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Edicto #2 sobre la Educación en las Escuelas Mágicas


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Días antes del edicto. Despacho de Sagitas.

 

Bufé como respuesta a la pregunta de Sagitas "Es que no puedo querer hablar con mi familia?" Desde luego, esa pregunta en cualquier otro contexto probablemente hubiera provocado risas entre los presentes, pero con la tensión que vivíamos en casa y la desconexión qeu cada vez parecía mayor entre nosotros, aquella pregunta era más un dardo que otra cosa. No podíamos hablar en casa? Como siempre habíamos hecho?

 

Cedí a sentarme, tomando la silla situada a la izquierda de @Xell Vladimir Potter Black. Ella era la única de nosotros que parecía más o menos a gusto en presencia de Sagitas. Cuando tomé asiento me  crucé de brazos, con el ceño fruncido y mirando hacia la pared, al fondo de la sala, evitando mirar a Sagitas, mientras ella parecía muy interesada en encontrar algo perdido por su escritorio.  Solo cuando me preguntó por "Artagracia" logró sacarme una leve sonrisa. La niña era lo único que en aquellos momentos aun parecía unirnos. 

- Si. Anoche la llevé a mi habitación para qeu se tranquilizara, pero la he dejado durmiendo en su cama. - contesté. Hacía muy poco que había cambiado la cuna por una pequeña cama, la cual contaba con una especie de barandilla en el lateral para qeu la niña no acabara por el suelo durante la noche.

 

La persona que esperábamos no se hizo esperar demasiado. Sagitas siempre había tenido mucho poder de convocatoria, en casa, con la familia....y en el ministerio, como Ministra. Al parecer, esperábamos a @Darla Potter Black....si que comenzaba a parecer una reunión familiar. Pero antes de que la dejara pasar, antes de que abriera la boca, sentí un agujero en el pecho.

 

La percibí antes de que contestara a Darla o mi madre la hiciera pasar también. Hacía dos años que no la veía....dos largos años, donde lo último qeu guardaba de @Helike R V PB era un recuerdo tan especial como doloroso. Sin decir nada, me tensé, apretando los puños, mirando a los ojos fijamente a Sagitas, en una pregunta muda...."La había mandado llamar? Que....que estaba haciendo ella alli?" Casi me faltaba el aire, mientras luchaba por contenerme, buscando una respuesta en Sagitas. 

 

Sagitas habló. Bueno...más o menos. Su gran elocuencia, divertida en otros tiempos y tan grandilocuente para lanzar edictos ahora, había desaparecido ante unos pocos miembros de su familia.

 

"Ithilion va a matar a todos"

 

Ya, lo sabía. Me confió el secreto de aquella profecía hacía muchos años, antes de casarse con Jack. Recordaba como me lo había contado, los motivos que llevaron a ello y también, que había prometido ayudarla para qeu nada de eso pasara. Ya habíamos visto el futuro juntos. Ithilion me mataría, no sin antes amputarme la mano derecha. 

 

"le influirá un nigromante de padres muggles"

 

Conocía al nigromante, su existencia como parte de aquel plan, pero....no que fuera de padres muggles. Era, probablemente parte de las respuestas qeu encontró cuando nos separamos en Egipto. Aquel viaje que inició sola y nos separó, tras nuestra pequeña y accidentada aventura en la tierra de las pirámides. 

En mi cabeza, algo encajó. Los edictos, sus normas, como de pronto había adoptado la posición del ministro Aaron contra los muggles de una forma más radical, directa y peligrosa. Pretendía evitar el futuro de Ithilion exterminando y controlando a los muggles?

- Claro qeu no viviremos ese futuro. Te estás creando muchos enemigos con tus decisiones políticas. - gruñí. Era uno de los motivos por los que me había quedado, a pesar de todo. En cualquier momento alguien intentaría atentar contra ella y no sabía si contaría con alguien para defenderla. 

 

Una bestia que provocaría muerte y enfermedad, que aniquilaría a la mitad de Ottery. Fruncí el ceño, tratando de hacer memoria. Las visiones....maldita videncia.

- He visto niebla. He olido a ceniza y sangre y he oido gritos. - dije. - Tenemos que parar esto, pero tienes qeu dejar de poner a la población en tu contra.

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Noté que alguien más llegaba. Otro aroma conocido y aún con la capucha puesta, recordé a quién pertenecía. Me giré y vi a la bruja. Debía ser por nuestras especiales conexiones vampíricas que ambas nos sentíamos mutuamente. Parecía que no se sorprendía en absoluto el ver mi aspecto. La verdad es que debía estar horrible. Ni tiempo me había dado siquiera a darme unos retoques de maquillaje para disimular las profundas ojeras. Buscaba información y esperaba obtenerla en la oficina gubernamental.

Me sobresalté un poco al escuchar la voz de la mujer. Me había quedado un poco absorta con mis pensamientos, carraspeé y le dije:

- Hola querida - con una sonrisa débil y una inclinación de cabeza- pues, la verdad es que no, yo venía a... por otros asuntos... 

En ese instante se abrió la puerta y la cara de sorpresa de mi suegra no era para menos. Había citado a una persona y resultó que se encontró a otra más. Volví a sonreír al escuchar su expresión. Menuda manera de recibirnos, pero me alegré al ver que en eso no había cambiado. Pero por lo poco que había visto, mi marido y mi prima estaban dentro. Así que mi olfato no me había engañado del todo. 

