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El color de la magia


Dana Gryffindor
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HADES RAGNAROK

San Mungo

 

El vampiro observó a aquella mujer entrar en la oficina. La reconocía, habían hablado y trabajado juntos un par de veces, recordaba que la chica era un Auror, lo cual le alerto un poco, ya que era extraño que un miembro como aquel fuera a verlo por alguna cosa. Desecho al idea de al cabeza, nada lo estaba apuntando a él de ser un mortifago o de ser el líder de la organización criminal Tartarus. Él no había entrado en acción desde hacia tiempo, no se había vuelto a colocar aquella mascara blanca con dibujos negros con la que solían reconocerlo sus enemigos. Sin embargo, tendría cuidado con lo que diría solo por si las dudas.

 

Lunita como siempre comenzó a hablar de aquella forma tan particular. En aquellas ocasiones en que se habían visto o trabajado al cainita el preocupaba que la joven se quedara sin aire cuando se expresaba, aun así, la chica parecía tenerlo todo bajo control. Escucho lo que ella tenía que decir sin interrumpirla hasta que la joven tomo aire.

 

-Hola Lunita, claro que me acuerdo de ti, fuiste de mucha ayuda en las ocasiones en las que nos encontramos –dijo el hijo de la noche tranquilo- sobre lo del ministerio, disculpa que te lo diga pero siempre ha sido un caos, solo que esta vez nos estamos dando cuenta directamente –comente sonriéndole.

 

El cainita analizo las palabras de la chica y asintió, hasta hacia unos minutos él había estado observando aquel caos desde su oficina, la oscuridad y el ambiente ayudaba mucho con todo aquello, quizás, si soltaran a algunos dementores todo empeoraría y el mundo mágico podría terminar de desquebrajarse.

 

-Lo sé, todo está fuera de control, lastimosamente nadie se salva de esto, nosotros como ya viste tuvimos bajas y fuimos atacados sin piedad ni misericordia –dijo en tono serio con un tono amenazante que no se dejo ver entre líneas- sin embargo, tuvimos que levantarnos e intentar arreglarlo todo

 

Escucho sobre Gringotts y suspiro. Aquello era algo muy diferente aunque poco probable, ya que el banco mágico a menso que os duendes se robaran los bienes (cosa que dudada porque iba en contra de ellos mismos) no lo harían, la única forma es que magos oscuros o magos y brujas que conocieran la maldición imperdonable podrían controlarlos.

 

-Te soy sincero, eso es poco probable, tú tienes tu dinero allí, no puede ser tocado por nadie mas, ni siquiera los duendes tocarían algo que no les pertenece si no quieren sentirse traidores –comento el hijo de la noche- si bien, ellos piensan que es injusto que no se les permita usar varita y ya sabes todo lo que paso históricamente, aun así no creo que quieran verse en la historia como una raza de ladrones, lo cual, ellos piensan de nosotros los magos, por lo que puedes estar tranquila en ese aspecto –miro a Lunita a los ojos- la única forma es que magos tenebrosos o personas que conozcan la maldición imperius los controlen y debo suponer que ustedes los aurores están luchando contra ello –comento.

 

Sonrió intentando tranquilizar a la Gryffindor. Llamo a uno de aquellos elfos para que les levara una jarra de té, una de chocolate y una de café ya que no sabía que preferiría tomar Lunita, además, de algunos pastelillos y cosas para picar mientras hablaban y el mundo a fuera se caía a pedazos.

