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SLE I | Fecha 1: Montrose Magpies vs Vratsa Vultures


Mentita
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SUPERLIGA EUROPEA I

FECHA 1

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¡ES HOY, ES HOY!

Después de meses de trámites burocráticos, técnicos y administrativos -vamos a decir la verdad, sólo fueron tres meses- al fin había luz verde para dar inicio a lo que probablemente sería una de las temporadas más productivas del deporte mágico por excelencia: el Quiddicth. Y no sólo por poner en marcha uno de los movimientos más grandes a nivel internacional, sino también porque supondría, a pesar de los contextos de guerra que se viven actualmente, el campo neutral que todo mago y bruja necesita.

Durante el mes del amor, el Director del Departamento de Juegos y Deportes Mágicos, había hecho posible el reinicio total del Quidditch y lo hizo en el Coliseo Romano, un emblemático lugar. Ahora era el turno de Sofía, la capital de Bulgaria, donde podía verse a la multitud de magos y brujas atestados en las calles para disfrutar de la cultura, de la historia y la comida de la ciudad bajo la montaña Vitosha. Todos querían ser parte de este magnífico evento. 

Schmid, un hombre bajito y menudo, de cara redonda y bigotes puntiagudos, era el árbitro asignado para el primer partido que se disputaba entre el equipo escocés Montrose Magpies y los búlgaros, Vratsa Vultures. No sólo estaba feliz por poder ver el renacimiento de la Liga Europea de Quidditch, sino porque también él había sido elegido, de entre tantos de sus compañeros, para liderar y guiar el partido inicial. Estaba seguro de que le tocaría nuevamente arbitrar, algún otro partido del torneo, pero nada se comparaba como la primera vez, la apertura.

El árbitro consultó su reloj de bolsillo una vez, faltaban apenas unos pocos minutos para que diese inicio y había notado lo lleno que estaba el estadio en ese momento. Se enderezó cuando vio ingresar a los jugadores al campo, entre vítores y aplausos, y se montó en su Saeta de Fuego -me gustan las Saetas, déjenme en paz- y, con una patada en el suelo, se elevó. Se había posicionado entre ambos capitanes, sonrió, como para darles la bienvenida y preparó la Quaffle con la diestra.

--- Que sea un juego justo, no quiero sorpresas desagradables por parte de ninguno. ---su voz no coincidía con su apariencia, era grave, tosca. Miró a la bruja llena de pecas y luego al muchacho, quien ya se estaba yendo a donde le correspondía como Guardián de su equipo.

Más aplausos. Aunque adivinó que ya no era por los jugadores, sino que estaban apurando el inicio del juego. Tras una reverencia, Schmid lanzó la Quaffle hacia arriba.

Editado por Candela Triviani
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~ Mosquito ~          Ianello 

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TURNO 1

DANA GRYFFINDOR CAZADORA 

La Búlgara, me decían en Inglaterra, ladrona de Quaffles, me decían los rivales, peregrina de estadios cantaba el mundo.

Tras años de entrenamiento en las canchas de Quidditch de Hogwarts, tantas copas ganadas para Slytherin... en un torneo Intercolegial me vieron, me eligieron y me llevaron a un equipo que me cambiaría la vida, me daría la estabilidad económica que estaba necesitando para cumplir mis objetivos.

Estaba en Sofía, en un estadio que siquiera imaginé en sueños, y no solo el estadio...¡Los gritos de la multitud! 

^¡Vratsa Vultures!^ gritaban con ferviente devoción. Habían pagado sus galeones e invertido su tiempo para asistir, para verme. Podia escucharlos desde los vestuarios y no pude evitar que una lágrima se me escape de los ojos al tiempo que ajustaba mi casco y me aferraba a mi Nimbus 2001.

Observé a mi capitán, el chico de la máscara de árbol. Observé a mi equipo, confiaba en ellos, extendi mi mano en un centro esperando que todos hicieran lo mismo y que de nuestras entrañas naciera el grito al unísono con el nombre de nuestra camiseta: -¡¡¡Vastra Vultures!!!

Y salimos a la cancha con mi capitán encabezando la fila de los 7 jugadores. Nos pusimos en posición y la filosa mirada de los MM se centró en cada uno de nosotros. Mis ojos se fijaron en una de sus cazadores, otra Gryffindor ¿sería pura casualidad? La popular gritaba que éramos familia y sin embargo en mi interior algo me decía que debía tirar a esa mujer de la escoba esa que solo servía para barrer...

