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Aventura Mortífaga III - Las Tierras del Olvido


Cissy Macnair
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Cuando Asra, Cassian y Lucan, se dieron cuenta que varios de sus adeptos habían llegado hasta ellos, les hablaron sobre el suero del "Génsis", del Santo, sus apóstoles y del laboratorio que se apostaba en el área nueve; para quienes no conocieran los hechos, algunas brujas y magos tenebrosos habían sido enviados a un par de misiones para buscar información sobre el famoso mago "Il Santo", un rostro desconocido hasta el momento, quien había hurtado ciertos pergaminos mágicos que contenían información fidedigna en la elaboración del génesis: sueros en base a pociones mágicas y sangre de algunos miembros de los diferentes clanes, para obtener de ellos sus adiestramientos y habilidades mágicas.

Se comentaba que los renegados, desterrados y expulsados, habían sido los primeros apóstoles del famoso líder sectario, uno que por cierto y tras ínfimas averiguaciones, seguía muy de cerca los pasos del Inquisidor, un loco desquiciado que había atacado al mundo mágico y quien se imponía como héroe protector de la sociedad no mágica. Era esa la finalidad escondida del porqué, los tres líderes de clan, habían convocado nuevamente a sus fieles. De tal manera que, en primera instancia, conocieran para lo que se estaban preparando y así, en una vez adquiridos los conocimientos, tuvieran las tácticas necesarias para enfrentarse a él. Pero más allá de eso, se especulaba un secreto oscuro, una maldición y una profecía.

-...il Santo, tiene un gemelo...- agregó Cassian, a la última información que entregaba madame Boswell.

Sí, era un vil secreto que Kobo y Norma habían guardado con mucho recelo pues ¡era un recuerdo!, uno de los tantos filamentos que anidaban un extraño y codiciado huevo en la cabaña de los duendes, custodios de las Tierras del Olvido. El mismo Santo había ido hasta allí en algún momento de su historia y como todos los que deseaban entrar al corazón sombrío del bosque, debió entregar un vil recuerdo... el asesinato de su hermano.

-...deberán ir a las Tierras del Olvido y encontrarle...- volvió a sostener el bibliotecario.

-...pero el viaje no será gratis. Un recuerdo para el pasaporte y un año de los mismos para quien sostenga la llave...- prosiguió el Alpha.

-...con la salvedad de que podrán o no compartir ese año entre ustedes...- concluyó la maestra del puerto.


****

 

Brujas y magos partirán la aventura fuera de la cabaña de Lucan; lugar donde se llevó a cabo la reunión. Seguirán una empinada escalera de piedra que los llevará hasta un acantilado de lamentos y osamentas de toda especie, pues allí anidan algunos animales mágicos y salvajes, hasta llegar a un riachuelo que les conducirá hasta la humilde, pequeña a simple vista pero amplia por dentro, morada de los duendes, Kobo y Norma. No se les puede asesinar pues no están ni vivos ni muertos.

Una vez que obtengan la llave, seguirán camino por detrás de la cabañita, pasando por un bosque de árboles frutales podridos, tentados por sus recuerdos a volver y no seguir adentrándose en el bosque. Oirán penurias y sufrirán remordimientos hasta sentirse nulos de todo sentido, más solo será una absoluta oscuridad que luego será absorbida por la luz del farol en manos de quien haya entregado un año de recuerdos, para encontrarse frente a frente con una mansión pulcra y blanquecina...

 

OFF:

 

Hola gente! :D espero estén bien. No quiero guiar mucho sus roles, así que cada estancia que mencioné queda al libre albedrío para así utilizar sus conocimientos a discreción. ¡Espero se diviertan!

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— Decidiré que contar en el momento preciso—se despedía de su viejo amigo Azai. Emprendiendo el viaje hacia el sitio donde debía reunirse con los lideres de los tres clanes, recordaba vagamente haber conocido a Arsa, pero su memoria no era capaz de retener con lujo de detalles datos como esos.


Posiblemente su reciente cambio comenzaba a causar nuevos estragos en Malfoy, curiosa la forma en que sus pensamientos iban y venían a su antojo. Tal y como lo hace un barco en alta mar, siendo arrastrado por la inconstante y fuerte marea— Navegar sin rumbo, no suena tan descabellado—terciando una lóbrega sonrisa en sus labios, acompañaba ese gesto con una densa neblina que le llevo hacia un paraje desconocido.


La conexión con la líder del clan de los senescales de Caronte, siempre sabía como guiar a los que habían elegido aprender todo lo que ella tenia para obsequiarles. Su alma se había transformado en algo ajeno a ella, como si vida propia emanará de está y se empecinará en desprenderse del cuerpo de la Nigromante— Dejar algunas cosas en el camino,siempre ha sido un trato justo—murmuró adentrándose para escuchar la perorata de que les explicaba a groso modo lo acontecido hace algunos años atrás.


