LIBRO DE HERMES TRIMEGISTO - Octubre 2021

[Gahíji]

Esperaba apoyado en el lomo de Aphophis. Nkuku a mi lado estaba sosteniendo los objetos que usualmente utilizo. No era para nada un secreto que estudiaba el estado de ánimo en aquel momento. Entre aburrido y molesto, como un volcán a punto de erupción, algo se escondía tras la aparente calma.

El dragón haciéndose el dormido estaba, al igual que yo esperaba que no nos hicieran perder el tiempo como la mayoría de las veces. Al menos, las alumnas anteriores demostraron tener el suficiente cerebro como para aprobar por los pelos. Solo que, ahora, en aquel momento serían nuevos aprendices quienes buscarían adentrarse en los misterios y poderes del libro de Hermes.

-,Tu qué crees? -pregunte al dragón.

Casi de manera automática medio abrió los ojos y miro con furia los míos.

-La misma historia de siempre...
 

[Mica Gryffindor]

El libro de las Auras había sido por completo diferente que los anteriores. Era sorprendente cómo la magia de los guerreros Uzza siempre tenía sorpresas. La Gryffindor se ocupaba de utilizar cada aprendizaje con mucha cautela, sabía que debía ser responsable de cada uso de los mismos y así lo hacía. 

Aquel último libro solo traía un colgante de oro con forma de dragón. No dudó en colgarlo en su cuello antes de salir, así como le habían enseñado varios libros atrás: siempre llevar los amuletos y anillos, aún sin saber qué hacían, pues los tiempos de los Guerreros eran muy distintos a los propios, así que era mejor estar preparados. Así que siempre llevaba con ella todos los amuletos, anillos y objetos adquiridos hasta ese punto, lista para utilizarlos. 

Emprendió el viaje sin mucha carga, solo su nuevo libro, varita y objetos. Vestía unos pantalones de bambula blancos y una blusa gris suelta y unas botas de viaje también grises, sin tacón ni nada que pudiese ser incómodo para el desafío que tenía por delante. Había amarrado su cabello en un rodete algo improvisado. Una trenza hubiera sido más cómoda, pero no quería faltar respeto a las tradiciones de sus maestros. 

Llegó a la hora pautada, intentando ser puntual. Encontró a Gahíji con su dragón, como había sucedido con anterioridad. Se acercó hasta él, manteniendo una prudente distancia de aquella criatura y saludó con una leve reverencia. Estaba ansiosa por comenzar. ¿Habría más estudiantes?

[Mael Blackfyre]

Caminaba lentamente, mirando fijamente enfrente, hacia dónde me dirigía. Uagadou me había avisado que el Uzza me había aceptado en su clase y que tenía que presentarme en cuánto pudiera. Claramente que no tardé demasiado porque sabía lo sensibles y delicados que se trataban aquel pueblo egipcio, los cuáles habíamos considerado mantener para lograr obtener sus conocimientos. Había comprado el libro y le había dado una ojeada. También había tomado ése amuleto que serviría para la clase.

Mientras lo acomodé alrededor de mi cuello, pude notar que justamente había un dragón cercano a dos personas. Uno era Gahíji y la otra, nada más y nada menos que Mica Gryffindor, que había llegado hacía algunos segundos o eso parecía. Intenté por una única vez no expresarme de ninguna mala manera a la Gryffindor, ya que aquellos comentarios estaba seguro que no serán buenos aceptados por el Uzza. Me puse a un costado de ambos y saludé:

— Que tengan buenos días —era lo más amable que podía decir durante mucho tiempo. En aquel momento recordé los poderes que recitaban el libro de Hermes Trimegistro y lo que más me llamaba la atención era el manejo de los dragones. Aun no tenía ninguno, pero porque hasta el momento no podía controlarlos. Pero ahora que iba a aprender cómo, tal vez podía ir pensando en conseguir uno.

