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25 de noviembre: Stea Umbra


Adrian Wild
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Londres, cercano a las oficina de United King Today -día de ponerse en acción

 

El egipcio deseaba destruir y dar uso a su poder más tenebroso, y como no le importaba acortar su vida, comenzó a conjurar en combinación a las Artes Oscuras el Fuego Compacto. Y a su vez estando a una distancia prudente invoca rápidamente.

 

-Vara de Cristal.- Hace una larga pausa. Y mirando su mirada en la Oficina de United King Today. –Fuego Compacto. – Expreso.

 

Este letal poder comienza a manifestar sin poder ser evitado bajo ninguna causa, sin embargo, este deseaba disfrutar el momento, por lo que empleo la Paralasis Temporal y el Circulo Astral. Para que los que se encontraban cercano pudieran encontrándose dentro de una burbuja de tiempo, su tiempo sería para ellos normal, sin embargo, se movería en una cámara lenta, el rango del mismo, nunca había sido definido por ningún Senecal de Caronte antes, por lo que era válido considerar que cubrió las oficinas del mismo. Este no esaba seguro de los efectos en aquel letal fuego, que sin duda alguna era capaz destruir un país. Eso le enseñaría a Wild no estar preguntando lo que no se debe.

 

Y girarse crea un portal, producto del Fulgura Nox y se marcha del sitio, antes que impacte su letal ataque, este atentado será interesante, y más que ocurrirá en las narices. Aunque, el destino del mago era incierto, y mucho menos si alguien pudo detener los efectos castrofe que ocasiono, este simplemente se aleja, dejando a los incautos a merced de su ataque, ya era momento que nuevamente la comunidad muggle sienta un nuevo ataque de los magos y se produzca un estallido social, el mago bebiendo un coctel de frutas disfrutaba de los posibles escenarios, y le escribe a @Lady Luxure Gryndelwald solo unas palabras, la cual estaba bañada con la esencia de uno de sus anillos Uzzas, para así saber lo que este podría ver.

 

Ya Wild no será una molestia, te aconsejo ver las noticias o leer la prensa.

Atentamente el Titiritero

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  • 2 semanas más tarde...

Londres, Oficina de United King Today -cuando el día va llegando a su fin-

Escuchar al mago siendo así de sincero me preocupó, yo sí había sido instruída formalmente en la magia, es verdad que tras dejar Hogwarts, me había dedicado más a enseñar idiomas, aunque sí había aprendido a lidiar con los encantamientos, maldiciones y la defensa contra las artes oscuras. Eso sí, no había podido desarrollar ninguna habilidad ni me había tomado el tiempo para adquirir y cursar los libros. De hecho, mi situación económica actual me hacía aún más pobre que Harry Potter en el armario bajo la escalera.

 

El planteo de Rory tenía su lógica, sin embargo blandí mi varita e hice una rápida floritura con ella. Un cisne blanco comenzó a volar sobre nuestras cabezas tras que de la punta de mi varita unos hilos plateados se conjugaron como tejiéndose para formar la figura de la criatura.

 

—Expecto Patronum —había pronunciado para luego de aparecer la criatura agregar —crees que mi alma realmente no está corrompida —clavé mi ojimiel mirada en los azules ojos de él, esperando una respuesta, que no sabía si llegaría.

 

El ave voló inquieta hasta posarse sobre el alfeizar de la ventana mientras el pelirrojo invocaba su propio patronus, un buey, interesante, pensé al ver al animal de carga, sin embargo el inexperto mago me parecía mucho más decidido que un simple laborante. La inquietud del mago me hizo levantar la vista y sacudí la cabeza.

 

—Es relativamente seguro, pero dudo soporte un ataque, deberíamos ir a otra parte —señalé hacia el joven mudo —pero ¿con él qué hacemos? —a estas alturas ya no sabía si él no era un Caballo de Troya.

 

—He levantado los mejores hechizos que conozco Señor Despard, pero si vamos a un lugar más seguro, creo que será lo mejor —dije comenzando a sentir la inquietud en mi propio ser demoníaco.

 

—Pero vamos atrás, dije apresurándome y tomando la mano del mago que había llegado con nosotros —no sé quién eres pero te haré arrepentir lo que te quede de vida si nos traicionas le susurré mientras le arrastraba hacia la que hacía funciones de mi oficina —vamos le dije al Despard, señalándole la puerta que había en el rincón más alejado de la oficina.

—Esta puerta mágica nos llevará a mi departamento en el centro de Londres dije mientras le hacía unas suaves cosquillas bajo su aldaba y en sirenio le daba la contraseña mágica para ingresar lo que permitió abriera la puerta y empujara al joven desconocido [@@Adrian Wild] para girarme luego a jalar hacia el interior a @@Rory Despard.