Debía reconocer que le entusiasmaba tener en sus manos esa clase de arma, no era tan malo poner en jaque a los enemigos o miembros de su causa. Ella siempre pensaba en la mejor forma de destruir desde otra perspectiva, no matando como solía hacerse desde tiempos inmemoriales. La vieja escuela era lo suyo, pero darle una bocanada de aire fresco a sus acostumbradas tácticas de matanza, despertó en ella esa vieja sensación por matar algo más que el cuerpo y consumir el alma de sus victimas.


El asunto del gemelo provoco su interés desmesurado, darle su merecido en lugar de su hermano, no era el mejor regalo de navidad, pero de algo a nada.


— Dar con el sitio idóneo y ponerle una diana en la frente—degustaba esa idea como si se tratará del mejor vino del mundo. Entregar un año de recuerdos a cambio de una llave, poco o nada era eso para una mujer de su estampa. Empero, no optaría por esa opción por más tentadora que resultará. Si bien, aquellas memorias se habían convertido en un lastre, abandonarlas como una bolsa de basura dentro de un callejón no era el destino que les tenía reservado. La incertidumbre de estar delante de esos duendes, acorralada y sin poder negarse a entregar parte de su vida a seres como esos.


A regañadientes escuchaba las ultimas palabras de Lucan, Alpha y Arsan. Ordenes eran ordenes y pasarlas por alto, jamás fue un rasgo perceptible en ella. Abandonando la cabaña, enfilaba sus pasos hacia una empinada escalera de piedra que le condujo hacia el acantilado habitado por osamentas y lamentos de los caídos, curioso el trayecto que de recorría para llegar al encuentro de los duendes. Las criaturas y animales salvajes, no generaron mayor preocupación, divisando a pocos pasos un riachuelo y más allá la vivienda humilde y sin demasiada opulencia de sus anfitriones.


—Hagamos esto de una vez...—enarcando una ceja. Procedió a tocar la puerta, obteniendo respuesta afirmativa avanzó sin miramiento alguno. Delante de ella dos pequeñas criaturas sonreían con malicia, desatando la hidra que dormitaba dentro de su pecho— Se cual es el pago y no pienso regatear por ello...—observaba que intercambiaron miradas, despojándose de un par de recuerdos saldaba de ese modo su deuda con ellos. Esperaba que el resto de sus camaradas hicieran lo mismo que ella, les esperaría un poco o tal vez tomaría la delantera en busca del gemelo de aquel loco sujeto.


La llave estaba sujeta por su surda, dando una profunda bocanada de aire avanzaba por la parte trasera de la cabaña. Sintiendo una fuerte punzada en su sien, trastabillando dudaba para dar el siguiente paso, atrayendo a su memoria sin éxito los recuerdos que perdió y le escocían en el pecho. La cicatriz que ahí descansaba justo en el centro de su corazón, pago que tuvo que dar para obtener la habilidad de Nigromancia,pero el recuerdo que les entregó a los duendes, no estaba relacionado con dicho suceso.


La muerte estuvo desde siempre a su lado, caminando al mismo ritmo que la vidente, dándole la pauta para realizar atroces actos en contra de la vida ajena. El peor de ellos y que debió ser castigado con severidad por su padre era el asesinato de su hermano mayor, Hans. La sangre se desbordaba por el cuello del hombre, clavando su mirada en los ojos de la persona que más confianza pudo obtener de el, aquella que era su contraparte y ahora lo traicionaba con un acto tan vil y descarado.


— Lo hecho, hecho está. Quédense con ese recuerdo y con otros más, no daré la vuelta y volveré sobre mis pasos—cerrando sus ojos calmaba esas ansias enfermizas por claudicar y echar todo por la borda. La llave en su surda, le recordó la misión que tenían que cumplir, perdiéndose en un bosque de arboles con los frutos podridos y mal olientes, escuchando quejidos y lamentos, acompañados por las suplicas que le decían que debía retornar a la cabaña y abandonar todo aquello.


La duda buscaba anidarse en ella, pero algo la obligo a mantenerse firme, quizás esa perdida de sus sentidos elementales. Cayendo de bruces contra el suelo, quedando con los ojos cerrados sintió que sus orbes se quemaban por la luz que emitía un farol, levantándose y sacudiendo su ropa, el asombro hizo presa de ella, al verse delante de una mansión de elegantemente aseada y con la blancura brotando por cada pared, ventana y cimiento que está dominaba dentro de ese terreno.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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El Recuero robado – El precio que debió pagar el Titiritero


Luego de un tiempo que ambos se encontraran jugando y divirtiéndose, se terminaron de asearse, lentamente salen con un mejor ánimo, pero antes de vestirse se dan un tierno beso y se disponen a vestirse. Aunque, Lusbel intentaba seguir jugando con su prometido, por ello le causaba cierta dificulta al vestirse. Sin embargo, ante cada obstáculo ambos se encontraban listo, pero Darius deseaba no salir de aquella habitación, donde cualquier cosa pudiera ocurrir.


