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Escuchar a su prima hablar sobre lo que había ocurrido con el Templo Blanco y la Orden del Fénix en general, provocó que un vívido recuerdo invadiera la memoria de Annick: unos entes atacando a Lisa, una sombra oscura extendiéndose por el bosque, el brillo de la guadaña de Zarco, y un cuerno de madera que en un inexplicable impulso ella había tocado tres veces… después de eso, todo había cambiado para la Orden del Fénix de aquella época...

Escuchar los nombres de Elodia Riddle y Mei Delacour hizo que la pelirroja hiciera a un lado aquel amargo recuerdo y volviera a centrar su atención en lo que Sophia decía. Lo que su prima estaba contándoles logró asombrar a la ojiverde, por eso no supo que decir hasta que escuchó algo planteado por Luna.

Honestamente no estoy segura de que las estatuas de los antiguos líderes posean algún tipo de magia, pero… ―acababa de recordar algo, sin embargo dudaba de la fidelidad de su memoria. Miró alrededor para asegurarse de que no hubiera ni ojos ni oídos indiscretos; aunque de todos modos hizo un encantamiento muffliato para prevenir cualquier intromisión―. Creo recordar que hace mucho tiempo, cuando me uní a la Orden por primera vez, Elizabeth Tonks me dijo que si un día me sentía perdida y sin fortaleza para mantenerme en la lucha, podía ir al sitio donde estaban las estatuas de los exlíderes fenixianos, y que ahí encontraría lo que necesitara… La verdad reconozco que no entendí lo que quiso decirme y por eso no ahondé más en el asunto, pero ahora le encuentro sentido a sus palabras.

Cuando Hunter mencionó que Mei estaba bien y que aún seguía velando por los ideales fenixianos, Annick esbozó una leve sonrisa, mezcla de alegría y nostalgia. Eso la hizo suponer que su amiga Elodia también se encontraba oculta y haciendo lo mismo que Delacour.

Escuchen, si lo que Eli dijo es verdad, entonces debemos suponer que Sophia encontró el anillo por algo ―Annick coincidió en lo que Hunter decía, pero no se detuvo a pensar en por qué el chico tenía la capacidad de percibir la energía con tanta facilidad―. Tampoco percibo oscuridad, pero ciertamente hay algo extraño en él…

Estiró la mano, pero se detuvo a pocos centímetros del objeto. Sophia y Lisa ya lo habían tocado y no había sucedido nada, pero el recuerdo del Cuerno de madera volvió a manifestarse en su memoria y eso la hizo detenerse.

Lisa, dices que se parece al anillo que Mei te dio. ¿Alguna vez Mei te dijo que ese anillo tuviera algún gemelo? ―luego se volvió hacia su prima Granger―. Sophia, de las aquí presentes eres quien más tiempo lleva dentro de la Orden, ¿alguna vez escuchaste de algún anillo mágico?

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Luna Gryffindor Delacour- Jefa del departamento Auror de Gran Bretaña/Poccionista 

 

No era normal que de nuevo me quedara callada, a menudo mis familiares debían de pedirme que me calle porque no paraba de hablar, pero esta vez, me mantuve callada hasta entender de qué hablaban y poder decirles algo, algo que nos ayudará a desentrañar todo lo de Elo y Mei, a quienes extrañara pero se cuidaba mucho de decírselo a cualquiera. 

 

- El anillo tiene algún tipo de magia, primero porque la siento y segundo porque si no nunca lo hubieras encontrado, recuerdo que las chicas me mencionaron que si nos perdíamos las estatuas de las ex fenixianas podrían hacer que encuentre el camino, no sé si lo dijeron porque saben que me pierdo mucho o lo hicieron con algún tipo de mensaje, cualquiera que sea el caso, este anillo no es malo, tiene un alma pura,casi inocente, por Merlín si no supiera que es el de Elo o Mei, creíaria que es el de... No importa de quién, sólo digo que es algo bueno y no tiene maldad, es casi mágico me explico?- Dije cortando la oración sin querer mencionar a papá de nuevo, es que si parecía su magia, aunque entendía que eso se debía a que no era nada malo y que podíamos confiar en el anillo en sí - 

 

Tragué saliva intentando volver al momento presente y preguntándome por qué lo recordaba ahora? Él hecho de que lo extrañaba paso por mi mente, pero suspiré diciéndome que no podía seguir así, era feo vivir de recuerdos y olvidarse de vivir, pero gracias a Elvis, una idea cruzó mi mente, agradecí haber crecido con él y haber aprendido algo, porque está idea era una locura pero igual podría funcionar de todas formas. 

