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— Mansión de la familia Rosier — (MM B: 114377)


Juliette Macnair
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Los jardines Rosier siempre habían tenido la peculiaridad de la vida, rosales por doquier, avecillas coloridas y sonidos de la santa naturaleza que entregaban una paz a cualquiera que se sumergiera en ellos. Era un contraste muy bello, y al mismo tiempo, en cada rincón se hallaba oculta la verdad de toda esa familia.
Error tras error, y por más alejados de la definición de maldad en su mundo, sus vidas nunca parecían querer cambiar. La bruja Macnair giró apenas su mentón, mirando de manera ladina al mago con el destello de pura felicidad brillando bien fuerte en sus ojitos. Era feliz cuando él estaba con ella, pero eso jamás lo iría a admitir en voz alta.
Aaron decía "Cuida de mi alma" y ella pensaba "Siempre y para siempre", luego él confesaba "tienes mi vida en tus manos" y ella lo miraba como diciendo "tú ya tienes la mía desde hace mucho". No hubo palabras ni acciones que pudieran sellar dichos sentimientos, pero la joven sabía, desde que eran unos críos descubriendo el mundo, que una sola mirada decía más que mil palabras.
My black bird...
Dijo en un susurro antes de proseguir con la caminata, y pronto volvió a prestar atención a su alrededor. Sabía que la tormenta vendría ahora o eso imaginaba. Una discusión entre ambos por la tutela de Kalevi. Sin embargo, las palabras de Aaron aunque determinantes, también salieron transparentes. Él estimaba a su hijo más que su propio padre biológico y Juliette, temerosa de lo que vio del mago cuando llegó al poder como Ministro de Magia, hoy volvía a demostrarle que solo era una gran careta al mundo.
Aaron era solo "Aaron" cuando estaba con ella, y eso le destruía todos esos miedos infundados por una bestia que creyó no poder controlar, y que posterior a eso, le hubo quitado su más bello rosal. Deslizó sus manos con calma por las hebras castañas de su cabello, manteniendo un silencio que aunque no fue incómodo, dejó en los aires las ansias por saber su opinión en todo el asunto.
Kalevi te tiene sobre un pedestal, veo en sus ojos el anhelo por llegar a ser como tú, y la frustración por no portar tu sangre. ⸺le dijo en un murmuro mientras deslizaba las puntas de sus dedos por los pétalos de las rosas y los arbustos que ejercían de murallas en el laberinto.⸺ ¿Tus hijos no se pondrán celosos?
Quiso agregar un "o la mujer con la que te acostaste sin tener memoria de romántico acto múltiple", pero revelar aquello sería dejar al descubierto una parte demasiado infantil de ella que se esforzaba por ocultar, y al mismo tiempo, era altamente vanidosa como para admitir que podría verse amenazada por otra mujer. Rodó sus ojos al pensar en eso y luego se detuvo a medio camino.
William tiene una esposa, dos hermosos hijos y todo un poderío político bajo sus pies a pesar de su desagradable condición....⸺su ceño se frunció ligeramente al tiempo que sentía como una espina se enterraba sin querer en su dedo índice.⸺ Y aún así, quiere llevarse con él a Kalevi. ⸺dijo en un hilo de voz que apagó con rapidez al llevarse el dedo a sus labios para posterior a eso, lamer la sangre e intentar detener el hilito carmesí.⸺ ¿Cómo lograrás que porte tu apellido sin comenzar una nueva guerra?
Dijo con una sonrisa sin expresión oculta de trasfondo, fue más de un cansancio profundo por vivir para pelear, pelear para vivir. Realmente era exhaustivo. Bajó la mirada al suelo y cuando la volvió a elevar, buscó con rapidez los ojos grises del mago.
¿Aaron?...⸺su mano se hizo un pequeño puño y con delicadeza comenzó a aflojar para llevar sus dedos a la vestimenta del Black, rozando los bordes con dulzura y un poco de miedo por lo que iría a preguntar. Por más que agarró todo el aire y con él la fuerza, no logró mantener su verdoso mirar en los contrarios.⸺ ¿Crees que soy digna para la casta mágica? ¿Para ti?...
@
Off. toy chikita, no puedo volver.

 

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  • 10 meses más tarde...

