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Edificum Destiny (MM B: 114742)


Alegna Black
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El edificio vertical se levantaba en lo mas recóndito del callejón diagon, en la entrada, revestida de ladrillo visto, se refleja el gran numero 763, al lado de la puerta de vidrio, que solo se habría con la varita del propietario, había una plaqueta de acero inoxidable con botones de cada piso, separados en A y B. El edificio contaba de 10 pisos y 20 apartamentos, un ascensor y escaleras de caracol para los que deseaban hacer un poco de ejercicio. Al entrar te encontrabas con el escritorio del guardia de seguridad, un viejo auror retirado con complejos de jubilación, que se tomaba su trabajo muy en serio, apellidado McKinnon, de cabello rubio cenizo entrecano, ojos café con grandes ojeras, mandíbula cuadrada y la nariz torcida, a pesar de los años se podría adivinar que fue un mago atractivo en su época.
Los apartamentos eran simples los pisos impares tenían dos habitaciones, baño, sala- comedor, cocina y una terracita que daba al bullicio del diagon. Los pisos pares tenían las mismas comodidades que los impares pero constaban de una sola habitación. Pero al poder los inquilinos usar su magia en cada uno de ellos, podían adecuarlos a su manera, por lo que podías encontrar grandes dúplex de diseñador, como una simple casita de verano para descansar.
La planta baja tenia una chimenea de uso comunitario, ya que los apartamentos no contaban con ella y un salón para reuniones, tanto de consorcio como personales, solo si pedían permiso para apartarlo y que no se juntaran dos fiestas o reuniones al mismo tiempo. La sala tenia mesas y sillas desplegables, una pequeña cocina y baño. Los que la utilizaran se comprometían a dejarla en optimas condiciones antes de retirarse.

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Planta baja
Chimenea: de mármol negro contantemente prendida, cada inquilino debe traer sus polvos flu.
Salón multiuso: espacioso, totalmente blanco, con mesas y sillas desplegables, cocina (sin utensillos) y baño

Primer piso:
departamento 1A
departamento 1B

Segundo piso:
departamento 2A
departamento 2B

Tercer piso:
Departamento 3A
departamento 3B

Cuarto piso:
Departamento 4A
departamento 4B

Quinto piso:
departamento 5A
departamento 5B

Sexto piso:
departamento 6A
departamento 6B

Séptimo piso:
departamento 7A
departamento 7B: Gabriel W Diggory

Octavo piso:
departamento 8A
departamento 8B

Noveno piso:
departamento 9A
departamento 9B

Decimo piso:
departamento 10A Alegna Black
departamento 10B

Terraza


Alegna se encontraba a las afueras de ese edificio que en tiempos de antaño había querido hacer, sus ojos contenían la emoción de al fin, verlo hecho realidad, con dedos temblorosos acerco la varita a la puerta de entrada, viendo con satisfacción que esta se abría a su imple roce reconociendo así, que ella era digna de entrar. El afán de crear ese espacio para brujas y magos que quisieran un refugio, un descanso de su familia o bien no tuviese una, se había completado, esperaba ansiosa la llegada de los primeros hechiceros, necesitaba redactar un anuncio para El Profeta entonces de a poco los apartamentos se llenaran de vida, ruido y personas.

Camino tocando con sus yemas las barandas, la chimenea y con un pequeño movimiento encendió el fuego, no pudiendo recordar si había realizado la autorización pertinente, pues esta estaría bloqueada para quien no fuese expreso invitado de alguno de los vecinos que allí estarían. Suspiro marchando hasta la sala que haría también de salón de fiestas como de reuniones. Noto que todo se encontraba tal cual recordaba de la ultima vez que dio su vista. McKinnon, el auror retirado, ocuparía el departamento de servicio en planta baja, ya que el hombre no tenia familia con la cual vivir ya que sus hijos estaban casados y era viudo. Así que la seguridad del edificio estaba contada. Ella misma se quedaría en ese mismo lugar pero optando por el decimo piso, así no tendría que escuchar tanto el ir y venir de los habitantes del lugar.

