MISION Fawkes

[Nate Weasley]

Nathan alza una ceja en sorpresa al ver a su líder acabar con la vida de uno de los mortífagos, quien en cuestión de segundos dejó de borbotear sangre para abandonar el mundo en un quejumbroso respiro. Pura y natural como fuese la magia de los Sacerdotes de Avalon, no podía esquivarse el hecho de que había acabado con la vida de aquel hombre. Aún recuerda vívidamente como días atrás les había opuesto amplia resistencia a la idea de acabar con el Inquisidor, y si bien él comparte gran parte de la dicotomía que le generaba la difuminada línea moral en la que normalmente obran, le sorprende el cambio de paradigma en el accionar del pastor.

 

– Efectivamente. – contesta a Martín. – Pero no aquí, estamos demasiado expuestos. – agrega, segundos después, para luego desenfundar su varita. – Levicorpus – pronuncia, y uno de los cuerpos se alza en el aire y comienza a moverse en dirección a la casa frente a la cual se encontraba Martín. La casa de los Dumbledore.

 

MInutos más tarde, Martin, Rory y el Weasley se encuentran dentro de la abandonada hacienda. Las criaturas de las sombras vigilian a dos de ellos mientras el cadáver del tercero yace en un rincón de la habitación. El cuarto de ellos, que parece ser el más grande, está sentado en una silla con los pies y manos atadas. Sin varita. Nathan apunta la varita hacia la cabeza del mago, cierra los ojos y conjura un Legeremens que le da acceso a la mente del mortífago.

 

Por un segundo, no ve más que oscuridad, y sin embargo de a poco los pensamientos del hombre toman forma en la medida que encuentra lo que busca. Cada una de las imágenes que se suceden son más preocupantes que la anterior, y sin embargo se esfuerza por mantener la concentración hasta asegurarse de que no queda nada más por ver allí. Agobiado por lo que acaba de ver, interrumpe la conexión con la mente del mortífago, y mira a sus dos compañeros.

 

– Saben quién es Freya. Saben donde está el templo. – comenta, angustiado. Vuelve la mirada hacia el hombre una vez más antes de decir. – Sé donde está Fawkes. Abbadon.

[Rory Despard]

Estaba con Nathan en que no era seguro para ninguno permanecer allí, así que lo siguió en silencio hacia la residencia de los Dumbledore, con las palabras de Black todavía danzando en su mente. Era verdad que la mayoría tomaba distancia de su prédica religiosa, aunque ninguno a pesar de eso se había mostrado ofensivo con ese lado que para Rory era pieza fundamental de su identidad, de lo que era, y que incluso lo había impelido a ser parte de la Orden del Fénix.

 

Dentro de la residencia Dumbledore el interrogatorio dio comienzo , aunque de una forma distinta a como él había imaginado en un inicio. Nathan no parece estar para la labor de preguntar y Rory nota entonces como el mago emplea la habilidad de la legeremancia para hacerse con la información que aquel mortífago estaba guardando celosamente. Presenciar el acto es un tanto desagradable para él, más cuando nota que unas finas líneas de expresión se forman en el oscuro, delatando que lo que está viendo resulta lesivo a los intereses del bando y la misión que los tiene reunidos.

 

Cuando finalmente Weasley se decide a hablar, la sensación que lo invade es agidulce. Tienen una pista, sólida, de como llegar al fénix Fawkes, pero que desde el bando oscuro se hayan hecho con información del templo solo significa que tienen menos tiempo para esa misión y para asegurar que un espacio fundamental y sagrado sucumba al poder maligno.

 

– No hay tiempo que perder entonces, tenemos que partir allí cuanto antes.

 

Abaddon era hasta donde recordaba Rory, la prisión que en tiempos antiguos, la orden había empleado para encerrar a los mortífagos capturados en batallas. Él no sabía del todo bien las circunstancias por las cuales aquel espacio había dejado de utilizarse, pero si había escuchado que una magia residual muy potente protegía la edificación hasta el presente. Siendo una edificación de grandes proporciones, encontrar al ave no iba ser sencillo, pero además tenián todavía el inconveniente sobre qué hacer con los mortífagos de la sala.

 

No era una opción llevarlo, mas tampoco el deshacerse de ellos. Suficiente había sido que la lanza de Assal hubiese acabado con uno de ellos, al menos para Rory, que no quería cargar el peso de ninguna otra muerte más por esa noche.

