Palacio Ashryver (MM B: 115104)

[Kamra Ashryver D.]

Kamra puso sus ojos como rendijas observando como Lisa y Dimitri apenas podían contener su regocijo ante la falta de escrúpulos de su hermano, y por ende, las ganas que tenía la peliblanca de tirarle de esa cabellera tan bien peinada que tenía. A pesar de que eran parabatai - algo raro entre hermanos - la relación con Maksim tenía altos y bajos y a diferencia de la casi pacífica convivencia con Altaira, su hermano mayor resultaba ser difícil de tratar...quizás porque algunas veces le dolía mirarlo, aunque no tenía una explicación para eso aún. 

Giró y conectó con la mirada turquesa de Richard, la vista de el ayudándole a concentrarse tan efectivamente como lo había hecho Alessandra alguna vez ¿Qué hubiera pensado de todo aquello? era lo que Kamra se preguntaba a menudo y siempre llegaba a la misma conclusión: lo hubiera amado y odiado; hubiera amado ver a su familia unida, a su nación en pie...pero odiado que eso los separara, enfrentandola las veces necesarias para que recuerde tener una vida separada de sus obligaciones, o tal vez simplemente rogado para que accediera a estar con ella unos minutos más entre las finísimas sábanas de la cama. Tal vez era mejor que Leslie hubiera optado por no asistir - pensó - porque de haber venido, solo podría estar atenta a lo que ella dijera. 

- Vamos a ello - Kamra se levantó de su asiento, seguida automáticamente los miembros de su corte. Los pasos de la regente resonaban mientras caminaba hasta quedar frente a sus guardias, levantando el rostro del seguidor del Cardenal con la varita - ¿Cómo te llamas? Quiero pensar que somos lo bastante civilizados para al menos tener en mente tu nombre antes de robarte tus recuerdos - silencio - ¿Nada? ¿A caso no abogarás por tus derechos? La Reina de Rumania se encuentra en esta sala ¿No pediras piedad? - la peliblanca dió paso tras paso hacia atrás mientras acariciaba su varita - Te llamaremos Alzhei, porque una vez que terminemos contigo, lo único que sabrás es que tu pecho arde con el poder de los escudos unificados de Rumania y Escocia. Procede cuando quieras, Claire. 

Kamra se dedicó a observar a partir de allí, dejando la situación en manos de la mujer de confianza de Lisa. 

@ Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

Claire

 

En cuanto escucho su nombre, la pelirroja se movió, dejándose ver por todos en la sala excepto el súbdito del cardenal. Su túnica blanca no hizo sonido alguno, Solo con aquel acto dejo entrever la sutileza que manejaba. Su seguridad y por encima de todo su cercanía con la naturaleza, puesto que al estar en pleno contacto con esta y mas aun en aquella sala, enfatizando su ya alto poder, a su alrededor empezaban a crecer tulipanes de diferentes tonalidades y colores, como si hasta Gea apoyase aquello que iba a realizar. Era digno de ver, una vista exquisita para todos. Para muchos en Transilvania, la joven era un fantasma. Una deidad de la cultura popular. Un mito o una leyenda quizás. Su belleza resaltaba ante los ojos de los no creyentes. Pocos la habían visto en persona y su esencia era tan pura y mística como la diosa que representaba. La suma sacerdotisa del clan Luna Roja era única e inigualable y tanto Katherine como la actual monarca lo sabían bien.

Tenia algo en mente y estaba segura que su plan saldría a la perfección si lo realizaba milimetricamente, como era habitual en su proceder. La fémina era especialmente seria cuando se trataba de temas de su nación. Su lealtad hacia Rumanía y hacia Lisa eran inquebrantables y así lo hacia saber siempre que podía. Su estirpe de sumas sacerdotisas velaban por la madre naturaleza y aumentaban el poder de los regentes de Hunyad, Así había sido y así seria por la eternidad. Sus bellos iris azules observaron con detenimiento a quien ademas de su reina consideraba parte de su familia y asintió, haciéndole saber que iba a comenzar con el encantamiento. Era una forma común que tenían de comunicarse. La mas simple quizás pero que para ellas era fundamental ver en las pupilas ajenas esa cercanía, cariño y compenetración que poseían antes de embarcarse en lo que seguramente iba a ser una de las misiones mas complejas de su vida; conformar el tratado y ponerle punto y final al Cardenal.

