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A oscuras... todavía


Ellie Moody
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—... Dime que esa chica no es un obscurial.

 

Con un brusco gesto, Madeleine hace desaparecer el arco y el carcaj de flechas heladas. No tener que esconderse de los muggles hace su trabajo un poco más fácil, pero no le gusta llamar demasiado la atención ni demostrar cuánto puede hacer. Quizás está siendo condescendiente, lo sabe, pero el hábito es fuerte. Echa un vistazo rápido a su alrededor, así alcanzando observar a Miller ayudar a su compañera sacerdotisa —probablemente débil por la contención de Violeta— y a Kaori hablando con Slithering, pero rápidamente sus ojos vuelven hacia Graves, que espera una respuesta de su parte. ¿Qué espera que le diga? Por supuesto, al estudiar las Artes Oscuras llegó a oír nombrar a los obscurial y los obscurus, pero sólo tiene información superficial.

 

Los obscurial son magos o brujas que han desarrollado un obscurus por suprimir su magia, lo cual normalmente sucede durante la infancia. Cuando el obscurial se altera, el obscurus se libera y ocasiona... «Un maldito desastre de tres pares de cajones», piensa, mientras contempla el estado en el que quedó la plaza.

 

—Es una adolescente, no es habitual que un obscurial llegue a esa edad —replica Madeleine, con la vista perdida en la plaza—. Tampoco es habitual que tengan una familia que se preocupa por ella y que sea consciente de su magia. Y, sin embargo...

 

No puede decir más que eso, aunque sospecha que lo que ha dicho no es algo que Graves no haya razonado ya. Es improbable, es una locura. Y, sin embargo... ¿esa forma en que su magia se manifiesta, incluso estando inconsciente? Siente que el vello de los brazos se le eriza, pero no es por el frío matutino.

 

—Tenemos que saber qué demonios están haciendo con los desaparecidos —dice con determinación—. Y tenemos que encontrarlos.

 

Entonces vuelve la mirada hacia Kaori, justo a tiempo para escuchar su propuesta de usar como base la casa de Slithering —no sabía que el mago había comprado una propiedad en el pueblo— y ubicar allí a Violet y su familia. No está segura de cómo afectaría emocionalmente a la bruja ir a otro lugar extraño, pero es cierto lo que dice la bruja y va de la mano con lo que ella misma ya explicó: no pueden perder el control de la situación. Madeleine asiente en silencio, sin ánimos de decir nada en voz alta. La duda planteada por Graves es lo que le está comiendo la cabeza, incluso mientras ayuda a los demás a limpiar un poco la plaza —no es que pueda hacer mucho, ya que su magia daña más de lo que puede arreglar cualquier cosa—. Incluso más tarde, al dirigirse a la casa de Slithering la idea la sigue perturbando.

 

«Una obscurial, no pudimos toparnos con nada mejor que una maldita obscurial»

 

Se acerca el momento de interrogar a la joven, pero ¿tendría algo que decir? ¿Tendría algún recuerdo útil? ¿Querría hablar con ellos?

 

¿Acaso comprendía qué le había sucedido?

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Se levanto del suelo y se acomodo rápidamente la ropa sacudiendola un poco para quitarle el polvo del suelo. Miro de reojo a Darla y pudo ver en sus ojos que moría por burlarse de ella. Si hubiese sido al revés tal vez ella no habría podido controlarse, debía reconocerle a Darla el haber aguantado. Saco un pañuelo y se limpio la sangre que salia de sus labios, había caído de cara contra el muro y se había abierto un poco la boca. Nada que no se pudiera curar solo en unos minutos, tenia buena cicatrización. Una vez que se llevaron a la chica se acerco a la otra vampira.

 

- oh vamos, sueltalo, se que mueres por reirte - dijo recargandose en la pared de uno de los edificios del centro justo por donde la Potter había comenzado a caminar con los demas - dejalos que se adelanten un poco.