 

– Alguien tiene que quedarse a vigilarlos, podría encargarme yo, si lo desean, y realizar una purificación espiritual que destierre de este espacio y de las almas de ellos, todo lo corrupto. Sospecho que allá encontrarán un reto más difícil y mis poderes, definitivamente, serán muy limitados para la tarea que les espera.

 

Sus ojos fueron de Martin a Nathan, e incluso a aquella sombra que todavía no se revelaba del todo, pero que Rory había identificado como noble y leal a los intereses de la Orden del Fénix.

[Goderic Slithering]

Goderic no se sorprende ni le molesta que lleven la conversación dentro de la casa de Dumbledore, le parece la decisión más sabia. Sin embargo, la leve sensación de orgullo desaparece rápidamente al notar que solo se dignaron a entrar a la casa y no a aplicar algún tipo de protección. Teniendo el Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos ¡qué tan fácil es proteger la información que recauden! Pero no, solo se habían protegido de ser vistos pero no de ser oídos.

Teniendo sospechas de tener espías o de que alguien les estuviera espiando ¿no era lo más normal protegerse contra ello? La decepción, que poco a poco se convertía en una especie de ira, le tentaban a entrar y sermonearles allí mismo, incluso a costa de mantener su rol de ser un guardián entre las sombras. Sin embargo, la búsqueda de Fawkes en Abaddon le resultaba más atractiva que hacer un sermón que podría disminuir la moral del equipo.

Además, debía agradecer su descuido ya que, gracias a la falta de protección, le resulta fácil escuchar la conversación con su Anillo de Escucha que yacía en su mano izquierda. Al escuchar los planes de Rory de quedarse resguardando a los prisioneros decide romper su sigilo y hacerse presente. La búsqueda de Fawkes se tendría que hacer a la luz y Rory serviría como distracción para una parte de sus enemigos con un posible intento de rescate.

– Pues en marcha, sabemos la ubicación de Abaddon ¿no? – señala entrando sin mucha cortesía al lugar. Claramente, activando su anillo antiescucha.–Rory, si te quedas cuidando a estos...– aguarda un momento tratando de encontrar un epíteto no muy desagradable ni muy suave.–... a estos inútiles enmascarados, ten cuidado. Seguro alguien vendrá a rescatarlos por muy irrelevantes que sean, supongo que algo de honor tendrán y buscarán al menos sus cadáveres.

Su sombra ya se había desvanecido hace un tiempo, luego de no encontrar nada sospechoso pero siempre habían métodos de camuflaje que podían escapar de una búsqueda tan superficial como aquella como la capa de invisibilidad. Ya que su misión acababa de cambiar de lugar, necesitaba resguardar su energía y mantener a su sombra explorando le parecía un potencial desperdicio de energía. No dudaba que la estancia de Rory sería tranquila, aunque eso mismo le daba algo de temor, aunque mientras el religioso se mantuviera en vida poco le importaban los prisioneros.

Espera paciente a que algún compañero declare conocer la ubicación de Abaddon, Goderic estaba altamente seguro de que quien lo hacía era Nathan ya sea por experiencia previa o por navegar en la mente del mortífago. Saca de su monedero de piel de Moke, un bocadillo dulce a base de chocolate aprovechando el repentino “relajo” que implica discutir planes. Ofrece a sus compañeros en caso de que quieran probarlo aunque sospechaba que pocos lo aceptarían.

[Hannity Ollivander Evans]

Hannah Rambaldi

 

En todo aquel recorrido que habían hecho desde su llegada a Valle de Godric, la imagen que se mantenía en su mente era la del joven Despard utilizando aquel hechizo que para ella era desconocido y asegurando que aquello le daría paz al mortífago herido.

En ocasiones aquel porte bondadoso del predicador contrastaba con el hecho de que lo había visto antes utilizar magia que ella no conocía y sobretodo con una frialdad inimaginable para un hombre como él.

 

Dejó de pensar en ello, era un alivio para ella que el predicador fuera parte de su bando, de lo contrario no creía que quisiera ver que era todo aquello que el joven escondía tras esa pinta de bondadoso.

