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Prueba Libro de las Auras - Octubre 2021


Runihura
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Luego de explicar a sus alumnos el complejo arte de la magia de las Auras, Runihura se puso de pie e indicó al par de magos que le siguieran. Los guio alrededor de su tienda, asentada sobre una lomada frente al imponente Monte Catalina, con el sol ya casi alcanzando su cenit. Detrás de su vivienda se encontraba una amplia explanada, 20 metros de largo por 10 de ancho, con cúmulos de grandes piedras esparcidos aquí y allá. 

- Elijan un lado del campo y colóquense a unos 10 metros de distancia el uno del otro – indicó la guerrera a sus alumnos – Tengan en mente que este es un duelo de entrenamiento, no buscamos herir a nuestro contrincante sino desarmar o inmovilizar. Pero lo más importante que buscamos en este ejercicio, es el uso de la magia de las Auras. Quiero verlos practicar la invocación de al menos 3 de las auras que repasamos antes.

Runihura se quedó al margen de la explanada, a mitad de camino entre sus pupilos que se habían colocado donde la guerrera les había indicado. Permaneció en silencio mientras que el par de magos sacaban sus varitas y se preparaban para el enfrentamiento, adquiriendo sus respectivas posiciones de duelo. 

- Pueden comenzar – anunció la guerrera – Aunque esperen mi intervención en cualquier momento…

 

 

C O N D I C I O N E S

  • No existen límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
  • Duración del duelo: Del 20 al 29 deOctubre.
  • Nos guiaremos por las Reglas Nuevas de duelos existentes.
  • Lista de Hechizos (con especial énfasis en el Libro de las Auras)
  • Están prohibidos los Off y las ediciones.
  • Consultas, dudas o sugerencias, al tópic del Libro de las Auras
  • En el 2ª post de ambos, Runihura invoca el Aura de Poder que afectará a los dos por igual, incrementando su poder por 3 turnos.

 

@ Rory Despard  @ Hessenordwood Crouch

Editado por Alyssa Black Triviani
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Benjamin Whisper

Toda la larga explicación que la guerrera ha dado sobre las auras, que no ha interrumpido con un solo comentario, no ha disipado el problema de fondo que Ben encuentra en esos poderes, que es el modo de encontrarles más usos fuera de la característica ventaja grupal que da. Pese a ello, cuando Runihura les indica que pasarán a la parte práctica del entrenamiento, levantándose de su lugar junto a la fogata, sin exteriorizar aquellos pensamientos, se limita a seguirla en el recorrido hasta la explanada donde el duelo contra Quintel se llevará a cabo.

Quizá, si lo piensa un poco más, lo mejor de ese aprendizaje, es que le ha permitido expandir sus conocimientos respecto a los orígenes que la magia puede tener. En antiguos libros de la biblioteca de Ilvermorny ya había tenido la oportunidad de leer acerca de servirse de fuerzas que usan el mismo cuerpo de la persona para materializarse, pero ahora, aun cuando no ha sido más que una exploración sencilla y superficial la que han hecho, de algún modo, todavía siente dentro de sí ese hilo de conexión con aquel plano en donde todas esas auras imperan. 

Un mundo amplio con muchas posibilidades, que tal vez poco a poco, en la quietud e intimidad de otros espacios, pueda seguir explorando para su propio beneficio.

Y aunque es pronto para analizarlo en todos sus extremos e implicancias, tampoco ha pasado desapercibido para él, la manera en que aquel ejercicio de meditación, introspección y conexión entre elementos internos y externos, ha terminado vinculándole a Quintel de una forma totalmente nueva e insospechada, haciéndolo desear el inicio del duelo solo por la posibilidad de nuevamente, en aquel plano donde las corporalidades sobran, empaparse hasta la médula de la densa naturaleza irresistible e incontenible que es Quintel en esencia, que trasciende a su aroma a pasto recién cortado y a cualquier otro aspecto que puede percibir con sus sentidos, y que además entraña una energía negativa que increíblemente hasta entonces, había escapado a su percepción.

Con precisión, situándose a diez metros de él, conforme la orden dada por Runihura, Benjamin observa el campo a su alrededor, las piedras de mediano tamaño que parecen limitar el espacio donde el enfrentamiento tendrá lugar, y las otras pequeñas piedrecillas que se confunden entre la arena bajo sus pies. El sol está en lo más alto del cielo, obligándolo a rociarse con el polen de los lirios de fuego para evitar aborchonarse por aquel insoportable calor, y una que otra lagartija discurre rauda entre las rocas, como muda testigo de los acontecimientos.

