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Edicto #3 sobre los Transportes Mágicos en el territorio nacional


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- Ciertamente. Pero si presionamos a España en estos momentos, solo obtendremos pérdidas. - Hubo un deje gatuno en su sonrisa, aunque solo los mas perspicaces habrían notado la diferencia. Los ojos de un marrón tintado bajo la luz, parecían rojos. - Verás, en este momento la crisis española está por encima de lo necesariamente manejable. Según mis fuentes, el problema existe debido a cierto congresista que no está respetando las reglas. Para ser mas exactos, 400 millones fueron sustraídos de las arcas nacionales sin que se sepa el motivo. Ni siquiera las cámaras de seguridad grabaron algo. Se encontraron, durante la semana, cheques al portador con un valor estimado de 1,000, 000 de dólares canadienses que se sospecha, pudieron servir de coartada para obtener esos sumantes. Debido a la situación de desfalco, el banco internacional está exigiendo el reembolso por la mitad de la deuda, lo que ha causado una crisis a nivel nacional tremenda, pues el Gobierno ha subido los impuestos, provocando el descontento de su gente y la disyuntiva en los servicios mas importantes. Asi que, por ahora, habrá que ser pacientes Mickhail. -

Estaba por continuar, hasta que escuchó el pequeño reclamo acerca de su apariencia. Sonrió con cierta malicia y replicó tranquilamente. - Creí que el marrón te gustaba ¿Sería mas apropiado que viniese con un traje azul? ¿O quizá blanco? - La verdad es que, de todos los que rodeaban a ese pequeño lobo, ella era la única capaz de hacerle bromas y salir ilesa. A veces solía burlarse de su cabello blanco. De alguna manera, le había cogido manía a pesar de ser tan fría y lo tenía marcado como la víctima. Eso si, jamás bebería de su sangre, no quería terminar con pelos en la boca.

- También podría pintarme el cabello de negro ¿O rojo? Ya que te gustan los colores que te recuerdan un poco a tu nación pues... Y también podría usar lentillas, aunque ahora que lo recuerdo, mi hermoso cabello es joven, por eso no es blanco. - Sonrió como si nada, pero sus palabras causaron el asombro del resto del grupo y pocas contenidas risas entre ellos. La víctima como siempre debía ser atacada. De lo contrario, no se sentiría satisfecha, aunque los demás no le veían como un humor sano debido a las suaves expresiones amables del rubio. Y es que los vampiros podían bromear si, pero eran un tanto sádicos, por esa misma forma, algunas razas se enfadaban, perdiendo muy rápido los estribos. De todas maneras, la ocasión era propicia. Se sentó tranquilamente en una butaca.  - Te recuerdo pequeño lobo, las condiciones de nuestro trato. Una de ellas, es que no puedes prohibirme mis propias estrategias ¿Te imaginas que harían esta manada de buitres, si supieran la verdad? Y conociendo lo intensamente conquistadores que son los lobos... - Replicó cerrando los párpados con un aire divertido y resignado en su dirección. -

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@ taison logan greyback

 

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MICKHAIL SERGEI GREYBACK

Aun cuando no estuviesen en aquel resinto abovedado podría haber oído las tenues risas de alguno de sus hombres, en otro momento pensaría que hacer con aquel horrible edificio, volteo a ver al Rubio que lo acompañaba esbozando una sonrisa irónica. 

-yo diría que no quieres venir más presentable por que temes que nuestra invitada sea más hermosa que tu -dijo desafiante -en cuanto a lo de España si tenemos la oportunidad de sacar provecho de su debilidad actual deberíamos hacerlo, no crees rayito de sol? - le gustaba llamar así a su acompañante aun cuando no le gustara. 

-quien les enseño a decorar a estos  asquerosos muggles- se quejó mirando el lugar- volviendo a lo de tu apariencia te quiero con vestido por qué recibiremos a nuestra invitada en mi nueva casa , es un lugar al que los muggles llamaron el Palacio de Alejandro, e que fue hogar de los Románov- . 

@ Agatha Andrómeda Abbott

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- Guardó silencio alzando una ceja, en serio ¿No tenía una mejor defensa? Sonrió leve ante su intento, mirándolo con pena. - Pobrecito... Pero sigue intentando. - Su réplica causó pequeñas risas entre la bandada. Atento a la propuesta, negó nuevamente tranquilo. - No te apresures. Si empiezas a meter presión en este instante, terminarás perdiendo mas de lo que ganas. No seas impaciente pequeño cachorro. -

Se levantó para seguirle el paso, escuchando los murmullos que venían de los chicos, asi como algunos ruidos provenientes del exterior. Revisó ese aparatejo muggle llamado celular, que le era muy útil para ciertas cosas. No obstante, al escuchar las quejas, alzó la vista observando la espalda de Mickhail, parpadeó un par de veces y disimuladamente llevó el puño a los labios, riendo por lo bajo.