-¿Y si nos perdemos la mañana?-


Cuestiona el Archimago de la Muerte con la mirada más picara que pudiera existir, al tiempo que sus manos se encontraban acariciando ese bello rostro, entre sus yemas de la mano derecha acariciaba los lóbulos de sus orejas, creando así unos pequeños masajes. En cambio, su pareja le tenia agarrado de la cintura, y jugaba al hacerle cosquillas un poco más arriba, en ese punto débil de su cuerpo. En ese coqueteo descendía al más puro amor. Estos deseaban ver el dulce sabor de sus besos, pero tenían cosas que hacer, ya que todo era evitando una entrega sin pasión.


Y un sonido tenue en esas risas se comenzó a crear, al verse rosando sus caras, las narices y sintiendo el uno al otro su respiración, estando juntos que se hacían enloquecer el uno al otro, pero al final se marcharon, simplemente deseando mas de aquella experiencia nocturna y vespertina. Ambos, salen sin dar cuenta de lo que ocurría o explicaciones porque llegaban tarde a un compromiso familiar.


Tierras del olvido – Camino del solitario


El egipcio había pagado el precio, pero no consiguió traer a sus marionetas las mismas andaban deambulando y pareciendo sobre los atroces sucesos del bosque, aquel cuyos frutos se encontraban podridos ¿Dónde estaban los demás? ¿Acaso el Santo el encargo la tarea de ocultar el misterio de su gemelo? Entonces en ese rumbo, la voz de la maestra de los mares pedio toda conexión con él. En eso clava su mirada en el paisaje que su estadia por un año le había ofrecido, era una tierra estéril, con árboles petrificados y animas sin rumbo o camino, cadáveres en el suelo y lo que parecía ser un asqueroso aroma.


“Al parecer este es el lugar”


Pensaba y baja su mirada, lentamente sin demostrar mucho cambio en su actitud, resguardándose de no usar algo que lo pudiera delatar, pues era extraño el camino, según pudo escuchar por la conexión con su maestra que debería encontrar una residencia, lastimosamente este encontraba ya adelantado en consideración al resto del equipo, algo que sin duda crearía mas sospecha en su persona, pero no le importo. Este incluso intento crear algo con su saber de las artes oscuras, entre las rocas, pero no logro, al parecer ese sitio tiene sus propias reglas.


Recuerdo – La obtención de la llave


Luego de ser convocado para poder realizarse la reunión sobre el objetivo en su misión, se marcha a toda prisa, no le intereso colocarse de acuerdo con los otros integrantes y así adelantarse para proteger los secretos de sus aliados, el corrió en compañía de sus marionetas. Atravesando lo que parecía ser el hogar de uno de los grandes lideres, era diferente a estar cerca del muelle, mirar el faro y que escuchar a las embarcaciones llegar, en fin, este supuso que luego indagaría más sobre ese clan y las habilidades que tenia. Ese recorrido por esa empinada escalera de piedra que los llevará hasta un acantilado de lamentos y osamentas de toda especies, pues allí anidan algunos animales mágicos y salvajes. Aunque, usando el Circulo Astral les congela en el tiempo, para así adentrarse más y más, por lo que como no había restaurado el tiempo, sus aliados deberían pasar por ese camino, en el cual el tiempo jugaría en su contra, frenando su paso.


-Espero que eso pueda frenar el avance de muchos, pero al estar el vampiro lo dudo, este sin duda lo deshará en cuestión de un chasquido. Y como piensa, que sus enemigos están solo ocultos, pues será divertido hacerle pensar que ellos andan por estos rumbos.-


Menciona y recorre un riachuelo, mojándose los pies, la corriente no era fuerte y el agua era cristalina, en ello capta el sonido de unas aves, pero no se detiene, pues no tenia tiempo para hacerlo, ya que debería encontrar lo que perseguía, esa encomienda dada por su líder, pero esto no significaba que fuera el de la Marca Tenebrosa, este intento evitar que sus memorias fueran invadidas por la maestra del puerto, olvidando esa tarea y por medio de un encantamiento era dirigido, como una especie de intuición, esa traición pudiera significar la ruptura de un posible amor, pero se encontraba bajo circunstancias especiales, y como soldado de su país debería actuar, por esa promesa de amor dado a quien fue su esposo.


