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El nuevo Ministro de Magia


Mackenzie Malfoy
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HITO 5

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¿Y quién eres tú para apuntarme con esa varita? No te importa —le di un manotazo a su varita esperando que me dejara de apuntar, escuchando como Mica Gryffindor no dejaba de murmurar negaciones al verme. Tal vez no había pensado muy bien el hecho de hacerme pasar por Elvis Gryffindor. Estaba seguro que nadie quizás podría llegar a entenderlo. Pero era mi manera de cumplir con mi promesa y al fin de cuentas, terminar con ése pacto que habíamos formado con el Gran Auror indirectamente—. Vos cierra el pico o nos matarán. ¿No lo escuchas?

Abrí los ojos y señalé mi oído para que escuchara. Y luego, señalé al fondo del pasillo donde el resto del grupo parecía dirigirse. Un rugido de una enorme bestia, seguramente alada, provino desde la parte inferior del lugar. ¿Qué demonios hacia un dragón dentro del Ministerio? La inquisidora había logrado hacerse con las suyas, pero a cada paso que realizaba me encontraba más cerca de verla morir. Porque eso era lo que se merecía.

¡Concéntrense! ¿Qué eran todos esos cuerpos caídos? ¿Y ya encontraron a la Inquisidora? No podemos retrasarnos… —miré fijamente a la parejita feliz que de alguna manera, habían logrado apuntarme con sus varitas y no dejaba de mirarme boquiabiertos. Tal vez había sido una mala decisión que me vean asi, pero ahora que me los había encontrado, de alguna manera me sumaba a más magos y brujas para llegar aún más rápido. Si estaba en mi forma natural, seguramente me habrían ignorado—. Bueh, bueh, andando. ¿Nunca hablaron con un fantasma? —intenté acercarme a ellos para darle algunos empujoncitos y rogar que caminaran.

No quería obligarlos con mi varita. El llegar a la sangre era mi última medida.

@ Mica Gryffindor  @ Illidan Black Lestrange

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Hito 5

Dragón

Melrose se incorpora luego de su examen y se dedica a observar cómo Madeleine ejecuta su magia. Es magia avanzada: Melrose no sabe de esas cosas pero, desde que siguiera el llamado del dios, de alguna forma es capaz de percibir ese tipo de cosas. Es más fácil medir el nivel de poder ejecutado y el que ella realiza no es ninguna bagatela.

Pronto, están en marcha de nuevo. Melrose intenta no torcer la nariz a medida que Seere los guía. Por algún motivo, siente como si oliese a ceniza o azufre. No está segura de la fuente pero cuanto más caminan, más intenso el olor se vuelve. Algo caliente, regurgitando en un lugar cerrado por demasiado tiempo... hasta que escucha el rugido. Sin embargo, tarda en reaccionar. 

Cuando escucha la voz de Hannity, apenas tiene el tiempo justo para apartarse y no ser alcanzada por la llamarada. Madeleine plantea un plan enseguida y la llegada de Kaori con Hobbamock lo facilita. Melrose asiente sin tener mucho que aportar (para ser honestas, ese no es su elemento a pesar de que ha tenido que lidiar con dragones antes). Observa cómo Hobbamock hace uso de los poderes del clan y eso le da una idea. Recubriendo su cuerpo con la energía, logra rociar a Rory Despard con el polen de lirios de fuego con mayor rapidez y le da un poco también para que pueda inhalarlo y que proteja sus órganos. Hace lo mismo consigo misma, aprovechando que la corriente eléctrica le ayuda a acelerar sus movimientos a voluntad.

De todos modos, no es suficiente y de no haber sido por los clones de Hobbamock y el insight de Kaori, ahora serían la cena. Otros magos y brujas ya han llegado allí, y también han realizado intentos de controlar a la bestia. Puede ver los restos de hielo y otras magias con las que intentan hacerse con el control de la situación aunque hasta donde ella alcanza a ver son vanas. 

