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Prueba de Parsel #16


Lawan Nguyen Thanh
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Hades había accedido a la pirámide, dejando a Lawan con la decepción a flor de piel. Comprendiendo que necesitaba ser un poco más estricto en algunos aspectos, al impartir la habilidad de los Hablantes de Parsel. A él le tomo demasiado tiempo aprender todas y cada una de las técnicas correctas, gracias a su madre pudo avanzar a pasos agigantados en su cometido. Desde ese momento, ya no pudo volcar sus ojos al pasado, donde lo perdió todo y no tuvo más alternativa que iniciar una nueva vida junto a sus fieles ofidios.


— Ha valido la pena cada uno de los sacrificios experimentados, volvería a vivirlo de ser necesario—confesó tomando entre sus manos a una de sus serpientes— Ustedes me han salvado un millón de veces y jamás terminaré de agradecerles por dicha acción—desviando sus ojos hacia el portal. No perdería de vista ninguna de las acciones del vampiro, estaba dentro de la prueba más importante de su vida. Caminar por las brasas ardientes, no era un ejemplo digno para esa osadía.


— Observé con atención todo lo que le rodea, detecte aromas extraños o entidades que puedan complicarle su estadía ahí dentro—la voz del Arcano era dura y tajante. Estaba molesto, pero eso no quitaba que le tendiera una mano en caso de que lo necesitará. Confiar demasiado en las personas era la mayor parte del tiempo un error repetido por las personas, pero al pasar del tiempo se volvía a confiar esperando no ser decepcionado de nueva cuenta. Así era el Encantador de Hanói, confiaba en los que llegaban a su hogar, buscando aprender Parsel, aunque pocos se llevaban algo más que una negativa por parte del Vietnamita.


— No pequeños, el debe aprender a andar solo por la vida y enfrentar las cosas con las armas que posea—las contenía mirándolas con cierto aire de complicidad— Todos aprendemos por las malas, no es sencillo andar por esta vida, ni por ninguna otra—cerrando sus ojos por un breve instante escuchaba el mensaje de su basilisco—Aún no es tiempo, espera un poco más—soltaba como una brisa que busca acariciar las hojas de los arboles que habitaban cubriendo su búngalo.

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El hijo de la noche entro a la pirámide sin saber con qué de iba a encontrar exactamente. El arcano obviamente no se lo iba a decir, la prueba, el camino, era diferente para todos y era aquella estructura mágica quién decidía cual tablero de ajedrez cada uno de los movimientos.

 

La espesa jungla rodeaba al vampiro. Por sus pulmones innerted podía sentir la humedad del ambiente. Aquello era extraño r interesante, aunque no podía decir que era un cambio muy significativo tomando en cuenta todo lo que había tenido que pasar ya. Al menos, parecía ser un terreno conocido, ahora, lo que iba a encontrar era otra cosa.

 

Caminó un poco, se sentía observado, volvía a tener aquella extraña sensación como cuando se encontró con el basilisco. Claro estaba, el cainita sabía que quizás era Laiwan quien lo estaba observando y mucha razón tendría, aunque obviamente aquella sensación era mucho peor y poderosa. Sevmantuvo en silencio y espectante. No llevaba la varita en sus manos. su instinto le decía que no era necesario, sin embargo, en caso de que tuviera que utilizarla estaba seguro de ser lo suficientemente rápido como para sacarla.

 

Al fin, después de algunos metros más llegó a una zona con muchos más árboles y dónde a los rayos del sol le costaban entrar. El Vampiro podía sentir la humedad del ambiente. Escucho aquel extraño siseo. En un principio le extraño, solo que había algo nasxbera muy diferente al diseño de los ofideos que conocía No era una serpiente normal o reptil normal lo que lograba escuchar. Lo escuchaba lejos y a la vez cerca.

 

Podía escuchar y entender claramente que aquella cosa tenía hambre. Dibujo una mueca. El no iba a servir de aperitivo o de comida de ninguna criatura. Se detuvo. Pensó un poco mientras recorría con la mirada todo lo que lo estaba rodeando. Dio un par de pasos más. Aquel suero era mucho más fuerte. Negó con la cabeza, pasara lo que pasará no iba a sacar la varita y mucho menos utilizar sus conocimientos Uzzas ya que era sabido por la comunidad mágica que Arcanos y Guerreros se odiaban.

 

Se subió a la rama de un árbol muy antiguo cuto tronco era muy grueso, el follaje de este árbol era muy abundante. A los lados algunos arbustos lo acompañaban.

 

- qué tenemos aquí -dijo el Ragnarok al descubrir aquel nido.