Claire sabia que para un legeremante lo esencial era entrar en contacto con los ojos de su rival y en este caso el desdichado prisionero, el cual seguía murmurando que lo soltasen, iba a resistirse lo mas que pudiese, no obstante, ¿Acaso alguien podría quitarle la mirada a un felino mágico? Ya fuese por miedo o por fascinación, era prácticamente imposible. Mas sabiendo que estos bellos animales eran muy parecidos a los leones o pumas muggles y que perderles de vista seria como decirle adiós a la vida. La fémina dejo que el cántico de su mentora y divinidad principal entrase en consonancia con su ser, mimetizándose con ella, asumiendo la identidad de la bestia, tomando sus rasgos y sus habilidades, su pelaje y sus garras, su olor y características, tanto las internas como las externas. Segundos después y tras un ligero “plof” la mujer de piel blanca había pasado a ser un bello ejemplar de gato wampus con brillantes colmillos y un sedoso pelaje.

De un salto y emitiendo un rugido, que seguramente dejo helado a mas de uno en la sala, se posiciono ante el hombre. Clavando su ambarina mirada en la del patético ser que tenia ante si. A pesar de que amaba toda forma de vida, aquel despojo de la sociedad no le daba ninguna pena, tal vez por las barbaridades que sabia habría cometido en caso de no haberle pillado a tiempo. Este no poseía control alguno de si mismo, vamos era una ruina emocional. Claire bufo, era algo normal para el Cardenal; buscaba entre los hombres y mujeres mas pobres a los mas influenciables posibles, seguramente aquellos que por x o y tenían odio por la realeza o no les gustaban algunas de sus decisiones y los convecina o los sometía para que lo aceptasen a el como gobernador inclusive para que matasen y robasen para el, como si en algún momento el fuese a darles algo de sus ganancias o riquezas. Cuando conseguía sus propósitos, los mataba o los dejaba vagar a su suerte. No le importaban. Eran sus peones en aquel juego absurdo que el mismo había iniciado.

Ingreso a su mente de forma sencilla, navegando por sus pliegues sin oposición. La mente no es ningún libro que uno pueda abrir cuando se le antoje o examinarlo cuando le apetezca. Los pensamientos no están grabados dentro del cráneo para que los analice cualquier invasor. La mente es una potencia muy compleja y con muchos estratos. Pero aquel vasallo no tenia experiencia, no sabia poner resistencia. Ahora le tocaba a la sacerdotisa hallar respuestas a las preguntas que tanto la Hunter como Kamra poseían. Vio escenas del palacio Ashryver. Como había accedido a ser uno de los alabarderos. Como había robado una de las llaves de la torre este. Recuerdos de su niñez en Rumanía. De su mujer e hijos e inclusive de unas vacaciones en un lago hacia algunos años. Nada que le llamase poderosamente la atención. Todo parecía normal e incluso rutinario, hasta que dio con la clave. Una fecha graba en rojo en un antiguo mapa de Transilvania. Iban a atacar la ceremonia de la luna azul el próximo día 31 de octubre. Lo que ella veis, también lo estaban viendo los presentes y dejo que ellos sometieran a votación que harían a continuación.

[Kamra Ashryver D.]

El despliegue de poder de Claire dejó a todos sin habla dentro de la gran sala de concejo. Al verla, Kamra casi podía jurar que su cabello crepitaba con la intensidad de mil soles (?), como una melena hecha de lava y fuego. No le extrañaba que fuera parte de la corte de Lisa, personas con ese talento, con la rectitud que sabía poseía tan solo al mirarla, eran las que hacían de una nación poderosa...el conjunto de las voluntades de quienes de destacaban sobre los más débiles, en ellos residía el futuro de sus naciones. Reunidos allí, como si las manos del destino los hubieran guiado hasta ese preciso momento, la Reina de Escocia supo con más certeza de la que había sentido nunca que estaba destinados a hacer cosas grandes. 

El orgullo y fascinación que le embargaban era tan grande que apenas si pudo reaccionar y moverse en sintonía con la mujer, dejando su lugar a la derecha de su hijo para terminar junto a Lisa ¿Sentiría lo mismo que ella? La magia era casi una entidad corpórea, Claire y sus habilidades siendo realzadas por la habitación hasta que estos llegaron a abrumarle los sentidos. Detrás de ellos y recubriendo las paredes, los minerales que confirmaban las runas comenzaron a vibrar de manera constante, como pocas veces los había visto: La primera vez que los tres hermanos Ashryver compartieron la habitación, y cuando Lelsie lo había hecho...como si la habitación hubiera estado esperando aquello un largo tiempo. 

