MISION Fawkes

[Martin N Roses]

Tanto el arco de Goderic como la katana de Nathan entre sombras le agradaron al mago de cabellos negros. Era una magia oscura que aspiraba dominar tarde o temprano. Luego de acordar ascender hasta el último piso de la abandonada torre oscura, tardaron unos cinco minutos en llegar hasta el lugar deseado. Fue entonces cuando Nathan utilizó su habilidad mágica para ver lo que el resto no podía y deslizarles por su mente unos claros e inequívocos mensajes de la situación que se avecinaba.

 

Si bien Nathan iría por uno de los lados más rebuscados para tomar por sorpresa a los enmascarados, Black utilizó Phantom para atravesar la puerta de acceso más común, la que tenía delante de él. Utilizando además aquel poder para avanzar con rapidez y sigilo, tomó de espaldas al grupo de mortífagos que parecían dispuestos de hacer cualquier locura con Fawkes. La criatura maravillosa estaba apresada, sí, pero el brillo en su mirada que llegó a percibir Black le dio tranquilidad.

 

Sin darse cuenta por qué lo hacía, Black movió su brazo derecho como si de un látigo se tratara y disparó a matar:

 

—Avada Kedavra —dijo con furia y un rayo verde salió del extremo de su varita para impactar en la espalda de uno de los desconocidos. Ahora sólo quedaban cuatro vivos. El mensaje de «Rory no está aquí» había calado hondo en el mago galés, quien no tenía ningún inconveniente en utilizar las maldiciones imperdonables en situaciones donde el enojo florecía en su interior por lo que entendía injusto.

 

En los posteriores tres segundos que resultaron ser un caos en la mente de los enmascarados, sus compañeros entraron en acción y Black aprovechó el tiempo para en su mente concentrarse y utilizar Fragoquinesis sobre la jaula que apresaba al fénix. En el intento un mago oscuro lo hirió en uno de sus brazos y notó la sangre caliente recorrer su brazo y empapar la tela negra que lo vestía. Pero poco le importó, bastó con pensar una Curación para reincorporarse y ver, feliz, cómo el fénix empezaba a desplegar sus alas. Junto a la criatura, la batalla pasaría a estar igualada en número.

 

Apelando al Ilusionismo, Black pudo confundir al enmascarado que lo había atacado y avanzaba hacia él con pocas intenciones generosas. Pudo comprobar, para su fortuna, que la utilización de aquel poder empezaba a hacérsele más sencillo de utilizar. Una cosa obscena apareció en la mente de aquel desconocido que lo sacaría de batalla por unos instantes cruciales que le implicarían heridas graves o incluso la muerte, por su distracción.

 

—¡Sectusempra! —inquirió entonces Black. Y el mortífago indefenso, aun pensando en barbaridades con mujeres, guineos y sandías, recibió el rayo en su pecho, naciendo en él heridas profundas que lo desangrarían en cuestión de pocos segundos si alguien no lo asistía a tiempo.

 

 

@@Nate Weasley @@Goderic Slithering

[Goderic Slithering]

Se queja mentalmente de tener que subir tantas escaleras para llegar a la zona superior de la torre. Su estado físico se mantiene bastante decente, a pesar de su edad, pero no por eso le agradaban las escaleras, es más, las odiaba. Hubiera preferido sacar su escoba y subir por el exterior o subir con su moto voladora pero sabe que es imposible realizar aquellas acciones solo por mantener el sigilo necesario para la misión. Suspira ruidosamente todavía con el arco en su mano libre.

La intrusión de Nathan en su mente realmente no le molesta demasiado y aunque lo hiciera ¿podía hacer algo? La urgente necesidad de aprender oclumancia se hace más presente en su interior. De todas formas, sabe que el mago solo hacía aquello para enviar un mensaje y no para entrometerse con sus recuerdos. Desconocía si el Weasley conocía el arte de cerrar su mente, así que evita utilizar su propia legeremancia para enviar otro mensaje de respuesta aunque tampoco cree necesario hacerlo.