 

- Memoria... Eso es.. Por Merlín, es en estos momentos que adoro ser una Gryffindor, no les pasa? Lo siento, quiero decir que esta magia que sentimos es la memoria de quien lo tuvo encima, haber saben que los objetos de sus dueños tiene la esencia de los mismos no? Por eso apareció en ese lugar y por eso es que lo tenemos hoy aquí, alguien quiso que lo viéramos y es mágico porque tiene su memoria y su esencia, todos tenemos esencia, por ejemplo, si tienen mi varita en las manos, notarán que tiene una magia peculiar y pura, lo ven? Eso es porque tiene mi magia, además del hecho que soy vampiro, que me desvío del tema, mi punto es que tiene la esencia de Mei y Elo, si por ahí les parece raro pero algunos objetos tienen la esencia de sus dueños, no se si me explico muy bien y su magia queda imprendada en ellos, me lo enseñó un mago a quien quise mucho - Dije en un susurro obviando decirles que ese mago era mi propio padre - 

 

Suspiré sonriendo feliz y alegre de saber porque tenía magia especial ese objeto, por un segundo me pregunté si pasaba con todos los objetos inanimados o sólo con los de la Orden, Mei y Elo lo habían hecho apropósito? O eran solo ideas tontas mías? Todo podía ser posible, el caso era que el anillo era tan especial que nadie podía obviar el hecho de que por algo apareció de la nada y justo cuando más perdidas estábamos no? Eran cosas a reflexionar y pensar bien, pero la idea de la esencia de los objetos era cierto, yo misma lo sentía con mis propios objetos que tenía mi magia aunque yo no hiciera nada para que eso sucediera. 

 

- Dios Santo, la oscuridad que mencionan, alguien quiso hacerse con este anillo y transformar lo puro en algo maligno, lo siento, quiero decir que es algo puro si y bueno pero corrompido, no sé si se entiende bien, es magia blanca y buena pero parece que alguien..  lo quiso usar para algo malo, comprenden? Esta roto o al menos, tiene algo malo en su interior - Dije dándome cuenta que eso que sentía que era puro, contrastaba con la oscuridad extraña que sentí de la nada - 

 

Podía ser que algo que era bueno se transformara en algo maldito? La respuesta era que si, ya lo había vivido con las reliquias de la muerte antiguas, así que era evidente que algo así podía pasar, sólo me preguntaba cuánto tiempo tardaríamos en entender que tenía el anillo en sí y que nos estábamos perdiendo, a la misma vez que protegería a mis mamás, a como diera lugar para que nada malo les pasara. 

 

 

 

 

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La vampiro escucho a las chicas mientras intentaban discernir por que había encontrado el anillo donde lo había hecho y el posible hecho de que las estatuas o el anillo mismo la hubiese llamado a ese lugar o que este tuviese la magia remanente de las ex lideres como pensaba Luna cuando finalmente se había unido a ellos en la mesa. Mientras tanto la rubia Elodia y Mei entraban por la puerta de entrada de la cafetería y la saludaban. Y de pronto su mazo de cartas vibro aun mas fuerte y un leve brillo escapo no solo del anillo sino de su mochila. Ya estaba, era mas que claro que sus cartas morian por decirle algo así que las saco de su encierro y las puso sobre la mesa.

 

- no se si crean en estas cosas pero yo si, de hecho a eso me dedico, así que vamos a intentar algo para desenredar este enredo, y sabes Lunita, que veas luz y oscuridad en el anillo pero aun así no lo detectes maligno me hace pensar en una posibilidad que tal vez las cartas me ayuden a comprobar. -  Dicho esto termino de barajas las cartas y con un movimiento de su varita saco tres cartas al azar y las coloco alrededor del anillo.

