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El nuevo Ministro de Magia


Mackenzie Malfoy
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Hito 3 - Sala del tiempo

Todos los magos y brujas continuaban avanzando sigilosamente uno tras otro, pegados contra una pared lateral del Salón. Imperceptibles ante la vigilancia de los Redentis, alcanzaron una sala circular en la que se hallaban seis puertas. Seis caminos se dividían pero, ¿Cuál será el correcto?– pensó Luke mientras una fría gota de sudor recorría su arrugado rostro dada la tensión.

Inicialmente observó como varios de ellos se aventuraban ingresando por la primera puerta. No podemos ser vistos. Los guardias no detendrán su búsqueda de intrusos y estar en grupo no facilita ocultarse– se susurró el anciano por lo bajo para sí mientras continuaba dando suaves pasos enmudecidos. Así continuó hasta encontrar un número cuatro marcado en letras romanas ubicado en el dintel de una negra puerta de ébano que lo invitaba a ingresar. Se percató de que los Redentis se acercaban por lo que no tuvo mas opción que ingresar.

Lo primero que pudo percibir fue el incesante sonido del tic-tac proveniente de todos los rincones del lugar. La habitación circular se encontraba sumida en la oscuridad total, a excepción de un pequeño resplandor. Lo único que producía luz era una campana de cristal que brillaba en el extremo opuesto de la sala. –Lumos– dijo Luke con un suave movimiento de varita, mientras una tenue luz invadía la habitación rápidamente. Todo el lugar estaba decorado con relojes de arena de diferentes tamaños, de pie, en escritorios, e incluso en estanterías en las paredes.

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Hito 3 saliendo de la cámara de los cerebros.

El rubio abrió los ojos pero no se encontraba en el ministerio de magia. Era el año 2011 y se encontraba en la comodidad de su mansión Malfoy. Por un momento se sintió desorientado y se levantó rápidamente de la cama, tenía que ir a ayudar a sus amigos pero la luz del sol le llegaba de golpe y parecía que todo había sido un sueño. Entonces la puerta de su cuarto se abrió de par en par, era Mistify, su madre quien lo levantaba.

-Lud, hijo despierta, es hora de irte a trabajar, llegarás tarde San Mungo – dijo la bruja mientras se sentaba al pie de la cama – vamos dormilón es hora de levantarse.

El Malfoy quien nunca había recibido una muestra de afecto por parte de su madre quedó más que perplejo, se sentía cada vez más confundido pero se sintió feliz por ver el rostro de su madre y salió de la cama para alistarse. Al bajar vio en un comedor largo y lujoso a toda la familia reunida, eran todos sus hermanos y hermanas, sus hijos y Crazy, su padre, justo en al final de la mesa.

-Vaya miren quien se levantó tarde – dijo Afrodita abrazando al rubio – rápido tonto apúrate que dijiste que me llevarías a mí y a Kiara al hospital para ser practicantes.

Ludwig se sentía muy extraño al ver a toda su familia comer, Blake Hanzo estaba bromeando con Mily mientras Mekare, su exesposa estaba preparando la comida para Severus, Radamanthys y Spectum. Era maravilloso verlos a todos ahí. Incluso Kium, Nicte y Lilian estaban ahí reunidas y parecían ser una muy feliz familia.

-Creo que hoy no quiero irme a trabajar, lo mejor será permanecer todos en familia – dijo pues temía que al salir a trabajar todo se perdiera, no quería dejarlos, eran sus años mas hermosos y deseaba continuar con ellos – ¿les parece si nos quedamos hoy en casa?

Todos los que estaban en la mesa asintieron. Pero una hermosa mujer apareció con un vestido blanco quien le sonrió a Ludwig y se le acercó, era su hermana Lyra. Un montón de emociones llegaron al corazón del rubio y la abrazó con cariño y amor. Ella estaba ahí pero se veía diferente a los demás que rodeaban la mesa, ella se sentía más real.

