Aventura Mortífaga V - Aguas de verdad

[Kahlan Blackthorn]

 

— He tenido muchos nombres a través del tiempo—respondió displicente—Podría darte cualquiera, pero eso de dejarme en evidencia. Puedes llamarme Hidra o Hydra, como mejor prefieras. No creo que la importancia radique en las letras que componen ese mote, sino en lo que es capaz de hacer—sentenció manteniendo su daga en movimiento entre sus dedos— Solo soy aliada de mi misma, nunca he sentido empatía por ser aliada de las personas o intereses que me rodean—aclaraba un punto muy importante. Era capaz de confiar en sus compañeros de armas, pero todos ellos se encontraban en otras partes del mundo en ese momento. Rio ante las palabras el hombre, ¿Matrimonio?. Vaya manera de intentar captar la atención de una mujer como ella, lastimosamente para cualquiera aquella idea estaba descartada de su vida.

Quizás no de manera definitiva, pero si por un tiempo indefinido. En estos momentos, radicaban sus intereses en cosas relacionadas con el poder y el dominio, dentro del mundo mágico. Era sensato pensar de ese modo y mostrarse reacia a todo lo relacionado con asuntos banales, la banalidad para ella era un mal innecesario, pero que muchos solían purgar sin remedio alguno— Te ha hablado, aquel que nos abandonó porque le cegó su ambición. Vaya forma de hacerse notar, no tengo nada en contra suya, solamente me dejaré guiar por personas con otra clase de intereses—sonreía dejándose ese gesto para ella.

— Me gusta jugar con mis víctimas y no permito que nadie cuestione mis métodos. Tu tienes un modo de hacer las cosas y el resto otro, creo que se le conoce como diversidad. Dentro de la marca he visto tantas cosas, no me alcanzan los dedos de la mano para poder contabilizar cada una de ellas, muertes, traiciones y detalles que dejarían helada la piel de cualquiera— indicó notando que aún le apuntaba con la varita—Intenta atacarme y será lo último que hagas en tu vida. No sabes de lo que somos capaces los seres como yo, entrenados en las fauces del averno día y noche—afirmó sintiendo moverse los tatuajes que llevaba plasmados en la espalda.

Aquellos encargados de potenciar su lado asesino y corrosivo, siempre se le consideró demasiado tóxica a la hora de matar. Tal y como lo era la energía nuclear, desatándose una catástrofe, peor que la que padeció el pueblo de Chernóbil. Buenos recuerdos le quedaban de sucesos como esos, como la estupidez humana causaba más dolor que beneficio en las personas que confiaban ciegamente en ella. Por eso Hysy era todo lo opuesto, desconfiada y siempre iba a su paso, jamás prestando atención a los detalles insignificantes.

— Me da gusto que te haya hablando, al menos tiene la cara para dársela a uno de nosotros—restándole importancia a ese hecho, captaba su atención aquel detalle revelado por Obelisk—¿Te dijo que te toparías exactamente conmigo o con alguien dentro de este sitio?—enarcando una ceja, no le cuadraba del todo eso. ¿Cómo demonios el Señor Oscuro sabía que Hysy andaba en busca de las aguas de la verdad?. Mala jugada esa de seguirle los pasos todo el tiempo, aunque casi siempre sabía como escabullirse y desaparecer por mucho tiempo, si se lo proponía. Rastrearle era prácticamente imposible y lo prefería de ese modo, no dar su paradero ni por error a nadie dentro o fuera de su bando.

— Espero una respuesta sensata, porque como dije no confió en nadie y menos en alguien que tiene la osadía de apuntarme de ese modo tan altanero con la varita—chasqueando la lengua elevaba su varita con parsimonia. Manejarse frente a ella era complicado, porque nunca se sabía como iba a reaccionar o el daño que era capaz de causar en quien intentará atacarla, ya fuera de forma física o psicológica. La paciencia en ella era nula, esperaba una respuesta en tiempo record a decir verdad.