"Memoria de Pez¨

[Sagitas E. Potter Blue]

La señorita me recordaba a alguien, muy amable, muy alta, muy rubia ahora que el sol le daba en la cabeza. Me sonrió y me llamó "tía", una mala costumbre de los jovencitos de hoy en día, llamar "tía" a todos. Pero no me enfadé, para eso se requiere mucho esfuerzo y yo, hoy, apenas tenía fuerza para mover un vaso de agua hacia mí. Me habían quitado la varita, decían que por mi seguridad, pero estaba segura que era una forma de intentar evitar que yo me escapara de aquel lugar, de aquel asilo para viejitos refunfuñones que causan estragos con la magia por despiste. Pero eso eran los otros, no yo. Yo aún era una señora con grandes poderes, como antaño, no me había olvidado de ninguno.

-- Yo una vez fue ministra -- dije con firmeza a la jovencita que se me acercaba. -- Pero no soy tía, jovencilla.

Bueno, tal vez no fuera tan joven, pero comparada con mi edad, seguro que lo era. Me dio una cosa con mucho colores y sonreí, feliz.

-- ¡Golosinas, ya era hora! Aquí no me dan ninguna, deberías hablar con ellos, Matt. No me cuidan bien. Y una ex-ministra debe de estar más considerada, digo yo. ¿Recordáis a quién me ganó en las elecciones?

Dudé de nuevo y me mantuve un momento en silencio. Como el recuerdo no volvía a mi mente, pegué un mordisco en una de las hojas de la maceta que acababa de dejarme aquella enfermera maleducada que me había llamado tía.

-- ¡Puaj! Horrible... Estas golosinas están muy duras. Ay, como me acuerdo de mi hija @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue , ella sí que sabía encontrar los pastelitos más dulces para mí. Si estuviera no me traería esto tan malo. Me voy a dejar los pocos dientes que conservo en ellas.

Me enfurruñé un poco, no recordaba el nombre del nuevo ministro y, encima, los dulces no eran dulces; eran amargos.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Los años pasaban, aunque la bendita sangre de mi padre hacia que no se me notaran tanto exceptuando por un par de canas en mi siempre cabello negro, un par de líneas de expresión se veían acentuadas y la ropa que me ponía ahora era mas formal que lo que acostumbré siempre a llevar, aun así cualquiera que me viera no diría que tuviera mas de cuarenta a lo sumo. Miré mi rostro en el espejo y pasé mis manos llenas de crema antiarrugas por esas líneas de expresión de la frente y los labios. La voz de mi hijo hizo eco detrás mío regañando a su hermana quien masticaba un chicle repantigada en mi cama, los miré a los dos en el espejo:

-¿Están listos para ir a ver a mi madre? - tomé la mueca de Leslie como un si no dicho mientras evaluaba de arriba abajo su atuendo: la blusa era demasiado escotada, la falda demasiado corta y las botas demasiado puntudas para mi gusto pero aun así me callé no quería empezar a sonar como mi madre criticando la vestimenta de mi hija. Por otro lado SJ llevaba un par de pantalones de corte, una camisa medio abotonada revelando un par de centímetros de la piel bronceada del pecho y los músculos que ostentaba, suspiré. Se parecía demasiado a su padre. 

Los gemelos por otro lado no estaban en la mansión Ojo loco, se habían ido a visitar la tumba de mi hija Alessa y por ende no me acompañarían a esta visita pero aunque mi madre estaba relativamente cómoda en la residencia de ancianos yo de verdad hubiera querido ocuparme de ella aquí. pero ella no lo permitió. Así que la visitaba cada vez que podía, agarré a cada uno de los chicos de una mano y nos desaparecimos hasta la residencia. 