“Él no pudiera comprender”


Pensó, continuado su recorrido y llegando al hogar, donde una vez ese quien se decía llamar líder los llevo para hablar y contar historias, algo que le desagrado, pero que le dio la oportunidad de conocer alguien que le comenzaba importar, incluso más de lo que este podía admitir. Por lo que el sitio de la cabaña le resulto familiar, conocía a la duende, pero no deseaba jugar con ellos, por eso usando su saber como Titiritero les controla con gran facilidad, en otra oportunidad le hubiera costado un mundo, pero ya lo dominaba, por lo que tomaba una llave, quizás una de tantas, que pudiera abrir la puerta ¿Acaso eso pudiera ser una dificulta a la hora de elegir abrir una puerta, cofre o quien sabe que pudiera significar esa llave? Pero a este no le basto con tomarse ese objeto, sino que también hizo que olvidaran que había estado allí.

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El vampiro guardo silencio tras todo lo que allí se estaba hablando. No deseaba perderse ningún detalle. Aquello como siempre no le gustaba nada. Observo a su alrededor, cada vez eran menos los dispuestos a afrontar las atrocidades que el futuro les tenia deparadas. ¿Confiaba en sus compañeros?, esa respuesta solía decir… “se respondía sola”. Por ello, el cainita solía trabajar la mayoría de las veces solo.

 

Busco a la Macnair y la observo. La joven ex vampiresa estaba concentrada. No sabía que pasaba por su cabeza. Volvió a posar sus ojos en su maestra quien ni siquiera le dirigía la mirada. ¿Qué significaba eso?, ¿lo repudiaba por no ser lo suficientemente fuerte o era un aviso silencioso de que debía dar todo de si y hacerla sentir orgullosa?

 

Se obligo a dejar pasar el vital gas por los inertes pulmones. El Ragnarok escucho el resto de las instrucciones y dio un paso atrás. Nadie sería tan tonto como para dar un año de sus recuerdos. De un momento a otro se acerco a la Macnair.

 

-Te conozco, ni se te ocurra sacrificarte –dijo en un susurro molesto.

 

Si había alguien lo suficientemente loco como para hacer aquel sacrificio a parte de él obviamente. Sabia como trabajaba el cerebro de la Macnair cuando se refería a aquel tipo de cosas y al bando. Mas aun, quizás ella supondría que su maestro le exigiría que diera el primer paso y fuera ella la que obtuviera la llave. Maldijo en su mente, la Boswell también esperaría lo mismo de él. No, la maestra del puerto le exigiría mucho más que eso.

 

************

 

-Lo siento, pero esta vez no me separare de ti –le dijo a la Macnair una vez que termino la reunión- tengo planeado que uno de los 2 vuelva con vida y esa serás tu –le dijo robándole un beso antes de que la joven ex vampiresa dijera alguna cosa- además, Kore necesita a su mami.

 

Espero que la Macnair dijera alguna cosa. Sabía que seguramente se ganaría un buen golpe por aquellas palabras. Amaba a la Macnair y ella lo sabía. Tomo la mano de Cissy, sintió el tenue calor de su piel. Aquello le gusto. Aunque él tuviera un buen plan, sabía que el destino, el karma o algo seguramente estarían jugando contra él o quizás ayudándolo, sin embargo, no pensaba confiarse. Necesitaba a Cissy a su lado para aquella aventura o desventura según se viera, al menos, intentaría evitar que ella muriera o cometiera alguna locura.

 

-Nos vamos? –le pregunto el cainita a su prom,etida.

 

 

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Estar dentro de ese paraje, le brindaba una falsa tranquilad. Para un ser como ella, eso si que seria un placer inesperado y no sabría como manejarlo o asimilarlo. La llave permanecía en su surda, vueltas y vueltas daban sus pensamientos como lo hacen los críos montados en una atracción dentro de un parque de diversiones. Pero no ella, jamás pudo experimentar la diversión como el resto de las personas, para ella diversión era matar a todo aquel ser que se cruzará en su camino o se empeñará en saber más de lo que podía de Malfoy.


— La diversión es ver correr la sangre de un cuerpo desmembrado—indicó sintiendo un pinchazo en su cuello. La marca de Caín hacía de las suyas de nueva cuenta, recordandole todo lo que fue en el pasado y lo que era en el futuro. No quedaba espacio para la piedad o banalidades como el amor y esas tonterías que era capaces de nublar la mente del más cuerdo y despiadado ser que habitará la tierra. La sangre que corría por sus venas comenzó a bombearse con más rapidez, alterando su pulso tal y como pasaba cuando se sumía en lo más profundo de su maquiavelica alma.