-Lud, ésta no es tu realidad y lo sabes – ella comentó tranquilamente – tienes que regresar a tu mundo y hacerle frente a todos los problemas – Ludwig comenzó a llorar y le besó las manos, no se quería ir pero sabía que tenía que hacerlo – estaremos bien, pero hay gente que en verdad te necesita así que ve y no mires atrás - Ludwig no tuvo tiempo para despedirse de los demás, se limpió las lágrimas y se aproximó hacia la puerta de la mansión la cual resplandecía con una luz muy intensa, era momento de decir adiós. 

Al abrir los ojos estaba empapado pero los cerebros se habían retirado de su cuerpo, todo había sido un sueño, vio a sus compañeros que seguían atrapados por los cerebros e intentó ayudarles pero una fuerza lo repelió y entendió el mensaje, ellos debían salir de aquella trampa por si mismos y no podía ayudarlos. Decidió que sería mejor salir y continuar para encontrar al inquisidor y así lo hizo mientras un par de lágrimas salían de sus ojos.

OFF: Logro salir con 10 puntos de poder mágico especial.



 

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Hito 2: Captura del dado

 

Hito 3 - Sala de las Profecías

Habían logrado llegar hasta el Departamento de Misterios y, por fin, parecían estar libres de la vigilancia de los Redentis. Por alguna razón, aquella sala estaba menos vigilada que el resto de las instalaciones que habían recorrido hasta el momento. Todo indicaba que tenían que atravesar alguna de aquellas puertas que les rodeaban para llegar hasta el Inquisidor. ¿Pero cuál? Esa era la cuestión.

Sus compañeros parecieron dirigirse a ellas al azar y ella hizo lo mismo. Quizás si las exploraban todas, alguna les diera alguna pista del camino a seguir. No obstante, no terminaba de decidirse. ¿Seguro que era buena idea elegirlas al azar? Quizás debieran haber armado una estrategia. Aún se encontraba parada sin saber qué hacer cuando un ruido extraño activó todos sus instintos. Alguien se aproximaba. Mejor esconderse que ser pillada desprevenida por los ejércitos del Inquisidor. Trataría de espiar lo que sucedía desde el interior de alguna de aquellas Cámaras.

Con decisión se abrió camino hacia la puerta que tenía enfrente. No se dio cuenta de dónde estaba hasta que puso un pie dentro y cerró la puerta. Era la Sala de las Profecías.

No hacía mucho que había visitado aquel lugar, apenas dos años. Notaba algo diferente, pero no podía apreciar qué era. Recorrió las estanterías y sintió la gelidez típica de aquel lugar. Quizás fuera culpa del altísimo techo que cubría la sala o quizás de la propia magia que guardaba las profecias, pero en aquel lugar hacía un frío de mil demonios. Mackenzie intentó realizar un encantamiento para aumentar su calor corporal y todas sus alarmas se dispararon. ¡No funcionó! ¡El hechizo no había funcionado! ¿Qué demonios...? Extrañada, observó a su alrededor y entonces lo sintió: algo olía raro. Sabiendo que su varita no iba a funcionar, inhaló profundamente, tratando de identificar aquel olor. Parecía un gas.... ¿Era aquello lo que le estaba impidiendo hacer magia?

De pronto, salto en su sitio. ¡El Inquisidor! ¡Oh Dios, esperaba que aquel gas no tuviera que ver con el maldito gen anti magia! Se abalanzó corriendo hacia la puerta, para darse cuenta de que no podía abrirla. ¡Estaba encerrada!

Algo pareció girar a su alrededor, como si la Sala de las Profecías se estuvieran moviendo. Aquello no era posible, pero era lo que parecía que estaba ocurriendo. De pronto, todas las velas de luz azulada se apagaron y Mackenzie quedó atrapada en una oscuridad tan sólo salpicada por la difusa iluminación de los orbes de vidrio que contenían las profecías.

- Dos son los que viven.  Dos son los que mueren. Camina en la noche, la sombra de la iniquidad. 

- Despierta el durmiente, cuando la bella le bese. 