—Es un vipertooth peruano —replica entonces en dirección a Kaori. Mel no suele hablar con desconocidos pero no puede evitar contestar de manera mecánica, como una alumna de colegio—. Por supuesto que tenía que ser el comehumanos...

Melrose no siente aversión o cariño para con los dragones, los ve en términos de igualdad. Pero por supuesto que tenía que tocarles el más problemático en un ambiente cerrado, que es lo más lejano a su especialidad. Por un instante, anhela el viento soplando sobre su cara; debido al dragón, el ambiente se siente caliente, húmedo y seco por momentos. Es aborrecible ¿Y el inquisidor? Melrose desconoce el pasado de esa figura oscura. Solo supo de que había hecho cosas malas, no tenía idea de que había sido muggle, así que asume que siempre fue una bruja. En su cabeza, su nombre solo está asociado a la mujer del espejo.

Todavía parada junto a Hannity Evans Ollivander, intenta pensar en un plan.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Hito 5.

Toma el frasco y un cabello que lleva guardado en su monedero de piel de Moke. Siempre lleva consigo un frasco de poción multijugos y un stock de cabello de hombres y mujeres no mágicas, con distintas profesiones y de distintos lugares, pero todos investigados con anticipación para asegurar no ponerles en peligro. Un patronus con forma de lobo viaja rumbo a James con una simple, pero algo extraña, orden: «Saca el armario evanescente número 23».

Recibiendo la confirmación a través de sus monedas de comunicación, desaparece de su despacho presidencial incluso antes de terminar de cambiar de forma. Su aspecto físico no destaca demasiado ya que no tenía ningún rasgo que permitiese distinguirlo entre una multitud, poseía ojos marrones al igual que su cabello corto. No cree que sus compañeros le cueste distinguir su identidad, considerando que salió de un armario evanescente, de propiedad del MACUSA. No obstante, nadie ajeno a su grupo podría reconocerlo.

Goderic había decidido no aparecer de otra forma no por miedo al edicto de la ex primera ministra, sino porque suponía que no sería fácil llegar hasta donde estuviera el Inquisidor y no quería volver a sortear distintos obstáculos que podrían quedar ocultos en el camino, que podrían quedar o no, pero no se iba a arriesgar a perder el tiempo cuando tenía una forma más práctica de encontrarse con el grupo de avanzada.

Al llegar, saluda sin mirar a James porque sabe que lo mirará con reproche por su presencia en el lugar. Goderic sabe muy bien lo que arriesga al ir a una misión así de peligrosa y con su puesto político, de ser descubierta su identidad ser acusado de intervencionismo no sería extraño. Sin embargo, ya había tomado algunas medidas para mitigar aquellos riesgos y confiaba lo suficiente en sus capacidades como para tomar entrometerse sin que lo llamaran. Su sangre caliente le exigía no perderse aquél acontecimiento tan importante para la comunidad mágica.

Estornuda sin saber el porqué, hasta que levanta la vista y se encuentra con un dragón vipertooth peruano, al cuál era levemente alérgico. «de haberlo sabido, habría traído mi propio dragón» piensa algo arrepentido aunque, en el fondo, sabe que era algo imposible de prever y, más aún, imposible llevar su dragón fácilmente.

Invoca rápidamente sus Criaturas de sombras, 3 lobos negros tan oscuros como la noche y más grandes de lo normal. Conoce de sobra su capacidad para resistir climas extremos, como el calor de la llamarada de un dragón, por eso los invoca. Ordena a dos de ellos, atacar al dragón aunque su propósito realmente no era dañarlo, ya que era difícil, sino más bien entorpecerlo hasta que alguien tuviera un plan real. El tercer lobo se quedaría en las cercanías para proteger a cualquiera que se encontrase en peligro, a quienes no se detiene a reconocer, pero no quería muertes innecesarias fuesen amigas o enemigas.