 

-Claro que puedo ayudarte si está en mi disponibilidad –comento el Ragnarok sonriéndole a la joven Gryffindor- pero estas segura de que quieres deberme un favor, sea cual sea? –bromeo el cainita para intentar quitarle un poco la seriedad a todo aquello que podría solucionarse – te ayudare y apoyare en todo lo que puedas, asi que tranquila Lunita, no debes preocuparte de nada

 

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Sonreí cuando dijo que se acordaba de mí, sencillamente yo también me acordaba de él, de hecho si no fuera así no estaría en su oficina pidiéndole ayuda, algo me dijo que quizás lo asuste al ir a verlo, pero estaba tan feliz de estar allí que por un momento olvidé que quizás él pensaría que iría para acusarlo de pertenecer a los Mortifagos, tal idea me parecía risible por demás, él era mi amigo pesé a que nos encontráramos en veredas opuestas y siempre me había gustado hablar con el cainita así que ¿cual sería el problema que le pidiera ayuda? quizás en mi inocencia no me di cuenta que el podría pensar mal de mí, aunque deseche esa idea por absurda, el sabía del cariño que le profesaba así que no tendría que asustarse de verme allí, venía en son de paz y solo porque estaba desesperada por ayuda y dicho sea de paso sus palabras me tranquilizaron lo suficiente como para sonreirle y contestarle mucho más calmada que lo que había estado momentos antes.

 

- Se que siempre fue un caos todo y también me alegro de verte, siempre es bueno volvernos a encontrar y sabes que tienes mi ayuda siempre que la necesites ¿no? tienes razón quizás solo me asuste por demás, pero espero que nadie toque los galeones, se que no son mucho, tampoco es que sea una bruja tan rica pero realmente con todo el lió que pasa en el ministerio y todo lo que sucede por el préstamo que no nos quieren dar para que el banco Gringots siga funcionando me asuste por demás, quiero decir a nadie le gustaría perder el dinero que con tanto trabajo logró juntar ¿no? así que por eso vine, además de verte y ver como andabas claro, si es cierto que luchamos contra ello, así que es poco probable que la institución en si decaiga, solo me asuste por las ultimas declaraciones, enserio que espero que nada malo suceda - Le confesé más calmada que antes, intentando que no se notará mi temblor en la voz, si bien su idea me calmo bastante, aun temía que algo malo sucediera y por eso estaba allí, porque no quería perder sus ahorros de toda su vida -

 

Estaba feliz de que me ayudará, sonreí cuando dijo que le debería un favor, en realidad ya iban como 2 que le debía pero estaba feliz que me ayudará, escuché su amenaza disfrazada y suspiré me temía que hiciera eso, pero si era el precio que tenía que pagar por tener su ayuda lo pagaría, además él no podía hacerme nada, porque sabía que me quería lo suficiente como para no hacerme daño, además después de tantos años que nos conocíamos, no nos pondríamos a jugar a quienes eran los buenos o los malos allí, no importaba que el fuera mortifago y yo fenixiana, tampoco las instituciones a las que pertenecíamos, solo eramos dos amigos charlando con ideas diferentes y solo quería su ayuda, una ayuda que sabía que el podría darme, mientras el mundo tal cual lo conocíamos se hacía añicos a nuestro alrededor.

 

 

- Por merlín santo, si me vas a recibir con chocolate, café o té mas pasteles querré venir siempre a verte, me alegro que me ayudes, enserio aprecio mucho que lo hagas, se que no pensamos igual en muchas cosas, pero siempre es bueno ver que a pesar de las diferencias, aún podemos charlar y llevarnos de maravilla, siempre seras mi amigo querido estés de acuerdo o no y sabes que tienes mi ayuda para lo que necesites, sin contar que todo está tan raro allá afuera, saber que por todo lo que una lucho se esta desmorando poco a poco, el ministerio ya no es lo que era y me temo que veo su caída todos los días, al menos, como institución ya no existe más - Le dije sonriendole más calmada de lo que estaba antes, saber que pesé a todo me ayudaría me dejaba del todo tranquila y segura de que algo se le ocurriría, además supuse que mi dinero no se movería y que nadie me lo robaría, al fin y al cabo, eso como dijo Hades, era del todo imposible e inverosímil -

 