Levanto la primer carta y apareció el martillo de Thor, levanto la segunda y apareció Excalibur y finalmente destapo la tercera y el Necrominon apareció ante ellos. Después de eso, el anillo brillo y se levanto unos centímetros de la mesa donde se quedo flotando ante la vista de todos. La Granger sonrío al ver aquello.

- Justo lo que pensé...el templo llamándome, el anillo justo entre las ultimas lideres antes de la era de oscuridad que tuvimos y sino me equivoco, ¿una de cada clan? - pregunto a las otros

 

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Lisa

 

Cerré los ojos durante unos segundos, recordando cada mínima conversación tenida con la castaña en todos los años que llevábamos siendo amigas. Muchas y muy variadas. De todo tipo. Formales e informales. No obstante, no había nada acerca de un gemelo, de un anillo mágico o de algo similar. Si era cierto que ella, en su día, con su ascenso a Demon Hunter, muchos años atrás, le había sido entregado un anillo en forma de fénix, pero este lo seguía manteniendo con ella. En una caja. En su habitación del castillo. Ahogue un suspiro, habíamos pasado tantas cosas juntas que solo pensarlo me abrumaba. Su cariño, lealtad y luz me habían salvado incontables veces. Amaba con locura a aquella paladín rebelde. Sin ella, muchas cosas habrían sido diferentes.

- Nada sobre algo similar – Respondí a Annick, para después centrarme en lo que Sophia tenia que decir.

No fue la Granger la que tomo la palabra, sino Luna. La cual había estado en silencio mas tiempo del considerado normal para ella. Aquella chica algo impulsiva y por demás habladora, agarro carrerilla y se dispuso a contarnos lo que creía seria la solución lógica a todo aquel entramado en menos de un minuto. Lo que añadió velocidad a sus palabras y mas descontrol del común en sus explicaciones. Tenia razón en muchas cosas y otras tantas se las saco de la manga. Muy típico de un Delacour querer arrasar con todo y encontrar lo buscado. Si era verdad que el anillo poseía esencia, pero no era la usual de Elodia o Mei. Era algo mayor, como si este estuviese envuelto por varias auras. Ilógico o.... ¿no tanto?

Parecía que todos en la mesa llegábamos a la misma conclusión, pues en cuanto la aun fenixiana saco su baraja de cartas y las posiciono sobre el tapete, estas mostraron los tres clanes mas antiguos del bando de la luz – Sacerdotisa – Dije murmurando, intentando encajar todo el despelote de argumentos, pruebas y acciones que teníamos ante nuestros ojos – Tu crees que... - Mis pupilas verdes coincidieron con los de la mujer, la cual aun tenia la baraja en mano y observaba con detenimiento lo que ella misma había expuesto – Tocalo – Le dije a la pelirroja – Annick. A veces la imprudencia es necesaria y ahora necesitamos que dejes tu lado coherente a un lado.

¿Que podría pasar? Oh vaya. Pues muchas cosas y cada una de ellas mas espectacular que la anterior. Desde una explosiono de jubilo y color hasta un viaje en el tiempo para ver como era destripado el templo blanco y los recuerdos de los clanes. No había miedo en mi ser, solo adrenalina. Daniel, a mi izquierda, también se mostraba ansioso. No había temor, pues y a pesar de los años y lo sucedido con las antiguas lideres, aun confiábamos en el fénix, sus enseñanzas y las misiones que a través de coincidencias, visiones e incluso sueños, nos enviaba. ¿Que quizás estaba loca por sospechar que si Annick, Sophia y yo poníamos nuestras manos alrededor del objeto ocurriría algo único? Posiblemente si, pero mi instinto nunca me había fallado y estaba segura que jamas lo haría.

 

Editado por Lisa Weasley Delacour

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Tócalo, le dijo Lisa a su prima, al parecer algo se le había pasado por la mente y quería comprobarlo. La rubia podía sentir una especie de subidón de adrenalina de tan solo imaginar las muchas cosas que podían pasar al tocarlo, así que mientras la otra vampira tocaba el anillo ella estiro la mano y lo toco también con un solo dedo, solo un poco por si aquello explotaba pero lo único que paso es que el brillo del anillo se incremento un poco, lo suficiente para llamar la atención de todos en aquella mesa.

