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Edificum Destiny (MM B: 114742)


Alegna Black
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Aquel tono de voz lo tomó por sorpresa, pues no parecía ser la misma persona con la cual había estado disfrutando el día. De pronto, una ráfaga de adrenalina invadió su sistema al ver el haz de luz roja e intentó cubrir el ataque con su propio cuerpo, pero fue demasiado rápido para él. Inmediatamente el peso del cuerpo inconsciente de la bruja cayó sobre sus brazos, por lo que la sostuvo evitando que cayese.

Una inadvertida figura se manifestó desde la oscuridad. –¿Quién er...?– comenzó a preguntarse, hasta que se vio interrumpido por la voz del extraño. Algo en aquella persona no le agradaba. Si bien no podía negar que su ayuda posiblemente le haya salvado la vida, sus palabras no fueron bien recibidas a los oídos del mago. Aún algo débil por la falta de sangre, inspiró profundo y reunió fuerzas para alzar a la bruja en brazos. –Hace falta algo mas que una pequeña perdida de sangre para derribarme– respondió orgullosamente al desconocido inflando su pecho levemente.

Pasados unos segundos observó un grupo de personas circulando por el lugar y aprovecho para consultarles por la posada mas cercana. Estos le indicaron el camino, y quedando a pocas cuadras de allí, optó por ir caminando llevándola en brazos. Desconocía el efecto que podría producir la aparición en alguien en su condición. Al cabo de unos minutos logró visualizar la entrada de ladrillos donde se observaba un gran número 763. Antes de entrar al recinto, extendió el cuello de su camisa para ocultar todo rastro que pudiese haber quedado de la mordida. Así mismo, tomó su pañuelo del bolsillo y limpió los suaves labios de la bruja de todo resto sanguíneo que pudiese haber quedado.

Una vez listo, aguardó en la entrada a que el guardia de seguridad les permitiese el paso. Un viejo mago de cabello rubio cenizo entrecano, ojos café con grandes ojeras, mandíbula cuadrada y la nariz torcida los observó unos segundos a través del cristal de la puerta, evaluando si permitirles la entrada. No era algo común que alguien fuese con una persona inconsciente en brazos. –Ha bebido de más y se ha quedado dormida– mintió Luke a través del transparente y pulcro vidrio. Tras unos instantes meditando, el guardia abrió la puerta para que pudiesen ingresar. El cálido ambiente los acogió enseguida dándoles la bienvenida.

Buenas noches. Quisiera una habitación, por favor. Sólo por esta noche. Ella necesita descansar, y yo creo que un trago– le comentó sonriendo levemente mientras este volvía a su escritorio. El semblante del guardia no se inmutó al escuchar la broma, y se limitó a observar la lista de habitaciones disponibles. –La suite del noveno A está disponible. Aquí tiene la llave– indicó entregándole una pequeña y resplandeciente llave dorada con un indicador que mostraba a qué habitación pertenecía. –No la pierda. Es la única forma de abrir la puerta– lo previno finalmente. Luke la tomó con algo de dificultad e ingresó en el elevador, aún con la joven en brazos.

Al cabo de unos segundos en ascenso, las puertas metálicas se abrieron dándoles paso. Una mullida alfombra roja acolchonó sus pasos guiándolo hasta su habitación. Se agachó ligeramente para poder insertar la llave en la cerradura sin descuidar a la bruja. Tras escuchar el sonido de apertura, empujó la puerta con el pie e ingresaron. Lo primero que buscó fue la cama y se acercó para dejarla recostada cuidadosamente. La temperatura del cuarto era perfecta por lo que no necesitó taparla. –Descansa, corazón– murmuró observando su bello rostro. Una vez esta quedó descansando, se dirigió al cuarto de baño para revisar las posibles marcas que quedaron en su cuello. Notó dos leves incisiones ya cicatrizadas, pero que no le provocaron dolor al tacto. Restándole importancia cerró la puerta, abrió el grifo de la ducha y se desvistió para relajarse con un poco de agua caliente.