 

Cuando los demas estaban ya entrando a la casa de Goderic la rubia le señalo una banca recien reparada para sentarse. Tenia ganas de hablar con ella a solas, no por nada en particular, solo estaba un poco harta de la multitud

 

- y bien, crees que sea...una oscurial? - le pregunto en tono seria señalando hacia adentro de la casa. - estuve dentro de ella unos segundos Darla, pero alcance a ver un poco en su mente, se que usaba magia antes de desaparecer y se que estuvo en una especie de hospital o lo que sea. No se si me cuadra para que sea una cosa de esas

 

Suspiro con un poco de cansancio mientras lanzaba con cuidado piedras al agua de la fuente antes de seguir hablando. Tenia aquel extraño presentimiento sobre que la chica tuviese algo que ver con los experimentos con la pastilla antimagia. Pero cuando estuvo en el faro con los demás, no le parecía haber estado con Redentis y la pastilla ya había sido fabricada antes del caso de la niebla de Ravenrock asi que aun no le encontraba el caso a aquellos extraños experimentos.

 

- no se si realmente ella sea una de las victimas del Inquisidor o si tenemos a otro psicopata haciendo sus lunaticos experimentos...

 

@@Darla Potter Black

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Violeta está cansada por lo ocurrido en la plaza, angustiada por la pesadilla que fue su secuestro e intimidada por estar rodeada de personas desconocidas, en un lugar que no es su casa. Es por esto que, aunque no tiene problemas en colaborar con la Orden del Fénix (ya que tanto ella como su familia desean comprender qué fue lo que le sucedió), es incapaz de comunicarse de forma efectiva; al intentar recordar con exactitud qué fue lo que le sucedió, o intentar rememorar algún pequeño detalle, sus emociones se desbordan y su magia amenaza con ocasionar otro desastre. Como si fuera poco, sus recuerdos son confusos, probablemente por haber sido modificados o simplemente afectados por la traumática experiencia que vivió.

 

Lo que es capaz de decirle sin enloquecer, es que recuerda estar en un lugar parecido a un hospital o una clínica, en una habitación donde ella era la única moradora. La mantenían encerrada en una resistente cápsula de vidrio, donde aparentemente su magia era contenida (o ese era el objetivo de sus captores). La noche de su desaparición, poco después de que según sus palabras "la separaran de su varita" (suceso que no recuerda con claridad, pero sabe que ocurrió), perdió la consciencia y fue su magia la que pareció actuar por voluntad propia, siendo ella una espectadora de lo sucedido. Se liberó de la cápsula, los doctores que la monitoreaban murieron al desatarse el caos y ella terminó Apareciendo en Ravenrock.

 

Para obtener más detalles los miembros de la Orden del Fénix se ven obligados a usar sus poderes especiales para obtener alguna información útil.

 

Un paladín, un oscuro y una sacerdotisa son capaces de conseguir cada uno una pista. No se atreven a buscar más, pues no quieren alterar a la joven.

 

El paladín obtiene una pista relacionada con la identidad de uno de los doctores que monitoreaban a Violeta en su lugar de reclusión.

La sacerdotisa obtiene una pista relacionada con la ciudad (del Sudoeste de Inglaterra) donde podría haber estado Violeta las últimas semanas.

El oscuro obtiene una pista relacionada con el procedimiento por el que fue sometida Violeta.

 

 

Objetivos de la segunda fase

 

Estudiar cada una de las pistas proporcionadas por Violeta

Deducir la ubicación de la guarida de los secuestradores y la identidad de este grupo

Utilizar los conocimientos especiales de tu clan

Objetivos especiales de la segunda fase [Habilidad de bando]

Los personajes que estén desarrollando la habilidad de bando,

tendrán un desafío adicional en cada fase.

Estudiar la condición de Violeta e intentar ayudarla a controlar su magia por sí misma

Nota: Para la "dinámica de las pistas", el siguiente paladín, oscuro o sacerdotisa tendrá la libertad de rolear cómo obtiene la pista de Violeta correspondiente a su clan y qué información puede sacarse de ella, según lo planteado anteriormente.

Editado por Ellie Moody

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La mente de June iba a mil, no ordenaba aún las ideas del acontecimiento que había presenciado y toda clase de suposiciones pasaban por su mente, intentando dar con alguna explicación para tan raro caso.

 

Aun sujetando a su compañera, se permitió observar a su alrededor al parecer todos estaban mucho más relajados que al inicio, varios grupos se habían formado para intercambiar sus opiniones o conversar sobre lo ocurrido, al menos es lo que ella pensaba.