Nubes negras ensombrecían todo aquello, clavándose como dagas sobre su nívea piel, tasajeando su cuerpo convirtiéndolo en una masa amorfa y sin vida en ella. Todo era producto de su imaginación, quizás eran las secuelas de la visita a la casa de los duendes y el tener que abrirse de capa con ellos. Contarles con lujo de detalles, el crimen atroz que perpetró contra una persona que creyó importante en su vida pero era todo lo contrario.


La vida le había dado duras lecciones, cada una de ellas supieron forjar a una mujer decidida a conseguir todo lo que se propusiera sin importar los medios que tuviera que emplear para obtenerlo. Era adepta a poseer cosas que otros solo podían soñar y ella siempre se encargaba de hacer estallar esas frustraciones en sus rostros. Ahora todo estaba claro, pudo entender porque tuvo que renunciar a uno de sus mayores temores, desprendiéndose de ese lastre que era recordar la perdida de ese ser.


— La cicatrices nos recuerdan que el pasado fue real y existió—sintiendo una gélida brisa golpear su rostro, agradecía experimentar esa sensación catártica en esos instantes. Volteando sobre su hombro izquierdo solo una sola palabra fue expulsada por sus labios, atreviéndose a poner a prueba los poderes que un senescal de caronte—Paralisis temporal—lanzando la llave al aire está quedo levitando a pocos metros de su surda, poco a poco retomaba su inercia y velocidad quedando sobre su palma..


Todo ese poder ilimitado comenzaba a despertar su interés y no cesaria en su afán de hacerse con el primer conocimiento que le abriera la puerta a toda una ruleta de posibilidades.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Lucan me lo había advertido, luego de demostrar que merecía la pena tenerme dentro de sus filas, el entrenamiento se volvería casi violento. Y no mintió. Esperó paciente a que regresase después de tener a los gemelos y sus enseñanzas me apalearon, tanto física como moral y psicológicamente, según él, para sacar lo mejor de mi. Regresé a casa, durante semanas, con el cuerpo magullado y totalmente exhausta a cumplir mi rol de madre pues ambos gajes de mi personalidad no debían llegar siquiera a rozarse; sería fiel a La Marca Tenebrosa y su Líder —mi líder— pero también tenía una familia a quien llenar de amor y devolver sonrisas, no podía hacerlo con la máscara ocultando mmis facciones.

 

—Demasiado tarde.

 

Le oí decir, la lanza que surcó la distancia cortó el aire en dos y se clavó bajo mis costillas arrancándome un grito de dolor. La piel fue recuperando su color natural, excesivamente pálido, y pude verme entre tanto follaje. La misión de aquel día era poder camuflarme, o caso contrario, volverme mi propio escudo, pero estaba tan desconcentrada que cada ataque hubo dado en el objetivo. Alpha no se cansaba y repetía una y otra vez lo mismo, "vamos de nuevo", "muy lento", "aun te estoy viendo", "eres un desastre, Macnair".

 

Nos llevó casi media tarde lograr una mejoría, y como la sangre era más fuerte, mis carcajadas entre jadeos resonaron por todo el bosque. Una vez conseguí desaparecer entre el verde oscuro de los arbustos y el marrón grisáceo de los árboles, escabullí mis pasos rodeando al moreno hasta encontrarse a sus espaldas y silbé. Atraje su atención para que pudiese captar el momento exacto en que mi cuerpo mutaba adquiriendo características animales y me lancé sobre él. Forcejeamos, Lucan cayó al suelo llevándome con él y giramos levantando nubarrones de tierra hasta acabar agotados.

 

A horcajadas lo tomé por el cuello, de un soplido desaparecí un mechón rojizo que se inmiscuyó haciendo cosquillas en mi nariz y le sonreí enseñando una hilera de blancos colmillos.

 

—La clase terminó.

 

Me dijo con cierta dificultad y de un solo movimiento me dejó caer a su lado, sobre mis cuartos traseros. Sentí como me miraba y mis mejillas se ruborizaron, una buena pelea le haría hervir la sangre y las hormonas a cualquiera pero ambos teníamos mejores cosas que hacer y límites claros. Las vísperas de boda me tenían la mente vuelta loca, al igual que Aaron, pero eso no lo sabía ni siquiera Cissy, por alguna extraña razón habíamos conseguido mantenerlo oculto aun, y eso que nunca estábamos solos.

 

El líder de los Walpurgir me dejó, entonces, completamente sola cerca de la cabaña. Teníamos una reunión importante, me lo había dicho, dentro del grupo de miembros tenebrosos éramos pocos los que compartíamos el fervor por aquel clan, el de la fuerza bruta, el de la conexión animal y sensorial, por lo que nada pasaba por alto en cuanto a mi persona. No por ser Lugarteniente conocía uno que otro secreto de más, sino porque, al pasar tanto tiempo con Lucan, éste comenzó a confiar ligeramente en mi, así también como en Anne, nuestra compañera de entrenamientos.