@ Monica Malfoy Haughton

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Un vacío total la rodeaba. La oscuridad inundaba absolutamente todo a su alrededor y su cuerpo, en medio de aquella nada, parecía estar levitando. No se sentía físicamente allí y aunque veía sus propias manos al mirarlas, no tendría consciencia sobre estas como si realmente no formarán parte de su ser. Cerró los ojos y en algún punto de su mente escuchó la voz de Luke de forma distante, pero no sabía de dónde venía ¿estaba dormida? En sus labios recordaba el calor de un beso, pero no los sentía al tocarselos. 

Fue aquella sensación la que hizo que despertara precipitadamente. Sus sentidos estaban adormecidos y la garganta le ardía de una manera que durante años no había sentido. Sus instintos aún la instaban a saltar en busca de una presa, pero Mónica volvía a ser dueña de sus propias acciones ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Luke? Rápidamente echó un vistazo a la habitación que la rodeaba sin llegar a conocerla y, al ver su ropa, percibió ciertas manchas en el chaleco ya oscuro que llevaba ¿Qué era eso? 

Se incorporó lentamente sintiendo como si su cabeza girara por su propia cuenta y con impaciencia rebuscó algo en el bolsito que aún permanecía en su cinturón. Apenas unos segundos después sacó un pequeño botecito de cristal en cuyo interior un líquido color carmesí brilló bajo la luz de la ténue lámpara y tras abrirlo, se lo bebió. Aquella poción no era milagrosa pero al menos apaciguó la incontrolable sed que comenzaba a atraparla de nuevo y en algún momento eliminaría aquella sensación de entumecimiento que sentía. 

Cuando se puso en pie se vio a través del reflejo de un espejo de pared colgado sobre la cómoda y sintió como la sangre de todo su cuerpo se helaba. Más allá de las manchas sobre el negro del chaleco, que no había podido reconocer, el escote de la blusa estaba teñido por varias manchas circulares de sangre que supo perfectamente que no eran suyas ¿qué había hecho? Un pánico atroz se apoderó de ella y giró su cuerpo hacia la puerta a través de la cual el sonido del agua se escapaba, anunciando que allí había alguien. 

Se detuvo justo detrás de la puerta, entreabierta, y puso la mano sobre el pomo de la misma sin ser capaz de empujarla. Intentó sacar la valentía para averiguar si allí estaba Luke, sano y salvo, o si era otra persona que no recordaba. Justo cuando sacó la valentía de abrir del todo alguien tiró de la puerta desde dentro abriéndome de golpe. Era la misma persona con la que había estado toda la tarde y algo dentro de ella descansó. 

- Luke... ¿Qué ha p-pasad...? - no pudo terminar la pregunta pues en un rápido análisis notó la herida en el cuello del mago. Lo miró a los ojos y un sentimiento de culpabilidad y odio a sí misma se apoderó de ella, provocando que un nudo en su garganta le impidiese hablar. 

Llevó su mano hasta el cuello de Luke con una delicadeza que pocas veces había mostrado, pues no quería que pensara que iba a atacarlo como seguramente habría pasado antes. Acarició sobre las dos pequeñas heridas que tenía con la yema de sus dedos e instintivamente llevó la caricia al rostro de él. 

- Lo lamento tanto - murmuró en un hilo de voz tan bajo que no sabía si la escucharía. No sabía por qué, pero saber que lo había atacado le dolía tanto como nunca antes le había dolido algo. 

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La reconfortante agua caliente purificaba su cuerpo a medida que caía sobre él. El denso vapor producido inundaba todo el cuarto de baño, nublando ligeramente la vista. Sus brazos, aún tensos levemente por el esfuerzo, recuperaban sus fuerzas a medida que la relajante lluvia los recorría. Luego de varios minutos, Luke cerró el grifo del agua y tomó el toallón que había dejado preparado. Comenzó a secarse y se detuvo un instante al pasar por su cuello, al sentir un ligero ardor que aún se hacía presente. –Gajes del oficio, supongo– murmuró instantes antes de continuar secándose.

