El Poder del Libro de Thot.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Codice pag 131: "Si, ha funcionado. Lo he logrado. He pasado a una dimension paralela. Pero a un costo tremendo, se ha destruido el portal y ahora me encuentro perdido en las arenas de un desierto de un mundo que no conozco. Apenas con Magia. Solo me queda el libro, que no ha perdido la magia que le habia otorgado. Supongo que comenzare de nuevo mi busqueda para el viaje de regreso."

Codice pag 145: "Asombrado y maravillado puedo afirmar que en lo que pude apreciar como un mundo sin magia, esta ultima ha comenzado a filtrarse. Al parecer mi viaje ha creado una rasgadura en el espacio tiempo que hace que la magia que une todos los mundos se filtre a este. Y lo mas importante, he encontrado humanos, pero bien rusticos, sus lideres se empeñan en crear tumulos en forma de piramides para sepultar los muertos, todo bien raro."  

 

Derhorm: Camara de Seguridad, Museo del Louvre.

Poco a poco la sangre con la que habia trazado el pentagrama adquirio una tonalidad plateada y pura, similar a la sangre de unicornio....y trazando un camino en el suelo fue absorvida por el libro. Cuando termino esta etapa del ritual, el libro genero cuatro haces de luz que materializaron en las paredes de la boveda varios sellos magicos repetidos en una forma unica a medida que el viejo hechicero rezaba su mantra magico. Solo cuando su voz se detuvo desaparecieron los sellos solo para que del libro surgiera una esencia como liquida que pronto pertubo el espacio tiempo abriendo una pequeña grieta hacia el tejido magico que unia todos los mundos. Sin mas Derhorm movio el baculo que sostenia reposando en sus piernas, hacia la grieta y adentro en ella un extremo.

El efecto fue inmediato, la magia ancestral de los mundos rodeo el baculo reincribiendo las runas talladas en el y llegando hacia el cuerpo viejo de Derhorm, para llenarlo de ella. Muchas veces el viejo hablaba de recuperar todo su poder, pero puede que ahora mismo se estuviera dando de mas. Claro habia limites, pues la magia de los mundos en demasia podria acabar con el. Asi que completado y recuperadas las muescas runicas del baculo, Derhorm se apresuro a sacarlo y ya con su poder restituido se levanto y golpeando el suelo con su baculo y mediante un encantamiento que ya antes habia leido cerro la fuente de la magia de la que habia absorvido tanto poder.

Ahora si, era un nuevo comienzo. Por un instente la energia que habia llenado el local desaparecio junto con la grieta del tejido magico de los mundos. Y solo quedo frente a el, el libro. Sonrio y lo tomo. Aun no todo estaba completo, debia restablecer el portal..y quien sabe si someter a este mundo.

[Thoth]

MiMinisterio de Magia y Hechiceria Francés 

 

Lycan no comprendía mucho lo que estaba ocurriendo en ese lugar, para él suficiente fue eso ocurrido con esos extraños personajes pintorescos, algo no andaba bien y eso era algo que hasta los seres sin magia podían percibir. En consecuencia,  la mirada del regente solo se limito a observar lo que ocurria y a medio comprender un poco, este dignatario político era alguien de pocos amigos, conocidos y seres de confianza,  por esa razón se limito a ello.

 

-¿Es usted Azrael Lycan? - Indago una aurora. -Lo soy. - Agrego el regente. -Al parecer no ha venido en el mejor tiempo, quizás le recomiendo visitar las calles parisinas. -Mis asuntos son con su ministra. - Replico. Sin embargo, la aurora conocía que @ Ada Camille Dumbledore  se encontraba ocupada e insistió. -Si gusta puede esperar,  pero ella esta ocupada en este momento. - A lo que Lycan agrego. -Si es así,  la veré en otro momento. - Y se marcho,  eso no andaba bien y para el juicio del egipcio algo estaba ocurriendo. 

 

-Será mejor que alerte @ Malum Luxure  , quizás la Dumbledore puede necesitar ayuda internacional. - Pensó en voz alta y de inmediato le mando un mensaje a ella, para así verse por las calles parisinas, y de esa forma resolver lo que tenía ajetreado a varios francés y más si estaba la posibilidad que se víncule a un objeto poderoso. 