La peliblanca se obligó a abandonar su fascinación por lo que estaba ocurriendo y enfocó su mirada en el compinche del Cardenal. Tan genuina fue su sorpresa al ver al Wampus en el que se había transformado Claire que Kamra batalló en no dejar salir el sonido ahogado de fascinación que amenazaba con abandonar su boca ante la perfección del felino. Pero prontamente todo fue sombrío, el corazón de Kamra se tensó hasta dolerle, la sala perdiendo el brillo y su propiedad relajante, como si estuviese siendo profanada. 

Los ojos dorados de Kamra recorrieron la habitación y casi al instante lo supo. No eran los recuerdos del soldado enemigo lo que había traído aquel velo de oscuridad a su templo de paz. No...debían parar eso ahora. La regente se movió, apenas un borrón de velocidad cuando tomó a Claire, aún en su forma animal, apartandola hacia atrás y girandose para tapar los ojos del vasallo de su más grande enemigo, apurandose a entumecer la mente del hombre al sostener su sien con ambas de sus manos que ya trazaban de manera eficaz dos runas destinadas a evocar recuerdos no muy lejanos, para el serían hace dos horas, justo antes de atacar a Lisa. 

El Cardenal estaba allí, en la mente de ese hombre. El bastardo había conseguido invadir la mente de la  servidumbre a voluntad, generando una conección que le permitía ir y venir de sus mentes para ver por si mismo el progreso de su plan. Kamra enseñó los dientes en una mueca salvaje, habían estado a punto de perder su ventaja...el Cardenal habría visto lo que hacían, lo que sabían, y las pistas que acaban de conseguir pasarían una vez más a ser información inútil. 

La presencia retrocedió de manera gradual, dejando tras de si un rastro de energía putrefacta y maloliente que amenazó con doblarla de rodillas. Con certeza podría decir que sus compañeros no sabrían lo que había sucedido, habiendo pasado no más que un minuto entre su abrupto accionar y el tiempo presente. 

- El cardenal ha conseguido entrar, pero estamos a salvo, vió y se convenció que el propósito de su peón no había sido desplegado aún. Lo que solo puede significar una cosa - Kamra buscó la mirada de Maksim, la misma que poseía ella y tragó en seco - No podemos matarle. Grabar ese escucho en su pecho, borrarle la memoria, no nos servirá más que para delatar que tenemos una pequeña parte de su plan, y solamente eso bastará para que está pequeña ventaja nos sea arrebatada. 

<<Así es que el mejor modo que veo de actuar es implantar recuerdos en el, borrar los de su captura, y dejarlo continuar su camino devuelta hacia su amo. Tenemos que permitirle efectuar su ataque con el fin de interceptarlo en la Ceremonia de la Luna Azúl. Sino, todo lo que hemos hecho, será en vano>> 

 @ Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

Claire

 

Claire sintió el empujón en su costado y emitió un ligero quejido de dolor pues Kamra había usado sus habilidades como vampiro y estas no eran precisamente sutiles. El dolor quedo relegado a un segundo plano. Estaba allí con una misión y debía terminarla. Los golpes mundanos simplemente eran un recordatorio de que estaba viva y conectada con Gea. Casi al instante creo un escudo para evitar que Lisa o Dimitri se acercasen, ni a ella ni a la joven bruja. La sacerdotisa aún transformada en wampus quedó tumbada en el frío suelo de la sala evitando moverse y estirando lo máximo posible la conexión que aún existía entre la mente del prisionero y la suya. Vamos no iba a dejar que su trabajo quedase calificado como poco profesional o algo similar. No era una guerrera, pero su cuerpo estaba moldeado para luchar y defenderse. Las hijas de la naturaleza no eran débiles como muchos creían.

Entendió porque la Ashryver había actuado como el ser de la noche que era, cuando ya a punto de irse, el cardenal dejo a su suerte un mínimo resquicio de evidencias para poder evitar que la pelirroja lo detectase en la mente de su subordinado; la imagen era de su pasado. De aquello hacía al menos trece años. De cuando apenas estaba ingresando como novicia al clan y frecuentaba las tabernas del pueblo en compañía de Luca y Dimitri. La hija del cardenal que por aquel entonces era la novia del primer ministro le había sustraído una ínfima cantidad de sangre cuando está se cortó con un vaso que había sobre la mesa. La exacta para ocultarse ante ella y sus dones. La palabra que la definía como portadora de magia, también la describía como persona. Aun no lograba entender como es que el Van Halen había caído presa de semejante arpía. Agradecía a Mei haber traído a su amigo de vuelta cuando ambos se encontraron.