Maledīcō murmura. Un arco y flecha de oscuridad aparecen en sus manos, las cuales apunta y lanza repetidamente a los ojos del dragón, zona que era la más débil del dragón y, de impactar, podría causar un daño fácilmente. James, por su parte, ataca con distintos hechizos y semillas de hielo para reducir la movilidad de la criatura.

¿Llego tarde?

 

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Hito 5
Dragón

Recuperarse utilizando métodos tradicionales no es una opción. Aunque retrocedió a tiempo se siente un poco cansado, usar el colgante es lo que causa. Se lo merece, claro que se lo merece. Pero no es momento para asumir las consecuencias de sus actos imprudentes. Agradece que todo esté bien, que nadie haya salido con heridas de gravedad a causa de su imprudencia.

Una sencilla palabra es suficiente. Fortress. Conectar con la magia del Templo lo regenera. Quizá así se ve un poco extraño, incluso  un poco ridículo. Pero aquel brillo que cubre su cuerpo le concede fortaleza. Un brillo que aclara un poco su piel pero a cambio le confiere inmunidad a impactos mágicos (y no mágicos) bastante poderosos. En ese estado, supone, es capaz de resistir la llamarada de un dragón o su mordida. Son suposiciones que espera jamás tener que comprobar. Otra ventaja es que esa magia le brinda vitalidad, le devuelve fuerzas. Se siente como si acabara de despertar de una noche de curación.

—Kaori, guapa. ¿Lo intentamos los dos al mismo tiempo?

Seguro de que su amiga lo observa no espera respuesta. Pocos segundos después están caminando uno al lado del otro. Ambos tienen el amuleto del dragón en el cuello emitiendo un leve brillo que indica que están influenciando de cierta forma al animal.

—¿Estás lista?

La bruja asiente. Los dos, perfectamente sincronizados, emprenden el viaje hacia el dragón. Mientras se acercan, y sin contacto aún, logran calmarlo un poco. Lo calman lo suficientes como para que deje de moverse y escupir fuego. Ambos tocan al dragón al mismo tiempo y se concentran en dar una solo orden: Duerme, duerme, duerme. Parece que no va a funcionar porque se mueve. Pero al final funciona. El dragón se tumba, si es que a eso se le puede llamar tumbarse, y cierra los ojos.

Con la mano libre hace una señal para que continúen. No cree que sea buena idea dejar a la suerte el destino de quienes los acompañan. Dejarán de tocar al dragón cuando todos estén a salvo, especialmente cuando toda la gente a la que reconoce como miembros de la Orden del Fénix estén a salvo.

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Hito 5

Dragón 

 

Inclina la cabeza en señal de reconocimiento, ha visto a Kaori, la recuerda de las reuniones de la orden, al igual que a quienes la acompañan, Hobbamock y Goderic, pero su vista pasa rápidamente de Madeleine a Kaori, si es posible que lo que planean funcione vencer al Dragón probablemente sea más fácil y por ende podrían salir más rápido de allí para seguramente sortear nuevos peligros impuestos por el Inquisidor.

 

Hizo lo mismo que sus compañeros para protegerse, la mayoría de ellos tenían un mayor conocimiento de lo que ella tenía, así que solo tocaba seguirles, ellos eran los expertos. También hay otros magos y brujas a quienes ha visto algunas otras veces, pero permanece inmóvil junto a Melrose siendo espectadora de todo lo que los demás hacían y eran cosas que ella nunca había visto.

 

Todos contribuían y ella aún pensaba que hacer estando parada, no tenía un plan, ni siquiera se llevaba bien con la dragona qué tenía en la reserva,  o tenía idea de lo que podía hacer, solo recordaba que la parte más sensible de los dragones eran los ojos, había pensado usar un hechizo de conjuntivitis, pero Kaori y Hobbamock habían hecho su magia y lo habían dormido, ahora solo restaba qué todos los presentes en el lugar salieran de forma silenciosa para aventurarse en lo siguiente qué les había preparado aquella que se hacía llamar el Inquisidor.