 

A unos cuantos metros de distancia divisó a Madeleine bajar la guardia haciendo que sus armas desaparezcan en un hábil gesto, otros más limpiaban la plaza del desastre que por suerte ya había acabado, mientras que otros avanzaban hacia la casa de Slithering quién la había ofrecido para albergar a la Violeta y su familia, este es un lugar en el cual June no había estado nunca «La casa de Slithering» pensó sintiendo un leve escalofrío recorrer el cuerpo, no se sentía preparada para ir a casa de alguien que apenas conocía ni mucho menos, pero sabía que era necesaria la presencia de cada miembro de la orden y por ello; aún siendo inexperta no podría dejar de ir.

 

«Todo estará bien, tengo al mejor equipo en esta misión... sé que saldrá bien» se dijo para darse los ánimos que necesitaba, June suelta a su compañera para colocarse justo enfrente --- ¿Nos vamos? --- repuso tendiendole una mano y esbozando una media sonrisa.

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A pesar del cansancio, era feliz al ver que Violeta tenía una familia, alguien que pensaba en ella en su ausencia, que la había mantenido viva en los recuerdos y en la esperanza, que la recibían con los brazos abiertos y que la arropaban. Era lo que necesitaba. Además del descanso, claro. Por eso, cuando mi compañera de bando dijo que debíamos acompañarla, mis ojos lanzaron una leve señal de desacuerdo. No éramos su familia. Ella necesitaba su familia.

 

Fue leve, sí. Lo que yo pensara como individuo no era compatible con lo que pensaba el Bando y estábamos allá con una misión. Así que si había que importunarla para saber, se haría. Entendía perfectamente que, como grupo, debíamos estar a su lado, al lado de su familia, defenderla, defenderles... Conseguir información.

 

Mi mirada no cesó el rechazo, sin embargo, al reanudar la marcha con ella, a pesar del disgusto que me producía que molestarla en estos momentos fuera lo necesario. Senti los murmullos entre el líder y Madeleine pero no interpreté sus palabras. A mí me silbaban los oídos. Demasiado esfuerzo, demasiada energía; estaba derrotada. ¿Cómo se encontraría Violeta, que había invertido el doble, el triple o más energía que yo, que todos nosotros juntos? ¿Cómo se sentiría con extraños a su lado? Y cuando alguien sugirió que usáramos una casa extraña, una que no era la suya, sentí que la perdíamos. Nosotros mandábamos sobre ella, sobre su decisiones, sobre su familia. ¿En qué nos diferenciábamos de los que la habían mantenido alejadas de su mundo cotidiano?

 

Me pudo la pesadumbre, supongo. Y supongo que soy un libro abierto cuando me siento abatida. Sentí la voz animada de June a mi lado, diciéndome que lucía cansada. Lo estaba. Sentí su brazo agarrándome al mío y creo que conseguí recobrar un poco de energía al sentir la vitalidad de la muchacha en aquel contacto. Le sonreí.

 

-- Mi aura está distinta porque he absorbido algo que no digiero. Tengo que vomitarlo. -- No era literal, o tal vez sí. Sólo necesitaba tiempo para borrar aquella presencia ajena de maldad en mí misma que se colaba cada vez que usaba aquel hechizo. Tiempo para recobrarme. Como Violeta. -- No, no te preocupes, nada que no se cure con descanso y un buen zumo de naranja recién exprimida con mucho azúcar.

 

Pero eso sería para el almuerzo. No me había dado cuenta que me apoyaba en June más de lo que pretendía demostrar.

 

-- Nos vamos -- le contesté.

 

Avanzamos hacia aquella casa extraña y unos entraron, otros no. Yo preferí quedarme allá, sentada en el suelo y con la espalda pegada en uno de los pocos árboles que estaban en las afueras del lugar. Miraba el mar. El oleaje iba y venía y yo visualizaba la espuma como si me golpeara y, al retirarse, se llevaba aquello malvado que se había pegado a mí momentáneamente. ¿Qué había hecho June? Yo me sentía cada vez mejor mientras miraba el mar.

 

Amanecía.

