Jump to content

Edicto #2 sobre la Educación en las Escuelas Mágicas


 Compartir

Publicaciones recomendadas

Ataque a King Cross

Podría haber atacado con una maldición asesina en cuanto la muchachita intentó hacerle frente estando fuera de sus cabales. Estaba a punto de avanzar un paso en cuanto vio a otra bruja acercarse y a darle explicaciones como si Candela tuviese cara de importarle lo que le pasaba a Luna. Luego de que se la llevara, acusándola de algo vergonzoso -al menos tenía que fingir que lo era- la Zíngara se concentró en lo que estaba pasando a su alrededor. La estación era insalvable en ese momento, como resumen. Todos los esfuerzos muggles por contener a los atacantes no estaban dando mucho resultado y lo más probable era que, con la llegada de los efectivos ministeriales, todos terminarían desmemorizados.

Candela se preguntó si de verdad quedarían sin recuerdo de lo que había ocurrido esa mañana, con todos los avances tecnológicos que habían tenido en el último tiempo, resultaba gracioso imaginar que de verdad estaban resistiendo; y ella no entendía la razón, hubiese preferido estar lejos de todo ese desastre en el que se había convertido el mundo mágico.

-- ¡Secretario!

La voz de Aaron atrajo su atención, lo vio colgando, atado, que pudo imaginarse un buen golpe asestado y dormirlo por mucho tiempo. Sin embargo, el movimiento realizado por un mortífago más adelante, junto con una muchacha, le hizo retroceder. Corrió hasta una de las columnas, ya destruida, a salvo de los ojos inquisitivos de los aurores recién llegados, y tomó dos porciones de ladrillo que guardó en los bolsillos de su vestido.

-- Magia es magia. --murmuró, pues aunque el velo había caído, la gitana creía que la magia concentrada allí podía servirle. Casi se lamentaba porque no había podido conseguir al obscurus por culpa de Black. 

La Triviani vio la señal de retirada, Silas estaba haciendo movimientos extraños mientras intentaba chamuscar a los aurores que estaban tratando de controlarlo; desde luego, y antes de que pasase otra cosa peor y aprovechando que Sean era distraído por Aaron, la bruja desapareció de donde estaba para reaparecer sobre el lomo del dragón y, haciendo uso del amuleto dragón que portaba, le ordenó a la criatura batir las alas para marcharse de allí. Silas, furioso y lanzando llamaradas por doquier, alzó vuelvo con la gitana aferrada a sus escamas y escapó.

Por supuesto, su huida no pasaría desapercibida, pero no le apetecía justificar su presencia en medio de toda esa masacre.

  • Me gusta 2
  • Love 1

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Dana

La 9 3/4 había sido destruida. Los ataques m cesaron y un hombre enmascarado que sobrevolaba sobre necrohands, desapareció junto al obscurial dejando un rastro de completa desolación. 

El suelo era un mar de escombros y cadáveres, las miradas iracundas se empañaban en lágrimas, rostros desmembrados, rostros tristes y rostros enmascarados.

En ese momento no entendí el porqué del atentado, orquestado sin duda por mortifagos. 

No entendí que estaba presenciando el quiebre, simbólico y táctico, del mundo mágico y muggle. Mi cabeza no procesaba lo que estaba viviendo como tampoco procesaba el hecho de verse amordazada.

La imagen fugaz de unos ojos negros me asustaron, parecían de un demonio, su cabello revuelto y su tes tan blanca de rostro andrógino....

Por un instante pensé en Moneda, Gustavo lo había entrenado bien, era un elfo libre y fiel. Perseguiría mi rastro, se presentaría ante los mismísimos Gryffindor cuyo apellido heredé de mi madre antes de ser abandonada.

Moneda era todo lo que me quedaba, si no me aferraba a ese pensamiento, a ese rayito de esperanza, no me quedaba otra que enfrentar yo misma a La Marca Tenebrosa.