Dimitri, como todo un caballero de Hunyad la ayudo a ponerse en pie cuando esta volvió a su ser. Le agradeció el gesto con una sincera sonrisa. A pesar de los años y de haber tomado rumbos diferentes dentro del castillo, seguían teniendo una camaradería digna de dos amigos de la infancia. Se acerco a Lisa, después de un intercambio de palabras con el rubio y dejo que la monarca viese lo que ella había sentido ya casi al final del contacto y porque la peliblanca había actuado con tanta brutalidad hacia su persona. También así evito que la Hunter arrastrase de los pelos a la que consideraba su hermana. Por mucho que dijesen de la morena de ojos verdes, Lisa era muy protectora con los suyos, con los que consideraba parte de su manada. Verlos heridos o caídos en batalla no era de su agrado y le pesaba en el alma como un fallo propio cuando algo así sucedía.

Luego y tras obtener la aprobación de la Weasley, se acerco a la regente escocesa y la tomo de la muñeca sin previo aviso. Omitiendo el hecho de que estaba en su corte y estos podrían saltar al ver retener a su monarca. Le daba exactamente igual. Su oscuridad levitaba en el ambiente y ella como miembros del clan luna roja tenia que frenarla. Esta era muy parecida a la de su reina, por ende sabia como manejarla a la perfección. Ya lo había hecho mas veces de las que podía contar. Entendía el punto de su agresividad. El factor sorpresa había caído en aguas de borrajas y el malnacido hijo de su “santa” madre había logrado torcer lo que de seguro había sido un punto y aparte en la estrategia para contrarrestar su avance – Calmate – La azoto con parte de su energía, remitiendo el odio que circulaba por las venas de la fémina.

No había sido un grito, ni siquiera levantó la voz, pero la seguridad y pureza de sus palabras, así como la luz que irradiaba, tanto su esencia como su propio cuerpo, batallaban como solo un ser de luz como ella podía hacerlo, contra la negrura que ahora cubría el alma de la comandante del clan Némesis – Firmaremos el tratado y tras eso, veremos como proceder. Recuerda quien eres y porque estamos aquí. No dejes que te afecte – Lo que Kamra no sabia es que mientras Claire estaba sosteniendo su muñeca y hablándole como si de dos buenas amigas se tratasen, la toxicidad y aquella sed de sangre y venganza se reducían al mínimo porque a través del toque de la suma sacerdotisa, esta estaba traspasando las sombras a su propio cuerpo, el cual gracias a Gaia, podía purificar antes que ni siquiera le dañasen el alma. Ventajas de ser la favoritas de la diosa madre

Editado 2 de Septiembre del 2021 por Lisa Weasley Delacour

[Kamra Ashryver D.]

La mente de Kamra estaba confusa. Por primera vez en muchos años, podía decir que se encontraba frente a una de las más grandes incógnitas con las que se había topado. Ella era poderosa por derecho propio, lo había sido incluso antes de afinar sus habilidades bajo la mentoría de Luca, pero eso...lo que había sentido al acercarse mente a mente al Cardenal...no le encontraba explicación. El corazón de la soberana escocesa golpeaba en su pecho como si estuviera en la carrera de su vida, sin poder deshacerse de la sustancia espesa que era la cercanía de tan vil persona, más aún había otra cosa que le preocupaba: la escencia, aunque oscura, putrefacta y corrompida, se sentía cercana. No espacialmente, pero algo en su sangre había reaccionado, como si sintiera la llamada del otro lado, algo parecido a lo que había sentido reuniéndose con sus hermanos. 

Otra cosa que tendría que desentrañar. Luego murmuró en su propia mente, pensaría en eso luego. 

Kamra, quien tenía la mirada perdida  hundida en la extensa red enredada que eran sus pensamientos, respingó adoptando automáticamente una postura defensiva cuando Claire la sostuvo de la muñeca, relajándose al ver que se trataba de ella. Largas noches sin dormir, la intromisión a su hogar y ahora aquello, tuvo que mirar a la pelirroja con todo la pena que sentía por haber reaccionado instintivamente. Sin embargo, a través de su torrente sanguíneo y en a alma, sintió como el toque espiritual de la sacerdotisa le devolvía la escencia misma de Gaia a su cuerpo material y metafísico. Poder inconmensurable, en bruto y puro...eso era Claire. 