Genevive Rosier

La rubia se arrebujó en su capa color azul marino y miró la mansión que tenía frente a ella. Las rejas entreabiertas daban paso a un camino adoquinado, serpenteante, que concluía en una fuente y, detrás de ésta, la enorme casa donde habitaban, según le habían dicho, los Rosier de Ottery.

Genevive era la única hija que había tenido Killian Rosier, hermano de Isobelle y, por lo tanto, era prima de la matriarca de aquella familia, según había logrado rastrear. Su partida repentinda de Francia se había debido, entre otras cosas, a la revelación sobre algunas cosas del pasado que la estaban atormentando poco a poco. Quería saber si Juliette Rosier podía ayudarla o si debía seguir buscando, quizás, en otro lugar.

Con una mano temblorosa, empujó el portón enrejado que chirrió un poco al hacerse a un lado, y penetró en los terrenos de la mansión. El otoño había caído sobre Ottery St. Catchpole y el aire frío, en pequeñas ráfagas, levantaba las hojas secas y las enredaba en su cabello y en su ropa. Las botas de piel de dragón crujieron sobre los adoquines a medida que avanzaba, con el corazón en un puño y el estómago a la altura de su garganta. No había pensado aún qué era lo que iba a decirle, tampoco qué tenía para ofrecerla a cambio de la información que quería solicitar, lo único que Gen tenía en claro era que necesitaba una respuesta, la que fuera, aunque sólo le indicara por dónde seguir buscando.

Como si aquello la llevase directo hacia Francia, miró el anillo de compromiso que brillaba en su dedo corazón de la mano derecha y se mordió el interio del labio. Jean estaba enamorado de ella, perdidamente, y ella de él, pero si lo que su padre le había dicho era cierto, entonces ella no podía concebir hijos con Jean y todo se iba a ir por la borda. Uno de los sueños del mago era formar una familia con ella, pero si no podía dársela, qué caso tenía que continuaran juntos. Ella no pretendía causarle dolor al amor de su vida y, si Juliette Macnair confirmaba lo que su padre le había dicho, entonces rompería su compromiso y se alejaría de él.

Perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta el momento en que sus pies la dejaron frente a la puerta de la mansión, y le llevó tres bocanadas grandes de aire tocar la aldaba para llamar. No sabía qué esperar de aquel encuentro.

@ Juliette Macnair

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ᅠᅠSe hallaba sentada en medio de los rosales, rodeada por aquellos arbustos que con tanto cariño alguna vez, su abuelo, le enseñó a cuidar y proteger, como si en cada pétalo nuevo, un fragmento de vida de su madre inhalara el pasado y exhalara nuevos comienzos. Su vuelta a Inglaterra había sido silenciosa, no planeada pero si llena de una nostalgia que quizá la hacía más susceptible a sus emociones. Aún no tenía el valor de acercarse a los Macnair, aún no poseía la capacidad de enfrentar a Arya y decirle lo que Artemius le quitó. Extrañaba cada pedazo de ese hogar, y en muchas ocasiones, anhelaba devolver el tiempo, comenzar de cero... volver a sentirse tan frágil y ser protegida por su padre a quién echaba profundamente de menos.

Luego de soltar un suspiro cargado de incertidumbre, oyó el intrépido andar de Draekh, quién con las orejas bien estiradas hacia atrás, agitaba su manita para llamar la atención de la bruja antes de colmar su paciencia y hacerla explotar. En comida de huargo, él definitivamente no quería convertirse.

⸺ 'Señorita Juliette... ⸺dio un brinco al ver que la sombra comenzaba a cambiar de forma, transformándose de un pequeño mirlo descansando en la mesita de té, a un enorme huargo de negro pelaje y ojos inyectados en sangre.⸺ N-No, no... aléjate...'

⸺ Dróvik. ⸺habló la bruja con fastidio y enseguida se incorporó para poder prestarle atención al elfo.⸺ ¿Qué pasa?

⸺ 'Hay una mujer que la está buscando con desesperación... ella dijo que se llama, ¿Gene-Genefer?' ⸺ladeó su rostro consternado.

Macnair soltó un pequeño suspiro pero no perdió más su tiempo intentando sacarle respuestas que sabía estarían totalmente erróneas. Chasqueó los dedos para consumir a la sombra, y se encaminó en dirección a la casa con el elfo siguiéndole de cerca.