El último mensaje que recibe lo entiende completamente. Sin embargo, no sabe cómo reaccionar. Hace unos años Goderic no hubiera pensado en tomar una vida tan ¿innecesariamente? Porque... ¿quién era él para asesinar? ¿qué o quién le había dado esa autoridad? ¿no se estaba convirtiendo en aquello que justificaba que cometiera el asesinato? Sin embargo, ya no se hacía tanto esas preguntas. Cuando viajó a Estados Unidos, Goderic las dejó trás. Claro, no mataría a diestra y siniestra, pero tampoco se sentiría un pecador o un monstruo por hacerlo.

La muerte causada por su compañero era algo del que no estaba de acuerdo. No sabían nada del mortífago al que había atacado, sí, también cazaba a Fawkes pero ¿habría acabado ya con una vida? ¿no tendría salvación? Capaz incluso podía ser un civil que se había unido al grupo por necesidad o para encontrar a alguien o por venganza contra la misma Marca Tenebrosa. Ellos no sabían nada y aún así Martín había decidido matar al desconocido.

Con un movimiento simple deshace su propio arco. Sabe que el daño que cause sería maldito y no podía hacerse cargo de ello, al menos, no sin un sacerdote presente. No se convertiría en un asesino ciego. Fūsiō murmura para que, esta vez, el elemento del hielo se haga uno con él. Su tez inmediatamente palidece. Su cabello se vuelve de un casi blanco aunque, al mirarlo con mayor detenimiento, podría verse pequeños toques azules y celestes.

Dos de los desconocidos fueron reducidos y paralizados gracias al hielo que manipulaba. Suficiente para impedir que se movieran pero no para matarlos, sus varitas, por otro lado, se encontraban convertidos en un trozo de hielo inutilizable. Uno de los desconocidos, era quien Martin había lanzado un sectusempra pero gracias a la baja temperatura, su sangrado se detuvo. Fusionado con el hielo, no podía usar magia curativa u otro tipo de magia, solo relacionadas con su elemento. Sin embargo, congelando la herida era suficiente para detener el sangrado por el tiempo suficiente.

[Nate Weasley]

No puede sino seguir meditando el peso de sus palabras mientras se abre paso hacia el ala opuesta de la prisión. Casi obligándole a resarcir sus penas una vez más, su mente le recuerda de aquella vez en la que sin querer acabó con la vida de uno de los mortífagos que lo mantenía preso en una casona en un Bosque de Albania. Ya hacían casi seis años desde entonces, seis años desde que se enteró de la trágica noticia que su madre había abandonado la Orden del Fénix para unirse a la Marca Tenebrosa. Seis años desde que había partido en su búsqueda, o aunque sea en la búsqueda de respuestas, tan sólo para volver con las manos vacías y un trauma de por vida.

 

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que definitivamente no oyó la voz del mortífago a su espalda lanzándole una maldición imperdonable. Sólo el fulgor verdoso que iluminó todo a su alrededor lo alertó del peligro inminente que corría, y de no doblar justo en una esquina y esconderse detrás de una pared, su vida hubiese acabado segundos antes. Aún le quedaban unos cien metros hasta llegar a la escalinata a la que quería llegar, y sin embargo aún con la ayuda del Phantom no lograría avanzar por el descubierto pasillo sin sufrir otro ataque del mortífago que se apresuraba por alcanzarlo.

 

Para terminar de sepultar sus esperanzas, otra voz lo sorprendió a tan sólo unos metros. Claramente, los cinco mortífagos que el Weasley había visto no estaban sólos, y había sido sólo por suerte (o quizá, deliberadamente) que no se habían topado con el resto en su camino a lo más alto de la prisión. Nathan desenfundó su katana y la sostuvo frente a él en su mano hábil mientras su izquierda asía fuertemente su varita. Hizo unos pasos hacia atrás y quedó triangulado contra sus dos enemigos quienes también tenían sus varitas en alto, listos para atacarlo. Suspiró, resignado a su última opción, y bajó su varita al tiempo que murmuraba su hechizo final.