 

Podría decir que descansé. Tampoco estoy segura si dormí o no o sólamente acabé con los ojos cerrados escuchando el mar. La Naturaleza había venido en mi ayuda y cuando me incorporé sólo sentí el dolor de espalda por la rigidez de la corteza en la que me había apoyado.

 

-- ¿June? -- musité.

 

De repente, necesitaba la compañía de mis Hermanas Sacerdotisas para atreverme a entrar en aquella casa. Algo olía a oscuro y no me apetecía hacerlo sola. Aunque debiéramos hacerlo para conseguir información. Me sentía sucia por tener que molestar a Violeta, aunque me repetía una y mil veces: "Es por un bien mayor".

 

-- ¿@@June Miller? -- repetí.

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A medida que ambas nos alejábamos de aquella plaza crecía la incertidumbre dentro de mí, no me sentía cómoda con la idea de ir a aquella casa en la cual jamás había estado antes. Sujetada firmemente de mi compañera di pasos cortos pero firmes. Una vez dentro de la propiedad hice el ademán de avanzar y entrar como lo estaban haciendo muchos otros, pero la resistencia de Sagitas a entrar hizo que me quedase afuera con ella.

 

Vi cómo se acomodaba en el suelo apoyándose sobre un árbol con la mirada fija al mar, yo sabía que ella estaba agotada y pese a lo que me dijo, algo dentro mío sabía que necesitaría mucho más que sólo descansar o un zumo de naranja.

 

<<Aún hay algo más que puedo hacer por ella>> pensé mientras la observaba y me alejaba solo un poco para que no pudiera decirme algo o protestar, acto seguido empecé a utilizar Purificación Espiritual en ella.

 

<< Yo puedo hacerlo bien>> era la primera vez que usaba aquel hechizo, es completamente normal tener un poco de temor, estaba nerviosa de que no lo hiciera bien, pues quería con todas mis fuerzas aliviar a Sagitas. <<Sea lo que fuese que haya pasado con Violeta, estaba afectándola más de lo que admitía>>pensé y continué limpiando sus energías.

 

Mientras utilizaba aquel hechizo purificador sobre Sagitas, podía observar como su semblante iba cambiando, su respiración se iba normalizando, empezó a cerrar los ojos caída de cansancio y me atrevería a decir, aliviada de la carga que tenía <<Lo estoy haciendo bien>> sonreí continuando mi labor.

 

El amanecer estaba cada vez más cerca, los rayos dorados se filtraban con más facilidad por entre las nubes que ahora se teñían de un anaranjado hermoso. Los ojos se me cerraban, estaba realmente cansada y en parte me sentía pesada por lo que acababa de hacer, me recosté en el pasto con la mirada puesta en Sagitas, me preocupaba y ciertamente quería que ambas estemos bien, pero al poco rato todo se puso obscuro, sucumbí al cansancio y quedé profundamente dormida.

 

Una voz familiar se asomaba entre mis sueños, decía mi nombre, pero pensé que solo soñaba, me moví ligeramente y nuevamente la voz, pero esta vez más fuerte. Abrí los ojos lentamente para darme con la cara de Sagitas, <<¿Qué hora era? ¿Estaba todo bien?>>, me senté casi de inmediato, miré alrededor y para mi alivio, todo parecía estar en orden.

 

Perdona, creo que me dormí un poco profundo—respondí, algo avergonzada e intentando sonar más relajada de lo que estaba.

¿Ya es hora de entrar?—pregunté casi instintivamente, esperando con todo el corazón que la respuesta fuera negativa.

 

Sabía que Violeta tiene que ser interrogada, sólo que no pensé que se diera todo tan rápido, teniendo en cuenta que ella estaba recuperándose de todo lo ocurrido, me parecía una real imprudencia hacerlo <<órdenes son eso órdenes>>.

 

Me puse de pie y avancé junto a Sagitas.

 

Mientras nos acercábamos a la entrada sentí ganas de salir corriendo, el cuerpo se me descompuso casi inmediatamente <<¿pero qué rayos?>>, me puse fuerte y eché una rápida mirada alrededor para comprobar que todo esté en orden, al parecer lo estaba. Algunos de nuestros compañeros se acercaban, otros aún descansaban y otros tantos nos esperaban ya dentro.

