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Castillo de la Familia Burke (MM B: 116229)


Illidan Burke
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Castillo de la Familia Burke

 

En la década de 1930 en Inglaterra, se escribía el “directorio de la sangre pura”, nombrando a las 28 familias británicas más importantes del mundo mágico. La importancia de la pureza de la sangre, lo era todo. Dentro de los Sagrados veintiocho, se encontraba el apellido Burke. Una familia de gran renombre, la cual unió no solo lazos con los Black tras el casamiento de Herbert Burke y Belvina Burke (de soltera Black). Sino también única lazos con la familia Flint, y sin contar en registro, posiblemente con la Malfoy. 

En aquellas épocas oscuras, la sangre lo era todo, y con la llegada del señor tenebroso, el apellido y el negocio Borgin y Burke, estaban en su apogeo. Años después tras la batalla de Hogwarts, y la caída del señor tenebroso, la familia no solo perdió renombre. Sino a sus miembros más valiosos, y todos los negocios habidos y por haber.

Tras caer el último de sus miembros, el castillo Burke, quedo apenas habitado por el ultimo elfo, que llegado cierto momento, debía, buscar un nuevo amo, emparentado con Belvina Burke. La ultima que tenía descendientes vivos. Fue allí que el sirviente de la familia, dio con Illidan black Lestrange, haciéndole entrega de su herencia, y reclamándole que habitara el castillo, restaurando la gloria que alguna vez tuvo el apellido Burke, última voluntad de Belvina. 

Illidan visita el lugar junto con Mica Gryffindor, a la cual le propone restaurar el estatus social del apellido, la cual acepta. Juntos comenzaron no solo a estudiar el pasado de la familia, sino a escribir un futuro más próspero y lejos de la oscuridad. Haciendo del castillo Burke, un mejor lugar dentro de la comunidad mágica y sus habitantes.

***

Un alto paredón, teñido por el musgo a lo largo de los años, bordeaba los terrenos de la propiedad Burke. Un portón negro en la zona destinada a la entrada, con el apellido familiar coronando a quienes lo atravesaran. El césped crecido y los árboles desprolijos bordaban el camino adoquinado que conducía a anticuada residencia. No se trataba de un camino demasiado ancho, apenas un par de metros.

Se trataba de un castillo no de esos en que pueden convivir cien personas sin cruzarse, uno un poco más modesto y agradable. Desde la primera visita notaron cuántos arreglos iba a necesitar, pero no estaban apurados en dejarlo “como nuevo”. Sabían que iban a dedicar largas horas en reacondicionarlo, pues los años de abandono y deterioro se hacían notar aún a la distancia. La roca gris que conformaba los amplios muros lucía sólida, como si el paso del tiempo no pudiera afectarla más allá de modificar su aspecto. 

Una gran puerta de roble oscuro, de hoja doble, daba la bienvenida a quienes llegasen al castillo. Pese a ser imponente y de apariencia pesada, se abría con facilidad a todos aquellos que fuesen parte de la familia o invitados de los mismos. Daba paso a un gran vestíbulo, donde un perchero para colgar abrigos y capas y un paragüero eran los protagonistas, el mismo estaba unido a una sala amplia en la cual los muebles continuaban tapados con blancas sábanas. 

Unas anchas escaleras se encontraban al lado opuesto de la entrada, las mismas conducían al piso superior en el que al recorrerlo encontraron varias habitaciones en desuso y dos despachos perfectos para que cada uno de los patriarcas se apropiase de uno de ellos. 

Desde la gran sala principal, se podía también acceder a un formal comedor, donde una mesa amplia y al menos una docena de sillas algo anticuadas habrían dado lugar a importantes cenas. Una puerta desde allí llevaba a una cocina anticuada pero hogareña, con vista hacia el patio trasero. Unas puertas francesas daban paso hacia el patio, luego de una galería en la cual había una mesa pequeña. 

Una gran isla se centraba en la cocina, con taburetes en los cuales se podía desayunar. Todo necesitaba refacciones y cambios, pero la disposición era cómoda. Desde allí también se accedía a una amplia despensa y, por otra puerta, hacia escaleras que descendían hacia el sótano, pero el acceso hacia el mismo estaba bloqueado. 