 

– Cháos – sus labios soltaron la palabra antes de que un zumbido comenzara en la punta de sus dedos, zumbido que se transformó en vibración y se propagó por cada centímetro y fibra de su cuerpo. Todo el caos, desorden y oscuridad que tenía dentro comenzó a ebullir para terminar convergiendo fuera de su cuerpo en forma de fuego demoníaco que se esparció en todas direcciones, alcanzando las paredes, pisos y techos de la prisión y sin esquivar a sus enemigos, quienes habían quedado envueltos en burbujas de fuego que ahogaban sus gritos.

 

Nathan interrumpió el flujo de energía fuera de él, pero la escena seguía ardiendo. La invocación había absorbido gran parte de su energía y a duras penas pudo trotar a paso rápido hacia la escalinata que lo llevó junto a sus compañeros. Dos de los mortífagos yacían petrificados bajo el poder del hielo oscuro mientras que un tercero yacía muerto. No tenía tiempo ni energías de preguntar quién de los dos se había tomado sus palabras con total ligereza, y de hecho utilizó su última centésima de energía en proferir un corte maldito con su katana en el abdomen de uno de los mortífagos que se había aparecido a un metro de él.

 

La katana cayó al suelo y desapareció tan rápido como había sido invocada. Fawkes estaba libre. ¿Podían irse a casa ya?

 

Debajo, el fuego continuaba rugiendo.

[Hannity Ollivander Evans]

Hannah Rambaldi

 

Las pocas protecciones que la rubia había alcanzado a poner alrededor de la casa habían sido nulas en cuanto se aproximó aquel número de mortífagos, era mucho más de lo que ella había visto, así como más de lo que ella esperaba. Los superaban en número, ya que ellos eran, no había logrado ver con exactitud ya que probablemente había un par vigilando afuera de donde los Dumbledore, pero ella había contado cuatro que ingresaban por los pasillos y los tres que estaban en la habitación con ellos.

 

Aún no le quedaba claro cómo es que el pelirrojo sabía tanto de su clan, aunque era obvio que él sí se había tomado la delicadeza de estudiar todo acerca de los clanes, algo que ella no había hecho, puesto que sólo se había dejado llevar por su intuición y por qué la magia oscura corría por sus venas.

 

-Sin duda es un dato interesante del que no estaba enterada...- dijo mientras lanzaba una protección a la puerta y con un incarceus amarraba al mortífago qque había invocado a sus compañeros -Levicorpus- levantó al mortífago atado y lo colocó en un rincón.

 

-¿Qué cree usted que habría hecho él con nosotros, Despard?

 

​No esperó la respuesta ya que los mortífagos estaban por romper todas sus protecciones y empezaban a lanzar hechizos a diestra y siniestra. Hannah realizó un efecto con su varita de control corporal en el que la sangre dde aquel hombre se había espesado y no le circirculaba de manera corrcorrecta, afectando sus organórganos internos.

 

Hasta ese momento que escuchaba la poca circulación del hombre, los mortífagos quebrando sus barreras y entrando de lleno al salón y los gritos de confirmando que allí estaban fue que contestó en voz alta a las preguntas que le había hecho el joven Despard, acerca de cómo era que se consideraba. -Primero son los ideales del bando, sin importar lo que se tenga que hacer para lograr el objetivo.

 

No había pasado mucho cuando realizó el efecto Phantom con el que, por los movmovimientos rápidos que podía hacer atacaba, se defendía y trataba de proteger al joven pelirrojo, quien también, con toda la magia que empleaba estaban haciendo un gran trabajo en equipo.

 

@@Rory Despard

[Rory Despard]

Rory no quería pensar en lo que podía haberles hecho, pero en el fondo, siendo capaz de sentir las auras de él y de los tipos que estaban cercándolos sabía la respuesta. No cabían las dudas en un enfrentamiento porque eso significaba la diferencia entre la vida y la muerte, y aun así, si podía haber un resquicio para la conmiseración y la posibilidad de creer en la redención.

 

Él estaba dispuesto a darlo.

