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Rebelión de los licántropos


Thoth
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El atardecer desde la torre Eiffel era perfecto, ver lo maravillosos edificios de París bañados por el naranja del cielo era un espectáculo estupendo, era una verdadera maravilla verlo. Me parecía magnífica al poder cenar desde aquel lugar, había ordenado no ser molestada, no me gustaba que justo a la hora de la cena me ocuparán con trabajo. El mesero sirvió la mouclade de Charente, los mejillones propios de la región de Saintonge, era un plato delicioso. El Chef conocía a la perfección mi gusto y siempre le añadía azafrán a la preparación porque le daba un aroma exquisito al plato. Esta noche cenaba sola en mi apartamento y no tenía intenciones de volver a las oficinas del ministerio. Mi vino preferido, un delicioso Chateau Petrus, estaba en la mesa esperando a ser probado. Divisé una vez más la ventana y tomé en la mano la copa de cristal probando el vino, probé la comida y vi como alguien de seguridad se acercaba de prisa, mi mirada se fijo en él y se quedó de piedra, casi podía verse una mueca parecida al dolor. Dio un paso atrás y desapareció por el camino que venía, no entendía como osaban interrumpirme. Unos minutos después alguien más intentó entrar, pero otra de mis miradas la hizo retroceder y también volvió por donde venía.

Avance en mi cena hasta que Anne Marié entró por la puerta, estaba algo abrumada y llevaba consigo dos misivas, la mire sería, pero ella ya sabía que no le diría que no.

 

~De verdad a es algo importante o no me atrevería a interrumpirte.

 

Me entrego las misivas y las recibí blanqueando los ojos, la primera llevaba el sello Real de Rumania, alguno de los mineros de la familia real debía enviarla. La abrí con prisa y descubrí que pedían mi presencia como apoyo para el ataque del que eran víctimas por parte de los lycantropos. Mi rostro no expresó emoción alguna, la otra misiva lleva el sello de Egipto. Me temí que también avisaran de un ataque y así era, pero siendo ellos quienes atacaban. Mire a la chica e hice un gesto de cansancio.

 

-- Si era urgente, dile a Luna que escriba dos misivas, que contacte a Rhiann Macnair y a Ericen.  Que vengan a París en cuanto les sea posible. Yo iré a responderle a Egipto y a Rumania estas cartas.  Avisa a Hannity y a Albus. Ellos también deben conocer la situación.

 

Me levante pronto con las cartas en la mano y desaparecí en rumbo a mi habitación, salí con mi estuche de escritura y salí con dirección al Ministerio de asuntos mágicos de Francia para empezar a responder las misivas, había que empezar a tomar cartas en el asunto.

 

@ Azrael Lycan  @ Malum Luxure

@ Kamra Ashryver D.

@ Ericen   @ Rhiann Macnair R.   @ Lisa Weasley Delacour

@ Hannity Ollivander Evans  @ Albus Renaldi Macnair

 

 

 

Editado por Ada Camille Dumbledore
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Si, ahora no solo tenia que aguantar a una, sino a dos, molestas e inoportunas, con comentarios ácidos acerca de mis chicos. Agradecí con un gesto afirmativo a Sybilla por su pronta reacción ante mi memorando. Nuestra nueva relación empezaba, se podría decir, de forma turbulenta, nada mas y nada menos con un aviso de guerra por parte de Egipto. Bueno, realmente por parte de un loco que se creía regente del mismo y solo deliraba en cuanto a sobre que o quien mandaba. Nos habíamos unido desde la ultima vez, dando comienzo a un vinculo bidireccional diplomático, amistoso y duradero. La hermandad de la rosa negra volvía a florecer, con ella de comandante y eso beneficiaba por mucho las cosas, tanto dentro como fuera de Rumanía.

Tanto era así, que me estaba pensando muy seriamente, darle un puesto dentro del consejo, como segunda ministra o similar. Conocía los riesgos, pues sabia de antemanos que relación tenia o al menos en un pasado había tenido con los adeptos a aquel mago insípido conocido como Lord Voldemort. No obstante, los pros superaban a los contras. Ademas, tenerla cerca, contribuía a la causa de Luca. Mei sabia de mis planes e incluso fue la que los propuso. Amaba la mente estratega de quien era y siempre seria mi mejor amiga. Cerré los ojos mientras dejaba que Kamra y la nueva integrante a la fiesta se pusieran al día, y deje que mi conexión con la Delacour abriese el vinculo. La paladín estaba en Hunyad, en la retaguardia, odiándolo eso si, pero dispuesta a ayudar con todo lo que podía.