La casa estaba llena de puertas con llaves extraviadas o encantamientos que impedían abrirlas. Los secretos de la familia Burke parecían muchos y estar bien resguardados, con el tiempo sus nuevos habitantes podrían irlos descubriendo. 

 

Árbol Familiar:

Generación Cero

Belvina Burke
(Personaje ficticio)

 

Patriarcas - Primera generación

Illidan Black Lestrange 
(Heredero de Belvina Burke)

  Mica Gryffindor
(Pareja de Illidan)

 

 

Amigos de la Familia

Marcellus Allan - Kenzo Ito
 

 

Registro Familiar: Familia Burke

Bóveda de familiar: N° 116229

Editado por Mica Gryffindor

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"Tengo una sorpresa", era lo que le había declarado a la castaña, obligándola casi, a subirse a tu moto. La cual no fue necesario despegar del suelo, el destino no quedaba muy lejos de la Potter, donde había pasado a buscar a su pareja. Tras ajustarle el casco, y ponerse el suyo, tras un leve rugido del motor, condujo a toda velocidad, con una habilidad nata en él, hasta el destino. 

Se frenó ante una verja negra, rodeada de un paredón de piedra, adornada por el moho. Espero que ella descendería de la moto, para hacerlo él, despojándose del casco para colgar el mismo del manubrio. Levantaría la vista, entre contento y anonadado, buscaría dentro de su chaqueta de cuero, buscando aquel rollo de pergamino, para entregárselo a la Gryffindor.  

- Acabo de heredar este castillo... - Decía guardando ambas manos en el bolsillo, apreciando el viejo edificio. Sabiendo que debía ponerle mucho amor y cariño, para que el castillo de la Familia Burke vuelva a ser lo que fue en antaño. - Quiero que sea nuestro, de ambos... - Soltaría buscando los verdes ojos de la castaña. - Si esta de acuerdo... - Agregaba. - Hice el papeleo, eres dueña de el tanto como yo. - Soltaba, ella podría corroborarlo en aquel pergamino.

- Creo que es un buen pie, para ambos, quiero pasar el resto de mi vida contigo, y este me parece un buen inicio... - Agregaba sincero, esperando que su novia, no saliera huyendo claro. - Aún no exploro el interior, esperaba que lo hiciéramos juntos... - Sus palabras detonaban ansiedad, sabía que dentro del castillo lo esperaba aquel elfo que lo había buscado entregando la última voluntad de aquella predecesora. 

@ Mica Gryffindor

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La ansiedad de Illidan al pasar a buscarla la asustó un poco. Sabía que su pareja era un poco impulsivo y era la primera vez que buscaba sorprenderla, así que no sabía qué esperar. Se dejó colocar el casco y se subió con él a aquella moto que no despegó, pero tomó velocidad enseguida. No había viajado antes con el en aquel vehículo, así que al tomar velocidad no pudo evitar abrazarse al rubio, como temiendo caerse. 

Se detuvieron frente a la entrada de un sitio en que no había nunca estado, o al menos antes no había llamado su atención. Los muros que delimitaban el terreno eran evidencia del abandono de la propiedad, claramente no eran sus "buenos tiempos". Se quitó el casco y lo dejó sobre el asiento de la moto, sabiendo que ese era el destino final del viaje. 

El Black Lestrange sacó un pergamino y lo tendió hacia ella, que lo tomó algo confundida mientras lo escuchaba explicar que se trataba de una herencia. No pudo evitar sonreír cuando él detalló que quería que fuese de ambos y que ahora también era dueña. No supo qué decir, sabía que su relación marchaba algo de prisa pero no dudaba en absoluto de cada paso que daba a su lado. 

Se tomó de sus brazos, estando las manos de él en los bolsillos y se acercó tranquilamente para mirarlo de cerca a los ojos. -También quiero que mi vida sea contigo, y me encanta iniciar esta aventura a tu lado -dijo antes de besarlo con delicadeza -Te amo- susurró antes de voltear de nuevo hacia el castillo, sintiendo mucha curiosidad de lo que podrían encontrar en el interior. -Exploremos juntos entonces...- había dado unos pasos hacia la negra reja de entrada y ahora tendía una mano para que él la tomara. 