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Hito 5 

Defensa Basilisco

Era un dragón lo que protegía la salida del laberinto ya no había duda de eso. Cillian soltó la mano de Ludwig sin querer y en medio de toda aquella confusión que había causado a la llegada de varios magos y brujas más al lugar, este termino alejándose varios metros del rubio y a su vez perdiendo de vista a Ashley.  Para ese punto de la misión, la desesperación podía sentirse ya en el ambiente, pero quizá y solo era cosa de él mismo que no le gustaba inmiscuirse en aquel tipo de situaciones.

— ¿Dónde esta? ¿DONDE ESTA? —Cillian no sentía más la pequeña caja que el Malfoy le había dado hacía un par de minutos antes de ingresar al laberinto—. No, no, no, no....

Comenzó a arrastrarse por el piso, intentado encontrar la caja que hacía solo unos segundos traía consigo y que ahora había desaparecido. Podía sentir como cada centímetro de su cuerpo comenzaba a temblar, ¿Cómo había podido ser tan tonto para perderla? Sabía que era importante, sabía que aquello era algo que Ludwig había elegido especialmente para él. Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas del rubio teñido al tiempo que buscaba con desesperación la pequeña caja entre las piernas de todos aquellos que intentaban terminar con el dragón para poder seguir avanzando.

Y fue entonces cuando la vio, la pequeña caja estaba frente a un par de piernas desconocidas a solo un par de metros de su ubicación así que comenzó a arrastrarse más rápido, pero le fue imposible. No llegó a tiempo, la caja había ido a parar frente al dragón debido a que alguien la había pateado sin querer. Fue entonces cuando Cillian volvió a ponerse pie, comenzó a empujar a todos a su paso.

No le importaba arriesgar su vida, necesitaba recuperar aquella cajita. Fue gracias a su búsqueda que no había prestado atención a nadie, ni siquiera a Ludwig que había tomado un rol de líder de grupo e intentaba llevar a aquel grupo hasta el final a como fuera posible. Y entonces, al llegar al frente del grupo, pudo respirar en paz.

Un par de sus compañeros habían logrado calmar al dragón y podían seguir avanzando. Así que Cillian aún con lágrimas en los ojos, tomó la pequeña cajita que estaba a solo un par de metros del dragón y regreso junto a los suyos.

— Pensé que iba a perderla para siempre —murmuró apenas situarse frente a Ludwig y mostrarle la pequeña cajita ya bastante dañada debido al pequeño problema.

Poco a poco los magos y brujas en el laberinto comenzaron a abandonarlo, Cillian tomó de la mano tanto a Ludwig como Ashley y avanzó junto a ellos hacia la siguiente fase donde se encontrarían con el inquisidor y su "pequeña mascota" un enorme basilisco que sería la siguiente prueba a superar.

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HITO 5: Basilisco 

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Madeleine sonríe levemente cuando Kaori la saluda, y le responde con un leve asentimiento de la cabeza. Los miembros de la Orden Oscura normalmente son magos y brujas dispersos, que pueden pasar algunas temporadas merodeando en las sombras, pero cuando hay problemas siempre terminan encontrándose. Ella es la única integrante del clan que está allí; reconoce a Slithering, un poco más atrás. Y el otro mago que se acerca a la comitiva Evans-Ollivander es Graves, uno de los anteriores líderes de la Orden del Fénix. Está a punto de levantar la mano libre para hacerle un gesto de saluda, pero él se adelanta con algo que para Madeleine, más que un saludo, es un ataque. «¿BK? ¿Benjamin Karkarov? ¿El hermano de...?». Eso es definitivamente un problema, pero tendría que ser para más tarde. De cualquier manera, le dedica una mirada amenazadora a Graves mientras lo observa alejarse. Ningún paladín va a burlarse de ella.