 

- Tiene razón Lisa, prima, tienes que tocarlo -  dijo mirandola con emoción. Estaba segura que el anillo no iba a herirlas, que como lo sabía, pues no, en realidad no lo sabía pero lo intuía, que aquella linda joya no quería dañarlas, sino mas bien mostrarles algo y ellos tenían que descubrirlo y  pronto. 

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Annick se había quedado sin palabras desde el momento en el que su prima Sophia había echado las cartas y de entre ellas había sacado una que representaba el martillo de Thor. Fue en ese momento en el que la pelirroja sintió un cosquilleo sobre el hombro derecho, donde hacía años se había tatuado aquel símbolo, y un sentimiento de nostalgia comenzó a invadirla.

Sin embargo no tuvo mucho tiempo para pensar en eso porque, aunque una parte de ella le recordaba lo que había ocurrido la última vez que había tocado un objeto mágico desconocido, no pudo seguir ignorando las palabras de Lisa y de su prima, así que estiró la mano y con lentitud, o más bien con cuidado, llevó el dedo índice hacia el brillante anillo.

En cuanto las tres estuvieron en contacto con el objeto, este desprendió un brillo aún más intenso mientras vibraba como si estuviera a punto de explotar. Sin embargo, a diferencia de lo que quizá habían estado esperando, no ocurrió nada... Súbitamente la vibración cesó y se escuchó un suave crujido: la pequeña piedra incrustada que simulaba un ojo se desprendió, y del orificio que había dejado comenzó a emanar un delgado hilo plateado.

En ese instante la ojiverde apartó su dedo para observar lo que ocurría. El anillo permaneció flotando, lo que permitía que todos los presentes pudieran observar bien: en un principio, el hilillo plateado pareció ser una fina lágrima que emanaba del fénix, pero poco a poco la sustancia fue aumentando en densidad.

¿Es un pensamiento? ―murmuró Annick, y por instinto, antes de que el recuerdo tocara la superficie de la mesa, sacó la varita y transformó el servilletero en un recipiente de cristal para contener aquella blanquecina sustancia―. ¿A quién creen que pertenezca?

Estuvo a punto de llamar a Eneas, su elfo doméstico, para pedirle que llevara el pensadero que había adquirido hacía años y que tan pocas veces había utilizado, pero no estaba segura de que aquel fuera el lugar ideal para adentrarse en los recuerdos de otra persona. Así que prefirió esperar a escuchar la opinión de sus acompañantes.

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伊藤健三 (Kenzo Ito)

-¿Otra vez de guardaespaldas?

La respuesta era obvia pero no perdía nada con intentarlo. Mi jefe me miró de arriba a abajo, observando mi estado físico. No podía pretender mucho más que algunos trabajos sencillos de vigilancia o acompañamiento en la Agencia de Mercenarios. No luego de estar casi dos semanas recuperándome de ese "accidente". Lo último que recordaba era estar sentado en un árbol a las afueras del estadio de la Liga de Quidditch. Y luego... algo. Quizás me había caído de una manera muy desafortunada por un barranco. Los recuerdos eran difusos, extraños, como un sueño que ni siquiera yo había soñado. No era el tipo de persona que se conformara con una respuesta ambigua a haber quedado con el cuerpo casi completamente lleno de heridas graves. De todas maneras, por más esfuerzo que había puesto en investigar, no había logrado nada. Y ya era hora de volver a trabajar.

Me pasé esa jornada siguiendo a una mujer que estaba convencida de que alguien la perseguía para matarla. Uno diría, bueno, quizás tiene algún artefacto de valor, quizás es una personalidad super relevante en el Mundo Mágico cuya presencia inspira mucho amor y mucho odio. No: era una mujer que a duras penas había podido pagar el servicio de guardaespaldas, quien necesitaba comprar alimentos y otros insumos en un lugar seguro y concurrido por gente común y corriente. Esperarla en la puerta de cada negocio, con mi mejor cara de traste, no había sido algo memorable. Lo único que podía hacer era convencerme de que tendría misiones mucho más emocionantes una vez que mi cuerpo se recuperara del todo. No por nada había decidido unirme a la Orden del Fénix.