@ Illidan Black Lestrange

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Fue un alivio para el saber que no espantaba a la Gryffindor, incluso se vio contenta por la iniciativa del rubio, se entregó a ella, sintió aquel beso y recibió el "te amo" como una bendición, quería sentirse de ese modo el resto de su vida, no pedía más. Tomó la mano de ella, mientras su pareja se acercaba a la verja. 

La cual cedió de inmediato, chirriando al abrirse. - Tal vez deberíamos volver a ponernos los cascos para explorarla... - Bromearía aferrándose a la mano de Mica, apurando la marcha para quedar a la par de ella. Recorrieron el sendero hasta la puerta principal, Illidan adelanto su mano, abriendo la misma, primero una hoja, luego la otra.

Pudo ver la ante sala, había hojas secas en el suelo, de los árboles aledaños seguramente. Un espacio amplio, la pintura vigente estaba desgastada, los sillones y escasos muebles cubiertos por mantas. Todas las ventanas estaban abiertas, las blancas y transparentes cortinas danzaban por la brisa que generaba la apertura de la puerta principal. 

- A simple vista no esta nada mal... - Diría asombrado, apenas podía creer que tendría su propia propiedad, y mucho menos que la tendría junto a la mujer que amaba, aquello parecía ser un cuento de hadas. Dieron varios pasos al interior, lejos del abandono, no había olor a humedad, ni estragos en la estructura por esto. 

- Izquierda o derecha.... - Decía sin el interrogante, observando los dos arcos a los lados de la sala principal. Estaba contento en realidad, no podía pedir mas, podría vivir en una estructura de madera de a penas 4 metros cuadrados, si era junto a Mica, se sentía como nunca antes, solo le faltaba una sola cosa, llevar al altar a esa mujer.

@ Mica Gryffindor

 

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Se sentía feliz por las noticias, pero aún más de ver que él era igual de feliz que ella. No esperaba que tan pronto iniciasen un camino tan firme juntos, pero ahora comprendía que no había una mejor manera. Caminando tomada de su mano, riendo por su broma respecto a los cascos,  para luego continuar a través de esas rejas que por tanto tiempo custodiaban el camino hacia el castillo, siendo los primeros en mucho tiempo en traspasar esas puertas. 

A simple vista se notaba que deberían poner bastante empeño para dejar todo en orden, pero el sitio lucía sólido y sería un hogar precioso para iniciar su vida juntos. Había hojas secas en el suelo, del presente otoño o de alguno previo. Algunas ventanas estaban abiertas y generaba correntada que hacía bailar a aquellas hojas color café, moviéndose de a un rincón a otro por momentos, como queriendo esconderse. 

Los muebles del recinto estaban tapados por mantas y sábanas, se acercó a levantar una de ellas, notando que se trataba de un gran sofá de cuero negro. Ya podrían examinar si se quedarían o necesitarían un cambio por algo más confortable. 

-Nada mal, me encanta, amor -respondió y miró las dos opciones que su pareja daba para continuar el camino -Derecha -escogió, sabiendo que por último se encargarían de recorrer el piso superior al que invitaban las escaleras que había enfrente -¿Qué imaginas que puede haber? -avanzó a su lado, deseosa de ver todo al mismo tiempo que su novio. 

Los pasos de ambos los condujeron hacia un comedor amplio, con ventabas hacia el jardín. Algunos cuadros bastante anticuados adornaban la estancia, y un empapelado demasiado colorido para la actualidad, desgastado al punto que comenzaba a desprenderse por secciones. 

-Bueno, podremos invitar a muchos a comer aquí -sonrió, la mesa era realmente grande, de madera marrón claro y sillas a juego, de altos respaldo. 

@ Illidan Black Lestrange

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Derecha eligió la reina de la casa, y él la siguió, sin poder apartar la vista de los detalles de aquella sala principal. La castaña soltaba un interrogante, ¿qué podría haber en la próxima sala?. - Un zorro muerto tal vez... - Decía sonriente cruzando el arco, para encontrarse con un amplio comedor. La mesa y las sillas a juego. No parecían haber sufrido el castigo del tiempo, ni del abandono. 

- Me gusta... - Decía sin detenerse, para apreciar los cuadros, que los observaban y murmuraban entre ellos, sorprendidos de ver gente tal vez, después de tantos años. Los amplios ventanales daban una vista clara del jardín, el cual necesitaba un corte de césped, y mucha jardinería, cosa que no era una habilidad en la lista del rubio. 