 

Desde el suelo no lo había logrado ver, estaba muy bien protegido, sin embargo, desde el lugar donde se encontraba definitivamente podía verlo.

 

-oh, mier**... -el ragnarok se lanzó hacia abajo cayendo de firma perfecta, aquello que se acercaba iba por los huevos. En aquel instante lo entendió todo.

 

Tomo 3 de aquellos huevos de serpiente y los mantuvo en sus brazos, mientras que con la varita escondía mágicamente los otros 3

 

El Ragnarok se movió rápidamente. aquella criatura lo miraba con intensa maldad o más bien, a los huevos que el hijo de la noche mantenía en sus brazos.

 

-Damelos, son mi comida - escuchó decir al dragón de komodo que estaba a pocos metros frente a el.

 

El Ragnarok negó con la cabeza.

 

-lo sieto pero no, no voy a permitir que le hagas daño a estos huevos -dijo el Ragnarok.

 

-Entonces te obligaré -siseo aquel reptil - están en mi territorio y ellos me pertenecen

 

-haz lo que quieras, pero no pienso darte nada -dijo el Ragnarok.

 

Aquel monstruo legendario y amenazante comenzó la arremetida, con cada ataque y zarpazo el vampiro lo iba esquivando. Se burlaba de él en su propio idioma para hacerlo enfurecer más. Esquivo sus garras, coma, boca, el dragón de komofo atacaba con todo lo que tenía, sol que en cuestión e resistencia el vampiro llevaba las de ganar, además de que el hijo de la noche seguía protegiendo en sus brazos aquellos huevos

 

-me la pagarás -amenazo el reptil cansado de combatir -volvere, sabes que no siempre estarás aqui para protegerlos

 

Sin más el dragón se alejo cansado y derrotado. El vampiro hubiera intentado hablar con él sólo que se notaba a leguas que el reptil no pensaba escucharlo.

 

El Ragnarok sonrío. Al menos por el momento había logrado salvar los huevos de ofideo.

Editado por Hades Ragnarok

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Lawan permanecía con la vista fija en el portal, observando con suma atención las acciones de Hades. La confianza era algo sencillo de perder o estropear, pero por una extraña razón sus pequeños aún confiaban ciegamente en el vampiro. Debían aprender a no entregarse del todo a los alumnos del Encantador de Hanói, no era recomendable poner toda la carne al asador por seres que apenas si habían cruzado palabras con ellas. Sabia como aprendió él la lengua del parsel, quizás eso lo hacía mucho más reacio a compartirlo de lleno cuando uno de sus aprendices fallaba.


— Bien hecho, al menos no ha dejado que los convierta en su cena—comentó sintiendo como su basilisco estaba dentro del portal— Tomará tiempo, no aparezcas todavía—le ordenó quedándose con la imagen del Nigromante con los pequeños entre sus brazos. Era mejor que no los expusiera a ninguna clase de peligro, porque de lo contrario entonces si, conocería el verdadero carácter de Lawan. Jamás le habían visto comportarse de ese modo, extrañadas continuaban cerca del Vietnamita— Todo estará bien, solo es el mal trago que hemos pasado—repuso dándoles una caricia a sus cabecitas.


— Seamos un poco más exigentes y menos permisivos—siseaba dedicándoles esas palabras. Eran un mismo ente, iban al mismo ritmo y siempre compartían secretos que permanecerían a buen resguardo. El dragón de Komodo salió huyendo ante las acciones del Ragnarok, no se esperaba que diera la vida por sus pequeños. Aquello era algo que le jugaba a favor, pero no acababa de complacer del todo al hombre. Faltaba mucho para volver a ganarse la estima del Arcano, no por nada solía ser uno de los menos empáticos a la hora de convivir con el resto del mundo.



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El Ragnarok no entendía porque había tomado la desición de proteger aquellos huevos. El hijo de la noche pudo dejarlos con los otros en el lugar donde los había escondido, sie embargo, su instinto e impulso lo habían obligado a llevarlos consigo. Los caminos a veces eran extraños y sun sentido, aún así, el Ragnarok hizo caso a lo que sentía.

 

Caminó un poco por aquella jungla pendiente de cualquier otra eventualidad i peligro como aquel Dragon de komofo que seguramente en algún punto estaría buscando oros huevos los cuales comer. Suspiró Porqué de tantos huevos, él había elegido esos 3.

 

Busco en su mente algún dato interesante con respecto a los ofideos mientras se sentaba a la sombra o más bien, al resguardo de uno de aquellos frondosos árboles. Observó aquellos huevos detenidamente. cada una de las cáscaras tan diferentes y no entendía a qué se debía eso, ya que, se suponía que todos eran iguales al estar en el mismo nido. Los estudio uno a uno con detenimiento y se horrorizo al darse cuenta que la cáscara de uno estaba agrietada.

