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Conmemoración del 232 aniversario de la Revolución Francesa


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Mientras hablaban no pudo dejar de notar el gesto del Blackfyre, en su propia mirada se reflejó la curiosidad, cayendo en la cuenta de dos cosas, cuando parecía que iba a caer el joven había puesto sus manos para sostenerla, no había sido solo una pregunta molesta de por qué estaba allí. Bueno, eso hubiera sido un poco gracioso, de la forma en que había puesto sus manos… hubiera terminado en una situación que si pudieran ambos se hubieran sonrojado. Pero lo que más llamaba su atención era esa mirada por unos segundos perdida y… ella era vampira, podía sentirlo aún con una gota perdida en la suela de sus zapatos.

—Sí lo fue, y eres una gran promesa para el Quidditch, sin dudas… —Darla dejó escapar una risa baja, que sonó como los llamadores de ángeles con una brisa de viento —o sea que los tres ya tenemos algo más en común, los deberes que nos traen aquí —seguía estudiando al joven con la curiosidad propia no de la seguridad que estaba acostumbrada a cuidar sino más bien con el instinto de los de su raza.

—Me parece fantástico Señor Blackfyre… Gracias —dijo inclinándose hacia él al tomar la copa, rozando en un descuido la mano del mago, para luego cambiando de la zurda a la diestra la copa y sacar un imaginario mechón que molestaba sobre su rostro.

El aroma de la piel que había rozado inundó unos segundos sus fosas nasales y su gesto distraído así como su pregunta la llevaron a hacer un gesto algo más osado e inclinándose hacia él le susurró al oído, aunque lo bastante fuerte para que Luna también oyera.

—Comer, beber, bailar y los más atrevidos escapar entre las sombras tras una charla —se enderezó con lentitud, retomando una postura delicada pero respetando el espacio del mago luego de esa pequeña invasión de él que había hecho.

—Es cuestión de acostumbrarse, si se fija, allá tras la Ministra, intentando pasar desapercibidos, hay un par de hombres de la seguridad, ellos trabajan y solo quieren que los que se escapen lo hagan con quien quiere ir con ellos no con cualquiera —se encogió de hombros, había más de un par y eso Sagitas lo detestaba, pero era por la bendita seguridad y sí, seamos realistas, ella se hubiera ocupado personalmente pero el Linmer había insistido.

 

@ Luna Gryffindor Delacour  @ Mael Blackfyre  

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Se encontraba en las afueras de aquel edificio, observando desde un lado del ingreso principal. Un tanto serio y sombrío, recorría con sus ojos, ocultos por aquellas gafas oscuras, los rostros de aquellos, que se abalanzaban con clase y sutiliza hacia el interior del edificio.  Entendía que aquel día, las personas más influyentes del mundo mágico, se concentraban, para festejar la nueva sede de la embajada francesa. El motivo de su presencia allí, era acompañar a su Prima Ada, en aquel día tan importante para ella. De no ser así, no se hubiera molestado en ir. Aunque claro, de no ser por ella, tampoco hubiera sido invitado. 

Vestía un traje de gala, negro a juego con su corbata, una camisa blanca bajo el saco, desencajando y a la vez haciendo contrates con su cabello. Sobre sus ojos unas gafas de sol oscuras, y solo intentando adornar su cuerpo, un reloj de pulsera en su muñeca izquierda. Se dio cuenta, con el pasar de los invitados, que su vestimenta no era del todo tan llamativa como pensaba. Las damas por otro lado, vestían una etiqueta tal, que no sabría decir si se encontraba en una entrega de premios muggles.

Dejo de posarse en la pared, y con ambas manos en los bolsillos de su pantalón comenzó a caminar hacia la entrada, sonrió con picardía al ver allí de pie  a su prima Ada, la cual vestía con una elegancia digna de la familia Dumbledore.  - Felicidades, Ada... - Diría para luego saludarla con un beso. - ¿Nos vemos adentro? - Preguntaría continuando la marcha hacia el interior del edificio. 