Cuando Melose habla, Madeleine asiente levemente, aunque ella misma no sería capaz de diferenciar un Vipertooth Peruano de un Ironbelly Ucraniano aunque los tuviera al frente. Sin embargo, recuerda haber leído alguna vez en Hogwarts, que los Vipertooth —como lo dice su nombre— tienen colmillos venenosos. Y escuchar la palabra "comehumanos" no la reconforta, tampoco. Pero Madeleine supone que eso no debería importarles, mientras no enfrenten al dragón. Se toma un segundo para levantar la mirada al techo negro y pensar en el hecho de que están en el subsuelo del Ministerio de Magia. Una batalla contra un dragón allá abajo, no resultaría nada favorable. Quizás podrían derrotarlo, pero ¿y los daños estructurales? No es que le preocupe el presupuesto público, sino el hecho de morir aplastada.

Por lo menos, parece ser que Kaori y Graves podrían domar al dragón haciendo uso de los Amuletos Dragón. Y es una fortuna que Melrose también tenga su frasquito de polen de lirios de fuego, pues con ellos se encarga de cubrir a Rory y a ella misma. Madeleine también los usa, por si acaso, pero pronto parece que no será necesario.

Luego de los primeros intentos de Kaori y Graves, un mago intentó aplacar a la criatura usando las semillas de hielo y otro también intentó amansar el dragón, aunque una llamarada era una señal de que no había funcionado por completo. Madeleine reflexiona que los esfuerzos individuales no funcionan por completo de forma aislada, pero cuando las fuerzas se unen y se concentran observan resultados. Luego de que los demás hayan cansado y debilitado al dragón, Kaori y Graves vuelven a intentar usar los amuletos en conjunto y ésta vez funciona. Madeleine se pone alerta y le hace una señal a Rory, Hannity, Melrose y Eift para que aprovechen la oportunidad de pasar por delante del dragón, que custodia la salida del laberinto donde habían ido a parar.

—¡Debemos avanzar, no sabemos por cuánto tiempo podrán contener al dragón! —los apresura.

Un vez más, Madeleine canaliza la magia de la oscuridad mediante el Maledīcō y en sus manos se materializa un arco cristalino, mientras que en su espalda aparece un carcaj de flechas heladas. Sabe que todos los demás también están poniéndose alerta, preparándose para lo que viene. De alguna manera, es como si en sus corazones supieran lo que los espera afuera del laberinto...

Una mano toma una flecha y la tensa rápidamente en el arco, cuando observa una silueta con una túnica de un blanco totalmente puro, que parece iluminar la oscura estancia donde se encuentran. Pero hay algo extraño en su figura; cuando vuelve el rostro hacia ellos, es casi como si el escenario se distorsionada. ¿Es... magia... aquella extraña aura? Pero eso no está bien. Porque el Inquisidor no tiene magia. Madeleine se da cuenta de que sus dedos tiemblan ligeramente y no es por el frío de su flecha. Se obliga a mantener la calma. 

—¿Tú...? ¿Tú eres...? —masculla Madeleine, con la voz áspera.

Pero cuando la capucha cae, se trata de un rostro conocido. Cuando escuchó que el Inquisidor se había autoproclamado Ministro, el nombre por sí solo no había significado nada para ella. Además, no había tenido la oportunidad de hablar con nadie de camino allí, sólo había recibido un llamado de alerta; quizás para los demás ya era sabido, pero a ella le tomaba por sorpresa esa revelación. Pero ahora que lo ve por sí misma, los recuerdos se desatan. Es un rostro que vio múltiples veces, en los recuerdos de Valkyria, durante el tiempo que permaneció recluida en Genetics Corporation. Laura Nielsen, la Directora de Investigaciones Genéticas de Genetics Corporation, la misma compañía que descubrió el gen mágico y desarrolló la "cura a la magia". Madeleine recuerda que solía decirse que el Inquisidor le robó información a Genetics y, ahora, se da cuenta de que todo aquel tiempo les vieron la cara de est****os. El Inquisidor estuvo allí todo ese tiempo, frente a sus narices, bajo una piel de cordero.