Entendía su malestar, pues desde siempre, desde que había crecido y tenido uso de razón propia, había sido la primera en lanzarse a la batalla y la ultima en retirarse. Uno de mis muchos ejemplos a seguir en la vida – Luca – Pronuncie al tiempo que este me relataba su accionar con un par de licantropos jóvenes a las afueras de Brașov – Ahora que lo mencionas es el quien se comunica – Le entregue a la Mcnair uno de nuestros intercomunicadores mágicos, no con la misma frecuencia que la miá o la de la Ashryver, pero si valido para hablar con los principales solados y escuadrones de batalla – Úsalo para comunicarte, luego te explico sus características mas allá de las obvias. Han querido cortar la luz de la ciudadela, pero luego de eso ningún cambio. Seguimos a la espera de la respuesta del archiduque.

Que hablando del rey de Roma, apareció o bueno uno de sus múltiples lacayos fue el encargado de asumir su derrota ante el despliegue militar que habanos logrado en apenas segundos. El alto el fuego por parte de Azrael llego alto y claro de la voz del Belikov, el cual y como todo caballero de Transilvania portaba con orgullo su cargo como emisario real – Gracias Dim, de igual manera sigo sin fiarme de ese ser, quedate cerca por si acaso y alista a tus hombres. Hemos asegurado esto y nos encargaremos de detener y ver que lavado de cerebro tienen estas cosas, porque si, son hombres, pero malditos y no solo con licantropia. Aquí mi hermana, de forma poco sutil, lo ha probado en sus carnes después de saborear la sangre de un observador – Mire a la peliblanca con una sonrisa socarrona.

Editado por Lisa Weasley Delacour

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La carta que me llevaba el elfo doméstico de la mansión me arrancó de mis pensamientos de golpe. ¿Era real lo que estaba leyendo? No solo implicaba un ataque contra Rumania y su soberanía, si no que era un ataque contra mi raza también. 

 

Me puse en pie rápidamente y cambié mis ropas por algo que pudiera servir para el combate. Había optado por un traje de cuero ceñido al cuerpo. Me permitía moverme rápido y también ofrecía cierta protección. Muñequeras de cuero a juego dónde podría sujetar mi varita y algunos cuchillos. Botas de combate y decidí que sería momento para ir sin guantes, en caso de ser necesario usar las garras.

 

Tomé mi capa de viaje del armario y me cubrí hasta el cuello. Primero tendría que ir a ver a Ada para ver de que manera procederíamos cómo nación. Esperaba que no se me hubiera adelantado y estuviera ya en camino. Definitivamente no me perdonaría si algo le pasara, menos ahora que existía aquello entre nosotros. 

 

Salí hasta los jardines de la mansión y ahí fue dónde el espacio se dobló para permitir mi aparición justo afuera de la oficina de Ada. Entré apresurado, sólo para encontrarme con ella ahí, preocupada. -Disculpa la tardanza, vine tan rápido cómo he podido.- Caminé hasta dónde se encontraba y la apretujé en mis brazos. Estaba feliz de que no se hubiera adelantado. 

 

-¿Que está pasando? ¿Lo de la carta va en serio?.- Hablaba sin soltarla, no quería pasar un sólo momento lejos de ella. Sin permitirle ninguna respuesta me separé un poco y me apresuré a besarla. Los próximos eventos podrían resultar desastrosos y no quería perder aquella oportunidad. 

 

Sentía mis pies elevarse del suelo, olvidé todo el asunto y me dejé llevar por un momento.

 

@ Ada Camille Dumbledore

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El ministerio de asuntos mágicos de Francia no estaba lejos de la Torre Eiffel, quedaba bastante cerca por lo que llegar allí no me costó hacerlo con rapidez, Anne Marié me acompañó en todo el camino, debía hacer las misivas con prontitud. El atrio del ministerio estaba atendido por una joven que me saludo con una gran sonrisa, la que devolví con dulzura. Avance hasta el tercer nivel en donde estaba mi oficina, Anne me seguia el paso, empuje la puerta e ingrese viendo a Luna que archivaba unos documentos.

 

-Cherí deja eso y trae papel membreteado, es urgente enviar varias cartas. Anné...– me detuve y me voltee a verle de frente –... necesito que personalmente vayas a Viena y veas a mi Malum Haré una misiva que debe recibir en su propia mano.