Alzando los brazos y moviendo la cabeza de un lado a otro para disipar la tensión acumulada en su cuello y espalda, Whisper levanta la varita finalmente para ser quien empiece con ese duelo. Ha pasado mucho tiempo, desde aquella primera noche cuando se conocieron y donde Ben lo abofeteó por el único deseo de ver enrojecida la cobriza tez de Quintel, y desde entonces, han sido raras las ocasiones en que se ha permitido tratar a su muchacho, de la forma que lo hace con otros cuerpos jóvenes que caen de una u otra manera, rendidos a su voluntad.

Vara de cristal -musita, y su varita se alarga, adoptando la apariencia de un báculo de fino cristal de un tono extrañamente ennegrecido- sectusempra.

El hechizo, lejos de recorrer esa trayectoria que los separa, actúa al instante sobre Quintel, y Benjamin cede fascinado a la arrebatadora imagen que es el cuerpo de su muchacho lacerado por incontables heridas sangrantes, sometido por primera vez a su poder y su control. Casi quisiera, solo tomarlo en ese mismo instante entre sus manos, y encaramándose a él, presionar un poco más allá ese impulso de vida y supervivencia que parece haberse encendido en sus ojos y hacerlo suyo por completo, pero siendo apenas este el inicio, respira hondo y entonces, conectando con ese delgado hilo que lo vincula al plano de las auras, canaliza la fuerza de una de aquellas caprichosas fuerzas, en su propio cuerpo, para que actúe en su debido momento.

El aura de confusión, que se materializa como una nube gris en la explanada, confundirá a su muchacho haciendo que utilice un hechizo tan inocuo como lo es un Flagrate, en lugar de uno que le ayude a superar la desventaja en que su ataque despiadado lo ha colocado. Sabe, por la explicación de Runihura, que el efecto de aquella fuerza no será inmediato, pero permanece tranquilo a la espera de que ese momento llegue. 

No tiene prisa alguna, porque de cualquier manera, el rastro de la sangre de Quintel manchando la arena sigue siendo absolutamente cautivador.

....

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Quintel Guillam

Tras las explicaciones de Runihura y el trance que acaban de experimentar, tiene una nueva perspectiva de los poderes y verdaderos alcances de esta magia de las auras, claro que aún quedan cuestiones que incluso son difíciles de plantear, porque quizá se salen un poco del contexto del tema del control de auras según los textos de los Uzza, pero supone que la práctica y el estudio de ésta, así como en otras artes mágicas, ayudará a una mayor comprensión en el futuro, lo primero era conseguir el vínculo con estos poderes que de algún modo se convertían en su primer gran paso para profundizar dentro de este tema que, por mucho, y aun con las advertencias de la guerrera, ha quedado encantado con la naturaleza de esta magia.

No ha sido tan sencillo conseguir esta conexión después de todo, aun si su cuerpo se siente unido de alguna forma a ese otro plano donde han conectado, esto porque ha tenido que hacer de lado gran parte de lo que es o fue por mucho tiempo, había tenido que ceder de sus propios conocimientos, creencias y esencia al aceptar esta magia de las auras, sin embargo, a pesar de que este solo ha sido un breve contacto, siente que se ha recompensado de una forma inesperada y por una vez en mucho tiempo siente una plenitud en su interior, como si hubiese desbloqueado algún recuerdo, pero que es más que solo eso, dentro de sí mismo, algo quizá ancestral. 

Al igual que Benjamín, de quien se espera una buena charla sobre todo esto una vez que ambos puedan volver al piso en el palacio rosa, él también se ha mantenido silencioso, un poco absorto entre las explicaciones de la guerrera y lo mucho que se esfuerza por encontrarle sentido, o más bien, un orden a las palabras de ella y los hechos, porque ciertamente no puede evitar tampoco esa emoción jovial que un descubrimiento como este en la fuerza le provoca, aunque entiende y es cauteloso con ella, no debe dejarse llevar pues siente que podría ser consumido rápidamente por todo esto.

De modo que es cuidadoso a partir de ahora, avanza junto a Ben todo este tiempo mientras Runihura los conduce hasta el campo donde pondrán a prueba lo aprendido, sin embargo, no se atreve todavía a hacer un contacto directo con él, siquiera con la vista, porque la energía que él drena, que percibe luego de el transe termine, lo empuja hacia una dirección que no sabe de buenas a primeras si es capaz de controlar. La voz de la guerrera dando las últimas indicaciones sobre el enfrentamiento próximo interfiere con todos esos impulsos, ¿sería acaso que estaba siendo él controlado por esta magia en lugar de que fuera al revés? Pero no se asemejaba esto a ser manipulado, sino más bien, era cómo una guía, una conexión del tipo espiritual que no ha sentido en mucho tiempo.