- El que no es un mago se alzará hasta que el velo su secreto de nuevo alce.

Aquellas voces parecían profecias, pero Mackenzie no lograba identificar de dónde provenía el sonido. La oscuridad la desorientaba. ¿Se estaban rompiendo las profecías?

 

 

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Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
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Hito 3 - Sala del tiempo

Comenzó a recorrer la habitación avanzando por el angosto espacio entre líneas de escritorios. A cada paso que daba, la luz de su varita avanzaba con él mostrándole más y más objetos hasta ese momento ocultos. Vitrinas en las paredes repletas de relojes de arena de diferentes formas llegaban a sus ojos desde la penumbra. Sin darse cuenta sus pies se habían sincronizado con el incesante sonido de los relojes a su alrededor. 

Continuó avanzando hasta llegar a la campana de cristal, la cual llamaba en gran medida su atención dado que parecía estar llena de un brillante y ondulante viento. Al observarla de cerca notó que en su interior se hallaba un hermoso huevo, que al romperse dejaba escapar un colibrí. Este subía hasta la parte superior de la campana, creciendo rápidamente de tamaño y luego volvía a bajar hasta quedar nuevamente dentro del huevo. Una y otra vez este ciclo se repetía, haciendo que Luke meditase unos minutos en la lógica que entrañaba tan extraño instrumento.

Lentamente el aire comenzó a viciarse y no le pareció muy buena señal. Rápidamente empezó a ver hacia todos lados en la habitación, en busca del origen del olor. ¿Era acaso.. una trampa? De pronto comenzó a sentirlo. Una desagradable sensación recorrió todo su cuerpo y lentamente la luz de su varita fue apagándose hasta quedar nuevamente a oscuras, sólo iluminado por la campana de cristal. 

Lumos... Lumos... ¡Lumos!– dijo una y otra vez pero nada ocurrió. La magia que tanto disfrutaba lo había abandonado. Intentó alcanzar la puerta de entrada a tientas, golpeándose torpemente con los escritorios a su paso, pero estaba sellada. Ya no había salida. Sus huesos comenzaron a dolerle y la respiración se le dificultaba cada vez mas al punto de no poder soportarlo. Sabía que los magos eran mas longevos que los muggles, pero no imaginó llegar a tal extremo. Buscó incansablemente con sus manos alguna otra salida que pudiese salvarle la vida, pero sólo sintió la fría pared de piedra helándole las entrañas. Trastabilló con una silla y quedó de rodillas avanzando como pudo hacia el extremo opuesto de la sala. Tal vez allí hubiese otra salida.

A cada centímetro que avanzaba el dolor se extendía por cada fibra de su cuerpo. Sus brazos y piernas le exigían rendirse por fin y terminar con aquella agonía. N-necesito.. s-salir..– susurró entrecortadamente, presa del sufrimiento que lo invadía. La luz de la campana crecía lentamente a medida que se acercaba, hasta que por fin pudo alcanzar la pared opuesta de la sala. O al menos eso creía. En lugar de la fría pared, su mano encontró una cálida puerta de roble que lo invitaba a pasar. Intentó empujarla pero no tuvo éxito dado que estaba cerrada. La perilla estaba muy cerca, pero estirarse para alcanzarla parecía una tarea imposible en su condición. De pronto sus cansados brazos se vencieron bajo el peso de su cuerpo y su cabeza golpeó bruscamente el duro suelo. Todo era oscuridad.

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Hito 3 - Sala de los cerebros

Recorrió las instancias llegando al departamento de misterios, el grupo hasta el momento se mantuvo unido, aquella sala circular le ofrecía aparte de una típica luminosidad, 6 puertas de acceso. Illidan analizo detenidamente cada una, pensando por cuál avanzar. Luke diría unas palabras las cales le parecieron certeras, conocía al anciano de la legendaria fiesta en el castillo Dumbledore.