- Después de ti - le indiqué con la mano, para que pasara al interior tras el recibimiento de la política. Y tras pasar al interior, cerré la puerta con suavidad. Me senté en una de las sillas que estaban libres. Matt no me miraba y no era para menos, Xell parecía estar en su mundo, pero no sabía porqué, pero tenía la sensación de que las cosas sí habían cambiado. No podía leer auras, ya que no era sacerdotisa, pero con mi hermana melliza, había aprendido a leer energías y eran oscuras, muy oscuras. "Al final, va a ser verdad lo que me había dicho Galadriel" pensé para mí. Quizás no se reunieran con mortífagos pero sí se relacionaba con gente o que practicaba las artes oscuras. 

Por costumbre y para calmar lo que sentía en mi interior, saqué una petaca de plata, la abrí y di un trago un poco largo. Casi me atraganté cuando escuché las palabras de Sagittas...

- ¿Ithilion? - me quedé asombrada, mirándola. No, era imposible, pero en el mundo de la magia sí podía serlo. Si Lázarus podía hacer cualquier cosa con cuatro huesos de un difunto, un nigromante podía hacer mucho más...

- Yo soy nigromante, pero no sé si se puede revertir esa magia o anularla... será complicado - chasqueé la lengua. La maldita videncia nos había jugado una mala pasada a todos, pero la información que nos estaba proporcionando, la verdad es que en ese sentido tenía lógica que actuase como Aaron. Pero algo debía de haber en ese transfondo de Edictos y leyes. 

- Pero un nigromante no tiene tanto poder para hacer eso. Tiene que tener otros poderes, otros poderes mucho más fuertes para llegar a ese nivel de magia. Quizás, con un imperius y todos los aquí presentes sabemos que eso es magia ilegal - dije con una media sonrisa en mi boca. Bajé la vista hacia mis manos y aún con la petaca, la cerré y la guardé de nuevo en el morral de cuero. En Italia había intentado por todos los medios no usarlas. Pero a veces era inevitable.  Cuando había mencionado las palabras cenizas, mi mente me jugó una mala pasada; pude visionar de nuevo una pira enorme de cadáveres con leña y a mis hombres prendiéndoles fuego con unas antorchas, enseguida el fuego empezó a crepitar y a subir, el olor a carne humana mezclada con la vampírica y madera había impregnado el ambiente, no pude evitar fruncir el gesto ante eso. ¿Para qué habría vuelto? Quizás sería la mejor manera de evitar otra masacre más. Una manera de limpiar el karma que tan sucio tenía.

- Y si querías evitar todo ésto, ¿para qué te enfrentas al resto de la comunidad mágica? ¿No había otras formas? - no pude intentar evitar el reproche en mi tono de voz. Yo como mortífaga estaba de acuerdo, pero eran unos cambios drásticos - estás cometiendo los mismos errores que Voldemort. Las cosas hay que hacerlas con delicadeza y con el paso del tiempo para que la gente se acostumbre. No puedes cambiar las cosas de un momento a otro... y con eso te has ganado las antipatías de la comunidad mágica internacional, y también aquí dentro... 

<< Y con respecto a Ithilion, puedo mover mis contactos para buscar información. Pero ya te aviso ahora que no tendrás muchos apoyos. Y todo ésto es malo para los negocios incluído los mágicos - ¿qué hacía yo? No tenía ni idea, se suponía que seguía los ideales mortífagos y era orgullosa de corazón con ellos pero, era otro error más en la larga lista de ministros que habían perdido el cargo por conseguir no sé qué futuro mejor - no quiero desacreditarte como ministra, seguiré tus órdenes por supuesto. Pero será difícil que la gente acepte cambios tan bruscos. Yo puedo intentar ayudarte... no sé... y estoy de acuerdo con Matt. Las cosas hay que hacerlas bien o mejor no hacerlas. Tendrás ciertos apoyos de otras facciones pero no de todo el mundo - asentí con la cabeza- y si quieres conseguir la cartera de ministra para el año que viene, ésta no es la mejor forma. Entiendo lo que pretendes - aclaré- sólo te falta incluír el toque de queda. ¿Qué es eso de que estás reclutando gente para la guerra? -pregunté de sopetón al recordar las pocas noticias que había conseguido obtener tras mi llegada a Londres y el hecho de que Sean las había dicho, seguro que había creado mucho más malestar - puedo ofrecerte hombres si los necesitas y a un buen precio. Mercenarios sí, pero muy buenos con una buena bolsa de galeones te seguiran hasta el final. 

Quería intentar comprobar que las conexiones que tenía con Matt funcionasen pero sabía que no estaría muy perceptivo. Lo notaba y seguro que estaba enfadado. No era para menos. Y sentí otra emoción más, el que mencionase a nuestra pequeña, había removido cosas en mi interior, que ya tenía olvidadas. 