 

En mi departamento en Londres, casi en los suburbios al otro lado de la ciudad.

Traspasé segundos después la puerta cerrándola tras de mí sin enterarme que un fuego compacto iría minutos después a estrellarse contra el edificio en que estaba mi oficina. Ya en mi departamento había empujado hacia la sala a ambos hombres tras abrir la puerta que hacía juego con la de mi oficina.

—Bien, ya estamos aquí, no es el lugar más seguro del mundo, pero desde aquí podemos ir a donde sea, luego que él nos diga quién demonios es y qué está pasando —agregué apuntando una vez más contra el silencioso desconocido.

@@Adrian Wild
@@Rory Despard

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Oficina del United King Today, Londres

27 de noviembre

 

Miré a nuestro alrededor cuando la mujer de rubios cabellos advirtió sobre la imprudencia de sacar allí la varita. Pensaba que estábamos en el Callejón Diagón, pero al parecer aquella callejuela se ubicaba en alguna parte de Londres. Sin embargo, no terminé de retirarla del todo, aunque sí me cuidé de dar la espalda a la entrada del callejón para que no se viera exactamente qué era lo que sostenía. Me sentí est****o y las amables palabras del predicador me hicieron sentirlo aún más, a la par que me sorprendieron. ¿Paradero... de los artistas? ¿Director cultural? Aquellas palabras sí me desarmaron; bajé el brazo, y en completo silencio, accedí a acompañar al pelirrojo y la mujer al local que esta última nos ofrecía.

 

Cuando me quise dar cuenta, estaba atravesando las puertas de las oficinas del periódico que Golliver nos había enseñado aquella misma mañana. Aquello no podía ser todo una bonita casualidad. ¿Y si fuera una trampa? Seguí los pasos del mago y la bruja todavía con los labios apretados. No podía decir nada, no podía revelar mi identidad así como así hasta estar seguro de que podía confiar en sus intenciones. La directora del periódico nos condujo a la zona más alejada de la puerta, prometiénonos absoluta confidencialidad y protección en aquellas salas. Rory se lo tomó al pie de la letra y enseguida confesó lo que le había ocurrido. Había recibido mi patronus. «¡Claro!». Había enviado aquel patronus a todo aquel en quién podía confiar dentro del Ministerio, pero subconscientemente le había llegado también a personas en las que confiaba sin saberlo.

 

Empecé a sentir que sí podía confiar en aquellas personas, pero de pronto noté que los efectos de la poción multijugos comenzaban a desvanecerse y me entró la duda. Sí, podía confiar en Rory, además pertenecía a la Orden, y si él confiaba en aquella mujer, podría también, pero quizá sería mejor no revelarme como aquel "director cultural" todavía, y menos si debíamos desplazarnos. La piel de Malvec me otorgaba una protección contra cualquiera que me buscase que de otra forma no tendría. Eché la mano a los bolsillos del pantalón. No estaba el frasco. Traté de hacer memoria sin prestar atención a lo que la rubia me preguntaba. «Dónde... dónde... dónde... Maldición», recordé dónde había dejado el frasco: sobre la cama, cuando había cogido la mochila. Un destello me distrajo. La rubia había enviado un patronus. Quizá si era alguien en quién confiar. Rory también envió uno.

 

Era el momento, tenía que decírselo antes de que volviese a ser yo y la situación empeorase. Pero Despard no me dejó. De pronto pareció vaticinar que allí no estábamos seguros y la otra mujer, confiando ciégamente en las palabras del predicador, casi nos arrastró hacia una puerta que abrió con unas extrañas palabras que no reconocí a pesar de la amplitud de idiomas que conocía y por la que nos empujó. Todo aquel rato intenté no cruzar la mirada con ella ni con el pelirrojo, y finjí buscar algo en mi mochila para casi introducir la cabeza en esta, pero el empellón que me había dado la bruja me hizo caer en el suelo de su departamento, descubriéndome por completo mientras los últimos rasgos de Malvec abandonaban mi rostro.

 

No creo que pueda ir así como así donde sea. Creo que a quien buscan es a mí. —Aquello fue lo primero que dije contestando a la rubia. Ya no había vuelta atrás, debía revelar todo, pero antes, miré de nuevo fijamente al pelirrojo—. Es curioso que siempre aparezcas cuando me persiguen. Hola, Rory.

 

Quizá fuera más inteligente esperar el chaparrón de reacciones antes de explicar todo. Por supuesto, lo que ninguno de los tres sabíamos, era que las oficinas del United King Today estaban siendo reducidas a cenizas en aquel mismo instante.