 

— Al final, sus propias acciones han ido construyendo sus destinos, inclusive este, de tener que sufrir muertes tan infames— alcanzó a responder mientras concentraba sus energías para realizar una Purificación espiritual sobre el sujeto que Hannah acababa de poner de cabeza y que comenzó a chillar desesperado que solo había estado actuando por acción de un imperius— o a lo mejor, descubrirse saliendo de una pesadilla.

 

El problema era que ocultos tras máscaras, toda clase de perversiones eran posibles. Como miembros de la orden no solo tenían que lidiar con mortífagos, sino además asegurarse en lo posible, que ellos no hubiesen hecho más que manipular a personas más débiles para usarlos como carne de batalla, justo como acababa de suceder con aquel jovencito, que liberado con un liberacorpus de Rory, cayó desmayado y exhausto sobre el suelo.

 

— Los ideales del bando son garantizar la libertad de los demás, y protegerlos de esta real amenaza que representan los mortífagos, con sus pretensiones de pureza, de eliminación de los que no consideran dignos de la magia, y su ego desmedido que pretende alzarse hasta por encima de Dios.

 

Quería creer que podían haber sido sus palabras, pero Hannah había comenzado a emplear aquella magia del clan de los oscuros, que Rory ya había visto en acción en otros miembros. La precisión y eficacia de los ataques no dejaba de admirarlo, pero también empezó a percibir como el aura de la vampiro se oscurecía. Usar esos poderes tenía un costo, que a opinión del predicador, era demasiado alto, pero él se había prometido cuidarla.

 

— Lectura de aura— susurró tocándole el hombro, en un aparente descanso a los ataques, y mientras los dos últimos mortífagos que quedaban de pie se alistaban para un nuevo ataque.

 

Lo vio entonces, como no había dudas en el corazón de la muchachita respecto a lo que hacía, pero también que en su mente comenzaba a aflorar un instinto de supervivencia que fácilmente podía hacer que terminara ensañándose con aquellos sujetos. Un daño que a ojos de Rory, más que a ellos, iba ser un daño para sí misma.

 

— Vamos Hannah, ya casi acabamos con esto, solo, mantente firme, y sigue siendo tú. No cedas al impulso de muerte. No mates, si no es necesario y siempre solo como última opción.

 

Los ataques cayeron sobre ellos, tan fuertes, que Rory supo que ella no podría con todo eso sola, así que se esforzó en concentrar su energía, en esos escasos segundos con que contaban, y conjurar así un hechizo mucho más poderoso, que hasta entonces no había probado de hacer antes. No tenía chances de fallar, pero por primera vez como en mucho tiempo, su necesidad de proteger era tan fuerte, que en su interior supo que lo conseguiría.

 

—Absobio — dijo extendiendo las manos y colocándose por delante de Hannah para recibir de lleno los poderosos ataques de los mortífagos.

 

Podía sentir, como toda aquella magia ingresaba a su cuerpo, pero no quemaba, lastimaba ni hería. Y su cuerpo, con esfuerzo, la retenía y diluía, hasta que por fin la sintió desaparecer. Las piernas le temblaban tras todo el esfuerzo, y quería simplemente tirarse al suelo a recuperarse. Pero se mantuvo de pie, y haciéndose a un lado, dejó a la bruja para que acabara con los hombres que todavía parecían estupefactos por lo que acababa de suceder.

 

— Hazlo ¡AHORA!

 

@@Hannity Ollivander Evans

Editado 10 de Febrero del 2021 por Rory Despard

[Hannity Ollivander Evans]

Hannah Rambaldi

 

La sed que tenia de sangre, ya fuera por la furia con la que lanzaba cada hechizo o por el uso de los poderes de su clan, había aumentado en sobremanera y subían más al lanzar un sectusempra a uno de los enmascarados que había apuntado su varita a la espalda de Despard en un acto totalmente cobarde.

 

Si bien alguno de aquellos hombres pudo haber sido hechizado con la maldición imperius y no actuaban por voluvoluntad propia como lo había mencionado el pelirrojo, sabía que la gran mayoría estaba allí para acabar con ellos y con los planes que la orden del fénix tenía... Ya no le quedaba duda alguna de que uno de los mortífagos se habían infiltrado en el bando, pues detrás de una máscara reconoció unos ojos púrpura.

