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Aventura Mortífaga I -- Los Iluminados


Crazy Malfoy
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TINWORT

 

La desconfianza les mantiene alerta, aquella situación les coloca entre fuegos cruzados, con grupos que ahora son enemigos, cualquiera hubiese creído que los magos formarían un solo frente pero no, como le mencionaba su compañera Zoella, existen magos marginados y son un grupo peligroso por su sed de venganza y entendía porque reaccionaban de ese modo lo cual no justificaba su irracionales acciones pero de algún modo les entendía... él mismo había recibido ese trato de los muggles, fue marginado y discriminado y la reacción que crearon fue que él los eliminara...tal vez fuese esa su meta: acabar con aquellos que les hicieron a un lado porque no eran tan especiales como ellos.

 

En la playa no se percibe nada, lo que es más sospechoso al recibir la imagen de unas plumas estáticas en el aire, al parecer descansaban sobre algún tipo de superficie intangible, luego un ruido de cuerpos desplomandose... un paneo a la imagen y pudo ver la masa sanguinolenta de aquellos cuerpos... ¿serían muggles? era posible... solo arrugo la nariz, no le preocupaba realmente si caían los nos mágicos, no tenía buenos recuerdos de ninguno de aquellos que conoció en el pasado, el ruido alertó a su compañera @@Zoella Triviani ella le tomo del brazo para salir de la playa, era primordial no hacer ruido, ser sumamente sigilosos.

 

Por un minuto suponía que Zoella había escuchado algo que él no, pero su pregunta le hizo percatarse que solo se había desplazado usando su instinto...-- Solo indicios de alguien usando algo que lo mimetiza con su entorno...¿no es una de las habilidades que tienen el grupo de aspirantes al Clan de Walpurgis? la Maestre menciono que algunos de esos iluminados pueden emplear algunos poderes de los clanes... al menos de uno de ellos -- Puntualizo el Dracony a la lugarteniente dimensionando la peligrosa situación que están por enfrentar.

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La Gaunt no tuvo tiempo ni siquiera de abrir la boca antes de que Jeremy no solo escogiera el destino de ambos en aquella improvisada misión, sino que ambos desaparecieron de golpe.

 

Aparecieron en la carretera principal que daba acceso al pueblo que su prometido había escogido como destino de entre los tres lugares que los líderes de los clanes habían señalado. Vio por el rabillo del ojo que hacía algo con su ropa, y le escuchó decir algo, pero sus palabras se perdieron tras un sonoro pitido que le embotó la cabeza. El habitual nudo que casi todos los magos acostumbraban a sentir en el estómago al realizar una aparición se transformó, de golpe, en una profunda sensación de angustia que la hizo girarse para quedar de espaldas al Triviani. Se inclinó hacia adelante mientras sentía que se le encogía el abdomen. Una... y otra... y otra vez. Controló el impulso durante un segundo, sintiendo cómo se le llenaban los ojos de lágrimas y, sin previo aviso, otra arcada la encogió sobre sí misma. Esta vez no pudo remediarlo, y terminó por echar lo poco que había comido durante el día.

 

Tosió con fuerza varias veces, entre arcadas, y alzó una mano por si el ruso tenía intención de acercarse. Tras unos segundos en la misma postura, jadeando y con los ojos fuertemente cerrados, sacó su varita del bolsillo y limpió el desastre. Además, se echó un poco de agua a la cara y se mojó la nuca con la mano, con la intención de refrescarse un poco.

 

-- Si le cuentas esto a alguien, eres hombre muerto --susurró, aunque en su tono de voz se notaba que no hablaba en serio. Se giró de nuevo hacia Jeremy, con el rostro aún más pálido de lo habitual--. ¿Qué decías de la carne de cañón? Yo ahora mismo me siento más trapo que carne, la verdad... pero bueno, a lo mejor también les sirvo así.

 

Ahora sí, se permitió examinar la entrada del pueblo y lo que tenían detrás. Hizo memoria para recordar lo que sabía del lugar y frunció el ceño.

 

-- Sin duda, hay gato encerrado. Pero no nos van a pillar tan fácilmente, ¿no crees? Veamos si encontramos alguna pista sobre esos Iluminados, venga.