Si le atravesara la cabeza con una flecha, ¿todo se arreglaría? ¿Se acabaría la pesadilla? ¿El tiempo volvería atrás? Si le atravesara la cabeza con una flecha, ¿ese sería el fin? No lo sabe, pero no tiene miedo de averiguarlo.

Pero el suelo se estremece, cuando una criatura se arrastra por este. Desvía la mirada rápidamente y su flecha vuela hacia otra dirección, creando una masa de hielo contra una pared. «Un maldito basilisco. Puede controlar un maldito basilisco». De su tiempo con Lawan Nguyen, Madeleine aprendió que no es suficiente con ser un hablante de pársel para controlar a un basilisco; hace falta establecer una relación estrecha con la criatura y, si Laura Nielsen está viva a esas alturas, es porque evidentemente la criatura está bajo su poder. Madeleine no está segura de si es obra de la magia o de una manipulación genética, pero tampoco le dedica mucho tiempo a aquella reflexión. Sólo espera que allí hayan más personas capaces de hablar en pársel y que, milagrosamente, sean capaces de dominar al basilisco.

¡Largo de aquí, no tenemos un problema contigo! —sisea Madeleine en pársel. Quizás sería más prudente intentar ser más "amable" con el basilisco, pero está tan enojada que su paciencia con los bichos de la Inquisidora se ha agotado.

Se da cuenta, sin embargo, de que hay algo extraño con aquel basilisco. Del bolsillo de su chaqueta de pana, se desliza la pequeña serpiente que la acompaña desde que se vinculó a la habilidad, cuyo huevo fue un regalo de Lawan. Es cristalina y rojiza, con ojos de rubí, por lo que se llama así, Rubí.

Hay algo extraño con esta serpiente, ¿también lo notaste? —le susurra Rubí al oído— Es como si no perteneciera a las demás. Y pareciera que sufre.

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Hito 5: basilisco

Se incorporó con la ayuda de su pareja y lo tomó del brazo, aferrada a quien en ese momento la mantenía cuerda. No pudo responderle, con los ojos llenos de lágrimas sin comprender cómo podía estar viendo a su hermano, bien sabía que no era algo posible. No podía caer en un truco así ¿sería otra trampa del inquisidor?

Sus movimientos claramente poco tenían que ver con los de su mellizo y esa voz… conocía esa voz, pero no lograba asociarla con la persona que tenía enfrente. Una cosa era real, el rugido que traspasaba todo, como advertencia. Era cierto que debían seguir adelante, o perderían al resto del grupo. 

Aquella aparición los empujó para que avanzaran, consideró que podría ser una opción, aunque su mente seguía demasiado desordenada para argumentar tanto en contra como a favor de la idea. Con la varita en su zurda y tomada del brazo de Illidan decidió seguir, confiando en forma momentánea en aquel “Elvis”. 

Lograron alcanzar al resto al tiempo que Kaori y Graves, con ayuda de varios de los presentes, lograran controlar definitivamente a aquel gran dragón que los amenazaba. Se apuraron a continuar, sabiendo que el control podría caer en cualquier momento. Ahora se encontraban frente al siguiente obstáculo: un basilisco. 

Notó cómo Madeleine siseaba hacia la criatura, en un intento de comunicarse. Rozó con la yema de sus dedos el anillo obtenido de los Uzza que podría generar amistad con las bestias, lo hizo con el objetivo de calmar a la criatura. 
 

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Hito 5:
El Basilisco

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Rompe el contacto con el dragón con mucha cautela porque tema que el animal despierte o el control se debilite. Es su último intento de mantener al animal a raya usando métodos convencionales. Ama a las criaturas mágicas, fue profesor de Criaturas Mágicas en Ilvermorny precisamente por eso. Tiene montada una reserva ilegal de criaturas mágicas en algún recóndito poblado de Gran Bretaña por eso. Pero también entiende, cuando toca al animal, que hay algo mal en él. Quiere que se controle porque cuando todo termine puede llevárselo para intentar rehabilitarlo; pero si todo falla hay hechizos capaces de desintegrar a la criatura.