Se detuvo poco antes de empujar las puertas, como si una corriente eléctrica le hubiese traspasado el pecho para luego extenderse por todo su cuerpo. Sintió una presión en el centro de su cuerpo, y enseguida, los latidos de un corazón frenético que quizá correspondía a las suposiciones que la bruja intuyó desde el momento en que sus pies tocaron el interior de la Mansión, que la persona detrás de aquellas puertas, era más que sólo familia. Infló su pecho con valentía, y tras expulsar todo el aire hizo ingreso al salón para encontrarse de frentón con el fantasma del pasado y la esperanza del futuro.

⸺ Lamento mucho la demora... mi elfo carece de rapidez a la hora de avisarme que me buscan.⸺se acercó con lentitud a la mujer al tiempo que extendía su mano para poder agarrar la contraria y confirmar lo que su alma gritaba.⸺ Sé bienvenida, por cierto. Por favor, ponte cómoda y dime, ¿en qué puedo ayudarte? 

cita. @ Rhiann Macnair R.

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  • 9 meses más tarde...

Chanter-Kyle

 

Le costaba recordar con claridad la última vez que tuvo contacto con Juliette, luego de su charla dentro de la mansión Macnair. Tremendo descolón se había llevado al descubrir que no les corría la misma sangre por las venas, plasmándose en las gallardas facciones del caballero una decepción que lo acompaño desde ese instante. Abandonando de manera estrepitosa Londres, refugiándose en su lujosa mansión en Holanda, reviviendo cada tanto la primera vez que cruzará sus ojos con los de la fémina. Le enseñó a usar los hechizos del Libro de la Fortaleza, obligándola a pelear como un felino boca arriba por su vida y no perecer en manos del Ángel Caído. 

Vaya faena que desataron ese par, ganándose el respeto y admiración del caballero. Pocas personas gozaban de esa clase de privilegio otorgado por el menor de los Blackthorn, llevándose la copa vacía a los labios se perdía en la inmensidad que se extendía por los terrenos de la mansión que pertenecía a su familia. Cimientos que poco a poco recobraron la fuerza, elevándose como lo hacen los colosos de Rhodas que  lucharan en una encarnizada batalla. Aquel par de gemas azul oscuro, danzaban ligeramente de la ventana hacia el crepitar de la leña que se quemaba dentro de la chimenea

— ¿Qué podríamos decirnos?—preguntaba a la nada. Realmente estaba interesado en la Rosier o solo era el impulso de una conexión que experimento al tenerle tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. Los sentimientos no era algo que fuera común en un ser como el Vidente, nunca se entregó del todo a una mujer y la única vez que lo hizo todo de había destruido en mil pedazos. Le costo más de una eternidad recomponer cada uno de los trozos, acomodar las piezas que aún calzaban con su existencia y desechar aquellas que no eran más que basura que no merecía en lo más mínimo ser reciclada. 

Escuchando a lo lejos la vieja tonada que le acompañaba en sus ratos de profunda soledad, el chirrido de las uñas contra la piel de su espalda y el lamentó ahogado de unos labios que permanecían secos. Igual que las hojas que yacían desperdigadas por el jardín, sintiendo que la noche poco a poco hacía acto de presencia, invitándolo a pernoctar una vez más añorando el encuentro con la joven. Cerrando los ojos jamás dormía, no lo necesitaba y de ese modo viajó hacia la morada de su querida Juliette. Quedando tendido como un muerto viviente en el jardín, disfrutando de la brisa que golpeaba sus facciones regodeándose por ese soplo de aire fresco que encontró cobijo en ese ser de oscuridad pura.

@ Juliette Macnair

Editado por Kahlan Blackthorn

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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ᅠᅠApareció en medio de los jardines de la Mansión Rosier, sus cabellos castaños se mecían con la gélida brisa invernal que reinaba en Inglaterra y mientras sus pasos se hacían cada vez más marcados en el césped, la oscuridad que se desprendía de su vestido rápidamente comenzó a disiparse como niebla entre los árboles hasta culminar la rápida aparición que efectuó desde el Hospital San Mungo hacia su hogar. Hace sólo un par de semanas que había regresado al continente, y aún le costaba familiarizarse nuevamente con lo que dejó pausado cuando decidió huir de todo conflicto emocional excusándose de que prefería mantenerse lejos del país para no sentir la ausencia de su hijo al estar inmerso en su año escolar. Con Kalevi en vacaciones, ya no podía seguir ocultándose en cabañas apartadas del mundo, y sabía, muy en el fondo, que ya era momento de tomar las riendas de su vida.