"¿Nuestra hija está bien? ¿Está segura en casa?" No había tenido mucha información, porque la guerra interna que había tenido en Italia me había imposibilitado alguna comunicación. Aunque el consejo tenía formas seguras de hacerlo, también se podían interceptar y más con magia. Quería evitar el riesgo que eso suponía. Pero con mis informantes sabía que por el momento crecía sana y segura. Era temporal, al menos que el hijo de Sagittas creciera, yo también quería un futuro para ella "Lamento no haber tenido comunicación en éste tiempo, pero era necesario, me fui para garantizarle un futuro y para salvaguardarla de las amenazas, no voy a pedirte perdón por eso, creo que tú también harías lo mismo si pudieses" la conexión quizás fuese más débil pero al terminar mi exposición a mi tía/suegra le había enviado esos mensajes "y no era seguro comunicarme con vosotros, sólo te pido perdón por marcharme de aquella manera, pero no podía darte explicaciones, no tenía forma de que nuestra hija heredera un reino sin exponer a la familia"...

En todo éste tiempo no lo había mirado, básicamente porque sabía que él no lo haría. La tensión reinante se podía romper en cualquier momento y tomé nuevamente la petaca de plata. Estaba rellenada con whisky de fuego y eso calmaba cualquier remordimiento que me viniese a la cabeza. Pero ahora era más importante hacer ese "trabajo" y evitar cualquier situación futura que nos pusiese en peligro a todos. 

Aclaré mi garganta:

- Bueno, lo primero es recabar información. ¿Se sabe algo más de todo lo que nos has contado? - Es cierto que en todo el tiempo había hablado con voz débil. Necesitaría reponer fuerzas antes de enfrentarme a otra batalla, pero la verdad es que me sentía agotada. No bastarían sólo las pociones. Esperaba que fuese sucifiente varias noches de sueño reparador (si las pesadillas me dejasen) y una buena alimentación. Yo sólo esperaba que, la videncia nuevamente, no nos jugase malas pasadas otra vez. 

 

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Días antes del Edicto:

Bueno, ya estaba dicho. En realidad, no había dicho ni el uno por ciento de todo lo que no me dejaba dormir, pero , se podía decir, lo principal estaba dicho. Un resumen que rozaba casi lo superficial, sin detalles que profundizaran en qué, cómo, cuándo... Lo esencial, había sido dicho. Ahora tocaba esperar la reacción de la familia. No sé porqué miré fijamente a mi hijo. Él sabía lo que iba a suceder, él y yo habíamos compartido la visión y nuestra búsqueda de una explicación en aquellos antiguos jeroglíficos que me habían dejado el alma rota, sin saber dónde agarrarme. Tal vez no debiéramos haber ido a aquel santuario de aves fénix, tal vez... Pero no, la verdad hay que cogerla por los cuernos y aceptarla, tal como viene.

Él pareció entenderme aunque, como en anteriores conversaciones, no aceptaba mi forma de enfrentarme a los hechos que sucederían alguna vez. Según él, debía evitar el aislacionismo y buscar ayuda en vez de tomar decisiones tan poco populares. Me encogí levemente de hombros.

-- Poco me importan los enemigos políticos, Matt. Aquí lo que me importa es que no puedo permitir que Ithilion entre en contacto con ese ser, debo impedir que estudie y que pueda llegar a adulto con todos esos conocimientos que influirán en el niño y que... 

Tragué saliva. Ver a mi hijo como un asesino en masas era algo que me negaba a creer todavía.

-- Si la población entera se pone en contra me importa un gusarajo cojo. ¡Les estoy salvando la vida! Tener lo que tienen no se hace sin concesiones y no estoy afectando a los magos. Sólo a los muggles. Sólo ellos son los que han de ser controlados. Uno de ellos tendrá un hijo que arrastre al mío al infierno.

Estas últimas palabras las pronuncié con rabia, porque sabiendo el origen de todo, apenas sabía nada de ese origen, a pesar de mis intentos. La interrupción de Heliké sólo hizo aumentar mi rabia, con lo que exploté.

-- ¡Yo también soy Nigromante, no alardees, sobrina! -- Usé el "sobrina" como una arma en su contra, puesto que no la quise aún reconocer como hija, a lo que tenía derecho por estar casada con Matt. -- Se necesita mucha magia y algo más que un sencillo "Imperio" para hacer lo que sucederá. Mi hijo es el digno heredero de los poderes de su madre y de su padre. Ithilion desarrollará un nivel de magia tal que nos dejará a todos abochornados. Será superior mil veces al mismo Dumbledore. Pero se echará a perder en cuanto conozca a... ese... mestizo... Tengo que evitarlo.

Acompañé la última frase con un puñetazo en la mesa que me produjo un dolor en la muñeca. Lo agradecí. Últimamente, el dolor era el único calmante que podía reducir el caos de mi cabeza. Aspiré con fuerza para tomar un aire que apaciguara mi mal humor. Fue imposible tras la siguiente frase de Heliké.

-- ¿Qué quieres decir con que "las cosas se hacen bien o no se hacen"? -- Me incorporé y apoyé todo el peso de mi cuerpo en los puños sobre el escritorio. -- ¿Crees tú que lo mejor sería matar a Ithlion? ¿Crees que su muerte es la mejor solución a ese problema?

Casi grité al decir aquello. En realidad, no lo pensaba de ella sino de mí. Yo era su madre, la que sufrí al concebirlo con magia oscura de un padre ya fantasma, quien le dio a luz en casa, sin hospitales, quien le veló mientras pareció que no sobreviviría al mes de vida y quien le cuidó hasta hacerle aquel agradable muchachito de 8 años que correteaba por la casa como un chico travieso más. No podía creerme que aquel crío de lindas mejillas sonrojadas y rebelde cabello rojizo llegara a ser el criminal más buscado dentro de una década. Y yo, su madre, había valorado el matarlo antes de que causara aquel enorme dolor. ¿Es qué no entendían que todos mis edictos, las medidas políticas tomadas, eran el intento de una madre por salvar la vida de su hijo? Me senté de nuevo, desolada, como si fuera una batalla perdida.