 

Entrando a la oficina saque la varita y serví un trago de vodka con hielo y lo lleve hasta mi mesa, La espía se quedó en la puerta observándome.

 

~¿Porque te preocupa tanto un conflicto ajeno?

 

La mire a los ojos mientras apartaba el vaso que acababa de probar. Habían cosas que aún no sabía cómo decir. 

 

- por mi familia… Egipto pide mi apoyo tanto como Rumania, no quiero abandonar a nadie en esto, trataré que todo termine lo mejor posible para todos, no quiero que nadie salga herido.

 

Tome la pluma y escribí la misiva a Malum Luxure, era mi hermana por adopción y era muy importante que supiera que sucedía, además de que ya debía saber que sucedía pero era mejor que leyera de mi propia mano, además de invitarla a ser negociadora. Terminé la carta y se la entregue a la Giroud.

 

-Solo a la Emperatriz en su mano.

 

Asintió saliendo de la oficina con rapidez, volví a los papeles y me terminé el vodka de un trago, empecé la misiva a Rumanía. En ella prometía a la reina ir lo más pronto posible y le aseguraba que Francia sería un puente para mediar en el conflicto. Cerré el sobre con la firma y sello de la ministra francesa. Ahora escribirá a Egipto, pero la puerta se abrió depronto y @ Albus Renaldi Macnair entró con prisa, sus ojos violetas mostraban angustia, pero me sentí segura en sus brazos. Rodee su cuello y escuche lo que decía.

 

- Por desgracia si es cierto

 

Susurre en su oido, sus gélidos labios se encontraron con los míos, fue un beso profundo que hizo que estremecer, apenas nos encontrábamos y en medio de esta guerra podía perderlo, temía por él. No quería separarme así que nos mantuvimos en un suave beso unos minutos más. Me detuve con calma y puse mi frente contra la suya sin abrir los ojos.

 

- Debo ir a Rumania, seré la intermediaria, te necesito conmigo.

 

Besé su frente con suavidad, quería que estuviera conmigo, pero no quería que le sucediera nada malo. 

@ Lisa Weasley Delacour  

@ Kamra Ashryver D.  @ Malum Luxure

@ Azrael Lycan  @ Rhiann Macnair R.

 

 

 

Editado por Ada Camille Dumbledore

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Darla observó con curiosidad al mago que estaba frente a ella, reconociéndole del Castillo Dumbledore, pero por discreción y respeto a su embestidura no hizo referencia a ello, por el momento, ya que el hombre venía como regente de Egipto. La pelirroja le señaló amablemente uno de los sillones para las visitas frente a su escritorio mientras ella misma volvía  a tomar asiento en el suyo.

—Que directo Monsieur Regente, de mi parte puedo informarle que el tema es una decisión que le atañe al nuevo Ministro de Magia, Monsieur Despard, pero mi consejo para él sería que nos mantuviéramos neutrales —Darla sostuvo la mirada del mago y una leve sonrisa curvó sus labios —peo estoy segura que al Ministro le encantaría oír una referencia completa a exactamente cuál es la situación que los enfrenta y estaría dispuesto a una mediación imagino mmm… —la bruja bajó la mirada unos segundos, mordió su labio y volvió a mirar a los ojos al mago frente a ella, mientras su mano activaba con delicadeza el anillo de salvaguarda contra oídos indiscretos, ahora la conversación era exclusivamente entre ellos dos, nadie a cincuenta metros a la redonda podría oírlos y era mejor así por el momento y por cómo podía él tomar sus próximas palabras.

—No le puedo garantizar Señor Lycan un apoyo de Gran Bretaña pero sí que se mantendrá neutral y no irán contra ustedes, voy a mover todas mis influencias ante Rory para ello pero debo aclararle algo —su sonrisa se volvió triste en ese momento, como resignada —creo que ambos podemos sentir la esencia del otro, no estoy enteramente empapada de la naturaleza del conflicto, pero sí debo advertirle, mi mentora, mi creadora es rumana y aún tiene intereses en dicho país, mal que me pese, los miembros de su clan, del que en cierta forma soy parte, me han pedido que haga lo necesario para mantener a salvo su heredad en Gorj—la pelirroja hizo unos segundos de silencio antes de agregar —no haré nada contra usted, mientras usted no haga nada contra mi gente, Scarlet ha sido dejada de lado en mmm… algunos círculos pero ella cuida de su gente y no está dispuesta a dejar que nada les pase, si usted me entiende, no tendrá una enemiga mientras no se meta con ella, quien sabe, es tan temperamental que al final podría usted llegar a tener una aliada, pero eso solo lo determinarán nuestras acciones futuras, mientras tanto, como dije, buscaré que no tenga un enemigo más en mi país, si usted está de acuerdo —la Potter Black extendió su mano hacia el Lycan, esperando poder llegar a un acuerdo de palabra al menos y esperaba que de acciones.