 

Como ella solía vestir con ropa muggle, no tuvo que hacer ningún esfuerzo extra salvo con la capa, la cual se retiró y guardó en el bolsito que siempre llevaba colgado cruzado sobre el pecho. Guardó la varita en la manga izquierda de su camisa, para tenerla a mano pero oculta por si se cruzaban con algún muggle, y emprendió el camino hacia el pueblo suponiendo que Jeremy la seguiría.

 

Avanzaron unos metros, los suficientes como para empezar a cruzarse con edificios bajos y sobrios que se correspondían con casitas o negocios locales. Pero una calma extraña invadía el lugar, y no parecía haber ni un alma en el pueblo. De repente, Anne divisó un par de figuras a lo lejos. Se detuvo en seco, sosteniendo al Triviani del brazo.

 

-- Mira... cariño, mira. Viene alguien por allí --señaló con la mano derecha el horizonte--. ¿Deberíamos escondernos? ¿O serán de los nuestros? Espera, me pregunto si... déjame probar algo.

 

Como aspirante a unirse al clan de los Caballeros de Walpurgis, la Gaunt tenía claro que debía alcanzar un estado de comunión con su bestia interior, cuya identidad ya sospechaba conocer gracias a la animagia. Pero aún no había sentido nada ni por asomo parecido... sería cuestión de practicar. Intentó aguzar la vista para distinguir aquellas siluetas tal y como podía hacer cuando surcaba los cielos con su cuerpo de águila... pero los resultados fueron inútiles. Negó con la cabeza hacia el Triviani para indicarle que no había funcionado, y buscó con la mirada un sitio donde resguardarse. Al hacerlo, sintió que una sombre se movía a su derecha, en un callejón.

 

-- Hay alguien ahí, observándonos --le rozó suavemente el brazo, ese contacto podría servirle más adelante. Esta vez sí sacó la varita, le daba igual si algún muggle la veía.

 

 

 

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Sería por lo que había dicho el jorobado (¿no son estos carne de cañón? Si es una trampa no perderéis gran cosa.) Oh porque los acontecimientos hacían vislumbrar que se desarrollaba una lucha por superar a otros portadores de magia, algunos motivados solo porque no deseaban ser superados, era instinto de supervivencia muy parecido a lo que la Arcana Suluk le había comentado mientras se adentro a obtener la habilidad de animagia, era un enfrentamiento aún más encarnizado de lo que se vivió en tiempos pasados, obtener el poder se estaba volviendo una imperiosa necesidad y solo aquellos que lograran sobresalir del resto, tendrían oportunidad de contar su logro, el pelígro siempre está presente, no había que olvidar que siempre hay quien sea superior en tal o cual habilidad, otros saben superarse a sí mismos, muchos más los que saben manejar sus talentos a su favor, se va aprendiendo de la vida misma y la mente siempre logra tomar rumbos, sean de cosas que ya otros han dominado o los más visionarios que ven formas de alterar el mismo futuro.

 

Ryvak había visto como la arcana Zuluk usaba las cualidades de los animales, algo asombroso y útil, lo pensaba porque si fuera posible, le gustaría poder usar esa grandiosa cualidad del animal en que se transformaba al utilizar la animagia... pero para obtener ese nivel de magia, faltaba emplear mucho tiempo y tiempo es lo que parece que ya no tiene asegurado, de igual forma está ahí, dispuesto a otorgar la ayuda que le sea posible.

 

En su anillo hubo una nueva imagen, pero está mostraba algo favorable, el Ryvak acerco su mano a la compañera @@Zoella Triviani para que lograra ver aquella fortitua coincidencia -- Son ellos, Anne y Jeremy, se encuentran en la carretera principal por el cual se tiene acceso al pueblo...y alguien parece estar al asecho, podríamos ir como refuerzo emboscando por la otra dirección, ¿es adecuado?