Sus claros ojos observan a Benjamín con fijeza, finalmente se encuentra del otro lado de la explanada frente a él, preparando su arma con una expresión indescifrable, pero que tampoco lo engaña, casi está seguro de lo que está pensando, porque él también lo hace. Una veloz idea de provocarlo cruza por el brillo de sus ojos cuando Ben ha equipado magníficamente su varita, y lo hace, al primer ataque movimiento astuto de él, a pesar de lo que ha dicho Runihura, y corta su piel con la eficiencia de los efectos de una maldición. El dolor es una punzada, una descarga de corriente eléctrica que lo tambalea débilmente y que le arranca un quejido sofocado por falta de aliento y lo hace perder el equilibrio dejando caer su peso sobre una de sus rodillas. Siempre sin apartarle la mirada, porque quiere que Benjamín pueda verlo a los ojos mientras lo hace sufrir.

En un suspiro demasiado breve, piensa un -episkey- para aliviar el dolor , de inmediato las heridas provocadas por sectumsempra se cierran y, aunque reciente el mareo en su cabeza y en su cuerpo el ardor por la pérdida de toda esa sangre, su brazo se mueve casi de manera involuntaria, impulsado por una de estas fuerzas que también provienen de la varita de Benjamín. Esta aura se siente bien en su mente, de una forma mala, porque lo lleva entonces a conjurar algo que no le sirve de mucho para esta batalla. -Flagarte-, dice apenas, rozando la punta de su varita  sobre el suelo haciendo figuras en la superficie con la línea roja que produce. Reconoce, de lo recién aprendido, el tipo de magia que Ben ha usado sobre él, y se pregunta si es algún tipo de compensación por el daño que le ha provocado antes. 

Por mera curiosidad, echa un rápido vistazo a lo que también con inconsciencia ha dibujado sobre el suelo. Se trata de un símbolo que no ha recordado antes, representa una sola cosa, pero al mismo tiempo tiene demasiado valor. Su corazón se detiene un instante ante el momento de iluminación. Aunque sabe que ya aplicó un remedio temporal para el dolor causado, el entumecimiento de las viejas heridas cosquillea a su piel como un fantasmas, pero también emana una energía que lo invade como si de fuego se tratara e inunda su pecho con un sentimiento que le da la fuerza para volver a alzar su varita.

La conexión que han alcanzado a formar con el plano de las auras aún se siente fuerte, se conduce dentro de él con la fluidez que les permite, aprendiendo de ellas los posibles caminos de opciones que tiene por delante. Por lo que, ante la ventaja de Benjamín y el interés de ponerle las cosas solo un poco más difíciles, es que decide convocar el aura del escudo fantasmal para protegerse. 

Como disparos de energía uno a uno los fantasmas se manifiestan desde el núcleo de la varita que aferra con ambas manos, haciéndole cara al mago oponente, y creando una especie de escudo protector alrededor de Quintel. Estos fantasmas, que representan justamente cada uno de sus ancestros que ocuparon el mismo cargo que él en su pueblo, lo protegerían de los ataque de Benjamín, fuera del tipo que fuera. 

Está, la fuerza de las auras, parece contener una especie de voluntad propia, es por eso que entiende que debe ser firme ante estos poderes y a pesar de lo persuasivo de esta fuerza debe aprender a canalizarla. Él está dispuesto a aprender a través de todas estas experiencias, pero no debe olvidar este otro plano presente, aquí donde se enfrenta a Whisper y donde tiene que recordarle que, a pesar de sus siniestros encantos, no será suficiente con esto y, en cambio, quiere ver en Benjamín el qué tanto es capaz de hacer, quiere conocer todo el poder que está dispuesto a alcanzar para conquistarlo y hacerlo caer a sus pies. 


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Benjamin Whisper 

Benjamin está seguro que ya no son diez metros los que lo separan de Quintel, pues ha dado unos cuantos pasos, atento a la reacción de  él y  a los movimientos que va realizar para contrarrestar el ataque.

Un duelo es la clase de espacio donde mejor puede mostrarse las dinámicas de poder, que con tanto esmero se ha preocupado de explicar durante incontables noches al menor. Emparejado al hecho de que en ellos se pueda emplear toda clase de magia, esos enfrentamientos sirven también para fortalecer el carácter y el espíritu, y resolverlos favorablemente depende en gran medida de no perder el temple y mantener la cabeza fría para apuntalar la mejor estrategia.