Su acción fue vista por quienes le acompañaban, guardando silencio algunos. La respuesta no tardó en llegar. - Pero qué delicada es señorita Mickhail... ¿Qué no sabe que parte de la decoración estilo Tudor, es para honrar a los antepasados? Pero si lo desea, puedo mandar que decoren con cortinas del color que prefiera, rosas en los jarrones y perfumen los salones con incienso. Todo para satisfacer sus exigentes gustos "madame". - Las risas estallaron por detrás, mientras el rubio sonreía con una malicia deliciosa,a sabiendas de cuales eran las mejores venganzas por llamarle "rayito de sol". En si, no le molestaba el apodo, a no ser porque fuera relacionado con cierta cosilla que... Pero admitía que disfrutaba mucho haciendo enojar al lycano. - En cuanto a la invitada, madame Micky, no se preocupe, será debidamente atendida a su llegada. - @ taison logan greyback

 

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MICKHAIL SERGEI GREYBACK 

Escucho con relativa atención a la explicación que le daba el joven, ya sabía en que transformaria ese lugar... Una base militar -no sabía de tu amor por estas cosas, no serás un muggle disfrazado?? Debo tomarte con sangre sucia con esos Colmillos de plástico- dijo riendo. 

Empezó a salir del edificio mirando a los muggles sobrevivientes, rápidamente se acercó a uno de sus hombres que al verlo dejó de reír -quiero que la mitad de ellos sean inferis y a los demás los mejoren como ya saben- ordenó para luego salir del lugar. 

A la salida los esperaba un enorme carruaje gris con detalles dorados que era tirado por cuatro enormes lobos huargos negros , mientras subía al carruaje dijo -vamos apredurate a subir muggle-. 

@ Agatha Andrómeda Abbott

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- Alzó la ceja nuevamente al escucharle, sonriendo un tanto divertido. - De verdad que me das algo de compasión lobo. Se nota que los de tu raza no tienen mucha creatividad en esa peluda cabecita. - Sus ojos parecieron destellar en tono rojizo, quizá un efecto causado por el cambio de luz en las pupilas. Siguió a la comitiva en silencio. escuchando tanto las órdenes de este hacia sus subordinados, como algunos cambios de plan. El por su parte se ajustó la levita para estar presentable. No era propio de la nobleza andar indiscretamente cubierto de polvo.

La vista del carruaje llamó un poco su atención, ignorando los intentos de broma del lycano, se acercó a la portezuela y estudió silenciosamente el patrón. Algo grabado en su superficie no le cuadraba. Volvió a analizarlo detenidamente y sin siquiera verle, ordenó con firmeza. - Baja del carruaje, ahora. -

Ya no sonreía. Ni siquiera se le veía ese aire divertido. Discretamente sacó su varita de entre las mangas de su saco y apuntó hacia el vehículo, justo a la parte superior del techo. Uno de los lobos gruñó amenazador, pero ella no dudó en su movimiento. - ¡Finite Incantatem! -

Una ondulación salió de la punta de su varita, volando como un suave pájaro hasta la portezuela, que crujió de forma extraña, antes de que un pequeño papel se desprendiera de esta, cayendo al suelo. El rubio lo recogió de inmediato del suelo, analizándolo con atención. - Será mejor que utilicemos otro medio de transporte. - Le extendió el pequeño papel, hechizado con un encanto rastreador. - Conozco los elementos que componen nuestros equipos. Al parecer nos persigue un auror. - Le observó de reojo con seriedad, antes de apuntar con su varita a este, murmurar algo y volver el papel en cenizas. - ¿Qué piensas hacer? Hay ratas entre nosotros. - Su mirada se dirigió al grupo. -

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MICKHAIL SERGEI GREYBACK 

Sonrió al ver lo que había pasado, la poca resistencia mágica aun seguía insistiendo en molestarlo  -espero no te moleste montar sobre el lomo de uno de mis lobos-  dijo subiendose al lomo de uno de ellos para luego susurrarle algo al oido a los otros dos lobos que rápidamente se perdieron entre los edificios. 

-ese auror ya no molestara más gracias a mis lobos -dijo seriamente- y antes que lo preguntes es más fácil matar a un colacuerno antes que a un lobo huargo-. 

El animal que lo transportaba empezó a andar, mientras que el peliblanco explicaba -los aurores que han sobrevivido a mi Asunción a ministro se esconden en Kiev por ahora son un escollo menor- remató serio. 