Lo último que vi fue el borde tatuado de su cuello, su rostro ya oculto tras la máscara de madera, sus ojos negros penetrando en mi alma.

Estaba en shock.

Me estaban llevando.

Ellos...

Los Mortifagos.

  • Me gusta 2
  • Love 1

672440170_firmadana.png.e290dcafe4b6fce4606f7d9799883adb.png

 

7hdosh8.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

dpTJ7hu.jpg

La caída del tren parecía ir en cámara lenta. Me dio tiempo de admirar el cielo que se alejaba, el Obscurus que se evaporaba, supongo que rumbo de nuevo a King Cross (¡cómo no me lo devuelvas, me la pagarás de alguna manera, Caelum!), el puente de hierros retorcidos que se iba derrumbando como un castillo de naipes explosivos por encima y por los lados de los restos de la locomotora. A lo lejos, la humareda ascendía como una curiosa nube gris en forma de strealer. ¿Por qué pensaba en un strealer en ese momento? Es curioso cómo divaga la mente cuanto estás a punto de morir. Pero hoy no era el día. Levanté la varita dudando entre un haz de la noche o hacerme intangible con un Salvaguarda Mágica para notar cómo era estrellarse y comprobar si podría sobrevivir... Un día loco lo tiene cualquiera...

Sin embargo, no tuve tiempo. Algo me agarró con ímpetu y me lanzó de un lado al otro, o tal vez era el movimiento cinético del pedazo del tren en el que me encontraba, acelerando y girando sobre mi mismo. Para mi sorpresa, lo que me había agarrado se convirtió en la cara iracunda de mi hijo Matt, que me atraía hacia él para gritarme algo, había demasiado ruido externo ( e interno, me zumbaban los oídos) para entenderle. ¡El suelo se acercaba demasiado rápido e íbamos a estrellarnos los dos!

El golpe fue duro, rodé sobre mí misma y gemí un poco al sentir un dolor agudo en un costado. ¿Sentía dolor? ¿Aún seguía viva? Abrí los ojos y me levanté al instante, en cuanto reconocí el callejón lateral del Ministerio de Magia. ¡Matt nos había salvado!

-- ¡Ostras! Creo que me he roto una costilla -- dije, apoyando mi espalda en la pared mugrosa, con la mano en la parte superior del hueso de la cadera, tanteando si había algún estropicio más por ahí dentro. 

Entonces, un segundo después, mi cabeza recordó que yo era una mortífaga y que aún llevaba la máscara puesta. Mi hijo no me conocería.

Y me amenaza con la varita. Me mordí por una milésima de segundo el labio inferior, algo nerviosa. Pocos conocían el valor de mi hijo, su trayectoria de cazador de dragones y lo bueno que era con el uso de la magia (normal, es hijo de su mami). Era un firme defensor de sus principios y no dudaría en matar, si era necesario. Habíamos ido muchas veces de aventuras que nos habían forjado, a cada uno, como éramos. Cierto orgullo afloró a mi rostro. Mi Matt era un gran hijo. Lástima que no compartiéramos el mismo punto de vista. Me apreté el costado con la mano derecha y cambié la varita a la otra mano.

-- Voy a entrar en el Ministerio y me aplicaré una poción herbovitalizante mientras me curo, Matt Blackner. Y tú no vas a impedírmelo.

¡Maldita sea! (¿Cuántos llevo ya? ¿Cuatro maldiciones en un momento?)

-- Y tú vas a ayudarme a entrar sin que se note nada. ¿O tendré que obligarte con un Imperio, Matt?

(¡Por favor, Diosa Oscura! Que no se atreva a enfrentarse conmigo!)

  • Me gusta 1
  • Love 1

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Callejón lateral junto al Ministerio. Con Nemetona

Al ponerme de pie me daba vueltas la cabeza. Durante un instante me daba vueltas la cabeza. Por eso, apenas hice caso al dolor punzante que sentía en el codo izquierdo (menos mal que no era zurdo) qeu me había golpeado con cierta violencia en la caida, seguramente por la velocidad adquirida durante la aparición, mientras el tren caía en picado.