Mientras el mar de pensamientos se arremolinaban en su cabeza, pudo visualizar por el rabillo del ojo que los ventanales de la biblioteca yacían abiertos de par en par, y aunque aquello no le pareció sospechoso, sí le causó una tremenda curiosidad que decidió saciar. Agarró los pliegues de su vestido al sentir que sus botas se embarraban ligeramente por la humedad del jardín en ese sector, y en cuanto se fue acercando más a su respuesta, oyó el característico latido del mago con el cual compartió un sin fin de emociones en un período de tiempo acotado.

¿Será posible... ?

Su pregunta quedó suspendida en el aire, y es que el aliento se quedó bien atascado en su garganta cuando vio reposar cual príncipe durmiente al hombre que pensó, pero que creyó un mero espejismo de sus recuerdos. Presionó sus labios sin saber qué decir, ¿se acercaba a saludarlo como si nada hubiese ocurrido? ¿corría a sus brazos? Soltó las telas de su vestido quedándose detenida a medio camino, luego detuvo su atención en el alrededor, apreciando el bailoteo de las pocas hojas en las copas de los árboles, y el fulgor carmesí que parecía siempre iluminar a las rosas que con tanto cariño, años atrás, su abuelo solía cuidar para ella. Inmersa en aquel escenario fue que se dio cuenta de cuánto había crecido y de cuánto había olvidado, si bien la adultez le sentaba bastante bien a su madurez, temía haber dejado atrás una parte esencial que le hacía Juliette Rosier: El disfrute inocente de la belleza en las cosas sencillas.

Agarró todo el aire frío que podía, acto que solía hacer cuando buscaba llenarse valor, y sólo cuando se vio liberada de todas aquellas sensaciones, comenzó a caminar en silencio hasta acercarse al mago, sin decir palabra alguna, bajó hasta el piso y con una delicadeza innata se acomodó junto a él con la vista bien fija en el cielo acaramelado que pronto se iría a transformar en un negro azabache. Sintió el peso de su cuerpo en el frío, y aún consciente de que la humedad arruinaría su elegante vestimenta, por primera vez en muchos años, no le importó. Con ambas manos descansando sobre su abdomen fue que sonrió, sus párpados se rindieron y soltó un suspiro lleno de paz. 

Creí que nunca más volvería a toparme contigo, Kyle... 

Murmuró con suavidad.

Y aquí estás en mi jardín, ¿esto es real? 

Cita. @ Kahlan Blackthorn ❤️ 

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Chanter-Kyle

 

La voz de la Rosier le devolvía de golpe a la realidad, apaciguando un poco el malestar que lo aquejaba. La dulzura de una voz emitida de una manera tan amable y armoniosa, acompasada con la serenidad que reflejaban sus ojos escondiendo a la perfección el cansancio que llevaba a cuestas. El sentirle tan cercana a el, respirando el mismo aire, removía las piezas que quedaron desperdigadas sobre el suelo, al perder toda pista del paradero de la joven— Necesitaba tiempo lejos de aquí—respondió soltando una risita despreocupada. El verse así mismo en ese preciso instante delante de un espejo, podría causar una impresión tan traumática como la que experimento dentro de esa mohosa habitación.

La nula lucidez que reinaba en su corteza cerebral, sería fácilmente exterminada por el aroma nauseabundo de los medicamentos— No estaba del todo bien, creo que jamás lo he estado—confesaba tomando la mano de la mujer. Llevándola hacia sus labios, recorriendo con estos sus nudillos dejando un beso imperceptible en su delicada piel. Su aroma, el solo roce de sus ojos sobre las facciones del caballero, aliviaban ligeramente la nueva cicatriz que se abriera debajo de su mentón. El sitio donde entro sin menor reparo una afilada hoja de plata, cortando toda posibilidad de poder emitir un quejido de dolor o un lamento que se ahogaba como lo hace un marinero en medio de una tormenta. 

— Siempre podrás verme en esa batalla que tuvimos, lamento haber sido un malnacido. Jamás se me cruzó por la mente matarte sin piedad, solamente quería comprobar que lucharías por tu vida con todos los elementos que tuvieras a tu alcance—confesaba buscando un perdón que llegaría demasiado tarde. En ella veía todo lo que alguna vez soñó, la compañera ideal y que siempre se le escapaba como lo hace el agua cristalina entre los dedos.