[Gahíji]

Mire a las figuras. Estudié la deslumbrante esfera solar. Me pareció interesante que hubieran llegado a tiempo. Mujer y hombre frente a mi esperaban algún tipo de reacción. Busqué nem sus mentes sombras de dudas. 

 

-, Lo mismo diré si sobreviven -respondiendo al saludo del aprendiz.

 

Silve. No muy lejos 2 guturales rugidos se escucharon, además de que el cielo se llenó de 2 columnas de fuego.

 

-,Parece que no están de humor -hable con Aphophis.

 

-Yo tampoco lo estaría si tuviera que aguantar todo esto...

 

Ambas sombras aparecieron en el cielo haciendo que poco a poco todo oscureciera, al menos hasta que ambos dragones aterrizaron. 

 

-,Si son listo escucharán mis palabras y las entenderán, antes de empezar les advierto que los poderes de este libro no son un juego y que utilizarlos tendrá un alto precio en sus almas, si es que aún las conservan -monte en el dragón- espero que ambos se hayan colocado el Colgante con forma de dragón de oro que permite a quien lo porta controlar dragones y comunicarse con ellos, de ser asi monten en uno de estos dragones, si no lo han hecho o no lo traen consigo les recomiendo que se vayan o desaparezcan, últimamente este par no están de buen humor

 

Le pedí a Aphophis que levantará el vuelo. una vez en el cielo cree un Fulgura Nox tan poderoso que pudieran pasar los Dragones.

 

~ 0 ~ 0 ~ 0 ~ 0 ~

 

El cielo estaba oscuro, las nubes grises no presagiaban nada bueno. La tierra, el mundo, todo estaba en caos, o más bien el lugar del pasado al cuál habíamos ido. La tierra tembló, hasta allí se sintieron las vibraciones. Una explosión. Fuego a lo lejos. Ya había empezado.

[Mael Blackfyre]

A veces, los Uzza no se comportaban como realmente uno creía, ni siquiera como se suponía que tenían que hacerlo, ya que eran más toscos, menos empáticos y más directos, no daban demasiadas vueltas. De hecho, siempre trataban a los alumnos como si supieran todos los poderes de cada libro. O al menos Gahijí era lo que parecía que hacía. Miré de reojo esperando que Mica trajera también su colgante, porque tal vez, solo tal vez, con aquella bruja todo sería más llevadero.

— Tomo ése —exclamé, ante la enorme figura que era más oscura de las dos. Jamás había visto un dragón tan de cerca. Me acerqué con paso seguro pero pausado, mientras entre mis dedos se aferraba al colgante que necesitaba para ése momento, el cuál había sacado del libro de Hermes. Parecía como si el objeto Uzza supiera lo que iba a hacer porque sentí como vibró y como impactó en el dragón. Llegué a rozar mis yemas con sus escamas—. Eres hermosa…

Susurré. Relamí mis labios suponiendo una imagen inventada por mi cabeza durante unos segundos. Me vi volando por encima del lomo de ésa dragona, escupiendo fuego por doquier. Derribando los edificios y casas como si fueran objetos hechos con cera. Esqueletos consumiéndose al polvo más fino. Hasta ése momento no me había llamado la atención tanto obtener un dragón. Ahora era lo que más deseaba.

Tal vez gracias al colgante, pude subirme al lomo de aquella criatura. Apoyé ambas manos sobre sus escamas. Se sentía como una vibración, como un volcán que estaba a punto de despertar. El Uzza habló pero no me importó en nada, claramente que no tenía nada en contra de Gahijí pero aquel momento lo estaba disfrutando de más. Miré a Mica y le guiñe un ojo.

[Mica Gryffindor]

-Dragones...- susurró al ver aquellas figuras apagando el cielo por unos instantes. Nunca había interactuado con criaturas como esas, pero sabía que no debía entrar en pánico o podría generar un desastre.