 

Tardé un segundo en centrarme, en apuntarle la varita. Pero en mi cabeza todo daba aun vueltas. De nuevo aquel gesto con el labio, esa mordida nerviosa, casi imperceptible. Ese ostras tan inocente. El olor...Al caer, la gravedad, el impulso, levantó una fina capa qeu olía a humedad y mugre, pero también...

 

A chocolate y canela. No podía dejar de olerlo.

 

Observé como se levantaba, usando la pared como punto de apoyo mientras se sujetaba el costado. Parecía que tampoco había salido del todo ilesa.

 

"No la sientes. Idi0ta...No la sientes"

 

Apreté la mandíbula, agarrándome con fuerza a la varita, como si eso fuera lo único qeu me sostuviera en pie. Creía que me ahogaría, me fallaban las piernas. Me estaba dando un bajón de azúcar? nunca había sufrido un bajón de azúcar. Ni siquiera presté atención a lo que estuviera diciendo, pero cuando le vi intención de avanzar, apunté al suelo, lanzando un pequeño hechizo como advertencia para qeu no se moviera.

- Ayudarte? Por qué no le pides a tus nuevos amigos que lo hagan? Eh? - pregunté. - Es...como has...

 

Tenía la sensación de que iba a colapsar en cualquier momento. Mi objetivo, adentrarme en aquella locura, había sido encontrarla. Intentar que no la matasen, y sin embargo, aunqeu había logrado mi objetivo...ella había sido la causante de que destruyeran la estación. De que muchas personas perdieran la vida sin tener la culpa de nada, sin qeu pudiéramos evitarlo.

- Si quieres intentar obligarme, allá tu. - contesté, triste. - Aunque supongo que si te quitas esa máscara nadie le pondrá pegas a la señora ministra. Verdad mamá?

Editado por Matt Blackner
  • Me gusta 2
  • Love 3

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sean en King Croos.

Sin dudas sabia como hacer una entrada. O los otros sabian cuando irse y dejarme sin diversion. Lo cierto es que muchas cosas pasaron en cuestion de tiempo. Primero y para mi inconformidad, si....me dejo pasmada la accion de @ Scarlet Akane  Darla. Dejar ir al malo???. Acaso ella sabia algo que yo no???. Mire al piso y negue con la cabeza. tendrian algun lazo??? Muchas preguntas para pocas respuestas. De hecho habia perdido la concentracion sobre lo que sucedia a mi alrededor, hasta que las palabras del enmascarado me sacan de mi desilucion para verme rodeado. Los pelos en la nuca se erizan anunciandome algo chamusqueado aqui..mientras a mi alrededor los magos...mas capacitados que yo en cuanto a magos tenebrosos no pierden el temple..y en vez de pensar en la turba que nos rodeaba seguia apuntando al mago.

Apenas hice el ademan de actuar cuando se escapaba entre nuestras manos el mortifago. Incluso con estilo. Algo que no me perdonaria (principalmente lo segundo)....ni los aurores. Sin dudas quejas subirian a @ Luna Gryffindor Delacour  sobre su protectora. De hecho ahora que escapaba el enmascarado @ Aaron Black Yaxley  me preguntaba donde estaria Luna. Mire el desorden a mi alrededor...y vi que salvo sacar de ahi a aquellos magos civiles que se habia quedado atrapados y tratarles el trauma poco habia por hacer. La proteccion magica...el velo en el anden 9 y 3/4 habia sido destruido...y ya quedaba fuera de una reparacion express.