El peso de los hombros de Ashryver se alivianó, sintiéndose de repente ligera y calma. Aquella oscuridad acechante que pulsaba con vida propia había retrocedido y ahora dormitaba en algún rincón de su mente, inactivo hasta que por voluntad o instinto le tocara actuar en defensa propia. Kamra agradeció a Claire llevándose la mano al pecho e inclinando la cabeza con los ojos cerrados, demostrándole la confianza ciega que le tenía...una de las muestras de respeto más altas que podría mostrarse en su corte. Irguiendose en toda su altura, caminó hasta la circular mesa, un ademán de su mano bastó para aparecer una pluma entre sus largos y elegantes dedos. Miró a Lisa mientras acercaba el papel hacia si, desviando su atención cuando Mikhail, ahijado de Luca, entraba a la habitación buscando hasta encontrar a su heemano entre la multitud. Los hermanos Ashryver eran inseparables, salvajes y protectores con su Reina madre y el primogénito de la corona. Mikhail, con los razgos elegantes y la poderosa mirada dorada de Kamra, era el único de los quintillizos varones que poseía la melena dorada de Alessandra. El príncipe no intervino, solo hizo una reverencia general y se mantuvo allí, sin dudas queriendo presenciar ese momento en la historia...o matar a Richard por desaparecer de su radar. 

- Firmemos esto de una vez, Lisa...es un dolor en el culo tanta miradita llena de orgullo y honor para que luego me ***as el día entero por decir que pateé tu trasero alguna vez - más tarde la morena le perseguiría hasta el fin del mundo por eso, pero no perdió el tiempo pensando en eso, no cuando la tinta hizo contacto con el papel y la firma de la soberana ahora se leía en el documento que cambiaría el futuro de sus naciones para bien. 

No le importó nada más cuando extendió la pluma hacia su igual, su hermana, y la veía proceder de la misma manera.

- Está hecho. Luchemos con valía para mostrar que aún existen soberanos dignos como los de antaño. Y los seguirá habiendo - Kamra sonrió hacía sus hijos, el legado de la mujer que amaba tan profundamente que una vida no había sido suficiente, y ahora la esperaba en un país aledaño, aguardando hasta el día en que la recibiera como lo que eran: dos partes de un mismo todo. Volvería a reinar a su lado, su consorte y el corazón de Escocia.

Nadie se atrevería a levantarse en contra de sus naciones. Nunca más. 

@ Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa Weasley Delacour

 

A pesar de conocer y haber sentido en carne propia, en mas de una ocasión, el poder de la pelirroja, siempre lograba sorprenderme. Estaba igual de ojiplática que todos los demás presentes en aquella sala. Las runas del palacio Ashryver habían aumentado su magia en un doscientos por ciento. Definir aquello que estaba sucediendo como asombroso era quedarse cortos. Claire era digna de llamarse sacerdotisa. Su esencia era notoriamente pura. Era luz. Era vida. Verla transformarse en wampus, arriesgar su mente para hallar los recuerdos del prisionero, enfrentarse al cardenal, refrenar a Kamra y actuar como lo que era; parte de la delegación de Rumanía, sin un atisbo de miedo, era inspirador. Estaba orgullosa de que aquella mujer perteneciese a mi corte, a mi familia. Tenerla de mi lado no solo era beneficioso para mi persona, sino también para todo aquel que reconociese la existencia de Gaia y sus múltiples dones.

Omití el hecho de que la “hija de una hiena calva” conocida por todo el mundo como Kamra, mi hermana, mi igual, había intentado, sin éxito, molestarme, por décima vez en lo que iba de reunión y agarre la pluma que esta me tendía para yo también firmar aquel pacto, aquel acuerdo, en el cual dos naciones, nacidas por separado, estaban entrelazando sus historias, culturas y vinculando sus reinos como uno solo, para combatir juntos y ayudarse mutuamente – Hagamos historia – Y con un ademan rápido, puse mi rubrica al lado de la suya – Nuestro legado empieza hoy – Muchos creían que era parca en palabras, pero ¿acaso importaban estas, cuando era notoria la emoción en mis ojos? Mis verdes pupilas, brillantes como pocas veces, miraban con orgullo a todas las personas de mi circulo cercano. Solo ellos sabían lo feliz que estaba con el tratado. Mi tierra, ahora y siempre, estaría protegida y no solo aseguraba mi trono, sino la vida de cientos y miles de personas que confiaban en mi y en mis decisiones.