Una vez listo, se colocó el toallón en la cintura para cubrirse y salió de la bañera. El espejo se encontraba totalmente empañado, por lo que le pasó una mano para poder ver su reflejo. El contacto con el frío cristal acarició su palma mientras dibujaba un círculo con ella. Su reflejo apareció y pudo notar dos puntos rojizos en su cuello. Restándole importancia suspiró levemente y se dirigió a la puerta. Tendría que hacer el mejor ruido posible para evitar despertar a Monica, pues sabía que necesitaba descansar lo máximo posible.

Al abrir la puerta se encontró repentinamente con la bruja, por lo que le dio un vuelco el corazón. No se esperaba encontrarla en esa situación, y menos con aquella lúgubre expresión al contemplar su herida. La cálida caricia recibida no le produjo ninguna molestia pese al contacto directo con las marcas dejadas, sin embargo sí sintió angustia al verla de aquel modo. Él sabía que no era su culpa. Estaba claro que no había sido consciente de sus actos, por lo cual no debía sentirse responsable. Inclinó ligeramente la cabeza hacia el lado de la caricia, y un segundo después se acercó a ella para abrazarla. –Tranquila. No pasa nada. Ya pasó– murmuró tranquilizadoramente mientras recorría su espalda con las manos y besaba su frente con suavidad.

Lo que pasó... No quiero que te sientas culpable. A decir verdad, me lo habías advertido. Es sólo que nunca podría apuntar mi varita contra ti– le dijo apretando ligeramente el abrazo. Alejó unos centímetros la cabeza para poder verla a los ojos y sonrió. –Lo único que me importa es que tú estés bien, ¿si? Sólo espero que aquella oferta laboral siga en pie y no haya sido tan sólo una trampa para poder tener estas deliciosas venas cerca– bromeó riendo para luego acariciar una mejilla de la bruja. –Se que ya lo dije, y probablemente ya comience a cansarte, pero no puedo contenerlo... De verdad que me gustas– agregó perdiéndose en aquellos ojos verdes que tanto disfrutaba. Se acercó lentamente a ella y tras cerrar los ojos, sus labios se encontraron con los suyos.

@ Monica Malfoy Haughton

Editado por Luke Abbott
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Los recuerdos de su encuentro se volvían cada vez más confusos desde que hubieran llegado a la taberna, pero todo lo ocurrido en el parque lo recordaba perfectamente. Incluso de la conversación en la que le había ofrecido trabajar con ella también se acordaba pues no había sido una propuesta realizada con ninguna intención oculta a pesar de ya estar bebiendo; lo cierto era que por algún extraño motivo que aún no lograba tener claro, la necesidad de tenerlo cerca se había vuelto totalmente incontrolable.

- Estoy bien si de verdad tú lo estás – seguía hablando en voz baja mientras miraba fijamente sus ojos, como si en ellos pudiera tener la certeza de que realmente se encontraba bien-. Respecto al trabajo en la reserva… me encantaría trabajar contigo – dijo con total sinceridad a pesar de que lo que le hubiera gustado decir era que le encantaría “todo” con él y quizás por eso cuando el mago le confesó que le gustaba, un torbellino de emociones le inundó el pecho.

La acarició y aquel roce le pareció de pronto el más cálido y deseado del mundo, como si lo hubiera esperado durante toda su vida ¿Desde hacía cuanto se conocían? Unas horas nada más, pero sentía como si algo tirara de su cuerpo y la empujara hacia él de forma inevitable. No lo entendía y posiblemente era algo totalmente descabellado, pero un naciente sentimiento que hubiera creído imposible inundaba cada centímetro de su ser.