-Establescan un perimetro -ordene a los que me siguian -Terminen de evacuar a los afectados....y no dejen nada que parezca magico...destruyandolo si hace falta. -Y asi acababa este icono de la magia londinense. me dio añoranza recordar cuando hacia ya mucho tiempo, lo habia cruzado para ir a Hogwarts.- Solo dejenle a los muggles las cenizas y destruccion de su propia terminal..nada mas.

Sin mas me gire a Darla.

-Tu y yo tendremos que hablar....-volvi a mirar los destrozos.- Y con Luna tambien.

Sin mas marque el camino al repliegue pues ya llegaban fuerzas mayores muggles contra nosotros. Por suerte aun no se coordinaban del todo para desplazamientos rapidos....por lo que acciones tan rapidas y efectivasS contra un objetivo escapaban de su control...llegando generalmente tarde. Esperemos que siguieran asi. Y asi....instantes despues regresabamos al Ministerio dejando atras solo al muggle King Croos.....sin un apice ni de ladrillo magico.

MATADORES-FINAL.gifSean-y-Leslie.gif

T9wDvtJ.gif

XXBPo79.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

uyEi3yk.jpgnull

Harpo busca a Darla Potter Black:

Cita

 

Le hizo pasar y después corrió a la cocina. Mandó a los otros elfos que le atendieran bien, que le dieran de beber y comer algo y después se concentró, chasqueó los dedos y desapareció de la mansión.

Harpo, el elfo doméstico de la Familia Potter Black, siempre sabía encontrar a sus miembros. Y por eso llegó a...

 

Harpo tosió en cuanto llegó al lugar donde se había aparecido. El humo era intenso aunque se elevaba en el cielo y, allá arriba, lucía una horrible mancha verde de una calavera y una serpiente. El elfo volvió a toser aunque mucho más flojo, la visión de aquel Morsmordre le había dejado casi afónico. Sabía dónde se encontraba pero, en aquella plaza, no veía a la Ama Potter Black. Darla no se veía en aquel lugar, la entrada al Ministerio de Magia donde se había aparecido tras pensar en ella. Era sorprendente para el elfo, a quien nunca le había fallado su poder; tal ver era la primera vez que le sucedía. Iba a chasquear los dedos de nuevo para buscarla cuando sintió voces conocidas. El elfo suele ser más bien cauto, pero aquellas voces...

Una enmascarada conocida y un hombre, conocido también, discutían con las varitas en alto en el callejón. Harpo movió las orejas, primero por la sorpresa y después por el enfado.  Se acercó lo suficiente para ver a la mujer amenazando con un Imperio al muchacho quien, a su vez, se le enfrentaba diciéndole que lo hiciera, tras lanzarle un hechizo a los pies.

-- ¡Quieto! No me... obligues a hacerlo... Hijo... -- La mujer se puso la mano en la cara y la máscara casi cayó sobre ella, provocando un cambio en su fisonomía, cambiando su cabello de aquel negro azabache al morado característico de la Ama Sagitas. -- No me hagas... usar la magia... contra ti. Matt.

Harpo no se fijó en el tono triste de ella, hablando al patriarca de la Potter Black, sino en la varita alzada de ambos. El silencio entre ellos se hizo violento y el elfo, muy atrevido, se puso delante de los dos, con los brazos en jarras.

-- ¡Qué vergüenza dan! Son familia, ¿qué van a hacer, un asesinato muturo maternofilial? Debería arrastrarle por las orejas para castigarlos. Si fueran más pequeños, lo haría. -- El enfado del elfo provocó que ambos contendientes se miraran, le miraran, se volvieran a mirar... Sagitas bajó la varita primero, siguiendo con la mano en el costado y apoyándose un poco más en la pared de ladrillo. -- ¿Está herida?

El elfo dejó de ser (parecer) fiero y se acercó un poco más. A lo lejos, se oían pasos que se acercaban. El elfo corrió hacia el callejón y les empujó,  literalmente, más al interior, para pasar desapercibidos.