 

Maldijo por lo bajo y en sus adentros, cuando había sucedido eso?. Si mente inmediatamente viajo hasta donde nel cainita esquivaba mal Dragon de cómodo en mucho de sus ataques, di, allí seguramente había sido. Si bien el Ragnarok había tenido mucho cuidado capaz en algún punto había apretado e más contra su cuerpo aquel huevo.

 

Los otros estaban bien, ahora le preocupaba la pequeña criatura dentro de aquel huevo.

 

-todo estaré bien, te cuidare -susurro el vampiro en una especie de siseo.

 

Busco en sus recuerdos si había algún tipo de magia que pudiera ayudarle, si bien, el Ragnarok había vivido mucho tiempo y había visto bmuchas cosas no recordaba que hubiera aprendido algo nadie de algún mago de alguna civilización antigua.

 

- vamos Ragnarok piensa, estudiaste cuidado de criaturas mágicas, las serpientes son iguales a ellas, así que no hay mucha diferencia - se dijo así mismo obligándose a pensar - tú sabes lo que debes hacer

 

El hijo de la noche volvió a rebuscar en su cerebro esta vez sabiendo lo que buscaba y mientras lo hacía hablaba con aquella serpiente dentro del huevo para calmarla y hacerle sentir que todo estaba bien, aquel ifudeo era un ser vivo, uno que había aprendido a apreciar gracias a la serpiente que lo había ayudado en un principio y en la cual confiaba.

 

El Ragnarok se concentro. Lo más difícil sería reparar aquella cáscara. Si bien, lo que se le había ocurrido ni sabía si estaría permitido, sólo que, estaba seguro de algo, aquel intento o hechizo ni era magia uzza, oír lo que no estaría rompiendo ninguna regla, aquello que iba a intentarbers magia pursvy elemental, de esa que cualquiera aorenduaven el colegio de magia y hechicería.

 

-Reparo - susurro del cainita observando como aquella cáscara de recomponia y quedaba completamente sana.

 

Esperaba que aquello no le costará la prueba. Laiwan en ningún momento había mencionado si estaba permitido o no usar la varita, sin embargo, si aquello había estado prohibido correría con las consecuencias de sus actos, había decidido ayudar a la pequeña serpiente y está en un siseo muy sutil y lejano para el oído de algunas personas o aquellas que no hablaban parsel se lo agradecía.

 

-te protejere ,- dijo el vampiro.

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El Encantador de Hanói, no se sorprendió ante las acciones realizadas por Hades. Parecía haber comprendido la primera misión que tenían dentro de la pirámide, valorar la vida de otro ser viviente por encima de la propia. Logró asustar por momentos al dragón de Komodo, liberando del peligro a los seis huevos, la madre de estos sin duda estaría sorprendentemente agradecida.


— Una de cal por las que van de arena—la voz del Arcano estaba desprovista de toda emoción. No experimentaba ninguna clase de sentimiento, posiblemente estaba haciendo uso de la Oclumancia. Sus pequeños ofidios se recostaron sobre sus piernas, prestando especial atención a los tres huevos, exasperándose al percatarse que uno de ellos tenía el cascarón agrietado. Ver a un pequeño de su especie en peligro, no era algo que les causará la más mínima gracia.


— Estará bien, no hay nada de que preocuparse—apaciguando a las serpientes. Les dada un improvisado bálsamo para su malestar— Uso magia, al menos no fue magia Uzza —recordando el odio encarnizado que existía entre los Arcanos y Uzzas. Si hubiera realizado alguna clase de encantamiento relacionado con esos sujetos, si que estaría en serios problemas el Ragnork. Si respiración se acompasaba con los siseos de sus acompañantes, dándose tiempo para entrar en una especie de trance.


El mismo se vio salvado por las serpientes protegido de todo daño tras perder todo lo que poseía. Ahora su alumno experimentaba una sensación similar, viéndose abandonado por la buena fortuna y todo lo que en algún momento le sirviera como arma para salir bien librado de las pruebas que el destino colocará en su andar —A veces arriba, otras veces abajo— enviando ese mensaje hacia a su alumno, esperaba que pudiera descifrarlo. A él le tomó mucho tiempo dar con las señales correctas, pero contando con la guía la ardua tarea se volvió un poco menos engorrosa


— Improvisa un refugio para ellas, recuerda que las llevarás contigo durante toda la prueba—advirtió dejándolo con su tarea. Volviendo a su trance, no perdería de vista cada paso dado por el Nigromante. Le daba un nuevo voto de confianza, solo esperaba que no lo arruinará de nueva cuenta— Escuché con atención, siseos amistosos pueden hacerse presentes en cualquier momento —acariciando su varita aguardaba por el siguiente episodio.