- No me preguntes el porqué, pero creo que no podría cansarme de escucharte decir eso – casi no había terminado de decir la ultima palabra cuando los labios de Luke la silenciaron. Mantuvo los ojos abiertos por un segundo para observarlo y tener la certeza de que realmente era él quien la besaba hasta que finalmente los cerró y se dejó llevar. De pronto pareció como si absolutamente todo lo que los rodeaba hubiera desaparecido, como si nada ni nadie más que ellos dos existieran en el mundo.

Sus manos bajaron desde el rostro de Luke hasta sus brazos deslizándose sutilmente sobre la piel de este y luego viajaron hasta su espalda aún con las gotas de agua delatando que acababa de bañarse. Inconscientemente lo atrajo hacia ella y sintió como ambos cuerpos, a pesar de estar separados por la ropa y la toalla, casi estaban conectados. Alargó el beso tanto como pudo pues no quería separarse de él; buscó la lengua la lengua de él y quiso enredarla con la suya mientras sus bocas parecían querer fundirse.

- Esto es una locura – murmuró sin separarse más de unos milímetros de sus labios.

 

@ Luke Abbott

 

Editado por Monica Malfoy Haughton
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A cada segundo que pasaba, se dejaba llevar mas y mas por aquellos labios. El roce de su lengua lo transportó a un mundo donde ya nada importaba, dejando toda preocupación atrás. Envolvió con sus brazos el suave cuerpo de la bruja y su corazón se aceleraba cada vez mas al sentir su respiración tan de cerca. –¿Cómo podría no estar bien, si estoy contigo?– dijo sonriendo sin querer despejarse lo mas mínimo de aquel beso.

Parece que descansar te ha venido bien. Me preocupé m...– se interrumpió volviendo a perderse en sus ojos. –Lo importante es que estas bien– agrego finalmente aliviado. La abrazó pegándose a ella nuevamente y el aroma de su cabello lo dejó extasiado. No entendía cómo podía ser que en tan poco tiempo haya logrado provocarle tantas emociones. Por un instante recordó la imagen de la bruja recolectando unas flores en el parque. Estaba claro que se le daba bien la botánica pero, ¿sería igual con la elaboración de pociones? ¿Estaría bajo el embrujo de un filtro de amor? Nunca había experimentado nada así, por lo que no podría asegurarlo. Volvió la vista hacia aquellos ojos que parecían poder observar su alma y se confirmó a sí mismo. –No. Esa mirada nunca podría cargar con algo así– pensó determinado.

Perfecto. Si te parece bien luego me tomarás una entrevista de trabajo. Admito que siempre quise tener una jefa sexy– bromeó comiéndola con la mirada, para luego volver a llenarla de besos. Cada vez que sus labios se rozaban un calor abrasador recorría cada parte de su cuerpo reconfortándolo como nunca había sentido. Sin notarlo bajó levemente la vista hacia su escote manchado de sangre y sonrió volviendo a levantarla. –Mira como estas... No podemos dejar que una bella dama como tú ande así. ¿Te apetece un baño? Yo ya me di uno pero... Tampoco me molestaría...– bromeó con una sonrisa pícara y le mordió suavemente el labio inferior. Recorrió su espalda con las manos bajando lentamente, acariciando cada rincón con caricias, deteniéndose en su cintura.

@ Monica Malfoy Haughton

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No pudo evitar que una carcajada escapara de sus labios cuando mencionó las palabras "jefa sexy" y mentalmente le dio gracias al destino o a cualquier otro ser superior a ellos por el hecho de haber cruzado sus caminos. Por un momento recordó la historia que él le había contado sobre aquella voz que le había salvado la vida y que aseguraba que era la de ella, pero lo que en aquel instante quiso confesarle fue que había sido él quien la había salvado la suya apareciendo en ella. 