- Mikhail – Pronuncie el nombre del ahijado de mi primo. Había estado varias veces en el castillo y su presencia me resultaba familiar, mucho mas que la del primogénito varón – Puedes, si eres tan amable – Sonreí con esa mezcla presuntuosa y prepotente que tan bien me salia y tanto molestaba a la vampiresa – Arrearle una colleja a la reina madre y mandarla a dormir. Ha estado – Moví la mano en busca de la palabra concreta que necesitaba – un poquito susceptible y ya esta mayor para tantas emociones – Vamos que yo molestar sabia y de la mejor forma – Y no creo que tenga energías para mas. Al menos hoy – Ella había empezado, yo solo finalizaba. Tanto Dimitri, como Henry como Claire y hasta el mismísimo hermano de la peliblanca soltaron una carcajada al ver como el chico no sabia si acatar mi mandato o no hacerlo – Si te castiga sin comer, prometo llevarte un poco de tarta.... - Disfrutaríamos del buen momento antes de entrar en temas mas peliagudos, que seguramente serian cientos en unas horas.

[Altaira Ashryver Delacour]

Altaira salió de la chimenea tosiendo el horrible polvo que se había metido a través de sus fosas nasales, odiaba aquella forma de viaje, pero debía soportarlo ya que jamás tramito su licencia de aparición. Con un movimiento de varita limpio el hollín que se había advertido a sus ropas, deseando en lo más profundo subir a su habitación a darse una ducha y cambiarse, pero empujo sus deseos a un lado y se dirigió a las catacumbas del Palacio. Su hermana la había llamado para la firma del tratado con Rumania y para variar, llegaba tarde y sabía que si lo dilataba más tendría que soportar una reprimenda de la peliblanca algo para lo cual la Ashryver no estaba de humor justo en ese momento. 

El ruido de sus botas de tacón sobre el piso de mármol blanco resonó sobre la habitación vacía, no había ni un alma viva en las celdas, aunque no pudo evitar notar la mancha de sangre en una de ellas supuso que Kamra se había divertido antes de la reunión o quizás Maksim había encontrado algún juguete para entretenerse. 

Bajo las escaleras de caracol con rapidez dirigiéndose directamente a la Sala del consejo, abriendo la puerta sin molestarse en llamar, camino sin dudar hacia su hermana.

-Su majestad -se inclino con elegancia ante la soberana escocesa, aunque poseía el título de princesa, el deber de la rubia era mostrar respeto a su reina ante otras personas. -Pido disculpas por mí tardanza. 

Procedió a saludar a sus sobrinos con una inclinación de cabeza, e ignorando abiertamente a Maksim se volteó hacia los presentes, estudiando los rostros de cada uno, no los conocía, jamás se cruzó con ellos excepto por una persona, la prima de su padre adoptivo y actual soberana de Rumania.

-Majestad, es un honor -volvió a inclinarse esta vez ante la soberana extranjera. 

Iba abrir su boca para decir algo más cuando noto al hombre atado cubierto de sangre que carecía de expresión facial. 

-¿Quién mie*** es ese?¿Y porque está aquí? 

 

@ Kamra Ashryver D.  @ Lisa Weasley Delacour

 

[Kamra Ashryver D.]

Los segundos parecieron ralentizarce mientras la soberana Rumana plasmaba las últimas letras de su nombre en aquel documento que, a pesar de su corta existencia, ya era una pieza de Historia invaluable del presente y de los días futuros. En su corazón, Kamra sabía que aquello era lo correcto, cualquier atisbo de duda y alarma a cerca del tratado había sido inexistente...la peliblanca jamás había estado tan segura de algo en su vida. 

Pronto el semblante de Lisa se tornó a uno juguetón y Kamra rodó los ojos antes de que la pelinegra pudiera siquiera soltar sus sandeces. Debía admitir que ver a Mikhail indeciso de que hacer tenía su estómago tenso de la risa burbujeante que amenazaba con salir de ella...no era lo que Delacour decía, sino el rostro congestionado y rojo del trillizo dorado - como le solían decir - oscilando entre la risa y la duda, ya que era una Reina quien le estaba ordenando aquello. 