¿Soy yo o es que hay algo ahí dentro que no está bien?...yo…n..o..bueno, siento miedo.. e..es un poco raro—musité. –Pero todo parece estar bien—repliqué casi de inmediato sin darle tiempo a que me responda.

 

Continué el paso y me detuve justo en el limbo de la puerta.

¿Me das la mano @@Sagitas Potter Blue ?—pregunté, me sentía asustada y necesitaba aquella conexión con ella para poder afrontar lo que fuera que hubiese dentro de la casa.

 

 

 

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Luego de haber utilizado reiteradas veces y de manera consecutiva la purificación espiritual sobre la joven, se sintió fatigada; esto pudo evidenciarse en sus ojos rojos y el incremento de sus pulsaciones cardíacas. Tenía la sensación de que la mano con la que sostenía la varita no respondería a su siguiente movimiento.; la llevó hacía su pecho y la apretó utilizando la otra. Sintiendo la necesidad de detenerse a descansar unos instantes, así que se dejó caer de rodillas al suelo.

El suelo estaba frío y hacía que la piel de sus piernas se estremeciera, aún así tenía la oportunidad de levantarse y seguir con la misión. Podía elegir qué camino tomar, pero la joven no. Ella era incapaz de controlar sus actos; eso la entristecía y sentía el impulso de ayudarla. Sin embargo, desde su posición sólo podía ver el suelo y tenía las palmas de las manos pegadas a él. Instantes atrás había escuchado a Sagitas aceptando le hechizo que había utilizado y, considerando que era uno de los miembros del clan que manejaba más cantidad de poder, le hacía sentir bien.

Se preguntaba qué habría pensado ella misma al verse de brazos cruzados ante una situación critica que merecía la atención de todos. Apoyó con más fuerza la palma de sus manos sobre el suelo y se incorporó nuevamente, pudiendo tener una vista de todo lo que ocurría. Oía las conclusiones que algunos compañeros Hobbamock o Madeleine había podido sacar con respecto a lo que había estado ocurriendo a la joven.

— ¿Así que un obscurial? — murmuró para sí misma, con asombro.

No estaba en posición de indagar nada ya que sus conocimientos no eran tan profundos en esa rama de la magia; sin embargo, desde su posición y sus conocimientos básicos afirmaba que era posible. Al menos cubría la mayoría de las características. Del otro lado veía al resto de sus compañeros, entre ellos June, quien al igual que ella estaba practicando los conocimientos y hechizos de un novicio; o al menos eso suponía ya que era la primera vez que la veía.

Habían logrado normalizar la situación. A unos metros estaban sus compañeros examinando a la joven y tratando de obtener información que pudiera ser de utilidad. Suponía que en un principio era importante saber quién era ella, cómo había llegado allí y por qué. Además era indispensable saber si tenía relación con los acontecimientos que ocurrían en el mundo mágico y muggle. Por el momento creía que era un buen indicio saber que la joven estaba bien y que además se suponía que tenía una familia.

Siguió al resto del grupo, sin perder de vista a sus compañeras de clan. Sin embargo, tenía la necesidad de esta sola, recuperar energías y meditar sobre lo que había sucedido. Había sido un momento con mucho movimiento y a la vez extraño; hacía tiempo que no presenciaba algo así y le había generado malestar. Había optado por estar al aire libre, después de todo, creía que la naturaleza le hacía sentir bien.

Al amanecer pudo distinguir a lo lejos a Sagitas y a June quienes a simple vista se disponían a entrar a la casa. Se acercó a ellas y le llamó la atención que June le pidiera la mano a su otra compañera. A la vez lo consideraba como un acto dulce y reconfortante; debían mantenerse unidas.

— Entremos juntas —sugirió la bruja, manteniéndose detrás de ellas.

Pretendía que su tono de voz mostrara la tranquilidad que sentía y esperaba no haber causado asombro, al estar detrás y llegar de repente, después de lo ocurrido no era bueno sentir tantas emociones.