- Lumos - Diría haciendo uso de magia, para poder ver con mayor claridad, una especie de paranoia repentina lo invadía, obligándolo a cruzar una de las puertas las cuales, sintió, no fue de su propia elección, todo se volvió oscuro para él, dio varios pasos, notando como la luz de su varita comenzaba titilar, ¿Qué pasaba?.

Aquella sala, era rectangular, casi vacía, con escritorios alrededor de una enorme tanque con agua verdosa. Dio varios pasos para observar más de cerca, esta repleta de cerebros, que parecían tener autonomía. Era mejor no meter la mano allí, pues poco cocina de aquella sala. Unos candelabros colgaba sobre su cabeza, con cadenas de oro. 

 

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Hito 3 : Saliendo de la Cámara de la Muerte

El gas empezaba a traer estragos a Ashley empezaba a toser y la falta de aire le empezaba a bajar las energías, casi al grado de dejarse caer, su desesperación por encontrar la salida estaba acabando con la paciencia de la ojiverde. Empezó a caminar sobre la orilla de aquella cámara mientras se apoyada con la pared y con una mano tapaba su nariz para evitar seguir ingiriendo aquel gas, mientras caminaba encontró algo que parecía la salida, con las manos la empujo lo más fuerte que puro, esta se abrió rápidamente, la ojiverde salió se giro para ver si Mica la podía ver.

- ¡Mica! - Grito - ¡Por aqui! - La Ojiverde esperaba poder ayudar a la novia de su Padre o algún otro compañero que se encontrara en la cámara de la muerte, Ashley sabia que si hubiera durado un minuto más en aquel lugar, tal vez ya se encontraría muerta.

No sabia si Mica la escuchaba, a decir verdad estaba muy lejos del lugar donde ella se encontraba, Ashely miro al exterior de donde se encontraba, era la primera vez que la bruja pasaba por el ministerio Británico y por ende por el departamento de Ministerios, el tiempo fue eterno para ella y lo único era encontrar a alguien para poder salir de aquel lugar.

Espera que su padre adoptivo Ludwig con el que habia llegado aquel lugar se encontrara bien, estaba preocupa por Illidan su Padre sanguino, a pesar que desde su regreso no había tenido la oportunidad de charlar, espera salir de aquel lugar y eso seria lo primero en realizar. Pensaba en todos los integrantes del ministerio Italiano.

- Espero todos estén bien - Dijo mientras un gran suspiro salía de ella, mientras esperaba se acomodo a un lado de la puerta.

 

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Hito 3

 

 

Kraven Von Alexandros 

Sala de los cerebros 

El sonido de sus pasos aunque fueran muy leves provocaban molestia  en el castaño, quien no deseaba ser escuchado por nada ni nadie, el factor sorpresa era fundamental en ocasiones como esta. La obscuridad reinaba en la entrada al departamento donde oficinas comunes estaban postrada a los lados. Antorchas parpadean ligeramente con su luz por ello el lugar yacía en las penumbras. Con la fuerza concentrada en su ser decidió que era mejor usar las habilidades otorgadas de la marca tenebrosa, un plus que ayudaría a pasar el departamento de misterios. Sus ojos se llenaron de un color carmesí cuando la furia recorrió sus cuerpo, era un estado de frenesí que ayudaba a activar sus habilidades de Nosferatu. Con la forma tenebrosa seria ideal en ese momento, así que utilizo Amo de la noche para poder apreciar todas las sombras a su alrededor. Con los ojos nocturnos, una habilidad que le permitía al Alemán ver la obscuridad como si fuera tan clara como el día. Así que avanzo entre los muebles hasta un corredor donde se detuvo enseguida al escuchar  pasos cercanos a él. 