Con un paso ahora más tranquilo, el peli blanco recorría el salón, no solo apreciando la decoración natural del lugar, sino también el decorado de ocasión. Trataba de alejarse de los círculos de reunión, pues varios grupos formaban pequeñas rondas y charlaban entre sí, esperando claro el inicio del gran banquete. Pudo reconocer a varias figuras públicas allí dentro, desde la ministra misma, hasta personal de alto rango dentro del ministerio. 

Busco un rincón alejado del tumulto y apoyo su espalda en una de las paredes, barriendo el salón, reconociendo rostros, o viendo algunos otros por primera vez. Esperaba que aquella fiesta perdiera un poco el protocolo con el pasar de los minutos, y se alocara un poco. 

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Bellerose respiró un par de veces intentando acallar su desbocado corazón, que se había alzado en un pulso acelerado a medida que avanzaba a través de los pasillos hacia el interior de la residencia, que a cada paso que daban le maravillaba aún más con sus impecables acabados arquitectónicos. Parecía que la Dumbledore se había esmerado en replicar a Versailles incluso en sus detalles más pequeños, puesto que tanto el mobiliario como la fachada eran minuciosamente similares al histórico edificio.  A pesar de que todos los detalles podían resultar un poco abrumadores, se sentía contenta, sin embargo, de tener junto a ella al pelirrojo quien con el toque de su mano le infundía tranquilidad y seguridad en aquel momento tan determinante. 

Soltó una risita ante el comentario de Leonid, aún sin creerse que ese pequeño palacio fuera a convertirse en su nuevo hogar, y es que, en realidad, con todas las mudanzas que habían vivido en aquella relación ya no podía evitar pensar que hogar era donde el ruso estuviese, y si él estaba tan dispuesto a apoyarla en aquella meta, no había nada que ella no estuviese dispuesta a hacer para retribuírselo. 

La elegante figura de @ Ada Camille Dumbledore hizo aparición para recibirlos, al tiempo que el mago le alertaba sobre su presencia. Bellerose sonrió, recomponiendo el gesto a su risueño ser de siempre, mientras escuchaba aquel recibimiento tan cálido de su parte. Depositó con sutileza dos besos en ambas mejillas de la bella ministra, y le dedicó unas palabras sinceras.

—Ma chère, tu es toujours aussi radieuse et belle. La maison est parfaite, rien de moins ne pouvait être attendu de son sens du goût impeccable.

Luego de los saludos pertinentes, se dejó guiar al salón de los espejos que no estaba ya muy lejos, sorprendiéndose casi de inmediato al notar que ya estaba lleno de varios invitados, aunque pocos rostros conocidos. Inclusive se sorprendió al notar un par de fantasmagóricas figuras, extrañamente familiares. ¿Acaso se trataba de la fallecida María Antonieta y de su rey y fallecido esposo, Luis XVI? Incrédula dirigió los orbes sorprendidos hacia el Evans McGonagall, sin saber si se había engañado o en efecto, la ministra francesa se había dado modos de importar sendos invitados desde el mundo de los muertos. Soltó una risita de ligero desconcierto, formulando aquella pregunta silenciosa con los ojos. Si es que había visto bien, seguro el ruso también estaría sorprendido ¿o no?

No supo hacia dónde ir primero, habiendo tantas personalidades de tanta importancia en el recinto. Se le hacía muy poco protocolario acercarse a la ministra británica o a la Reina de Escocia sin una introducción formal, razón por la cual permaneció un momento en silencio, aún aferrada a la mano de su chico, pensando cuál sería el mejor paso por seguir. Como caído del cielo, se le acercaron con copas de burbujeante champagne, que ella tomó sin muchos miramientos y más bien agradeciendo el coraje líquido sonrió, alzando la copa con solemnidad y atesorando ese pequeño momento íntimo con Leonid, antes de ser lanzados irremediablemente a la sociedad. 