[Ada Camille Dumbledore]

Sala de interrogatorios del Ministerio

Mi querido primo no le veía muy seguro del plan, pero al acrecer seguiría mis instrucciones, con la a deje a Isis en el portavarita Justo para que el pudiera tomarla de hay y poder salir directo a mi oficina como le había indicado antes. Lo vi incoado y abrazado a mis piernas rogando y la verdad había sido una actuación bastante mala, pero solo el me vio blanquear los ojos, tomó la varita como le había indicado. Se levantó y me deje tomar como rehén, con la mano le indique a mis aurores que los dejaran pasar. No era posible que ellos dispararan porque yo era la víctima inicial y ya había perdido al ministro anterior en mi un atentado si perdían el segundo.. No era buena idea. Saliendo de la sala llegamos hasta mis oficinas, Luna nos miró extraídos y yo le guiñe el ojo calmando la y cerré la puerta de mi oficina. Me solté de Sean y lo Agarre de la solapa de la chaqueta amenazante y acercándome así rostro enojada.

- ¡Tienes que calmarte!

Lo solté y le quite mi varita, le pase otra varita de caoba y núcleo de pelo de abraxan, tomé de la mano a mi primo

- Esto nos llevara dentro del Louvre

Tome una esfera de cristal de mi escritorio, era un traslador que solía usar, y fuimos trasladados a las escaleras del primer piso del museo.

-Debemos buscar al que está haciendo esto, Dime que es lo que quiere y todo lo que sepas de él de paso

Solté mientras guardaba en mi bolso de piel de moke mi esfera.

@ Sean -Ojo Loco- Linmer

 

 

 

 

 

Editado 21 de Noviembre del 2021 por Ada Camille Dumbledore

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Espero no llegar tarde para avisar a Ada!

Sé que estaba enfadada, pero también sé que, con mala leche, las decisiones no suelen ser buenas, así que decidí calmarme y pensar con claridad. Algo que no conseguí, por supuesto. Es como pedir peras a un Lazo del Diablo. Imposible.

-- Suerte que tienes que puedes quedarte dormido en el sofá de Accidentes y te pagan, @ Matt Blackner . -- No era un reproche, ni siquiera había rencor en mis palabras, creo que todos nuestros enfrentamientos habían acabado al finalizar mi ministerio. Tal vez sí que me había afectado tanto trabajo y tantas noches durmiendo menos de lo que podía considerarse sano. -- Yo no puedo dormir, las malditas visiones vienen una y otra vez, sin remedio.

Eso explicaban mis ojeras negruzcas que intentaba disimular con maquillaje, a duras penas.

-- ¿En la moto? ¿Pero tú crees que...?

No pude decir mucho más, @ Xell Vladimir Potter Black  acababa de entrar junto con Harpo, tal vez preocupada por mis pesadillas. Preguntó qué pasaba y le sonreí. Me tomé de un trago la poción que mi elfo siempre me preparaba para relajarme y, después, le contesté. Me tomé mi tiempo, pero no en vano. Así me había dado tiempo de pensar.

-- Pues que tu primo y yo nos vamos en moto hasta París. ¿Quieres algo de Versailles? -- Le sonreí, estaba segura que ella odiaba ese lugar como yo. -- Vamos a matar a mi ex-yerno @ Sean -Ojo Loco- Linmer , bueno, sólo un poco. Lo justito para que me diga porqué conocía a ese... ser malvado y durante un año no me ha dicho nada.

Intenté que mi sonrisa se viera entre cínica y sincera.

-- Pero también necesito de tu ayuda. Te quedas de niñera de los pitufos y avisa a Ada que vamos a verla, que nos abra las puertas de ... de Versalles o del palacio en el que esté de Reina, que nos vaya a buscara al traslador internacional de l'Arc de Triomphe. En... unos... 40 minutos, el tiempo justo para vestirnos y llegar al lugar de intercambio. ¿Te parece, Matt?

Porque yo soy así, ordeno y mando y ni pienso si mi hijo tenía otros planes. Al fin y al cabo, estaba soltero y buen podía tener algún ligue inesperado. Pero yo ya contaba con su ayuda, sin preguntarle. Vaya madre...