Llego hasta el ascensor y pulso el botón metálico que indicaba su piso. El traqueteo del primer uso se sintió como un tirón de estómago, provocando que la peli violeta, acostumbrada a los del Ministerio ni se inmutara. El tintineó antes de que las puertas se abrieran le erizo la piel y salió encontrándose en un pasillo pintado de bordo demasiado Gryffindor pensó moviendo la varita perezosamente para cambiar el color a un azul pálido bastante confortable a la vista, una sonrisa se dibujo en su rostro y siguió su trayecto hacia el lugar que al fin podría llamar hogar.

El apartamento del decimo piso A constaba de una sola habitación, un baño, cocina y sala-comedor. No tenia objetos, ni muebles, nada que se dijera que allí viviera alguien, pero el solo hecho de saberlo suyo le indicaba que toda la neutralidad del lugar era lo mas reconfortante que había sentido. Sonrió ampliamente, una sonrisa que en ningún lugar se animaría a explayar, grito eufórica para seguir con una carcajada de los más alegre mientras veía por la ventana el ajetreo de Diagon. Editado por Alegna Black

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No lo había planeado, luego de salir de la fiesta en la Luxure había decidido que eso de enfrentarme a vampiros y novios celosos no parecía ser lo mío. Vagué sin ton ni son, intentando aclarar mis ideas, ir a la casa de mi tío Amos no parecía ser la opción más práctica. Aunque allí tenía un refugio, un hogar, un elfo que me servía, necesitaba. Maldije, no tenía claro que necesitaba pero un trago hubiera estado genial.

 

Me pasé la mano por el cuello, donde aún tenía la marca de la mordida y no pude evitar una sonrisa al recordar la no reacción de la vampiresa cuando me había cobrado el servicio. Claro que la fría mirada de Lady había sido, pues, demasiado. En verdad si algo hubiera pasado realmente alguna vez, pero me había presentado como su gran amigo ante su prometido, el cual graciosamente me la había "entregado" para que siguiéramos disfrutando el baile. No amigo, le erras y mucho, pensé aún algo molesto sin saber bien con cuál de las dos partes.

 

Para cuando me detuve descubrí que había caminado y demasiado en realidad. Me había desaparecido hacia Londres, más exactamente el Callejón Diagon, había comenzado a buscar un bar, para ahogar mis pensamientos, pero más que eso había caminado, sin ahogarlos y dejándome llevar hacia. ¿Hacia dónde? Recorrí aquel lugar con la mirada ¿Dónde estaba? Observé con curiosidad aquel alto edificio de ladrillos vistos, la brillante placa con el número 763 y la puerta de vidrio.

 

No pude con la curiosidad y me acerqué, en verdad parecía nuevo. Era tan muggle pero a la vez despedía magia, apoyé la mano en la puerta y nada. Obvio, seguro que tenían seguridad, no pretendía meterme en problemas por curiosear. La serie de números y letras parecía coincidir, al menos los números con la cantidad de pisos del edificio ¿un hotel? ¿un burdel? ¿un edificio de oficinas? Al otro lado de la puerta había un escritorio y el hombre en él me miraba con cara de no muchos amigos. Le hice un gesto amistoso con la mano y por alguna est****a razón no me moví de allí.

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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Solo cenizas quedaron del Diario que acababa de leer... estas cayeron al lado del sillón donde el ojimiel se encontraba sentado, con un leve y lento movimiento contó los segundos en que Elian tardó en acercarse con un recogedor y su cepillo para recoger las cenizas, un reacción rápida del elfo, reconoció el mago, por lo que una leve sonrisa florecio en sus labios delgados. La sala de espera de su Hotel se halla vacía, tiene meses que ya no hay clientes nuevos, el muchacho suspira, podría hacer promoción para obtener más clientes pero pensar en que acudan personas no deseadas, le hacen deshechar la idea...

