resultar afectada ante alguno, esto basándome en todas las historias mitológicas que he escuchado... no es nada raro —agregué, recordando cuánto se le dificultó explicar lo que era sin parecer chiflada —, ya había escuchado sobre ustedes. Podría decirse que yo crecí honrando a dioses similares... nórdicos, para ser exacta. Ahora... —hice una pausa, marcando un parte aguas en el tema —lo tengo que preguntar, Eva ¿quieres seguir adelante y escuchar mi propuesta o prefieres buscar alguien más?

 

 

@@Eva Harton

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Eva ni pestañeo cuando sintió el pinchazo de la lanceta, el interés de ella estaba centrado en el semblante profesional de la Triviani, buscando detectar alguna señal de sorpresa cuando confeso su origen sanguíneo. No obstante, Eva no tuvo suerte, Frankie no se inmuto al escucharle y continuo con su labor de extraerle la sangre hasta llenar un tubo incoloro de muestras. La mestiza enmascaro su decepción con un rostro pensante al suponer que de todas maneras una vez iniciado el análisis de la muestra, la Triviani habría sabido que tenia algo diferente en la composición de su sangre, lo que la llevo a preguntarse ¿Cuáles eran las probabilidades de que Frankie Triviani tuviera información previa sobre la existencia de mestizos en el mundo?


-Gracias -Dijo Harton, usando el algodón para limpiarse la herida, y luego pasar a cubrirla con la bandita, sin dejar de observar los movimientos de la bruja que miraba a contra luz su sangre. Eva no entendía nada de hematología, y le era improbable detectar alguna signo visual diferente que tuviera su sangre a las demás. Para ella se veía exactamente igual a las comunes. Mientras ella cavilaba llenándose de preguntas sin respuestas. Frankie volvió a tomar la palabra para confirmarle que ellos no se dedicaban a ese tipo de trabajo que ella necesitaba, también se molesto en aclarar que el dinero de la consulta no seria reembolsado y que su intención había sido intentar ofrecer otro de los servicios que tenia disponible el laboratorio para compensar no poder ayudarla -Entiendo...


Eva frunció el ceño, sin poder seguir ocultando el descontento que sentía por lo que estaba escuchando. No veía posible que otro servicio pudiera interesarle, ni tampoco estaba dispuesta aceptar menos de lo que había ido a buscar. Era, de su lista de dos lugares, el primero que había decidido visitar y si no podían cumplir con sus deseos, podría seguir buscando en otro sitio. Estaba por decírselo a Frankie, cuando ella regreso a su asiento pero no tuvo tiempo ni de abrir la boca, cuando escucho que la doctora estaba aceptando ayudarla. La confusión se volvió una asombro cuando la bruja quito el tapón del tubo y se lo bebió tranquilamente, admitiendo su condición vampírica.


Un vampiro. Frankie Triviani era un vampiro y tal vez aquel fuera el motivo por el que no demostraba emoción alguna en su mirada. Eva estaba impactada y sus ojos brillaban de fascinación. No podía ocultarlo. Había visto muchas cosas en su corta vida, pero un vampiro trabajando en un laboratorio jamás se le hubiera ocurrido. Eran un mito. Hasta ahora. Hasta ese preciso momento y en ese lugar. Las historias escalofriantes que había escuchado sobre aquella raza de seres muertos, eran muchas y una peor que la otra, con detalles escabrosos y horripilantes. Sin embargo, la mujer que tenía delante de sus ojos no encajaba con ninguna de las características que describían las leyendas.


-Estoy...- Eva se interrumpió para terminar de escuchar a la bruja antes de emitir algún tipo de palabra. Tenia unas cuantas preguntas para hacerle con respecto a su condición, pero imaginaba que ella no querría responderle nada que no fuera profesional. Tenía que volver a concentrarse y dejar la emoción del descubrimiento para otro momento. Asintió con la cabeza al escuchar lo de su sangre, atrapando como pudo el hilo de la conversación que estaban teniendo- Disculpe... -Interrumpió - ¿A qué se refiere con lo de Sangre Metamórfica?


Hizo un gesto de agradecimiento al elfo que trajo el café y volvió su atención a la Triviani que se acomodaba en su silla y le trasmitía que sabia de la existencia de mestizos. Eva sonrió sintiendo que se relajaba al escuchar que tenia una propuesta y le preguntaba si quería buscar a otra persona para su propósito. Tomó un sorbo de café mientras comprendía que su sangre podía cambiar de forma y volverse una cosa diferente. Sabia que su padre a voluntad, como la mayoría de los dioses, podían transformarse en cualquier otra especie. Pero no tenia motivos para creer que un media sangre pudiera hacerlo por completo o parcialmente. "Talia fue un árbol" le dijo una voz dentro de su cabeza.