Finalmente la quaffle fue lanzada y como un rayo atravesé la distancia entre la pelota y mi posición, era delantera y la más próxima de mi equipo. Vi que uno de los cazadores escoceses se acercaba a toda velocidad por lo que extendi mi brazo derecho y cada uno de mis dedos para lograr tocar la base de la quaffle, fue apenas un toque y suficiente para que rodara por el empeine de mi mano y cayera justo en mi brazo

Lo conseguí, la quaffle era de los Vastra Vultures.

Mire a mi alrededor para que ninguna quaffle me tomara desprevenida y como un rayo cruce entre los cazadores enemigos y divisé a Cilian al otro lado. Sin pensarlo dos veces centre la fuerza en mi diestra y la lancé hacia mi compañero.

De momento en el cielo un enorme marcador de acero flotaba en el aire, VV 0 - 0 MM. La multitud rugía, y cuando la pelota llegó a mis brazos sentí como unos vitorearon y otros abuchearon, sin embargo las voces de los Bulgaros se hacían notar, ese día jugábamos de local en donde la fuerza de nuestros fans estaba al 100% de nuestro lado.

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TURNO 2

Cillian — Cazador

Suspiró.

¿Cómo se había metido en eso? Apenas y sabía cómo volar en escoba pero de verdad necesitaba distraerse un poco, conocer nuevas personas. Fue por esa razón que había mentido para lograr inscribirse a los Vratsa Vulture. Y aunque si bien tenía poca relación con ellos, sabía que confiaban en él... Sabía que tenía que hacerlo bien o quizá no. Al final del día, ¿a quién le importaba un tonto partido de quidditch?

Observó a su alrededor mientras se sujetaba firmemente a su escoba, ahí tenía su respuesta. Ese tonto partido de quidditch le importaba al centenar de personas que se había reunido aquel día en Sofía. —Maldita sea la hora... —murmuró. Pero bueno, ya estaba ahí y era el momento de concentrarse. El partido apenas tenía un par de segundos de haber comenzado y aunque se lo había perdido por estar enfrascado en sus pensamientos, su equipo llevaba la delantera. 

Se detuvo por un segundo, tenía que pensar bien lo que hacía aún cuando no tenía idea de nada. Pero no tuvo tiempo a pensar demasiado porque justo en ese momento Dana había decidido lanzarle la quaffle justo a él. Solo le tomó un par de segundos a la pelota acortar la distancia entre el mago y la bruja así que Cillian tuvo que extender rápidamente uno de sus brazos para lograr hacerse con ella.

Bien, bien. Estaba aturdido, la multitud se estaba volviendo loca en las gradas y no sabía exactamente el porqué. ¿Dónde es que estaban jugando? Oh, sí, ahora todo tenía sentido. No sabía exactamente cuántos de los integrantes del equipo eran realmente búlgaros porque no se jaja detenido a cuestionarlos sobre eso, pero el equipo si que pertenecía a aquel lugar y era esa la razón por la que la multitud no dejaba de gritar, chiflar y golpear cosas como una forma de motivar a su equipo. 

Negó, no había pasado más de un segundo desde que la quaffle estaba en su poder y no tenía idea de qué hacer. — ¿No podías haberla lanzado a alguien más? —gritó a su compañera, para que ésta logrará escucharlo a través de todo el ruido en el estadio. Era tonto, de verdad que era tonto, tenía que reprimirse. No podía ser él, no tenía que volver a caer en esa espiral de perdición en la que tanto le gustaba estar.

Se suponía que su incursión en el quidditch cambiaría su vida y aunque sabía que no sería exactamente así, quería creerlo por lo menos durante un par de segundos. Bueno, para que se engañaba, era imposible que a Cillian le importara todo aquello. Lo intentaba, si, ponía todo su empeño en pensar que así era, pero su único objetivo era acostarse con Mael, su capitán.

Por eso había mentido, por eso estaba donde estaba, porque cuando el Ryddleturn centraba su atención en un chico, no se detenía hasta que conseguía aunque fuese una sola caricia. Era de las pocas cosas que le daban sentido a su vida o más bien la única desde que su rama familiar había desaparecido del árbol genealógico de los Ryddleturn.