Aún con las heridas provocadas, y el hecho de que no haya podido mantenerse en pie, en la forma en que ahora se prepara para su propio movimiento, Ben reconoce el ímpetu de la juventud perfecta de Quintel, irradiando un orgullo que se niega a ceder solo porque ahora tenga una cierta desventaja en el combate. Le complace entonces, en lugar de una quieta sumisión, que él se mantenga allí rebelde, y no puede evitar pensar, al contemplarlo así, que esa es la razón que hace especial a este muchacho, de la forma en que no lo son ninguno de los otros.

Benjamin exhala largamente, y en respuesta a esa mirada le dedica una sonrisa al joven, la cual se extiende de forma maliciosa a su rostro por entero. La energía que los envuelve, que proviene del plano de las auras, ha jugado a su favor, pero  todas ellas continúan arremolinándose indistintas, como un cúmulo de fuerzas sin nombre y sin forma, algunas intentando entablar nexos más sutiles que les permitan materializarse a través de él, algo que está tratando de mantener bajo su control, siguiendo la advertencia de Runihura de lo peligrosas que pueden ser.

De pronto, una de ellas escapa a las demás y el rubio está seguro que es Quintel el responsable de ello.

¿Cuál es el aura que su muchacho ha invocado? Justo después de ese dibujo que ve que ha trazado en el suelo, influenciado por el aura de confusión, ve como una serie de fantasmas van apareciendo, uno por uno, colocándose discreta pero certeramente alrededor del menor para protegerlo de los próximos ataques que pueda emplear. ¿Significaba eso entonces que él optaba por una estrategia defensiva? 

Los fantasmas tienen un aspecto sumamente particular. Benjamin reconoce en ellos indumentarias que parecen sacadas de algún libro de esos que cuentan los procesos de colonización de América, y sus rostros pétreos apenas y transmiten algo más que indiferencia. El por qué Quintel puede tener conexión con seres semejantes es sumamente intrigante, por lo que el rubio toma nota mental del asunto para en otro momento desentrañar, lo que sospecha es apenas la entrada al compartimiento de secretos entre los que Guillam se ha manejado tan bien. 

En lo inmediato, ese calor en que la energía proveniente de las auras lo tiene sumergido lo impele a ir un poco más allá, y aunque disfruta de la intensa mirada desafiante de Quintel sobre él, siente que justamente es el momento de acabar con esa pertinaz insolencia.

—Vara de cristal Conjuntivitis- piensa y su varita ejecuta el hechizo de inmediato dañando a esos bellos ojos que no han dejado de observarlo durante el duelo.

Runihura hace un sutil movimiento de varita  de repente, y una lluvia de estrellas inunda el cielo de un blanco resplandor. Ben no comprende bien que es lo que exactamente está buscando la guerrera con eso ¿Sería que los atacaría despiadadamente? ¿Complicaría su participación el derrotero del duelo? No se esperaba tal acción por parte de la mujer, y teme por el efecto que ello traiga, pero igualmente, sabe a esas alturas, que ningún uzza les dejara las cosas fáciles y que de todos modos, tarde o temprano, a voluntad de esa veleidosa magia, experimentará sus efectos.

Conjura entonces un cantar del eléboro, solo para asegurarse en los siguientes turnos que ninguno de sus sentidos vaya a verse afectado por cualquier magia que Quintel pudiese hacer.

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Quintel Guillam

No se ha dado cuenta de que ha estado conteniendo la respiración tras cada movimiento voluntario o involuntario que Benjamín hace a la distancia, los gestos que le dedica, que está seguro que solo buscan acorralarlo aún más, tampoco alivian la tensión que hay sobre sus hombros y cada uno de los músculos que lo aferran firmemente a la varita, aunque no es por miedo sino más bien tenacidad, de no querer ser consumido y dominado como pasó con sus antepasados. El temor a lo extraño y diferente hace tiempo que lo abandonó, es más bien el pasado que carga a lo que inevitablemente rehúye. A menudo siente que ha dejado todo eso tan atrás que por esa misma razón es que le toma por sorpresa la forma de los fantasmas que ante él se manifiestan para protegerlo de Benjamín.

Los reconoce aunque está seguro de que no vivieron el tiempo suficiente a su lado para que él les conociera, sabe quienes son, inclusos sus nombres y los ama y lo aman por igual, la conexión que hay con esta energía se siente como una extensión, más que de su magia o su energía, de su propia sangre. Entonces recupera la estabilidad que le hace falta para volver a ponerse de pie, porque ante ellos, que impasibles le hacen frente a su contrincante, no puede imaginarse verse así mismo tumbado en el suelo. Así que se levanta casi al instante en el que Benjamín nuevamente zarandea su varita contra él, con la insolencia con la que nunca ha respetado sus costumbres y tradiciones y busca adoctrinarlo por las buenas o por las malas a los estándares que él considera más adecuados.

