Rory Despard vs Azrael Licaon

[Rory Despard]

Se había prometido no caer de nuevo en esos lances, pero allí estaba, convencido por las palabras del elocuente Señor Ebori, de que si participaba, una generosa donación llegaría para la Casa de Socorro de San Judas de Tadeo, donde venía apoyando en los últimos meses. Suspiró entonces, dejando que el aire entrara a sus pulmones y le despejara los naturales nervios que todo enfrentamiento le provocaba.

 

Las ropas que llevaba ese día no eran nada del otro mundo: Unos pantalones sueltos, con algunos remiendos, una playera de algodón que le quedaba bastante bien a pesar que la había comprado de segunda mano y sobre ella, una chompa gruesa tejida a mano por su madre. No llevaba ningún sombrero cubriendo su horrible pelo rojizo, porque sabía que estos podían ser una desventaja en los enfrentamientos, y los zapatos eran unos sencillos botines de campo, un tanto pesados.

 

En el cuello, infaltable, su cruficijo de madera se mecía apenas, con cada paso que daba, y junto a él, se bamboleaban también los múltiples amuletos y artilugios de la magia uzza que cargaba consigo.

 

Desconocía por completo a quien era su oponente en ese duelo, pero lo distinguió, del otro lado de aquella colina, que en primavera resplandecía de verdor y de color con flores de todos los tamaños y tipos, pero que ahora tenía sobre sí el manto blanco de la nieve que no había dejado de caer en toda la tarde. Calculó, a simple vista, que unos siete metros debían separarlos, y a medio camino de ellos, un cúmulo de piedrecitas sobresalían, y Rory tenía la sospecha que alguno que otro bicho podía estar oculto entre ellas, pero era difícil asegurarlo teniendo tan bajas temperaturas.

 

- Un gusto señor, me llamo Rory Despard- indicó haciendo una venia, y sacando la varita del cinto donde solía cargarla, la sostuvo con firmeza en su mano derecha- confío en que este duelo sacará lo mejor de cada uno ¡y que gane el mejor!

 

¿Estaría siendo excesivamente cortés? No podía confiarse en nadie de Ottery, pero aun así, no parecía el señor Ebori una persona que pudiese tranzar con personas crueles, así que no tenía ningún motivo para creer que estuviera frente a un mal elemento de la sociedad. Con todo, si estaba a su alcance, debía capitalizar todas las ventajas posibles, así que rápidamente pensó en un arena de Hechicero, que de forma inmediata y suelta en el aire sobre su oponente, lo cegó impidiéndole ejecutar cualquier hechizo que requiriese puntería.

 

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PP: 8

PV: 100

[Thoth]

Titiritero

 

La visión del egipcio se comienza a perder rápidamente, producto a una interesante estrategia. No obstante, pudo captar algunas siluetas ante que dejará de ver.

 

-Vara de Cristal.-

 

Su objeto mágico adquirio su forma de cristal, dotándole ese poder que le daba cierto certeza que ciertos eventos ocurrieran.

 

-Expelliarmus.-

 

Y de la mano de su rival sale desprendida la varita a unos siete metros de distancia, haciendo que ésta se encontrará desarmada, pero los planes del oscuro mago que se encontraba ciego era perversos, por lo que viéndose limitado, simplemente uso lo que tenía a su disposición para seguir atacando de una forma despiadada, como solo alguien de su calaña era capaz de hacer, este no sabía lo que ocurría a su alrededor, a salvo de lo que olfateaba y escuchaba con sus sentidos de licántropo.

 

-Cinaede-

 

Menciona y crea en la bruja unas heridas grave al instante, además que le obstrue sus vías respiratoria con una letal toxina, la cual comienza hacer efecto, ocasionado que muriera lentamente, éste se preguntaba el resultado del mismo, mientras que en su mano izquierda jugaba con una de sus dagas de los Guerreros Uzzas, este no se encontraba limitando, dado que su rival no mostro signo o usar algo para que se limitará, por lo que estaría dando lo máximo como criminal al momento del combate.