 

Mientras sus compañeros de bando habían entrado al hogar de los Dumbledore, ella se había retrasado bastante, pero no era por que no quisiera entrar o se arrepentía de aquella misión, no. Desde el momento en que uno de los mortífagos había dicho que revelarían todo lo que sabían, Hannah había tenido la sospecha de que aquellos personajes no pertenecían verdaderamente al bando tenebroso, era más bien una especie de anzuelo en quienes habían lanzado la maldición Imperius y esta dejaba de perder su efecto. Esa idea se consolidó aún más cuando un hombre de aspecto sospechoso rondaba el lugar y parecía señalar con la varita a un grupo de personas que, a esas horas aún se encontraban en un pub.

 

La rubia sacó de su bolso una capa color plateada y la colocó encima de ella, alejándose del grupo con el que entraría a la antigua casa de los Dumbledore.

 

Sus sospechas no tardaron en materializarse, había un mago extraño en aquel pub, con un par de acompañantes que seguramente esperaban a los que habían atacado a sus compañeros, al parecer ya se iban, pero la rubia tenía la sospecha de que regresarían pronto en caso de no tener información de sus compañeros, de los cuales uno ya estaba muerto.

 

Hannah regresó donde sus compañeros justamente cuando el Weasley les decía a los otros lo que había visto acerca del fénix. Estando allí, a salvo, se quitó la capa de invisibilidad.

 

-Caballeros, yo me quedaré con el señor Despard, hay unos cuantos probables mortífagos más esperando a estos...- señalo con la varita a los hombres -No dudo de la capacidad del señor Despard para defenderse, pero supongo que puedo serle de alguna ayuda...

[Rory Despard]

Había identificado una presencia durante la batalla, pero era apenas ahora que entraba al recinto y se presentaba ante todos, que caía en cuenta que se trataba de Goderic. Usualmente reservado, lo que sabía de él era que nunca daba un movimiento sin evaluar mucho antes todas las posibles consecuencias. Su capacidad estratega y fama en las batallas también era algo de lo que Rory había escuchado mucho dentro del bando.

 

Ahora entendía que era debido a su presencia y magia de la orden oscura que había sentido tan denso y pesado el espacio donde se había dado la confrontación con los mortífagos.

 

– Es un hecho que ellos vendrán, la necedad de sus almas les instará a ellos. Pero estoy seguro que puedo hacerles frente.

 

Intentaba sonar más convencido de lo que en realidad estaba, pero por alguna razón no quería que Goderic, Nate, incluso Martin, lo considerasen incapaz de aquella tarea ¿era acaso una muestra de soberbia y egocentrismo eso? Mientras tomaba un poco del dulce que Weasley ha compartido con los demás, todavía la idea da vueltas en su mente, mezclada ya con un poco de culpa y duda sobre si aquella nueva responsabilidad contraida en el bando no estaría convirtiéndose en una tentación para apartarlo del camino humilde y de legítima ayuda sin esperar nada a cambio, que es como ha intentado manejarse por la vida hasta entonces.

 

La llegada de Hannah lo sacó de sus cavilaciones. Había estado ya preguntándose donde es que la muchachita podía haberse quedado, y no se sorprendió que la mujer hubiese optado por vigilar más allá del sitio del enfrentamiento, otros espacios que pudieran dar más pistas de cómo es que aquellos enmascarados los habían emboscado, y sabían en cierto sentido, que llegarían allí.

 

Apenas contuvo un gesto de alivio al saber que no iba quedarse solo en la tarea de custodiar a los mortífagos capturados.

 

– Excelente Hannah, estoy seguro que los mantendremos a raya. No obstante, creo que sería bueno desde ya poder trazar un plan ante un eventual ataque.

 

Nate y Goderic partirían en cualquier momento. Por anteriores misiones sabía que nada garantizaba más el éxito de una operación que la combinación de poderes de los clanes, y solo por eso, una pequeña espina de temor se instaló en él. No dudaba del enorme poder de los oscuros, pero precisamente por la clase de magia que manejaban, estaban seriamente expuestos a inestabilidades que podían traer graves consecuencias.

 

– Que Dios los proteja muchachos– murmuró y se giró entonces hacia Martin a quien no había escuchado hablar hasta ese momento– ¿tú irás con ellos o te quedarás aquí?