 

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Su voz sonó más cerca de lo que había previsto. Seguro que mi grito la había molestado pero yo pensé, por un momento, que me encontraba sola, que me había abandonado, y el miedo me había atenazado como un monstruo que agarraba mi garganta y no permitía que el aire me llegara a los pulmones. Pero no, ella estaba cerca de mí y me permitió respirar con tranquilidad el verla. Le sonreí, muy aliviada.

 

-- No pidas disculpas...Creo que yo también me dormí.

 

A pesar del tono cordial y de nuestras ganas mutuas de estar juntas, noté que se envaraba un poco al mirar a la casa a la que nos acercábamos. La entendí. Creo que nos unía algo más grande, el clan, y eso nos hacía poder interpretarnos en nuestros gestos. Éramos sacerdotisas y nuestras emociones parecían ser similares. Asentí brevemente ante su pregunta; yo también lo notaba.

 

-- Lo que está ahí dentro es Violeta y tiene problemas, oscuros problemas. -- Ojeé la puerta que teníamos que atravesar, que era como un muro. Ella hizo su confesión tan deprisa que no me dejó contestar. Contemplé el pomo de la puerta. -- Yo también tengo miedo, June. Pero el miedo no es una debilidad, es nuestra mejor fortaleza, June.

 

Por supuesto, extendí la mano.

 

-- Juntas. Salvaremos a Violeta.

 

Juntas, porque unidas como compañeras del clan era la única forma de poder hacer ésto. Separadas, no podríamos, era demasiado fuerte. Sentí el contacto de nuestras manos y sonreí, al darme cuenta de algo.

 

-- Por cierto, vas a ser una gran sacerdotisa. Se te da muy bien. Tu Purificación Espiritual me ha ayudado muchísimo; te estoy muy agradecida.

 

La voz de Sherlyn me sorprendió detrás de nosotras. Por un momento había pensado que ya estaba dentro. Pedía entrar con nosotras y eso fue de lo más bonito que había sentido. Todas juntas, las Sacerdotisas en bloque, afrontando aquella entrevista con la muchacha, porque no quería verlo como algo peor. Como lo que ya habíamos pasado aquella noche.

 

-- Claro que sí, Sherlyn. Vamos las tres...

 

Sólo Juntas podríamos con aquello. Lo que fuera.

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Se sentía levemente agotada, no había hecho mucho en realidad, pero ahora que se daba cuenta había recibido algunos golpes que se curaron gracias a su vampirismo y al amuleto de curación que llevaba. Pasó su mano por la mejilla, donde restos de sangre seque quedaban, no le dio importancia, mientras atenta observaba lo que hacía Sagitas. Nunca dejaba de asombrarse de los poderes de los sacerdotes, aunque ella jamás había sentido ni la menor inclinación hacia el clan. Los albatros aletearon levemente sobre la cabeza de Violeta y Sagitas, se mantenían en vuelo sobre las dos, cuidando que nada malo ocurriera ni a una ni a la otra.

 

Un leve dolor de cabeza comenzaba a surgir en la Potter Black, mientras otra bruja a la que no recordaba en ese momento si conocía se acercaba a su tía y le decía que lucía cansada. La familia de Violeta a su vez corría hacia ella y todos comenzaban a especular si la muchacha era o no un obscurial. Qué chiste, pensó recordando las historias pasadas e intentando relacionarla con la de la joven. No, ella era algo más, no había ante ellos ningunas sombras de oscuridad bailando sin forma definida y sin embargo, ella podía sentir que sí había oscuridad allí, pero no como la que conocían.

 

—No puedes ser eso —murmuró y caminó hacia la joven, observándola con curiosidad e intentando sondearla.

 

Sus compañeros hablaban de una casa que habían adquirido en donde podían alojar a la muchacha. Había estado tanto tiempo alejada de los suyos ¿aceptaría estar alejada, aunque no fuera del todo? Sus ojos recorrieron el entorno de la plaza, el resto de las sacerdotisas ayudaban a su tía Sagitas y el grupo habitual se dirigía hacia la la casa del Slithering y ella agradeció la metamorfomagia, aunque quizás no hubiera sido lo bastante rápida ya que la Granger parecía haberlo notado, se encogió de hombros.

 

—Haz pasado demasiado tiempo con la gata, ya hasta te has robado sus siete vidas —respondió con un dejo de burla en la voz, aunque no podía dejar de sentir una angustia que le llenaba su ser, algo que no había sentido en años.