No esperaba un recibimiento tan bueno y me prometí recibirlo así de bien el día que me visitará en la oficina de Aurores o si se pasaba por allí, aunque lo más seguro era que eso no pasará, aunque deseche la idea por absurda, el era mi amigo y nada importaba sus idiologias o las mías, podíamos tener diferentes ideas de que era lo que correcto y que no, así que sonreí más calmada diciéndome que el día que pasara por mi oficina lo recibiría así de bien, por lo pronto me dije que pasaríamos un momento agradable y del todo lindo y esperaba que no me echará de su despacho, sin contar que si no lo había hecho hasta ahora, no tenía porque hacerlo ¿verdad? nosotros disfrutábamos de la velada mientras el mundo se desmoronaba a nuestro alrededor y las instituciones que conocíamos ya no eran tan potentes y bien formadas como las habíamos conocido desde siempre, solo esperaba que nuestra amistad no se perdiera nunca y me dije que si estaba en mi mano aquello no pasaría jamás.

 

- Tranquilo, viejo amigo, no vengo en pos de capturar medimagos a menos claro que seas un alce y no tienes pinta de ser un alce ¿o me equivoco? - Le dije en broma sonriendole amablemente, era mi forma de decirle que no venia en pos de atacarlo o algo por el estilo, venía en forma de pacifica a pedirle ayuda y porque no entablar una conversación con el mago, algo que no hacían desde hacía demasiado tiempo atrás -

 

El hecho de que ambos eran vampiros no paso desapercibido a la bruja de tez pálida, eso era algo que los unía también además de que sabía que su broma seguro que había aligerado más el ambiente, estaba feliz de encontrarse con él y que pudiera ayudarla, supuso que su duda era simple y fácil de solucionar, aunque se preguntó si podría pedirle al mago que revisará sus cuentas en algún momento, quizás darle algún permiso o algo así, solo por si acaso y decidían cerrar el banco, algo que entendía que estaba lejos de suceder, pero aún así se dijo que luego se lo pediría,por lo pronto disfrutaría de una amena charla y de ponerse al día con su querido amigo.

 

@@Hades Ragnarok

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La impenetrable oscuridad se alzaba como un manto negro encima de las calles adoquinadas del Callejón Diagon, la quietud de la noche otoñal la había llevado a disfrutar de una copa de martini junto con su nueva compañera, aquella mujer de cabellos tan blancos como la luna que recientemente había arribado a Londres y encontrado un lugar en el Castillo Ravenclaw junto a ella.

—Nos merecíamos un descanso ¿no es así, Friedrich? — Su melodiosa voz rompió el incomodo silencio que se había formado entre ambas desde que habían llegado a aquella taberna de mala muerte, un lugar donde rara vez se veían mujeres del porte de Isabella Hawthorne sentadas en la barra. Pero si en algo tenía razón la blonda era que bien merecido se tenían ambas aquel trago luego de un arduo día de trabajo experimentando con los muggles dentro de su Laboratorio Clandestino.

Suspiró, jugueteando con el palillo que portaba la aceituna dentro de su bebida para luego tomar la copa entre sus dedos y poder darle un ligero sorbo. Hacía demasiado tiempo que no disfrutaba de una velada diferente a la del resto, Lyanna había tenido razón al obligarla a asistir a pasar un momento de calidad juntas, después de todo, seguía insistiendo en que podrían terminar siendo buenas amigas... -Pufff amigas... - Se bufó su propia voz dentro de su cabeza, habiendo olvidado lo que aquella palabra significaba. ¿Cuándo había sido la última vez que vio a Emilia? Desde el invierno anterior y de Kutsy no sabía absolutamente nada desde hacía media década; ni hablar de Alessandra que lo ultimo que recordaba era haber sido su socia en Moco de Troll.

Lanzó un suspiro melancólico al recordar aquellos viejos tiempos, cunado los niños jugaban en los jardines del Castillo Hawthorne y las tres tomaban té con aquellos pastelillos que a ella tanto le encantaban y que Hugo preparaba tan bien... Mantenía la mirada fija en el cielo estrellado, preguntándose una y otra vez si haberse marchado en aquel momento había resultado una buena decisión.