Aquel talismán que pendía de su cuello le daba cierta confianza. Si bien fue Mael el primero en elegir y aproximarse hacia una de las criaturas, no se quedó atrás, yendo hacia el otro dragón con paso firme pero cautela ante las posibles reacciones. Inconscientemente, acariciando aquel talismán dorado, como esperando que éste actuase. 

Procuró mantener la calma, llevaba también su anillo de amistad con las bestias, si bien su atención plena estaba en aquel talismán y el dragón. Respirando hondo, dio los últimos pasos, sosteniendo la mirada de la gran criatura. Sabía que estaba poniendo su vida en ese movimiento, pero no se rendiría. 

-Hola...- susurró, estirando la mano muy lentamente para acariciar las escamas del cuello. -¿Puedo subirme? -agregó aún sin moverse en forma brusca, intentando no incomodarlo, sabía que el talismán la protegería y generaría buen vínculo, pero no quería abusar de ello. 

Como la criatura no pareció inmutarse, se movió para subir de a poco sobre su lomo, aliviada una vez que logró estar encima. Notó que Mael también lo había logrado y le sonrió, ambos lo habían logrado, eso era bueno. Se sentía segura sabiendo que Mael estaba allí, si bien se conocían hace poco le inspiraba confianza.

[Gahíji]

-Pompeya, dama y caballero -señalando la terrible erupción volcánica y el cielo lleno de humo y cenizas- es aquí la cuestión y dónde tendrían que tomar una decisión

 

Sobrevolando ambos dragones me permito analizarlos intentando descifrar lo que podrían hacer a continuación.

 

-El "Fuego Compacto" si es usado con el conocimiento de artes oscuras, permite anular situaciones completas e incluso desintegrar ciudades enteras y a las personas que las habitan, siempre y cuando sean lugares o poblados pequeños, Incluso, se borran los efectos de las últimas acciones que las personas que mueren por fuego compacto puedan haber producido -continúe- por el contrario, si se combina con el conocimiento de defensa contra las artes oscuras, el fuego compacto es capaz de revertir los efectos de la desintegración, pero advertirles lo siguiente -coloqué la mirada en el río de lava- Si se usa con fines malvados, el mago que lo ha realizado acortará su vida y se deshumanizará, pues una parte de su alma se irá perdiendo cada vez que lo use. Si se usa con fines reversores, también el mago acortará su vida y su mente perderá cordura. Más de tres usos en uno u otro sentido, obligaría a visitar las plantas de resurrección de San Mungo y a someterse a una cura especial de tres días.

 

Esperaba que la explicación y las consecuencias hubieran quedado muy claras porque ahora ambos aprendices tendrían que decidir. Suponiendo que ambos conocían la historia de Pompeya les tocaba sacrificarse de alguna forma.

 

- Ustedes deciden, pueden escuchar los gritos y verbrl caos, que harán? Que desición tomarán? La locura o perder parte de su alma? -pregunte.

 

[Mael Blackfyre]

La explosión enorme hizo que me volteara al notar como aquel punto, brillaba de sobremanera. Estaba seguro que las criaturas también lo sentían y no era gracias a los talismanes que lograba  hacerlo. Ése volcán había sido activado mediante algo mágico ¿O me equivocaba? No me consideraba ningún  héroe y estaba seguro que mucho menos me importaba la gente. Pero si estaba allí, era para lograr hacer algo. Y ése algo no era sumarle más maldad de lo que estaba ocurriendo.

Miré a Mica Gryffindor, fijamente. ¿Cuál era su objetivo con todo eso? Esperaba al menos coincidir, no dudaba de dónde provenía, ella tenía unos ideales que jamás en la vida nadie me los había inculcado.

— ¿Vamos, Gryffindor? Creo que necesitan de nuestra ayuda —me aferré ante mi varita. El  Guerrero Uzza sonaba un poco soberbio quizás, pero éste se desenvolvía de manera diferente. Estaba bien que repetía los hechizos pero había leído ésas mismas palabras del libro que había comprado. ¿No nos iba a decir algo más? Cómo se usaban los poderes o tal vez como se elegía usarlo para bien o para mal. ¿Había una manera de contrarrestar el Fuego Compacto con otro Fuego Compacto?