Una sombra de una repisa era ideal escondite para el mago,  el clan le daba el poder de unirse a la sombra como si de una puerta se tratara. Sin dudarlo se introdujo como si entrara al agua en una bañera. En segundos tres figuras encapuchadas  cruzaron por donde segundos antes había estado, y se alejaron sin más cerca le entrada. Era momento ideal para Kraven de seguir adelante y encontrar algo relacionado al Inquisidor. Apesar de tener habilidades mágicas  excepcionales, el Von Alexandros era concientes de que necesitaba ayuda si deseaba acabar con los secuaces del inquisidor y  con el inquisidor mismo. Una puerta negra se alzó frente al Alemán. Era gruesa  y antigua por lo que guardaba grandes secretos detrás de ella, secretos del ministerio Británico mismo. Pero también albergaba la salida de ese lugar detrás de ella. 

No había ninguna otra opción, debía seguir y adentrarse en todos los misterios que almacenará. Por ende con varita misma lista giro el picaporte y entro. Al cerrar la puerta detrás del él, de inmediato sintió que su visión volvía a la normalidad, que el poder de las sombras lo dejaba de a poco. Extrañado se miró  he inspecciono más a dentro ya que detrás de él  la puerta de entrada había desparecido. Como bienvenida le recibió una sala llena de estantes de cristales, como si fueran estanques de enorme tamaño. Todo allí emanaba una aura de color verde fosforescente, y dentro de los estanques solo había agua de un color verde viscoso. Pero todas parecían estar vacías. Se adentro más entre laberintos de estanques llenos y vacíos que llegaban a unos diez metros de altura, con poco lugar en los pasillos para caminar. 

Todo era extraño y sabia de ante mano en castaño que debía salir de allí sin alterar ni tocar nada. Pero a medida que caminaba hacia la salida sentía en los alrededores estar siendo observando en todas direcciones, y que el agua verde viscosos se movía con más frecuencia en los estanques cercanos. Ruidos ya se percibían dentro de ellos lo cual alteraba al castaño a cada momento, hasta que ya no podía pasar ignorado, algo estaba moviéndose o despertando a su alrededor, no era nada bueno y menos que parecían estar haciéndolo en el lugar donde Kraven caminaba. 

Captura dado Hito 2

 

 

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Hito 3 – Sala del tiempo

Luke abrió súbitamente los ojos y todo era oscuridad. El continuo sonido de los relojes fue reemplazado por un silencio sepulcral. No le fue posible distinguir donde estaba, si es que acaso estaba en algún lugar. Se puso de pie y dio algunos pasos en vano intentando encontrar algo o a alguien que pudiese ayudarlo a salir de aquel sitio.

De pronto un escalofrío atravesó rápidamente su espalda. –¿Qué pasa? ¿Te has perdido?– le pregunto una suave y hermosa voz femenina detrás suyo. Conocía aquella voz, pero le era imposible recordar de dónde o a quién pertenecía. Se dio lentamente la vuelta para observar a su interlocutora, pero allí no había nadie. Era imposible. La había escuchado.

¿Dónde estás? Por favor, muéstrate. No voy a hacerte daño.– dijo Luke con la voz mas tranquilizadora que pudo producir.

¿Lastimarme?– dijo la Voz entre risas –No podrías lastimarme ni aunque quisieras. No estas a mi… altura. Pero eso no importa. Lo que realmente importa es que así no lo lograrás. No en ese estado.

¿A qué te refieres? ¿Lograr qué?– respondió Luke comenzando a inquietarse. Giraba para todos lados, pero sin poder encontrarla.

Escapar de la Sala del tiempo, claro. ¿Dónde crees que esta tu cuerpo, si no es allí?– preguntó la Voz suavemente.

Estar… Yo estoy aquí, contigo. Esta no es la Sala del tiempo.– agregó el anciano sin entender.

Así que estas aquí… Bien. ¿Y qué se supone que es este lugar?– replicó la Voz sin alterarse.

Bueno, estamos en…

No estamos en ningún lado.– sentenció la Voz adelantándose a sus palabras. –Si aún no moriste es porque yo así lo quise.

¿Intentas salvarme? No entiendo cómo planeas hacerlo.– preguntó Luke sin comprender nada de lo que estaba ocurriendo.