-- No hay pruebas de nada de esto. Son visiones, del futuro no se tienen nunca pruebas.

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Días antes del Edicto.

 

La tensión que había en el aire no lograba terminar de entenderla, bueno, Sagitas era lógico, con todo lo que estaba ocurriendo, sobre Matt le había contado Kim, que había debido detenerlo para que no tirase abajo la puerta de su madre. Lo que no terminaba de entender era qué pasaba exactamente entre su primo y su esposa, los miró de reojo, pensativa ¿tanto se había perdido por escapar de su familia? Ahora entendería Seba si lo supiera, que nunca lo había ocultado, ella había huído, toda su vida, desde…  la única que parecía relativamente en calma era Xell.

Como fuere su tía parecía haber decidido tomar la palabra y explicar todo, pero lo que les dijo fue algo que la pelirroja no se hubiera esperado jamás. Sus ojos se abrieron con sorpresa y se permitió no disimularlo con metamorfomagia, solo mantuvo su mente aún oculta con oclumancia, era algo que hacía cuando salía de su hogar, sin importar ante quien. Odiaba la legilimancia, odiaba la adivinación y sobre todo odiaba la videncia.

No era que no quisiera a legilimánticos, adivinos o videntes, pero ni en sus más remotos sueños querría tener esos poderes o habilidades. Y lo que decía Sagitas parecía guardar relación con ver el futuro. Su primo Ithilion, esa criatura dulce cuya partida de nacimiento había tenido el placer de tener en sus manos cuando laboraba en el SAW y que la había hecho sentir feliz por su amiga sería un asesino en masa… y lo peor de todo que hablaba de un nigromante. Darla sintió que el aire le faltaba, solo el hecho de que él ¿seguro era él? había nacido de muggles… claro, los edictos…

El ahogo de Helike ni sus palabras le pasaron desapercibidas, ni mucho menos las palabras de Matt, sin poderlo evitar frenó su mano a mitad de camino ¿qué idiotez estaba por hacer? ¿Consolarlo por sus visiones? No le correspondía, para nada… intentó entender… niebla, cenizas, sangre, el nigromante…

No necesitas meter a todos contra ti, con la magia y los medios adecuados solo debemos evitar a un ser… pero necesitamos saber quién es él… o ella…

Había lanzado esa frase al aire, no esperando una respuesta, pensando en lo que Helike había propuesto pero consciente de que todo aquello era, claramente una locura. Pasó su mano, la misma que había refrenado ante por sus cabellos, en un gesto automático que usaba cuando algo le inquietaba y pensaba. Las palabras de Sagitas no eran reconfortantes ni menos.

Sí estás afectando a los magos mujer, ¿de verdad no lo ves? Un joven rebelde puede ocultar su origen y como venganza a tu postura ser el que lleve a Ithilion a lo que has visto —la idea le había venido a la mente loca y fuerte, pero como una nebulosa en un sueño, casi había podido imaginar la figura paterna ¿por qué paterna? Como un ser cálido y protector para el joven, ¿Qué demonios estaba imaginando?

—Y no creo que ella hable de Ithilion, pero yo hablo del nigromante… —dijo levantando la voz y clavando su mirada en Sagitas, a su mente vino un recuerdo y lo encerró con toda su fuerza… o era Goderic o era el Ministerio o era su propio convencimiento que no debería poderse pero de que seguro se podía intervenir…  y no ahora, no así, no de eso modo —se aterró al darse cuenta que había dicho aquello en voz alta, miró a la Sagitas que casi había roto su mano contra la mesa y supo que quizás la entendiera, pero no podía… no quería sacar esa información… ¿Quién tenía más poder en ese mundo caótico? ¿Quién podría guiarla en las sombras del futuro… o del pasado…?

Editado por Darla Potter Black
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Antes de la Conferencia de Prensa.

 

El Atrio era uno de los lugares más concurridos en aquel momento. Había estado un par de horas dando vueltas por allí, sin tener éxito en ninguno de sus rincones. Pero la intuición me había hecho mantenerme allí, donde los magos y brujas se habían alterado por segunda vez, gracias a la Primera Ministra. No tuve que rebuscar demasiado para que la noticia oficial llegara a mis manos. Aquel pergamino se había repartido hacia todas las direcciones, por orden de la Gran Jefa Potter Blue.

 

El segundo edicto hablaba sobre la educación mágica y si de algo razón tenía aquella frase, lo estaba comprobando en ése instante, en el medio del caos se abrían huecos que uno podía aprovechar.

 

Me había escabullido entre los controles que habían impuesto en el Ministerio, un gasto claramente de galleones porque era demasiado fácil evadirlo. Los ascensores me llevaron hasta el piso donde se encontraba la oficina de la Ministra con una imagen que había colocado con mi metamorfomagia, principalmente por mis ojos que eran los primeros en llamar la atención. Mi capucha dejaba ver unos bucles tan dorados como el sol. Salí cuando las rejas doradas se abrieron y la voz metálica me daba la bienvenida.