Un fugaz destello verdoso atravesó su gélida mirada, provocando que los latidos de su corazón se atropellaran dentro de su caja torácica. Dio un brinco desde la butaca donde había estado sentada y, agarrando con fuerza el brazo de la joven, la arrastró hasta la puerta de salida. La brisa fresca impactó contra sus mejillas y arremolinó los mechones rebeldes de su cabellera platinada que se habían desprendido de su recogido. La Marca Tenebrosa se alzaba en el cielo y el grito despavorido de un centenar de magos y brujas llegó hasta sus oídos dejándola parada en medio de la muchedumbre .

 

 

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Alec sonrió con diversión al ver que una enmascarada llega a su lado, era divertido ver cómo pensaban que era uno de los suyos solo porque le gustaba el caos, ni siquiera escuchó aquella frase extraña de la enmascarada cuando solo atino a susurrar "igual tu" con un hipido, no le importaba el ministerio, ya no valía nada, el antiguo ministro había dado carta blanca a sus deseos de levantar el estatuto que supuestamente los protegía, ahora eran amos y señores del mundo, solo debían aplicar mas fuerza para doblegar a los que se opusieron.

 

-Señoritas, propongo beber algo más y seguir matando- hablo invocando una botella de ron y moviéndola en las narices de sus compañeras -​y por cierto, no soy mortifago pero comparto sus ideales, como hago para tener una máscara? sería fastidioso que mi madre me nalguee por andar matando sangre sucias- le pregunto a la muchacha enmascarada (Hayame).

 

La presencia de otra figura femenina hizo que el Malfoy sopesó la idea de meterse con aquellos que una vez habían seguido a Voldemort solo para ver si se conseguía alguna novia importante, pero antes que pudiera decir algo mas personas comenzaron a llegar al lugar, Alec solo miro a Ada y descorcho la botella para darle un trago y convidar a la recién llegada (Lady) y se lo pasara a las demás.

 

-Antes de continuar, tengo una duda, son puras mujeres las de la marca?- estaba ebrio y muy desinhibido por lo que el oxígeno no llegaba hasta su cerebro cuando hablaba -porque la verdad no estaría mal conseguirme una novia- había lanzado la indirecta para ver si alguna le coqueteaba.

 

 

 

 

 

 

@@Lady Luxure Grindelwald

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@@Ada Camille Dumbledore

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Se nos unieron otras dos brujas mas, una de ellas la reconoció por la fiesta en la Luxury, bueno ahora que las miraba mejor las dos chicas estuvieron en la fiesta, Lady y la otra chica no sabía su nombre. Pero sin duda eramos ahora un equipo fuerte para seguir atacando sin tener demasiados contratiempos.

 

—Pues yo prefiero no embotarme los sentidos todavía, recuerden que los muggles tienen sus propias armas y ya neutralizaron a uno de nosotros quitándole los poderes— comentó la Macnair y esperaba que las demás tuvieran cuidado, ella sin duda era partidaria a beber. Pero estaban en un territorio lleno de muggles, no podía darse el lujo de nublarse los sentidos.

 

—Hay que seguir matandolos pero si alguna llega a ver la patrulla antimagia avísenle a las demas— No espero a que le contestarán, cuando el chico que se encontraba atiborrado de alcohol preguntó si todas eran mujeres en la marca —Pues.no todos somos mujeres, pero las mujeres se suelen divertir mas de este lado.—

 

Un grupo de muggles se les acercaba sospechosamente y ella imagino que estarían en el mismo estado que Alec, por lo que levantó la varita y el primero de ellos solo se paró.

 

—Huy que miedo— gritó el chico burlonamente —ustedes y sus palitos, piensan que nos van a intimidar—

 

—Bueno chicas y... chico— volteó a mirar a su propio alcohólico —Parece que tenemos a alguien que no cree en la magia, es hora de demostrarle porque la mayoría corre de nosotros— Mostró una sonrisa maquiavélica, lo que dejaba entrever la máscara que portaba, el decreto se había levantado, pero era difícil deshacerse de las antiguas costumbres. Levanto la varita y apuntó —Sectusempra— Su cuerpo comenzó a cubrirse de llagas y sangre brotaba por todas partes, la cara de incredulidad y terror cruzó sus facciones, cayendo inmediatamente al piso.