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Callejón Knockturn

—¿Secretos? —
Expresó con la mirada perdida en el oscuro firmamento, atrayendo a su mente su último viaje en barco. Aquel objeto con enormes velas que flotaba por el inmenso océano, semejándose aún imponente dragón que extiende sus alas como mecanismo de defensa. Era una persona diferente, ya no quedaba nada de sus inicios dentro de la marca tenebrosa, cambios necesarios que se obligo a efectuar muy a su inexistente pesar.
Sus orbes afectados por la heterocromia, dotaban su mirada con un aire siniestro y lóbrego. Un oscuro cielo se reflejaba en uno de ellos y en el otro un mar plagado de una claridad abrumante y seductora. La complejidad de su personalidad contrastaba a la perfección con todo aquello, destacándose un carácter frío y distante para con quienes le rodeaban, dese hacia muchos años que no convivía abiertamente con ninguna de sus dos familias y lo agradecía sin duda.
Ahora estaba enfocada en pertenecer de todo a todo a los Senescales de Caronte, élite que otorgaba poder ilimitado a todo aquel que sirviera de forma fiel, pero ante todo supiera desenmarañar los secretos que tan celosamente guardaban. Hasta sus oídos llego una noticia digna de la primera plana de El Profeta. Un iluminado que andaba pululando a sus anchas por el callejón Knockturn, sitio conocido por ofrecer diversos artículos mágicos y algunos de ellos estaban relacionados con las artes oscuras.
Borgin y Burkes, varios objetos se proyectaron en su mente. La mano de la gloria, aquella que estaba en su posesión sin haber sido usada por Malfoy, junto a los polvos de oscuridad peruanos y su valiosa baraja de cartas sangrienta. Objetos peligrosos y cargados de magia oscura en su totalidad, emplear algunos de ellos contra el iluminado, no era mala idea y mucho menos causarle un poco de dolor. El recabar información era vital para ella también, pero igual lo era disfrutar de una buena tortura, no le mataría, pero si lo haría desear no haber llegado al mundo mágico jamás.
Alistándose para salir lo antes posible hacia el callejón, echó dentro de una mochila los utensilios que le serían de suma utilidad. Calzándose una capa de viaje negra como el ala de un cuervo, destacaba sobre la fina tela el escudo de la Familia Malfoy, varios años de cuidados y privilegios, le fueron obsequiados dentro de esa lujosa mansión. Ahora Nueva Zelanda era su hogar, plagado de cosas que maravillarían a cualquiera, pero a ella sólo le daban la llave para traficar a placer con objetos malditos que anexaba a su ya valiosa colección.

Un estruendo se dejo sentir sobre los terrenos, anunciándole que su transporte había llegado en tiempo récord. Un hipogrifo negro, alzaba sus alas con elegancia y autoridad, soltando un graznido llamaba a la rubia vampiro. Dando un ligero respingo, sintió la pata de su crup sobre su pierna derecha, atreviéndose a pedirle que lo llevará en su nueva aventura—Cuida el fuerte, si te necesito enviaré por ti—despidiéndose se montó en la criatura desapareciendo en el oscuro firmamento.

Editado por Juv Malfoy Croft

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Ciudad de Tinworth



Jeremy se percato que Anne se había descompuesto y fue en su auxilio, pero ella no quiso saber nada con una ayuda, su mano levantada lo detuvo a mitad de camino. Obediente. ¿Desde cuando? Bueno... desde que era hijo del Ministro las cosas habían cambiado, se mostraba mucho mas formal que tiempo atrás. Puso los ojos en blanco por la amenaza de su prometida y unió las manos a su boca como un megáfono para gritar bien alto. Pero no lo hizo, era un farol para molestarla.


-¿Te encuentras mejor? ¿Quieres un poco de sangre fresca? -Preguntó preocupado viendo la palidez en el rostro, pero no tardo en regresar al tema de la carne del cañón para que no se sintiera ofendida - Lo tendrán duro contigo, Gaunt. No voy a dejar que te pillen -Le sonrió, poniéndose a la par para seguir la marcha.


El pueblito era uno como tantos otros, tenia casitas pintorescas, mercados en cercanía, solo una neblina cubría todo el horizonte dejando que tuvieran visión parcial de lo que podían ver. Sintió la extraña sensación que la calma no era habitual en ese lugar, como si estuvieran en una especie de encantamiento donde no pudieran oír ningún sonido. Aunque la voz de Anne le llego con mucha claridad al detenerlo para que se fijara que mas adelante había unas figuras.


-¿Que es eso? -le señalo, a su vez, un pequeño avioncito de papel que volaba a una altura media y se movía muy rápido. Vio que Anne también intentaba conseguir que la magia del clan surgiera de su cuerpo pero no pudo hacerlo -Tranquila, al beber la sangre de Cassian tampoco me sentí muy diferente. Apenas una quemazón y nada mas. Aún no pude hacer brotar sus poderes -Intento consolarla mientras que sacaba la varita para apuntar al papel - ¡Necrohands!