—Quiero hacer un brindis, porque tuve la suerte y la bendición de encontrarte, porque a pesar de todas las pruebas que se nos han presentado en el camino, hemos logrado salir adelante y nos hemos apoyado incondicionalmente. Brindo porque este logro es tan tuyo como mío y quiero que sepas que me haces infinitamente feliz todos los días. – Sonrió con calidez, con sinceridad, chocando la copa con aquel hombre que tan enamorada el tenía. —Te amo. —Susurró con el pecho lleno de orgullo, fundiéndose por un pequeño momento en los pozos azules de sus ojos. 

Risas le trajeron de regreso al presente, un presente en el que ella era una de las protagonistas. Sabiendo que no podía aplazar la socialización por mucho más tiempo, barrió la estancia con la mirada, encontrando casi de inmediato unas familiares figuras femeninas, hacia las que se dirigió, guiando con sutileza a Leonid, tomándolo del brazo. 

Señoritas, buenas noches. Que placer tenerlas aquí. – Saludó con cortesía a @ Darla Potter Black  y @ Luna Gryffindor Delacour , gratamente sorprendida de haberlas encontrado en el evento. —Monsieur. – Saludó al caballero @ Mael Blackfyre que los acompañaba, agregando un solemne asentimiento de cabeza hacia su dirección. —Espero estén pasando una velada agradable. —Añadió. 
 

@ Syrius McGonagall
 

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Como siempre no llegaba ni tarde ni temprano..sino a la hora justa que debía llegar. Que mi vida como Secretario tenia otras cosas en que enfocarse y mas ahora que todo marchaba sobre rieles firmes...y no....no parecían a punto de descarrilarse como el Expreso de Hogwarts. Así que dejando todo en movimiento y bien detallado me enfoque en actividades mas placenteras. Tenia una invitación a mano para una Ceremonia un tanto peculiar desde hacia unos cuantos días, y ese factor de tiempo me vino como anillo al dedo...y que conste que no solo para elegir una vestimenta apropiada....sino para otras cosas.

Así pues abrí el armario...y suspirando saque un traje de gala que me había comprado recientemente. Nunca  me habían gustado, y los usaba extremadamente poco, ya que me eran incomodados para todo lo que me gustaba hacer. Pero bueno....como camuflaje.....de robos de alto perfil servían...así como para ceremonias latosas. Pero que se le va a hacer....ya después de todo lo tramado era ineludible que fuera..sino quien se llevaría el crédito por todo??. En fin, tome la invitación y el traslador para la ocasion y desapareciendo en un torbellino....llegue al lugar donde @ Ada Camille Dumbledore  ya montaba un tremendo festejo.

En cuanto a organización y seguridad sin duda parecía estar cubierto. Claro esperaba que @ Darla Potter Black  hubiese tomado providencias extras para la seguridad de @ Sagitas Potter Blue , aunque bueno....quien sabe que nuevas emociones nos depararía la noche. Asi entre dejando la invitacion y claro....sonrei al ver que muchas de las altas figuras del mundo magico se encontraban aqui...asi que primero lo primero..donde estaria esa bella anfitriona. Mire a mi alrededor hasta encontrar a Ada.... y dirigirme a ella.

-Hola Ministra....es un placer el honor de ser participe de este evento y claro....de vuestra presencia. -claro...era un galán..asi que tenían que repartir elogios ante la belleza de la Ministra que no era un secreto de estado. Hice una reverencia y le sonrei....

Una vez terminadas las formalidades.....busque entre la multitud a Sagitas y claro...a Darla....viendo primeramente a la segunda...asi que me acerque, parecia estas hablando muy animadamente con una persona que me daba habia visto por los pasillos del Ministerio. En el camino salude con la mano a @ Matt Blackner  y a @ Xell Vladimir Potter Black . HAsta que alcance a la pelirroja.

-Bien....parece que he llegado a tiempo...para un primer baile....me concedes la pieza- dije directo a Darla. -Aunque....estabas en medio de algo???