No es ingrato de todas formas, y agradece que, solo de esa manera, ha podido sobrevivir en esta época sin llamar más la atención de nadie.

Benjamín hace al fin su siguiente movimiento, lo ve hacerlo, lo reta de alguna forma, pero no sucede nada, no a él, sino que los espectros a su alrededor hacen un movimiento inesperado y cambian su formación a una de ataque, los mira proferir un alarido de guerra, cómo aquel juramento que tienen que hacer a la tierra y sus dioses ante cada batalla y se lanzan contra Benjamín como si se enfrentaran nuevamente a las tropas de Cortés. Sin embargo, a medio camino la magia de esta aura hace lo suyo y los fantasmas desaparecen en otro plano llevándose consigo los efectos de un conjuntivitis con ellos.

No tiene mucho tiempo para quedarse impresionado por la fuerza de esta magia, pues ha de perder la ventaja que el sacrificio de estos fantasmas han hecho por él. Claro, tampoco pasa por alto el movimiento de Runihura e intenta percibir que tipo de intervención ha hecho la guerrera, se los había advertido al comienzo del enfrentamiento, pero no había pensado realmente en eso hasta este momento. La lluvia de estrellas trae consigo una energía diferente a su alrededor,  se expande por el campo como un domo sobre ellos por lo que está convencido de que Benjamín, al igual que él, están siendo afectados por esta misma aura, no obstante, en un movimiento arriesgado, Quintel decide que batallara con lo que sea que Runihura ha hecho con ellos después.

Maldición-, piensa rápidamente arrojando los efectos del hechizo de la sangre contra Benjamín cuando lo ve apuntarse a sí mismo con su varita evocando seguramente poderes que le confieran alguna protección que Quintel no está dispuesto a otorgarle todavía. Aun si no fuera así, la maldición estropearía cualquier intento de Whisper, haciendo que cualquier hechizo que él intentase, pensado o hablado, no resultará más que en una versión extraña y poco útil del mismo. Sus ojos quedaron maravillados cuando en lugar de una vibración musical Benjamín se roció una brisa de agua azucarada. 

Pero no se entretiene con eso, después de todo, aún tiene que averiguar qué clase de magia es la que la guerrera ha hecho sobre ellos, pues Ben se jacta de astuto, con justa razón, y está seguro de que entenderá más rápido que él lo que ha sucedido, sin mencionar que seguramente buscará el modo de sacarle provecho o al menos usarlo a su favor. Esa era su naturaleza y Quintel no espera recibir menos a cambio, pero es un riesgo para él, sobre todo ahora que aún se encuentra débil.

Así que conjura un —Cinaede-, al instante, el efecto del veneno, que sería inhalado por Benjamín, terminaría por intervenir en sus vías respiratorias, lo que a corto plazo causaría daños en su sistema nervioso y circulatorio. Ambos saben que Ben tendría que recurrir a un par de curaciones para sanarse por completo. Por lo menos así lo mantendría ocupado en lo que él encuentra como conectar con esta otra fuerza que Runihura ha lanzado sobre ellos.

 

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Benjamin Whisper

La distancia entre Quintel y él lo fastidia. El anillo de escucha que ha activado para poder oír cualquier cosa que el mago diga, así sea en apenas un susurro, no le resulta suficiente, pues quisiera poder experimentar de primera mano, el efecto de sus ataques en él, la forma en que su respiración cambia, o saber si su pulso está más o menos acelerado, tan igual que los latidos de su corazón.

¿Es esta un malsano deseo? No puede importarle menos, especialmente ahora que, contrariado,  se percata que esa comitiva de fantasmas ha impedido que su hechizo alcance a los ojos de Guillam. Ha resultado inesperado que el poder de las auras desplegado por el brujo consiguiese algo semejante, impedir un hechizo equipado con la vara de cristal, pero este es solo un aprendizaje más y de cierta manera es mejor que haya podido saberlo a esas alturas del enfrentamiento y no después. 

Sea por cálculo o algo de suerte, lo cierto es que el joven ha impedido el desarrollo lógico que él imaginaba, y no contento con eso, la misma magia de su varita se ve afectada por lo que sin duda es una maldición ¿de qué otro modo sino, estaría saliendo azúcar en lugar de la protección del cantar del eléboro que él había buscado conjurar? La consistencia pegajosa con que se ha arruinado su indumentaria es solo un aliciente más que lo obliga a no bajar la guardia, puesto que parece que cada vez la apuesta es más alta.