 

@ Azrael Lycan  @ Rory Despard

Editado por Darla Potter Black
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Me separé de Ada un poco y acomodé su cabello por detrás de sus orejas. Estaba tan hermosa, aún preocupada conservaba su belleza... Pero no era tiempo para el romanticismo. 

 

-¿Porqué? ¿Que tienen contra los vampiros? ¿Crees que deba alertar a mi familia en Italia?- Todo el asunto comenzaba a ponerme nervioso. Solté con delicadeza a la pequeña bruja de ojos bellos y sonrisa encantadora y me puse a caminar por todo su despacho. 

 

Mis colmillos querían salir, me sentía en peligro y preocupado por Ada, pero estaba seguro que no dejaría que nada le pasara. - Claro que iré contigo, no le confiaría tu seguridad a nadie que no sea yo, preciosa.- Sonreí para tranquilizarla pero los tacones de mis botas no hacían más que atacar el suelo con cada zancada terminando en un sonoro "clack".

 

-Pues yo estoy listo, ¿que sigue? ¿Necesitas que vaya a buscar algo a la mansión? Estoy a tu servicio, cómo siempre, cariño.- Me acerqué nuevamente a ella y tomé sus manos entre las mías, clavando mis ojos de amatista en los suyos. 

 

Su olor llenaba mis pulmones y el olor a sangre corría por mi cuerpo hasta llegar a la parte de atrás de mi cuello en un electrizante efecto que no hacía más que mantenerme alerta. Tenía que comer pero prefería esperar por cualquier cosa que pudiera pasar.

 

-Cielo, necesito fumar, ésto me tiene tenso. ¿Dónde puedo hacerlo?- Tomé dulcemente su mentón y le di un corto beso en los labios. 

 

@ Ada Camille Dumbledore

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Una guerra era justo lo que nadie quería en este momento, la confrontación no era buena para nadie y peor para mí que estaba en medio del conflicto por lazos familiares y políticos. La situación era algo urgente y yo estaba en sus brazos sintiéndome segura, era tan egoísta, pero hubiera querido quedarme un momento más entre sus brazos. Tome su rostro con mi mano izquierda.

 

- Todo lo que necesito esta aquí… tengo que terminar algunas cosas pero apenas mande esto saldrémos de inmediato a Rumania, el coche ya nos espera.

 

El Macnair  se alejó y lo mire caminar nervioso, debía seguir con mi trabajo, la pluma rasgaba el papel y terminé la primera respuesta dirigida a @ Azrael Lycan , familiar de mi padre adoptivo Demían Luxure patriarca de mi familia adoptiva. Por otro lado estaba Rumania, con quien tenía lazos políticos y un tratado a firmarse y que me comprometía moralmente a defenderle. Sus palabras me sacaron del pensamiento.

 

- Claro cariño, sal al balcón, allí podrías fumar y relajarte un momento. Apenas termine aquí saldremos hacia Rumania.

 

Con una floritura abrí las puertas que daban al balcón que estaban a mi espalda, aproveche eso para salir de la oficina y dejarle una nota a @ Hannity Ollivander Evans de lo que sucedía, la necesitaba al frente conmigo en este asunto. Mientras el terminaba informe a la reina @ Lisa Weasley Delacour  que iría a su encuentro en Rumania y sería quien mediara en el conflicto con los lycantropos. Selle ambos sobres con cera y mi sello personal del Ministerio. Era momento de partir a Rumania, me levante de la silla y salí al balcón sonreí con dulzura al ver su nerviosismo. Me acerque a él y bese sus labios, era momento de partir, suspiré mirando desde aquel balcón del tercer piso la ciudad de París y sentí un pequeño revoltijo en el abdomen.

 

- Debemos partir el coche nos espera…

 

Solté  un suspiro, allá veríamos a varios aliados en la ciudad de Brașov, coloque mis manos en el pecho de @ Albus Renaldi Macnair y apoye mi cabeza mirando aún a París al horizonte

@ Kamra Ashryver D.