[Martin N Roses]

Las palabras de Nathan fueron como un puñal que lo atravesó en el medio del pecho, cuando ingresaron a la casa de los Dumbledore e interrogaron, mediante magia, a uno de los magos tenebrosos. Los mortífagos no habían llegado al Valle de Godric de forma casual, lo cual era en sí mismo preocupante, pero que además supieran lo que la propia Orden del Fénix estaba buscando en ese momento generaba una intranquilidad que se agudizaba en cada uno de los miembros.

 

—Abaddon —repitió en su mente al escuchar ese nombre. En un lejano pasado Black había estado en aquel lúgubre lugar, y no tenía grandes recuerdos. Sin embargo, todo era cuestión de perspectivas, él sólo había contemplado el interior de las celdas y poco más que aquello.

 

La aparición de Goderic y de Hannah no lo tomaba del todo por sorpresa, y en parte alegraba al mago de cabellos negros saber que más miembros de la Orden estaban dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. Vio con buenos ojos la propuesta de Rory y rápidamente se sumó al grupo de los que irían hacia la oscura torre.

 

—Iré con ellos —dijo de forma segura. Black no quería perderse aquel viaje de ninguna forma. Minutos después, junto a Nathan y Goderic, había desaparecido.

 

* * *

La oscuridad parecía reinar en aquella pequeña isla a la que habían llegado los tres hombres de la Orden Oscura. Se trataba de la isla Fairy, también conocida como Fana en gaélico escocés, la más inhabitada de todo el Reino Unido hasta el momento que la Orden del Fénix había decidido localizar en ese punto la Torre Abaddon. Se encontraba en el norte de Escocia, algo solitaria, entre los archipiélagos de Shetland y Orcadas. La famosa torre era una estructura maravillosa con innumerables sortilegios que actuaban como defensa para que desconocidos, sean muggles o los propios mortífagos, no pudieran acceder a ella. Había sido utilizada muchos años atrás como una prisión de magos tenebrosos, de ahí los amargos recuerdos de Black, pero vista desde el exterior, aún bajo la tenue luz de la luna y las estrellas, se elevaba con una grandeza única.

 

La puerta de unos impresionantes seis metros de altura empequeñecía hasta al más grande de los hombres. Los ojos tormentosos de Black se clavaron en ella, admirándola, y luego rozó con la yema de sus dedos la estructura. Acto seguido contempló a sus compañeros y asintió. Pero antes de ingresar creyó oportuno utilizar Escendia sobre uno de los pájaros que delató su presencia al canturrear. De esa forma pudo sobrevolar la torre gigante poseyéndolo, y así verificar que al menos desde el exterior no había presencia de magos o brujas extraños.

 

—Nadie afuera —dijo entonces, al regresar a sí mismo. Las pesadas y enormes puertas se abrieron y Black ingresó al lugar desconocido, del que sólo guardaba recuerdos en sus profundidades.

 

[Hannity Ollivander Evans]

Hannah Rambaldi

 

Habiendo tomado su decisión el joven Black de ir con los otros dos caballeros a Abaddon, y viéndolos partir a su destino, Hannah se dirigió a la puerta de la casa, a asegurarse de que no hubiera nadie rondando los terrenos de la antigua casa de los Dumbledore, pues sabía y había visto que en el pueblo varios mortífagos estaban rondando. Seguramente en algún momento vendrían a buscar a sus compañeros y eso suponía que Despard y ella estuvieran preparados, no solo para enfrentar a los de afuera, sino que se podían suscitar muchas cosas también con los de adentró.

 

-¿Enserio va a hacer eso que dijo?- se giró para mirar a Despard -Aquello de la limpia o purificación o lo que sea...

 

Antes de que el pelirrojo respondiera, Hannah sabía que lo iba a hacer y no era necesario que se lo confirmase, el joven era una mezcla de párroco de iglesia y predicador, o algo similar. Por lo poco que sabía de él, recordaba de algún sitio, que el joven pertenecía al clan de los sacerdotes, vaya similitud...

 

-Le ayudaré en lo que necesite para este ritual, aunque primero...

 

Sacó la varita, mientras que Despard también sacaba todo aquello que ocuparía para su ritual, Hannah se propuso dar algo de protección al lugar, sabía que con las joyas de los libros tenían una leve protección de que no escucharan su charla, pero para ella no era suficiente, no había empezado a hacer gran cosa, cuando un sutil sonido había hecho girar su cabeza y darse cuenta que el mortífago que estaba atado de pies y manos había logrado aflojar un poco las cuerdas de su mano.