 

Siguió a Zahil cuando ésta le indico una banca, era bueno que alguien se hubiera molestado en aplicarle un reparo, de hecho ya había varios reparos necesarios que se iban haciendo. ¿Habría elfos que se ocuparan también? El viento sopló sobre sus cabezas y Darla movió su zurda, guardando con su diestra la varita y mientras despedía a las criaturas de sombras que se alejaron volando hasta desaparecer en suaves jirones en la nada.

 

La pregunta la tomó por sorpresa pero negó con la cabeza —no puede ser, no actúa como uno de ellos, más bien parecía nuestras poderes, el escendia, como si alguien la controlase a ella, haciéndola hacer lo que quisieran y quien la controlaba aplicara fragoquinesis sobre cada objeto que destruyó —su mirada se había perdido más allá de la fuente, pensando en cómo había podido dormir a la muchacha pero no sus poderes. No, definitivamente alguien la había poseído pero ella no estaba segura que fuera algo en el interior de la muchacha.

 

Levantó la vista, observando a Zahil, sentía como si le hablaran en chino. ¿Tanto había pasado desde la última vez que le había importado algo del mundo mágico? El inquisidor, lunáticos experimentando con ellos. ¿Eso es lo que habían descubierto sus compañeros el mes anterior en Ravenrock?

 

—No sé lo que es, pero alguien debería poder adentrarse en los recuerdos de ella mientras la mantienen en paz y calma —murmuró como respuesta a Zahil.

 

—¿Crees que estoy en el lugar correcto? —preguntó de pronto al aire, recordando como la magia paladín la había atraído apenas iniciaban el camino de retorno en la Orden y como su mente había sentido el deseo de retomar las sendas viejas. ¿Por qué estaba allí si nada ni nadie era siquiera una sombra de sus recuerdos de pasado?

 

Dudó unos segundos, invocar algunos espíritus que estuvieran por allí utilizando la convocatoria de espíritus podría darle alguna de las respuestas que estaba buscando, pero no sabía a quién podían considerar ellos que fueran sus enemigos y no podía estar tranquila que no fuera a atacar o atormentar a quien no debían. Y utilizar un Daimōn tampoco le parecía una opción óptima. Quizás Batibat había visto algo ente los sueños, ella sabía cómo tratar con esos demonios, después de todo era hija de su madre. Con Lilith podría tratar utilizando su propio idioma gracias a su habilidad de hablar Pársel. Sí, ahora que lo pensaba le sería más útil que el martillito de Thor después de todo. Sacudió la cabeza, recordando que había hecho una pregunta en voz alta. Maldición, solo a ella se le ocurría preguntarle eso en ese momento.

 

A su mente vino un nombre, Seere, claro, el príncipe infernal, lo había leído, quizás fuera el más confiable su naturaleza indiferente y su poco interés de hacer el mal lo hacían el más adecuado. Él podía descubrir engaños y podría transportarse al lugar en que había estado cautiva la muchacha, él seguramente podría. Sí, debía invocarlo. Y creía que podría sola ¿o no? Se giró brusca y tomó del brazo a Zahil.

 

—Invoquemos demonios —le dijo sin darle tiempo a pensar, @

Editado por Darla Potter Black
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Los acontecimientos ocurridos en Ravenrok, aquel poblado de pescadores, era solo una de las muchas situaciones a las que se enfrentaban los muggles y mágicos alrededor del mundo, ¿de qué lado había provenido la culpa o el primer golpe? a estas alturas ya no era tan importante y mucho menos determinante, ya que al menos, entre los mágicos habían divisiones, agresores, agredidos, y porqué no decirlo, salvadores.

 

La Orden del Fénix, por el momento había conquistado una batalla, en Ravenrock, según ĺa visión de Ela, pues sabían que eran magos y brujas e intentaban convivir en armonía, mientras que los fenixianos continuaban investigando, juntando pistas y protegiendo a la gente común de posibles ataques, porque si bien la niebla había cesado junto con las desapariciones, no todos los secuestrados habían vuelto a casa, ni tampoco se tenía a los culpables de tales desmanes.