Resulta, mi estimado Luke, que mayor tu impedimento de escapar es tu edad. Tus viejos huesos solo mantenían el peso de tu cuerpo por su poder mágico, nada más. Pero tú sabes como solucionar eso.– susurró suavemente la Voz en su oído y los cabellos de su nuca se erizaron.

¿Solucionarlo? Pero yo…– y entonces lo comprendió. Ya todo estaba claro frente a sus ojos. La campana, el huevo, el colibrí naciendo y muriendo. Todo encajaba. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Parecía lógico en aquel instante.

La Voz rio suavemente. –Parece que ya nos vamos entendiendo. Ahora, es tiempo de volver.– agregó.

De pronto, unos largos cabellos ondulados de color cobrizo tan intenso como el fuego cubrieron sus ojos por completo y un calor abrasador invadió cada célula de su cuerpo devolviéndolo al mundo de los vivos súbitamente.

Luke parpadeó sin comprender y notó que se encontraba nuevamente en la Sala del tiempo, recostado sobre el piso de piedra. Se levantó lentamente con gran esfuerzo y alcanzó la perilla de la puerta, pero esta no cedió.

¡La campana!– pensó para sus adentros mientras giraba la cabeza volviendo a contemplar el hermoso colibrí en su ciclo sin fin. Dudó un instante y tomó valor de donde no lo tenía. Primero pasó rápidamente una mano por la campana, y se sorprendió al ver que esta ya no estaba arrugada. Sino que, por el contrario, tenía el aspecto de una persona joven otra vez.

Decidido a no desaprovechar tan preciado regalo que le había entregado la Voz, atravesó de lado a lado la campana teniendo cuidado de no estar demasiado tiempo dentro. El primer paso al cruzarla se sintió extraño. Una sensación que ya no recordaba invadió sus pies, subiendo por su cadera y extendiéndose por todo su cuerpo. El dolor ya no estaba y se sentía más fuerte que nunca. Se volvió hacia la puerta y comenzó a golpearla bruscamente con el hombro hasta que esta se abrió de pronto, permitiéndole finalmente escapar.

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Hito 3 - Entrando a la Cámara de la Muerte

-... descubiertos.- el mensaje llegó veloz a sus oídos como una flecha atravesando el pecho del enemigo. El golpe, casi a destiempo, había recorrido su rostro desfigurándolo. Aceleró el paso y mientras seguía intentando cubrir el espacio de paso, buscó con sus ojos la dirección en la que todos iban. Comenzó a ver a los primeros corredores cuando empezó a andar y al instante ya se había convertido en uno de ellos. Los Redentis no tardarían en aparecer...

 El camino se ensanchó hasta dejarlos frente al vestíbulo del departamento. Las seis puertas frente a él le indicaban que tenía una decisión que tomar. Corrió hacia el pomo y se abalanzó sobre este mientras lo giraba. Se adentró en la cámara mirando hacia atrás antes de cerrar la puerta. El silencio lo envolvió todo. Se giró y atinó a ver a algunos de los primeros que habían entrado antes. Vislumbró a Mica y a Ashley, que parecían mucho más lejanas en el sórdido silencio que lo inundaba todo. El ruido de pasos se perdió por completo del otro lado de la puerta, seguido de un leve siseo.

 Cuando logró ver el origen del silbido, era demasiado tarde. Una humareda púrpura había inundado la habitación en cuestión de segundos. Alcanzó a ver el famoso arco de la muerte, con el velo cayendo entre sus miembros. Frágil. Inanimado. Muerto. La cámara de la muerte era uno de los lugares más escalofriantes que un mago preparado pudiese recorrer. Nada tenían que ver los terrores que allí inflingían los muertos, sino el que el paso del tiempo efectuaba por sí mismo. La inicuidad entre lo que fue y lo que es tomaba nuevos horizontes en el sitio que supo ser testigo de la muerte de uno de los legendarios merodeadores: Sirius Black.