 

—Nos vemos más tarde.

 

Le grité, pero él ya no estaba. Y si la escena se miraba con detenimiento, tampoco yo. Desaparecí instantes después, debía cambiarme, quitarme la suciedad y limpiarme las heridas antes de alimentar a los gemelos, conversar con Ámbar y regresar al ponerse el sol, los clanes tenían algo importante que resolver, aunque ésta vez —particularmente— no supiera de qué se trataba.

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Tierra del olvido – Camino del desertor


El mago oscuro poco a poco cubría su rostro con la máscara de zorro, sus vestimenta cambiaban a un color blanco con bordes dorada en ellas, este usando el poder de su clan uso el ataque psíquico y su arte perfeccionado de titiritero para tener control de unas criaturas de sombras, las cuales en ocasiones eran corpóreas, para así debilitaras, luego infundio su alma y creo un vinculo con esos seres, siendo una extensión de su cuerpo.


-Bien, estos seres me servirá para detener a los Mortífagos, así el secreto del Santo que dará en resguardo.-


Pensó en voz alta y camino, el mismo avanzó por ese paraje, hasta llegar a una mansión, allí usando la llave, una de tantas se dio paso a ingresar a la mansión, quizás según el grupo de quienes ingresará el interior cambiaba, o eran diferentes realidades o parajes. En consecuencia solo se limito a estar dentro de ese sitio, todo en ese tiempo y espacio era diferente, incluso en el Circulo Astral que creaba, no le daba seguridad de avanzar o ralentizar el tiempo. Aunque, el interior de esa residencia era impecable, algunos muebles antiguos y unas fotografías.


“¿Dónde estarán los demás?”


Y bajando su mirada, cuando por su mente pasaba esas palabras, pero esperaba unos minutos e inicia su caminar desde el vestíbulo a la sala, allí divisa unas escaleras en espiral rumbo a la parte superior de esa residencia. En cada peldaño la madera crujía y rechinaba, al terminar de llegar al piso superior una luz iluminaba una de las habitaciones, el curioso titiritero va como gato a ver que se trataba, sin embargo, al llegar termina llegando al inicio de ese rumbo, lastimosamente era una ilusión, esa no era la verdadera residencia. Este camino sería algo más complicado, lo que este pudo suponer.


-En verdad odio estas tierras del olvido, solo son memorias del pasado, quizás por algo ese ser se encuentre en este lugar.-


Comento molesto y ordeno a esos seres rondar por el alrededor, para que así pudieran moverse con mayor libertad, y usando esa infusión de almas, podía comprender, escuchar y ver lo que su mente pudiera estar, esas memorias le llegarían como flashes de lo que ocurriera. Estos tenían aspectos de hombres o mujeres de guerras pasadas, algunos cuyos rostros se habían olvidado con el tiempo.

Editado por Demian Luxure

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Noté sutilmente a Hades colocarse detrás de mí, tan cerca que podía sentir su respiración y rozar su mano, pero me abstuve. Los ojos de Cassian estaban clavados en mí con severidad, analizando cada uno de mis movimientos. Él creía que mi relación con Ragnarok era un debilitante de mis poderes y no que podía usar esa fuerza para mi beneficio, pero no me lo decía abiertamente como lo haría cualquier otro, sino que simplemente me desaprobaba con la mirada. Estuve tentada a mostrarle los dientes, a mi Jefe de Clan, a aquel anciano que se creía muchas cosas... Pero necesitaba aprender de él, aún.

 

Miré un momento alrededor y me crucé con la mirada de Anthony, a quien no conocía en profundidad pero sí había visto deambular por la Torre, por la biblioteca y, últimamente más que nada, por el campo de entrenamiento. Asentí una única vez en señal de reconocimiento y esperé, aún, a que los jefes hablaran. Cuando lo hicieron, una parte de mí parecía... no tan sorprendida. El Santo tenía un gemelo al que había asesinado, ese recuerdo estaba en la cabaña o más allá y debíamos recuperarlo. Pero nunca me había adentrado tanto en el bosque, a decir verdad.

 

Sentí la voz de Hades, apenas un susurro y sonreí.

 

-No sé qué te hizo pensar eso, mi amor- bromee.

 

****

Momentos más tarde estábamos fuera de la cabaña de Lucan, donde apareció una pulcra Arya. Enarqué una ceja al ver las marcas que tenía en el cuello y lado del rostro, imaginándome que las de su abdomen, piernas y brazos serían aún peor. Para mi gusto, había vuelto a practicar demasiado pronto y eso no me gustaba. Hice una mueca con la boca, muy típica de mi, pero no pregunté nada.