[Xell Vladimir Potter Black]

Preparando el viaje a París:

Harpo espero con paciencia que la tía Sagis acabara de tomarse aquellos potingues que parecían saber a rayos, al menos por el olor que hacían. Seguro que Babila era el autor de ellos, pues solía  hacer de este tipo de mejunjes. La tía confiaba en él como pocionista, a saber porqué puesto que no había  pasado por ningún colegio de magia, pero la tía decía que todo lo que él sabía era natural y muy antiguo y que debíamos aprender de él. Bueno, ella se lo tomó y pareció más contenta, así que debían de funcionar. Aún así, sus ojeras eran bien visibles bajo el maquillaje que llevaba encima.

Intentaba entender a qué se refería con todo lo que estaba soltando de corrillo, como lo de matar a Sean.

- ¿Otra vez? ¿Qué  hizo esta vez, tiita? - No la creía, decía tantas veces que lo iba a matar, pero nunca lo hacía , que sus amenazas caían en un tiesto vacío. Así que no le hice caso. Al menos a ésto, pues su forma de decir que él sabía quién era a quien había estado buscando todo el año pasado para salvar al Ithilion del futuro... - ¿Quieres decir que Sean conoce al... Nigromante?

Eso era nuevo y me interesó. 

Sin embargo, no siguió con eso y tuve que preguntar de forma muda a Matt, con la mirada, para ver si él soltaba algo de información. 

- Te ayudo en lo que quieras - me apresuré a contestarle. Aunque salté de inmediato. - ¡Oyeeee! Yo quiero acción, no hacer de niñera. Sabes que soy una buena... - casi suelto que era una buena compañera en La Marca, donde había demostrado más de una vez que se podía confiar en mí. - ... Sobrina.

Hubiera pataleado un poco porque me mandaba quedarme como niñera y como secretaria, para mandar lechuzas, pero es algo que no funciona con la tía.

- De acuerdo - accedí a regañadientes. - Le mandaré la lechuza a la prima Ada, la Reina Mágica de Francia. Sé buen francés, pues estudié en Beauxbatons.

Casi di un portazo al salir, algo enfadada. En mi dormitorio, mandé la lechuza a @ Ada Camille Dumbledore para informarle de la visita de la tía Sagitas y el primo Matt en el Arco de triunfo, más o menos en una hora (sabía perfectamente que cuando Sagis dice 40 minutos, por lo menos tarda media hora más). Después me dirigí a la habitación de los niños y esperé un rato allá, para notar si se movían. No, seguían dormidos.

- Ser niñera, un gran trabajo. Gracias, tía Sagis - me dije, enfadada, por mi gran aporte en aquella misión que parecía interesante. Volver a París era siempre bienvenido.

Entonces, choqué con Babila, quien parecía pasear sus pies desnudos por el pasillo. Era el ser más bonachón del mundo y yo había aprendido a ser algo más mala, así que me aproveché enseguida de su bondad.

- ¡Babilaa! Qué bueno verte. Tengo que ir a París, con la tía Sagitas y el primo Matt, y nos preguntábamos quién podría quedarse con los tres niños... Akira, Ithilion y Elentari.

El mayordomo cayó en mi trampa así que me juro que se encargaría de los niños. No me lo pensé dos veces, me vestí para el viaje, para el frío que debía de hacer en París en Navidad, ¡Navidad en los Campos Eliseos, iba a ser maravilloso! Todo iluminado, con las ferias... Pero tuve la precaución de no aparecer con el traslador  en el mismo sitio que ellos. Lo haría en otro punto, la Gran Torre Eiffel. Estaba tan feliz que me embarqué sin pensar en el traslador. En minutos, estaría en la capital de París. ¡Estaba tan orgullosa de mí misma?

[Malum Luxure]

-París-

La ciudad del amor, hermosa y mágica si las hay...que hacia yo ahí? Simplemente existir era la respuesta, en realidad iba en camino a ver a mi bella @ Ada Camille Dumbledore  algo me decía que mi hermana podría necesitar una mano, nuevamente me estaba metiendo en asuntos de los que era realmente ajena pero que podía hacer, mi vida es así...un constante ir y venir de asuntos políticos aburridos y aventuras que podría evitar pero que realmente no tenía ganas.

No sé por qué esto empezaba a sonar mal, lo primero era ir al palacio donde debería errar la primer ministro, desde ya yo tenía permisos de entrar donde sea por orden de ella y si no me dejaban pasar no les gustaría la manera en la que me haría camino para llegar a ella.