No dijo nada a pesar de las ganas que tenía pero lo que sí hizo fue volver a besarlo. Apenas respiraban entre beso y beso y sus respiraciones, o al menos la de Mónica, comenzaban a agitarse quizás presas de la pasión en la que estaban envueltas. Estaba tan perdida en sus labios que quizás por eso cuando volvió a alejarlos de los suyos le pareció casi una tortura y si no hubiera sido porque Luke había vuelto a hablar, lo hubiera besado de nuevo. 

- ¿Un baño? - de pronto otra oleada de calor recorrió su cuerpo pero está vez no provenía de los besos, si no de un sentimiento parecido a la vergüenza que la invadió. Pudo notar que las mejillas se le teñian por el rubor y la mordida que le dio en el labio contribuyó a ello. Parecía una adolescente inexperta o al menos así se sintió de pronto-. ¿Juntos? - tirubeó al preguntar. 

No quiso esperar una respuesta. Se descalzó allí mismo y se llevó la mano a la cintura, donde tenía las de él. Las acarició pensando si realmente quería romper aquel contacto hasta que finalmente tomó una de las manos de Luke y tiró de él hasta el interior del baño. El vapor aún lo inundaba todo y provocaba que allí dentro la temperatura fuera ligeramente más elevada. Mónica se acercó a ña bañera y colocó el tapón de esta, abriendo inmediatamente el grifo del agua que rápidamente empezó a acumularse. Entonces tomó uno de los pequeños frascos de colores que contenían jabón líquido y lo vertió completamente para provocar que la espuma comenzara a nacer en la superficie del agua. 

Cuando volvió a girarse hacia Luke lo recorrió con la mirada y al detenerse en sus ojos pudo notar, una vez más, como si quisiera devorarla. Desabrochó el cinturón y lo dejó sobre el lavabo, junto al pequeño bolso que hasta ese momento colgaba de su cintura para finalmente tirar de su blusa para sacarla del interior de la cinturilla del pantalón. Tenía la respiración entrecortada por una mezcla de emoción y nervios que hacía que las manos le temblaran levemente al comenzar, ella sola, a deshacer los botones de la blusa... Al llegar al último se detuvo dejando parcialmente la piel de su vientre y pechos al descubierto. 

- ¿Estás seguro? - preguntó tras unos segundos de duda en los que no pudo evitar pensar que en cualquier momento él se marcharía. Al fin y al cabo ¿no lo había intentado matar? 

 

@ Luke Abbott

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Aquella bella carcajada le encantaba. Verla sonreí lo llenaba de felicidad y estaba seguro de que así quería permanecer. Volvió a besarla una y otra vez, mientras sus lenguas no dejaban de jugar juntas incansablemente. Un calor aumentaba velozmente por su cuerpo y sólo lo incitaba a dejarse llevar. Oír la inseguridad en sus palabras hizo que deseara abrazarla para que pudiese olvidar aquellas dudas, pero antes de que pudiese decir algo, ella tiró de su mano hacia el interior.

Nuevamente el baño comenzó a llenarse de vapor luego de que la bruja abriera el grifo del agua caliente. Un mar de espuma se acrecentaba a cada segundo en la bañera a partir del jabón que había introducido. Luke se distrajo unos segundos observando como el espejo volvía a empañarse rápidamente, y tras volver la mirada vio a Mónica comenzar a desabrochar los botones de su blusa con mano temblorosa. Su blanca piel provocó que se le entrecorte aún mas la respiración y casi logra aflojarle el toallón de la cintura.

Se acercó a ella y con un dedo le despejó la frente de un mechón de cabello que se le había posado. –Completamente– respondió perdiéndose en sus ojos comenzando a besarla lentamente. Sin separarse lo más mínimo, terminó por soltarle el último botón y pasó su mano por dentro, hacia su espalda, abrazando por fin aquella suave piel. El calor del lugar se incrementaba a cada segundo que transcurría, aunque el vapor no era el único factor que lo producía. Lentamente y mientras seguía besándola perdidamente, tiró de sus mangas para que ambos quedasen con el torso al descubierto.