Terminada esa misión super peligrosa que casi me cuesta la vida entre bolsas de verduras y remedios orgánicos, escapé por las calles de Londres hasta llegar al Ministerio. Podría haberme presentado ante mi jefe, quien operaba dentro del mismo. Todavía me parecía extraño que una agencia de matones mercenarios opere dentro del Ministerio pero me resultaba cómodo que la central este ahí así que nunca me quejé ni lo cuestioné. En lugar de entrar, crucé la calle y entré al conocido café. Por lo general, cuando regresaba de alguna misión agotadora de mi trabajo, el ambiente tranquilo y cálido del café generaba un contraste muy agradable. En esa ocasión, poner un pie dentro fue como aumentar la dosis de sedante que ya me había inyectado esa mujer de la misión con sus conversaciones aburridas y llenas de paranoia. Así y todo me arrastré hasta la barra.

- Un café, por favor. Fuerte, como para despertar a un elefante.

Mientras terminaba mi taza, viendo mis ojeras reflejadas en el espejo que estaba detrás de las botellas de la barra, creí escuchar una voz conocida. No era una persona del todo sociable, pero haber tomado la decisión de unirme a la Orden del Fénix traía consigo una serie de obligaciones. No obstante, no era por el bando que había reconocido esa voz. Aunque estaba hablando en un tono bajo, recordaba su timbre... la había escuchado gritando en el estadio de Quidditch. Terminé el café y caminé hacia esa mesa.

- ¡Sophie! Qué sorpresa verte... - empecé a decir a mi compañera de equipo. Había otras personas en la mesa; pude reconocer sólo a una chica cuyo nombre se me escapaba por completo pero la había visto en los cuarteles alguna vez. Las otras dos mujeres y el adolescente eran desconocidos para mí. Los presentes estaban inclinados ante un anillo que parecía estar expulsando una lágrima. El anillo irradiaba una energía muy particular, que sólo había sentido estando en los Terrenos de la Orden - ¿Qué es eso? ¿De dónde lo sacaron?

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Estaba por responderles y pedirles que no lo tocaran, que quizás el anillo tenia algo malo, pero suspirando estire mi dedo para tocarlo también preguntándome que pasaría en breve y si realmente podríamos desentrañar lo que sucedía con el misterio de Elo y Mei o al menos, descubrir porque el anillo se comportaba de esa manera. 

 

- Por las barbas de Merlín, esos hilos de plata son memorias? Creo ma que podría pertenecer a Mei o Elo, quizás no, tal vez me volví loca y no es así pero podrían ser de ellas... No creen? - Pregunté a la carrera justo cuando alguien llamaba a Sophie - 

 

Salte del asiento asustada, no por verlo de sorpresa, si no porque no esperaba a más personas allí, aún así me apresuré a sentarme derecha de nuevo y sonreírle para darle la bienvenida o al menos intentarlo, su pelo negro fue lo primero que me llamó la atención de él, le sonreí de vuelta y me dije que si conocía a mi tía no podía ser alguien malo, además de que podría ayudarnos o al menos, esperaba que lo hiciera de un momento a otro. 

 

- Mucho gusto Soy Luna Gryffindor Delacour, pase y siéntese si quiere, ese anillo lo encontraron en los terrenos de la Orden, pertenecía a las líderes y creo que tiene memorias encerradas en él, hasta ahora pues es eso lo que sabemos, lo tocamos y pues salieron hilos de plata que podrían ser recuerdos o algo así y estamos por tocarlo y ver que sucedía, quiere unírsenos? - Le pregunté estirando mi mano para que la estrechará, mientras rezaba porque no preguntara porque era tan pálida y blanca, no quería explicarle en esos momentos que era un vampiro y esperaba que se sintiera bienvenido allí - 

 

Luego de eso me quedé callada, esperando la intervención del resto y preguntándome si no estaría siendo demasiado confianzuda con alguien que ni conocía, mire de soslayo a mi mamá Lisa, preguntándome si no le enojaría que fuera tan amable con un desconocido, no mire a mi tía o a mi mamá, simplemente porque sabía que ellas no tendría problema con eso, aún así y con todo, me sentía feliz de que fuéramos más personas desentrañando el misterio de las chicas, solo esperaba que pudiéramos llegar al fondo de todo esto cuanto antes mejor y descubrir que nos querían decir, porque intuía que ambas nos querían mandar un mensaje y esperaba quizás ilusamente que nos ayudarán a seguir adelante de alguna manera. 