Algo que por supuesto, agrada a Benjamin pues sabe que así, cuando el momento de la victoria llegue, la disfrutará mucho más,  y porque en ese juego de cazador y presa, él tiene perfectamente claro cuál es el papel que le toca jugar.

No es entonces el momento de escatimar en recursos para evitar que su ventaja se reduzca. Sabe perfectamente, que no tardará en perder el poder de la vara de cristal, así que decide, antes que el muchacho pueda hacer su siguiente movimiento, materializar la daga kansho en su mano izquierda. El arma no es pesada,  así que sostenerla se le hace sencillo, y más pronto de lo esperado, termina resultándole útil, pues alcanza a escuchar, gracias al poder de su anillo, que el ataque siguiente del muchacho no es otro que un cinaede, un hechizo terrible que en otras circunstancias lo habría puesto en serio riesgo, pero que gracias a la magia poderosa de la daga que ya ha estado ahí de antemano, consigue que el hechizo sea absorbido, y de inmediato, devuelve el ataque hacia quien lo conjuró. 

Oh mi querido Quintel, una gran jugada, pero la ejecución aun está siendo deficiente- se atreve a juzgar, aunque ni siquiera está seguro si realmente puede oírle, y por un momento, se siente como si en lugar de en esa explanada, estuvieran ambos a solas en el departamento del Pink Palace y él estuviese corrigiendo al joven respecto a la pronunciación de alguna palabra difícil en inglés.

Las energías de las auras una vez más se mueven alrededor y Ben al percibir el cambio, se prepara para lo peor. Acentúa el agarre de kansho en su mano izquierda, e intenta que el rumor de voces extrañas no lo distraiga, pero se sorprende cuando en lugar de debilitarlo, una nueva fuerza irrumpe en su interior, renovando sus energías de una forma que no ha experimentado antes. Recuerda entonces, la explicación que Runihura les dio sobre como una de las auras era capaz de incrementar el poder mágico (El Aura de poder), y no tiene dudas de qué esa es la magia que ahora mismo está operando en su interior, y muy probablemente también dentro de Quintel.

Intenta entonces, ejecutar un hechizo que en condiciones normales no estaría a su alcance poder realizar. Su varita se alza, y su voz, apenas un leve susurro,  musita con suavidad Corpus Patronus. En su mente, el recuerdo de una distante noche de navidad particularmente feliz se rememora, y cuando Whisper abre los ojos que apenas ha cerrado un instante, no puede caber en sí de la satisfacción de ver que la invocación ha sido exitosa y que un poderoso fénix adulto ha emergido desde la punta de su varita, y ahora en el campo de batalla, sobrevuela majestuoso a su alrededor, con la orden explícita de protegerlo de cualquier ataque que vaya a ir en su contra.

Es alentador conseguir tal clase de magia, mas superada la euforia, Ben razona rápidamente que si él lo ha conseguido, con toda razón Quintel podrá a su vez lograr algún tipo de hechizo por fuera de sus límites habituales. ¿Y de qué sería capaz el muchachito? Aunque las ansias de averiguar hasta donde puede llegar son enormes, también lo es su propio orgullo, que no toleraría una derrota frente a él, así que se concentra nuevamente en aquella energía de las auras con las que permanece conectado, en un vínculo cada vez más estrecho, y entonces le resulta más fácil que en la ocasión anterior, invocar un nuevo poder, que se manifiesta en lo alto del cielo como una luz espectral e iridiscente, con una forma idéntica a la del Fénix que ha invocado, envuelto en luminosas llamas.

Ben sabe que todavía deberá esperar un poco más antes de ver de qué manera aquella aura descrita por la guerrera uzza como Aura de la llama del fénix hace efecto en Quintel, pero sin perder la sonrisa, apenas suelta un leve jadeo y vuelve a observar con fijeza a su oponente. No son lo suyo esa clase de duelos, pero no puede negar que su muchacho está haciendo que este enfrentamiento se convierta en algo más que solo el paso para conseguir la aprobación de Runihura y el vínculo con el libro de las auras. Lo está haciendo, realmente, divertido, aunque quizá todo sea por causa de aquellas energías de luz que los envuelven e intentan cada vez con mayor frenesí, apoderarse de sus sentidos.