- No parece que vayas a aprender mucho de eso.- el siseo con el que pronunciaron las últimas letras lo obligó a girarse, con los pelos de la nuca completamente erizados. El frío de la voz se cerró sobre su cuerpo como un baldazo de agua fría.- Fratello, mi querido fratello... Imaginé más alegre tu bienvenida.- concretada la oración, lanzó un alarido que obligó al Snape a cubrirse las orejas con fuerza. Lo que parecía el cuerpo de su hermano desaparecido cobraba fuerza y se acercaba con paso decidido.

- No!! NO!! - su cuerpo temblaba al borde del ataque.- Tú no eres él! - con su mano derecha encontró la varita atada a su cinturón.- Atrás! Por favor, no me obligues a hacer... - no logró terminar la frase porque unos dedos largos y blancos se cerraron sobre su cuello, asfixiándolo con fuerza. La cadena que llevaba este nuevo engendro era inconfundible. Era Luc. Sus cuencas vacías y sin los típicos anteojos le habían deformado las facciones. El Snape comenzó a balbucear.- No... por favor... - el alrededor comenzaba a nublarse.

 El murmullo se convirtió en un zumbido. El zumbido se convirtió en un cántico: <<Requiem aeternam, Dona eis domine. Et lux perpetua, luceat eis>> repetían en un disonante coro que calaba al ahogado mago que ahora yacía sobre las cuatro garras, casi sin oxígeno. Sus ojos se entornaron y comenzó a recordar a aquellos dos hombres que intentaban acabar con su vida. A dos de sus mayores valores. Los recuerdos cobraron fuerza, incluso aquellos que no estaban ahí...

Sabía lo que tenía que hacer.

 

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Hito 3

La cámara circular que tenía frente a ella era enorme y parecía no tener sentido en aquel sitio. Si bien conocía lo que ese velo significaba, no esperaba tenerlo cerca para apreciarlo, no lo deseaba, le generaba ganas de simplemente marcharse de allí. No fue la única en ingresar a esa sala, sin embargo no pudo ver al resto apenas estuvo dentro.  No comprendía por qué eso pasaba, tal vez se habrían arrepentido, supuso. 

No quería avanzar y dudaba que hubiese otra salida que la que se encontraba a sus espaldas. En forma instintiva volteó a intentar abrir la puerta, pero ésta parecía haberse sellado tras su paso. 

-Alohomora- intentó, no obstante no sucedió nada en absoluto. Era como si desde que había sentido ese olor extraño no pudiera hacer magia. Intentó lanzar varios rayos sin lograr nada. 

Sintió entonces una gota en su cabeza y tocó con su mano intentando saber de qué se trataba, mirando hacia el techo ¿Una gotera? ¿Allí? No tenía sentido. Otra gota... y otra... y otra más, que poco a poco se engrosaban hasta convertirse en un chorro de agua de cada vez mayor caudal. 

Se movió, intentando subir los pocos escalones que había bajado, pero los muros parecieron cobrar vida, ¿se estaban cerrando? El diámetro de la habitación disminuía y los muros la obligaban a bajar, al tiempo que todo se inundaba. Bajó unos escalones, pero antes de que pudiera hacer nada, el agua estaba llegando a sus rodillas, su cadera, su pecho... mientras las paredes se cerraban más y más. 

La Gryffindor empezaba a desesperarse, pronto el agua subiría más allá de sus hombros. Empezaría a patalear intentando mantener su cabeza fuera, pero ¿Por cuánto más? No supo cuándo había empezado a llorar, el agua era su más grande fobia desde aquel lejano momento, casi podía sentir, a pesar del paso del tiempo, el agua salada en sus pulmones y la forma en que el mar la había arrastrado. En esa ocasión no pudo hacer nada, ¿qué haría ahora? 

Intentó mantenerse a flote mientras las paredes se cerraban ¿Intentaban llevarla hacia el velo? Estaba a pocos centímetros del techo, casi no quedaba espacio para más que su cabeza. Iba a ahogarse... no tendría escapatoria. Sus manos empezaron a golpear el techo con desesperación. Una, dos, tres veces, hasta que en un puñetazo algo pareció activar en el techo un mecanismo...

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