 

 

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Aquello era tanto emocionante como peligroso a la vez, no solo por el hecho de que al estar aquello relacionado con las antiguas lideres podría atraer enemigos tanto de ellas como de los presentes, sino porque además aquel anillo podría revelar cosas sobre la Orden que no debían llegar a manos equivocadas, aunque si eran memorias como todos los ahi presentes creíamos, seria muy emocionante poder ver todo aquello que se perdió y que alcanzo a ser guardado en aquel hilo de plata que salía del anillo.

 

Estaba a punto de usar los anillos que podían salvaguardarlos de cualquier oído o mirada indiscreta o indeseable cuando la voz de su compañero de equipo la llamo con un tono que denotaba alegría al verla. La rubia se quedo paralizada un momento no atinando a decir nada, dirigiéndole solo una sonrisa agradable porque en realidad le agradaba verlo. Pero desde luego, su adorada pero impulsiva sobrina cambio la situación de un momento a otro dándole no solo la bienvenida sino que contándole todo e invitándolo a unirse a ellas. Tras pensarselo un instante decidio que ya no había mas que hacer, lo hecho, hecho estaba y despues de todo, no solo era su compañero de equipo, ademas era compañero de bando y a ella  le inspiraba mucha confianza.

 

Hola Ito, sientate con nosotros - le invito ella tambien tras lo cual acciono los anillos y los dejo a todos encerrados en una aura de protección donde podían hablar libremente. - puesto que ya Luna te puso un poco al día, solo debo agregar que estamos ante las posibles memorias de antiguas lideres de la orden, de un periodo anterior al actual. No esta demas pedirte total discreción de lo que aqui puedas llegar a ver, lo cual no puede salir de este pequeño circulo de personas. Si estas condiciones te hacen sentir incomodo, lo entenderemos y aun estas a tiempo de irte, pero si te soy sincera, me gustaría que no lo hicieras, te considero digno de mi confianza y te aseguro que no estamos haciendo nada contrario a los ideales que tu y yo compartimos.

 

Una vez dicho esto, espero tanto la respuesta de su compañero como la del resto para poder ver lo que aquel anillo les tenia guardado a todos los invlucrados

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伊藤健三 (Kenzo Ito)

Me quedé mirando fijamente el objeto, no prestando atención a las personas sentadas alrededor de la mesa, quienes estaban sorprendidas por mi interrupción. Una de las mujeres presentes, una chica pelirroja de rostro alegre, no dudó en invitarme a sentarme.

- ¿Líderes de la Orden? - pregunté. - Perdonen, no pensé que interrumpía algo tan importante. Como miembro reciente de la Orden me interesaría quedarme pero... ¿Segura que está bien?

Pero fue Sophie quien reafirmó la invitación de la otra chica. Nunca supe si se habían resignado o si de verdad confiaban en mí. Sophie debía hacerlo; habíamos entrenado muchas horas juntos y compartido varios partidos muy importantes de la Liga de Quidditch. De hecho yo tenía que confiar en ella en todos los partidos para que salga todo como lo habíamos planeado. Así que supuse que la confianza podría llegar a ser mutua. Supuse que el hecho de ser miembro de la Orden del Fénix también ayudaba un poco.

- No te preocupes, puedo guardar un secreto. Más que nada uno como este...

Mientras me acomodaba en la última silla libre de la mesa, no pude sacar los ojos de encima de aquel anillo: la energía que irradiaba parecía tan familiar, casi tangible. Estimulaba varios de mis sentimientos; podía oler el particular aroma de los Terrenos de la Orden que, si bien nuevo para mí, era algo tan especial que ya se había guardado un lugar en mi memoria sensorial. Quizás era algo de ese "no sé qué" de pertenecer a la Orden, como una especie de nostalgia colectiva que nos reunía a todos. Sabía poco y nada de los Líderes pasados, a duras penas los podría reconocer de nombre. Mi interés por el bando era muy reciente como para haber retenido toda esa información.

- ¿Cómo vamos a ver esos recuerdos? ¿Alguien trajo un pensadero? - pregunté.

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