 

@@Lady Luxure Grindelwald

@@Alessandro M. Black Ashryver Delacour

@@Ada Camille Dumbledore

@@Hayame Snape Potter Black

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El hijo de la noche sonrió mientras observaba a los ojos a Lunita. Escucho cada una de sus palabras, al menos, esta vez la Lupin Evil Black se había tomado la delicadeza de respirar ante todo lo que estaba diciendo, al menos, eso significaba que estaba mucho más calmada. El Ragnarok sonrió, definitivamente Luna hablaba mucho más rápido cuando estaba nerviosa o alterada por algo.

 

-Así me gusta, que te relajes y te calmes –comento el vampiro- no me agradaría tenerte que dar una poción para que calmaras tus nervios, quizás un té podría hacer e efecto necesario –le sonrió aun mas- y sobre Gringotts pues veremos que sucede, aun dudo que pueda suceder algo malo, pero en caso de ser necesario puedes contar conmigo para ayudarte –bebió un poco de aquel té.

 

En aquel punto, la verdad es que al vampiro no le importaba si la chica era auror, fenixiana o le salían cuernos por la frente. Lunita se había coinvertido en una amiga divertida, un poco loca y torpe, pero le gustaba aquellos momentos en que estaban juntos, al menos con ella no era necesario usar algún tipo de mascara de seriedad. Negó con la cabeza, definitivamente el Ragnarok era un mortifago demasiado raro, claro estaba, mientras no le molestaran o hicieran despertar su lado oscuro todo bien, si estaba tranquilo, en paz, o divirtiéndose no había peligro, ahora, si aquello cambiaba era cuando simple y sencillamente se clocaba aquella mascara blanca con dibujos negros que el caracterizaba. Quizás, podrían sospechar que él era un mortifago, principalmente Lunita que muchas veces había trabajado cerca de él, pero aquello, jamás lo habían confirmado, y aunque así fuera, nunca sabrían que él era el portador de aquella mascara.

 

-Bueno, no vienes a visitarme porque no quieres o estás muy ocupada en tu trabajo de auror –dijo el Ragnarok en tono acusador y juguetón- la verdad, creo que aquí te la pasarías mucho mejor que por allí en las calles corriendo peligros –suspiro- ya se, es lo que te gusta y amas hacer, pero piénsalo, puedes trabajar para mí como encargada de la seguridad de San Mungo –le ofreció el hijo de la noche- sería bueno tener a una auror experta por estos lados en caso de que todo se descontrole –pensó un segundo- bueno, más de lo que ya esta, el caos de allá afuera me imagino que no es sino la punta del iceberg y que aún queda mucho más riesgo apocalíptico en las calles –confeso el cainita- y sobre lo que comentas del ministerio –la mueca del rostro del Ragnarok fue mucho más evidente- cada día se hunde mas, tantos tramites burocráticos, tantas cosas que pasan allí cada día, cosas que ni siquiera los mismos del ministerio puede controlar, en realidad sí, creo que el ministerio ya no existe –dijo tomando un poco mas de té.

 

Rio ante la broma del Alce. Definitivamente Lunita se había jugado una buena broma con ello por lo que el hijo de la noche no pudo más que reír ante la ocurrencia de su amiga.

 

-Te aseguro que no lo soy –dijo el Ragnarok- solo soy un vampiro dulce, puro e inocente que le gusta ayudar a la comunidad mágica en tiempo de necesidad –dijo el Ragnarok observando a los ojos de Lunita- en realidad, es lo que he hecho desde que tengo memoria y comencé a trabajar en San mungo, ayudar a magos, brujas y muggles que vengan a parar aquí –suspiro- claro, sufrimos un muy fuerte revés cuando nos atacaron, no se la verdad si se puede confiar en ellos o no, quizás, aun quede un rastro de humanidad en ellos, pero los enfermos o pacientes no tenían la culpa y mucho menso los bebes que se robaron –comento en tono serio.

 

El Ragnarok se dio cuenta que el ambiente se había colocado un poco serio y tenso con sus palabras, por lo que lo mejor era a su consideración cambiar el tema.