El roce de sus cuerpos lo embriagaba más a cada instante que pasaba, al punto tal de no sentirse dueño de sus actos. Detuvo los besos un segundo y dejó escapar una sutil sonrisa, mientras tomaba con la mano el toallón que aún cubría su cintura y tiraba de él, librando su cuerpo finalmente. –Ups, se me cayó...– bromeó sin dejar de mirarla y se introdujo en la bañera que ya se encontraba llena en su totalidad. Se recostó en el agua caliente mientras recorría lentamente con su mirada el bello cuerpo de su compañera. –Sabía que eras hermosa, pero no imaginaba que tanto– comentó con una voz un poco mas grave de lo normal.

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Tras acercarse a ella y soltar el último botón él mismo, volvió a deslizar una mano por su cintura provocando que por un instante creyera Mónica que sus rodillas la traicionarían. No pudo más que perderse en sus labios, seguirle el beso con todas las ganas contenidas que sentía de él y dejar que terminara por deshacerse de la prenda que cubría la parte superior de su cuerpo. La sensación al notar la piel de él sobre la suya fue tan sublime que todos los poros de su piel respondieron al unisono y se erizáron inmediatamente.

Cuando sus bocas se separaron, los ojos de ella fueron instintivamente hacia la toalla que aún lo cubría y casi como si Luke le hubiera leído la mente, la dejó caer. Una risa nerviosa invadió el baño, proveniente de una nerviosísima Mónica que no pudo más que seguirlo con la mirada cuando entró en la bañera. Casi sin darse cuenta, le había mirado también el trasero y su mente voló por un momento en el que no pudo evitar morderse el labio a sí misma.

- Sin querer, ¿no? - preguntó en tono divertido.

Se giró y se puso de frente al baño, quedándose quieta por apenas unos segundos. Todavía no se creía la manera en la que habían llegado a aquel punto y, a pesar de que hubiera sido de una forma accidentada, se alegraba demasiado. De hecho, verlo tan relajado como parecía, envuelto por el valor del agua en la que ya se sumergía, también la tranquilizaba a ella a tal punto que sus manos empezaron a funcionar por propio instinto más que por mandato de su cabeza.

- Creo que lo que bebiste en esa taberna te afectado bastante a los sentidos – mientras hablaba no le quitaba la mirada de encima y se había quitado, casi a la vez, las dos prendas restantes que aún la cubrían. De pronto, el pantalón y la ropa interior yacían en el suelo y su cuerpo estaba completamente desnudo-, sobre todo la vista – puntualizó.

Puso su mano en uno de los hombros de Luke cuando entró en la bañera y, aunque no sabía si sería demasiado, directamente quedó sobre él. Bajo el agua, sus piernas abrazaron el cuerpo ajeno y sus cuerpos quedaron enfrentados una vez más. Él no era mucho más alto que Mónica pero sí más corpulento, por lo que cuando sus manos se deslizaron por los brazos del mago una vez más hasta abrazarse a él, pareció muy pequeñita.

- No sé lo que has hecho conmigo – murmuró mirándolo a los ojos. Había llevado sus manos a ambos lados del rostro de Luke y sus labios se habían quedado de nuevo todo lo cerca que podían antes de besarse-, pero sinceramente me encanta – tras las ultimas palabras se acercó a él tanto como pudo y no supo si aquel calor que la envolvía provenía del agua, del mago o de su propio interior. Suspiró y justo entonces volvió a besarlo con tanta pasión que creyó que se perdería a sí misma.

 

@ Luke Abbott

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  • 9 meses más tarde...

No había estado en Inglaterra por demasiado tiempo, miré mi barba en el espejo y era sin dudas una clara muestra de cuánto llevaba desaparecido. La arreglé con magia y barbería como pude, los cabellos habían sido otra historia similar. ¿Por qué estaba de regreso en Edificum Destiny? La realidad es que los rumores habían sido muy fuertes. Una joven bruja me había contactado un par de veces, pero me lo había ocultado, ella era su amiga quizás por protegerla no me había dicho nada.