Vi de lejos a Xell y la seguí con el paso calmo, ya también empezaba a notársele la edad, como a todos nosotros pero en ella la hacían verse mas sabia, no pude evitar reírme de mi madre que se quejaba de lo amargas que eran las "golosinas" que le había traído mi prima, me acerqué a ellos y le di un abrazo a Xell y otro a Matt antes de acercarme a mi madre y darle un abrazo mientras le retiraba las flores y las ponia en la mesa. Le di un beso:

-Menos mal te traigo los mejores dulces y no te preocupes pude traer de contrabando un par de donuts para ti - le hice señas a Leslie que sacó de su bolsillo extensible una caja pequeña y se la acerco a su abuela con un beso, Sj le agarró la mano y le dio un beso en el dorso con una floritura, entorné los ojos al verlo pero volví la vista y miré fijamente a quien estaba con ella:

-Vaya Sean, la edad te ha pegado de muy mal modo... al parecer el karma por fin te ha alcanzado

@ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Ericen  @ Xell Vladimir Potter Black  @ Matt Blackner

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Demasiada interacción externa. O sea podría soportar el pitido fastidioso que era la voz de Sagitas en una conversación mas o menos fluida...claro con esos intervalos en los que ella se quedaba mirando algo mas allá del horizonte...o aquellos que utilizaba para dormitar. Pero no....al parecer era día de fiesta patronal. A pesar de no ver del todo bien pude reconocer a la mayoría de los que a mi alrededor estaban. A Matt no lo cuento...pero a Xell si. Sin dudas ella tenia algo de Veela...Y venia con golosinas....aunque claro a la pelivioleta siempre se le daba el protestar por todo. Yo..aunque quisiera no podría saborearlo. Se me amelcocharian en el paladar de la prótesis y realmente ante Xell no me sacaría mi dentadura postiza para resolver el percance. Que verguenza.

Pero en eso oí una voz que hacia demasiado no oía..y que solo por que formaba parte de los buenos recuerdos del pasado...aun circulaban por mi cabeza anciana. -Perenela eres tu??? -dije intentando lentamente incorporarme para quedar al hacerlo frente a SJ -ohhh y esta clase de espejos que cosa es??? -dije posando los ojos en los de SJ vizualizando un rostro casi igual al mio...claro...-Mira Sagi...soy joven otra vez...y ahora sin tener canas. -Claro ahora giraba y veia a Leslie. -Ohh y tengo pareja...la verdad es que soy un tipo con suerte..esta buenisima. *****..que hermoso espejismo.

Si.....podria tener lagrimas en los ojos de la añoranza...pero sabia muy bien el estado en que me encontraba, el dolor en las articulaciones no dejaba de recordarmelo...y ahora caia en una palabra que habia oido instantes antes..karma....si...el karma me habia alcanzado...esa era toda la verdad.

@ Perenela Arya Grindewald Potter Blue @ Ericen @ Matt Blackner @ Xell Vladimir Potter Black

[Matt Blackner]

Al parecer era día de reunión familiar...más o menos. No tardé en sentir a @ Xell Vladimir Potter Black  llegar a la residencia, portando un ramo de flores y una bolsa de chucherías para Sagitas, aunque de nuevo protestó. A ratos, se quedaba un poco ida, como si tratara de recordar algo que se le escapaba. Mientras ella pensaba y luego protestaba a la rubita por llamarla tía, miré a la prima y sonreí, asintiendo ligeramente con la cabeza.

- Ya hablé con ellos la última vez, pero nadie consigue encontrar los dulces de Perenela. No quiere decir donde los consigue - contesté. - además, no te enfades, es Xell, lleva llamándote tiiita desde que teníamos veinte años. 

 

Y a veces parecía que había pasado un siglo de aquello...y otras, parecía que nos despertaríamos y seguiríamos estando ahí.

 

Y hablando de mi hermana... @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue  apareció, acompañada de SJ y Leslie. Los saludé, pero en cuanto noté que el antiguo matrimonio se iba a lanzar pullitas de nuevo...me levanté, saludando a mis sobrinos antes de caminar hacia donde se encontraba Xell.

- Creo que voy a ayudarte a llevar las bebidas a la mesa. Perenela y Sean están saludándose como siempre - murmuré, mirándola con una media sonrisa, mientras me apoyaba un momento en la pared para que la pierna descansara. - esos dos no van a cambiar nunca.

