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Libro del Equilibrio - Julio


Bakari
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Bakari 
Montaña flotante, Islandia.

La montaña flotante no era un sitio conocido por muggles. Tampoco era del completo agrado del Uzza pero en ciertos momentos el universo conspiraba en contra de sus propios principios guerreros; sediento de sangre, el portavoz dea guerra y el caos era una vez más llamado al frente por los Directivos de Hogwarts para instruir a un mago sobre los poderes del Equilibrio. Pff, sí, equilibrio, que rara sonaba esa palabra saliendo de su boca. 

Matt Blackner fue citado el día anterior, con coordenadas específicas para no perderse ya que la única forma de llegar era volando. Aunque no se trataba de algo tan literal como un pico rocoso -inmenso- que flotase por arte de magia, sino más bien su nombre hacia mención a la parte ,más allá de las nubes, que los ojos mundanos no podían ver. 

Para sorpresa de su pupilo un piso de mullidas nubes claras marcaban el final de la montaña para Islandia y el comienzo de una explanada fantástica y fértil para la comunidad mágica. Muchísimos metros cuadrados, más de los que cualquiera podría apreciar con poco tiempo, ni un solo animal puesto que el aire gélido no permitía una respiración adecuada ni buena oxigenación al cerebro, salgo para las criaturas mágicas, obviamente. 

Bakari había cambiado su atuendo de cuero curtido por un peto grueso, una capa de piel de oso gris y unas botas de cuerina con suela antideslizante. Así mismo había pedido a Matt en la carta que viajaste ligero pero abrigado debido al clima. El sol, de todos modos, brillaba como la llama de una vela en completa oscuridad, y quemaba como el mismísimo infierno sobre sus cabezas. 

—Buenos días, joven ¿Listo para empezar?

Su voz gruesa retumbó en más alturas. Habló cuando el mago apareció para recibirlo, con las manos apostadas sobre el mango de su espada, esperando a que este recuperase el aliento pues la única forma de llegar allí habría sido en escoba. Cuando Blackner por fin desmontó, le dedicó un parco gesto, lo que él creía era una "sonrisa" y se hizo a un lado para que pudiese apreciar el resto del paisaje. 

—Primer pregunta para usted ¿Cuál es la fuerza que requiere de nosotros los poderes del Libro del Equilibrio? 

------------------- -  - 
Cronograma de clase:

  • Del 1 al 17 se cursará.
  • Y del 18 al 27 de Julio se abrirá la prueba final. 

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@ Matt Blackner

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La nota del Uzza @Bakari llegó a mis manos en la Potter Black, mientras jugaba con mi hija en los jardines de la mansión. Cuando pude analizar las coordenadas, entendí qeu debía ir a Islandia, y a juzgar por el lugar, no podría ir caminando o aparecerme. Tendría que volar. Contaba con la moto, pero prefería no llamar demasiado la atención. Mejor la saeta de fuego, más silenciosa y bastante rápida. Con el último edicto proclamado, prefería llamar la atención lo menos posible.

 

Amanecí temprano, más bien de noche. Siguiendo las instrucciones de la nota, elegí un atuendo ligero, pero qeu me ayudara a guardar el calor: mi vieja ropa de cazador. Era ligera, pero resistente, y a pesar de lo qeu parecía, el jersey ayudaba a conservar el calor, aunqeu a la vista saltaba que aquellas prendas eran antiguas, qeu habían visto cientos de caminos y miles de criaturas, cosa que, si Sagitas me viera, seguro acabaría gritándome. Pero su color oscuro, además, ayudaría a camuflarme en la oscuridad si se daba el caso.

 

Con la bandolera a la espalda, los anillos que ya había dominado, la daga del sacrificio y la escoba en la mano derecha, subí la bandana de color negro hasta taparme un poco por encima de la nariz, dando el primero paso hacia mi viaje.

 

Cuando detuve el vuelo, sobre la escoba, el paisaje era tranquilo. Apenas había amanecido, los primeros animales comenzaban su rutina, y los caminos de tierra se movían por el suelo, serpenteando entre las montañas, que cubrían lo que parecía apenas ser el comienzo de la impresionante formación natural. Aunque la curiosa posición de las nubes era bastante llamativa para alguien que fuese un observador atento.

 

Cuando al fin superé la barrera de nubes, ante mi se abrió una inmensa explanada cubierta por una alfombra verde. Cuando toqué tierra, entendí que mis pasos desprendían de la hierba un intenso olor a hierba mojada. Bajé la bandana, descubriéndome el rostro, haciendo un ligero gesto con la cabeza como saludo al que sería mi profesor.

 

Miré alrededor, pensando en su pregunta, mientras respiraba hondo para recuperar el aliento. Ya me parecía un poco contradictorio estar allí, intentando descifrar el "libro del equilibrio", cuando yo mismo sentía que vivía en un caos, con el trabajo, con Helike, con Sagitas....mi situación personal no era precisamente equilibrada.

- Supongo que se basa en el equilibrio interior del mago que quiera utilizarla. - contesté.