Me desplacé desnudo por el cuarto hasta donde estaba acomodada mí ropa, Leto se había tomado la molestia de elegir un traje a medida para mí, el adecuado para la ocasión. Lamentaba no haber llegado a tiempo para su despedida pero quizás fuera lo mejor, mí elfo había averiguado que los novios la habían celebrado en conjunto. ¿Tanto la manipulaba? No, no debía engañarme, ella parecía estar "enamorada" de aquel hombre y yo, yo había perdido la esperanza al perderme en mi propio mundo. 

Me fui vistiendo como en cámara lenta, había llegado tarde a todo así que llegar tarde a la boda no era algo que pudiera considerarse inusual. Tomé la colonia de la mesa de noche y eché unas gotas en el pañuelo y mis ropas, como si no me hubiera alcanzado echar sobre mi piel la salir del baño. Cualquiera diría que me quería hacer notar, aunque estaba seguro no había olvidado mi aroma del día que me había visitado. Lancé una carcajada al recordar ahora a la pícara niña que me había robado la toalla. Qué tiempos aquellos.

Corté un pimpollo de rosa blanca y lo puse en el ojal de mi solapa. Sí, llámenme anticuado, pero me parecía que le daba un toque sofisticado a mi aspecto y sin dudas era como ir a mi velatorio. ¿Por qué no llevar flores a él?


 

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~ Muchas gracias Mi Reina ~

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  • 4 meses más tarde...

Por lo general, los días solían antojarsele largos y aburridos, sin demasiada emoción más allá de la que le brindaban su familia, entrenar y alguna que otra reunión acalorada en el palacio de Holyrood. Kamra solía pasar sus noches anhelando la presencia de la única persona que le traía verdadera alegría, aunque aquel pensamiento solo le hacia cuestionarse a sí misma si todo lo demás que tenía en su vida no fuera ya algo precioso. A su vez, ella se sabía a sí misma una persona egoísta, y cuando se trataba de ella Kamra no tenía reparos ni una pizca de vergüenza en admitirlo: por ella era débil y fuerte a la vez, egoísta pero de alguna manera le hacía ser una mejor persona, despiadada y blanda con una sola palabra de su boca. 

Ashryver subía los escalones del sitio residencial donde habían acordado su encuentro, prefiriendo el largo camino cuesta arriba para calmar a su impaciente corazón. Acudía allí por asuntos de la corona, asuntos que eran vitales para sus aliados y Escocia aunque esta no estuviera en gran peligro de ser atacada por cualquiera de sus enemigos. Su país, aunque fuerte, aún sentaba las bases de su nuevo sistema político, y había quienes se oponían a ella como legítima Reina, en vez de pertenecer a los Windsor de Inglaterra. 

Leslie - el nombre pasó como una caricia por su mente - representaba aunque aún no oficialmente al pueblo de Irlanda, una pieza clave para el futuro, para la nueva era que tenía planeada. Llevaba consigo el papel que ambas deberían probar, una promesa de unión que sería pactada en cuanto Leslie subiera formalmente como señora de Irlanda, lo que pasaría en poco tiempo. 

Al llegar frente a la puerta del departamento indicado, Kamra miró hacia abajo a sí misma, contemplando el vestido negro que se abrazaba a su torso y resaltaba su busto para luego caer pomposo hasta la mitad de sus pantorrillas. Una corona negra descansaba sobre su cabeza, el cabello blanco ondulado cayendo libre por sus hombros de manera casi provocativa y el único color vibrante de su atuendo era el carmín de sus labios. Le había sorprendido aquel lugar para su reunión, pero la idea de estar alejadas de las cortes de sus países le hacía unas curiosas cosquillas sobre la piel. 

Con anticipación y una sonrisa en los labios, tocó tres veces a la puerta, sintiendo el dulce aroma de su amada acariciando sus sentidos, y aguardó. 

@ Leslie Ashryver PB

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