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No supe exactamente que responder a todo lo que decían aunque no me costó nada dirigir mi mirada hacia donde estaba Sagitas y preguntarme porque no éramos nosotros dos las que la cuidabamos,por lo demás les respondí algo que llevaba tiempo pensando pero que nunca había dicho en voz alta. 

 

- Vamos, Vamos Mael, todos sabemos que juegas genial al Quiddicht, nadie pondría eso en duda, aunque siendo franca adoro el deporte pero nunca supe jugarlo ni sus reglas, aunque como fanática si me gusta verlo y todo - Dije sonriendo feliz preguntándome desde cuando jugaba a eso y porque nunca me había enterado antes - 

 

Qué clase de tía era? Una no muy buena al fin de cuentas, porque pensándolo bien, como no podría saber eso? Si bien era cierto que mi sobrino mantenía sus distancias con la familia y conmigo en concreto, nunca imaginé que en realidad no sabía nada de él, es más me atrevería a decir que sabía más de mi amiga Darla que de Mael y eso que vivía en el mismo techo con el segundo. 

 

Ahí estaba cavilandolo todo tanto que apenas note lo que decía Darla, así que me apresuré a mirarla y a prestarle atención, justo llegue a cuando decía de escaparse para algún lado, le estaba coqueteando a Mael o estaba loca?, Escuché lo de Sagitas preguntándome a donde quería llegar con eso y porque nosotros no habíamos sido invitadas para cuidarla siendo que éramos de la seguridad mágica también. 

 

- Bueno el trago no me parece mal gracias y en cuanto a lo de Sagitas, pues si creo que los de seguridad que la cuidan querrán que se vayan con quién quiera, alguien digno y no con el primero que se nos cruce no? - susurré para que sólo Darla y Mael lo escucharan aunque no estaba segura de entender a qué se refería mi amiga en realidad - 

 

Me pregunté que pensaría mi sobrino de todo esto, se iría con Darla a algún lado? Estaba entendiendo todo mal? Suspiré sonriendo y pensando en pasar una linda velada en compañía de ambos, me dije que la pasaría bien y disfrutaría de la fiesta. 

 

Frunci el entrecejo al ver a Helen acercándose para saludarnos y deje de estar preocupada cuando vi quien era realmente, suspiré aliviada y también la saludé diciéndome que tendría que prestar más atención de ahora en adelante y que no podía perderme tanto. 

 

- Hola Helen y Leonid que tal andan? Hacia tiempo que no los veía, están bien? Esta fiesta está linda, no lo creen? - Les dije feliz y asombrada de verlos allí - 

 

Estaba feliz de que más gente se nos uniera, si bien era cierto que no me gustaba la gente últimamente estaba tratando de volver a ser la Luna que todos conocían, así que sonreí genuinamente y pensé que charlar sería lo mejor de todos y cuánto más seriamos mejor para mí. 

Editado por Luna Gryffindor Delacour
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Darla había sonreído asintiendo en su momento cuando Luna había elogiado las habilidades para el Quidditch del que había resultado ser su sobrino. La Potter Black se preguntaba si el mago sería de los mismos ideales que su madre o que su abuelo, poco importaba, salvo por un pequeño detalle, ella ya cubría las inclinaciones bandísticas de demasiados miembros de los Gryffindor.

Pestañeó sorprendida por las palabras de Luna sobre Sagitas y sus cuidadores. Eran buenos aurores pero ehmm… ¿a qué se refería ella con relación a los dignos? No, era lógico, uno no se iba con el primero que se cruzaba pero… intentó procesar las palabras de la joven bruja más su cerebro no lograba entender si era una indirecta o una opinión o si sus palabras habían sido mal interpretadas.