 

La cocinera de la residencia, los días en que la familia iba de visita, solía preparar bebidas para todos. Ya sabían que, si nos lo proponíamos, podíamos llegar a ser más de los que normalmente pasaban por allí. 

 

Hacía buen día para estar fuera y, si mis cálculos no fallaban, el fantasma de Jack no tardaría en aparecer junto a Sagitas.

Editado 16 de Octubre del 2021 por Matt Blackner

[Sagitas E. Potter Blue]

Se me pusieron los ojos llenos de lágrimas al ver el presente que mi hija me traía:

-- ¡Donuts! Ay, ay, qué buena moza tengo, sabe lo que me gustan los donuts. Y ahora, con la dentadura postiza que me pegaron, puedo comer de todo. ¡Ay, mi niña...! Por ti no pasan los años, estás igual de guapa que cuando... cuando...

¿Cuándo qué...? La edad hacía estragos en mí y ya empezaba a tener lagunas en la cabeza. Estaba segura que había una poción para eso, para la memoria, pero no recordaba cuál. Y los celadores de este centro de Magos añosos no me dejaban beber un poco de todas las pociones que tenían en la herbofarmacia del lugar. ¡Eran unos jamelgos verrugosos! 

-- Desde hace mucho tiempo. ¡Ah, claro, que eres una demonio! Con razón no te han salido arrugas...

Me comí dos donuts casi de un tirón, sin hacer caso de la conversación que llevaban, excepto cuando Sean dijo que era joven otra vez.

-- Calla, deslenguado -- le solté, creo que salieron también algunas migas de dulce en mi exabrupto hacia mi ex-yerno. -- Por suerte, SJ no se parece nada a ti, es un buen chico, sin problemas con nadie, gran estudiante y un gran..., gran...

¿A qué se dedicaba mi nieto SJ? Ya no me acordaba si era ministro o si era auror o si era algo inquisidor o qué, pero era algo del Gobierno de Magia, eso sí lo recordaba.

-- ¡¡Matt!! ¿SJ está contigo en el Ministerio? -- Ni siquiera sabía si mi hijo seguía como Director de Accidentes o ya se había jubilado. Desde que estaba en aquel lugar, que los pacíficos días tomando el sol en el patio o dormitando en la salita de estar cuando llovía, se me iban pasando los detalles de mi vida. Y eso que había sido muy larga. De repente, salté sobre mi silla (es decir, un ligero y leve sobresalto que me causó más cansancio que levantamiento, en realidad): -- ¡Eh, Sean! ¿Fuiste tú quién secuestró una vez a la Ministra de Magia de Francia? Ay, mi linda @ Ada Camille Dumbledore ... ¿Qué habrá sido de ella...? No sé si, después de tanto tiempo, estará retirada o se habrá dedicado a la política de nuevo. Era una gran mujer...

Volví a caer en la ensoñación mientras mis dedos larguiruchos y con artrosis intentaban recoger las migajas de la mesita, para que no se perdieran en el suelo sino en mi boquita arrugada de vieja.

-- Anda, Xell, ayuda a tu tía a buscar trocitos de donuts, ea...

[Matt Blackner]

Fruncí el ceño, mirando a @ Xell Vladimir Potter Black  con una sonrisa. Había cosas que nunca cambiaban, y los gritos como forma de comunicación entre nosotros era una de ellas. 

- Claro qeu si mamá - contesté, de la misma forma. Tomando una bandeja repleta de jarras de zumo de naranja y vasos, comencé a caminar de vuelta hacia la mesa. - SJ será oficialmente empleado de Accidentes este verano, cuando termine sus estudios, si quiere. No lo hace mal en el departamento de Desmemorizadores, y ya es hora de que deje los expedientes y el departamento y comience a trabajar sobre el terreno.  

 

Tomé asiento de nuevo, dejando escapar un pequeño suspiro. Accidentes poco a poco, tras una pequeña crisis sin empleados y durante la que pensé que acabaría por desaparecer, y de nuevo, la familia comenzaba a llenar el departamento. Aunque yo era más mayor que la mayoría de personas del ministerio, la mayoría estaban retirados o esperando la jubilación en casa. 