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Quintel Gulliam

Una vez más, su mirada está puesta brevemente en el cielo sobre ellos, es difícil no sentirse cautivado por el entorno que tras cada nueva aura que invocan cambia y se manifiesta según su poder, se siente altamente limitado por los alcances de esta magia, pero aún es muy pronto en su práctica, que va más allá de este duelo, para saber si es por falta de información o porque simplemente algo dentro de él todavía quiere evitarla. No era de extrañarse, aun cuando su invocación pasada trajo a su lado a seres de los cuales se había pensado perdido, de los cuales, así como él, eventualmente el tiempo se encargó de darle la espalda, no sin justa razón. Sin embargo, ahora que se encuentra asombrado por el aura de poder que Runihura ha echado sobre ellos, siente que aquel lazo que creyó perdido hoy es más sano y resistente, fuerte con estos poderes, ¿cuáles podrían ser sus mayores alcances entonces si se animaba a explorarlos? Dejarse llevar por la energía de estas auras, a pesar de las advertencias de Runihura y de los mismos textos guerreros que, en cierta forma también los encuentra limitados, parecía la cosa mas sensata a la que recurrir ahora.

Anapneo-, piensa para aliviar el malestar primero de los efectos del cinaede que le ha rebotado, ahora puede respirar mejor, pero no es suficiente para contrarrestar por completo los síntomas del veneno así que recurre a la magia guerrera uzza una vez más, pero esta vez a sus tomos más básicos pensando en curación que restaurará parte del daño restante. Y por ahora eso está bien. 

Por otro lado, seguir arriesgándose más a estas alturas de la práctica era perder la única posibilidad que había de vincularse finalmente con los poderes de esta magia, por lo que, aunque suma igual de cautivador la experiencia, razona que los tiempos de poner a prueba su capacidad de resistencia ante estas auras se ha agotado. Finalmente, a las palabras de Benjamín, que su buen entrenado oído es capaz de escuchar a pesar de la distancia, no hay una respuesta más que una media sonrisa floja, apenas divertido pues aún siente los malestares sobre sí, y le dedica además una señal muda que le indica: “Guarda tu parloteo para después, Whisper”.

Débil, pero aun con las ganas de llevar esto hasta el final es que se mueve apenas, retrocediendo un par de pasos como si necesitara espacio suficiente para lo que sigue, —Vara de cristal-, conjura Quintel, evocando los poderes de los ancestros con un movimiento fuerte que pareciera querer cortar el aire en dos, su varita se equipa con un material cristalino color chocolate, de extremos filosos y astillados y con la empuñadura torcida enredándose entre los dedos del brujo como una raíz. Quiere apreciar su propia invocación con detalle, sin embargo, Benjamín ejecutando un encantamiento que en su larga vida ha visto antes, nada semejante siquiera, se roba el espectáculo mientras la brillante invocación de su mentor va tomando la forma de un ave fénix sobrevolando como un guardián alrededor de él.

A su alrededor, el aura de poder que la guerrera a invocado ejerce una vibración inusual sobre Benjamín, y a pesar de que no cree estar comprendiendo que clase de hechizo a invocado el mayor, es fácil quedar impresionado ante aquella demostración de fuerza en la magia que Whisper posee. Fuera cual fuera la magia que Ben ha utilizado evidencia la brecha de posibilidades que hay entre ellos, pero aferrado a su varita, hoy más que nunca como una extensión de sí mismo, le hace frente de nuevo con la cara en alto y esa expresión que aun desconoce del todo si irrita de buena o mala manera al mago.

Inhala profundo, para verse influenciado también por el aura del poder que según la explicación de los textos otorga la fuerza necesaria para conjurar hechizos que estén más allá del alcance actual de aquellos que se encuentren conectados a ella, no obstante, no siente que esta energía fluya dentro de él como si lo ha hecho la que ha conjurado anteriormente él mismo o incluso Ben y, en cambio, sobre el rubio está esta otra presencia iridiscente creciendo nuevamente con la forma de otro fénix que emana desde su pico un fuego que lo envuelve solo a él. Y entonces exhala todo el aire que ha contenido dentro como una señal de que finalmente a deliberado su siguiente movimiento. 

Lo cierto es que sabe que tiene que idear una mejor estrategia para hacerle frente o representar un verdadero reto, pero debe ser justo también consigo mismo y reconoce que la magia que Ben emplea lo supera esta vez.

Expelliarmus-, masculla con otro gruñido áspero. Esta vez con la vara de cristal equipada el hechizo de desarme funciona más bien como un efecto sobre la varita de Benjamín, provocando que ésta se suelte de su mano, haciéndola volar, cayendo unos tres o cuatro metros de distancia a su costado. No era un ataque ofensivo, pero a pesar de sus amenazas provocar al fénix que lo sobrevuela tampoco parecía un gran plan, no hasta saber con certeza de que se trataba esa magia.