-Nunca me transforme en otra cosa, ni tampoco ninguna otra parte de mi cuerpo lo hizo -Comentó sin responder la pregunta directamente y quitándose de la cabeza, el pensamiento sobre su hermana. Zeus lo había hecho para mantenerla viva. Él podía hacer lo que quisiese - Basándonos en esa propiedad que nombras ¿Quiere decir que habría posibilidades de activarlo para producir un cambio anatómico? -Eva hizo un gesto negativo, no quería ni estaba preparada para transformarse en hombre sabiendo que las posibilidades de quedarse así, a voluntad, eran muy altas. Tenia un hijo. Tenia el deber de pensar en él. No había forma que Eddie entendiera que una de sus madres hubiera desaparecido y que un hombre tomara su lugar junto a su otra madre -Tengo una amiga, hija de Hécate, que es hechicera como tú. Ella puede convertirme hombre si así lo quisiera, pero no se si eso bastara para convertirme en alguien que puede producir un esperma real capaz de fecundar un ovulo.


Eva se interrumpió para volver a tomar un trago del café. Dejando que el silencio se extendiera y sus ideas sembraran bosques dentro de su mente. Ella estaba segura de lo que quería, y ser convertida en hombre no era lo que estaba buscando. La magia debía tener alguna solución para saltear ese inconveniente. Suspiro, dejando el vaso sobre el escritorio.


-No siento ningún deseo en transmutarme a otro genero. Así que por favor, no me diga que esa era su propuesta y es la única solución que existe para lo que busco -Pidió manteniendo el contacto visual -Si tiene una propuesta diferente con la que podamos trabajar, quiero escucharla, no iré por nadie mas, estoy segura de seguir adelante.




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Mi cuestión se había centrado, más que en ninguna otra cosa, en la reacción que me fue evidente observar en el rostro de la bruja al haber expuesto mi condición vampírica; no supe discernir si aquéllo había sido bueno o malo, aunque no había llegado a percibir temor alguno, lo que sí sabía, es que ya no era tan común observar reacciones como aquélla dentro de una sociedad mágica que normalizaba la existencia de los de mi especie y, además, no presentaban renuencia a la mutua convivencia. ¿Podría ser que los vampiros aún no salieran a la luz pública mágica en Norteamérica? Era un dato curioso, sobre todo considerando la anulación del estatuto mágico hoy en día.
Eva se mostraba reflexiva y yo me dispuse a tomar un par de sorbos al café. Estaba muy cargado, tal como me gustaba, y sirvió para borrar el rastro de sabor que había dejado la sangre de la Harton en mi boca. Si era sincera, no tenía idea del porqué tomaba aquélla bebida, la cafeína no me producía ningún trastorno de sueño ni me proveía de energías, pero era un gusto culposo. Mi única parte humana estaba encaprichada con ella.
Enarqué las cejas al escuchar hablar finalmente a la semidiosa. Ella estaba aceptando escuchar mi propuesta pero tratando de dejar muy en claro lo que había venido a buscar, y la noté indudablemente preocupada de que yo optara por una transmutación completa para un cambio de género. La mención de una hija de Hécate llamó mi especial atención, advirtiendo que Eva parecía estar habituada a separar la hechicería de sus capacidades, y declarándose ajena a la condición mágica, siendo que su sangre me había mostrado todo lo contrario, por lo que también era indudable que me estaba perdiendo de algo.
Entiendo tu inquietud, Eva —expresé, al tomar la palabra, sin descomponer mi postura relajada sobre mi asiento —, y así mismo entendí desde el inicio qué era lo que habías venido a buscar. Algo... "natural" —repetí, esbozando una sonrisa irónica, pero dado que no era mi hobby confundir a las personas sentí la necesidad de explicar mis pensamientos —. Estoy un poco peleada con esa palabra, si me permites aclarar. Todo en lo que trabajo aquí podría contraponerse con el significado que le dan aquéllas personas que le dan demasiada importancia a la "pureza", pero no entienden que no existe nada como tal. Evolución. Preservación de la especie, es en lo que yo creo —sonreí, ladeando sutilmente la cabeza sin despegar la vista de ella —, y me parece que tus circunstancias se integran perfectamente en ello, ¿no lo crees?
Me interrumpí un momento para tomar un par de sorbos al café, dándome unos segundos para profundizar en mi análisis mental sobre la situación y las vías factibles que podría utilizar para darle una solución a su problema congénito. Eva me estaba dando todo lo que necesitaba. No había palabra suya que no me provocara curiosidad, y mi interés en su sangre le daba una ventaja sobre mí.
Ahora —continué, cambiando de posición sobre el asiento hasta cruzar las piernas y recargar mi peso sobre un lado de la silla —, entenderás que cambiarte el sexo no supondría ningún tipo de avance en mi trabajo, por lo que está por demás descartado —indiqué, manteniendo su interés en mis palabras —, eso sin mencionar que sería demasiado sencillo y, además, la exclusión de la esperma masculina en el proceso, aunque sea la tuya en dado caso, ya estaba contemplado desde el inicio...
Mis pensamientos se volcaron nuevamente en su sangre y en su espléndida particularidad metamórfica. Me fue imposible evitar en todas aquellas historias, esos mitos en los que habían basado su cultura grandes civilizaciones a lo largo de la historia. No por nada había nombrado mi laboratorio con el nombre de un ser mítico de aquellas historias, aunque claro, de mítico no tenía absolutamente nada.
Lo que planeo hacer es utilizar las propiedades de tu interesante herencia genética para utilizarla en una metamorfosis a nivel cromosómico —expliqué, tratando de ser lo mas clara posible, ya era habitual que tener que repetir mis palabras de una forma más inteligible frente a Oliver cada vez que explicaba cosas del trabajo —. Así te podré dar la capacidad de proveerle lo necesario al óvulo de tu esposa para crear vida. Por supuesto en esto intervendrá cierta adaptación anatómica en tu cuerpo, pero te aseguro que será mínimo y temporal —me tomé unos segundos para reflexionar, y darle tiempo a ella que analizara la idea antes de continuar —. Tengo algunas condiciones, además, que con gusto expondré si estas interesada en continuar...