— Vine porque no tenía a donde ir, no puedo volver al pasado. Deseo alejarme de el a como de lugar, pido que me tiendas la mano y me ayudes con este problema—viéndose reflejando en los ojos de Juliette. Confiaba plenamente en ella, afianzando cada vez más ese lazo que les conectará de manera irremediable, desde que cruzaron miradas dentro de la clase del libro de la Fortaleza. El viento golpeaba su rostro cerrando los ojos atraía a la joven hacia su pecho, ansioso por escuchar el latido de su corazón responder al de ella. Ningún nexo sanguíneo existía entre ellos, no había nada más allá de una empatía que creció al ser alimentada por los intereses que compartían mutuamente. 

Aspirando profundamente esa esencia que guardó de la joven, revivía irremediablemente su charla con ella dentro de la mansión Macnair. La nitidez de esas imágenes era dudosa, ya que poco quedaba de sus días residiendo dentro de esas paredes— Es tan real como que puedo tocarte con solo desearlo, aunque me encuentre a kilómetros de distancia—murmuraba sin dar más detalles, disfrutando de esa postal, esperando no verse demasiado atrevido en la forma en que se había estado refiriendo a ella.

@ Juliette Macnair ❤️

 

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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ᅠᅠGiró su rostro en cuanto él respondió, y aunque aún no obtenía su atención como tal, aprovechó esa instancia para poder volver a detallar sus facciones, repasando sus cejas pobladas, la forma de sus pestañas, la curva natural de su nariz, y llegando incluso a la suavidad de sus labios con ligeros cuerillos a causa del frío de la temporada, algo que logró sentir cuando él atrajo su mano para depositar un beso tan genuino y delicado. Sin embargo, aún cuando se logró hallar sumergida en tan profunda escena, no pudo evitar sentir una aflicción bien grande en su corazón al escuchar su confesión junto a un ligero temblor en su voz.

Negó con suavidad.

No hay nada que perdonar... en realidad te lo agradezco. ⸻susurró sin alejarse un centímetro, su pecho se infló de aire y mientras lo iba soltando, volvía a mirarlo, bien pendiente de que siguiera ahí con ella.⸻  Toda mi vida he sido cuidada por otros, como una damisela en peligro constante, siempre he tenido a un guardián a mis espaldas... jamás tuve la oportunidad de defenderme.

Frunció el ceño.

Depositaste tu confianza en mí, y no tuviste piedad alguna, eso me hizo madurar, me hizo dar cuenta de que soy capaz de sobrevivir sola en este mundo. Gracias por eso, Kyle.

Una sonrisa fugaz atravesó sus delicadas facciones, y sólo cuando le volvió a oír, cuando sintió el peso de sus profundos zafiros caer sobre su propia mirada, cambio su expresión, manteniendo la serenidad para él pero haciendo respetar la seriedad que conllevaba dicha situación. Ahí estaba nuevamente, una nueva confesión de lo que a él le afligía, y Juliette sólo anhelaba quitarle todo ese mal, verle feliz y protegerlo del mundo. 

Éste es tu hogar, puedes quedarte el tiempo que necesites...

Murmuró poquito antes de que él tomase la iniciativa de atraerle a su pecho, gesto que aunque tomó por sorpresa a la bruja, logró apaciguar al fin todo ese mar de emociones confusas que la habían embriagado a su vuelta a tierras británicas, y por consecuencia, a pisar aquellos lugares llenos de profundos recuerdos compartidos con fantasmas. Cerró los ojos, dejándose llevar por los latidos masculinos sutilmente más rápidos que los ordinarios, y con delicadeza fue rodeando su cuerpo hasta depositar su mano bien cerca del rostro de Kyle para dejar una pequeña caricia en su mejilla a modo de cariño.

Escuchar su respuesta a su pregunta le hizo sentir tan frágil como antaño, sin lograr soltar una palabra, se quedó disfrutando de su característico perfume, de la tranquilidad de ese reencuentro y del cariño que hace mucho no efectuaban para ella. Siempre tan encerrada en sus cavilaciones, en sus locuras, en su mundo perfectamente construido para resguardar la seguridad de Kalevi, para intentar olvidar lo que perdió cuando sus seres queridos se esfumaron, que tiempo de pensar en gestos tan íntimos como un mero abrazo bajo el beso de la luna, se había tornado en una fantasía impensable. Y sin embargo, ahí estaba él, tratándola como a una delicada y valiosa flor.