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—Incorrecto. 

El Guerrero Uzza hábilmente levantó la espada del suelo, la cual estaba ligeramente incrustada en el suelo gélido, y la elevó de un solo movimiento algunos centímetros hasta que girando sobre si misma y deshaciéndose en bruma, la misma se transformó en una varita mágica que Bakari afianzó en la diestra. Apuntó directamente a Matt entre los ojos y antes de enarbolar un poderoso hechizo deslizó el arma hacia un costado; los filamentos anaranjados eran peligrosos aunque elegantes, quemaban la piel al mero contacto y más allá si no se aplicaba un aguamenti de emergencia. Las flechas de fuego impactaron contra un árbol lejano que se consumió en llamas frente a los ojos de ambos, pero en aquella explanada hacía tanto, pero ¡tanto! frío que las cenizas se congelaron y el fuego se extinguió rápidamente. 

—Los podes del libro de Equilibrio se basan en la concentración del mago o bruja que quiera emplearlos, además de su profundo estudio claro está. Estar en armonía con los elementos es fundamental para adquirir la magia de este tomo en particular ¿Cree usted poder repetir el hechizo que acabo de usar?

Bakari esperaba que Blackner hubiese echado un ojo al libro que le concernía y fuese capaz de conjurar la andanada de filamentos que, según la intensidad del mago, diferirían en color a las que él mismo lanzó contra el árbol que yacía petrificado varios metros más atrás. 

La vegetación era escasa pero no nula. Las nubes, espesas y gordas, delimitaban el escenario donde transcurriría la clase, Matt debería tener cuidado de no apoyarse o sentarse en una porque acabaría cayendo al vacío y chocando con un triste y trágico final. Los animales que soportaban bajísimas temperaturas espiaban a los dos hombres silenciosamente detrás de los árboles de hojas pálidas y los arbustos con frutos de un exótico azul eléctrico. Aquella montaña exudaba magia en cada centímetro. 

@ Matt Blackner

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Apreté ligeramente la mandíbula cuando aquella negación, tan simple, salió del Uzza. Imaginaba que era incorrecto...era demasiado obvio. Pero a veces las cosas más obvias eran las correctas, y otras veces eran simplemente una tontería. 

 

Aunque su movimiento no me pasó desapercibido. Reaccioné por instinto,  sin desviar la mirada de sus ojos, llevando la mano al bolsillo trasero de mi pantalón, asiendo la varita para apuntarle desde abajo hacia la zona de las costillas, mientras su varita me apuntaba con firmeza entre los ojos. Solo fue un segundo, ya que con la misma velocidad, movió la varita hacia el lateral, creando una lluvia de flechas incandescentes que impactaron contra un árbol a lo lejos, provocando que echara a arder hasta que las cenizas comenzaron a helarse y el fuego acabó apagándose.

 

Los ojos me lloraron ligeramente a causa del exceso de calor tan cercano. Los froté con la mano izquierda para no perder la visión, mientras escuchaba atento lo qeu explicaba. Claro...no decía yo lo mismo en mis clases de transformaciones? La concentración era tan básica como esencial, sin contar claro, con qeu debía estudiarse a conciencia. 

 

Había estudiado aquel libro los últimos días, sobre todo de noche, con la casa en silencio, meciendo a mi hija para se durmiera, haciendo levitar el libro frente a mi para seguir leyendo. Recordaba los pasajes donde hablaba de la afinidad del mago con los diferentes elementos, y eso me hacía pensar en Jack, y en sus lecciones cuando era un niño. Él era afín al viento, e Ithilion lo era al fuego. Yo, sin embargo...

 

Apreté la varita con fuerza, y mientras avanzaba un paso, alcé la varita, agitándola en un movimiento similar al del instructor, sin pronunciar palabra. El sonido de las flechas silbando contra el viento, dejando a su paso una estela de fuego color rojo intenso que impactaron contra un tronco al cual debía de haber alcanzado un rayo durante una tormenta eléctrica. Mientras ardía, observé a @ Bakari . Sería lo que esperaba?

- Y si el mago no puede concentrarse? Si algo se lo impide. 

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Bakari hizo una mueca que para quienes no lo conocían como sus hermanos guerreros podría mal interpretarse con indigestión o disgusto, pero no, realmente estaba sonriendo. Matt no solo demostraba haber leído el libro, sino que también parecía comprender sus encantamientos y ser capaz de replicarlos, que lo hiciera significaba que su equilibrio con el entorno que lo rodeaba estaba en total armonía, más su pegunta era muy buena, una de las mejores que le hubieran hecho en la semana por lo que el Uzza soltó una risotada que asustó a unos pocos pájaros corajudos al frío que salieron volando despavoridos. 

—Cuando el mago es incapaz de concentrarse por factores ajenos a él, mi querido señor Blackner, el libro del Equilibrio ofrece un encantamiento que no necesita varita mágica.