 

Elian le habla, cuando el mago levanta el rostro, observa que el elfo ha traído un servicio de té, esa acción le hace sentirse "en casa" Ryvak toma el aromático té de frutos rojos, que por suerte el elfo sabe que es el tipo de té favorito del Nigromante. Está bebiendo la infusión, cuando el elfo le comenta que hay un nuevo lugar en Diagón que ofrece servicio de alojamiento, departamentos para los magos y brujas que deseen tener un lugar acogedor. El joven levanta una ceja --¿Ah, si? vaya, quien lo dijera, bueno pues esperemos que les vaya bien, como dicen "El sol sale para todo el mundo" pero ahora que lo mencionas, sería bueno conocer el lugar, si, eso mismo haré.

 

Se levanto de aquel sillón de la sala de espera del Hotel, se ajusto la capa negra y salio a la calle, una distancia que no implicaba problema para llegar, así que el mago no tardaría en llegar al sitio para visitarlo.

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@@Gabriel W Diggory

 

El suave tintineo en algun lugar remoto la desperto, posiblemente el ascensor ya que no estaba acostumbrada a tanto silencio en la tranquilidad de ese hogar, despues de vivir rodeada de lujos en una mansion enorme con personas yendo y viniendo como si ningun encantamiento anti aparicion existiera, sonrio al pensar en ese ajetreo que ya no sentia y el poder caminar des nuda a buscar un aperitivo a la cocina si quisiera y no se encontraria con nadie. Podria vestir lo que se le plazca sin que su hermana le reprochara lo poco femenina que se veia y lo poco que mostraba sus dotes al mundo. Un golpeteo en la puerta la saco de sus pensamientos. Curiosa se levanto solo colocando una capa sobre sus hombros.

 

-McKinnon – saludo la mujer de cabello violeta al anciano ex auror

 

-Señorita Black, un hombre esta en la entrada ¿quiere que lo saque?

 

La chica sonrio ante lo dicho y ese era uno de los más acerrimos temores que tuvo al contratarlo, que expantara a los propietarios. Nego con la cabeza y salio del apartamento tan pobremente vestido como ella. El ascensor freno en la planta baja y ambos magos saliero de el, él anciano se ubico en su puesto y Alegna sabia que tenia su diestra agarrando su varita, ¿Cómo lo sabia? Llevana tiempo estudiando el comportamiento de las personas. Abrio la puerta de vidrio para encontrarse con un joven mago, ladeo la cabeza dejando caer su cabello ocultando su parte derecha del rostro y algo de sus orbes verdes.

 

-Buenas noches. Como el edificio esta vacio y yo estoy sola ¿vienes a visitarme, a alquilar un departamento o a dormir en la entrada? McKinnon no es agradable con los vagabundos

 

Sonrio presuntuosa mientras erguia su metro y medio u cruzaba sus brazos en su pecho, sintiendo como su varita le picaba las costillas, penso que esta se reia del intento de chiste de su propietaria.

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No tenía idea de por qué seguía allí luego de ¿cuántos minutos? imaginaba que un chocolate no era suficiente para recuperar las fuerzas luego que una vampiro se alimenta de tí. Mala mía, encima me había puesto a caminar en el frescor de la noche y parecía que era como cuando te emborrachas, el fresquito te tira. La cosa es que seguía allí cuando un ángel azul abrió la puerta. La miré de pies a cabeza mientras me hablaba, no era azul, tenía los cabellos más violetas que había visto en mi vida y unos ojos verdes que parecía había asaltado una joyería por esas dos esmeraldas.

 

La verdad es que la capa cubría pero, no tanto, abrí la boca. ¿Había dicho si iba a dormir en la entrada? ¿tanta pinta de indigente tendría? Y recordé que había sentido húmedo de sangre el cuello de mi camisa blanca.

 

--No, no, no dormiré en la calle --dije viéndola a los ojos mientras me humedecía los labios, tenía sed.

 

¿Qué más había dicho? Oh sí.

 

--Le juro que me encantaría visitarla, --volví a apreciarla de pies a cabeza, --si usted me invita, encantado, necesito alguien amistoso esta noche, ha sido --lancé un silbido, no había acabado como hubiera querido sí, pero estar allí frente a aquella bella bruja podía mejorarla un poco.