Unas manos fantasmales surgieron del suelo para aplastar el avión entre sus manos con un aplauso silencioso. Luego ordeno que fueran en busca de las figuras (Cadela y Aaron ( ͡° ͜ʖ ͡°)) para que las junte apretujadas en un amarre de dedos.


-Los tenemos -Festejo contento - Ahora tenemos que ir a torturarlos, mi amor.


Sin embargo, en aquel momento se fue reduciendo mas la visibilidad del lugar. La niebla se fue poniendo mas espesa a cada paso que daban.





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Alrededores de Tinworth.

En la mente de la bruja estaba una duda creciente ¿como sería esto una enseñanza de las habilidades que les otorgaban los clanes? Quizás la elección del clan era más por los poderes que esta tenía que tomaba a cada mago o bruja. Zoella intentaba pensar cómo canalizar su magia dentro de los discípulos, cosa que no comprendía del todo. ¿Serían los iluminados aquellos que fueron desterrados de estos clanes? Entendía que algunos conocían las antiguas magias que los mortifagos estaban empezando a dominar, pero aún eran neófitos sin experiencia ¿Cómo podrían vencer a estos magos anónimos?

 

Ambos siguieron caminando, acercándose al pueblo mientras el Dracony verifica lo que su anillo mostraba. Se alarmó al escuchar el uso de los poderes que mantenían los caballeros de walpurgis. Resopló suavemente y siguió guiándose por su instinto, llegando a la orilla externa de la entrada a la ciudad. El mago siempre estaba a la par de sus pasos, ambos se movían con gran sigilo y mil ojos a su alrededor.

 

Observó el anillo del Nigromante cuando le tendió la mano, identificando a Anne y Jeremy en la otra esquina del lugar. Asintió a sus palabras y murmuró un par de cosas inentendibles para el Ryvak. Miró a todos lados y decidió que lo mejor era adentrarse. Un aplauso al aire la hizo salir de su ensimismamiento y tomó el cuerpo de Anthony para empujarlo contra la pared que los cubría de las Necrohands que se dirigían a la playa.

 

Tomó su varita y con suavidad transmitió una pequeña corriente a su marca tenebrosa. Todo aquel que estuviera en el pueblo o en sus alrededores lo sentiría, identificando así que no estaban solos. Esperaba recibir respuesta alguna, más supo que debían de actuar.

 

- ¿Listo? - preguntó al mago, con un rostro bastante retorcido, dispuesta a correr al ataque. De un segundo a otro, la niebla empezó a oscurecer el lugar. El ceño de la bruja comenzó a fruncirse y tomó de la mano a su compañero - Así mejor, no quiero que alguno se separe del otro y sea peor. Avancemos, he descubierto que puedo ver más de lo que pensé através de la oscuridad - confesó a su compañero mientras lo jalaba del brazo.

 

Entornó sus ojos distinguiendo el par de figuras que estaban ya a pocos metros de distancia - Soy yo - pronuncio lo suficientemente algo, esperando que lograran distinguir su voz.

 

Logró reducir los metros que los separaban, sin tomar de la mano al peliverde - Anthony y yo observamos a través de su anillo de presencia - comentó por lo bajo.

 

 

(¿?)

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony @ @@Candela Triviani @ @@Anne Gaunt M.

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El castaño se quedo observando desde las sombras, usaba como medio de visión a su criatura creada, aquel insecto negro le servia de espía sin dar crédito a lo que veia, una de las brujas atacaba al hombre de cabellos rubios. Sin mas solo le había atacado y Kraven comprendió que era truco de la habilidad de su compañero, pues la mujer tenia mirada perdida. Aquel hombre rubio se lamentaba por las heridas sangrantes provocadas por el rayo que envío por sorpresa la bruja.

 

 

-- ¡Maldita! ¿Pero que demonio te pasa? -- Se lamentaba de dolor el hombre rubio reparandose el mismo las heridas. Los que eran sus demás esbirros habían sometido a la bruja en trance con magia y fuerza física. Aunque también miraban atónitos lo que sucedía.