 

En el momento que el ascensor se cerró y empezó a ascender, ya mi imagen era la común y corriente, con el cabello negro con destellos dorados y mis ojos tan negro azabache como una noche oscura. Aquella recepción parecía demasiado solitaria, especialmente porque todos se estaban concentrando en la oficina de la Ministra. Siempre estaban en reuniones. ¿Estaba dispuesto a meterme en ése estilo de trabajo?

 

Buenos días, vengo a la reunión con la Primera Ministra sobre el puesto en la dirección del Departamento de Educación Mágica —mi varita dio una rápida sacudida, saliendo de mi mano libre y luego escabulléndose nuevamente para ocultarse entre mi ropa, tras haber lanzado una maldición Imperio. Esperaba que Marck obligadamente anotara aquella reunión con la primera Ministra Sagitas en ése preciso instante, necesitaba ése puesto, porque podría controlar gran parte de algunas personas.

 

Sus ojos brillaron intensamente y se perdieron en la nada misma. El Ministerio carecía de seguridad. Y a pesar de que la Ministra podía defenderse de ella misma, claramente que las protecciones para con otros magos y brujas eran subestimadas. No había manera alguna de haber llegado como había llegado. Ya habían ignorado una carta y estaba seguro que ése era el instante justo para llegar a aquel lugar. Podía escalar en el Ministerio de Magia rápidamente pero necesitaba un puesto de poder, no podía conformarme con limpiar los pisos.

 

Todo había coincidido milagrosamente. Mi llegada al Atrio, la salida del segundo edicto, la soledad en aquella recepción con un Marck más ocupado en sus notas que en quien recién llegaba. Esperaba que ésa idea funcionara. Me cruce de brazos.

 

@Sagitas Potter Blue

Editado por Mael Blackfyre

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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La noticia de un segundo edicto tomó al Weasley por sorpresa quien, desde hacía ya un par de semanas, vivía cabizbajo luego de sus andanzas por el Ministerio de Magia hacía más de dos meses atrás, cuando había hecho arder todos y cada uno de los archivos del Escuadrón creado para poner en efecto el primer Edicto de la Ministra. Tras escapar por lo que pareció una mala organización de las fuerzas de seguridad ministeriales y a pesar de las múltiples órdenes de captura aún vigentes en su contra, Nathan había logrado refugiarse en distintos pueblos de Inglaterra, desdicho entre la perspectiva de quedarse a luchar junto a La Resistencia o la invitadora alternativa de huir hacia Estados Unidos, donde podía disfrutar de asilo político bajo la tutela del MACUSA.

Ninguna de las dos opciones le resultaba más sensata que la contraria. Rumores los había por miles y de ambos lados de la contienda, tanto de aquellos quienes surcaron al continente americano tan sólo para ser encontrados y apresados por los secuaces de la Ministra, como de los distintos planes que ésta tenía para las siguientes semanas. Incluso más fuerte que los rumores eran las pruebas de las consecuencias que la gestión de la Potter Blue tenía sobre la vida de las personas: la comunidad inglesa se mostraba hostil, desconfiada y auguraba tiempos aún peores mientras se tomaban conductas primitivas, antisociales y recluídas que marcaban una sintonía muy diferente a la que la Ministra había prometido durante su candidatura.

Las manos del Weasley temblaban de ira mientras sostenían el pedazo de papel que rezaba el Edicto. Los motivos detrás de él eran tan desconocidos como ridículos, y cada una de las alternativas con las que Nathan se topaba para explicar ésta y sus previas acciones eran tan o más inverosímiles que la anterior. NI siquiera en sus análisis más abstraídos, meticulosos e imparciales podía encontrar una explicación a medidas tan segmentarias, que diezmasen la población mágica a algo tan alejado de su esencia. ¡Cómo si no hubiesen tenido suficiente de ese sinsentido de puritarismo y linaje sanguíneo durante la administración del Black Yaxley! ¿A qué demonios apuntaba esta gente?

Era claro a estas alturas que la Ministra de Magia ya no jugaba para nadie más que los mortífagos, y cualquiera que pensase lo contrario era sencillamente un iluso o un ciego. No obstante, le resultaba difícil adjudicarle las mismas motivaciones que a ellos: ¿con qué cara podía la MInistra querer decimar a mestizos y relacionados con muggles, siendo que su propio prontuario la sentenciaría a un veredicto culpable?. A decir verdad, al Weasley sí se le ocurría una alternativa: una reacción de formación. Era enteramente probable que en alguna parte de subconsciente la Ministra hubiese creado una de ellas para lidiar con sus predicamentos y, sin embargo, el camino a probarlo no solo era prácticamente imposible sino que tampoco rendiría fruto alguno.

– Que se vaya a... – soltó, impasivo, mientras hacía el recorte de El Profeta un bollo en sus manos y lo aventaba hacia un lado. – Seguiremos resistiendo. – agregó, a nadie más que sí mismo, sorprendiéndose por haber aparentemente tomado ya su decisión. 

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Días antes del edicto. Despacho de Sagitas. Con @Darla Potter Black @Xell Vladimir Potter Black @Helike R V PB y Sagitas

Cerré los ojos un segundo, apretando los puños para reprimir aquella sensación de ahogo mientras escuchaba la voz de Helike. Definitivamente el paso del tiempo no había terminado con nuestra conexión, era cierto....pero yo trataba de negarme a ella, de aislarme. No quería oirla, no quería sentirla alli después de todo. Ella solo quería saber de nuestra hija....era normal, supongo. Pero no quería oirla, me negaba. Yo era el comprensivo y el paciente, no? entonces....