 

-Mortífagos o no, están en nuestra contra y si es posible acabaremos con cada uno de ellos...- definitivamente la rubia perdía un poco más la cordura, ya fuera por la sed de sangre que estaba tratando de controlar o aquello que sentía al utilizar tanta magia oscura, por fortuna Rory estaba a su lado y tal y como lo prometió la mantenía tranquila y a raya de aquellos pensamientos que la carcomía.

 

-No matar a menos de que sea necesario, no matar a menos de que sea necesario...- aquellas palabras las repetía cada que llegaba un ataque que hacía daño a ellos, aunque todo podía hacerse más difícil, Despard la ayudaba a tranquilizarse.

 

Parecía que las fuerzas de los últimos mortífagos estaban disminuyendo, o eso creía, ya que el mortífago más alto había lanzado un hechizo realmente poderoso haciendo que su fortaleza flaqueara arrodillandola ante un dolor y confusión que no tenía nada que ver con un cruciatus.

 

Al ver la escena de su casi derrota, Rory se puso frente a ella para recibir el impacto de los enmascarados, aún estaba sorprendida de que el joven pelirrojo no cayera a sus pies después de lo acontecido, sabía que él tenía una magia mucho más avanzada de lo que ella había creado en toda su vida, pero aquello fue impresionante. Solo el grito que emitió incitandola a acabar con los mortífagos fue lo que la hizo reaccionar, levantarse y actuar contra sus enemigos.

 

Su sombra ayudó al distraer los con la invocación -Umbra empujando objetos que caían hacia ellos, distrayendo los un poco para que ella pudiera hacer el acto final y dejándolo inconsciente.

-Se encuentra bien, Rory?- el joven palidecia más por momentos, así que ella buscaba en su bolsa del abrigo un frasquitos de poción herbovitalizante que pudiera servirle un poco al muchacho.

@@Rory Despard

Editado 10 de Febrero del 2021 por Hannity Ollivander Evans

[Rory Despard]

— Cuando estamos en el límite, es bueno tener a alguien de confianza. Gracias Hannah.

Con un último acopio de fuerzas, sostenido por ella, bebió del contenido de la poción que le estaba ofreciendo y casi de inmediato empezó a sentir sus efectos. A su alrededor todos aquellos cuerpos caídos eran un lamentable escenario, y Rory apartó rápidamente la vista de ellos. No quería, al menos por el momento, pensar en el destino que les darían.

El espíritu de la bruja se había apaciguado, dejando atrás aquellos apetitos voraces inducidos por la cruenta batalla. A su vez, la situación que habian enfrentado juntos hacía que ahora la sintiera mucho más cercana que antes. Él suponía que exponer la vida indudablemente fortalecía tus lazos con los otros, pero necesitaba procesar todos esas emociones, disminuida la adrenalina, y sobre todo encontrar un modo de compaginar la crudeza de esos enfrentamientos, con la vida tranquila y de devoción por los otros que llevaba el resto de días.

— Creo que una cita de Eclesiastés resume muy bien este momento ¿sabes? Dice la escritura: Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!. Pudimos mantener bajo control la situación aquí, pero me preocupa lo que ha sucedido con el resto de nuestros compañeros. Pero dicen que las noticias malas llegan solas, así que supongo que han tenido éxito en dar con el fénix de Albus Dumbledore.

Solo pronunciar el nombre de aquel sujeto en la inmensidad de la propiedad de su familia se sentía especial. No había nadie que no conociese de sus proezas y su vida de lucha contra las fuerzas de la oscuridad, tanto desde el bando que había formado, como también en el plano personal y los sucesos que lo habían atormentado. A Rory no le quedaban dudas de que era un hombre bueno, pero también que había tenido que tomar decisiones muy difíciles en su vida ¿Podía ser el ejemplo perfecto de lo que tenía que enfrentar ahora él? En cada batalla, y con cada hechizo que lanzaba, o las palabras que decía, y lo que callaba.