 

 

@@Rory Despard @@Veronica Prince Rambaldi

Editado por Adrian Wild

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✤ Viajero de la noche ✤

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  • 2 meses más tarde...

En mi departamento en Londres, casi en los suburbios al otro lado de la ciudad, con @ Rory Despard  y @ Adrian Wild

 

Habíamos traspasado las puertas mágicas y las había vuelto a cerrar tras nosotros dándole una vez más las contraseñas en sirenio, todo estaba resultando extraño y con torpeza había empujado a nuestro compañero el "mudo" hacia el interior de mi departamento, pequeño, de dos dormitorios, aunque las puertas estaban enclavadas en el pasillo entre ellos junto a una cortina en la sala. Tan brusca había sido que el mudo estaba ahora en el piso tras hundir su rostro buscando algo en su mochila o no.

—Pero qué demonios —murmuré volviendo a apuntar al desconocido en mi sala, ya no era el mismo hombre del callejón y sin embargo parecía conocer al Despard. Mi mirada fue de uno a otro sin dejar de apuntar al hombre anónimo en el que acababa dejado de ser mi seguro hogar.

Pensé unos segundos, metamorfomago quizás o sería poción multijugos, no tenía hechizos que eliminaran los hechizos al estilo finite, pero sí podría haber pasado que se había acabado el efecto de la misma.

—¿Qué está pasando? —pregunté mirando al Despard y luego al hombre que le había hablado. En verdad intentaba entender cómo de una mañana extraña con un sin rostro siguiéndome, quizás por mi ascendencia demoníaca, a terminar con dos hombres en mi departamento, uno buscando a su amiga desaparecida y manejando la magia de manera rudimentaria, según su expresar y el otro, bueno, el otro ya no sabía quién era ni qué buscaba al haberse chocado con nosotros. Quizás ahora menos que nunca estábamos a salvo.

—¿Para quién trabajas? —gruñí molesta tratando de recordar todo el entrenamiento que había recibido.

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En el depa de @ Veronica Prince Rambaldi  junto a @ Adrian Wild

De no haber sido por Verónica, ninguno hubiera podido seguir con vida. Rory había captado apenas aquella potente amenaza cirniéndose sobre sus cabezas mientras cruzaba la puerta mágica que la periodista les había mostrado como prueba definitiva de confianza. El espacio era reducido y ello había colaborado a que tuvieran un ingreso accidentado, el muchacho desconocido había ido a dar al suelo, mientras la bruja no dejaba de insistir en que revelara quien era, un pedido más apremiante porque...

¡Acababa de cambiar su apariencia! Solo que, a diferencia de Verónica, que  estaba descolocada imaginando lo peor y citando al maligno, Rory si reconocía al joven que ahora estaba mirándolo fijamente, pues era difícil olvidar a alguien como él. No solo por su condición de vampiro, raza que generaba un temor y fascinación en el predicador, sino porque como acababa de decirlo, las circunstancias en que se habían conocido por primera vez habían sido extraordinarias.

—Increíble, simplemente, tú ¡estás vivo! Bueno, quiero decir...vivo como puede estarlo un vampiro— como en otras ocasiones los nervios lo traicionaban, pero mucho más animado por la presencia del muchacho, le tendió la mano para ayudarlo a incorporarse del suelo— ah, recé por  ti tantas noches, deseando que estuvieras bien, sano y salvo, y el único como siempre, no ha dejado desatendidas mis plegarias.

La pregunta de Verónica de pronto le hizo recordar que, todavía, quedaban muchas explicaciones pendientes en todo aquel asunto, y no encontraba razón para que él no las diese, pero quiso adelantarse, esperando con ello poder apaciguar los ánimos de la mujer. 

— Hace unos meses, conocí a este hombre, pues huía de un ataque, y terminó refugiándose de sus perseguidores, en el lugar donde suelo tener mis reuniones de oración los jueves. No es como que nos conozcamos mucho, pero puedo dar fe de su honestidad. Igual, si incluso hoy han perpetrado ese ataque por su causa, es seguro que tiene una historia muy interesante por contar ¿o me equivoco? 

Rory devolvió la vista, con una sonrisa, esa que transmitía de una extraña manera esa bondad que se sobreponía a su ingenuidad, y que provocaba que muchos lo consideraran tonto, pero que para otros era la mejor muestra de una humanidad que escaseaba en tiempos de guerra.  Todavía lo inquietaba poder auxiliar a Lëna y el resto de artistas, pero esperaba que aunque demorasen un poco escuchando la historia del joven, él pudiese terminar uniéndose también en esa misión.

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