 

-Oye mi querida Lunita Lupin Evil Black –dijo el Ragnarok diciéndole el nombre completo a su amiga, cosa que muy rara vez había hecho desde quela conocía- ya que me debes un millón de favores –dijo Aquello en tono divertido y riendo- te hare una pregunta y espero que me respondas con la verdad –comento el vampiro- Eres cosquillosa? –le pregunto sin más esperando ver reacción de su amiga y su respuesta, si con aquello no aligeraba el ambiente pus vería que otra cosa hacer.

 

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Lunita Gryffindor Delacour- Empleada del departamento Auror de Gran Bretaña.

 

- Gracias enserio nada me pone más feliz que tener tu ayuda, además tienes razón quizás no suceda nada con Gringots y si pasa podré venir a verte y me dirás que hacer, enserio que soy mala con las financias, suelo gastarme todo en libros y animales y luego no tengo para pagar las cuentas, ahora me calmé un poco con las compras, pero cuando recién tenía dinero era una compradora compulsiva, si vieras la de bolsas que tengo en mi casa, te juro que es gracioso ver que casi no hay más lugar - Le dije divertida, contándole un secreto que muy pocas personas sabían de la bruja -

 

Nunca le dijo cuanto apreciaba su amistad y por sobre todas las cosas poder hablar tranquilamente con él, era cierto que estaban en bandos contrarios pero eso poco importaba en esos momentos así que se relajo mucho más dándose cuenta que podría tener una bonita y distendida charla con él, al fin y al cabo, ambos eran vampiro y si bien no estaban del mismo lado, o eso suponía ella, siempre podía contar con el para lo que fuera, de la misma forma que el mago contaba con ella siempre que necesitará su ayuda.

 

- Oh vamos viejo amigo, lamento tenerte tan abandono, no era mi intención y lo sabes es que no vengo porque estoy de aca para allá corriendo riesgos en la calle, es lo que me gusta hacer, ayudar a los demás, participar, ser activa y no quedarme quieta, no se si notaste que suelo ser inquieta y aunque aprecio tu sugerencia de venir aquí, ver sacar sangre con una aguja me da pavor, así que saldría corriendo en un minuto, es ridículo, soy un vampiro y me da miedo que saquen sangre ¿a qué es cómico? - Le dije sonriendolé mucho más animada que hace un momento atrás, de veras que el si sabía como distender el ambiente y se lo agradecía feliz y contenta -

 

- El ministerio ya no existe y eso lo sabemos todos, creo que solo vamos por la nostalgia de un mundo que ya no existe, en mi caso particular no sirvo para quedarme quieta, quiero decir no puedo, tengo que estar en movimiento inclusive hago de todo en casa para no sentarme, de verdad que por eso sigo yendo al trabajo, no me imagino quieta en algún lado, lo mío es el movimiento y yendo a trabajar me siento útil pesé al peligro que se que corro todos los días, supongo que preferiría quedarme en casa, pero no puedo dejar de ir, es lo que hace que quiera estar en Inglaterra, así que por eso sigo yendo, no me imagino no yendo allí - Le dije entre preocupada y frustrada de no poder hacer nada para ayudar un poco más -

 

Sonrió feliz cuando dijo que solo era un vampiro que ayudaba a la comunidad mágica, por eso se había hecho auror, por eso allí estaba su lugar, si bien muchas veces se veía como si fuera una especie de Policía Muggle, otras sentía que pertenecía a algo mucho más grande e importante que no llegaba a ver a ciencia cierta, la guerra hacía estragos en todos y en su animo también, pero en realidad, no éramos tan distintos, ambos buscábamos ayudar a la comunidad mágica, como podíamos y sabíamos, pero hacíamos lo mismo sin darnos cuenta si quiera.