No terminé de poner un pie en la calle que un mensaje llega a mi, aquello me puso en alerta, quien necesitaría comunicarse conmigo?, mi escolta se puso firme mientras yo leía con atención el mensaje, este provenía de @ Azrael Lycan  y aquello me preocupó bastante, me citaba en las calles de la ciuda dándome a entender que si necesitamos público no estamos seguros, acomodé mi capa de viaje para que no se me viera el rostro que ya de por sí el tener dos hombres cuidando mi espalda llamaba la atención. Me tomé unos segundos para responder a mi "padre" que casualmente me encontraba en la ciudad y lo esperaba en un café cerca de la famosa torre.

Caminamos con calma y entramos, hicimos el pedido y esperamos, no niego que me estaban comiendo las ansias de saber que sucedía, solo esperaba que él se Apure a llegar.

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[David Augustus Lestrange]

Museo Louvre

Acceder sin llamar la atención de los turistas había resultado relativamente sencillo. El joven mago se dejó llevar por la espía, confiando ciegamente en que sabía lo que se hacía. Desconocía con exactitud cuál era el cargo exacto que poseía, pero era evidente que merecía tener algún puesto de mayor responsabilidad. Normalmente se veía que sabía lo que se hacía. Debía implicarse más en conocer a los trabajadores del Ministerio de Magia, el puesto que ostentaban con pelos y señales. Así demostraba humildad. Conocía a la mujer a la que seguía, pero en términos más personales.

—Es el momento para que me cuentes todo lo que sabemos —pidió.

Quería descubrir cada detalle sobre lo que estaba sucediendo, la información que le había llegado había sido demasiado superficial y en esos momentos era la situación idónea para saber hasta qué punto iban a enfrentarse a algo peligroso. Era evidente que no se enfrentaban a nada puramente muggle, de lo contrario no había habido tanto movilización. Había alguien que quería algo que había en el museo, había alguien que quería cometer un robo. La pregunta era... ¿con qué fines? ¿Qué objeto podría despertar la ambición de un ser? Había tantas cosas ahí que podían ser deseadas...

—No debería ser complicado acceder, ¿por qué lo preguntas? —quiso saber mirando la reja de metal. —¿Está encantada?

Para poder acceder solamente tenían que superarla, pero era... ¿una simple reja? Si había alguna clase de encantamiento que hiciese que aquella reja no fuese exactamente lo que parecía, lo desconocía. Por su pasado en el Departamento de Aurores conocía varias de las formas de defensa de muchos lugares importantes del país, pero siempre había tenido claro que era mejor que una sola persona no supiese demasiado. Si acababa en manos de un enemigo, si acababa recibiendo la poción de la verdad o cualquier otro truco que le hiciese confesar todo, el país sería vulnerable.

—Cada segundo que perdemos damos ventaja, sin embargo pensar una estrategia sería interesante. —confesó mientras la miraba, con la varita en su mano diestra firmemente agarrada. —Por otro lado, me gusta actuar sin pensar. ¿Para qué te has entrenado? —quiso saber. ¿Para planear o para improvisar? Era importante su opinión, sus sensaciones. Si había un peligro, no podían dudar. Si era capaz de guiarse por impulsos e intuiciones podrían ponerse manos a la obra.

 

@ Ada Camille Dumbledore

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Sin problemas (ironicamente...que tener a  mas de 10 aurores franseces apuntandome con cara de pocos amigos pues si que era complicado) logre llevar a Ada a su despacho. Mas bien guiada por ella...en lo que parecia un forcejeo, porque yo ni idea de donde quedaba. Ya ahi la deje estar mientras sujetaba esa varita extraña que no era la mia. Ada nerviosa tomo el mando agarrando la solapa de mi sobretodo y mirandome fijo. En sus ojos pude ahogar mi estres y comenzar a calmarme.

-Si..esta bien...-respire profundo tomando la otra varita que me daba. Que seguia sin ser la mia.- ya me calmo.

Y sin lograr hacerlo del todo Ada me tomo de la mano...y me arrastro a un traslador. Ya habia dicho que odio viajar por ellos. Pues no. Pero aun asi fui, no quedaba de otra....a menos que me cortara la mano que Ada tan fuerte sostenia. En fin...que tropece y casi caigo de bruces en el primer piso del museo. Lo bueno es que estabamos lejos de los aurores...que ya comenzaria a buscar por todos lados los que nos daria algo de tiempo. 