 

Por un momento le pareció que había llamado a más mortífagos al lugar en donde estaban y probablemente estos no tardarían en llegar y atacarlos...

[Rory Despard]

Tan pronto como Martin habló, apenas unos segundos después, lo veía partir junto a Goderic y Nathan, hacia la que había sido la prisión fenixiana en el pasado. Él era capaz de recordar, que la última vez que se había ido hasta allí, también había optado por quedarse fuera resguardando, en lugar de ir a aquel sitio que encerraba tanta magia residual y muchos secretos. De alguna forma, era como si una y otra vez, por diferentes que fueran las circunstancias, quedase patente que ir a ese lugar no era lo más conveniente para él.

 

Hannah se acercó a él entonces, para consultarle sobre lo que pensaba hacer, si realmente pensaba hacerlo.

 

Asintió por toda respuesta, y mientras ella iba poniendo protecciones, él elevó una última plegaria por los sujetos, y notó entonces, que uno de ellos había alcanzado a tocarse la marca en su antebrazo con la varita, para llamar al resto de sus compinches, un mal asunto pero que al menos comprobaba que ellos no habían actuado solos.

 

— Bien un ataque viene en camino, pero tienes que recordar una cosa Hannah. Mientras trabajemos en conjunto todo saldrá excelente. ¿Sabes acaso que nada combina mejor que las fuerzas de un oscuro y un sacerdote?

 

Rory se sentía a gusto con los nuevos poderes vinculadas a la magia de la naturaleza de la Orden de Avalon, en los que no había dejado de profundizar, con la guía de Luna Gryffindor. Como parte de ese conocimiento, había ido enterándose también de la historia que rodeaba al origen de ese clan y de los otros. Así, es que había llegado a enterarse, entre otras cosas del origen del clan de los oscuros.

 

— El fundador del clan de los oscuros fue sacerdote en sus inicios, un discípulo de la Diosa. Dentro del bando, son los que usualmente se piensan menos en los métodos y más en la finalidad de lo que el bando necesite ¿tú te consideras de esa manera Hannah? ¿Alguien que prioriza el fondo por sobre las formas?

 

No la había visto mostrar aún su poder de clan ¿podría ser por temor a perder el control? Rory había visto de primera mano que de la misma forma en que podían obtener un gran poder, la gran debilidad de los oscuros era la inestabilidad que les generaba esa magia, porque solía cobrar algo de ellos mismos a cambio. Y él había alcanzado a ver aquel día en la Potter, que Hannah poseía un pasado angustioso de rechazo, y no solo eso, sino que como toda vampiro, su vida larga traía consigo la amargura de ir viendo morir a los seres que más se quería.

 

— Sé que puede ser difícil, pero no temas emplear los hechizos de clan que conozcas. Yo estaré aquí a tu lado para purificar el ambiente y a ti misma, y evitar que esa magia te consuma.

 

@@Hannity Ollivander Evans

[Goderic Slithering]

Con la llegada de Hannah, los temores de dejar a Rory solo disminuyen. Sin embargo, no se olvida de darles algunos consejos antes de irse. Quién sabe qué peligros podrían encontrar y no debían relajarse solo por estar en compañía. Sin embargo, con la información ya filtrada de que el grupo se dirigiría a Abaddon esperaba servir de carnada para atraer a la mayor parte de la fuerza enemiga. Claro, no verbaliza aquellos pensamientos para evitar que bajaran la guardia ni para entorpecer el equipo Abaddon. Quizás, la situación se invirtiera.

Luego de prepararse, el grupo masculino llega a una pequeña isla. Cree recordar que la última ubicación él conocía era Dundee, Escocia. Sin embargo, ahora Abaddon se encontraba en la isla Fairy. No le sorprende no haberse enterado de la reubicación de la anterior cárcel, después de todo ya no tenía tanto tiempo como para estar al tanto de todo y menos de la ubicación de una torre prácticamente abandonada. ¿Que si le traía un poco de nostalgia su imponente presencia? Sí, no lo podía negar. Goderic había pasado varias horas del día encarcelando magos tenebrosos y protegiendo las murallas del lugar.