 

- Somos más parecidos de lo que queremos hacer ver, es que por eso trabajo como Auror, ayudar a las personas, sean magos, brujas, gigantes, peces, vampiros o lo que sean, me gusta saber que si me llaman allí estoy para proteger a la comunidad mágica e impedir que algo malo les suceda, por eso amo mi trabajo, porque adoró ayudar más que nada en el mundo, recuerdo cuando sucedió eso, debió de ser horrible, recuerdo que estabas mal y que no sabía que decirte para que no te doliera, entiendo que los quieren como si fueran amigos y los cuidan, los enfermos no tienen la culpa de nada, solo están bueno enfermos, pero se que tienen humanidad y que sienten, lo vi cuando vine a ayudarte y los bebes que se robaron, fue un hecho horrendo y me sentí fatal por ellos, fue lo más feo que tuve que ver, te lo aseguro que sí - Le dije sintiendo un escalofrió de tan solo recordar ese hecho horrible y traumático por demás -

 

Me reí con mi cantarina voz, sin poderlo evitar la idea de si tenía cosquillas o no era muy buena, sabía que lo había hecho para aliviar el ambiente, así que agradeció su idea de hacerle pasar un buen momento, lo ultimo que se espero fue reír luego de hablar de algo tan serio y feo para ella, así que estaba contenta de poder seguir hablando de algo mucho más divertido y gracioso y no tan serio.

 

- Bueno en realidad, no sé si tenga cosquillas mi querido Hades, tendrás que averiguarlo, aunque si creo que sí ¿dirías que si tengo cosquillas o no? - Le pregunté divertida mientras me reía, realmente era un muy buen cambio de tema y había funcionado por demás -

 

Me guardé el pensamiento que hablar de estas cosas me hacía bien, era casi terapéutico venirlo a ver y me reprendí por no venir más seguido me dije que lo visitaría más a menudo en su despacho y que por lo pronto esperaba pasar una divertida y genial velada, me imaginé que querría hacerme cosquillas como antaño hacía, estaba muy feliz de poder hablar con él y de contarle todo, realmente apreciaba mucho su ayuda y su sabiduría y era mi amigo más querido, así que estaba contenta de poder verlo, me prometí visitarlo más seguido y acordarme como llegar a su oficina, porque de todo eso había sido lo más complicado, llegar a su lugar de trabajo, aunque ahora que estaba allí esperaba pasar una bonita y linda velada con él.

 

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La rubia asintió ante las palabras de la bruja, lo ideal era llevarla a San Mungo y que Hades se hiciese cargo, ella no era experta y su curación solo era como una bandita en una herida descomunal, ósea solo servía para mantenerla viva un poco mas pero aun necesitaría ayuda, ayuda que nadie ahi podía darle.

 

- Voy a a abriles un portal a un callejón que esta a lado del hospital, me quedare a cubrirles la espalda por si regresan, preferiría que no tengas que matar muggles aunque si es necesario no voy a detenerte - le dijo a Shelle

 

- Fulgura Nox - invoco. Un portal bastante grande se abrió ante ellos, les hizo señas para que entraran mientras ella mantenía el portal abierto. Una vez que los magos cruzaron con la mujer herida, la rubia cerro el portal. No es que no quisiera acompañarlos, es que en el techo acababa de ver el brillo de un arma. Un francotirador acababa de colocarse en posición de tiro, si dejaba el portal abierto seguro dispararía hacia el y solo los dioses sabían que pasaría si el dardo daba en el blanco de alguno de ellos. Así atraería la atención de este sobre ella, lo miro por unos segundos, lo saludo con la mano, imitando el saludo militar y uso phantom para salir de ahi, tendría que llegar al Hospital a pie.

 

 

Francotirador

 

- Maldita sea, que demonios fue eso...- dijo bajando el rifle y sacando el radio comunicador - objetivo perdido, repito, objetivo perdido. Teníamos razón capitán, no solo son magos, acabo de ver un vampiro.

 

Aquella noticia iba a cae como bomba en la central, tenian sospechas de otras criaturas ademas de los magos pero el estaba seguro de haber visto un par de colmillos en la boca de aquella mujer, y la velocidad con la que se había marchado, eso no lo hacian los brujos.