Editado por Ada Camille Dumbledore

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Admiraba por encima de cualquier cosa la bravura, lealtad y concentración de aquellos que se hacían llamar caballeros de Hunyad, pues aunque Dimitri había hecho sonar la trompeta que alertaba el fin del asedio, ninguno de ellos dejo su puesto; seguían firmes, en pie, como rocas, para proteger su territorio y a su reina. Les confiaría mi vida a cada uno de ellos sin dudarlo. Muchos habían sido entrenados por mi persona, otros tantos por Luca y el Belikov. Sus corazones latían a un mismo son. No procedían de la misma sangre, pero aquello nunca había sido un problema. Combatían y morían como hermanos, ya fuesen lobos, vampiros, magos o incluso humanos. Todos dentro de Rumanía tenían un deber. Habían nacido para ello y lo defenderían hasta su ultimo aliento.

Entendía el miedo que le había entrado a Azrael, haciéndolo huir y esconderse tras bambalinas. El inmenso despliegue del ejercito rumano, junto al escoces, aliado por y para siempre, había sido impecable, tanto por tiempo como por numero. La cosa estaba clara antes incluso de jugar. Eramos prácticamente imbatibles y el mundo se había dado cuenta. Odiaba tener que hacer alarde de tanto, pero era lo que el archi mega ultra duque regente de Egipto se había buscado. Ademas de que había sido ridiculizado ante el resto de países europeos, el mismo me había dado las alas y abierto las puertas para firmar, de una vez y por todas, los tratados que tenia pendientes con algunos aliados. Era una excelente oportunidad.

Mientras dejaba que Sybilla y Kamra hablasen acerca de lo bien que le quedaba el uniforme al rubio, revise los memorandos que me estaban llegado. El mas urgente venia de parte de Ada Camille Dumbledore, ministra de Francia. La cual y con premura había aceptado conformar el cónclave urgente que yo misma había propuesto para ver como deteníamos al Lycan y lo llevábamos ante la justicia. Porque y era evidente que el mago había querido hacer un genocidio. Muchas excusas baratas, asaltos absurdos a los cientos de ministerios del continente y locuras varias, pero su único objetivo era diezmar una especie y eso, tanto aquí como en la China, tenia un castigo. No iba a permitir que bajo alter egos se fuese de rositas.

La reunión se llevaría a cabo en Brașov y esperaba que todos los participantes a la misma viesen lo que yo veía; debíamos pararle los pies al chiquillo con infulas de poder y devolverle el puesto a su verdadera monarca; Fadia, la cual y si no estaba equivocada, estaría llegando a Transilvania en apenas media hora – Tenemos que irnos, esto se pondrá interesante – Tanto la Mcnair como la Ashryver me acompañarían, evidentemente, sin mi aliada y hermana no iba a ningún lado. Con las mismas y después de lanzares un claro “melonas” silencioso, me desaparecí del monte del destino para hacer acto de presencia frente al ayuntamiento de la ciudadela, donde ya un Van Halen sonriente me esperaba. Sus verdes ojos impactaron con lo miso. Su orgullo me lleno el alma.

- Alteza – Me regalo una reverencia pronunciada

Eran pocas las veces que lo dejaba tratarme con aquel apelativo, pero hoy se lo dejaría pasar

- ¿Todo listo?

Un firme pero inequívoco asentimiento.

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Bajé la cabeza hacia Kamra en señal de saludo y respeto por lo que me decía y, acto seguido, sonreí mostrando los colmillos que habían asomado desde mi conversión y que no podía retraer -aún- debido a las ansias de sangre.

-Lo único que extraño de ser humana es la normalidad de ir al baño, sinceramente- me reí por lo que estaba diciendo, pero tuve que ponerme seria ante la mirada de Lisa, que parecía que de un momento a otro se nos iba a lanzar a la garganta-. Ya sé, asunto serio. Las bromas para la cena- me pasé la lengua por los dientes y volví a esconderlos tras mis labios, no sin antes notar cómo me pinchaban la piel, que se rompía y sanaba a una rapidez alucinante.

Chasquee la lengua. Había llegado tarde para el interrogatorio del sirviente de Azrael.