 

--¿Dijo qué se alquilan departamentos? --reaccioné de golpe pasando mi mirada de su busto que resaltaba sobre sus brazos cruzados de regreso a sus ojos --¿cuánto cuestan? --maldita sea si no tienes trabajo Gabriel, pensé, pero sería una buena oportunidad de conseguir mi propio espacio ¿o no? Y lo que parecía además una más que agradable y sexy vecina.

 

 

@@Alegna Black

Editado por Gabriel W Diggory

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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@@Gabriel W Diggory

 

Alegna no era tonta, ese chico tenia sed, haber nacido de una cupasangre y tener a una tía favorita que tendencias homicidas le hacia sentir el peligro en el aire, pero sabia que el joven había comido hace poco, su camisa era testigo de ello. Sonrio ante el escrutiño que el rubio le daba, no era la primera vez que alguien se lo hacia, y cuando estaba con su gemela era peor ya que su forma de vestir no era parecida, mientras ella queria ocultarse en ropa su hermana, Rose, dejaba más piel que ropa a la vista.

 

-Estamos en problemas grandote - sonrio ante el silbido del muchacho- amistoso nos es una palabra que me defina.

 

Con destreza agarro su varita y en dos movimientos ya estaba vestida con su atuendo favorito, unos jean azules, remera blanca, chaqueta de piel de dragon negra y unas zapatillas blancas, ese atuendo hacia que su abuela quisiera morirse, claro si pudiese. Señalo al interior del edificio invitando al rubio entrar, McKinnon fruncio su ceño y ella le sonrio de manera tranquilizadora, era posible que el ex auror ya haya pensado en 10 formas de inmovilizarlo, y eso era lo minimo que ella creyo.

 

-Por esta noche charlemos en el salon, despues si decides quedarte podremos pedirnos tazas de azucar.

 

El salon se ilumino ante la presencia de las personas y una mesa con dos sillas salieron disparadas para colocarse a su dispocision. La Black conjuro unas cervezas de su apartamento y se sento al frente del mago.

 

-Bien señor?-- ella espero al chico- bien Diggory soy Alegna Black una de las propietarias, junto con mi madre y una amiga. El edificio aun no esta ocupado asi que puedes elegir el que más de convenga -tomo un sorbo directamente del pico y deseo tener un aperitivo para acompañar- los departamentos pares son de una habitacion mientras que los impares constan de dos

 

Siempre tan tosca cariño la melodiosa voz de Rose le resono en la cabeza recriminandola aun sin estar presente. Extrañaba a su hermana.

 

-Perdon la formalidad no soy de interactuar mucho. A ver Gabriel ¿Qué me dices de ti? A parte de lo evidente- señalo con la boltella la sangre de su camisa.

Editado por Alegna Black

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Genial, mujeres en pie de guerra, ¿habría trascendido de guerra mágica, a guerra con muggles y ahora guerra contra los hombres? Levanté mis manos mostrándole mis palmas en un claro gesto de búsqueda de paz.

 

--Sin sinónimos pues --dije con gesto resignado --No seas amistosa si no quieres pero al menos no me hagas la guerra mujer, Gabriel Diggory a tu servicio --agregué a efectos de romper el hielo con la presentación.

 

Había seguido a la fémina recién vestida hasta un salón más que agradable, tras hacer un nuevo gesto de saludo, ahora sin vidrio de por medio al tío que ocupaba la vigilancia y que parecía vigilarme como si yo fuera el delincuente más buscado de Azkaban. Fantástico Gabriel, tu noche no puedo mejorar, me reclamé.

 

--Gracias --mencioné al tomar la cerveza --Señorita Black, que bien, soy solo, bueno, no, tengo un elfo, creo que ambos necesitamos nuestra intimidad --reflexioné antes de imitarla bebiendo a pico --Está buena --agregué haciendo un gesto de brindis hacía la Black.

 

--¿Lo evidente? --intenté entender a qué se refería hasta que ví su gesto y extendí mi mano tirando un poco del cuello de mi camisa --ahh no no, creo que mal interpreta, la sangre es mía, yo no --lancé un bufido, eso no era muy fácil de explicar o si, era cuestión de ego --No me alimenté, fui el alimento de una pelirroja que parece se habría desmayado si no me cenaba pero me dió un chocolate a cambio --me encogí de hombros mientras bebía otro trago, no necesitaba agregar más detalles por ahora.