Camina sin alejarse mucho de Kaori, no quiera dejarla atrás o -mucho peor- que ella lo deje atrás. En la situación en la que están es muy probable que Kaori evite que él cometa alguna estupidez. Aunque ahora es mucho más prudente, hay veces en que el calor de la batalla, el calor de la misión hacen que se olvide que tiene un bebé en casa por el que debe volver, por el que debe sobrevivir.

Identifica un sonido que le causa un escalofrío que va desde la nuca a la punta de sus pies. Es un basilisco, no hay duda alguna. Si bien no comprende las palabras, aún hay vestigios del veneno de basilisco en su organismo. Es mínimo, no es peligroso, pero le permite escuchar a las serpientes hablando aunque no es capaz de entender lo que dice. Tiene una especie de alarma en su cerebro, una alarma que le obliga a cerrar los ojos.

En esa situación, sin poder ver, sus otros sentidos cobran protagonismo. Inutilizar la vista es una forma de entrenamiento, no está en absoluto ciego. En ese momento ve de otra forma, tiene localizados a casi todos por su respiración, por su transpiración, por el olor de su loción.

Corpus Patronus

A diferencia de su patronu convencional, una criatura alada aparece en el escenario de batalla. Es un fénix que imita las acciones de, según cuentan los libros de historia, Fawkes en la Cámara de los Secretos. La criatura es destruida por el basilisco pero antes logra inutilizar uno de sus ojos. 

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HITO 5: Basilisco

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Toda mi intención era representar a Elvis de alguna manera, lograr un grupo sólido quien poder llegar ante La Inquisidora y darle el fin que se merecía. Pero lo único que había obtenido hasta ése momento era dos temerosos magos que caminaban al lado mio como si fuera un fantasma. ¿Tan sensibles eran? Tal vez, casi sin pensar todo eso que se me cruzaba por la cabeza, podía ser que el resto del mundo sí había perdido a alguien muy importante en sus vidas, a diferencia de mi. Traté de restarle importancia mientras me aferraba a mi varita.

La defensa del dragón había sido vencida por un grupo de magos que estaba más adelantados que yo. Era entendible con todo lo que habían hecho pero esperaba al menos poder utilizar mi varita allí. Caminé con paso seguro gracias a las defensas que habían puesto y habían logrado limitar a la criatura, por lo menos contenerla lo suficiente. Pero al andar a la siguiente parte, un escalofrío recorrió mi espalda, como un presagio que podía suceder algo más. Miré de reojo a Mica y a su acompañante, esperando ver alguna reacción de ellos.

¿Un basilisco? —me alarmé. La Inquisidora había lanzado casi todo su arsenal rodeándose de defensas. Aunque eran magos y brujas habilidosos, temía que ante cualquier descuido, cualquier de nosotros podía caer. No quería ver ninguno de los rincones de aquella habitación. No me gustaban para nada aquellas criaturas y todo lo relacionado a ellas era algo malo. Pero ante ésa actitud, se me ocurrió algo, tal vez alejándome de la criatura, tal vez ascendiendo al techo (que parecía alto) podría distraerla y/o llegar ante sus ojos, para picoteárselos, sin la necesidad de mirarla. O sería mi fin.

Sin pedirle permiso a Illidan o Mica, me figura disminuyó en tamaño. Me achiqué hasta adoptar la figura de un búho totalmente negro, gracias a mi animagia. Pasaría totalmente desapercibido con aquellas tenues antorchas que iluminaban el lugar. Sin mirar a la criatura, pero siguiendo aquel leve siseo, ascendí en dirección pegado contra el techo para solamente volar en círcul0s, planeando lentamente. Agradecía a todos los dioses que el techo fuera más alto que ésa criatura.

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