@ Agatha Andrómeda Abbott

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- Escollo o no, han logrado llegar lejos. - Comentó el rubio, guardando su varita para subirse a lomos del animal. Originalmente hubiese hecho otra cosa, pero esto le ahorraba muchas molestias. Se sujetó del pelaje, aunque le obligó a darse la vuelta un momento. Detuvo la montura pensándolo bien. Sacó de nuevo la varita y apuntó al carruaje. - Incendio. - Una llamarada atacó el objeto y lo dejó quemarse hasta las cenizas. Tras ver su acto, la guardó y emprendió la caminata sobre la montura peluda, alcanzando a su compañero.

- He preferido borrar las huellas de antemano. No quiero vestigios. - Esperó hasta estar lejos, para que la apariencia del chico rubio se difuminara lentamente, empequeñeciera, se afinara y terminara apareciendo la doncella de cabellos verdes que llevaba el cabello sujeto en una coleta. Los zarcillos de plata resaltaban en sus pequeñas orejas. A diferencia de lo que se pensase, ella no tenía las orejas en punta, como comúnmente creían los humanos de los vampiros.

- Te aconsejo que investigues mejor sobre lo que está pasando. Te han rastreado muy fácilmente Greyback y sin que te dieras cuenta. No dejes cabos sueltos o los altos mandos aprovecharan esos descuidos para encerrarte en Azkabán. - El semblante tranquilo y frío de la dama, expresó un ligero fruncir de cejas, no le gustaba el rumbo que estaban tomando algunas cosas. Por otro lado, tendría que mover algunas conexiones, si quería deshacerse de ciertos problemas. -

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Kampus en Vitosha
En las afueras de Sofía, Bulgaria.

 

Estábamos terminando la primera Super Liga Europea. Quedaba tan solo una fecha para poder finalizar aquel torneo que tanto habíamos jugado. En terreno extranjero, todo era diferente. Diferente ministerio, diferentes lugares, diferentes magos y brujas. Pero lo que no iba a cambiar jamás era mi ser, mi persona. Desde aquel pensamiento que se me había cruzado por la cabeza, solo tenía un solo objetivo: sed de sangre. Tal vez la envidia me estaba carcomiendo la cabeza, tal vez era un resentimiento que no podía explicar.

Pero odiaba a Kenzo Ito. Aquel jugador japonés de los Montrose Magpies, cazador estrella del equipo.

Era de noche y ya habían pasado más de 20 horas en los que las Urracas habían disputado el partido contra los Tornados, ganando éstos últimos. Se me había dado la oportunidad de alejarme tan solo un poco de mi equipo, que estaban descansando porque pronto nos tocaba jugar a nosotros. Casi todos dormían o se concentraban en lo suyo. Me había cruzado a una parejita que estaba más enredados entre si que el lazo del diablo, los ignoré.

Mi capucha tapaba mi rostro por completo al atravesar el Kampus. En mi cabeza, resonaba el nombre de mi presa constantemente, sin dejarme pensar en frío. Ya todos los detalles que tenía en mente, los había pensado. El silencio de la noche me permitió escabullirme como una sombra, ondeando mi capa atrás como si estuviera levitando. ¡Allí estaba! Kenzo Ito descansaba sobre el tronco de un árbol, meditando, no sabía por qué a esa hora, cerca de un arroyo angosto que provocaba (a él) un poco de paz.

La Casona donde dormían todos estaba del otro lado. El gimnasio y la taberna no estaban en las cercanías. No había nadie, me había asegurado de ello y había lanzado algunos encantamientos alrededor.

Carraspeé mi voz y me bajé la capucha.

Tal vez me estaba sobrepasando porque podría hacer todo aquello bajo la protección de la máscara mortífaga. Pero estaba cansado de esconderme o camuflarme. Era libre, el bando tenebroso se encargaba de ello. Los edictos que emitía la ministraba nos daba mucha más libertad para actuar ilegalmente. El joven mago se encontraba a unos diez metros de distancia. Me paré en seco, con la varita en la mano, mientras emitía algunas chispas verdes.

Si hay algo que detesto es a las personas engreídas, que se creen que son el mejor —traté de recitar aquellas palabras tranquilo. Pero no sabía por qué estaba enfadado—. Y tú eres uno de ellos, Ito. Meterse conmigo es algo que no deben hacer. ¿Me escuchaste? ¡EH! —mis ojos completamente negros lo estaban mirando fijamente sin pestañar, abiertos de par en par. Mis dedos acariciaban la varita lentamente. Como tentándose. Pero no pude aguantar demasiado, y grité: — ¡SECTUSEMPRA!