 

-Tenemos que ir a las Tierras del Olvido a buscar un recuerdo que El Santo dejó... Es muy importante- le conté, a grandes razgos, lo poco que Cassian había dicho sobre nuestra misión.

 

Normalmente utilizaban más palabras, un discurso agotador y muchas amenazas para movernos, pero en aquella ocasión la escasa utilización de oraciones me dio a entender que no sólo era algo importante, sino sumamente urgente.

 

-¿Vienes?- le consulté, antes de tomar la mano de Hades que había estado rozando la mía y tirar de él al tiempo que me invitaba a avanzar, siempre yo tomando la delantera en todos los asuntos peligrosos, como bien le gustaba reprocharme.

 

****

La escalinata de piedra era empinada, llena de musgo resbaloso y restos de cráneos, algunos enteros y otros en pedazos, de animales mágicos y no mágicos. Nunca, jamás, me había adentrado en aquella zona. A duras penas lograba llegar a la cabaña de Lucan y sólo porque ostentaba cierto rango, porque sino no era bienvenida en territorio Walpurgis, ni siquiera porque Arya estuviera con ellos; si había algo que debía respetarse era el clan. Pero jamás se me había ocurrido traspasar los límites de la cabaña y aquella área me era totalmente desconocida.

 

-Se supone que debemos llegar al río que está más allá del acantilado- comenté, con cierta dificultad al estar prácticamente escalando.

 

El humo de la cabaña de los duendes se vislumbraba entre las copas de los árboles al verse el cielo despejado, ya una vez sobre el risco.

 

 

@@Arya Macnair

@@Hades Ragnarok

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Lo primero que noté fue que me observaban. Acomodé el cuello exageradamente largo de mi cárdigan e ignoré sus ojos acusadores, Sybilla consideraba que me exigía por demás sin encontrarle motivación suficientemente necesaria para los morados, los magullones y los cortes que demoraban en cicatrizar por los métodos poco ortodoxos que Lucan poseía. Les sonreí nerviosa, pues estaba con su esposo ¿Sino con quién más? a veces estaban siempre juntos, como la luz y la sombra, cosa insoportable porque por mucho que lo intentara, Hades seguía cayéndome mal, era la única persona que sin mediar palabras me veía feo antes de saludar. Estaba segura que él conocía la verdad, el secreto entre Cissy y yo, pero ya no me importaba.

 

—¿Nos han convocado por un recuerdo?

 

Arrugué la nariz oyendo las palabras que me dedicaba la castaña y el desprecio en mi voz se tuvo que notar porque rápidamente ,y sin darme tiempo a defenderme, una vara de fina madera golpeó el centro de mi cabeza. Por reflejo me encogí de hombros y me llevé la mano hacia el núcleo del dolor, se que mis compañeros se pusieron alerta pues los veía por el rabillo del ojo pero mis músculos no se inmutaron. Estos tenían memoria y reconocerían el regaño de su Alpha aun dándole la espalda, una media sonrisa deformó mis labios, como si nada hubiera pasado eché mi cabello para atrás con el dorso de la mano y aguardé su dura voz.

 

Al parecer la información que obtendríamos de aquel recuerdo era fundamental y nos ayudaría a saber más del Santo, tanto como para poder atraparlo.

 

La Matriarca Macnair habló, parpadeé y negué con la cabeza. —Ustedes adelántense, los veré cerca de la cabaña...

 

Los decibeles de las cuerdas vocales fueron extinguiéndose al acabar la frase. Me alejé de la feliz pareja dando unos pasos al frente, acercándome entonces al centro de reunión de los Caballeros de Walpurgis, sentí como la sangre comenzaba a hervirme en las venas , aullé al cielo despejado y mientras mi anatomía humana mutaba y adquiría forma canina me lancé a la carrera que me facilitaría subir el risco que a continuación Sybilla y Hades escalaron con astucia.

 

Arriba los esperé, mi tía siempre hacía su aparición con alguna frase necesaria, o indicación, no lo podía evitar, era madre de muchos dentro y fuera de la familia e incluso en el bando. Giré mis orejas de lobo color terracota de manera adorable cuando la escuché. Ella no me soportaba cuando hacía tales cosas pero no podía evitar reírse, le causaba gracia mi comportamiento animal, o mejor dicho, mi actuación de cachorro.

 

—No, espera— de sopetón le puse la mano en el pecho, tenía el olfato agudizado. —Ahí abajo hay algo que no me cierra ¿No hay forma de llegar a al río sin atravesar el bosque?

