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El Secreto de los Centauros


Niko Uzumaki
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- Fueron los Nundus, estaba jugando con ellos antes de venir - Habló, en respuesta a la pregunta de Niko, pero sin percatarse aún de lo que salía de entre las sombras - Cuando mi elfo me entregó tu aviso, me olvidé de cambiarme la ropa. Pero así mejor, no daño más prendas - terminó de decir, encontrándose con que todos miraban congelados en una misma dirección.

 

La sombra que los perseguía resultó ser Argón, una gran acromántula que ahora amenazaba con matarlos junto a un infinito desierto de arañas más pequeñas. Ya los Augurey eran nada a comparación de lo que en frente se encontraba. Zoella estuvo a punto de gritar, pero se cubrió la boca y dio pasos para atrás, quedando al final del grupo con Gatiux, quien comenzó a buscar algo en un mapa tan pronto como el Tonks atacó a las criaturas. La calva le tenía cierto pavor a las arañas, pero intentaba no mostrarlo ante sus compañeros de aventura.

 

Escuchó a la bruja decir que la cubrieran, y nadie pareció escucharla más que ella. Alzó la varita esperando a que algo llegara mientras la pelivioleta realizaba una magia que Triviani no supo reconocer. La tierra comenzó a temblar, mientras una grieta se abría en el suelo a unos centímetros de donde ambas estaban.

 

Un pasadizo a oscuras fue todo lo que se abrió, con unas escaleras que iban en descenso. Triviani observó a donde los otros estaban, le dio una última mirada a Gatiux y negó – Voy primero, mientras más lejos de esas cosas, mejor – murmuró, invocando un lumus en su varita y corriendo a aquel nuevo espacio desconocido, del que no sabían a que los iba a llevar.

 

Triviani escuchó pasos a sus espaldas, pero no se detuvo en su huida. Sus piernas corrían y corrían en la oscuridad que solo era iluminada por la tenue luz de su varita. No supo cuantos metros corrió, pero a un punto de todo el camino observó una extraña luminiscencia en la lejanía.

 

No se detuvo, ya sabía que todos la seguían y aceleró el paso saliendo por una caverna extraña a unos metros de altura del bosque frente a sus ojos. Se detuvo justo a la orilla y esperó a que los demás llegaran a donde ella se encontraba. Los pasos se fueron acercando, hasta que todos se detuvieron a la par de ella o pasos más atrás, Triviani buscaba en las orillas alguna clase de forma para bajar, sus ropas todavía estaban dañadas y escalar ya no las dañaría más.

 

Sin decir nada, comenzó a descender sosteniéndose de las piedras que sobresalían por toda la montaña. observó hacía arriba y sonrió con inocencia - Los veo abajo - y siguió su camino como si anteriomente una araña no hubiese estado a punto de matarlos.

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- Gracias por cuidarme las espaldas. -dijo Gatiux cuando acabó de abrir el pasadizo y se encontró con Zoella- No quería que me picara una de esas cuando no me diera cuenta.

Fue entonces cuando reparó que la chica parecía ir vestida a la expedición como si la hubiesen atacado unos cuantos animales antes de llegar con el resto. Explicó que le habían atacado unos Nundus antes de salir de casa y que con la emoción de recibir la carta de la expedición se le había olvidado cambiarse. Gatiux suspiró flojito. Si a ella se le olvidara cambiarse, como otras veces le había pasado, habría ido con un vestido y tacones. Habría que tenido caminar descalza durante horas mientras le arañaban las piernas los matorrales y ramas bajas.

Zoella fue la primera en empezar a bajar los escalones. El pasadizo tendría que ser. Zoella ni siquiera había dudado cuando vio la oportunidad de correr de las Acromántulas corriendo por el pasadizo como alma que lleva el diablo. Gatiux miró al resto del grupo antes de tomar la misma dirección en la que fue la otra mujer, dejando atrás a las Acromántulas. Al fin y al cabo era la decisión más acertada si más adelante no encontraban al resto de familiares de aquellas arañas.

- Lumos.

Quizás necesitaría la varita para defenderse de otra cosa, y en tal caso se quedarían a oscuras contra lo que fuese si decidían protegerse todos a la vez. Sacó una linterna muggle redonda y aplanada de la mochila, que se ató en la cintura con un cinturón de velcro, apuntando hacia delante. Así tendrían una fuente de luz constante que no dependiera de las varitas.

- Nox.

El pasadizo no bajaba demasiado profundo, a las pocas escaleras de bajada el camino se allanaba y dejaba paso a una gruta de tierra y piedras, oscura eso sí, como la boca de un lobo. De alguna parte llegaba el sonido de unas gotas de agua, cayendo sin descanso de una en una. Un sonido tranquilizador en lugar de las patitas y las mandíbulas de las Acromántulas abriendo y cerrándose con desagradables chasquidos.