 

--Busco trabajo, para no vivir de la renta familiar y un lugar que pueda llamar mío ¿El séptimo impar está bien? ¿O preferiría que estemos en el mismo piso para cuando intercambiamos azúcar y algo más? ---amistosa no la define, pensé --hago unas riquísimas croquetas --agregué antes que una segunda fémina me echara otro hechizo por mi lengua, aunque está vez, no en su boca.

 

--¿Qué me dice Señorita @@Alegna Black? --pregunté inclinándome hacia adelante, apoyando mis codos en las rodillas y observando con curiosidad a la pelivioleta que acababa de conocer.

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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Un elfo y el presente, no era gran comitiva, y al animalejo ni se contaba, sonrió al pensar en Tadeus y su fantástico sándwich de roast beef. ¿Su abuela se lo regalaría de cumpleaños? Obligándose a salir de sus pensamientos prestó atención a los que Diggory decia

 

-Si no suelo tomar nada que no sea de lo mejor- guiño un ojo al ver el desconcierto y el rápido entendimiento del joven - pero aun así sigues siendo vampiro no?

 

Mientras tomaban ambos un trago de sus respectivas botellas, McKinnon entro con paso raudo depositando una carta del lado de la mesa que Alegna ocupaba, sin despegar los ojos de su invitado. El mensaje era claro "te observo", luego sin mediar palabra se marcho del lugar aunque la Black podía sentir sus ojos en la sala, como si hubiese lanzado un encantamiento de presencia permanente, la peli violeta rasgo el papel instando al muchacho a seguir hablando, mientras leía las palabras de una de sus socias.

 

-Disculpa pero te han ganado de mano ser mi vecino- señalo la carta - pero el séptimo impar esta a tu disposición para quedarte ahí cuando gustes, la puerta se abrirá solo con tu magia y el ingreso de cualquier invitado solo debes de hablar con nuestro amable portero para que no lo acribille a hechizos - sonrió ante la imagen de alguien siendo lanzado a desmaius del lugar -Si hubieses dicho sándwich ya mismo estaríamos en mi piso -una pequeña carcajada retumbo en el ambiente- pero vamos grandote te muestro el lugar.

 

Se paro llevando consigo la botella terminada, depositándola en un cubo de basura y abriendo una segunda en el camino.

 

-McKinnon te presento al señor Diggory desde ya se Hospedara en el 7 B, se amable - lo regaño como se regaña a un cachorro inquieto

 

YA en el ascensor pulso el botón para llegar al séptimo piso.

 

-Bien Diggory este es tu piso y este tu apartamento, pon tu varita en la puerta y ya esta, tienes toda la intimidad que quieras. Puedes expandirlo tanto como desees

 

SE apoyo en el marco para observar al joven un poco más.

 

 

@@Gabriel W Diggory

Editado por Alegna Black

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Definitivamente las referencias a que tomaba solo lo mejor me hizo pensar más que en la calidad de las bebidas y comidas que la bruja consumía en una advertencia por otra cosa. Bueno, ni pretendía “me tomaran” de nuevo, que no soy bar para vampiros, pero por otra parte jamás había tenido queja y me habían llegado hasta decir que era el mejor. Pero estaba seguro que decir semejante cosa no era empezar con el pie derecho así que solo sonreí ante el comentario.

 

—No, yo no —dudé, no había tenido muchos encuentros por no decir ninguno con vampiros hasta esa noche por lo cual observé a la bruja con cierto asombro —creo que sigo siendo humano, el chocolate sabía a chocolate no a sangre y —me interrumpí cuando una figura apareció y se me fue de la mente el sabor metálico pero a la vez dulce de los labios de la vampiresa.

 

El que había ingresado era el hombre de la seguridad y por un momento sentí que me hubiera descuartizado con la mirada. Otra sonrisa amable y dude entre observar las expresiones del veterano mago o las de la bruja bella, obvio es saber quién ganaba para deleitar la vista. Fruncí el ceño con su comentario, seguía la mala suerte, o quizás no tanto.