La fe lo ponía a salvo de juicios de conciencia más duros, pero aun así...

— Ven, tomaremos presos a estos tipos. No se ha esclarecido del todo como es que esta gente supo sobre la búsqueda del fénix, ni cómo sabían del punto de encuentro. Pero esta noche no creo que obtengamos todas esas respuestas.

Se puso de pie, con dificultad, y rápidamente con un movimiento de varita ató a varios de manos y pies e invitó a Hannah a que hiciera lo mismo, aprovechando el estado de incosciencia de los mismos. Lo más sencillo era poder hacer un portal y trasladarlos de esa manera, y él esperaba, habiendo tomado la poción herbovitalizante, que lo consiguiesen.

El trabajo procedió en silencio. Rory echó un último vistazo al lugar y entonces a través de un haz de la noche, sacó a todos de allí. Los mortífagos quedarían confinados en uno de los lugares seguros del bando, bajo numerosas protecciones mágicas. Y él, con suerte, llegaría a su cuarto a descansar y al día siguiente, averiguar si habían dado o no con Fawkes y además, descubrir quien era quien los había traicionado.

@@Hannity Ollivander Evans

 

[Hannity Ollivander Evans]

Hannah Rambaldi

Los sucesos por los que habían tenido que pasar aquella noche, habían sido muy duros, Hannah no recuerda haber pasado por algo así en toda su vida, y bueno, es que tal vez era por que antes, no había sido parte del grupo opositor de los mortífagos.

La escena que tenía ante sus ojos era indescriptible, el lugar estaba con charcos de sangre, algunos provocados por ella debido a que se había aficionado a lanzar sectusempra a todo aquel que estuviera en su contra, tal era la sed de sangre que tenía en aquel momento, que no le importaba otra cosa que sentir el aroma inundar su olfato, aunque aquella extraña sed que tenía había sido ocasionada, o al menos ella lo atribuía a eso, por el empleo de la magia oscura del clan al que pertenecía.

Ver qué el joven Despard,a medida que bebía la poción iba recuperando el tono de su piel y nuevas fuerzas lo invadían, ella se sentía menos culpable de verlo en ese estado, pues él se había… ¿Cómo era la palabra? ¡Sacrificado! Al recibir aquellos potentes ataques de los mortífagos.

Dejo de pensar en ello al escucharlo hablar acerca de una cita de las escrituras, como siempre Hannah no decía nada en contra de ello, pero no le gustaba el hecho de que todo lo relacionaba con lo mismo, no todos tenían la misma fé o creencias que él. –¡Vaya! Parece que ya te sientes mucho mejor. ¡Escucharte hablar así me reconforta!- lo interrumpió en el momento en que terminaba aquella cita y lo dijo en un tono burlesco sarcástico, pero ya no interrumpió sus siguientes palabras.

-Tienes razón, con todo esto no tuvimos tiempo de pensar ¿Qué habrá sucedido con los demás? Pero bien dices, si algo les hubiera pasado ya lo sabríamos…

Con un par de movimientos de varita el lugar se acomodó y limpió como si no hubiera pasado nada, mientras tanto Rory comenzaba a atar a los mortífagos que yacían inconsciente en el suelo y le pedía que le ayudara y ella lo hacía. –Compadezco mucho al que no sea un mortífago de verdad- lo miró un momento -Ya sabes…si alguno hubiera actuado bajo la maldición imperius.

Mientras ataba de pies y manos al grandote, aquel que había invocado a sus compañeros, se aseguró de propinarle una patada en las costillas, estaba segura que algo dentro de él se había roto y le dolería cuando despertara, miró al pelirrojo y su desaprobación –¿Qué? Dijiste que no lo matara y no lo he hecho- se encogió de hombros –Anda, llevemos estos a un lugar seguro, que de ahí nos vamos a casa, me aseguraré que descanses, te ves terrible…

Por esa noche su trabajo para la orden del fénix, había terminado.

@@Rory Despard