 

-- Algo le sucede jefe, no parece ella misma -- Decía uno de ellos sosteniendo su varita contra la bruja. Claramente sus ojos parecían perdidos en el vacío. Aunque siendo ella quien le había atacado aquel hombre no estaba furioso si no confundido por ella. Tenían a uno de su grupo en el suelo inconsiente, era claro que no les importaba torturar a alguien de su grupo ¿Entonces porque a ella no le hacian nada? Debia ser alguien importante dentro de su organizacion para poner a todos confundidos.

 

<<Luxure debiste esperar un poco mas>> Pensaba Kraven, porque de inmediato de las siete personas en ese lugar cuatro de ellas tenían los ojos de diferente color.

 

Uno tenia los ojos rojos como los suyos, otros dos de un color negro intenso y otro de un blanco intenso. Estaba claro que utilizaban as habilidades de los tres diferentes clanes, como aquel hombre que los tres maestres torturaban. Estaban superados en condiciones, no solo era el rubio, que poseía los o*** blancos era un peligro si no los demás también. Su compañero había elegido a la bruja que no poseía las habilidades, estaban siete versus tres, una batalla en total desigualdad. Kraven sabia que los buscarían y los encontrarían, debía solicitar ayuda, reagruparse y atacar aquel grupo de iluminados. Así que Kraven tocó su antebrazo donde tenia su tatuaje de calavera y serpiente, llamando así a sus compañeros en los otros tres lugares, para que se reunieran con ellos.

 

<<Salgamos de aquí un momento Luxure, hay que esperar refuerzos >>Pensó para su compañero esperando que los demás mortifagos acudieran a su llamado. No contaba conque ademas de encontrar al grupo llamado los iluminados, la mayoría de sus integrantes usara las habilidades de los clanes contra la marca tenebrosa.

 

 

 

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Era necesario no emitir palabra, mantener el silencio pues había que avanzar con sigilo, atento a lo que les rodeaba, no esta seguro si puede captar todo, lo que le hace mantenerse alerta. Algo le eriza la piel... es algo bastante conocido: miedo, pero el tiempo le ha enseñado a enfrentarlo y avanza resuelto a hacerle frente.

 

El motivo que lleva al mago a hacerlo, es medir su nivel mágico, falta fortalecer su templanza, lo que le orilla a esa recurrente conducta dictada por su impulsiva personalidad... contar con su compañera le evita caer en aquellas Necrohands que pasan a un lado de ellos, al menos fue arrojado contra el muro a tiempo.

 

Dracony miró hacer algo a la valiente lugarteniente sobre su brazo, para después posar su fría mirada sobre él haciendo una simple pero importante pregunta -- ¿Listo?-- A lo que contesto con lo que siempre hay en la punta de su lengua -- ¡Siempre! -- Y avanzaron juntos, de un momento a otro, la niebla comenzó a oscurecer el lugar, les impedía ver y Dracony pensó que @@Zoella Triviani ordenaría parar, más se asombró de que ella lo tomará de la mano y le guiará por entre la niebla, también le aseguro que podía ver a través de la oscuridad y que esa habilidad era algo que descubría recientemente.

 

El mago deposito su confianza en la bruja y corrió con ella hasta detenerse cerca de los magos que la imagen de su Anillo de Presencia le mostró: @Anne Gaunt M y @Jeranne Triviani -- Buenas tardes -- Menciono llanamente soltando a su compañera Zoella, aún recordaba que hay presencias que los amenazaban, tomo su varita de su antebrazo y conjuro aquella Aura-- Aura del Escudo Fantasmal... perdón pero más vale ser precavido-- De su varita surgirían un grupo de fantasmas de los Uzzas y Arcanos que protegerán al grupo impidiendo la penetración total de hechizos lanzados en su contra.

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Callejón Knockturn


Era curioso al inyectar el alma en criaturas vivas, este podía conferir un poder. El mago sonrio al ver la confusión del grupo. Y se alejó lentamente del lugar.


-Mantelos a todos…


Y las mismas comenzaron a emitir una fragancia venenosa y al instante el grupo las inhalo, esta era producidas por sus saberes de los Uzza, el demonio pensó que era útil si ello podían causar un daño letal.


-Que arda el lugar…


Y otros de sus insectos comenzaron a producir fuego, estos al hacerlo mueren. Las llamas invadían el lugar, quizás no era rival para vencerles, pero les entretenía lo suficiente para escapar. Y por ello crea un portal, el cual atraviesa. Este no le importó dejar a su camarada atrás, pero si era listo se iria por donde el egipcio se marchó.