-Es mi colega -dije algo avergonzado por la forma en que me habia utilizado.- me engaño para entretener a las autoridades y ahora creo que va a robar uno de los fragmentos del LIbro de Thot.

Y eso sin duda era irme bastante de la lengua. Pero ya me las arreglarias con derhorm. Esta me las iba a pagar.

@ Ada Camille Dumbledore

[Matt Blackner]

Tomé la toalla con la qeu Sagitas había intentado secarme la cabeza (aunque estuvo a punto de prenderme fuego, más bien, a juzgar por la fuerza que utilizó) con media sonrisa, triste.

- Preferiría que me pagaran por hacer mi trabajo, y no por pasar las horas en el sofá. - contesté, bajando la voz. Echaba de menos las voces familiares en el departamento, los líos en los que nos metíamos (sin querer, claro). Ya ni siquiera me molestaba en encender las luces del departamento para que pensaran que alguien estaba allí. 

 

Aunque, siendo un poco egoista... las cosas parecían volver a lo qeu eran poco a poco. Habíamos dejado de discutir tanto, y con los días, parecía que podríamos volver a la normalidad de antes. Ella había trabajado demasiado, y había tratado de llevarlo con tanto secretismo qeu me había aislado de sus ideas. Y casi habíamos acabado separándonos.

- Si te sirve de consuelo, no duermo. Doy cabezadas hasta que esas visiones vuelven. Creo que ninguno de nosotros tres puede dormir. - dije mirándola, refiriéndome a mi hija.

 

Siempre mezclábamos unas gotas de poción, suave pero eficaz, esperando qeu pudiera dormir. Hasta que no tuviera edad de comprender y aprender a utilizarlo, era mejor intentar adormecer sus habilidades, aunque a veces, ni eso era efectivo.

 

- Mi moto es rápida, silenciosa y pasa desapercibida. Además, no está registrada en ningún sitio. Y si necesitamos pasar entre muggles, nos camuflará.

Pero no fui el único preocupado. la prima @ Xell Vladimir Potter Black  entró junto a Harpo en la habitación, preguntando que pasaba. Sagitas fue parca en palabras, y simplemente le dijo que íbamos a París, a matar a Sean. Pobre, intentó procesar la información, mirándome en busca de algo de información, pero solo pude encogerme de hombros. En realidad, sabía lo mismo qeu ella: Que Sagitas había despertado diciendo qeu mataría a Sean. 

 

- Claro, 40 minutos. Solo necesito ponerme algo que no sea el pantalón de pijama. - bromeé. Ni siquiera llevaba calcetines, con las prisas de ver que le pasaba a Sagitas.  - te esperaré en la entrada.

 

Salí de su habitación poco después de Xell. La sentía enfadada. Supongo qeu le había molestado un poco que Sagitas le pidiera que cuidase de los niños. EN mi habitación, me vestí con un pantalón negro y una camiseta de color blanco. Sobre esta, un jersey de color negro con capucha y la cazadora de cuero. Junto con las botas, aquello era lo más parecido a lo que vestía en mis días de cazador. Antes de bajar, con la mochila al hombro, me asomé al cuarto de Elentari, qeu dormía en su camita abrazada a Freyja. Con media sonrisa, bajé las escaleras rumbo a la entrada. 

- Babila! que haces aqui? No gritéis. Elentari se durmió hace nada, mejor que no se despierte

[Darla G Dumbledore]

Estudiando dos temas en House of Books (Londres)... 

Se sentía molesta, no habían logrado aún obtener nada en la investigación de los documentos reservados del Ministerio. Si tuviera que trabajar con los italianos todo dependería de lo que ellos tuvieran, ellos y los franceses. ¿Cómo era posible que si había una conexión tan importante con Inglaterra nadie hubiera tenido información de nada? Darla estaba molesta, había llegado a su hogar luego de un día infructuoso en el que ella misma había revuelto papeles en vano.

Se quitó la ropa y la echó en un cesto para luego ser lavada mientras se dirigía al baño a tomar una buena ducha. Mientras el agua caía apenas tibia sobre sus hombros apoyó la cabeza en la pared de cerámicos verdes e intentó concentrarse en lo que sabía y lo que no, lo segundo era muchísimo más.  Al salir del cuarto de baño después de una larga y relajante ducha se envolvía en su bata, con expresión aún algo preocupada, pero más decidida a no dejarse vencer.