Editado por Lawan Nguyen Thanh
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El hijo de la noche observaba lo que se encontraba a su alrededor. Lo había dado todo por salvar aquellos huevos y debería seguirlo dando todo por mantenerlos a salvo, hasta de el mismo

 

sintió las palabras del arcano, pudo oírlas retumbando en su cabeza. Aunque no entendía muy bien A qué se refería el vietnamita con eso de arriba y abajo estaba seguro que en algún momento lo descubriría o más bien ese era su segunda misión.

 

El ragnarok suspiró. al menos había logrado salvar a aquella criatura dentro del huevo, pero si de algo estaba seguro y Laiwan se lo acaba de confirmar, en lo que queda del camino de la prueba. El cainita pensó por un segundo. Novio la varita y creo una esfera de energía como la que había en su tiempo conjurado el señor tenebroso para proteger a su serpiente Nagini. Una vez que el Ragnarok hizo aquello, transfirió los huevos a su monedero de piel de Mike donde estarían segurid hasta que pasará todo aquello.

 

El Ragnarok se levantó y siguió su camino, no sabía exactamente cuánto le quedaba de la prueba, que tanto mas lo iba a probar la pirámide o que otros peligros i acontecimientos lo esperaban adelante.

 

Observó el cielo, podía notar gravías al movimiento del Sol que el tiempo iba pasando, a veces parecía que iba lento, otras veces mucho más rápido de lo que él esperaba, pero ciertamente el hijo de la noche sabía que tenía que seguir adelante si quería salir de aquella pirámide tenía que enfrentarse a lo que tuviera en frente, así de le fuera la vida en ello.

 

Tal cómo le había advertido el vietnamita el cainita escucho algunos y siseos que se acercaban hasta donde secuestran él. Miró y estudio a las serpientes que se cruzaron a su paso, El Ragnarok sonrío. Podía confiar en los ofideos, oír lo que en perfecto parsel led pregunto cuál era el camino correcto que debía recorrer. Asíntio y después de darle las gracias hizo lo que debía hacer, afrontar las consecuencias de sus actos y seguir adelante.

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El Arcano observaba con detenimiento las acciones de Hades, emplear una esfera de energía para proteger a los huevos, no le resulto del todo una idea descabellada. Era normal usar toda la clase de trucos que se tuvieran bajo la manga, el mismo solía emplear los ases bajo la manga que le enseñará su maestro en sus años como aprendiz para perfeccionar el Parsel. Era como volver sobre sus pasos, dándole oportunidad a sus memorias de ser compartidas con el Ragnarok.


— Cada una de mis palabras pronto cobrarán un significado, no te apresures— siseaba al viento. Sabiendo que el mensaje llegaría a su destinatario sin problemas, volviendo su mirada hacia sus pequeños les daba la orden de permanecer en el mismo sitio. Su basilisco estaba cerca de la ubicación del vampiro, pero no se dejaría ver hasta comprobar que el dragón de komodo, ya no era una amenaza latente para los planes de la enorme serpiente. No le gustaba tener obstáculos en medio de sus batallas, no le mataría pero si le haría aprender el verdadero Parsel por las buenas o por las malas.


— Atento a cada uno de sus movimientos, recuerda que tiene a los pequeños bajo su custodia—le advertía a su fiel amigo— Depende de él que sobrevivan, si sufren alguna clase de daño, ya sabes como debes proceder— la mirada del Encantador de Hanói estaba desprovista de toda emoción. Era de esperarse, ya que los seres que eran como el, poco o nada podía sentir ante una situación de peligro o aparente alegría. Solamente se sentaba a observar, porque el mismo se arriesgo hace mucho tiempo y lo perdió todo, ganándose la compañía de esas serpientes que eran todo lo que necesitaba en su vida.


— Cada lección es un nuevo comienzo, cada paso dado es una huella que dejamos en el mundo. Porque formamos parte de el y como seres pensantes y racionales, debemos darnos cuenta de los fallos que hemos cometido antes. Recuerde todo lo que me contó en la clase, aférrese al cambio de piel definitivo que esta a punto de sufrir— su voz era diferente como un siseó intenso que poco a poco se colaba por los sentidos del Ragnarok. Lawan estaba usando los poderes que adquirió de su madre, maestro y ofidios, cada no de ellos le dieron un don que protegía como si se tratará de su propia vida.