 

 

@@Eva Harton

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Eva estuvo al borde de soltar un suspiro, cuando Frankie demostró entender su inquietud sobre la anormalidad que pedía, y que al contrario de lo que debía ser, quería que fuera una forma natural de concebir una vida. Era importante para ella que el bebé nunca se tuviera que enfrentar a una duda sobre su origen existencial, que supiera desde un primer momento que traerlo a la vida había sido solo un método mas de los existentes para poder tener hijos. Esperaba que de esa forma pudiera eliminar parte de la inseguridad que a ella misma le había acomplejado toda su vida, cuando buscaba encajar en lo normal y puro de ser un mortal simple. Sin poderes, y sin sangre de dioses, lo que nunca había conseguido del todo.


-Si, que lo entiendo. No se como sea en este lado del mundo la importancia que le dan a la pureza, y en mi caso, quiero algo completamente egoísta para satisfacer un deseo, no quiero mejorar mi especie, ni preservar mis genes divinos, ni tampoco quiero hacer evolucionar nada en absoluto...


Eva guardo silencio sin dejar de prestar suma atención al rostro de la Triviani. La seguridad con la que hablaba la doctora le producían mucho interés, y a su vez, entender la confirmación de que la modificación física estaba descartada por completo, le producía un enorme alivio. Uno de sus temores, ya no tenían razón de ser. La mestiza asintió al momento de escuchar, una parte de los planes de la doctora, y aunque no lograba comprender del todo la parte científica que implicaba el trabajo, podía entender que era algo posible de hacer y que ella estaba dispuesta hacerlo.


-¿Cuales son las condiciones? -Preguntó Eva intrigada.


Harton estaba expectante. Era un poco obvio para ella darse cuenta que la Triviani la tenia atrapada. La rubia con su condición de vampiro ya la había tenido interesada del primer momento, y ahora, las expectativas eran mas alta al comprobar que tenia la posibilidad de darle lo que tanto había buscado. ¿Que podría querer a cambio? Ya habían hablado que el dinero no era un problema. Eva evalúo otras pequeñas posibilidades que la rubia pudiera querer de ella, a pesar de que no tenia problema en darle lo que deseara.


- Me complacería que podamos llegar a un arreglo que nos convenza a las dos -Dijo después de un breve silencio - Estoy abierta a negociar un acuerdo.




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