“Espero que así mis secretos se guarden.”


Al sonreír, ya se encontraba en otra parte de ese callejón. Aunque, algo era diferente en el ambiente, era posible que alguien de su clan había llegado ( @ ) o se encontraba en camino, eso pudiera significar que sería una amenaza mayor que la de ese grupo que ronda de los iluminados, pero bajo de un farol, donde las gotas de lluvia caía, espera una señal para continuar.


“Debo descansar…”


Baja la mirada, mientras sostiene su varita. Luxure se pregunto si @@Kraven Von Alexandros salio con vida, mientras nota como en medio del cielo tormentoso se crea la marca tenebrosa, eso podía significar problemas, ese segundo dudo si su plan de esconder todo rastro vinculante pudiera fracasar.

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-¡Qué dem...!- exclamé ante el fino hormigueo que sentí en la palma de mi mano izquierda. Me volteé hacia la madre del trío que teníamos por hijos y dí un paso hacia ella con el índice levantado mientras iba pronunciando el juramento- ... no te atrev...¡Candela!...- volví a elevar la voz, sintiendo como un par de heridas se abrían sobre mi piel, una en la pierna y otra en el antebrazo- ¡mira ésta ropa!...- finalicé al observar cómo la polera comenzaba a teñirse de un rojo escarlata.

 

Empuñé la mano con la que le apuntaba y guardé silencio, reflejando a la gitana en las oscuras gafas que traía puestas. Por suerte llevaba el amuleto de la curación al cuello, cuestión que accioné al imponer mis manos sobre las heridas, ya que y a su vez, nada me impedía ser mi propio sanador, sin embargo, y tras sacar la varita del bolsillo, la pasé por el corte del abdomen evocando un episkey mientras las demás se iban cerrando.

 

Me crucé de brazos como el tipo que esperaba a la chica mientras ella se ponía el calzado que sacaba de sus propios bolsillos, observando la costa y el imponente oleaje. ¡De pronto! un avión de papel chocó en mi sien y siguió agarrando la suave brisa hasta elevarse y perderse hacia el poblado que se apreciaba a lo lejos; enarqué una ceja mientras veía a la gitana pegada a un anillo de su mano. Le hubiese preguntado qué diablos hacía, pero no quería más cortes en mi piel u otra mancha de sangre en la polera. Fue entonces que se paró tras unos segundos, cruzando su mirada con mi rostro de pocos amigos; de seguro entendería que mi silencio era gracias a su genialidad idea de evitar que hablase.

 

Me encogí de hombros ante su pregunta y aferré mi diestra al mango de mi arma mágica- el silencio no sería una causal de excepción a defendernos-. Decidido a seguir el paso (tres de ella, uno mío) ¿de qué otra manera si no?, la caminata por la suave arena marcaba nuestro andar que poco a poco iban siendo borrados por la marea que comenzaba a subir y con ello, la fina y clásica neblina del atardecer. Detuve a la bruja con una mano en su antebrazo y la otra, con la varita, marcando silencio con el índice en mi boca; un zumbido, silencioso pero fugaz y ¡PAFF!... Unas manos fantasmales nos sorprendieron para apegarnos el uno al otro, apretándonos a tal punto de concentrarme en un salvaguarda mágica, con el que logré dar un par de pasos hacia atrás mientras la zíngara seguía allí como lechuga del sandwich. Sacudí mi ropa y antes de agitar mi varita sentí el ardor en mi antebrazo... ¡mortífagos!... al menos no estábamos solos.

 

Seguramente mi compañera haría lo mismo- con su polera muggle manchada con mi sangre-, cuestión por la que roté lentamente en mi propio eje para intentar observar desde dónde había provenido el ataque, si es que pudiera considerarse uno claro estaba. Pero no, el necrohand- invocación que conocía muy bien, pues en algún momento de mi poderío las había utilizado hasta para sentarme sobre sus palmas y flotar por el terreno de los Yaxley- se quedó quieto al menos por ese momento. Seguro alguien nos jugaba alguna broma. Fue el momento que aproveché para enseñarme, mostrarme y apuntarme ante la mirada de la gitana, queriendo expresar que no le serviría de mucho allí, mudo.

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