Sin detenerse llegaron hacia el siguiente arco, el cual daba paso a la cocina. Una enorme isla, rodeada de una cocina que tenía sus años, bastante rústico el entorno, le recordó a su casa de la infancia. Era perfecta. Aunque le faltaba un toque más de aquella década. Nada que no pudieran solucionar. - Me veo cocinando pasta carbonara... - Decía pasando la mano sobre la mesada más próxima. Estaba todo en buen estado, casi como si no la hubieran usado.

Se adelantó al siguiente arco, solo para echar una ojeada, una despensa, con estantes hasta arriba, algunos muebles de doble puerta, y algunos cofres. Todo muy antiguo. - Va a costar llenar esto... - Agregaba, imaginando varias compras para poder completar la despensa. - Es fantástico... - Decía volviendo a la posición de la Gryffindor. - Te amo... - Soltaba sin venir a cuento, solo porque sentía que su pecho iba a explotar de tanta felicidad. 

@ Mica Gryffindor

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Al continuar encontraron una gran cocina, algo rústica pero cómoda para moverse en ella. Evidentemente todo estaba pensado para una familia numerosa. Se encaminó a la Isla mientras él hacia la mesada. Sonriendo ante su comentario -Y yo me imagino aquí, bebiendo y charlando mientras te observo cocinar y luego probando tus platillos- bromeó, pero era cierto, empezaba a imaginar su vida junto a él y el corazón se le aceleraba, deseaba que todo lo que imaginaban se hiciese realidad.

Lo vio ir hacia lo que supuso que era una despensa y mirar unos instantes ¿estaría también imaginándose también tanto como ella? Sonriendo se acercó hacia la alacena también queriendo observar el espacio. Era muy grande solo para ellos. -No necesitamos llenarla, amor, esto está pensado para una familia grande...- sabía que en cuanto se mudaran, de todos modos, tendrían visitas frecuentes de amigos o miembros de la Orden, pero igual no justificaba llenar tanto. 

Mientras él seguía observando se dirigió a las puertas que llevaban al patio, abriéndolas con cierto esfuerzo para poder salir a la galería exterior. -Y yo te amo a tí- respondió, correspondiendo a aquel sentimiento y acercándose a abrazarlo. -Seremos muy felices aquí, te lo prometo - sostuvo, mirándolo a los ojos -Gracias- agregó para estirarse a besar su mejilla suavemente, antes de voltear al desprolijo patio. 

No pudo evitar fantasear con pequeños niños corriendo a través de aquellas mismas puertas, buscando los rayos del sol, jugando en aquel amplio terreno. Pero aquella idea la guardó para sí misma, sin atreverse a expresarla. 

@ Illidan Black Lestrange

 

 

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"Ser muy felices aquí", aquello lo dejó pensando, a colación de las palabras anteriores de la castaña. Él ya era feliz, allí o donde sea que estaba ella, era difícil de explicar, pero desde que ella lo acepto, se sentía completo, lleno de vida. La felicidad era parte de él, desde aquel primer beso. Le parecía incluso lejano, lo cierto era que no había pasado mucho tiempo, aún conservaba la sensación de aquella vez, que ella le tomo la mano y lo arrastro por aquel portal.

Aquel beso en su mejilla tenía un valor incalculable, el cariño que ella le daba, era algo que no podría pagarle nunca, se sentía en deuda con ella, y lo gracioso era que ella se sentía agradecida, cuando en realidad era él, el que se sentía de ese modo. La siguió hasta la puerta trasera, que daba al abandonado patio, una pregunta surgió en su mente. - ¿Los magos usan podadoras? - Soltaba, posándose detrás de ella, para apreciar la crecida hierba del jardín. 

- Me pregunto donde estará ese elfo que me trajo los papeles de la herencia, no recuerdo su nombre... - Diría ahora pensando en todo lo pendiente que había que hacer en aquel castillo, no porque quisiera dejar las tareas de lado, incluso le hacía ilusión de pintar y remodelar a la manera muggle, dejar su huella en cada sector del castillo, y hacerlo junto a la Gryffindor, quería sentir aquel lugar como una parte de ellos, de aquella relación. 