Y aunque había perdido a Zoella de vista durante algunos minutos por la velocidad con la que había huido la muchacha, el camino se fue aclarando, y poco a poco la luz. Zoella los esperaba en la salida del pasadizo, otra vez bajo la luz del cielo, al borde de una pequeña declinación del terreno que podrían descender con normalidad, teniendo un poco de cuidado de no caerse y arañarse con alguna piedra.

Apagó entonces la linterna y la guardó en la mochila con el resto de sus pertenencias.

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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Gatiux logró abrir un pasadizo por el que todos debían ingresar y comenzar a correr tan rápido como pudieran. Los fantasmas de Niko se encargarían de evitar que las acromántulas pudieran seguirlos y además eran muy grandes para pasar por el estrecho pasadizo perfecto para el tamaño de los 5 magos. De igual manera al ingresar el último de ellos se cerraría y nadie más podría pasar, bueno tal vez sí pero tendrían que pasar por la misma situación que ellos y algunos no tendrían tanta suerte.

 

- Lumus - Niko siguió a Zoella y Gatiux esperando que Candela y Orión hicieran lo mismo pronto para cerrar por completo el pasadizo. Literal era una carrera por la vida así que tenía que moverse muy rápido para salir de allí y ojalá encontrarse con algo mucho mejor y que no les quisiera hacer daño. Aunque a decir verdad sabía que sería poco probable encontrarse con algo así, siempre debía estar preparado para lo peor y esta vez no sería diferente.

 

- Los veo abajo - Fue todo lo que escuchó cuando por fin lograron salir del pasadizo - No puede ser - Pensó, odiaba tener que escalar y había olvidado traer su Alfombra mágica pero de repente recordó que no era el único objeto que tenía para volar. Dejó caer su mochila al piso y comenzó a buscar por todo lado en ella hasta lograr encontrar lo que necesitaba: Su Nimbus 2001. Era un mago y no estaba dispuesto a bajar de la montaña escalando si podía volar sin necesidad de ensuciar su ropa o arriesgar a herirse con una de las rocas.

 

- Yo no pienso escalar, volaré - Se subió a su escoba y comenzó a volar mientras acompañaba a Zoella en su labor manual. No sería tan malo como para dejarla sola pero tampoco la acompañaría a escalar - También podríamos haber abierto un portal - Conocía los poderes necesarios para realizar un portal que los sacara de la parte alta de la montaña pero dejaría dichos hechizos para más adelante de ser necesario hacer uso de ellos.

 

Una vez todos llegaran hasta abajo podría continuar con la búsqueda de la vivienda de los centauros. Sabía que el encuentro con ellos podría no ser el mas amigable pero si lograban ganarse su confianza al menos saldrían vivos y ojalá con algo más. No pensaba irse con las manos vacías y regresar ante el Ministerio de Magia Inglés sin haber logrado conseguir algo útil para los intereses de la institución mágica.

 

Al llegar al punto de encuentro guardó nuevamente su escoba en su mochila y organizó un poco todo lo que estaba en su interior. Algo le decía que necesitaría usar más cosas de las que allí se encontraban pronto y deseaba estar preparado para ese momento. No le gustaba actuar bajo presión así que prefería ir un paso adelante.

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Cuando el pasadizo se abrió, tardó unos minutos en escabullirse por allí pues una de las acromántulas muertas a manos del Tonks había caído a los pies de la gitana, por lo que aprovechó el momento y le quitó un colmillo que guardó en el bolsito atado a su cintura. Dio un último vistazo a la escena que estaba dejando atrás y se zambulló en la oscuridad de ese pasillo que, más que salvarlos, parecía invitarlos a una muerte más horrorosa.

 

Candela escuchaba el ruido de las pisadas de sus compañeros, pero no podía determinar si estaban delante o detrás de ella, más que por la tenue luz que, por el color de cabellos que alcanzó a distinguir, portaba Gatiux. Si los pasos más pesados eran de Orión a su espalda, no lo podía saber con seguridad, a pesar de que prefería pensar que sí. Sería un resultado atroz en el evento que se tratase de una araña gigante que se hubiese colado junto con ella.

 

Tampoco pienso escalar. —sentenció una vez que estuvo a la par de los demás. Respiró un poco aliviada al darse cuenta de que, quien iba detrás, efectivamente era el patriarca de los Yaxley.— Intenta augurarnos un futuro más saludable, la próxima vez que abras el hocico. —le dijo al mago. Arrugó la nariz al ver desaparecer a Zoella y sacó su varita para invocar un portal.