No quedó mucho tiempo para pensar en ello porque una pareja se les acercó y Darla les reconoció tras el saludo, ampliando sus labios en una sonrisa, mientras su mirada se dirigía hacia dos figuras masculinas, una que acababa de ingresar e iba saludando a varios a su paso y la otra, más discreta, que al igual que lo había hecho Mael, había elegido un rincón contra la pared. Pero mejor respondía a la joven francesa su bienvenida a la fiesta de la Ministra.

—Buenas noches Helene, Leonid, muchas gracias, el placer es nuestro de poder participar de tan bonita velada —correspondió con una sonrisa al saludo de la Bellerose —muy agradable en verdad —debía reconocer que aunque había venido en parte por obligación, la compañía y la fiesta, estaban más agradables y entretenidos de lo esperado.

Aunque le había visto llegar se sorprendió cuando la voz del Linmer sonó de pronto a su lado, haciéndole una invitación que la tomó totalmente por sorpresa y que por momento la dejó entre descolocada y, si hubiera sido posible sonrojada.

—Sean, yo, claro, con gusto bailaré contigo —se diplomática, gritaba su alter ego en el fondo de su mente, el mago la había tomado totalmente desprevenida pero la propuesta no era algo indecoroso ni nada, al contrario, carraspeó —¿en medio de algo? —repitió aún más sorprendida —no, bueno sí, algo así ehmmcharlábamos... —señaló a los presentes —ya conoces a Luna, no sé si recuerdas a su sobrino, Mael Blackfyre, juega al quidditch conmigo, bueno, no, no conmigo, en un equipo rival, en la misma liga —pifió por lo bajo ¿por qué se había puesto nerviosa? Continuó intentando disimular —la Señorita Bellerose, de la embajada y su pareja, Monsieur Leonid Evans, les presento, si no le conocían, al Secretario de la MInistra Inglesa,  Sean Linmer.

Mientras que el baile comenzaba Darla intentó que el Linmer socializara con los presentes, no quería ser quien iniciara el baile, aunque la idea no terminaba de disgustarle, se sentía aún un poco confundida por los últimos acontecimientos entre ambos. Por unos segundos mientras él saludaba a los presentes lo observó cómo no lo había hecho al descubrirlo llegar, reconociendo que se veía elegante con el traje oscuro y que lucía más prolijo de lo que estaba acostumbrado a verlo en su trabajo.

 

@ Mael Blackfyre  @ Luna Gryffindor Delacour  @ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Helene Eloise Bellerose  @ Syrius McGonagall

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Hannah Rambaldi

 

Parecía que el tiempo había mejorado mucho la vida de aquella jovencita a la que había salvado hacía ya varios años, al parecer la fortuna le sonreía, ¿quién diria que la joven Hannity lograría su objetivo tan rápido? La chica había encontrado a sus padres, no conocía su historia, pero recordaba las pocas veces que se había encontrado en el Pink Palace junto a ellos y la cara de la joven se iluminaba de solo verlos. Además ahora ocupaba el cargo de directora de cooperación mágica y para fortuna de la Rambaldi,  ella le había invitado al evento.

 

Rambaldi no era muy afecta a ir a esa clase de eventos,  por lo regular solo salía de casa para arreglar asuntos relacionados con el bando o en viajes que la mandaba a hacer el ministerio, los cuales eran de carácter confidencial, pero bien podía salir para ver a la joven Ollivander realizarse en aquel ámbito social, además había insistido tanto...

 

Al llegar se dió cuenta de que los organizadores del evento no habían reparado en gastos, el lugar, al menos lo que podía ver desde fuera, era una copia fiel del palacio de Versalles,  algo digno de admirar para los creadores de dicho evento en lo que era la nueva embajada francesa.

Hannah avanzó, su hermoso vestido dorado en corte isometrico contrastaba con su piel blanca, tenia una abertura entre el escote y las costillas, lo cual hacía ver su tatuaje de un búho al vuelo, ademas de que su larga pierna derecha se asomaba por la abertura de su vestido al caminar.