Un segundo más, había vuelto a la realidad así que tenía que concentrarse en el partido. Sujeto su Nimbus con toda la fuerza que le fue posible sin descuidar la pelota entre su brazo derecho. Los cazadores del equipo contrario no habían dudado ni un segundo en movilizarse al igual que los golpeadores. Sus compañeros debían estar desesperados viéndolo estar suspendido en el aire sin hacer nada aunque solo fuesen un par de segundos.

Concentró toda su energía en acercarse a los aros, si quería llamar la atención de Mael tenía que anotar sí o sí. Estaba a un par de metros cuando decidió que era momento de realizar el lanzamiento, tomó la quaffle con su mano y la lanzó al aire solo lo justo para lograr golpearla con su escoba logrando enviar la pelota en un rápido disparo hacia el aro central que defendía aquella joven chica argentina del equipo contrario.

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Turno 2

  Sophia Elvira Mackenzie - Golpeadora

Hasta hace algunos días la rubia no tenia idea de lo que era el Quidditch y mucho menos de cómo se jugaba, pero había quedado prendada de este durante la gala de San Valentín. Así que cuando la invitaron a ser parte de aquel equipo de las urracas no se lo pensó dos veces. De hecho, se había aprendido las reglas y todo lo que había que saber en dos días. Ser una Granger Gryffindor le daba una mente privilegiada por herencia. Ahora se encontraba sobrevolando el campo en espera de poder usar su bate, por sus resultados en el entrenamiento sabia que era una muy buena golpeadora y la realidad era que amaba golpear cosas, era eso o volver a asesinar como en sus viejos tiempos y eso no era una opción.

 

Recorrió con la mirada el campo de juego y localizo al cazador contrario, Cillian, que al igual que ella sobrevolaba el campo en espera de poder hacer lo suyo, que era anotar, y ella estaba lista para hacer lo propio, no dejarlo y golpearlo en el proceso. De pronto pudo observar como Dana le lanzaba un pase que este pesco en el aire y justo en ese momento una bludger se acerco veloz hacia ella. Ese era su momento, levanto el bate y justo cuando la pelota estaba casi sobre ella la golpeo con fuerza en dirección a la cara de Cillian para evitar que este pudiese lanzar correctamente y con eso imposibilitar que obtuviesen su primer anotación

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Turno 2

Malum Luxure - Golpeadora.

Respire hondo ante el estadio prendido de fanáticos, había jugado alguna vez este deporte pero no estaba realmente preparada para el cúmulo de emociones que al me enfrentaría en el primer partido oficial de la Superliga Europea en su primera edición. Siempre me habían dicho que tenía un excelente brazo y que mi mejor tiro se asemejaba a una bala que rara vez fallaba en dar al blanco, la modestia nunca fue lo mío, me encontraba en Bulgaria en un equipo del mismo país, los buitres tenían historia pero no era hora de hablar del pasado si no de escribir un nuevo futuro, tomar la gloria si es que nos es permitido y con su tinta poner nuestros nombres en las páginas doradas en la mente de nuestros fieles seguidores.

Jugar Quidditch no es para cualquiera, se necesita temple, valor, astucia, fuerza, un hambre de Victoria y un toque de picardía...básicamente, la mente veloz, la vista entrenada y el cuerpo que resista cualquier confrontación. Aquí no hay mujeres y hombres, hay solo jugadores, la mejor estrategia que te puede hacer sonar la dulce victoria o la frustrante derrota.

Una inglesa como yo que se ganó su lugar, demostrando la destreza con el bate como si de un partido béisbol se tratara, muy muggle lo se, donde el objetivo es mandar la pelota lo más lejos que se pueda según recordaba muy poco de las reglas, pero aquí consistía en enviar la bludger contra el otro jugador y enviarlo lo más lejos y en un estado de inconciencia de ser posible.

La escoba se sentía segura tanto como el bate, mi compañero llevaba la quaffle casi tan seguro de su anotación, concentrado en llegar a los aros para darnos el primer punto, mi deber entre otras cosas era defenderlo así que tomé el disparo de Sophia con mi agilidad y fuerza haciendo que se desvíe contra Luciana la guardiana del equipo contrario, la idea era distraerla lo mayormente posible y así poder conseguir el objetivo.