- Sigo al frente de Accidentes y no me echarán de allí ni con agua caliente. Ithilion lleva bastante bien el departamento de excusas muggles, SJ será el futuro jefe de desmemorizadores - comenté, dándole una palmada en la espalda a mi sobrino - y con un poco de suerte, Elentari acabará llevando el departamento de Reparaciones, tal como yo hacía.

 

Mi idea, con suerte, era aguantar un poco más, hasta que la rodilla aguantara o mis ánimos pudieran, y entonces dejarle la dirección a Ithilion. Robé uno de los donuts de mi hermana, de chocolate. 

- Venga, quien quiere un poco de zumo de naranja. Está fresquito

[Xell Vladimir Potter Black]

Me daba algo de pena que la tía estuviera en aquel lugar, con lo que había sido ella de activa, de mandona, de controladora en todos su negocios... Había tenido miles, estaba segura. Eso me llevó a preguntarme cuánto tiempo llevaba son ir al Circo, creo que era de los pocos que le quedaba pues los otros los tenía arrendados, creo (😂).Su memoria había ido a menos y no me reconocía. Al menos, recordaba que fue ministra del país.

- Sí, tía, fuiste una buena Ministra de Magia. Y esto no son golosinas, no te van bien para el azúcar alto.

Detrás de mí, apareció la prima Perenela, con una cestita de Donuts, negué con vehemencia porque , aunque quisiera mimar a su madre anciana, no podía saltarse las reglas de los sanadores que la cuidaban.

-Estupendo, prima, ahora tendrán que subirle la medicación de insulina por tu culpa.- la entendía, las pocas veces que la tía Sagitas estaba lúcida y hablaba más de dos frases seguidas mejor que las pasará feliz.

Sean pareció revivir con la llegada de su antigua esposa y de su hijo. SJ era clavadito a él. Matt se acercó a mí para ayudarme con las bebidas fresquitas. No tardamos casi nada en volver. La tía hablaba de un secuestro de la prima Ada. Me senté a su lado y le tomé la mano.

- no te conviene comer más Donuts, has de estar muy guapa cuando vayamos a la fiesta de SJ por el fin de sus estudios.

Echaba de menos Accidentes, pero ahora era la directora del Circo. Debía llevar a la tía de paseo por el parque para que viera las mejoras.

Me giré hacia Sean, para preguntarle:

- ¿ Por qué secuestraste a Ada? si lo recuerdas....

[Sagitas E. Potter Blue]

No me daba cuenta de que lo hacía pero mojaba la punta del dedo en la boca, chupándolo para que quedara un poco ensalivado, y después lo ponía encima de una de las miguitas de la mesa. No tenía opción, la miga quedaba atrapada como si fuera un pegamento y me la llevaba a la boca, disfrutando de aquel dulce robado a la atención muy cauta de mis guardianes celadores de la residencia de ancianos. Era feliz en aquel gesto y, además, mi mente se centraba en eso, olvidando el resto de todo lo que me rodeaba. Tan ajena estaba a los que me hablaban que cuando aquel pelirrojo me dijo que alguien sería nosequé de estudios. Yo seguía persiguiendo alguna miga de las pequeñas que el dichoso viento se empeñaba en mover y no me dejaba atraparlas.

-- ¡Cachis! ¡Te atrapé!

Me puse el dedo en la boca, saboreando el azúcar del donuts cuando noté que me miraban. La rubita aquella de ojos claros decía cosas de una fiesta y, aunque eso me atrae muchísimo, de siempre, no sabía porqué tenía que ir a ver a desconocidos.

-- ¿Quién es SJ? ¿Y Elentari? ¿Ithilion es un muggle? ¿Y quién es revertor?

Busqué con la mirada por la mesa, con la poca que me quedaba. Me habían puesto gafas pero yo no llevaba eso en público, que tengo que guardar apariencias. Por algo soy la Primera Ministra de Magia. ¿Aún lo era? Hice unos chasquiditos con la lengua contra el paladar pegado, buscando algo de azúcar por allá, sin encontrar nada.