-- Ustedes dos están locos. Y prefiero no preguntar qué ha sucedido para que haya tanto ruido y humo allá fuera. -- Notó la mirada parpadeante de la Ama. -- ¡He dicho que no quiero saberlo ahora! Seguro que me enterará de alguna manera. Me preocupan ustedes. Deben de estar unidos, no pegándose con las varitas. La próxima vez se las escondo y van a tener que usar los dedos, se lo advierto a los dos.

Tal vez Harpo fuera el único que se atrevería a hablar así a una mortífaga, tal era la lealtad y la sinceridad que se guardaban ambos. Sagitas chasqueó la lengua y empezó a protestar.

-- Te dije que no dejaras salir a nadie de casa. Esto no hubiera pasado si...

-- [ruido de chasqueo rabioso de la lengua] Na, na, na, Ama. La culpa es suya por ir jugando a heroína oscura; si no hubiera empezado usted, no se estarían peleando. ¿Cree que es bueno para su hijito chiquito que les vea así, enfrentados? No son una buena influencia para ellos en este momento. A ver, Amo Matt, déjeme agarrarle, no se tiene en pie. ¿Y usted, Ama?

-- No te preocupes por mí, Harpo. No tengo nada que no cure un Episkey de urgencias. -- El Elfo sabía que necesitaría algo más. -- Ayúdale a llegar a la PB, yo... he de entrar en el ... Ministerio. Querrán rodar cabezas por lo sucedido.

Los pasos se acercaron y pasaron por delante. El elfo reconoció al menos a dos de las personas que cruzaban. Una mujer, Sean y la Ama Darla Potter Black, a quien había venido a buscar.

-- Un momento, Amo Matt, espere aquí, tumbado, que he de decirle algo urgente a... -- ¡Así que no había fallado su chasquido! La había encontrado, como había sido el origen de su venida a aquel lugar. --  ¡Ama Darla!

@ Scarlet Akane Darla no estaba bien. De eso se dio cuenta enseguida el elfo en cuanto la vio. Sin más, cayó desmayada al suelo y el pobre elfo a duras penas consiguió sujetarla antes de que se diera con la cabeza en él. La levantó un palmo y la alejó de la presencia de todos, adentrándola en el callejón, junto a sus Amos. Estaba enfurruñado. Ninguno de los que le acompañaban parecieron darse cuenta que ella no estaba.

-- ¿Pero es que esta familia se ha vuelto loca? -- Les criticó a los tres. -- Mire como van, dan pena, parecen haber salido de una guer... -- Harpo se levantó, oteó el humo que aún era muy visible, fue consciente de las luces de los miembros de seguridad muggles que tienen en sus coches, de las sirenas estruendosas, del olor a quemado, gritos... -- De una guerra.

Acabó la frase con mucha tristeza mirando a la Ama Sagitas, quien seguía recostada contra el muro, moviendo la varita en torno de su cuerpo y murmurando hechizos. Ella se dio cuenta de la intensidad de la mirada.

-- No me juzgues, Harpo. No eres un Juez del Wizengamot para entender lo ocurrido. -- Como excusa, era bastante endeble pero Harpo asintió, como si le diera la razón. -- Llévatelos a los dos a la mansión, por favor, Harpo, cuídalos. Después hablamos, a la noche. Prometido.

La Ama parecía otra vez humana, no tan fría como cuando llevaba la máscara puesta. Tomo a la Amita Darla entre los brazos y esperó a que el Amo Matt, protestando y negándose, le diera la mano. Eran dos cabezones, así que se negó y le dijo que se fuera sin él. Después, desapareció rumbo a la mansión, con el corazón partido por la situación de la familia Potter Black.

No vio por eso que Sagitas cambiaba su ropa por un sencillo traje chaqueta oscuro y se encaminaba, con paso tranquilo para no demostrar lo que le dolía el costado, hasta la puerta del Ministerio, por la que desapareció. Y que Matt Blackner le seguía.

(Darla me dejó mover su personaje).