Mi golpe fue tan exacto como pude, solo esperaba que tuviera el efecto deseado y mirar a la multitud enloquecer por los Vratsa Vultures dejando sin oportunidad alguna a nuestros contrincantes ocasionales los escoceses Montrose Magpies.

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Turno 2

Las cosas habían sido más simple de lo que esperaba. La joven Luciana se había decidido a probar suerte en un equipo de Quidditch para ver que era lo que atraía la atención de tantos fanáticos en el mundo. A decir verdad pensaba que la competencia para conseguir un lugar en aquellos prestigiosos equipos sería encarnizada pero nada estaba más lejos de la realidad. Al parecer el Quidditch había perdido bastante popularidad o simplemente no había mucha gente que se animara a jugarlo por el hecho de sufrir lesiones de todo tipo.

Sea como fuere, conseguir un puesto en el equipo solo implicó asistir a los entrenamientos. Hasta pudo elegir su posición sin tener que competir con alguien. Pero ahora las cosas eran diferentes...

Se encontraba de pie, defendiendo los aros en un enorme estadio repleto de gente. Por lo que supo que ese sería su primer reto verdadero en ese mundo del Quidditch. A pesar de ser bastante joven tenía una enorme responsabilidad, ya que el rol de guardián, junto al de buscador, eran los más importantes. Los golpeadores podrían fallar todos los tiros, los cazadores no acertar ningún gol y aún así el partido continuaría en empate. En cambio, un error suyo, los alejaría de la victoria.

El partido había comenzado y de repente, le pareció que toda la gente del estadio se había ido. Los ruidos se apagaron y solo se podía concentrar en la Quaffle y en evitar a toda costa que entraran en los aros. El equipo rival ya tenía posesión de la pelota y se dirigía raudamente hacia los aros que Luciana defendía.

Cillian, cazador del equipo rival. Había logrado llegar hasta el borde del área y estaba a punto de hacer su tiro. De pronto, Luciana observó que el golpeador del equipo contrario miraba hacia donde ella estaba con fiereza y sabía que en cualquier momento debía esquivar una Bludger procedente de aquel punto del campo. El cazador rival ya tenía el brazo en el aire y ella se mantuvo firme en el aro central dispuesta a contener el tiro de aquel muchacho e iniciar la contra para conseguir la primer anotación del partido

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Turno 3

Cazador : Valinikov Moran

 

 

 

Había esperado tanto este momento,  desde que iniciaba en las juveniles del los Dracos de Bulgaria hasta llegar a un equipo profesional como lo eran los Vratsa Vultures. Su mirada estaba enfocada en la quaffle cuando fue lanzada al inicio del partido, tenía que esperar el momento  adecuado para hacerse con ella, esa era su especialidad. El Moran estaba ansioso de demostrar hasta dónde podría llegar, que era la cima de la grandeza deportiva. Había idolatrado a Víctor Krum desde que era pequeño, alguien que era un ejemplo de jugador comprometido con su equipo. Por ello al escuchar las gradas gritar de emoción no pudo evitar sentir correr con su cuerpo la adrenalina  del partido. Se enfundó en su nimbus y alzó el vuelo. Sin perder de vista como sus compañeros se enfundaban a los arcos del equipo rival, Velinikov los siguió con velocidad y casi grita una anotación si no fuera por el Guardian del equipo rival. 

La motivación estaba al tope recordando viejas jugadas en su mente observó que estaba listo. Su compañero Cillian lo había hecho excelente pero para la mala suerte de su equipo habían detenido su disparo. Ahora los Montrose se hacían con la posesión de ella. Con vista de halcón siguiéndolo en todo momento mientras desde su guardián la pasaba a sus cazadores hasta como cada uno la tenía, y entonces observando una clara oportunidad  Valinikov se lanzó con fiereza para robar la quaffle al estilo robo Speelman. Quitándoles la quaffle y teniéndola en su poder, así el búlgaro se lanzó contra los aros mientras trataban de quitársela, en ese momento pudo observar el peli blanco que tenía oportunidad de pasársela al mejor posicionado que era en ese momento Cillian .  Con un giro hábil se deshizo de la quaffle  para dejarselo a su compañero  esperando que ella pudiera anotar, siguiendo con la vista todos sus movimientos.

 

 

(6:19 pm Mex)

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TURNO 4

Cillian — Cazador

— ¿Qué no existe alguna otra persona en este equipo? —soltó apresuradamente a la vez que alargaba uno de sus brazos para atrapar la Quaffle una vez más.