-- ¿Cómo que Sean ha secuestrado a la Ministra de Francia? ¡Pero míralo! Si se ha quedado sobado en la silla. ¿Dónde hay un cojín, para lanzárselo? ¡Sean, SEAN! Qué roncas... ¿Dónde te has metido a la ministra? Naaa, este hombre ronca, no le sacaremos nada. Ay, en mis tiempos mozos era una gran Legeremante y nadie podía ocultarme nada. Recuerdo que una vez, Matt intentó... ¡Una miga!

Alargué la mano hacia aquella miga perdida y la saboreé con cariño. ¡Qué rica! ¿De qué hablaban...?

[Helike R V PB]

Después de tantos años se me hacía raro. No los había visitado desde la última vez que había estado ahí y al menos, hacía unos veinte. Era vieja en edad pero en apariencia seguía siendo la misma. El ser vampira, tenía esas ventajas por supuesto. Se me hacía raro el tener que visitar a mi tía en un lugar tan deprimente como esos. Sabía por mi hija que la visitaba a diario, su 'yaya' como ella la llamaba se encargaba de llevarle un montón de cosas, también a Sean, que le decía "su tío favorito" aunque de sangre no llevaban ni una pizca. El mundo por aquél entonces había cambiado bastante. Aunque por temas de poder yo seguía siendo regente de los vampiros de Italia.

Vestida con una capa de color negro y un sombrero a juego, el morral en foma de bolso con la varita y había llegado con un pequeño vehículo eléctrico manejado por también un ya viejo llamado Cesarión. Habíamos compartido tantas aventuras que se había convertido en un hermano para mí. Su hermano había cogido la jubilación hacía unos veinte años también, pero seguía estando en la mansión como amo de las llaves. Sonreía a pesar de todo...

Llegué al lugar, pregunté a una de las enfermeras y me indicaron el lugar en dónde descansaba la pelivioleta. Para cuando llegué debía tener gente...

- ¿Cómo anda la vieja más entrañable del lugar? -pregunté con una gran sonrisa. Saqué un paquete del morral de moke y se lo entregué- es un presente por parte de Elentari, ésta semana ella no puede venir, así que, me he ofrecido yo en su lugar... espero que no me lances ninguna maldición - dije con una gran carcajada.

[Matt Blackner]

Miré un instante a Sagitas, pensativo, pero abandoné las ideas que me rondaban por la cabeza para mirar a @ Xell Vladimir Potter Black  y @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue . 

- Dejadla un poco. No creo qeu aquí le permitan muchos caprichos - murmuré a las chicas, sintiéndome un poco culpable. 

 

- Ada? Creo que tuvo algo que ver con un manuscrito, o ve a saber. A lo mejor quería hacerse con el gobierno de Francia, después de que no pudiera seguir moviendo los hilos en el gobierno  de Sagis. - comenté, despreocupado. Pero @ Sean -Ojo Loco- Linmer  parecía haberse quedado dormido. La edad desde luego le podía.

 

Pero fue como si Sagitas hubiera...hubiera caido en algo. O no. Se había vuelto a perder en sus pensamientos, entre ellos o fuera de ellos, y comenzó a hacer preguntas

- Ithilion es tu hijo pequeño. SJ y Elentari son tus nietos.  - contesté, con tono paciente, agarrándole la mano con delicadeza para que me prestara atención. No era la primera vez que respondía aquellas dudas repentinas que le asaltaban a veces. 

 

Ni siquiera me hizo falta mirar. Sentí a @ Helike R V PB  antes de que sus pasos resonaran cerca de la puerta. Cuando escuché su voz, tan jovial, mientras saludaba a Sagitas, alcé la mirada, apretando ligeramente la mano de mi madre sin darme cuenta. Llevábamos divorciados años, pero siempre nos habíamos llevado bien, sobre todo por nuestra hija. Aunque Helike había decidido volver a Italia hacía años para gobernar allí y la veía con menos frecuencia, nunca habíamos perdido del todo el contacto. Me sorprendía verla allí, ya que la niña había ido a pasar unos días a Italia con ella.

- Hola - saludé, sonriendo ligeramente.