Editado por Sagitas Potter Blue
  • Me gusta 1
  • Love 1
  • Gracias 1

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Banner-2021.png

 

Las palabras de Caelum habían hecho una cierta mella en ella, Seba solía decir que algunas cosas tenían menos peso que un paquete de cabritas, lo de las sombras le había sonado a ello y hubiese retrucado si no hubiera llegado Sean. Lo que ocurrió luego fue tan rápido y casi sin meditar que solo atinó a escuchar la despedida de Aaron, sin saber si era para ella o para cuál de las mujeres en el lugar y el posterior reclamo de Sean, que apenas causo mella en su cerebro sin poder terminar de procesar al haberse desmayado. Darla era en parte consciente de que había estado abusando el último tiempo de sus poderes y no había reforzado para nada sus defensas…  ¿Cuánto hacía que no cazaba? En realidad desde que había cometido la locura en dejarse nombrar en aquel cargo en el Ministerio, parecían siglos.

 

Darla intentaba reaccionar pero su caída había sido casi en cámara lenta, un segundo había estado a punto de seguir a Sean y segundos después caía de rodillas para luego quedar tendida. ¿En qué? ¿Brazos? Alguien la había sostenido, pero no quiso abrir los ojos, tener que enfrentar la ira del Linmer no le atraía para nada, no le iba a explicar quién era Caelum, jamás.

 

La habían sacado de King Cross era más que obvio, el aroma era tan distinto, la chillona voz taladro su cerebro. Un elfo. ¿Qué familia se había vuelto loca? Pensó intentando hilvanar algo con sentido. ¿Salidos de una guerra? Sí, contra todos, eran unos contra otros, ya no sabía ni quién era el enemigo en aquella locura, intentó apoyarse contra la pared y apenas pudo, por lo que se dejó llevar por Harpo, suponía que a la Potter Black, poco importaba, mientras más lejos de Sean estuviera por ahora mejor.

 

Gracias @ Sagitas Potter Blue

  • Me gusta 2
  • Gracias 1
Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cuando la máscara cayó a sus manos, revelando por fin a Sagitas, vestida de negro, cubierta por la suciedad de la batalla, pero con el pelo violeta  tan llamativo como siempre, confirmó lo qeu temía. Seguía pidiendo qeu me apartara y que no la obligara a usar la magia. Negué ligeramente, aguantando como podía de pie. Moverme sería...moverme significaba aceptar que...

-- ¡Qué vergüenza dan! Son familia, ¿qué van a hacer, un asesinato muturo maternofilial? Debería arrastrarle por las orejas para castigarlos. Si fueran más pequeños, lo haría.

 

Fue tan absurdo, tan inesperada la entrada de Harpo que parpadeé, evidentemente confuso, antes de agachar la mirada hacia el viejo elfo, tan furioso como nunca antes lo había visto. Sagitas bajó la varita, y agachando la cabeza, bajé la mia también, guardándola en el bolsillo del pantalón, lo qeu siempre hacía, escuchando de fondo a Harpo mientras nos seguía reprendiendo, como si se tratara de una de sus charlas a Ithilion.

 

Hasta que el elfo no tiró de nosotros, empujándonos hasta ocultarnos en el callejón de los pasos que se acercaban a la entrada del ministerio, no volví a levantar la cabeza. Tenía razón....no éramos buena compañía para nadie, ni para los niños, ni para nosotros mismos desde hacía algún tiempo. Estaba claro que veníamos de lo que claramente sería el inicio de una guerra. Los muggles, con sus sirenas, sus órdenes y su desorden, trataban de solucionar lo qeu había pasado, de proteger la zona, de llevarse los cadáveres, de...de comprender que había pasado.

 

Harpo consiguió rescatar a Darla, desmayada, de sus acompañantes, qeu la ignoraron. La orden de Sagitas era llevarnos a los dos a la PB, pero negué con la cabeza.