- Estoy seguro de que podrás vivir con ello, Tía - el tono de Mikhail sonó plano en la primera fase - Ni toda la tarta del mundo me ahorrará la eternidad de dolores en el culo que me esperaría de hacerlo. Tu sabes. 

Kamra levantó una ceja perfecta, lista para continuar con el intercambio unos minutos más antes de retornar a temas más serios, cuando la puerta de Ébano se abrió sin precio aviso y una belleza rubia que conocía tanto como su propio reflejo irrumpió en la habitación. La peliblanca evitó con éxito resoplar...era la primera vez que Altaira asistía a uno de sus llamados ¿Era la presencia de Lisa, o quizás la importancia de aquel encuentro? No quería explorar que otras razones tendría. 

- Altaira, sabes la hora así que no te la diré - es era su manera de reclamarle el retraso - Ese de allí es un simpatizante del Cardenal. Sin ánimos de explicarlo de más, es nuestro prisionero hasta que convengamos que hacer con el aunque se podría decir que llegamos a una conclusión unánime ¿Maksim? - Kamra se giró hacia su hermano mayor, una media sonrisa un tanto conocedora en sus labios, aunque aquella expresión también podría ser alarmante, dependiendo de la interpretación de cada uno - ¿No se te ocurrió ir a por ella y asistir juntos?

@ Altaira Ashryver Delacour  @ Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

Lisa Weasley Delacour

 

Después de “festejar” el inicio de aquella hermandad, todo se torno serio de nuevo, recordando que el prisionero seguía allí y que el cardenal seguramente estaría avanzando en su plan. Levante la ceja y deseche la quinta bola de papel que la “adulta” de la reina escocesa me había lanzado, para ponerme en pie y encaminarme a las catacumbas del palacio, donde desde hacia al menos una hora, el antes alabardero, residía como huésped honorario. Tras de mi, Kamra, Maksim y Dimitri seguían mis pasos mientras charlaban acerca de una especie de cóctel que el hermano de la peliblanca insistía en realizar en honor al tratado. Me encantaba que todos los que yo consideraba familia se llevasen bien, pero en aquel preciso instante, que su tema de conversación fuese el alcohol, me estaba poniendo de los nervios.

Altaira, después de su aparición estelar, tarde como siempre, había hecho buenas migas con Claire y Daniel y según mis informadores, los tres habían decidido dar una vuelta por los terrenos de la edificación en busca de tranquilidad, mientras que nosotros, como era nuestro deber, acomodábamos el plan y veíamos que hacer con el Cardenal y su hostil siervo. Las escaleras de caracol parecían no acabarse nunca. Ahora entendía porque la regente prefería desaparecerse en vez de hacer aquel recorrido absurdo. ¿Quien demonios había diseñado aquello? Tras lo que parecieron horas, llegamos a la oscuridad de la prisión. Dimitri se quedo en la puerta de entrada a las mazmorras, custodiando que nadie entrase ni saliese. Y los demás, con Kamra precediendo el camino, avanzamos hasta dar con la celda adecuada.

Era chocante como cambiábamos. El semblante de mi hermana había mutado, recordándome años atrás cuando aun no tenia el control de su esencia oscura y se volvía loca a la mínima de cambio. Era una vampiro en toda su esencia. Daba hasta miedo. Mi rostro también estaba serio. Sereno. Como una estatua. Ninguna emoción se podía entrever en mis ojos. Lo que producía terror porque no parecía humana. Lo cual era cierto, pues en mi habitaba el depredador mas fuerte, voraz y violento de la faz de la tierra. En aquel momento, dejarnos llevar por los sentimientos significaba errar en los conjuros y no podíamos perder la oportunidad de darle una estocada a nuestro mayor enemigo. Era ahora o nunca y con el pacto recién firmado solo seria añadirle un sabor mas dulce a la victoria.

Kim, mi arma mágica, hizo acto de presencia ante mi mudo llamado. La envaine como si fuese una espada y la apunte con descaro hacia la frente del hombre – Obliviate – Me centre en los recuerdos de su captura, de como lo habíamos apresado y de como nos habíamos enterado de sus planes, de como había fallado y de como el cardenal había intentado sabotear nuestros intentos de adelantarnos a sus decisiones. Todos ellos se esfumaron. Su mente quedo limpia de todos ellos. Ahora mismo era un lienzo en blanco en el cual íbamos a poder dibujar y detallar lo que nosotros quisiésemos, siendo así la mejor idea para afrontar lo que seguramente vendría en unos pocos días – Tu turno – Desde hacia años confiaba plenamente en las habilidades mágicas de la bruja y sabia estaría encantada de hacerlo.