Lamento haber desaparecido, Kyle... debí quedarme, debí estar ahí para ti.⸻alzó su mentón con suavidad para poder buscar su mirada nuevamente, y con delicadeza fue removiéndose entre sus brazos hasta poder tener una perspectiva mucho más amplia del rostro del mago.⸻ ¿Qué ocurrió en mi ausencia? ⸻deslizó las yemas de sus dedos por su mandíbula hasta rozar el mentón con ligereza, y al percatarse de que algo no andaba bien, volvió a hablarle.⸻ ¿Quién te hizo esto? 

Negó suavemente.

No volveré a irme, no permitiré que alguien te lastime nuevamente.

Cita. @ Kahlan Blackthorn ❤️ 

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Chanter-Kyle

 

La belleza que irradiaba la sola presencia de Juliette, le daba tranquilidad al Blackthorn. Esa clase de paz que solo se encuentra después de haber peleado mil batallas, sangrando por una mujer que nunca le daría lo que el deseaba obtener de ella. La amistad entre ellos era un pacto imposible de concretar con éxito, empecinado en tenerle como algo más que una compañera que curará de vez en cuando su cuerpo maltratado por las heridas infringidas por sus enemigos. Dejándole por un momento en el pasado, volvía a sentirse atraído por la joven que encontrará en sus brazos una morada improvisada.

— ¿Me lo agradeces?—parpadeó incrédulo ante la forma en que tomo el accionar del Vidente. La puso al borde de la muerte y ella, simplemente se limitó a decirle que era la prueba que necesitaba para demostrar que podía valerse por si misma y no era la damisela en apuros que todos se empeñaban en rescatar— Solo quise enseñarte la forma más cruenta de enfrentar tus temores, no quería ponerte todo en charola de plata y que te sintieras menospreciada dentro del duelo—confesaba dejando un ligero roce en el mentón de la Rosier. El mismo llevaba un mundo de cicatrices a cuestas, señales de que nunca le fue sencillo obtener lo que ahora se regodeaba de poseer allá donde lo llevaran sus pasos. 

— Agradezco enormemente que me abras las puertas de tu hogar, necesito estar donde nadie me encuentre. No me siento listo para confesar cosas que no debí hacer, errores que me pueden costar el cariño de una persona, le temo a las consecuencias que eso pueda acarrear—hablaba como si contará su más reciente travesura— Mi interior es una maraña de confusión, no estoy seguro de nada y menos de lo que...—interrumpiéndose intempestivamente se limitó a mirarla por un breve espacio de tiempo. Hablar de más le traería un nuevo colapso mental, enfrascándolo en una tormenta que no tendría un final grato para ninguno de los implicados. 

— Te fuiste porque debías hacerlo, yo hice lo mismo hace años. No puedo explicar con certeza lo que me orillo hacerlo, desaparecí sin más y no me arrepiento de ello—el sentirle tan cercana. Construyendo un mundo donde solo ellos habitaban, cimentando sobre este los anhelos perdidos de ambos, añoranzas que existían en sus memorias. El salvar la vida de quienes amaban era algo que no se podía tomar a la ligera, deseando ser un apoyo incondicional como ella lo era para él. Entrando en un espacio y tiempo, donde solo sus voces serían escuchadas sin tener que esconderse de los mirones, tentaba con suavidad la zona donde anidaba su cicatriz.

— Nunca he sido una persona sana del todo, bueno eso es lo que aseguraban mis abuelos y los médicos muggles que intentaron “tratar” mi padecimiento—tomándole de la mano la quitaba de esa zona marcada— Estuve por más de cinco años dentro de un hospital psiquiátrico, recibiendo toda clase de torturas y medicaciones. Acompañado por infinidad de instrumentos que causaron heridas que derivaron en cicatrices como la que acabas de tocar—negaba con la cabeza— Aprendí como esconder la mayoría, algunas han desaparecido casi por completo. Pero jamás pudieron comprobar ese padecimiento que tanto cantaban a viva voz—perdiéndose en la mirada indescifrable de la Rosier sonrió ante sus últimas palabras.

— Tampoco pienso irme, no volverás a estar sola nunca más—le estaba ofreciendo su compañía incondicional. Esperando que la tomará y se comenzará a edificar un lazo más fuerte al que ya existía actualmente entre ellos.