- A mi elfo lo liberé hace años, pero se empeña en seguirme a donde voy, de seguro se vendrá a vivir con nosotros... - Agregaba, pensando en Senuv, de seguro andaba aburrido por los pasillos de la Black Lestrange. Se volvió dejando el jardín de lado, aún les quedaba el ala oeste de la planta baja por explorar. - ¿Seguimos con el recorrido?  - Preguntaba adelantando la mano. 

@ Mica Gryffindor

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-¿Podadoras? - sonrió con ternura- Un par de movimientos de varita y queda arreglado... - lo hizo con un pequeño sector, agitó la varita y mejoró bastante el aspecto al dejar el césped parejo a unos 6 centímetros del suelo- ya nos encargaremos...

Se preguntó por aquel elfo que se había encontrado con él previamente... no conocía aquella historia así que no supo qué decir. Le enterneció saber que él había liberado a su elfo. Ella no había necesitado hacer eso con Mushu porque siempre había sido parte de su familia, la había rescatado y cuidado durante su infancia. No lo consideraba un sirviente, de hecho en la mansión Gryffindor nadie trataba a los elfos como tales. 

-Mi elfo seguramente también venga- se alegró de tener un sitio que darle a su elfo, había quedado en su antiguo hogar tras sus años de desaparición. -Sigamos, creo que tenemos mucho más por conocer... -no podía dejar de sonreír.

Él la hacía tan feliz desde el momento en que se instaló en su vida, a pesar de su propia resistencia a que él lo hiciese. Algo en su interior le daba la certeza de que por fin había encontrado a ese alguien con quien poder formar una familia. Un compañero. 

Tomó su mano y caminó a su lado, recorriendo nuevamente el camino hacia la sala. Quedaba el recorrido hacia la izquierda. La arcada era similar a la que conducía al comedor, pero ésta llevaba en primer lugar a una escalera que descendía, y luego hacia una serie de puertas que no daban indicio alguno de qué habría al otro lado. 

-¿Por dónde quieres comenzar? -diría, curiosa por saber qué más encontraría en su nuevo hogar.

@ Illidan Black Lestrange

Editado por Mica Gryffindor

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- ¿Con magia?, nos imaginaba pintando al menos un cuarto... - Diría decepcionado, aunque perezoso al mismo tiempo, no iban a remodelar todo el castillo ellos solos, haciéndolo a la usanza muggle. Volvieron sobre sus pasos hasta volver a la sala, aunque daba parte de la planta baja y lo que suponía era el sótano. - Veamos que hay abajo... - Diría descendiendo algunos peldaños, para toparse con una puerta metálica, con una gran "B" en el medio, Tomo el pomo para abrirla, pero esta no cedió. 

- Con magia... - Diría sacando su varita, tras una floritura y el famoso hechizo de apertura volvió a intentar y nada. - Es extraño... - Soltaría un tanto preocupado. - Senuv! - Diría volviendo a subir los peldaños, el pequeño elfo aparecería delante de ellos. - Joven amo... - Diría el elfo contento de verlo. - Señorita Gryffindor, es un placer... - Agregaba la pequeña criatura. - Senuv, necesito un favor, podrías localizar al elfo de este castillo, no recuerdo su nombre no sé cómo llamarlo... - Se tomaría unos segundos para recuperar el aliento. - Y si me consigues dos cervezas te lo voy a agradecer... - Agregaría sonriente, el elfo haría un saludo chocando el puño de Illidan y desaparecería del lugar. 

- Es que me dio Sed... - Diría mirando a Mica, para reanudar la marcha ahora por aquel pasillo, ya averiguarían luego como abrir la puerta metálica. Llegaron al primer par de puertas enfrentadas. Illidan las abrió ambas antes de lanzar un vistazo en cada una, para optar por la de la derecha. 

- Podemos montar despachos aquí, son muy similares... - Diría observando las chimeneas, lo suficientemente altas para caber de pie dentro, seguro estaban conectadas a la Red Flu. Un gran ventanal se levantaba frente a la puerta, mostrando gran parte del jardín trasero. La habitación opuesta era igual, aunque esta mostraba el Jardín delantero. 

@ Mica Gryffindor

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