Tiene el ímpetu de tocar las murallas, como dándole un saludo a un viejo amigo, como acariciando su pasado y recuerdos del ayer. Sin embargo, no lo hace. Se mantiene de pie mirando el majestuoso semblante de la torre. Observa como Martín posee una de las aves del lugar para utilizarlo como explorador y verificar desde el espacio aéreo, la situación al interior de la torre. Tratando de clarificar los peligros que, sin duda, encontrarían dentro de la fortaleza. Con la confirmación de que el camino se encontraba libre, el trío entra sin demasiada demora.

– Maledīcō – murmura.

Las sombras alrededor del mago parecían temblorosas. Asustadas de ver a alguien capaz de manejarlas, absorberlas, manipularlas; asustadas de ver a un ente capaz de manejar su todo. Pequeñas esferas oscuras comienzan a acumularse en su mano libre, tomando poco a poco la forma de un arco largo. Una forma que conocía bastante bien. En su anterior paso por el clan, era capaz de manejar un arco de similares características solo que de hielo, sin embargo, desde que había despertado y conocido sobre su habilidad de arqueomagia sentía mayor afinidad con los elementos oscuros.

Con el arco preparado, avanzan al interior de la torre: en busca de Fawkes o de algún mortífago con deseos de morir. Por supuesto, el arco sería usado para atacar a este último grupo, a Fawkes ni siquiera se atrevería a capturarlo en una jaula. Lo necesitaban como un favor, como una ayuda y sería imprudente obligarlo o atacarlo por aquella razón.

[Nate Weasley]

Ver a Abbadon devuelta le genera sentimientos encontrados. Una parte de sí siente nostalgia por los días de antaño en los que él y sus compañeros se la pasaban encerrando mortífagos dentro de las celdas de aquella prisión, días que sólo eran opacados por las (al menos en su caso) no tan infrecuentes estadías en la prisión mortífaga, Nurmengard, donde sus enemigos le inflingían el dolor que creían él merecía por sus convicciones. Naturalmente, era un precio que él estaba dispuesto a pagar. Otra parte de sí no extraña esos tiempos... quizá el hecho de que hoy en día no sean una realidad implica que las cosas están un poco mejores o, al menos, distintas. No está seguro de poder volver a aquellos días y vivir para contarlos como lo hizo años atrás.

 

– Algo anda mal. – le comunica a sus compañeros por medio de la legilimancia. Le es incómodo invadir sus mentes, pero no puede arriesgarse a hablar; prefiere ponerlos en alerta y mantener su presencia un secreto. No está seguro de que lo lleva a sentir miedo, pero hay algo en el aire y el ambiente que no le resultan familiares, y sin embargo no puede imaginarse de qué manera los mortífagos han logrado invadir aquella prisión que está custodiada por magia más fuerte que cualquier otra que conozca. – Maledīcō – susurra, tan despacio que está seguro ninguno de sus compañeros lo oyó. Goderic ha tenido una gran idea en convocar aquel arco de magia oscura, por lo que ha decidido imitarlo. En sus hombros, no obstante, se ha materializado una katana.

 

Al llegar al último piso, lugar donde los tres acordaron era más probable encontrar al fénix, Nathan confirma sus injustificadas sospechas. Manteniéndose a escondidas, ve un grupo de cinco figuras encapuchadas custodiando una celda al final del pasillo; celda cuyo interior resplandece a merced de un fulgor naranja emitido por una criatura dentro de una jaula: Fawkes. Por un momento, cierra los ojos, ajetreado entre el miedo de lo que aquello implica y la furia de que hayan logrado capturar una criatura tan legendaria. Respira hondo, procurando calmarse, antes de mirar a Martín y Goderic una vez más.

 

Cinco de ellos, Fawkes en una jaula. >> les dice, dentro de sus mentes, mientras una de sus manos afirma el agarre sobre su varita y la otra se posa sobre el mango de la katana. Yo tomaré el pasillo del Ala Oeste y trataremos de tomarlos por sorpresa. >> agrega. Está a punto de marcharse, cuando ve necesario hacer una última aclaración, la cual hace verbalmente. – Rory no está aquí, así que hagan lo que tengan que hacer. – el peso de aquellas palabras se siente como una piedra en el estómago... una vez más la moralidad tomaba una línea difusa para el accionar de ellos y, sin embargo, con tanto en juego.... ¿qué otra cosa podían hacer?

 

@@Goderic Slithering @@Martin N Roses