 

En ese momento en la mente del egipcio pasaba algunas imágenes del lugar, de lo que su visión había captado. Este paisaje era un ambiente natural, cuya brisa era fresca, sus pies acariciaban la mano, su prenda inferior era una de color blanco con dorado, y no poseía prenda superior, y su rostro se encontraba oculto por su mascara de zorro blanco, la cual era su artilugio como Mortífago, por lo cual no podía ser transformada. A diferencia, del crucifijo y otras prendas que su rival llevaba, éste no las evocaba, pero tenía uso y razón de la misma. En segundo algunos cristales de la Arena del Hechicero se comienza a caer, pero aún no recuperaba su vista el egipcio.

 

-Perdón.- Comienza a expresar. –Soy el Titiritero. – En eso se acuerda de la pregunta de la mujer. –Debo admitir que es divertido jugar a ciegas, me pregunto si podré ganarle. – Una sonrisa se le crea en el rostro, pues la emoción de luchar en esas condiciones era muy emocionante.

[Rory Despard]

Rory no es capaz de ejecutar un hechizo de semejante poder, pero es bastante consciente de sus efectos, así que al ver la varita de Azrael cambiar de forma, sabe que el hechizo para desarmarlo no necesitará viajar ninguna distancia, sino que tendrá un efecto inmediato. Observa entonces como su varita, producto del expelliarmus, sale disparada de él, afortunadamente a una distancia en qué resulta posible recogerla y permanecer en la batalla.

 

Bendito Dios, que después de todo, el rango de desarme no fuera más allá de los cinco metros. Cuando toma su varita, es que nota que su contrincante, obviamente no ha perdido el tiempo y la dificultad que empieza a experimentar para respirar, hacen que confirme que ha caído bajo los efectos de un cinaede. Está, ciertamente, en una desventaja, pero frente al riesgo de que se agrave, no le queda más que asir firmemente su varita y pensar en un anapneo que de inmediato destapa sus vías respiratorias, devolviéndole con ello, la vida que sentía se le estaba escapando.

 

- Muy osado de su parte señor, ya veo que pretende usted ganar a toda costa- ¿por qué seguía siendo tan cortés cuando el hombre mostraba un claro interés en inflingirle el mayor daño posible? Rory no puede dar respuesta a ello, pero probablemente fuera, que a pesar de todas sus rarezas, el hombre seguía siendo un hijo de Dios, tanto como él, aun si su camino estuviese apartándose de la senda que el divino consignaba para las nobles almas.

 

Pero no podía confiarse. Ya no más. Tenía que revertir esa situación así que no se le ocurrió nada mejor que pensar un curación para terminar de restaurar su energía vital para el combate, y con la mirada atenta examinó a su oponente, atento a su siguiente movimiento.

......

 

PP: 8

PV: 100-30 + 30 = 100

[Thoth]

-Desmaius-

 

Hace pausa y su rival cae desmayado y no termina dirigirle las palabras por completo, solo logra pronunciar "Muy osa". Esto fue producto porque su encantamiento se encontraba bajo los efectos aún de su poder ancestral y esto ocasiona que el mismo se vuelva un efecto. Ante la nulidad de su oponente, la misma al caer se produce un un daño leve al caer de buses al suelo, golpeándose así la nariz y produciendo un leve sangrado, quizás algunos rasguños en su cuerpo. Aunque, al fin a cabo la misma dormiría algunos minutos.

 

-Cinaede-

 

Volvió a conjurar y su rival volvió a estar envenenada, causándole nuevamente un daño grave y que sus vías respiratorias estuvieran obstruidas. El mismo observó que comenzaba a tener cierta ventaja, pero ya estaba deseo de usar las maldiciones imperdonables, además que su visión en ese segundo la comenzaba a recuperar, luego de haber hecho ese ataque contra su rival, notando que para ese momento su oponente se encontraba consciente, y en problema, por ahora sólo se había limitado a jugar, ya que deseaba usar nuevamente esas maldiciones y pronto las usaría contra ella. Sin embargo, siguió alerta de la situación, esperando el momento oportuno de dar así su estocada final. Éste se preguntaba si su rival se arrepentía de haberle hecho frente en ese lugar o si por el contrario aún se encontraba confiada en vencerlo.