 

Entró  al lugar, algunos se dirigian al lugar de la cena, otros seguían en el lobby recibiendo a los recien llegados, diviso a Hannity  Ollivander al fondo, junto a un ventanal que daba a los jardines con dos hombres, uno era otro inquilino del Pink Palace,  el señor Crouch  y según creía, por lo que recordaba de la ocasion que habían hecho la práctica, el otro hombre era el señor Ollivander,  padre de la joven.

 

No quiso interrumpir ese momento,  tampoco inmiscuirse en platicas ajenas, vió  a un par de compañeras de bando, pero la Rambaldi se interesó por un hombre que iba pasando, su aroma le resultaba atractivo, además de que creía que él era de la misma naturaleza que ella. Vestía completamente de negro, resaltando el color de su piel y su cabello.

Un elfo se acercó a ella con una charoka con copas con champagne,  la rubia tomó una y el el momento preciso que el hombre volteaba, Hannah levantó su copa hacía él y le sonrió. 

 

@ Albus Renaldi Macnair

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Duda un instante antes de finalmente tomar del brazo de Hannity y, por petición de ella, guiarla por entre el gentío hasta donde debería encontrarse un refunfuñante Grelliam. Sopesa, mientras avanzan uno a lado del otro, con lentos y cortos pasos, si es que debe decirle algo más a la muchachita, Hessen no ha sido nunca del tipo demasiado callado, siempre ha de encontrar algún comentario, oportuno o no, que pueda soltar con la gracia suficiente para hacer sentir a su compañía como bien deseada. No es que la supuesta hija de Ollivander no lo fuera, todo lo contrario si se pone a revisar las retorcidas ramas del árbol familiar, sin embargo, ha descubierto que con ellos casi siempre resulta mejor mantener la boca cerrada.

Él…ha tenido una mañana difícil-, dice de todas formas cuando están por llegar. La figura incalificable de Garry, aunque sabe que puede verlos por el reflejo de los cristales, no se desconsentra de su cuidadoso reconocimiento ante su cercanía. —Usted solo…sea paciente con él, mi señora-, detuvo sus pasos dejando que ella recorriera la poca distancia que queda entre ellos.

Retrocedió con un asentimiento suave ante el cumplido de la muchacha y se retiró lo suficiente para dejarles discreto espacio para solo ellos dos.

La mirada de Grell se posó con pereza sobre el dije que colgaba de las manos de Hannity. Puede sentir el cosquilleo en sus mejillas aún, es lo único que le queda del beso y la caricia de Hann, dolió el cuerpo inclinarse así para recibirla, pero rápidamente reconfortó  la presencia de ella que es tan traslúcida últimamente como los reflejos de las personas en los cristales de aquel ventanal. Y lentamente, como si temiese romperlo con esas ásperas y temblorosas manos, tentó el dije que aún pendía de la cadena. 

El empuje que le da hace que brille con la galante luz de la fiesta y se refleja en el rostro de ella, su querida Hannity, con una alegría que no ha visto en ella desde hace tanto tiempo. Aun si no quisiera, no puede evitar hacer lo que ella le pide.

Fue un obsequio de mi madre-, murmura, mientras toma el collar por su cuenta. —Me lo dio como despedida-, y comienza a rodear la delgada figura de Hannity. —Es de buena suerte, pero… -, sus manos se pasaron por encima de los hombros de ella deteniéndose antes de cerrar el broche para corroborar la medida. —…Es para aquellos que están por comenzar una aventura en solitario-, el seguro embona a la perfección. —No es algo malo ...-, retrocedió, su mano se deslizó imperceptible por el brazo de Hannity y el suave tirón le invitaba a dar una vuelta sobre sí misma como si estuviesen bailando. —Porque significa que llevas a alguien siempre contigo y que alguien siempre te sabrá responder cuando le necesites-, trazó por última vez la figura del dije ahora colgando del cuello de la niña. 

Mi querida Hannity-, no ha sido un gran intercambio de palabras y aun así luce agotado por esta conversación.