Tal vez resolviendo aquella situación de Pompeya, podría conseguir que ésa comunidad mágica o muggle, me vieran realmente como un héroe y podrían devolverme un favor. Mi parte favorita. Tenía que admitir que eso era lo que buscaba de todas las relaciones que había tenido y que tenía, todas las personas siempre necesitaban algo, y si ése algo estaba en mis manos, entonces se los daría. Pero todo tenía un precio.

Mi dragón siguió la orden que cruzó mi mente. Me agaché sobre el lomo, apoyando mi pecho sobre sus escamas. Me sentía bien, quería quedarme ahí para siempre. Un aleteo, un rugido y nos encaminamos con la Gryffindor hacia la ciudad.

@ Mica Gryffindor

[Mica Gryffindor]

Pompeya, ese era el nombre que había dado su profesor al sitio que sobrevolaban, aunque el humo y las cenizas poco dejaban ver realmente de él. Mientras se aferraba a su dragón, procurando mantener activo aquel vínculo que generaba el talismán, el profesor hablaba respecto a tomar decisiones, antes de empezar a definir aquel hechizo del que había escuchado hablar varias veces: Fuego Compacto. 

Entró en pánico entonces: no contaba con los conocimientos que el Guerrero enunciaba como combinables, al menos no del todo acreditados. ¿Podría de todos modos utilizarlo?

Mael le hablaba, como animándola a continuar y ayudar en esa situación que tenían bajo sus pies ¿estaba lista para ello? 

-¿Qué sucede si no se cuenta con los conocimientos que ha mencionado? -quiso saber, preguntaba hacia el Guerrero, quien no había aclarado qué sucedía en ese tipo de casos.

Quería ayudar, sabía que debía hacerlo, se lo pedía su sangre… pero, por una vez, no quería lanzarse de narices sin saber qué estaba haciendo. Más allá de estar esperando respuesta, empezó a descender junto con Mael, aproximándose al sitio en que aquella población tenía problemas.
 

[Gahíji]

La pregunta de la aprendiz era interesante. Al fin un alumno que se arriesgaba a formular una incógnita, no como algunos otros que en el pasado habían muerto en la ignorancia. Definitivamente los instintos sobre ambos alumnos fueron correctos. Desde un principio lo había vislumbrando en sus ojos. Fue fácil adivinar que harían a continuación, por eso los había llevado a aquella fecha, a la destrucción de Pompeya.

 

-Simplemente quemaría todo lo que toca y puede ser mortal desintegrando todo a su paso o más bien toque -decidi decir antes de que ambos se lanzarán hasta el lugar en los dragones

 

Me apresure a llegar cerca de ellos. la impaciencia del joven puede ser fatal para ambos, quizás deberian haber preguntado algo más, a menos que estuvieran seguros de lo que habism leído en los libros.

 

-Para protegerse ambos deberían usar el "Ignea Máxima" -esperando que no cometieran alguna estupidez les informe de que se trata aquello- si lo utilizan de sus varitas debería surgir una lluvia de polen de lirios de fuego que pueden elegir rociarse sobre sí mismo o bien sobre otro mago que se encuentre a su lado. Confiere inmunidad a cualquier fuego, por lo que si deciden acercarse mucho les será útil, además -rodee rápidamente ambos dragones- de igual manera, en algún momento podrían utilizar el "Himno de Eleboro", este hará que de la varita surja una vibración musical, apenas audible, que les protegera los sentidos y los agudizara de forma extraordinaria, vigorizándolos. lo que les confiere inmunidad a cualquier ataque contra la vista, el oído, el tacto, el gusto o el olfato.

 

Levanté el vuelo, yo no era actor, ni protagonista en aquella obra tan desastrosa, yo era un espectador.