- Gracias Harpo, pero....lleva a Darla a casa. Estoy bien. - Bueno, había estado en momentos mucho mejores. Pero no me iba a ir a casa como si fuera un niño. Sonreí como pude al elfo, antes de comenzar a caminar detrás de Sagitas, que  con un gesto sencillo cambió la ropa negra por un traje oscuro, elegante, eliminando de su aspecto los restos de la batalla.

 

Intenté tomar aire, notando la punzada ardiente en el pecho mientras me ponía a su altura, sin mirarla. Intentaba procesar lo sucedido como podía, adoptando el rictus serio que todos conocían en el ministerio desde qeu Sagitas había ascendido hasta el puesto de Ministra. Sabía que rumoreaban por los pasillos, el "Director del departamento fantasma" puesto que solo yo era empleado de accidentes...el departamento de un solo hombre. Siempre solo, siempre serio, cuando antes el trabajo significaba pasar un buen día.

 

Tenía ganas de morirme, era cierto. El brazo izquierdo, agarrotado contra el cuerpo, con el codo roto (con suerte), pensar en que tenía que caminar....ignorar el dolor en el pecho para no ceder al ataque de ansiedad que trataba de controlar, desde el momento en que acepté que el mortífago tras la máscara era mi madre. Sagitas y yo nos habíamos estado amenazando con la varita y, de no ser por Harpo...habríamos sido capaces de atacarnos?

- No me puedo ir a casa. - dije, sin mirarla. - alguien tiene qeu hacerse cargo de los trabajos para reparar King Cross. 

 

Tenía qeu procesar lo que había pasado. Procesar como la máscara caía y aparecía Sagitas. Pero al mismo tiempo era incapaz. Si paraba...tenía la sensación de que me iba a dar algo.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

FgCYNNN.png

El peso de aquella no-conversación que no-manteníamos Matt y yo, por el Ministerio, era mucho más grande que todo lo sucedido en aquella madrugada. Empezaba el día, no hacía mucho que los empleados ministeriales habían comenzado su jornada y que Sean debería haber dado ya la noticia del Edicto, mi segundo edicto en el pueblo. Las reacciones no se harían esperar. ¿Cuáles llegarían antes? ¿La destrucción de King Cross o el nuevo programa educativo para la comunidad Mágica?

Pasar por el atrio, saludar levemente a los que se atrevían a cruzarse conmigo (y con la mirada de mi hijo; Matt no se había arreglado y su atuendo afeaba mi lindo perfil de elegante Ministra que iba hacia su trabajo diario). No contesté a su afirmación hasta que no entramos en el ascensor dorado que nos bajó a nuestra planta. En cuanto se cerró la puerta, me giré con rabia, sintiendo un agudo dolor en el costado. El primer Episkey no había sido suficiente.

-- No arreglarás nada en King Cross. Destruido queda. No vamos a ayudar a los muggles en su arquitectura. 

La puerta se abrió y varios Aurores nos rodearon. Al reconocerme, abrieron filas y nos dejaron pasar. Si siempre fueran así de serviciales... Nadie se colaría en mi despacho como si fueran de la casa. Nos custodiaron hasta llegar ante la puerta de la oficina del Secretario tras la cual se encontraba el despacho de la Ministra. Mi despacho. Alguien abrió la puerta con su varita porque entré sin necesidad de tocar el pomo (algo que agradecí porque estaba apretando el brazo contra el costado aún) y entramos los dos. Después, la puerta se cerró y nos quedamos solos.

-- Accidentes dejará de arreglar percances en territorio muggle. Sólo accidentes y reversiones mágicas en localidades y propiedades mágicas declaradas. Y el andén 9 y 3/4 ha desaparecido desde siempre. Desde hoy, para acceder a Hogwarts, usaremos un nuevo portal mágico que aún no he decidido. ¡¡¿DÓNDE ESTÁ LA DIRECTORA DE TRANSPORTES?!! Teníamos cita para hoy, espero que no esté perdiendo el tiempo en la estación.