[Kamra Ashryver D.]

Kamra no había reído así desde, bueno...años atrás. Estar rodeada por personas que entendían su sentir y que no la juzgaban por ello, sino que batallaban con las misma oscuridad que ella, era refrescante y bienvenido por la peliblanca. Tanto que se encontraba tirándole bolas de papel a Lisa, quien parecía más joven con la amplia sonrisa que portaba. Allí en esa sala, se encontraban las personas que harían de sus naciones potencias otra vez, una corte regida con honor y casi proporcionalmente con la misma cantidad de salvajismo...nadie allí era santo - salvo claro - Claire. 

Pero todo llega a su fin, pronto su semblante cambió a uno serio, lo que debían hacer comunicado de una Reina a otra solo con un par de miradas como era su costumbre. Antes de la salir de la sala de consejo, se giró a mirar a Altaira con una pregunta en los ojos - Acompáñanos, has estado lejos mucho tiempo y realmente deseo que formes parte de esto - Kamra no esperó a ver si la seguía o no, pero contaba con ello. 

El camino hacia las celdas fue largo;  agradecía como Maksim y Dimitri hacían que el trayecto fuera despreocupado, ambos parecían ser amigos de años dado el tono de su conversación y nadie sospecharía que se acababan de conocer. Eso para Kamra era un alivio ya que de llevarse mal la convivencia y las decisiones habrían sido mil veces más difíciles...asi que las bromas y las charlas subidas de tono, la armonía, eran bienvenidas si eso significaba que todas sus bestias se llevarían bien.

La larga caminata había llegado a su fin con ella a la cabeza de la comitiva, Lisa a su costado derecho y Maksim junto a Fenris, Mikhail y esperaba que su hermana Altaira no muy por detrás. No le extrañaba que su hijo se interesara por ver qué se haría con el prisionero, no cuando se tomaba su deber como protector de Richard tan en serio. 

Lisa, su hermana y su igual, tomó la iniciativa. Los ojos dorados de Kamra siguieron sus movimientos de cerca, rozando los cuchillos de caza a sus costados por si el compinche del Cardenal decidía arremeter contra ella, en caso de que la magia fallara. La pelinegra apuntó con la varita a el vástago del Cardenal, su semblante era amenazante y abrumador. Siempre había admirado la energía feroz que desprendía su aura y cada poro del ser poderoso que era...por supuesto esas eran cosas que ambas se guardaban para si, lo único que haría que una alabara sin tapujos a la otra sería que estuvieran drogadas. 

Kamra observó el momento exacto en el que los recuerdos abandonaron la mente del prisionero, sin embargo no todos ellos, pues la intención era devolverlo con su maestro y que este no sospechara que tenían información vital para detenerlo. No...ellos serían más inteligentes que eso. Los ojos verdes de su hermana de corazón se encontraron con los suyos dorados, esa era toda la señal que necesitaba para seguir con el resto del plan. Con la varita en mano, Kamra apuntó hacia la cabeza del recluso, entrando a su mente como el mejor oclumante lo haría, plantando recuerdos en las lagunas que habían quedado vacías después del trabajo de Lisa. 

- Está hecho. El le dirá a su amo que ha conseguido nuestro plan de defenza en Hunyad, pero que no ha tenido contacto con nosotros mas que con los centinelas que ha conseguido matar para llegar a la información, todo falso, claro está. También consideré necesario - Ashryver movió una de sus manos en el aire - tejerlo con un poco de verdad, como el hecho de que se encontró contigo, Lisa, pero que no pudiste reconocerlo. Dudo que el haya sido enviado a matar a alguien, no...el venía por información, y eso es lo que le daremos. 

- Le dejaremos creer que tiene la última pieza que necesita para que su ataque sea exitoso y luego, en la ceremonia de la luna azúl - Kamra exhibió una sonrisa salvaje y llena de malicia - le daremos un golpe con todo el poder combinado de nuestras naciones. 

- ¿Alguno cree conveniente que toquemos otro tema de interés? 

 @ Lisa Weasley Delacour  @ Altaira Ashryver Delacour

Editado 27 de Septiembre del 2021 por Kamra Ashryver D.