 

No le contesté. En lugar de eso, levanté la mirada.

- Darla lleva razón. Si no  paras esto, vas a conseguir que los mestizos se pongan en tu contra. Squibs, hijos de muggles...o magos que tengan relaciones con ellos. Por dios, no has pensado que muchos magos y brujas se casan con muggles? - le dije. - Si provocas qeu te ataquen no podrás hacer nada por Ithilion.

 

No controlaba la videncia, era cierto, y sospechaba qeu Sagitas no lo había contado todo. No debería haberla llevado conmigo a Egipto. Lo que parecía un inocente viaje para visitar un santuario, había terminado por causarnos más problemas de los que necesitábamos.

- En el futuro. - comenté, para qeu los demás lo supieran, ya qeu Helike y Sagitas parecían a punto de enzarzarse en una pelea, como en los viejos tiempos.... - Era yo quien trataba de matar a Ithilion para evitar que el Nigromante se hiciera con él. Aunque tarde. Al parecer me cortó la mano y acabó conmigo. - admití.

 

Seguía sosteniendo qeu la solución no era aquella. Ni aislar a ithilion, ni aislar la sociedad, ni someter al pueblo.

- Crees qeu negar el conocimiento a Ithilion te ayudará a contenerlo? eso es cruel. Necesita comprender y dominar la magia, no que lo aislen y lo conviertan en un ignorante. - gruñí.

 

Xell no hablaba, tal vez cohibida por el mal ambiente que reinaba entre nosotros,  o porque no sabía exactamente qeu decir. Eso me llevo a...

- Diez años. Dices que pasarán diez años. - tenía una idea. - Si que podemos hacer algo. Ese mago o bruja ya debe haber nacido, si mínimo dices qeu será mayor de edad cuando se acerque  a Ithilion. Ya tiene que haber nacido. Tiene que existir algún tipo de registro....deberíamos poder dar con quien estamos buscando. Solo tenemos que saber qué buscar. No es lo mismo hacerse cargo de uno que someter a todo el pueblo.

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Post-Edicto ... Pre-Conferencia. Cómo se lían con los tiempos xD

Amaneció muy temprano aquella mañana, tal vez más de lo que le era grato reconocer. La reciente noticia de aceptación en su nuevo cargo en el Ministerio había sido más que grata, pero de inmediato se instaló en ella la incertidumbre de no saber si estaría a la altura de un puesto similar. De solo pensar en los grandes logros que su pareja estaba teniendo en el Departamento de Deportes y en los esfuerzos que dedicaba a ello, se sentía abrumada. 

Apenas el sol terminó de salir, se deslizó procurando no hacer ruido desde la cama que compartían. Habían acordado ir juntos, pero no le robaría esas preciadas horas de sueño que él sí podía aprovechar. Se vistió presurosa con una túnica negra, sobria y elegante, y se dispuso a tomar un desayuno muy breve en las cocinas. 

Sin hacer mucho más, partió desde su residencia hacia Londres, recorriendo el ya conocido camino hacia el imponente Atrio. Con un periódico debajo del brazo entró al Ministerio. No había tenido tiempo suficiente de desplegarlo y mirar las recientes noticias, pero como al llegar observó a gran cantidad de magos y brujas concentradas en sus respectivos ejemplares, decidió imitarlos. 

No pudo evitar un ahogado grito al leer las nuevas ordenanzas que la Ministra tenía para la comunidad. Esta vez se estaba metiendo con la educación mágica, cuestión que la tocaba muy de cerca, ya que había recientemente regresado al rol de profesora, no solo en Hogwarts sino también en Castelobruxo. ¿Quién se creía esa señora para venir ahora a querer evaluarla? Terminó de leer, boquiabierta, y se encaminó sin dudar hacia donde sabía que se encontraba la oficina correspondiente a la Ministra. Esta vez se iba a hacer escuchar, no había dudas de ello. 

Se sorprendió un poco al encontrar a Mael frente al escritorio, de seguro a la espera de poder hablar también con Sagitas. No le importó demasiado, se acercó también, poniéndose a un lado del patriarca Gryffindor y puso de golpe el periódico sobre la superficie de madera. 

-Quiero hablar con la Ministra, ahora mismo -inquirió en forma brusca y poco amable, modales que no la caracterizaban, pero estaba fuera de sí misma. 

@Mael Blackfyre @Sagitas Potter Blue
 

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Silencio. Eso fue lo que obtuve de mi marido en un período corto de tiempo. Era cierto que la "señal" enviada había sido demasiado débil por falta de comunicación diaria, pero sabía que le había llegado. Básicamente porque le conocía cuando estaba enfadado, apretar los puños y mirar fijamente a su madre mientras atendía a la conversación. No insistí, sabía que no serviría de nada. Pero no pude evitar enfadarme y fruncí el ceño, bien podía decirme como estaba nuestra hija, sólo eso. Aunque respeté su decisión y su callada por respuesta. Entendía perfectamente su enojo, yo estaría mucho peor que él, ¡seguro! ambos teníamos mucho (?) carácter.