@ Juliette Macnair ❤️

 

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Una sonrisa delicada atravesó el rostro de la inglesa, y aunque mantuvo la seriedad del asunto, sus ojos no podían no proyectar la serenidad que le generaba estar en su verdadero hogar junto a él. Escucharlo ahí con ella, y no entre sus fantasías nocturnas al sentir que nunca más podría compartir lo que sentía con alguien más, le generaba al fin la sensación de que estaba caminando por el sendero correcto.

Habían pasado muchos años desde que ocurrió la tragedia en el Castillo, desde que fue aprisionada por una de las piedras primigenias convertidas en daga y al despertar, perdió por completo el raciocinio, la humanidad, la esencia que con tanto esmero luchaba por conservar. Habían pasado años desde que viajaron en el tiempo, desde que se percató que ya nunca podría volver a convertirse en madre porque el Cónclave, como siempre, jugaba con su destino obstaculizando su felicidad por un pecado que ella nunca cometió. Habían pasado años desde que él le habló, desde que compartieron un paseo, una caricia, un anhelo secreto, y aún así, Macnair siempre parecía regodearse de los buenos momentos, pues era el único halito de luz que le quedaba en su tan destrozada vida. 

Pero Kyle llegó a su vida de imprevisto, y de pronto derrumbó todas aquellas enormes murallas que ella misma edificó. Quería agradecerle por todo lo que había hecho por ella en un período de tiempo acotado, la magnitud que él había alcanzado en su interior era indescriptible, y aunque era poco probable de que el mago supiera todas las aventuras que experimentó la bruja cuando se hallaba entre los suyos, intuía que no necesitaba palabra alguna para que él comprendiese lo importante que era ahora él para ella.

Ayudarlo sólo era la punta del Iceberg.

Siempre se pilla más rápido a un mentiroso que a un ladrón, ¿has escuchado esa frase? ⸻murmuró mientras buscaba conectar las miradas para poder transmitirle un poco de tranquilidad, y con suavidad acomodó los mechones castaños detrás de sus orejas, como si tener el rostro despejado le diese más inteligencia y le permitiese pensar.⸻ Si amas a una persona, siempre debes ser honesto con ella, no importa el daño que hayas causado, Kyle, ser honesto con esa persona es también serlo contigo.

Frunció el ceño.

En realidad me fui porque no quería enfrentar lo que ocurrió. ⸻bajó el mentón con sutileza, sintiéndose avergonzada por haberse dejado llevar por una actitud tan poco madura con los muchos años que traía encima, y luego de pestañear un par de veces lo volvió a mirar.⸻ Los Macnair nunca hemos sido muy estables, pero creo que escapar cuando las cosas no están del todo bien... es un atributo que sólo es propio de mí.

Asintió.

Las personas siempre señalan de manera acusatoria lo que no comprenden, no creo que exista un padecimiento que sea propio de exterminar como si se tratase de un cáncer.

Habló con seriedad, incorporándose hasta quedar sentada y desde esa posición mirarle con esa actitud que tomaba cuando alguien insultaba su área de especialidad, seguía sin comprender por qué los seres humanos optaban por intentar erradicar lo inentendible y luego reclamar a los cuatro elementos la razón de su lento progreso. Sacudió suavemente su cabeza, y luego de relamer sus labios, soltó un largo suspiro de frustración. Imaginar el martirio que el mago vivió en un lugar tan inhóspito y cruel le removía el estómago.

Yo misma les hubiese sacado los ojos con los pulgares... ⸻hizo el gesto con los dedos, como si introdujera los mismos en un hueco y luego utilizara el pulgar como una cuchara para arrancar de raíz el órgano ocular.⸻ Por eso prefiero a los muertos, me siento mucho más en paz entre gente que no critica mi trabajo, bueno, en su mayoría... admito que algunos fantasmas sí han cuestionado mi labor.

Le miró con una sonrisita infantil.

En fin.

Sacudió las manos frente a él, y luego de sentir el calor en sus mejillas, intuyó enseguida que la ruborización se convertiría en algo sumamente notorio. Bajó nuevamente el mentón, dejando que la cortina de cabello cayera a un lado de su cabeza hasta tapar ligeramente la mitad de su rostro. Al escucharlo, sintió que algo se rompió muy en lo profundo de ser, el nudo en la garganta subió rápidamente y sintió que el frío se colaba por su mirar hasta empañar su visión: 'No volverás a estar sola nunca más'.