Bostezó, más bien como si tratara de sacarse el sopor del cuerpo, en un parpadeo el encanto había pasado y ahora su mirada se arrastraba por el salón, contemplando con hastío el lugar.
 
Me pregunto si habrá algún tipo de discurso conme-con-conmemorativo-, no estaba muy interesado en lo que pudieran decir sobre el doscientos veintitrés aniversario francés, aunque quizá sí lo estaba si es que se habla sobre la existente (o no) relación entre la administración francesa y británica. Supone que Hessenord prestara la atención necesaria por él. —Ah, ¿eso es un elfo doméstico? ¿se siguen usando para esto? Ojala y no-, critica distraídamente mientras le hace señas desdeñosas a la criatura para que se alejara de ellos. No quiere comer ni beber nada por ahora. —Aun si tuvieran un sueldo, la idea es todavía tan...¿Cómo has dicho entonces que te encomendaste a esta labor, Hannity?
 

@ Hannity Ollivander Evans

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Después de haber llegado, me fui a dar una vuelta por el lugar. Pasé por dos o tres elfos con bandejas de comida pero mi antojo en aquel momento era algo de beber por lo que fui hasta el área de bebidas y pedí una copa de vino tinto.

 

Me voltee a ver a los presentes, algunas caras las conocía y otras no. Casi nunca estaba en este tipo de eventos y menos socializado por lo que era tan raro que llegara a identificar a alguien o ponerme a platicar con alguna persona, le tome una trago a mi bebida y camine hasta uno de los rincones donde se encontraba una persona solitaria. Talvez el quería estar solo, pero yo tampoco tenía con quien hablar así que me di a la tarea de saludarlo, esperando poder amenizarnos la noche el uno con el otro.

 

-¿Y tu? ¿Vienes de parte del novio o de la novia?- Muy bien, comentario poco inteligente para romper el hielo con alguna persona, pero si tenía sentido del humor respondería algo menos inteligente que yo. Esperaba que esa fuera su reacción, sino solamente haría haría ridículo aquella noche.

 

@ DonTau

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Las personas comenzaban a crear un tránsito un tanto más pesado, poco a poco todos terminaban de llegar, acoplándose en el salón de los espejos, otros tantos, directo a la mesa principal, la cual todos compartirían. El dinamarqués tenía la mejor posición, alejado de todo el movimiento humano de aquel palacio. Observando como si de una película se tratase. Podía ver a algunas personas directamente, pero las que no, lo hacía llevando su mirar hacia los grandes espejos, contando, observando, por simple aburrimiento claro. 

Ada seguir recibiendo personas una tras otra,  quito su atención de ella, para enfocarse en Harmony, que desfilaba un tanto más alejada de su posición. Un poco más abajo, con afilados y viejos dedos, un grupo de elfos con charolas de plata se paseaba, ofreciendo todo tipo de bebidas, las copas no llamaban la atención del Dumblendore, por lo que se centró en uno un tanto más cercano, este llevaba para su deleite, cerveza. 

No tardo en llegar a él, Don cogió uno de los vasos de una manija de vidrio que se asomaba por unos laterales. Dio un corto sorbo y prosiguió con su rol de espectador. Su rango de visión se vio interrumpido por una figura femenina, claramente se acercaba hacia él,  su cabello era morado, sus rasgos faciales delicados, y vestía un vestido negro y largo, translúcido en la parte de sus piernas. Sostenía una copa de vino con elegancia. 

No se presentó, aunque sus palabras lo obligaron a sonreír, -  De parte de ninguno... - Diría sin borrar aquella pícara expresión que se le quedó plasmada en el rostro. - Venía por el puesto de camarero... Pero el traje de elfo no me queda... - Terminaría para luego dar un sorbo a su cerveza. - Soy DonTau, Primo de Ada, que anda por allí... - Diría señalando a su prima haciendo uso del recipiente de vidrio. - Tú...¿Tienes nombre? - Finalizaría.

@ Idylla Macnair T.

 

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