— Escuche con atención—indicó cerrando sus ojos entrando en un profundo trance. Se comunicaría con su aprendiz por medio de su mente, enviándole mensajes en el Parsel que el aprendió de su madre. La lengua que recorría todo su poblado, llevando entre sus mensajes una enseñanza que perduraría por muchas generaciones. Sintiendo a sus ofidios reptar por sus piernas y brazos, buscando en el cuerpo del vampiro un refugio que les diera la oportunidad de poder echarle una mano a su compañero de andanzas.


— Confía en Lawan, el sabe porque actúa de ese modo— la serpiente se conectaba con el postulante a la Habilidad de Hablantes del Parsel. Obedeciendo a su amigo el Encantador de Hanói, darle una mano amiga a aquellos que lo necesitarán sin importar, si respetaban o no a seres como ellos. Así eran ellas y siempre lo serian, confiando en los que estuvieran dispuestos a pasar por cada una de las pruebas impuestas por Lawan.



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  • 1 mes más tarde...

El Ragnarok solo podía hacer una cosa, seguir adelante. Hace tiempo había dejado su mente y sus propios miedos atrás. El hijo de la noche tenia una misión importante, una en la que no estaba permitido fallar. Si bien, el cainita deseaba aprobar aquella habilidad, dominarla y poseerla ya no le importaba más que una sola cosa, cuidar aquellos huevos de serpientes.

Cerro los ojos escuchando las palabras tanto del vietnamita como de aquellas serpientes que le acompañaban. 

-Tôi sẽ tiếp tục tiến về phía trước để cuộc sống của tôi cứ thế trôi đi, trước đây tôi sợ thất bại, bây giờ với trách nhiệm gánh trên lưng, tôi biết rằng đó không phải là một lựa chọn -siseo el hijo de la noche en la lengua madre

Había dicho aquello en parsel. Sentía que debía hacerlo así. continuo el camino atento a cualquier cosa que pudiera atacarlo o hacer que hubiera un mínimo de peligro para aquella preciada carga que llevaba oculta en su monedero, aquello había sido la prueba más dura? cada una tenía su estilo eran diferentes las pirámides sabía cómo sacar lo mejor y lo peor de cada uno de los aprendices que pasaban por allí.

Seguía pasando el tiempo y el hijo de la noche aún no sabía con qué más se podría enfrentar en aquella prueba, el camino caseta tiempo cambiada puede hacer árido podría ser selvático el hábitat quizás dependía del tipo de serpientes con la que podría encontrarse, ya que era obvio que no todas las serpientes vivía en el mismo terreno, el caimito sabía que aquello poder terminar en cualquier momento pero también sabía que la prueba podía extenderse mucho más. Solo debía mantener la calma, confiar en sus instintos y en sus habilidades.

Editado por Hades Ragnarok

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— Ha aprendido a cambiar su piel de diversas formas, tonalidades varias rodean su cuerpo, Señor Ragnarok—la voz del Arcano se escuchaba lejana, semejándose a un susurro que busca arrullar al hijo abandonado por sus padres. Lawan estaba más que satisfecho con el desempeño de su alumno, sufrir era el menor de los pesares para los seres humanos. Pero para ellos que no contaban con la vida como tal dentro de su ser, significaba un cambio notorio—Ellas le agradecen su dedicación lamentablemente, solo una podrá acompañarlo una vez que parta de este sitio hacia su hogar—le costaba desprenderse de sus pequeños ofidios. 

Ellos eran parte de su esencia, compañeros en sus años de aprendizaje y consejeros leales en todo momento. Cada alumno solía llevarse uno de ellos consigo, pero comenzaba a replantarse esa posibilidad, ya que al final podría quedarse sin serpientes con quienes convivir y eso si que no le calzaba en lo más mínimo. Su basilisco hizo acto de presencia delante de Hades, dándole una certera mirada que fue cubierta con astucia por el vampiro— De los males el menor, pero ha protegido sus ojos con un movimiento digno de admirar—se mantenía mirando el portal con suma atención. 

La prueba fue demandante en muchos aspectos, pero en otros había quedándole a deber un poco al Encantador de Hanói. No quedaba nada más que hacer, solo aceptar el cambio en la alianza que tenía su aprendiz en el dedo—Lo ha logrado, aunque merece saber que esperaba mucho más de usted—reflexionó al verlo acercarse a la salida del portal. Este poco a poco cedió abriéndose por completo— Es todo un Hablante del Parsel, se ha vinculado con éxito a la habilidad y puede usarla cuando lo desee. Solo recuerde una cosa, no abuse de dicho poder o lo sabré—despidiéndose del hombre volvía a la tranquilidad de su búngalo.

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