 Pero la voz de Sagitas me hizo sobresaltarme. Siempre me pasaba cuando enviaba ese tipo de mensajes, a veces me olvidaba en dónde estaba. Volví a fruncir el ceño otra vez, pero era cierto que, lo que menos me apetecía en esos momentos era discutir. No estaba el ambiente cómo para caldearlo más todavía si se podía. Gruñí por lo bajo y no pude evitar responderle...

- ¡No estoy alardeando! - sonó a protesta. La guerra me había hecho o intuía más humilde de lo que parecía en un principio. Había tenido que tomar decisiones duras y aunque entendía en parte los Edictos de mi suegra, sabía que políticamente, las consecuencias serían nefastas- era mucho mejor que empezaras más despacio sin sobresaltar a nadie - volví a protestar por lo bajini.

Sentí que palidecía ante sus últimas preguntas. Me agarré a los reposabrazos y negué con la cabeza, mi boca se formó una expresión dura y marcó más todavía mi mentón.

- ¡Nunca dije tal cosa Sagitas! No me refería a matar a Ithilion, no pongas en mis labios cosas que no he dicho ¡no tergiverses mis palabras! - si  ya con el silencio de Matt estaba algo enfadada, esa acusación me había dolido bastante. ¿Qué se creía ella que era yo? ¡Y más aún la que protegía a los hijos de magos de sangre pura! He Ithilion era más puro, su ascendencia tenía varias generaciones de magos a la cuál más ilustre (?)

- La solución más lógica en éste caso, sería matar al nigromante, pero en el tiempo actual, si las cosas suceden dentro de diez años...

<< No, no se tienen pruebas cierto, más bien son incertezas, la directora McGonagall (jefa de la casa Gryffindor) en su momento, despreció ese arte por ser tan poco... no sé si útil es la palabra pero desde luego, nuestras acciones son las que dictaminan nuestro propio futuro, así que en éste instante tenemos ventaja con esa información y lo digo, puedo mover mis contactos para obtenerla, sólo tienes que dar la órden - me incliné en el respaldo de la silla he hice un gesto, indicándole que estaba en su mano hacer lo que tuviese pensado.

- Eso, eso, gracias querida, al menos alguien que entiende lo que digo - asentí con la cabeza y con una sonrisa a las palabras de Darla. Bueno, al menos dos personas en esa sala estábamos de acuerdo en algo - pero bien podría ser que esa persona no estuviese registrada en su momento, piensa Darla querida que, hace algunos años éstas leyes ni existían y era decisión de los padres si querían o no registrar a los familiares en el árbol familiar por ejemplo o incluso hacerlo desaparecer... Y mucho menos aún hacerlo dentro del Ministerio de Magia, era un simple trámite no obligatorio (?) sólo se hacía básicamente para tener un censo de magos y brujas. Quizás en Hogwarts haya ese listado. Pero puede que ese nigromante ni siquiera fuese inglés...

"Toujours Pur" y no supe porqué pero ese emblema de la familia Black me vino a la mente. Cierto que debía proteger a los sangre limpia, pero ¿a qué costo? Ya con el tiempo se vería si nuestros actos no serían mucho peores que los pensados en un principio.

Pero las palabras de Matt al aclarar la supuesta visión me hizo sentir cierto mareo. ¿Pero quién era semejante basura social? No entendía nada, tenía la sensación de que me faltaban muchos datos. 

- Matt tiene razón. Yo me puedo encargar de ese trabajo... - aclaré mi garganta- una vida más o menos no nos traerá muchas complicaciones si salvamos el país de la catástrofe. Es más, si estás dispuesta Sagitas, espero que me concedas el indulto y más aún evitar que se investigue el asesinato. No me gustaría acabar con Azkaban por proteger a la población mágica. Mucha gente no verá con buenos ojos ese modus operandi. Aunque mientras hablamos, estamos perdiendo el tiempo señores. Es hora de ponernos en marcha ¡ya! - enfaticé mi última palabra, dando una palmada en el reposabrazos de la silla- recabar información, buscar posibles protectores, anular esa magia y esperemos que el hacer esas cosas, no sea peor el remedio que la enfermedad. Y para eso, deberíamos pedir colaboración internacional, pero creo que esa puerta está cerrada del todo, al ver que su 'señoría' -dije con cierto rentintín esa palabra - con esas normas nos ha puesto en el punto de mira de todo el mundo...

Me daba la sensación que tras la puerta había gente esperando a reunirse con la Ministra. Carraspeé nuevamente...

- Creo que tienes gente esperándote en la puerta. Lo que me extraña, es que no vayan a la Potter Black a protestar contra esas medidas, yo que tú movería el trasero en reforzar la seguridad...

p.d.: Mica, no lo sabes tú bien, por eso yo, no pongo nada jajajaj 

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Dias antes del Edicto

Abri la puerta...y casi me caigo hacia atras del susto. Lo primero que habia demasiadas personas ahi....todas de mi agrado...aunque algunas me odiaran...pues porque si. Porque mira que yo de odiable tenia poco. de hecho si no fuera por sus caras preocupadas diria que estaba entrando a una fiuesta accidentosa. Ahora caia que parecia habiamos conquistado el Ministerio. Siii Accidentosos al Poder. Nahhh que les dieran a todos...el poder era mio...mioooo....miooooo. Sonrei al ver rosotros que no veia hace mucho y me rasque la cabeza.