-Me hubiera gustado saborearlo- susurré, pero no porque me quisiera alimentar, sino porque mi clan me permitía conocer datos importantes al beber sangre-. Bueno, es un payaso al que lo sigue una buena cantidad de borreguitos... Yo no diría que es tan payaso si ha logrado todo eso en poco tiempo- me crucé de brazos y sonreí en dirección a Kamra-. Dimitri y sus atributos secretos- bromeamos, pero, de nuevo, nos ganamos una mirada de reproche de Lisa, que opinaba para sus adentros que no nos estábamos tomando el asunto con tanta seriedad como debiéramos-. Gracias- agradecí cuando Lisa me tendió un intercomunicador mágico para que pudiera estar al tanto de los movimientos de algunas tropas. Luca también se encontraba con una legión, en Brasov aparentemente.

Un momento más tarde, los látigos de sombras se agitaron en la frontera, donde los ejércitos de lycans rebeldes parecieron comenzar a replegarse y, un instante después, recibimos la confirmación de Dimitri del cese al fuego. No interrumpí la cadena de tentáculos que nos protegían, no iba a relajarme aún. De repente, una misiva llegó directo a mi bolsillo, asomando el papel por el borde del mismo, la tomé con mi zurda y la leí a toda prisa, frunciendo los labios.

-Parece que Azrael Lycan ha pedido la intervención de Francia en el conflicto y Ada Camille Dumbledore pide mi presencia- suspiré, miré al cielo y luego volví la vista hacia Lisa y Kamra. Por la forma en la que la primera me miró mientras sostenía un papel idéntico al mío, supuse que Ada también le había escrito a ella con la misma intención de conciliar el asunto. Suspiré y, tocando el hombro de Kam para indicarle que seguiríamos a Lisa, di una media vuelta sobre mí misma y me desaparecí rumbo al ayuntamiento de la ciudadela.

Lisa llegó primero y Luca ya estaba allí, inclinándose y besándole la mano a su prima. Mis ojos brillaron y me adelanté un poco, pero de ningún modo me coloqué delante de Lisa, para saludar al guerrero.

-Van Halen, que agradable volver a encontrarte- incliné levemente la cabeza y luego volví de nuevo hacia Lisa y Kam-. Antes de asistir a la reunión con Ada, deben saber que ella es la pareja de mi hijo Albus. Apenas la estoy conociendo, pero en cierta forma digamos que confío en su buen criterio... Veremos qué sucede en esta reunión- apreté los labios y luego seguí a Lisa, Luca y Kamra.

@ Lisa Weasley Delacour @ Kamra Ashryver D. @ Ada Camille Dumbledore @ Albus Renaldi Macnair

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Rory contemplaba con total descreimiento a la criatura que acababan de traer a su despacho, un ser de apariencia absolutamente tierna, ojos que invitaban a la paz y una expresión de sabia calma, avanzando en cuatro patas hasta quedar junto a su escritorio.

Bien decían que las noticias malas llegaban solas. Un poco más temprano, había tomado conocimiento del conflicto suscitado por la rebelión de licántropos, la cual había terminado materializándose en una crisis política y diplomática entre Egipto y Rumania, y ahora, era solo cuestión de tiempo que la comunicación oficial llegara a Inglaterra, pidiéndoles tomar parte del asunto.

El problema era, sin embargo, que pese a sus esfuerzos, no había podido establecer contacto con el todavía vigente canciller mágico @ Niko Uzumaki , pues la agenda ocupada del mago hacía que no hubiera fecha precisa para su retorno a Londres, por lo que en su lugar, increíblemente, lo único que habían terminado enviándole desde la oficina de Cooperación Mágica Internacional, había sido la criaturita denominada Osito mediador.

— No se supone que debamos cargar problemas semejantes en criaturas como ustedes- el osito negó con la cabeza, y en su lugar empezó a dar una serie de consejos que Rory encontró bastante adecuados al momento, sirviendo para alejar, así fuese brevemente, sus preocupaciones- esta naturaleza humana de despreciarse los unos a los otros, en lugar de verse todos como hijos de Dios, a pesar de las diferencias. ¿Crees que esa idea pueda arraigar un día por fin en los corazones?

Antes que el Osito respondiese, unos golpes a la puerta hicieron que el predicador alzara la vista en esa dirección y fue entonces que vio emerger la melenuda cabeza de su asistente anunciándole que Darla Potter Black le buscaba, al parecer, porque el mismísimo representante de Egipto se encontraba en esos momentos en el Ministerio.

— Hágala pasar por favor. Al menos con ella, habrá algo más de sensatez para tratar este asunto. 

@ Darla Potter Black  @ Azrael Lycan

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