Mi grito sonó desaforado en mi despacho y, seguramente, en el corredor de toda la primera planta. Necesitaba desahogarme antes que Matt empezara a protestar y a echarme cosas en cara. Era mi hijo, pero ya era hora que aprendiera a obedecer a la Ministra, ya que no lo hacía con su madre.

-- ¿Quieres un poco de Herbovitalizante? ¿Quieres que...? -- Le miré y se me encogió el corazón. Estaba herido y allá estaba, de pie, enfrentándose a mí en vez de usar la magia. -- ¿Quieres que te cure, cariño? -- Mi tono pasó a ser la de una madre protectora que ve a su niñito herido. -- Tengo un medallón que te sacará todo lo malo que... te haya pasado, cielo.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

En otro tiempo, Sagitas y yo llegábamos juntos hasta el ministerio. Compartíamos el viaje, comprábamos un par de donuts y unos cafés, y llegábamos al ministerio riendo, planeando como escaparnos del trabajo para salir un poco antes (si no surgía ningún contratiempo). Ahora sin embargo, resultó incómodo. Hacía mucho tiempo que no cruzábamos aquella entrada juntos, y en seguida noté los cuchicheos de los primeros empleados ministeriales, aquellos que salían del turno nocturno o los más madrugadores, que preparaban todo para el inicio del trabajo diario.

 

Los saludos a la ministra, elegante, formal....dios, realmente si que parecía hecha para el cargo, pero no podía evitar lo que había visto en la estación. No podía olvidarla envuelta en aquella bruma oscura, como la luz del amanecer reflejaba en su máscara....como aquel obscurus había destrozado la vía para detener el tren.

 

Toda aquella fachada perfecta desapareció en cuanto el ascensor dorado se cerró para llevarnos hasta nuestra planta. Me fijé en el breve gesto qeu indicaba, aun no se había recuperado. La había lesionado al aparecernos en el callejón. No quería que reconstruyera nada en la estación Quedaría tal como estaba. Abrí los ojos, pero antes de contestar, las puertas se abrieron, dejándonos ante un grupo de aurores que tenían pinta de ser sus guardaespaldas. Miré a Sagitas un segundo, pero la seguí, mientras sus hombres se abrían para que pudiéramos salir. La seguí un paso por detrás, ya que sus hombres no dejaban espacio a su alrededor, como si alguien fuera a salir de la nada.

 

Cuando nos quedamos a solas en su despacho, a puerta cerrada, permanecí de pie, en silencio, a pocos pasos  de la puerta. Escuché su orden, su decisión sobre el trabajo de accidentes.  Solo trabajaría en territorios mágicos, y nada más. El anden 9 y 3/4 quedaría....destruido para siempre. Su tono empezaba a subir cada vez más, y desde luego, estaba airada, demasiado. En lugar de controlarse había comenzado a gritar. Me di cuenta de que no era una sugerencia, ni una petición.

- Si es lo que ordena la ministra... - no podía hacer nada más contra ella. No me gustaba. Ya la había desobedecido, había sacado a personas de aquella estación, sin preguntarles si eran magos o muggles....solo había sacado a gente de su interior. 

 

Estaba cansado, y pelear solo contra un muro no iba a funcionar. Ya me lo estaba dejando claro.  Traté de dar el primer paso para abandonar el despacho, pero el cuerpo no me respondía. No era capaz de moverme. Fue entonces cuando oí su pregunta. No respondí, no era capaz. Aquel si era el tono preocupado de Sagitas, el que usaba siempre que nos pasaba algo, tras una de nuestras aventuras.

 

Traté de coger aire, pero ahi estaba ese ardor de nuevo. Asi qeu solo apreté el puño, notando el calor qeu me subía a la cara, mientras asentía levemente con la cabeza, aceptando su ayuda.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.