-Ostras @Sagitas Potter Blue...me hubieses avisado de la fiesta..y habia traido el pastel -Sin mas entre y pase a los saludos...un apreton de manos de @Matt Blackner, un guiño a @Helike R V PB mientras le lanzaba un beso...un abrazo efusivo a @Xell Vladimir Potter Black....una reverencia pasimoniosa a @Darla Potter Black....y bueno a la Ministra no hacia falta...casi la veia todos los dias.- Y bien me he perdido de algo???

Sean en la Conferencia de Prensa

No es que sea elegante mi metodo mental para elegir entre las manos levantadas para hacer preguntas...pero aqui iba...tin....marin...de dos...pingue...cucara macara de titere fue...si...ese seria el primero. Asi que antes de señalar a alguien mejor atinar a repetir las reglas para una conferencia de prensa civilizada. -Antes de empezar recuenden...preguntas consizas....para asi que la mayoria puedan participar....a ver..usted. -y sin mas señale al que despues de pitear habia elegido. Este rapidamente  se acerco y carraspeando la garganta comenzo su intervencion.

-Tobias Crawler, El Independiente. Aun tenemos en nuestra memoria la entrevista que concedio una vez lanzado el primer Edicto, ahi nos aseguro que se hacia para preservar la convivencia y seguridad ante la situacion excepcional que se estaba viviendo. Pero parece que este nuevo Edicto y estas nuevas medidas tienden a una escalada no justificada en cuanto a restricciones ahora si dentro de la comunidad magica. ¿No considera usted que estas medidas totalitarias y discriminatorias a la larga no incidan en un rechazo generalizado de la Comunidad Magica al Gobierno que preside la Ministra Sagitas? 

Vaya que habia interpretado bien lo de preguntas consizas. En fin ya estaba ahi seria mejor responder.

-Pues que decirte...-me encojo de hombros- realmente prefiero pensar que actuamos en pos del bien comun magico en las circunstancias actuales...y no para agradar el espiritud altruista y de empatia de muchos magos. Nosotros no atacamos Hogwarts.....ni al Hospital San Mungo. Tampoco hemos creado un elexir para eliminar la magia y por ende nuestra esencia. -me detuve un momento mirando a los presentes- Todo esos acontecimientos son muestras de hostilidad contra nuestra comunidad de parte de los muggles. Y solo nosotros hemos tomado cartas en el asunto. Podrian parecer medidas extremas, pero son situacion  excepcionales.

Y eso por no mencionar aquella extraña reunion que habian tenido los muggles en su ONU para tocar el tema magia...y de lo que aun no conociamos casi nada. En fin ya saltaba otra periodista a hablar mientras el flash de una de las camaras me cegaba de momento.

-Pero es que con ese decreto y el edicto en si...el Ministerio toma un aire dictatorial -dice efusivamente avivando el cuchicheo que afirmativamente la respalda.

-Por favor..siga el protocolo y presentese. -le comunique....a lo que siguio ella reportandose como colaboradora del "Daily Magic". Dictatorial dice usted ??? Yo no lo considero asi. Creo que todo lo legislado entra en dentro de las prerrogativas dadas al Ministro de Magia una vez declarado el Estado de Guerra. Le remito vaya a la legislacion magica y se informe. No es momento para andar con titubeos y si de actuar.

-Arthur McGlee, Magic Mirrior ¿Acaso este decreto es una declaracion de guerra al mundo muggle?

-Aunque se pueden exaltar los animos despues de una lectura rapida pensando que si. Si se lee bien y con detenimiento se vera que no. Hasta ahora no se ha declarado la guerra a nadie. Solo nos preparamos para afrontar mejor la amenaza del Inquisidor o los muggles radicales. No queremos que nos tomen de nuevo desprevenidos...y sin capacidad de reaccion.

Y seguian las andanadas de preguntas. Donde parecia que el protocolo casi se iba a bolina.

-Y donde entra la segregacion de los magos de ascendencia muggle en ese plan. ¿Ya de por si son considerados enemigos? ¿De que sirve controlar a claustro de profesores y lo peor..con que fin?

Si...este se habia excedido tocando un punto que creo era el de mas dificil defensa. Aun asi uno no iba a una conferencia de prensa si no sabia que cartas debia jugar.

-Ningun mago sera considerado enemigo tenga la ascendencia que tenga. -dije firmemente- la magia es un sello que nos define y que nos hara perdurar como nacion. Aun asi la realidad que tenemos es que este grupo puede ser utilizado a travez de sus padres para fines que vayan en contra la comunidad que representan. -y cuando decia "utilizado" pensaba mas bien en que usando a los padres muggles como rehenes podrian influir en las mentes moldeables de estos estudiantes para ir en contra de los que representaban..el futuro.-  Asi que se seguiran con sus clases bajo la supervicion del Ministerio. -en este punto no faltaba a la verdad....aunque...tal vez no profundizar en el tipo de lecciones que recibirian. -En cuanto a los profesores, pues con el nuevo Estado de Guerra...necesitamos impartir contenidos mas especificos asi que habra que cambiar parte del curriculum...asi que se supervisara el claustro...y claro...el contenido que impartan. Necesitamos magos preparados para afrontar un futuro...y por consiguientes profesores con aval magico y caracter suficiente para defender nuestra magia y nuestros valores. 

Por un momento me detuve para despues tomar agua, aun habia manos levantadas..asi que sin duda esta conferencia seria bien larga. 

 

 

 

 

 

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