Son palabras realmente fuertes... pero estoy segura de que eres un hombre de honor, ¿verdad? Me lo has demostrado desde el primer momento.

 

Cita. @ Kahlan Blackthorn ❤️ 

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Chanter-Kyle

 

Le había dado toda una catedra sobre los temas mentales, ahondando en la parte donde los médicos suelen creerse dioses, capaces de sanar todos los males que aquejan a los enfermos que caen en sus manos. Notando que se refugiaba en esa faceta de madurez que poseía, le agradeció que se mostrará sincera en todo momento, tomándole especial aprecio a la forma en que buscaba la mirada del Holandés. El mismo llevaba un mundo de surcos en el cuerpo, cicatrices que gritaban en medio de las noches silenciosas, recordandole todo lo que tuvo que enfrentar antes de verse totalmente liberado de esas ataduras que eran su mayor condena.

— Yo siempre digo lo que siento y pienso, no suelo esconder nada a menos que sea estrictamente necesario—hablaba mirandole directamente a los ojos. Esas verdes esmeraldas que le desarmaban, dejandole con la mente en blanco y con la única idea de que ella era la senda correcta en su vida. El sentirse acogido por su calidez compaginado por ese lado infantil que le sacaba de su oscuro encierro— ¿Qué pensarías si te dijera que lo que siento por ti, va más allá de una simple amistad?, no tiene nada que ver con un cariño de hermanos o amor fraternal—mordiendo su labio inferior, no le sacaba los ojos de encima aclarando el punto.

Sintiendo la brisa darles un cobijo improvisado, creando un ambiente intimo que solo les  pertenecía a ellos. Olvidándose por completo del resto del mundo, para el solo existía ella en sus pensamientos, al cerrar los ojos veía su hermosa faz dedicándole la más encantadora de sus sonrisas— Llevas razón en lo que dices, yo era demasiado joven. No entendía, porque pasaba horas y horas encerrado en un cuarto tan pequeño, que hasta un ratón se sentiría en una mansión—indicaba quitándole un mechón que cubría parte de su rostro— Estoy aquí para ti, porque me importas más de lo que deseo admitir. El sentirte lejos me inquieta, no es que sea sobreprotector, solo quiero que sepas lo que significas para mi—mirando el firmamento buscaba un poco de ayuda en las estrellas. 

Amigas silenciosas que solían ser buenas consejeras, si se les hacían las preguntas adecuadas y no se andaba uno con rodeos— No se puede sanar a alguien que no esta enfermo, yo mato porque es parte de mi naturaleza. Hice cosas aberrantes, nadie me perdonaría por ello, solo me importa como me veas y percibas tú—soltaba parte de la verdad en esa  confesión. La Rosier era su complemento, la parte que siempre le faltó y ahora estaba tan cerca que no dudaría en tomarla y estrujarla contra su pecho. Pocas veces demostraba lo que sentía de manera tan abierta, dejando derribadas todas las barreras que el mismo se impuso al llegar a Londres.

Nunca le paso por la cabeza, encontrarse a la horma de su zapato y experimentar un sentimiento que no le cabía dentro del pecho— Puedo quedarme si lo deseas o irme, no pienso imponerte mi presencia. Solo recuerda una cosa, donde vaya estarás en mi mente, corazón, alma y piel—se llevaba de manera instintiva la mano a la boca. Posiblemente habló mas de la cuenta, generando un sentimiento de sorpresa en la castaña, acortando la distancia que le separaba quedo a pocos metros de sus labios—Me provocas tantas cosas, sensaciones y emociones que creía destruidas—saboreaba la tranquilidad que le daba experimentar todo aquello. 

Tomando la mano de la Inglesa, no pudo más que darle un beso delicado sobre la piel. Estando aún cerca de sus labios, le permitió que sintiera su aliento cálido, convirtiéndolo en un bálsamo que poco a poco sanaría las heridas que ambos llevaban a cuestas a pesar de los años— Ya lo intenté al responder al llamado en la Riddle, te besé pero sin hacerlo y ahora—juntando su frente con la de su interlocutora, no escaparía de nuevo y sin pensarlo le beso con suavidad en los labios, apenas tocando sus labios. 

@ Juliette Macnair ❤️

 

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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