No tenía razón valida alguna, pero comenzaba a molestarse. Si tenía que estar todo el rato concentrado en el juego, poco tiempo tendría para centrarse en la figura de Mael moviéndose de un lado a otro en el estadio a la espera de que Snitch Dorada hiciese su aparición. Pero bueno, si no tenía tiempo de observar a Mael entonces tenía que lograr que el mago lo observara a él.

Y entonces cayó la cuenta, había estado tan concentrado en el Niueño que había ignorado por completo a la pelirroja que no despegaba su vista ni por un segundo de la Blugder. ¿Arya? Sí, no había duda. Sin duda el Ryddleturn vivía en su propia burbuja, ¿cómo es que la había pasado por alto? Venga, que sí, Mael era una de las cosas más personas que había visto en los últimos años, pero Arya...

Arya tenía un lugar especial en su corazón.

— Procura mantener a esa Bludger lejos de mí, amor mío —sabía que tiempo era lo último que tenía, pero aún así se había permitido retroceder un poco para llegar hasta la posición de Arya—. Sabes bien que te será imposible encontrar a alguien más como yo.

Tenía más de cinco años que tenía contacto con Arya, pero esperaba que ella no lo hubiera olvidado con el paso del tiempo y que tampoco hubiese dejado de ser alguien importante en su vida. Bueno, Cillian pensaba que lo era, creía que era alguien importante en la vida de varias personas pero de ahí a que realmente lo fuera existía un gran trecho.

Las gradas habían comenzado a cambiar de color de un momento a otro, se dejaba ver qué nuestro equipo llevaba la delantera ya que todo se había cubierto de verde, rojo y blanco. Y un gran buitre había cubierto el cielo. Era impresionante el apoyo que los locales demostraron a su equipo aún cuando apenas unos minutos que el mismo Cillian había fallado su primer lanzamiento.

Aceleró una vez más hacia los aros, estaba vez estaba dispuesto a anotar así que se acercó lo más que pudo a ellos y con un disparo colocado realizó un derrape en el aire hacia un costado y lancé la Quaffle de nuevo al aro central utilizando la habilidad disparo con derrape.

 

07:40 (Hora México)

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Turno 4

Noeline McFarlan - Golpeadora

 

 

— ¡Oh rayos!— susurró suavemente.

Y aquí estábamos en medio de una multitud, en un gran estadio en Bulgaria. Ahora comenzaba la liga Europea, muchos ojos estaban puestos en cada uno de ellos. ¿Cómo sentirse ante esto? Nervios, miedo, ansiedad, alegría, emoción, ganas de salir corriendo. Definitivamente era mucho más fácil desde las gradas, pero no cambiaría por nada esa mezcla de emociones que daba, el estar en medio de la cancha. Cuando el árbitro pitó el inicio del encuentro y todos se elevaron, era la señal para guardar todas las emociones y lanzarse a jugar. Bien o mal ¿qué importaba? su motivación era llevarse por delante unos cuantos huesos de sus contrincantes.

Luego de la primera amenaza a los aros de su equipo, volvían los buitres a tener la quaffle. —¿Otra vez el mismo chico?— pensó la pelirroja, parecía que el objetivo de él era tener una bludger estampada en la cara, y si eso es lo quería ya se encargaría ella de que lo tenga. Buscó rápidamente la bludger más cercana, localizada, voló con el bate en alto y apuntando hacia su contrincante, Cillian, golpeó la pelota en su dirección para evitar que esté en condiciones de anotar y esperando que le rompiera la cara o por lo menos lo tirara de la escoba.

 

20:08 ec

Draco&Draco
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TURNO 4


ARYA MACNAIRGOLPEADORA


Cómo había pasado de desaparecer durante un año completo a retomar mi pasión por el Quidditch aún era un misterio. Me encontraba en un sitio frío, aunque no tan frío como Londres en el apogeo invernal, por lo que el uniforme del equipo Vratsa Vultures estaba confeccionado con una tela ligeramente más gruesa de lo normal. Los colores blanco, rojo y verde resaltaban en consonancia con los del equipo contrario, la tribuna vitoreaba nombres, canciones, apellidos y obviamente el nombre del equipo simpatizante, agitaban carteles y lanzaban cualquier tipo de chucherías a la cancha, por suerte existía una especie de barrera mágica que no permitía que los objetos llegasen a los jugadores, y cayesen por la simple gravedad al verde césped. 