 

Me asomé por el acantilado, la distancia hasta la copa de los árboles era considerable, cualquiera se rompería un hueso, mínimo, si caía desde allí. Ragnarok se nos unió pronto así que repetí la pregunta, era obvio que podíamos desaparecer o utilizar el portal mágico, pero algo me decía que también había trampas para la canalización mágica que utilizábamos para tales acciones. Desde donde estábamos se veía la fina columna de humo que indicaba el punto exacto a donde teníamos que llegar, la cabaña de los duendes que albergaban una llave especial, la cual nos permitirían adentrarnos en las tierras del olvido, sitio que por su nombre no me agradaba en lo más mínimo.

 

Y para ello deberíamos entregar un recuerdo ¿Otro más? me mordí el labio con fuerza, hacía no mucho, para vincularme con la Nigromancia había tenido que admitir a viva voz el haber asesinado a Sybila y anterior a ello, dejé ir todos los recuerdos que aun poseía sobre Aziid, con el correr de los días me sentía liviana pero no liberada, sino más bien, vacía. De pronto mi vida era un lienzo en blanco que podía volver a teñir con colores bonitos, o no.

 

Los tres escudriñábamos los alrededores, buscando una forma de cruzar sin ser detectados, por mi parte había recuperado mis sentidos y formas humanas, por lo que no podría aportar demasiado. Volví a mirar el abismo, el viento amenazó con empujarme, sentía la tibieza del cuerpo de Cissy cerca, oí el resquebrajar de las rocas bajo cascos, me asomé un poco más, casi resbalando y noté que a unos pocos metros existía una especie de fino camino que bordeaba el acantilado hasta la explanada, y allí, un grupo de caballos salvajes se debatía sobre cómo bajar. Los ojos me brillaron con malicia, me llevé el índice hasta los labios y con ademán le indiqué al mago que también se acercara para que los dos lo vieran.

 

—Si nuestra esencia se mezcla con la de esos caballos, llegaremos sin problemas, pero debemos actuar rápido.

 

@ @@Hades Ragnarok

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Bosque – Falso Mortífago


Las marionetas del egipcio se encontraban vinculados con su creador, estas tenían apariencia de payasos, todas excepto una, la cual era la viva copia del mismo. Está va al encuentro de los seguidores de los tres grandes clanes y en cuyo poder en cierto sentido era comparado con el líder, sin embargo, no existía una forma de distinguir que esto era algo falso, a no ser que existiese un legeremance e intentara leer la mente, por lo que no le pudiera realizar, y dejaría pensando si ese mago poseía la oculmancia, pues sus habilidades las tenia reservadas, solo había revelado algunas de ellas.


Sin embargo, aquellas que poseían la forma de payaso se encontraban dispersa por el bosque, apresadas por las sombras, en cambio la otra comenzaba acercarse a un grupo de tres magos, era posible que eran los resagados, del mismo, pero igual servia para oponerse a ellos, y retrasarlos un poco. Y fue así, que intecepto al vampiro y sus dos compañeras (@ , @@Arya Macnair @@Hades Ragnarok )


-Curioso.- comenta ese falso mortífago, una simple marioneta que seguía las ordenes de su señor, dejándole ver y moverse a plena libertad. –pensé que era el único que se había animado, me pregunta si los puedo acompañar.- Espero respuesta de aquel grupo, pero la creación del mismo era perfecta, no se notaba que era una copia.


Tierra del olvido – Camino del desertor


En ese momento el mago oscuro se encontraba caminando, recibiendo como flashes tantas imágenes, del bosque y de la tierra del olvido, este no podía distinguir que lugar era uno, y cual era el otro, hasta que le llego la imagen de sus compañeros de la marca, al verles sonrio, al ver que habían cruzado aún el umbral a donde este se encontraba, solo se limito a caminar, y buscar ese recuerdo, esa memoria de aquel líder que se le había ordenado, dejando así a sabiendas esa traición.


-Bien.-


Pensó en voz alta, cuando esos seres de sombra se dispersanba, pero ese lugar era un misterio, por lo que levaría un largo tiempo poder descifrar donde estaba esa memoria que buscaba, ya que deseaba, al menos poder terminar con esa encomienda, y regresar, pero tenía un año para lograr su objetivo, pero luego tendría que rendir cuenta con la maestra del puerto, y de alguna forma hacerle pensar que se encontraba bajo la influencia de un agente del Santo. No obstante, por ahora se encontraba disfrutando el momento, exponiendo a esas circustancias tan extrañas.


-Vara de Cristal.-


Y su varita opto su forma oscura, aquella que le haría compañía y le servía como baston para caminar, mientras que conversaba en parsel con esas serpientes. Este no vio motivación para usar los poderes de su clan, bien, ya había usado varios fragmentos para lograr esos saberes, por lo que si usaba más podía a llegar a limitarse en referencia de poder, por lo que por ahora, eso le bastaba, y cuando no le fuera útiles, les sacaría su alma a esos seres.

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