Sacó de su pesado abrigo un pequeño frasco que cabía en la palma de la mano y lo lanzó en dirección a su alumno para que este lo atrapase y estudiase su interior. Se trataban de un cúmulo de cenizas blanquecinas que brillaban como polvo de estrellas. 

—Arenas del hechicero, varios de sus colegas han tenido que sucumbir al fuego sagrado para obtener de esto. Pero no se preocupe, vivieron una vida milenaria o centenaria, ustedes tienen una longevidad envidiable— bromeó —Y luego de morir, sus huesos fueron cremados para enfrascar la magia que aun residía en ellos, a través de esta fina arena que es capaz de cegar al rival

No le haría probar los efectos esta vez, pero sí le permitiría practicar los demás. 

—Aquí detrás, en la entrada al pico de la montaña, hay arena por montones. Un avaro mago la ha estado robando y acumulando para su uso personal. Por ello le he citado aquí, para que me ayude a recuperarla y ponerla en manos de los Directores de la Academia y de la Ministro de Magia y Hechicería. Si quiere puede tratar de conjurar los dos hechizos restantes antes de aventurarnos en la fría penumbra. Más déjeme decirle, que si de allí salimos victoriosos, una buena parte de botín le será recompensada. 

Un viento gélido sopló mientras Bakari aguadaba su respuesta. 

@ Matt Blackner

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Atrapé en el aire el pequeño frasco de cristal que @ Bakari  me lanzó, sonriendo muy ligeramente cuando escuché la risotada del instructor. Desvié la mirada, estudiando su contenido, sin perder una palabra de lo que decía. Aquel recipiente contenía cenizas, finas, muy finas. Al hacerlo girar entre mis dedos, noté que relucían, pero sin adherirse o dejar ningún tipo de rastro al rozar contra el cristal, lo que quería decir que estaban perfectamente secas y habían sido bien conservadas durante muchísimo tiempo, a juzgar por el color blanquecino. Además, noté que arrojaba pequeños destellos al contacto con la fría luz de aquel pico nuboso.

 

Volví la vista de nuevo hacia el Uzza, alzando la ceja, confiado.

- Y a qué esperamos para parar los pies a ese ladrón? - pregunté, comenzando a caminar hacia donde indicó Bakari, a su lado, sintiendo la fría brisa que parecía levantarse.

 

Una duda me rondaba la mente. Busqué en mi bolsillo, sacando un pequeño colgante en forma de esmeralda. Lo sostuve a la vista, notando que no brillaba de la misma manera que la noche anterior. 

- Hasta que punto puede influir en el uso del Amuleto de la Resurrección el hecho de que no tenga los conocimientos de Primeros Auxilios o sanación? - pregunté, recordando las palabras del Uzza que me instruyó en el uso del Libro de la Fortaleza. Ni el hechizo de Curación ni el amuleto eran tan efectivos como cuando Sagitas o Xell los utilizaban. De hecho, solía ser bastante trabajoso, por tiempo y por energía....solía terminar agotado cada vez que los utilizaba. 

 

- Suelo ser el que va delante, no el que se preocupa por permanecer detrás curando al resto. - murmuré, mientras notaba en el ambiente un ligero olor a cenizas

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Bakari se detuvo brevemente a la entrada de la cueva, volteó a mirar a su alumno y pensó la pregunta que acababa de hacerle. Tenía la espada reposando en la espalda y la varita desenvainada, listo para lo que fuese que los atacase en aquel lugar, nada podía tomar por sorpresa a a un guerrero como él, que había vivido más enfrentamientos bélicos que vida misma; —Tú mismo acabas de responderte— le dijo, avanzaban a paso lento, con cuidado, la nieve no se hundía bajo su peso por la cantidad, pesaba tanto que se había compactado como un firme suelo blanquecino. —Al no poseer conocimientos sobre la sanación gastarás más energía que un sanador experimentado, por ejemplo. Y todavía, ellos acabarán agotados en algún punto. Piensa que curar heridas es una cosa, reanimar un corazón es totalmente diferente, lo es todo y requiere todo de uno. 

De pronto, sobre sus cabezas, algo vibró. 

De en medio de la oscuridad las antorchas con fuego azulado comenzaron a encenderse luego de que el ladrón de huesos chasqueara los dedos. Su risa macabra hizo que las estalactitas del techo se desprendieran creando una división entre Uzza y pupilo. Blackner quedó totalmente solo frente al rufián que, varita en mano, estaba listo para matarlo y que su secreto no saliese a la luz. Pero Bakari no permitiría que ninguno de sus alumnos muriese en su presencia, así que sacando a relucir la espada, su hoja se consumió en llamas eternas quebrantando su prisión de hielo. 

El ladón de huesos lo había previsto, los había visto llegar hacía horas y solo aguardaba en silencio su aproximación. Sabía cuál de los dos sería el oponente más duro y con un segundo movimiento de sus dedos, un chasquido enérgico, abrió un hoyo bajo los pies del guerrero Uzza haciendo que este cayera al vacío. Ahora sí, eran solo Matt y él. 

 

 

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