 

Hacía muchos años que había colgado la escoba y le daba cierta nostalgia ver una, sus ánimos solían venirse a menos cuando tocaba su Saeta y había decidido no usarla más. — Fulgura Nox. —el portal se abrió en el borde de la caída y se ensanchó hasta llegar al tamaño de una persona de estatura promedio.— ¿Saltas o cruzas? —preguntó a Gatiux a modo de invitación.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Orión blandió la varita y comenzó a lanzar hechizos explosivos de un lado al otro para evitar cualquier acercamiento con alguna acromántula. El mismo mago, tenía muuuuy dentro suyo, un chip que se encendía en cada batalla. Entraba como en un modo automático donde el instinto de supervivencia y las ansias de guerra primaban por sobre otros mecanismos de acción. Por eso la varita iba tan natural de una mano a la otra. El ejército de fantasmas de Niko fue clave, porque, además, le permitió reposicionarse.

 

Sacó un cuchillo de su monedero Mocke y se lo clavó en la cabeza de una de las arañas que había escapado al aura protectora. Aprovechó el impulso, pegó un salto y rodó por encima del cuerpo chillante a la que le estaba quitando la vida. Con la varita apuntó el abdomen de otra que había saltado a su ataque y la hizo explotar a metros suyo, llenando de sangre y viscosidades acromantulánticas (sí, existe esa palabra) toda su existencia.

 

Pasó la mano por los ojos para quitarse las entrañas y ver si el resto de sus compañeros necesitaban ayuda. Fue ahí cuando se dio cuenta que estaba solo. Se llevó la mano a la cara, se subió al cadáver al que Candela le había quitado el colmillo y, explotando el cuerpo, salió volando hacia el pasadizo, sintiendo cómo este se cerraba con fuerza detrás de él. Rodó un par de veces en la piedra del escape improvisado y tambaleando siguió el curso.

 

Necesitaba un té. Y un baño.

 

Por más que el sol estuviera casi que poniéndose y tras una gruesa capa de nubes, Orión se encandiló cuando pisó fuera de la cueva.

 

- No pdcCOF –tosioestornudó básicamente por toda la tierra que había tragado. Con semblante serio, sacó un pañuelo y se sacó un poco más de moco de acromántula de la cara- Haré lo que puedo Candela, pero la próxima si decidimos escapar, avisen antes de que me vuelva full Rambo –le respondió mientras le ponía toda palma de la mano en la cabeza para despeinarla.

 

Cuando vio el portal, le metió un empujón amigable.

 

- Anda, que se nos hace tarde mientras entraba al portal le tendió la mano a Gatiux-. Te daría un beso, pero primero un baño ¿no? –estaba con la adrenalina al palo- ¿Me perdí de algo?

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La calva bajó en su escalada, escuchando a Niko hablarle a sus espaldas mientras volaba sobre la alfombra, haciéndole algo de compañía mientras descendía. Zoella le observó por sobre el hombro y rió suavemente, ella no le gustaba depender de la magia, y siempre hacía lo posible por no usarla en labores tan sencillas como descender una montaña... Bueno, sencilla para ella, a quien le encantaba esa clase de peligro.

 

- ¿Y la diversión de eso donde queda? - contestó, lanzándose a pocos metros del suelo. Triviani cayó sobre sus piernas y se agachó, amortiguando la caída mientra Niko llegó al punto de encuentro de todos, segundos después Gatiux, Orión y Candela llegaron tras un haz de la noche invocado por su madre.

 

La bruja no esperó mucho tiempo y comenzó a adentrarse al bosque, siguiendo el sonido de los cascos que cada vez era más nítido, más fuerte. La calva no sabía si sus compañeros la seguían o no, pero ella se dejaba llevar por el ruido que el viento transportaba con cada soplido, haciéndolo llegar a los oídos de cada uno de ellos. La bruja llevaba su varita en mano, como siempre. Preparada para cualquier cosa, atenta a cualquier ruido o ataque ajeno a los normales de la naturaleza.

 

La calva bajó la mirada, y se encontró con múltiples pisadas de cascos, los mismos cascos de los centauros que había escuchado tiempo atrás. Alzo la mirada y giró su cuerpo, caminando hacía atrás - ¿Vieron las pisadas del suelo? ¿Estaremos cerca de los centauros? ¿Creen que pueda montar uno como caballo? ¿Se dejará acariciar como los Hipogrifos? - interrogó la bruja, a sabiendas de que la mayoría de sus preguntas eran quizás sin sentido y no daría pie a respuesta alguna por parte de sus compañeros.

 

Triviani quería encontrarse con un Centauro, su instinto curioso le ordenaba preguntarles mil cosas por segundo. Había leído de ellos toda la información posible cuando estudió cuidado de criaturas, e incluso había explorado el bosque prohibido en busca de alguno con el que hablar, solo si este no la mataba primero. Esta vez debía de trabajar la confianza que establecería con ellos, siendo este el inicio para poder encontrar respuestas a las preguntas que estas criaturas enigmáticas que causaban.

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