 

Como desde hacía varias noches la sacerdotisa compartía habitación con Sagitas, en aquella edificación frente a la plaza, era un cuarto doble, más bien triple, con una cama vacía que alguien más podía ocupar, de momento sobre ella sólo hay un par de mantas extras y el bolso de Ela, que sacerdotisa y todo, es un poco desordenada y a la vez vanidosa con su arreglo personal, humildad pareció leer en una mirada que le daba la pelivioleta mientras la Lockhart cepillada con deleite su larga cabellera para luego meterse bajo las sábanas, pero no dijo nada porque quizás tenía razón.

 

Diez minutos después estaba rendida en los brazos de Morfeo ajena a la contemplación de su compañera desde la ventana, apenas si la escucho susurrar algo y se incorporó en la cama para verla saltar, pensó que era un sueño y se frotó los ojos, pero las explosiones la espabilaron, corrió a la ventana abierta y pudo ver a una joven y a varios acercándose, no lo medito dos veces, aún con el pijama rosa pensó que el tiempo era oro para desperdiciarlo en desplazamientos humanos así que recito: Invocando un ser más allá de lo racional, presto mi cuerpo en sagrado ritual, Invocando la fuerza sobrenatural, de una pantera real de inmediato la transformación se realizó convirtiéndose en una hermoso espécimen de negro pelaje, el animal en el que ahora se había convertido le era conveniente pues podía aprovechar su agilidad y visión, eso le permitió saltar e ir rauda a inspeccionar los alrededores por si existía alguna amenaza oculta alrededor de donde ocurrían las explosiones o en los recovecos de la plazoleta, al no encontrar nada volvió hasta pararse a pasos de la chica y sus compañeros justo antes de que el domo conjurado por Madeleine los separará del resto, era majestuoso y tan poderoso como el rayo conjurado con el mazo por Graves, verdaderamente todos los clanes podían interactuar sin romper el equilibrio.

 

Para cuando volvió a pronunciar palabra estaba en su forma humana, ya que la transformación se produce por poco tiempo, pero aquella agilidad era algo que no había sentido nunca y que gracias al sacerdocio de Avalon le era otorgado --Wuaoo-- pronunció cuando Violeta se elevó y fue bañada con el hechizo sacerdotal, todos, desde Darla, Sagitas, Madeleine, Zahil, Graves, June, Roxana aportaban para hacer que la muchacha cuya magia estaba descontrolada despertará y se calmará, Ela percibía en el aura de la chica inestabilidad y confusión y fluctuaciones energéticas, no debía ser fácil estar en su zapatos, sobre todo al reaccionar y ver lo que había hecho durante aquel trance, sentía compasión, curiosidad y simpatía por la muchacha, lo que se le hacía raro era ver que efectuaba su magia sin conducto, es decir, sin varita, ¿dónde la había dejado?

 

Al fin todo estaba aparentemente controlado, el domo desaparecía y ella junto con algunos otros se dedicaban al reparar con magia los daños, de tal manera que cuando el sol calentará la estatua del pescador nadie podría decir que algo no estaba como el día o la semana anterior.

 

La sugerencia de llevar a Violeta y su familia a la casa del compañero de bando sonaba lógica y fue bien acogida, aunque otros no estaban de acuerdo con desvincular a la chica de sus lugares familiares. Karoline les seguía rezagada, cautelosa, veía los grupos, escuchaba los cuchicheos y conclusiones a las que se llegaba y seguía sintiendo un miedo interno que no podía explicar.

 

Vio a Sagitas con June y las dejo por su cuenta, luego cuando se usó la purificación espiritual aprovechó la limpieza del entorno y junto a la invocación de un Foraoise varias plantas crecieron al borde del césped, entre ellas algunas que florecieron de la nada, la Lockhart las tomó y puso en un frasquito para poder hacer un té curativo, también varias plantas de fresas con frutos maduros, ricos y con propiedades curativas, las recolectó y se acercó al grupo de sacerdotisas que estaba por entrar a la casa.

 

--Esperenme-- pidió y cuando se emparejó con ellas puso un par de fresas en la mano de cada una y ella misma mordía una con avidez, ya que habían pasado muchas horas son comer y todas mediante los hechizos habían consumido mucha energía.

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