Para evitar que la desventaja que tiene ante el mago aumente invoca también el aura de confusión, esperando que, al igual que lo ha hecho antes pero sobre él, la magia de esta aura confunda lo suficiente a Benjamín para que solo sea capaz de usar el hechizo curación del libro de la fortaleza, el uso de este encantamiento de sanación era bastante limitado, por lo que era un desperdicio recurrir a él si no era necesario y esto, a largo plazo, podría generarle una desventaja. Eso si es que a Quintel resta vida para llegar más lejos en esta batalla.


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Benjamin Whisper

Su cuerpo tensándose, su respiración contenida, la imposibilidad de expulsar aquel veneno...

Whisper observa cada reacción en el cuerpo de Quintel con la minuciosidad de un médico, atento a cada característica reveladora de lo endeble que puede ser su muchacho ante el ataque adecuado. Y aun cuando él  ha reaccionado rápido para evitar que los efectos en su interior sean mayores,  la visión de esas inhalaciones profundas, de su pecho subiendo y bajando, incluso su mirada que apenas recupera su brillo natural ante los efectos del anapneo, han sido tan particularmente irresistibles, que la única cosa que parece atractiva de acometer ahora, es ver todo aquel sufrimiento una vez más.

Profundizarlo, y arropados por el poder de las auras que los envuelven,  sentir el pulso de vida del muchacho más fuerte que nunca, rebelándose ante la presión cercana de la muerte. Y hacerlo experimentar nuevamente ese dolor que, después de todo, es de las sensaciones más universales, y también, más aleccionadoras. 

Cinaede- dice apenas en un hilo de voz con los ojos azules clavados en él, mientras todo lo que obtiene por parte del joven es una sonrisa vaga, y una respuesta con señas que entiende a medias, pero que es elocuente respecto a la voluntad de él de no ceder.

La vara de cristal que se materializa en la mano del joven es la prueba más contundente de esa voluntad suya. Incluso en la forma como se ha manifestado, con esos bordes ásperos y toscos, Ben encuentra el rastro de la indomable desobediencia que es, probablemente entre todas, la característica más resaltante en Guillam. Él hace siempre las cosas cuando las quiere hacer, y no cuando él le dictamina que debe hacerlas, aprende lo que quiere y le interesa, en lugar de regirse por los planes ordenados y adecuados que ha intentando impartirle. 

Tampoco es que actúe impulsivamente, Quintel efectivamente hace cosas inesperadas, pero siempre desde un cuidado análisis previo, buscando en cierto sentido retarlo y así, captar su atención. En la forma que ahora  lo ve sostener la vara de cristal, lo ha conseguido, pero Ben sabe que más que nunca que no debe bajar la guardia. Ataques equipados con esa poderosa magia serán problemáticos de detener, así que habiendo visto antes su magnífica barrera hecha de fantasmas, no puede pensar en un mejor poder para protegerse de los eventuales ataques del menor. Su mente se pierde entonces, en la energía que representa el plano de las auras, hasta que cuando da con la correcta, su varita hace apenas un suave movimiento, invocando el poder del aura del escudo fantasmal.

Le ha parecido que Quintel ha murmurado algo más, pero sumido en el trance no distingue las palabras, hasta que una luz roja lo golpea de improviso, remeciéndolo, y despojándolo de su varita, la cual sale expulsada a su derecha, a casi dos metros de él, tras una de esas piedras medianas que limitan el campo donde ellos se encuentran. Entiende entonces, la osada jugada de su rival de dejarlo sin su arma, pero ¿realmente se cree él que no va hacer nada para recuperarla?

No tiene más que caminar el corto recorrido para recuperarla, mas cuando está por dar el primer paso, siente el poder mayor de aquellas energías de luz actuando sobre él. Su mente, abandonada de toda lógica y sumida en la confusión en lo único que se empeña en exigirle que se haga una curación, que no le sirve para nada, pero resulta inútil intentar imponerse a ese mandato, devenido de un aura que sin duda el muchacho ha invocado antes, para así doblegar a su cuerpo y su razón. Ben no deja de pensar que entre eso y la varita, está viviendo el momento más humillante en ese duelo, pero sin poder oponerse, termina cumpliendo la orden y conjurando una curación, todavía en ese estado de aturdimiento que no le permite ni siquiera notar si es que ha hecho bien o mal el hechizo uzza.

De todos modos, superado el momento, lo más urgente es recuperar su varita. Y comprobar de qué manera, Quintel pagará caro su atrevimiento.

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