 

 

 

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Kimberly estaba preocupada, desde su regreso a Londres había mantenido contacto con los padres de Cat, la familia, en su mayoría muggle, protegía celosamente el secreto de la pequeña adolescente bruja y habían decidido tomarse unas "vacaciones" fuera de la ciudad hasta que las cosas se volvieran más normales. No tenían ni idea de qué hacer. Kim les había advertido, había vivido demasiados años y había escuchado demasiadas historias de gente más antigua que ella para confiarse de que la caída del secreto de la magia pudiera ser algo bueno fuera real. Cat hubiera deseado gritar a los cuatro vientos que era alumna de Hogwarts pero luego de lo ocurrido cuando los niños habían empezado a enfermar y la destrucción posterior, había terminado aceptando los consejos de su tía y la decisión de su familia de mantener el secreto un tiempo más.

 

La rubia levantó la vista, el sonido de sirenas era algo molesto en realidad, algo estaba pasando. Hundió más los dedos en la larga chaqueta de cuero que llevaba, donde tenía oculta su varita y apresuró los pasos por las calles de la ciudad, cada vez más nerviosa. Odiaba haber perdido contacto con Darla y le sorprendía que la última lechuza estuviera firmada con una S.A. Aquello era realmente algo bueno, su "madre", creadora y amiga había regresado pero eso solo podía significar que la familia había sido atacada por los muggles o por los mortífagos y a estas alturas no sabía que era peor, si bien Darla y Seba siempre habían sido amigos de vivir una vida muggle, la gente no suele aceptar lo que les resulta incomprensible y les resulta desconocido, aunque ahora sea visible ante sus ojos.

 

Un nuevo sonido atrajo su atención, no había notado antes que un grupo de personas se reunían en las cercanías de un callejón, desde donde vió salir corriendo a algunos uniformados. Aquello definitivamente no debía ser una buena señal. Se apresuró a pegarse a las vitrinas cercanas, su ropa oscura ayudaba a mimetizarse en el lugar. Sacó la mano de la gabardina y esta se entreabrió un poco dejando ver el conjunto de cuero que llevaba debajo, a veces su aspecto hacía que la confundieran con alguna chica punk.

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Calles de Londres

 

 

Estaba completamente embriagado y no me refería solamente al licor que circulaba por mi torrente sanguíneo sino por el rencor y la rabia de que esos impíos y bajos muggles guiados por su inquisidor nos causarán daño. Ese veneno que me recorría solo me hacía pensar en eliminarlos. Alec y yo habíamos salido a las calles a terminar con la vida de unos cuantos indignos seres y nos divertimos dañandolos, algunas de nuestras partidarias se habían unidos nosotras y eramos ya un grupo más grande, las palabras del vampiro me hicieron reír.

 

-Deberias unirte somos divertidos cariño

 

Le di un beso en el cuello al chico vampiro, a este punto la manifestación era ahora algo menos concurrida pero algunos muggles osados se habían reunido con palos y armas muggles para dañarnos, eran 20 o más de ellos.

 

La indignación a tal atrevimiento de seres tan inferiores me hicieron dar un paso adelante enarbolando mi varita, con una gran sonrisa seductora recordé que mis antepasados verlas acudían a vengar traiciones y esa tradición en mi no se perdería. No estaba muy segura pero la marca tatuada en mi espalda la sentía arder con el deseo de lastimar a estos impuros seres.

 

-Bueno llego la hora de divertirnos bellas damas...estos miserables ilusos pretenden agredirlo, que pena que sean tan ignorantes y no estés de rodillas adorandonos como lo que realmente somos.

 

Pose la mano en mi vientre muy sutilmente por instante y después no esperé más y lance un hechizo.

 

- ¡Incendio!

 

Grite y vi como el fuego hacia que de lanzaran hacia atrás las personas, una carcajada sono por encima de sus gritos e improperios.

 

 

Uno de ellos fue atacado por @Arianda Macnair Gryffindor por lo que le mandé un beso a la chica ante la escogencia de su hechizo, lastimar era nuestro principal objetivo.

 

 

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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