 

—Pues tres pisos de diferencia no son tan malos —dije con tono resignado.

 

—Mi magia y avisar de los invitados —repetí como niño bueno dando la lección. Reí con su humor, más que sanwich yo le diría pastel pero bueno si a la pelivioleta le gustaban los sandwichitos.

 

—Vamos —dije poniéndome inmediatamente de pie y siguiéndola, la verdad no me había acabado mi cerveza así que llevé conmigo la botella.

 

—Un gusto Señor McKinnon, soy Gabriel, el señor Diggory es mi padre —reí pero el chiste parecía no haberle hecho ni mella, allá él.

 

En cuanto subimos al ascensor este se llenó del perfume de la bruja, no es que estuviera bañada en el aroma pero era como si el pequeño cubículo de metal tuviera el poder de amplificar el aroma de sus cabellos y hacer eco a nuestras voces. Apenas habíamos intercambiado palabras en el ascensor, ya en el séptimo piso saqué la varita del bolsillo de mi pantalón e hice que la puerta se abriera, tocándola con ella tal cual me había indicado. Observé el lugar iluminado por las luces que entraban por las ventanas, no se veía nada mal.

 

—Por ahora creo que no lo ampliaré, no traeré muchas cosas y —me giré para verla, su perfil se dibujaba en el marco de la puerta al trasluz de la luminaria del pasillo, apunté mi varita y encendí las del departamento —¿gustas pasar? Me temo que no tengo tanto para ofrecerle como usted a mí pero —sonreí y pasé mi mano por los cabellos echándolos hacia atrás —¿qué piensa de los vampiros que me ha preguntado tantas veces si lo soy? –la verdad es que nunca había planeado convertirme en uno y confiaba seguir siendo humano a pesar de la mordida, claro que la pelirroja se había entusiasmado tanto clavándome sus colmillos que ahora, con tantas preguntas, ya hasta dudaba si seguía siendo humano.

 

@@Alegna Black

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  • 2 semanas más tarde...

@@Gabriel W Diggory

 

 

El mago en verdad era atractivo, pero Alegna lo menos que quería era tener encuentros furtivos, o de cualquier otra índole, en el mismo lugar que vivía. Ella misma se definía asexual aunque le gustase coquetear con quien se mostrara un poco interesado en ella, o la confundiera con Rose, pero llegar a un estado mas intimo era un poco más complicado en ella, ya que no sabía cómo comportarse en esas situaciones y aunque era muy buena hablando actuando era pésima. Por eso siempre se refugiaba en sus libros y no tanto en la práctica.

Escudriño al chico una vez más viendo el acto sexy de despeinarse los cabellos con una mano y trago en seco, negó con una pequeña sonrisa en la cara ocultándola entre sus dedos y mirando al piso. Eso era lo que ella no podía manejar.

-Lo siento fortachón pero ya es tarde, antes de que llegaras estaba descansando, además tienes que cambiarte antes de que apestes a buffet de vampiros.

Se acerco unos pasos al chico y viéndolo a los ojos paso una mano por el cuello para remarcar la camisa sucia que él tenía. Sonrió al ver que su mano no temblaba como pensó.

-No es un gran enigma, parte de mi familia es vampiresca, por eso me pareció raro ver a un donante suelto en el callejón, pensar, pues que tienen una dieta muy rara y asquerosa, sin querer probé un poco de ellas de una tía y de verdad es espeluznante. Bueno si quieres azúcar, el 10 A será mi apartamento, descansa

Camino los pasos para salir del departamento antes de que su rostro mostrase el sonrojo incipiente que ya le nacía del cuello y que su anterior jefe siempre le remarcaba, por verse “adorable” cosa que ella no creía o más bien esperaba nunca aparentar ese estado de vulnerabilidad

​--Además debo ir a abrir mi local, si quieres pasas, más limpio, y te invito un trago

​off rol

​perdón la demora en serio se me recontra paso, gracias por el rol, cuando quieras etiquétame y tendremos una guerra de tragos :)

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