Me gustaba, al menos cuando joven, al terminar el partido, salir del sitio caminando, arrastrando la escoba, para ver qué cosas me podía encontrar. Las flores eran lo de menos, me gustaban los dulces e incluso las baratijas como brazaletes o carteles confeccionados a mano con mi nombre. 


Sofía, Bulgaria. Estaba muy lejos de casa y no solo por la ubicación geográfica sino porque mi memoria solo evocaba recuerdos en negro y amarillo, las personas gritando a todo pulmón ¡Hufflepuff! Vaya juventud, pasaba volando delante de mis narices como la Quaffle que por poco me tira de la escoba, una Numbus 2000. 


—Cuidadito— Grité, pero obviamente nadie me oía. 


La velocidad que los cazadores manejaban era increíble, se necesitaban binoculares especiales para captar cada pase y movimiento de ellos ¡Ah, peno nosotros los golpeadores, éramos cosa de otro planeta! Malum pasó cerca de mí con el bate en la mano, quería que espabilara, sus alaridos sí los escuché, por poco me muerde una oreja a la pasada para que prestara atención. Me hacía vieja, estaba claro.


Malum me señaló, señaló al guardián del equipo contrario, una mujer guapa a simple vista a pesar de las protecciones. Hizo unos ademanes raros que quizás nadie más entendería y yo sonreí asintiendo. Viré mi cuerpo sobre el eje, la escoba obedeció como una seda, fluía en el aire como una pluma, desde pequeña había desarrollado cualidades especiales para jugar Quidditch, más ahora debía volver a demostrar de qué era capaz. A toda velocidad me dirigí hacia los aros del equipo contrario, haciendo acopio de mi fuerza como golpeadora e intenté distraer a Luciana Aymar con una técnica milenaria, si mis intentos daban frutos, nuestro equipo podría marcar otro punto. 

Oí que alguien me hablaba, a último momento había sido mi ingreso al equipo, no conocía a todos aunque la mayoría pertenecían no solo al bando sino a mi círculo de trabajo en el Ministerio. Pero aquel tono era particular, especial ¿Había sido el motivo por el que me enviaron la carta de invitación? por un instante desvié la mirada de mi objetivo principal, Luciana Aymar -para fortuna, al tener dos hijos y demasiados sobrinos, había adquirido el don de tener ojos hasta en la espalda- pero aun siguiendo sus cortos y escuetos movimientos en la zona de aros. 

¡Te vi! el corazón me dio un vuelco. 

Cillian aparecía y desaparecía de mi vida así como si nada, pero era tan fuerte la huella que una vez dejó que no existía demasiada diferencia. Él podría ausentarse por años, veinte si quería, que la puerta estaría sin llave al regresar y todo seguiría como si nada. Traté de enfocarme en mis jugadas, alerta porque los golpeadores no solo éramos el comodín distractor sino una gran defensa para nuestros cazadores, y aunque Dana no me caía mal pues no la había tratado demasiado hasta el momento -y no tenía intenciones porque verle me recordaba que Elvis estaba muerto y era algo que mi cerebro no procesaba por ahora- había encontrado un sentido extra a mi posición, proteger a semejante bombón. 

Le sonreí detrás de todo mi equipo de protección y demás, él me vería, y volví a centrarme en la guardián del equipo contrario, los Montrose Magnipies. Las luces me cegaban ligeramente, parpadeé y retomé la fuerza en mi golpe para distraer a Aymar, debíamos tener éxito, sabía que los Vultures estaban conformados por ex miembros de Quidditch por lo que no se trataba de ningunos inexpertos o principiantes, si no ganábamos aquel partido el capitán tendría una seria charla con nosotros, charla que no estaba dispuesta a oír tampoco, porque aunque tampoco conocía a Mael, a él sí lo odiaba profundamente, sin motivos, así como pasé años odiando a Aron antes de que se convirtiera en el faro de mi vida, simplemente lo odiaba y parecía ser que aquel sentir no cambiaría, tal vez nunca. 

—¡Vultures, Vratsa, Vultures!

Rugí uniéndome al vitoreo de la tribuna, su cántico era ensordecedor, esperando que mi estrategia fuese certera y efectiva. 


[22:13 ARG] 

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