El rayo salió directamente contra el joven. Quería ver como el rayo le provocaba heridas en el pecho y se desangraba. Esperaba que fuera así.

 

@ Marcellus Allan

  • Love 1
  • Gracias 1

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Me imaginé que soné muy ruda con ambos, tal vez demasiado, pero es que no estaba para nimiedades y me daba la sensación que ambos venían a hablar conmigo para cosas menos importantes que las que tenía encima. El tercer Edicto empezaba a darme problemas y sólo hacía unas horas que se había publicado. Así que suspiré sin ningún atisbo de disimulo pues, al fin y al cabo, ambos eran demasiado familiares como para ser educada.

-- ¿Por la moto me molestas ahora?

Sí, otra vez creo que soné muy ruda, pero vamos, que yo no soy del departamento de Transportes. Que se fuera allá a importunar a otra, que yo estaba ocupada, más ocupada aún y creo que súper histérica. Si no me cuidaba, estoy segura que me iba a dar un yuyu. Así que me recliné en mi sillón para ponerme algo más cómoda e intenté relajar mis facciones.

-- Bien hecho, @ Matt Blackner . Me alegra mucho que hayas decidido acatar el Edicto y registres tu moto. Muy bien... Puedes bajar... subir... bajar creo... En el Departamento de Transportes te harán el registro. Pero piensa si no te dejas algo por registrar, allá te harán mil preguntas, como si tienes alfombras o tienes activa la Red Flu de la mansión. -- Le sonreí, sabía perfectamente qué guardaba mi hijo en la mansión y, aunque no lo mencioné, esperaba que fuera sincero con ciertas puertas activas con las que podríamos tener problemas. -- Bueno, ya sabes... Cumplen con su trabajo.

Mi cara volvió a endurecerse. No me apetecía para nada hablar con ese personajillo. Cerré la boca con fuerza para no soltar un insulto y estuve a punto de llamar a los aurores para que se llevaran a @ Sean -Ojo Loco- Linmer . Después me lo repensé. A pesar de todo lo que le odiaba en ese momento por herir a mi nenita Pere, había de reconocer que era una persona que necesitaba para según que movimientos en los bajos fondos. Creo que era al único que conocía de esa agrupación ilícita de ladrones que, en cierta manera, necesitaba tener a mi favor y él podría ser el intermediario.

-- Sí, no podemos permitirnos otro suceso con Gringotts así que... lo leerás en el próximo edicto. No pienso adelantarte nada más, so listo.

No pude seguir metiéndome con él porque (otra vez) aquella lechuza burló todos los controles y entró con su mensaje. Arrugué el ceño y miré a mis dos visitas. Susurré un "OK" y la vuela pluma se dispuso, rauda, a transcribirla la palabra en el mismo papel, que se auto-enroscó en la pata de la lechuza, quien volvió a desaparecer. Por supuesto, el mensaje del Ministro ruso me había dejado confundida. ¿Qué querría él ( @ taison logan greyback ) de mí? ¿Debería ir sola, sería una trampa? Volví a levanta la vista hacia Sean y Matt.

-- Por cierto... ¿Alguno sabe dónde está el Palacio de Alejandro, uno que esté relacionado con... los rusos? -- Sí, soy algo (muy ignorante) y me había comprometido a ir a cenar al día siguiente a un sitio que ni sabía dónde estaba.

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MICKHAIL SERGEI GREYBACK 

Pronto el lycan y la vampiresa llegaron a un imponente castillo que conservaba la belleza y magneficiencia de antaño talladas en sus columnas de mármol, con presteza el peliblanco desmontó del lobo en el que viajaba. 

Después de que ayudará a su acompañante a desmontar, uno de sus hombres se le acercó con un sobre en las manos -mi señor una lechuza acaba de traer este mensaje de la frontera- el lycan abrió rápidamente el sobre. 

"hemos capturado aún intruso y usando veritaserum nos ha dicho que el y otro individuo han venido a ayudar los traidores y que la ministra de Austria lady ( @Malum Luxure ) los ha enviado".

Tras leer la nota saco de su abrigo otro pergamino y pluma " rastreen la zona en busca de ese otro espía ... no quiero prisioneros " llamó una lechuza marrón y luego ató la nota del ave susurrandole -a la frontera-. 

Apenas envió el mensaje llegó el ave que traía la respuesta de @ Sagitas Potter Blue  , entonces miro a la peliverde - bienvenida a mi humilde alojamiento mi estimada rayito de sol- le dijo sonriente dejándola pasar primero. 

@ Agatha Andrómeda Abbott

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