Caminó hacia el boreaux, en busca de un pergamino, para pedir información a sus contactos en el continente cuando una caja junto al mismo llamó su atención. La observó y en ese momento recordó su origen. Sean la llevaba en sus manos el día que dejó el Ministerio, lo recordó saliendo del lugar con ella en la mano y dejándola en un cesto de la basura que quedaba en el camino hacia la cafetería a la que habían ido luego junto a Horace.  Ella lo había mirado con sorpresa, preguntándole si iba a tirar todo eso, preocupada por lo que pudiera haber y lo que algún muggle pudiera encontrar había hechizado la caja enviándola a su local. 

 

La miró con curiosidad, la había olvidado por completo, ¿qué objetos podía tener Sean que había deseado sacar del ministerio para solo tirarlos como sin ningún valor? No le parecía lógico vaciar así su oficina para nada. Claro que  había descubierto que no todas las acciones del Linmer tenían siempre la lógica del resto de las personas.

Con cuidado abrió la caja y levantó una ceja, decidiendo tomar su varita para mover los objetos con magia cuando lo primero que apareció en ella fue una muñeca inflable, debía reconocer que era algo que no se esperaba del todo, sobre todo considerando la fama del mago, una sonrisa se dibujó en sus labios con el pensamiento.  En definitiva, había muchas cosas que no estaba segura de querer su origen y destino. El resto eran objetos normales, un pisapapeles, una cigarrera, papeles sueltos. Sin embargo un objeto llamó su atención: una carpeta con el sello del ministerio. La tomó, pero estaba vacía, el sello indicaba que era información importante, pero vaya a saber qué es lo que había hecho con ella, o si en realidad había tomado una para usarla para otra cosa y allí había quedado. Fue a guardar los papeles sueltos en su interior cuando una carta llamó su atención, más bien, la firma en él. Frunció el ceño, reconociendo el nombre. Leyó rápido el contenido de la carta y su gesto de preocupación aumentó, revisó los otros papeles y algunos números y una nota sobre un libro cuyo nombre le parecía haber oído algunos años atrás, sin darle mucha importancia. Quizás había hecho mal entonces, suspirando metió todo en la carpeta y cerrándola volvió a meterla en la caja junto con el resto de las cosas, con un movimiento de su varita envió la misma al interior de un armario con hechizos protectores que solo ella o Tommy podían deshacer.

Esa noche no durmió, su mente daba vueltas con toda aquella información. ¿Qué haría ahora? Tenía que confrontarlo, pero no quería, así que decidió buscar en sus propias fuentes, después de todo, entre sus especialidades, estaban los manuscritos antiguos. Darla se había levantado esa noche y revisó en sus archivos todo lo que tenía sobre los libros de Thot, porque, oh sorpresa, aunque en el escrito que había encontrado hablaba de uno, la realidad es que había miles. ¿De cuál se trataba y qué tan importante o peligroso era aquel que buscaba?

A medida que leía la sonrisa de la pelirroja se dibujaba en los labios, sabía que podía recurrir a los registros de otra de sus sobrinas, Nefertaris, para obtener más datos y la creencia de que el conocimiento de los libros no era para humanos… bueno… ella no era humana después de todo. Jamás se había planteado hasta ahora las ventajas que tenía en su vida, de hecho en  un momento parecieron una maldición, ahora parecía que era un don que debía proteger. Pero para desgracia de la pelirroja recurrir a sus dotes y contactos familiares parece no ser suficiente, ya que en medio de su insomnio descubre que mientras ella disfrutaba de una feliz vida de familia, ignorando las acciones bélicas, disfrutando de la vida muggle y sin importarle las acciones del anterior ministro de magia, los fragmentos del libro han sido robados, uno a uno, salvo dos, o eso cree al menos, ya que según los registros uno estaría en París y el otro en poder de la desaparecida Lucrezia Di Medici. La bruja frunció el ceño, ¿por qué su cuñada siempre estaba en medio de los problemas? Los registros de su secuestro, la relación con la Di Medici y París. Darla se echó para atrás en el sillón del escritorio y cerró los ojos, la luz del alba comenzaba a filtrarse por las cortinas en su departamento en House of Books.